domingo, 7 de noviembre de 2010

DIVINO TESORO -CAPITULO 13 - BETINA KRAHN -

CAPITULO 13

Treasure fue colocada, sin la menor ceremonia, en el piso del cuarto del barón.
Buck se frotó las manos y salió, cerrando la puerta del lado de afuera.
Renville dio varios puñetazos en la puerta, pero fue en vano.
Aunque a disgusto, los dos estaban encerrados en el mismo cuarto.
Renville estaba furioso. Debería haber sacado la llave de la cerradura, pero nunca podría haberse imaginado algo así , mucho menos algo así concebido por el propio padre de Treasure.
Furioso, la miró y se dio cuenta que la autoridad y la determinación
habían vuelto a su cara.
— Es mejor que no me toques! — Treasure exclamó, enfurecida.
— No haría eso por nada en el mundo. Vamos dejar las cosas bien claras desde el principio. Sé que planearon todo y esta noche dormirás en esa cama. Pero no te acostumbres porque no será por mucho tiempo. Y quedate fuera de mi vista . Fui forzado a casarme con vos, pero esto no es un "matrimonio".
— Planeamos? Fuiste forzado? No quieras ser mejor de lo que realmente sos, Sterling Renville — Ella levantó el mentón. — Yo no tengo nada que ver con todo esto!
— Creo que fue una coincidencia muy conveniente que fueses atrapada en la cama de un hombre que está vendiendo las tierras en que las que tu padre vive! Por qué clase de retardado me toman?
— Un tipo cruel y ambicioso — ella gritó —, y encima un creído! Como si yo desease casarme con vos... o con cualquier otro hombre! Tuvieron que llevarme a la fuerza! No lo viste?
— Mentirosa! No existe mujer que no desee casarse.
— Yo no soy una mujer común y corriente . Soy una filósofa! Y las mujeres que usan la cabeza no precisan casarse.
— No... Claro ... Sólo se desnudan en la orilla de un río cuando se les antoja.
Inesperadamente, ella lo abofeteó , y Renville dio un paso atrás. Treasure cubrió la boca con una de sus manos, horrorizada por la rabia que vio en los ojos cenizas, y esperó la revancha.
Pero Sterling Renville se enderezó , levantó la cabeza y llevó la mano una vez más a su cara. La bofetada había abierto la herida que él tenía en el mentón.
Treasure estaba aturdida. Nunca había sido violenta, y ahora había agredido a Renville en la noche de bodas. Lo peor era que él estaba sangrando!
— Yo ... ah — ella balbuceó avergonzada —, puedo tratar la herida.
— Creo que eso ya lo has hecho — él murmuró.
— Te estoy diciendo que puedo detener la sangre — ella explicó, tomándolo por el brazo e, ignorando su resistencia, lo llevó hacia una poltrona. — Siéntate, por favor.
Renville vaciló, pero acabó obedeciendo.
Con movimientos ágiles, ella tomó la bolsa de cuero que estaba en el piso
, llenó la fuente de loza con agua y sumergió unas hierbas allí. A continuación, colocó la fuente sobre el regazo del barón e inspeccionó la herida. La única reacción de él fue una mueca cuando la vio lavar la herida con una toalla que había embebido en la infusión de hierbas.
— Disculpa , no planeaba lastimarte .
Renville no respondió. Nada en relación a Treasure Barrett tenía sentido. Ella era orgullosa e insolente, y al minuto siguiente, vulnerable e infantil. Para empeorar las cosas , los sentimientos que alimentaba en relación a esa mujer misteriosa que ahora era su esposa pasaban del odio a la atracción física en segundos.
Aunque estuviese concentrada en lo que hacía, Treasure lo vio apretar los brazos de la poltrona con fuerza.
— Nunca pensé que algún día iba a herir a alguien. Disculpame.
— Parece que mi desgraciado destino es ser la primera vez para muchas cosas en tu vida — Renville murmuró, antes de apartar la mano delicada de su cara. — Ya basta. Esto cicatrizará solo.
Pero sus dedos no lograron soltar los de ella. Fue necesario un esfuerzo sobre-humano para levantarse y apartarse de ella. El aposento estaba oscuro, siendo iluminado sólo por la luz de la luna que penetraba a través de las puertas dobles que daban al balcón .
— Ve a la cama, Treasure — dijo él, antes de abrir las puertas y salir al pequeño balcón.
