martes, 9 de noviembre de 2010

DIVINO TESORO - CAPITULO 15 - BETINA KRAHN

CAPITULO 15

Horrorizado, Sterling Renville cabalgaba por las calles buscando Treasure. Alternaba sentimientos de rabia y de pavor de que algo pudiese haberle sucedido a ella. De a ratos tenía ganas de matarla. Huir de esa manera, qué pensaba que estaba haciendo?
Habían descubierto la fuga cuando ella no apareció para la cena. Después una breve investigación, una de las criadas afirmó que la había visto salir de la casa corriendo.
Renville había pasado la mayor parte de la noche cabalgando por las calles desiertas y acabó dirigiéndose al puerto. Mierda, por qué la había traído? Debería haberla dejado en la villa, que era su tierra natal. Por qué siempre actuaba impulsivamente cuando se trataba de Treasure?
Entonces, poco después del amanecer, la atención de Renville fue atraída por un grupo de soldados hablando e riendo alto. Se levantó en su caballo para intentar ver qué estaba sucediendo, pero no tuvo éxito. Aún así, su intuición le decía que debería ir hasta ese punto en que el grupo de soldados formaba un semicírculo. Desconfiado, saltó de su imponente animal y metió su mano debajo del saco para tomar la pistola.
— Ven , muchacha — decía uno de los soldados, riéndose libidinosamente —, Tratanos bien y nosotros te llevaremos de vuelta a tu casa, no es, muchachos?
— Basta .. Déjenme ir! — Treasure intentaba sacar las manos de los soldados de uno de sus pechos.
— Vamos, querida — otro soldado decía —, A Freddy no le importará compartirte un poco con nosotros.
Un sórdido coro de risas acompañó la envestida del soldado.
— Sacale las manos de encima, cretino! — Renville gritó, con el arma apuntada al grupo de hombres. — Suéltenla inmediatamente!!.
— Quién dice eso? — El soldado sacó las manos del cuerpo de Treasure y miró el arma de Renville.
— Yo — Renville gruñó entre dientes , dándose cuenta , de repente, que podría estar se metiéndose en serios problemas. Después de todo , eran ocho contra uno.
— Y quién sos vos? — preguntó el joven que se atrevía a tocar el cuerpo de Treasure con intimidad.
— Soy el marido de la joven dama que estás intentando importunar, mi querido. Y si no le sacás las manos de encima en este instante, tendré el inmenso placer de matarte.
— Renville — Treasure murmuró, extendiendo los brazos en dirección a él.
En el instante siguiente se vio protegida por el brazo libre de Renville.
— Ustedes deberían ser azotados, bastardos. Atacando a una dama como si fuesen perros hambrientos. Llevaré esto ante sus superiores.
Antes que los hombres pudiesen reaccionar, Renville montó en el caballo y extendió la mano para ayudar a Treasure a hacer lo mismo. Con movimientos rápidos, espoleó el pura sangre y lo hizo salir en disparada por las calles de Filadelfia.
— Estás segura que no te lastimaron ? — Renville quiso saber. — Cómo tuviste el coraje de huir en una ciudad que no conoces?
— Yo ... Sólo quiero volver a casa — ella finalmente respondió. — Por favor, quiero ir a casa. Freddy ya partió ?
— Si. Partió esta mañana.
El resto del trayecto hasta la casa de Colbourne fue hecho en silencio. A pesar de las objeciones de Treasure, Renville la cargó en brazos hasta la puerta, donde el abogado los esperaba. Luego la llevó al piso superior.
Wyatt Colbourne, quien los acompañaba para saber detalles de lo sucedido, abrió la puerta del cuarto y Renville entró con ella. Una vez en el interior del aposento, Renville cerró la puerta en la cara de su amigo, la acostó y se quedó a un lado de la cama.

