viernes, 12 de noviembre de 2010

DIVINO TESORO - CAPITULO 18 - BETINA KRAHN

CAPITULO 18


En tres días, todos en la mansión Rothmere habían conocido a la exótica esposa de Sterling Renville, y la mayoría fue receptiva a su naturaleza práctica y mística. En la cocina, Treasure había sugerido un modo de sacar las manchas de las ollas. En los establos, había enseñado al encargado cual era la mejor manera de poner una cataplasma en la pata de un caballo, y en el momento del ordeña de los animales había fabricado una correa para una vaca que solía dar coces a todos los que se le aproximaban. El duque le mostró toda la propriedad, su vivero y , principalmente, la huerta.
Treasure estaba empezando a gustar mucho del hermano del barón, Philamon. ?l era bastante curioso e interesado en saber como era la flora de Maryland y todo lo que ella sabía respecto a horticultura. Era sincero y tenaz como su hermano, aunque menos práctico. Ella nunca había conocido otro duque, pero intuyó que Philamon Renville no era snob como la mayoría de los nobles. Trabajaba la tierra con sus propias manos y , a veces , parecía un muchacho.
Treasure se daba cuenta que Sterling la evitaba, teniendo cuidado de no estar en el mismo lugar que ella. En la cena , su apuesto marido siempre parecía estar muy preocupado y hablaba poco. Ella dormía sola y lo extrañaba .
Una semana después haber llegado a Rothmere, Treasure terminó el desayuno y fue a buscar al duque. Al acercarse a la biblioteca oyó voces.
— Pero él es el capataz de mi vivero de , Sterling. Cuidó muy bien de mis mudas, que podrían haber muerto cuando llegaron de la India. ?l merece un aumento de salario. Además, la esposa está por dar a luz a su cuarto hijo.
— Eso no hace a menor diferencia — Renville respondió, exasperado. — él ya gana bien y no podemos pagar más. Y los dos jardineros que contrataste tendrán que ser despedidos.
— Oh, no. No puedes hacer con que los despida. Por Dios, Sterling, yo os trajo de los jardines de Eiderly y seré motivo de mofa si tuviese que echarlos por falta de fondos.
— Entonces, yo mismo haré eso. No ganarás, tío, discutí mucho con Delaney, conseguí una prorroga para después de la cosecha. Estoy haciendo todo lo que puedo, pero vos tendrás que hacer concesiones. Fui claro? — Hubo un pesado silencio, y el duque concordó, como un chico que acaba de ser reprendido. — Y esta cuenta? — Sterling continuó, mostrando una hoja de papel. — No teníamos suficiente?
Treasure observaba todo desde la puerta, y finalmente fue vista por Sterling.
— Qué estás haciendo aquí?
— Buscando al duque — Treasure cruzó los brazos y levantó el mentón.
— Y espiando — él acentuó cada sílaba. — Espera al tío Philamon en los jardines. — Al verla vacilar, él gritó: — Vete!
Treasure obedeció, e Renville cerró los ojos después que ella salió.
— Una mujer, un perro y un nogal — el duque afirmó — Cuánto más los golpeas, mejor se vuelven .
— También Se te ha dado por citar proverbios?
— A veces ...


Exasperada, Treasure entró en el jardín de invierno pensando en voz alta.
— No puedo creer que lo dejé hacerme eso ! Cómo se atreve a gritarme y a darme órdenes como si fuese dueño de todo y de todos? Tirano!
El sonido de alguien aclarando la garganta hizo girar a tiempo de encontrarse con Larenda, quien , sentada cerca de la ventana, trabajaba en un tapiz.
— Oh... disculpame, pensé que no había nadie aquí.
— Es Sterling el tirano a quien te refieres? — Larenda preguntó sonriendo, dejando el bordado.
— Pensé que era sólo a mí que me trataba como si fuese una campesina estúpida, pero lo encontré en la biblioteca haciendo lo mismo con el pobre duque... Su único tío. Dios Santo , es un déspota.