Durante algún tiempo, Treasure continuó mirando la espalda ancha de Renville. Luego , cerró los ojos , intentando comprender el tumulto de emociones que la asolaban. De repente, experimentó una enorme sensación de vacío. Se sentó en la cama y tuvo que controlarse para no llorar. Si al menos el viejo barón estuviese presente para conversar con ella.
Renville continuó solo en el balcón. Deseaba a Treasure Barrett más de lo que jamas había deseado a otra mujer. Había desistido de intentar convencerse de que sólo era lujuria. Después de todo , desde esa noche en que la había besado , pensando trataba de una vagabunda ladrona, Treasure consumía sus pensamientos y atizaba fuego en su cuerpo y alma. Ella era sensual y fascinante. Y eso era o más increíble. Estaba acostumbrado a relacionarse con mujeres elegantes y su mundo era otro. Treasure tenía una aura rústica a su alrededor, lo que los hacía tan diferentes cuanto agua y vino.

Soltando un profundo suspiro, Renville volvió al cuarto para enfrentar la noche que tenía por delante . Se encontró con Treasure sentada en la cama, amasando la falda y luchando para contener las lágrimas.
— Maldición ! — caminó hacia ella, con las manos apoyadas en las caderas en una clara demostración de impaciencia. — Se quieres llorar, llora de una maldita vez.
— Yo no lloro. — ella giró la cara hacia el costado . — Yo nunca lloro.
— No diga pavadas. Todas las mujeres lloran.
— Yo no soy una mujer común! — ella lo miró con expresión orgullosa. — Soy una intelectual, y los intelectuales no lloran!
Exasperado, Renville fue hacia ella, hizo que se levantase y la abrazó, besando los labios entreabiertos.
Treasure intentó desprenderse , pero la sorpresa y el indescriptible placer que los labios carnosos le proporcionaron la hicieron vacilar. Renville, por su parte , movía las manos sobre la espalda y la cintura delgada, explorando cada curva del cuerpo femenino. Entonces, con un gemido, se apartó y miró los inmensos ojos violetas .
— No puedes ser tan inteligente, Treasure Barrett, si no tienes consciencia de que sos una mujer bella y deseable.
Pareciendo no poder contenerse más , él la besó nuevamente y , esa vez, Treasure se abandonó en sus brazos. Cuando Sterling la soltó para deshacer la trenza que sujetaba los largos cabellos castaños, Treasure no pensó en escaparse.
Con gesto seductor, Renville desató el delantal de ella, que cayó entre los pies, y a continuación le sacó el vestido.
Treasure intentó protegerse con los brazos, al verse sólo con la fina y transparente camisa , pero él le impidió hacerlo. La besó y continuó con las caricias. En poco tiempo , Treasure fue perdiendo la timidez y apoyó los pechos en el tórax ancho de su marido.
Gimiendo, Renville la llevó a la inmensa cama de estilo colonial, le sacó las botas y la camisa y volvió a besarla con ternura, lo que hizo que Treasure pasase los brazos alrededor de su cuello , correspondiendo ardientemente a las caricias seductoras. Las manos atrevidas buscaban sus pechos, las caderas, y ella, instintivamente, se apretaba más contra el tórax masculino . Pronto , Renville terminó de quitarle la camisa y la cubrió con su propio cuerpo desnudo, en un preludio de una unión más íntima y plena.
Hasta ese punto Treasure sabía lo que estaba sucediendo. Después de eso, tendría que confiar nele e obedecer a sus propios instintos, que le decían para amar e dejar-se amar sin reservas. Después de todo , ahora eran marido y mujer...


Un poco antes del amanecer, Treasure, todavía anidada en los brazos de Renville, se despertó sintiéndose muy bien. Permaneció quieta. Él respiraba pausadamente, y el cuerpo musculoso era cálido y acogedor.
Entonces así era como el amor entre un hombre y una mujer se consumaba, ella pensó somnolientamente . Al contrario de lo que había imaginado , era un acto tierno y de entrega total, no sólo un comportamiento animal y pecaminoso como muchos decían.
Renville se movió lentamente, enlazándola por la cintura. Treasure se sentó lentamente y lo miró . Su marido era un hombre muy guapo. Alto, fuerte, musculoso, hombros anchos y un rostro aristocrático. Movida por un impulso, acarició el contorno de las mejillas angulosas y , de repente, notó que él giraba para verla mejor.