— Por qué querías huir? — preguntó .
— Ya te dije, quiero volver a Culpepper. Cómo volveré a casa después que consigas la anulación? — ella preguntó, mirándolo ansiosamente. — Por favor, llevame de vuelta al lugar a que pertenezco.
Como él no respondía , Treasure se sintió todavía más preocupada. Tal vez la hubiese ido a buscar para que ella testificase que ellos no se habían acostado y así conseguir la anulación del matrimonio, pensó, sintiendo el corazón apretado en el pecho.
— No importa — ella continuó. — caminaré hasta allá si es necesario. Pero, sólo dime una cosa: a quién debo decirle que nunca me amaste ?
— Nunca te amé? — Sterling estrechó los ojos .
— Que nunca me llevaste a la cama — explicó ella. — Juraré que vos nunca me tocaste . Y , si ellos me examinan , diré que fue ... Freddy. Eso será suficiente? A cambio me ayudarás a volver a Culpepper?
Renville no respondió y continuó observándola con severidad.
— Por Dios , Renville, qué más quieres que haga para puedas volver a Inglaterra para casarte con ... no me acuerdo cuál es el nombre de ella — ella dijo, cuando no pudo soportar más el pesado silencio que había descendido sobre ellos.
— Cómo sabes eso?
— Yo sé... muchas cosas. — ella levantó el mentón, sintiendo su orgullo retornar. — Sé que me odias y creo que tienes razón. Ayudé a mi gente a esconder cosas de vos, cosas que legalmente son tuyas. Pero no tuve nada que ver con el casamiento. Si lo tuviese, te lo diría.
Renville miró la cara pálida de Treasure. Probablemente ella decía la verdad. En ese instante, se dio cuenta que tenía sentimientos conflictivos en relación a Treasure Barrett, pero, sin duda, odio no era uno de ellos .
— Si prefieres , hago una declaración por escrito. — Treasure iba a levantarse y ahora estaba del otro lado de la cama.
Renville trató de cubrir el espacio que os separaba y la vio intentar correr en dirección a la puerta. Pero fue más rápido, la agarró y la empujó contra su cuerpo . Entonces, cerrar la boca de Treasure con un beso le pareció la cosa más natural del mundo.
— Treasure... — él murmuró, tocando las mejillas de piel aterciopelada. — Me quedé tan preocupado.
Instintivamente, ella pasó los brazos alrededor de su cuello y lo besó.
Renville, entonces, la cargó en sus brazos y la llevó a la cama. La desvistió , y en seguida también se desvistió . Sin perder tiempo, la cubrió con su cuerpo.
— Sos tan deliciosa... — él murmuró, mientras le besaba los pechos hinchados.
Desde ese momento en adelante, ninguno de los dos pensó en nada más, concentrándose sólo en el inmenso placer que sentían .
Mucho tiempo después, cuando ya habían saciado el deseo, oyeron un golpe en la puerta.
— Renville, abre la puerta, vamos! — Era la voz de Wyatt Colbourne.
Sterling se incorporó y miró a Treasure. Todavía estaban abrazados. Si Wyatt los atrapase en esa situación...
— Oh, Dios! — él gimió, le dio un beso a Treasure y se levantó rápidamente. buscó la ropas y , cuando abotonaba el último botón de la camisa, la puerta se abrió.
Wyatt Colbourne apareció, rígido. Los ojos castaños brillaron al observar a Treasure, que intentaba cubrirse.
— Los quiero en mi oficina en cinco minutos. A los dos! — Wyatt se dio vuelta y se retiró pisando fuerte.


Más tarde, en la oficina de Wyatt, Renville ordenó nuevamente que Treasure se sentase, pero ella cruzó los brazos sobre el pecho y lo miró con altivez.
— Siéntate! — Wyatt vociferó para o amigo. — Vos también, Treasure, siéntate.
Los dos obedecieron . El ambiente estaba tenso.
— Después de lo que presencié esta mañana, puedo decir con autoridad que ustedes están y continuarán irrevocablemente casados.
— Pero Wyatt...
— Ya oí tus argumentos, pero no los considero válidos. recuerda que te acostaste esta chica sólo hace unos minutos.
— No, él no hizo eso! — Treasure dijo horrorizada. — Nunca hizo eso!
— Jovencita , qué edad tienes? — Wyatt intentaba mantenerse calmo.
— Yo ... En qué mes estamos? — ella preguntó.
— Septiembre ... Creo que día seis.
— Cumplí 18 años el primero. Por favor, no me entiende. No soy una mujer común y corriente . Soy una intelectual , y mi gente me precisa .
— No. — Wyatt se movió en la silla, su paciencia se agotaba . — Creo que sos vos la que no entiende . Estás casada . Casada! Y , de acuerdo con la ley, perteneces a él — Wyatt señaló a Renville. — Ducunt volentum fata, nolentum trahunt7.
— Séneca no estaba se refiriendo al matrimonio cuando escribió eso.
Colbourne abrió enormemente los ojos .
— Te avisé que ella sabe un montón — Renville intervino. — Ves con quien estás queriendo unirme por el resto de mi vida?
Colbourne miró a los dos y , de repente, estalló en una sonora carcajada.
— Oh, cielos, Renville. Esperé mucho tiempo par ver esto! Estás casado, amigo. Y te haré cumplir todas las cláusulas del contrato.
— Pero no quiero estar casada con nadie... mucho menos con él ! — Treasure se puso de pie, con la cara ruborizada de indignación. — ?l es arrogante, ignorante y dice muchas blasfemias.
Wyatt se rió nuevamente, sin sacar los ojos de ella.
— Oh, eso no es incurable. Además, puedo decir por experiencia propia que con el tiempo él acabará gustándote — le aseguró , divirtiéndose con la situación. — Por Dios, Sterling! Esta muchacha es la mujer ideal para vos. No tengo la menor duda de que ella conseguirá domar tu mal humor, mi querido.