— El duque estuvo gastando más de lo que debería nuevamente, verdad? — Larenda preguntó, como si ya supiese la respuesta.
Treasure la miró sorprendida.
— Generalmente es eso lo que saca lo peor de Sterling . Los gastos del duque. Tu marido es el único que puede controlarlo. Mi suegro no tiene cabeza para las finanzas. Es un soñador que vive preocupado con sus frutas y sus flores y que se olvida que precisamos dinero para mantener la propiedad.
— Pero Renville se pone muy grosero.
— Querida, no debes ser tan dura con Sterling. El duque pasó por tres abogados antes que Sterling decidiese hacerse cargo de los números. Y realmente es mucha bondad por parte de él continuar siendo nuestro guardián ... dadas las actuales circunstancias.
— Guardián? Como es eso ? Sterling es tu guardián?
— Bien, no legalmente, pero maneja nuestros negocios. Las cosas no están muy bien y , a veces , Sterling tiene que socorrernos . Como en el caso de ese terrible señor Delaney.
— El acreedor?
— Si. Yo no recibiré mi herencia antes que cumpla veintiséis años o antes que vuelva a casarme. Por eso , no puedo contribuir mucho. — Larenda suspiró. — Por eso ellos creían que la solución era casarme con...
— Sterling — Treasure completó.
— Eso resolvería el otro problema, el título. mi marido, Robert, era el único hijo del duque, y él decidió que como no habíamos tenido hijos, el título quedaría para mi futuro marido. Sterling fue a elección lógica.
— Quieres decir que o él se casaba con vos o perdería el título — Treasure llegó a la conclusión , recordando lo que había leído sobre la nobleza inglesa.
— Pero Sterling es un hombre hábil, con muchos talentos, — Larenda intentó amenizar la situación. — Estoy segura que tendrá un excelente futuro. En algún lugar, de algún modo.
Entonces era por eso que él tanto quería conseguir la anulación del matrimonio. Treasure pensaba que él amaba a Larenda, pero ahora sabía que el matrimonio de ellos dos le daría a Renville cosas que él deseaba mucho: un título, un futuro!
En agonía, intercambió una o dos palabras mas con Larenda, antes de girar sobre sus talones e ir a la salita íntima que quedaba en el piso superior de la mansión. Necesitaba estar sola para poner sus pensamientos en orden . Desde la inmensa ventana podía ver las tierras verdes de Rothmere. La propiedad del duque era casi del tamaño de su querida Culpepper. Y , para ser dueño de todo aquello, Sterling tenía que casarse con Larenda.
Cuánta ironía!, pensó, cerrando los ojos por un breve momento. Después de todo , él había ido a Culpepper para tomar posesión de su fortuna y había vuelto con las manos vacías, y , peor aún , con una esposa a quien nunca había deseado . Desolada, Treasure apoyó la frente en el vidrio de la ventana. En Culpepper era amada y respetada, pero Sterling no daba valor a sus cualidades de pensadora . En realidad, sus conocimientos sólo servían para avergonzarlo... pero eso tenía que tener un fin.
Sos una pensadora , Treasure Barrett, murmuró para si misma. Comienza a actuar como tal! Tienes cosas que hacer, un mundo entero que explorar y muchas personas para ayudar. Auto compasión es pecado.

Unos días más tarde, Sterling observaba a Treasure con el duque, los dos arrodillados en el jardín, trabajando. ?l estaba en la ventana de la biblioteca con un libro en los brazos cruzados.
Treasure usaba un vestido enorme que le había prestado una de las criadas, y sus cabellos sueltos brillaban con el débil sol de otoño.
La última semana había sido terrible. Durante el día él la buscaba para mirarla a distancia. Por la noche, daba vueltas en la cama sin poder dormir. Insomne, iba a la biblioteca para servirse coñac, que no era tan bueno como el de los Barrett.