— Estás despierto. Pensé que... — ella balbuceó, avergonzada por haber sido atrapada en flagrante.
Renville sonrió. Treasure estaba linda, los cabellos sueltos le cubrían los pechos redondos y firmes. los ojos violetas estaban luminosos, y las mejillas blancas , teñidas de un leve rubor.
— Hum... Esta es una perfecta manera de ser despertado.
— Disculpa — ella murmuró. — sólo estaba observando tus heridas.
Sin decir nada, ella le tocó suavemente la cara, y cuando levantó la cabeza para observarlo, notó que los ojos grises estaban brillando de deseo.
— Mi dulce Treasure, con un caricia de esas podrías resucitar a un muerto.
Inesperadamente, Renville se dio vuelta , colocándose sobre ella.
— Sos muy linda, Treasure Barrett. Aliás, sos lo que todo hombre puede querer en una mujer... — la besó suavemente. — Y mucho más.
Embriagada con esas palabras inesperadas, Treasure lo abrazó , y Renville se preparó para poseerla una vez más . Era maravilloso el modo en que
sus cuerpos encajaban, moviéndose al ritmo de una melodía que sólo ellos eran capaces de escuchar y sentir.


La temperatura del cuarto estaba un poco más calurosa que lo habitual. Renville se desperezó en la cama, observó a Treasure y se acordó de todo lo que había pasado.
Ella dormía, con la cara en su hombro, los pechos apoyados en su pecho y una de las piernas insinuándose entre las de él.
Treasure Barrett era bella, y , a pesar de ser inexperta , también había probado ser una amante maravillosa. La noche que habían pasado juntos había sido una de las mejores de su vida, y sabía que, pasase lo que pasase, jamás la olvidaría. Aún así, no podía continuar con esa farsa. Sin despertarla, salió de la cama y la observó. Dios, qué había hecho amándola de esa manera?
Había consumado el matrimonio! Se había jurado a si mismo que no pondría un dedo en su joven esposa, porque sólo así podría conseguir la anulación. Sin embargo, esa resolución lo había abandonado cuando la había tocado. Perturbado, pasó la mano por sus cabellos claros y comenzó a caminar por el cuarto, buscando los pantalones o cualquier otra cosa que ocultase su desnudez.
Desde el día en que había llegado a Culpepper, había actuado de manera extraña. Había bebido demasiado y nada de lo que había hecho era propio de él. Estaba en constante estado de ansiedad, y siempre en conflicto con los propósitos que lo habían hecho trasladarse de Inglaterra a allí. Y la única causa de eso era Treasure Barrett.
Todas las veces que se encontraban era como si estuviesen trabando una silenciosa batalla. Era su futuro lo que estaba en juego. Toda su vida ! Y allí estaba él, caminando por el cuarto con Treasure Barrett durmiendo desnuda en su cama, después una maravillosa noche de amor.
Dios! Qué haría? Debía dominarse. Nada de lo que había sucedido podía alterar sus planes.
Estudiándola con atención, notó dos pequeñas manchas de sangre en el lecho nupcial. No podían ser de él, puesto que sus heridas ya estaban cerradas. Entonces eran de Treasure. Pero ... Oh, carajo!
— Dios mío ! — gimió al darse cuenta del significado de todo aquello. Ella era virgen , lo que quería decir que nada había sucedido la noche en que fueron atrapados juntos en la cama. Había sido doblemente engañado.
Y todo lo que había sucedido ahora estaba encuadrado dentro de un matrimonio normal. La novia había perdido la virginidad en la noche de bodas. Renville se dijo que no hacía diferencia, pero sabía que intentaba engañarse a si mismo. Ningún magistrado le daría razón si pidiese la anulación del matrimonio, ni siquiera siendo él un aristócrata.
— No puedo creer que soy tan imbécil ! — él repitió, cerrando los puños.
Fue hacia la puerta del cuarto. Estaba sin llave . Salió en busca de la señora Treacle y del viejo Bailey.


Los Barrett dormían esparramados por la sala, y el padre Vivant apareció desde algún punto del corredor. En poco tiempo , fueron despertando al oír al barón dar órdenes para que preparasen el carruaje y su equipaje .
La señora Treacle y Bailey lo miraron asustados por la rabia que él demostraba.
A continuación , Renville volvió al cuarto para vestirse para el viaje.