El barco Indulgence estaba anclado en la bahía. Transportaba tanto pasajeros como mercadería , entre Inglaterra y sus colonias en América. Los pedidos de Treasure para volver a Culpepper habían sido vehementemente negados.
Además, había visto Renville tan poco en los últimos días que no había tenido oportunidad de intentar convencerlo de que ese matrimonio era la peor cosa que podría haberles sucedido. Ahora, mientras caminaba por el muelle , Treasure observaba el barco y el ir venir de los marineros. La carga de mercaderías era una novedad para ella y aguzaba su inteligencia prodigiosa. Aunque todo un mundo nuevo estuviese esperándola , no lograba ignorar el dolor que le apretaba el pecho al pensar en sus padres, sus hermanos y la gente de Culpepper. La separación era muy dolorosa, y , para empeorar las cosas, temía nunca más volver a verlos.
Ajeno a los sentimientos que la dominaban, o, tal vez , importándole poco eso, Renville la condujo al barco donde Colbourne ya se encontraba y la dejó durante unos instantes para consultar sobre mercadería que estaba enviando a Inglaterra.
Los largos y relucientes cabellos castaños estaban sujetos, pero no trenzados. En la pequeña maleta que le habían dado sólo había dos mudas de ropa. Todavía llevaba una cesta de mimbre con hierbas y frutas secas que la señora Evans les había preparado , y una grande nostalgia en el pecho.
Entonces, mientras intentaba absorber todas las novedades, buenas y malas, que había en su vida, se quedó allí, parada al lado de Wyatt Colbourne, observando los últimos preparativos antes que el barco zarpase.
Súbitamente, un barril cayó de una pila y rodó en dirección a los marineros. Uno de ellos fue alcanzado y pronto los demás se aglomeraron alrededor de su compañero, que gemía y gritaba de dolor.
— Déjenme pasar — Treasure pidió, yendo rápidamente hacia el lugar . — Puedo atenderlo . — Se acercó , se agachó y comenzó a examinar sus heridas.
Después de un cuidadoso examen, suspiró aliviada.
— No tiene ningún hueso roto, pero se hizo un corte muy feo .
Ella no había visto a Wyatt aproximarse, de tan ocupada estaba dándole instrucciones a los marineros.
— Si pueden traerme un poco de coñac o ron, hilo y aguja, voy a ...
— No, vos no vas a nada!! — gritó Renville, surgiendo a su lado y fusilándola con la mirada.
— Pero él necesita atención ...
— El barco tiene un médico a bordo. Vamos a irnos de aquí . — Sin una palabra más , Renville la arrastró alejándola , seguido por murmullo de descontento de los marineros.
Wyatt tomó la cesta que Treasure cargaba y la llevó a la cabina que les había sido reservada.
— No te quiero caminando por ahí tocando a otro hombre! — Renville decía, cuando Wyatt llegó a la cabina.
— Yo no soy una dama ni una esposa común. Soy una campesina y puedo curar a la gente con los conocimientos que adquirí con la india que me crió. Sólo iba a ...
— Sé lo que ibas a hacer. De ahora en adelante, te prohíbo atender a quien quiera que sea.
— Eso es absurdo! Es un deber cristiano ayudar al prójimo y ...
— No es más tu deber cristiano. Ahora sos mía y harás lo que yo diga . Y eso incluye mantener tus manos lejos de otro hombre y conservar un poco de decencia y decoro!
En el pasillo , Wyatt cerró los ojos y sacudió la cabeza. Había insistido para que Renville mantuviese su matrimonio, pero no había pensado en las consecuencias de eso. Treasure no era una muchacha común y corriente , y , por lo poco que había podido notar, parecía tener una buena educación y un carácter tan fuerte como el de Renville. Era sólo una cuestión de tiempo hasta que ella se rebelase . Suspirando, Wyatt esperó un poco y golpeó la puerta, que se abrió inmediatamente. Le entregó la cesta a Treasure y salió de la cabina, acompañado de Renville.
— No te quedes mirándome de ese modo como si hubiese actuado mal.
— Sólo creo que fuiste demasiado rudo.
— No la conoces. Dale una mano y se agarrará de todo el brazo . He visto hombres temblar de miedo por lo que ella podría hacerles ante el menor insulto.
Wyatt sonreía.
— Es verdad ! Ya verás.
— Ya he visto muchas cosas, Sterling.
— No me vengas con discursos. No sabe nada sobre mujeres y matrimonio , sos un solterón convencido.