Pero , la noche anterior, había tomado una decisión. No sería posible tener una vida social con Treasure. Le gustaba mucho ella como para someterla a situaciones para las cuales no estaba preparada. La única solución para eso era mantenerla apartada del público, tal vez en una casa pequeña en las afueras de Rothmere. Ella podría estar con Larenda y con el duque siempre que quisiese, tendría acceso a los libros que amaba y podría cuidar de las personas, como le gustaba hacer. Tal vez eso fuese suficiente para hacerla feliz y , quizás, él pudiese visitarla... Cuando no soportase más estar lejos de ella .


— Cómo ? él está mudando sus cosas al ala oeste? — Sterling preguntó al ama de llaves después de decir que quería ver a Crandall, el mayordomo, inmediatamente.
— él está llevando las cosas al ala oeste, señor, para darle lugar al viejo Edward y Horace Smyth.
— Y con orden de quién? — Renville preguntó, sorprendido e irritado. — Oh, el duque aprobó las instrucciones dadas por madame Treasure.
— Madame Treasure?! Ella le dijo que se mudase ?
— De ese modo, Edward y Horace pueden tener los cuartos grandes de Crandall en el piso principal — dijo la señora Frenoble, empalideciendo al darse cuenta que el barón no había sido consultado. — El viejo Edward padece reuma , y usted sabe, las escaleras son malas para el corazón de Horace. Y Amos y Frieda tendrán a conexión con los cuartos de Edward e Horace, como siempre tuvieron . Y Deborah e Hazel, la criada y la segunda cocinera, se mudarán al cuarto grande.
— Y quién se va a quedar con los cuartos del sótano? — Sterling preguntó, furioso. — El duque de York?
La señora Frenoble bajó la cabeza.
— Ned Pawley, el jardinero, y Owen Tremble, el encargado de la caballeriza.
— Si ? Y dónde está el duque ahora?
Nadie respondió a esa pregunta, y sólo después de mucho insistir Sterling descubrió que su tío Philamon había sido visto llevando herramientasy material de jardinería a los establos. Pero, cuando fue allá, él ya no se encontraba.
Finalmente, fue informado que el duque y "madame" Treasure habían ido a una pequeña casa de veraneo que reservaban para los huéspedes que venían visitarlos en el verano.
Se acercó al chalet de cortinas color de vino, rodeada de robles y olmos. Pronto vio que dos niños jugaban en el frente de la casa y no le prestaron atención al hombre alto que se detuvo cerca de ellos.
Renville tenía otros planes. Ese era el lugar ideal para Treasure. Entró en el chalet con pasos largos y la llamó en voz alta.
Treasure arreglaba la leña en la chimenea y la dejó caer al oír su nombre.
— Qué está pasando aquí? — Sterling perdió el control en el segundo en que posó los ojos en ella.
Treasure intentó explicar que la hija de Harvey Dedham, Ernestine, quería casarse con el joven Charlie Montesen, pero no tenían un lugar donde vivir . El chalet era ideal. También habría otras tantos cambios, pero antes que hubiese terminado de enumerarlos , el duque y el encargado de la caballeriza llegaron a tiempo de oír la respuesta de Sterling.
— De ningún modo. En este exacto momento vas a hacer que todos... Todos vuelvan a sus antiguos lugares. Hay excelentes razones para que mis empleados se queden donde están , y vos no has estado aquí el tiempo suficiente como para saber eso.
— Qué pasó? — preguntó una mujer en adelantado estado de gravidez.
— Ustedes van a volver a sus lugares inmediatamente.
— Pero Sterling, no podemos discutir eso más tarde? — preguntó el duque. — Treasure tiene un plan maravilloso y ...
— No hay nada que discutir. Si alguien me hubiese preguntado sabría que tengo planes para este chalet. Vos — él miró a Treasure —, vuelve a casa en este instante. Conversaremos más tarde. Ya !