Encontró a Treasure sentada en el centro de la cama , y mirándolo con una expresión alarmada.
Muchas preguntas se formaron en su mente, pero ella no tuvo coraje de formularlas.
Renville pasaba la navaja por la cara enjabonada con la mano temblorosa y una mirada determinada.
Treasure recordó la noche de amor que habían compartido, pero el hombre arrogante que ella veía ahora no era el mismo que la había acariciado y que la había besado con emoción y cariño. No era o mismo que la había poseído y que le había proporcionado tanto placer.
— Señor? — el viejo Bailey entró, y Treasure se encogió en la cama, intentando esconderse.
— Fuera, Bailey. Vuelve en cinco minutos. — él miró a Treasure. — Vístete.
Ella salió de la cama y comenzó a recoger la ropa que había sido arrojada en el piso la noche anterior, en el preludio que había antecedido al amor. Se vistió y se acercó a Renville.
— Qué estás haciendo?
— Afeitándome — él respondió bruscamente. — Pero ya sabes de eso, tienes experiencia con los hombres.
— Es... escuché voces. Qué está pasando? — Treasure tuvo la nítida impresión de que no le iba a gustar la respuesta.
— Nada que te preocupe demasiado — él hizo una pausa y la miró . — Ya conseguiste lo que querías. Estaré partiendo en una hora, esposa.
— Partiendo?
— A Filadelfia, y de allá a Inglaterra. — él pasó la toalla por la cara y continuó: — Y mientras esté en Filadelfia, planeo anular este matrimonio. Aprovecha los privilegios mientras puedas, Treasure Renville, antes que te conviertas en Treasure Barrett nuevamente. Y la venta de la mansión y de las tierras continuará en pie como lo había planeado. Puedes comunicarle a tu amada familia que la trampa falló.
—Te dije que no tengo nada que ver con lo que sucedió. No tengo conocimiento de ninguna trampa. Vas a vender la mansión y las tierras?
Renville la miró con desdén, pero sintió un calambre en el estomago al ver su cara pálida y los ojos brillantes.
Estoy vendiendo todo. Nunca más pondré mis pies en Maryland y
mucho menos en Culpepper. Y eso quiere decir que nunca más volveré a poner los ojos en vos.
— Nunca... — Treasure susurró.
— Nunca más — él arrojó la toalla y fue hacia el guardarropa. Tomó una camisa limpia y , cuando se dio vuelta , ella se limitó a observarlo, con los ojos violeta muy abiertos y la cara muy pálida.
Renville tragó en seco y miró el reloj.
— Bailey estará aquí en dos minutos para acabar de arreglar mis cosas, estando vestida o no.
— Te vas ? Ahora? Después de anoche?
— Especialmente después de anoche. Ahora sé cuan astuta sos , muchacha. Realmente sos mucho más que una filósofa. Hiciste muy bien tu parte... le pusiste ... entusiasmo.
El la vio estremecerse. Estaba provocándola deliberadamente, pero ella no reaccionaba como él esperaba. Quería, precisaba verla enfurecida. Quería que ella hiciese su partida más fácil.
La noche anterior, Renville la había convertido en una mujer, y ella estaba actuando como una. Vivenciaba una nueva experiencia.
Renville maldijo y se sentó na poltrona para calzarse las botas.
Sterling Renville estaba partiendo, exactamente como Pen había dicho que iba a suceder. No volvería más, vendería las tierras y ... Se libraría de ella. Una sensación terrible se apoderó de Treasure. En todo lo que podía pensar era en que nunca más lo vería, nunca más sentiría su cuerpo y sus caricias.
Se vistió con manos temblorosas, los sentidos dominados por una especie de sopor. Escuchó que Renville había salido del cuarto y se dio cuenta que Bailey entraba y se aproximaba a ella. Cuando vio la mirada pesarosa de Bailey, no soportó más. Arrojó su cabello hacia atrás con un gesto decidido y , con as piernas temblorosas, descendió al piso inferior.
El carruaje, con el bello caballo de Renville amarrado atrás, estaba parado en el frente de la casa.