Treasure se sentó en la cama estrecha y miró la pequeña cabina. Sería su casa por algún tiempo. No sería del todo malo , si no extrañase a su familia y sus amigos.
Los cabellos largos sujetos sólo por un lazo que la señora Evans había insistido en hacerle usar y la estaban incomodando, por eso, decidió sujetarlos con la trenza habitual. En vez del vestido azul marino de siempre, usaba un elegante traje rosa que le moldeaba la cintura fina y los pechos firmes a la perfección. En verdad se estaba se sintiendo un poco sofocada por la ropa, pero sin la señora Evans cerca podía, por lo menos, usar los cabello como le gustaba. Después de todo , eran muchos cambios para asimilar en tan corto tiempo.
Renville observaba sus pertenencias siendo acomodados en la bodega del barco cuando vio a Treasure en la cubierta . Sin entender que sentimientos lo movían, fue hacia ella con pasos largos.
— A dónde piensas que vas ? — preguntó, agarrándola por el brazo, y, al darse cuenta que el barco ya había zarpado , se sintió ridículo.
Treasure no respondió. Pero su mirada era tan triste que Renville vaciló.
— Los veré nuevamente? A mi familia? — ella susurró, mirando a América que iba distanciándose en el horizonte.
Decir que no vería más todos a quien amaba sería muy cruel. Pero tampoco quería mentirle . Entonces, no respondió. Quería abrazarla y decirle que sería su familia de allí en adelante, y que jamás la dejaría sola. Le acarició la cara de piel aterciopelada y , al sentir la caricia cariñosa , Treasure lo miró con un brillo de esperanza en la mirada.
Se quedaron así, absorbidos uno por el otro, durante un largo rato, sin darse cuenta que Wyatt Colbourne los observaba a una pequeña distancia.
— Bien, estamos camino a Inglaterra — Wyatt declaró, al acercarse a la pareja.
Sólo en ese instante Renville volvió en si y se dio cuenta que todavía sujetaba la cara de Treasure. Apartó la mano y miró a el cabello de ella con el ceño fruncido.
— Qué pasó con tus cabellos?
— Es... más cómodo usarlo así .
—Por favor, ve a arreglarlos del modo en que estaban cuando llegamos al barco — le pidió, observando a Wyatt acercarse. — Te quiero ver elegante y presentable.
Treasure dio un paso atrás y lo miró con un brillo indignado en la mirada. Después, sin decir nada , volvió a la cabina. Golpeó la puerta y comenzó a deshacer la trenza.