Después de un largo momento, ella se dio vuelta y salió del chalet.
— Vos también, tío. Vuelve a casa, por favor.
Tío y sobrino ya se encontraban fuera de la casa cuando Wayburn apareció corirendo, diciendo que había empezado el trabajo de parto de su esposa. El duque corrió adentro, y Wayburn ayudó a su Beatrice a ir al cuarto, donde había un colchón de paja.
— Ella no puede ir a ningún lugar — Wayburn gemía. — Nuestros hijos nacen muy rápido. Precisa ayuda. Pueden quedarse con ella mientras voy a buscar la partera?
— Realmente va a dar a luz ahora? — Sterling miró al jardinero y se oyó un gemido y un lamento venidos del cuarto. — Oh, no importa. Voy a llamar a Treasure.
Sterling salió y pronto la encontró.
— Es la mujer de Wayburn... llegó el momento.
Los dos volvieron rápidamente, y cuando llegaron a la casa , Treasure empezó a dar instrucciones para que trajesen agua y trapos limpios.
El duque fue a sentarse en un banco en el frente de la casa, y el futuro padre se quedó parado en el medio de la sala, retorciendo sus manos.
— Preciso ayuda — Treasure miró a la cara aristocrático de Renville.
Después de unos segundos, un pálido Renville se quitaba el saco y subía las mangas de su camisa.
El trabajo de parto prosiguió bien hasta que pareció detenerse abruptamente. Treasure examinaba y conversaba con Beatrice Wayburn y aguardaba.
Sterling, sentado en un banquito al lado de la cama, humedecía la cara de la mujer torpemente, permitiendo que ella apretase su brazo musculoso. Y observaba los cambios en la expresión de Treasure.
— No te preocupes — él le dijo a Beatrice. — Estás en buenas manos con madame Treasure.
Treasure se ruborizó levemente al oír ese comentario.
Beatrice tuvo un fuerte espasmo , después de una contracción muy intensa y un grito más , ella finalmente dio a luz un bebé enorme
Treasure puso al recién nacido en los brazos de Renville, quien sujetaba una tela limpia para recibirlo, y le ordenó lavar al bebé mientras terminaba de ayudar a la madre.
Muchos hombres se desmayaban al ver un bebé nacer. Pero no fue ese el caso de Sterling, quien tomó al chico con destreza y hasta lo miró con cierto cariño.
Treasure se secaba las manos cuando notó que Sterling la miraba atentamente. Sus miradas se encontraron durante unos segundos, hasta que Wayburn entró en el cuarto para conocer a su hijo.
Treasure examinó a Beatrice una vez más y se preparó para salir, prometiendo mandar a alguien para ayudar a la familia. Wayburn tocó el brazo de Sterling, invitándolo a visitar al pequeño Sterling cuando quisiese.
— Pequeño Sterling? — Renville preguntó, ruborizándose.
— Beatrice quiso ponerle su nombre al bebé. Espero que no le importe.
Sterling asintió ruborizándose, mientras miraba de reojo a Treasure.
Cuando, finalmente, volvían a Rothmere, ella dejó escapar una sonora carcajada.
— Tienes un pequeño Sterling ahora — se rió . — El primero.
— Y único — él declaró.
Súbitamente, Sterling dejó de caminar y miró a Treasure. No quería pelear con ella. Sólo quería aprovechar ese momento de intimidad. Quería amarla. La estrechó en sus brazos y besó los labios rosados y sensuales. Y , como siempre, Treasure se entregó sin reservas. Sterling miró a su alrededor, buscando un lugar donde pudiesen amarse. Sólo había un pequeño granero. El local estaba desierto y , sin darse cuenta que estaba actuando como un adolescente enamorado, fue allá que la llevó.
Se acostaron sobre el heno suave y se besaron con pasión. Con manos ávidas e impacientes, se libraron de las ropas y se abrazaron, perdiéndose en caricias que revelaban cuanto se deseaban mutuamente .