Los empleados la observaban ansiosos, y Hanley y Alf pasaron por al lado de ella para tomar el equipaje del barón. Sólo había un lugar donde Treasure le gustaría estar en ese momento: la biblioteca, su refugio desde la infancia. Y hacia allá ella se dirigió. Ese lugar era un santuario para ella y un bálsamo para su alma atormentada. Descalza, fue a los estantes y pasó la mano por los libros. Tomó uno , después otro y otro más y los cargó al sofá. Se sentó, los abrió uno por uno y se puso a leer. Pero la lectura no llenó el vacío que sentía dentro de si.
Cerrando los ojos , sujetó uno de los libros contra su pecho y tuvo consciencia de una verdad terrible. Podía amar esos libros y todo el placer y sabiduría que ellos transmitían, pero nunca podría ser correspondida. Había necesidades que el conocimiento nunca podría llenar. Necesitaba sentirse abrazada y amada.
— Dónde está ella ? — Renville miró al viejo Bailey, en los escalones delanteros del pórtico.
Bailey sacudió la cabeza con tristeza, y Renville miró a la señora Treacle, luego a Buck, al padre Vivant y al resto de la familia Barrett. Todos negaron.
— Bien, me marcho ... — él caminó hacia el carruaje, pero acabó disminuyendo los pasos e murmurando: — Me cago en todo esto!
Volvió y entró en la casa, gritando el nombre de Treasure. La buscó en la sala de visitas, en el comedor, en la sala de música y nada. Ella no estaba en ningún lugar . La última puerta estaba entreabierta. Era la de la biblioteca. Donde más podría estar ... una intelectual ?
Abrazada un libro de Aristóteles, Treasure miraba el vacío. El sol de la tarde hacía que su cabello brillase y , cuando ella levantó los ojos violetas , su cara estaba tremendamente triste.
— Me voy — él dijo. Treasure sacudió la cabeza. — Mi abogado mandará los papeles cuando estén listos. — ella sacudió la cabeza nuevamente.
Renville dio un paso adelante . Qué estaba pasando con ella? Sentada allí, agarrada a un maldito libro, sin reaccionar?
Se acercó , la agarró por el brazo e hizo que se pusiese de pie, esparciendo los libros alrededor.
— Por favor, no... — ella pidió.
— Qué estás tramando, muchacha? — la empujó más cerca de si, sabiendo el peligro que corría. Ella giró la cara. — Estás planeando algo. Pero no ganarás nada con eso . Voy a librarme de vos y a vender todo.
Renville enderezó el cuerpo, sintiéndose un tirano por tratarla de esa manera cuando ella parecía tan indefensa. La soltó y dio un paso atrás, pisando los libros. A continuación, tomó el mentón de Treasure para hacer que ella lo mirase, pero lo soltó rápidamente, como si estuviese quemando.
Lágrimas corrían por el rostro de ella y caían en su vestido desabotonado. Ni histeria ni desprecio. Sólo lágrimas silenciosas y labios temblorosos. Él podía hacer sólo una cosa. Tomó su mentón nuevamente y cubrió sus labios con los de él.
Un dolor agudo alcanzó su pecho, cerca del corazón. Él sacó el libro de los brazos de ella y agarró su muñeca, arrastrándola al corredor principal.
— Para ... No... Qué estás haciendo? — ella se resistió, pero no logró impedirle llegar al pórtico, donde su familia asistía a todo, alarmada.
— Vienes conmigo — él declaró, enfurecido.
— Oh, no! — Treasure sacudió la cabeza con vigor.
— Oh, si!
Cuando ella pidió ayuda a Buck y a Pen y al sacerdote, Renville la tomó y la arrojó sobre el hombro, gritando que no se acercasen .
— Ahora ella es mía ... No fue para eso la farsa de anoche? Unirme irremediablemente a ella? — Renville se dirigió al carruaje y , al llegar cerca de la puertecilla abierta, se dio vuelta para hacer una declaración mas : — Vamos a ver como Culpepper sobrevive sin su filósofa!
Puso a Treasure dentro del carruaje, subió detrás de ella y le gritó a Freddy:
— Pon esto en movimiento ahora mismo!
Pen trató de correr detrás del carruaje, pero fue impedido por el padre Vivant.
— No, mi hijo. Treasure ahora le pertenece a él y debe ir a donde él quiera.
— Pero padre, él no la quiere ! — Buck protestó, observando el carruaje que desaparecía en una curva. — Por qué se la lleva lejos de nosotros ? Sólo para castigarnos?
Annis abrazó a su marido, llorando.
— Dios sabe — el sacerdote respondió pensativamente . — Debe ser parte de su plan .

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