Al día siguiente amaneció gris y lluvioso y continuó de ese modo durante toda la mañana.
Renville y Wyatt estaban en la cabina del capitán cuando un marinero fue a llamarlos.
— El marinero vino a avisar que Treasure no se siente bien — Wyatt informó.
— Y quién se siente bien ... con este temporal? — fue a respuesta de Renville.
— No vas a verla? — Wyatt preguntó.
— No.
— Los primeros viajes en barco pueden ser terribles , y todavía más con esta tormenta. Si no vas a verla , voy yo — dijo Wyatt.
Renville entró en la cabina con su amigo siguiéndolo. El olor a vómito era fuerte, y Treasure yacía inerte sobre el lecho estrecho.
— Treasure... Treasure — Renville empezó a llamarla, pero no obtuvo respuesta. — Treasure, di algo. Qué hacemos?
— Cielos, Renville, ella es tu esposa, haz algo. Cambiale la ropa mojada y dale algo para beber. Voy a ver si encuentro al médico del barco.
Wyatt salió y cerró la puerta detrás de si. Cuando volvió, Renville había arreglado a cama, había pasado una toalla húmeda por la cara de Treasure, la había cubierto con una manta y la sujetaba, torpemente, en los brazos.
Los dos amigos intercambiaron miradas significativas, como si uno supiese exactamente lo que el otro estaba pensando, y Wyatt notó que Renville parecía desesperado.
Treasure deliraba y hablaba sobre su padre, su madre, y repitió varias veces que quería ver al barón. Pero era obvio que hablaba de su padre y no de él.
De repente, Sterling Renville sintió celos de todos los que ella amaba y también remordimiento por haberla hecho tan infeliz durante el poco tiempo en que se conocían. Ella había curado a tantas personas y ahora no tenía a nadie mas que a él para cuidarla. No era justo.
Esa noche, por primera vez, pensó en la posibilidad de perder a Treasure, y tal posibilidad lo desesperó tanto que la abrazó, murmurando:
— Por favor, Treasure, no me dejes.
Por la fiebre alta, ella decía palabras incoherentes, qué sólo aumentaba la desesperación de Renville. Fue entonces que él hizo un juramento por todo lo que le era más sagrado: si Treasure se recuperaba , la llevaría de vuelta a su casa...


Finalmente la tormenta había pasado y , unos días después, cuando Wyatt entró en la cabina, lo encontró durmiendo y , con gentileza, tocó el hombro de Sterling para ofrecerle un jarro con té caliente.
Renville se sentó en la cama y tocó la frente de Treasure. Ya no estaba tan caliente como antes. Parecía que la fiebre había cedido.
— Treasure? — Renville la llamó-, tomándole la mano entre las suyas.
— Vos... estás... aquí? — ella balbuceó. — Pen... Pensé que estabas en la cabina del capitán.
— Hace tres días que él no se separa de vos — Wyatt le informó.
— Me siento tan ... rara... y tengo tanta sed .
— Que tal un poco de té caliente?
— Estuve enferma ?
— Si, pero ya estás bien . Tienes hambre ?
Treasure pensó por un momento y sacudió la cabeza afirmativamente. Para sorpresa de ella, Renville pidió que le trajesen un caldo fuerte y la alimentó en la boca, con una ternura que nunca había pensado ser capaz de demostrar.
De ese modo , en poco tiempo ella fue se recuperando y , dos días después, ya era podía alimentarse sola. Todavía dormía por largos períodos, siempre con Sterling a su lado. Y mientras mejoraba, percibía con tristeza que Renville se iba poniendo más distante.
El capitán le hizo una rápida visita y preguntó si podría hacer algo por ella.
— Tal vez ... Si tuviese algún libro que pueda prestarme...
Poco después él mandó un marinero a entregarle un libro sobre navegación, pidiendo disculpándose por no poder ofrecerle algo más interesante.
Renville se rió y Treasure lo miró también sonriendo.
— Te estás riendo de mí ? — preguntó, abriendo el libro sobre las piernas.
— No — él se aproximó a la cama estrecha. Había perdido ese aire aristocrático y parecía más humano.
— Fuiste muy amable conmigo mientras estuve enferma . Gracias.
— Amable ? Nunca hago cosas para ser amable . No es algo lucrativo.
— Por qué la ganancia siempre es tan importante para vos?
— Porque es esencial. Todo debe ser hecho para progresar .
— Todo?
— Todo. Hasta las fortunas de los nobles pueden aumentar y disminuir en poco tiempo. La vida es sorprendentemente precaria para las personas más privilegiadas.
— La vida también es precaria para los pobres, Renville — ella comentó. — Por eso mismo creo que tanto los grandes como os pequeños deben decidir lo que es realmente valioso en su vida.
Por primera vez, desde que se habían conocido, Renville se dio cuenta de la sabiduría contenida en las palabras de ella.
— Descansa , Treasure — murmuró, en voz baja y cariñosa, antes de salir de la cabina y dejarla sola con sus pensamientos.
Era muy agradable oír su nombre pronunciado por él. Entonces, Treasure se recostó sobre las almohadas y cerró los ojos . Qué ganancia esperas de mí, Sterling Renville?, ella preguntó a si misma.

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