Sterling temblaba mientras le besaba el cuello suave , y de allí bajó a la curva generosa de los pechos redondos e firmes. Un gemido ronco escapó de los labios de Treasure cuando lamió la parte más íntima de su cuerpo, haciéndola vibrar de placer.
Finalmente se movieron juntos en una danza sensual hasta alcanzar el ápice del orgasmo , cayendo saciados en brazos uno del otro.
Pasaron varios minutos antes que Treasure y Sterling abriesen los ojos y volviesen en si.
— Tienes frío — él se sentó y la ayudó a ponerse el vestido, no sin antes besarle los pechos y el abdomen plano.
Había un costado gentil en la personalidad de Sterling que era casi palpable en los momentos en que se amaban. A Treasure le gustaría que ese costado durase para siempre y que él no volviese a ser el hombre duro y arrogante que mostraba ser en algunos momentos.
Los dos se levantaron y se miraron, sin decir nada. Entonces, de repente, los ojos grises se pusieron fríos y distantes.
Sucederá nuevamente, pensó Treasure. ?l la había amado y ahora iba a dejarla.
— Cuando llegues en casa es mejor que vayas directamente al cuarto a acomodarte el cabello . — él le tocó el brazo con delicadeza y sonrió. — Voy a pedir que una de las criadas suba para ayudarte a preparar un baño caliente. Después de todo lo que sucedió hoy,creo que merece descansar, madame Treasure — dijo , besándola en la punta de la nariz y , una vez más , sorprendiéndola con sus actitudes extrañas.
Después de un delicioso baño preparado con esencia de rosas, Treasure bajó para la cena invadida por sentimientos confusos. No lograba evaluar lo que realmente estaba sucediendo entre ella e Renville. Y se sintió todavía más perpleja cuando, ya en el comedor, el mayordomo informó al duque que Sterling había partido a Londres en viaje de negocios, y que no debería ser esperado para la cena . El barón planeaba abrir la casa de Londres para el invierno. El duque y Larenda la miraron de reojo .
— Vos no sabías que él iba a partir?— el duque preguntó.
— No hemos conversado mucho... últimamente — Treasure respondió, sintiéndose muy desgraciada.
— ?l se sintió contrariado por los cambios que hicimos, pero creo que ese no fue el motivo que lo llevó a viajar — ponderó Philamon Renville. — algo debe haber sucedido. Ustedes se pelearon ?
Ella sacudió la cabeza, negando.
No, ellos no habían peleado. Se habían amado apasionadamente...
Treasure se esforzaba por no llorar, pero no tuvo éxito y sus ojos se nublaron con lágrimas. Se acordaba de los dos en el granero y sintió como se estuviese cayendo en un pozo muy profundo, del cual nunca más saldría.
Por qué Renville había llegado al extremo de irse de la casa para alejarse de ella? Sabía que se había sentido muy contrariado con su conducta , pero por qué no mandarla de vuelta a Culpepper? Por qué la amaba con tanto entusiasmo y pasión para después mirarla con semejante resentimiento?
Súbitamente, las lágrimas corrieron libremente por el rostro de Treasure, y el duque se apresuró a ofrecerle un pañuelo.
— Creo que sabes el motivo por el que Sterling nos ha dejado — él dijo con delicadeza.
Treasure volvió al presente y aceptó el pañuelo que el duque le ofrecía.
— Puedo intentar explicarlo . Ustedes ya saben que la situación entre nosotros es espantosa . No sé qué les contó Renville , pero él fue forzado a casarse conmigo. ?l no acepta que yo provenga de una familia de las colonias, que sea una ... una simple campesina. Renville está acostumbrado al lujo y le gusta convivir con damas elegantes de la alta sociedad.
— Pero no sos ... una campesina — el duque protestó.
— Gracias por intentar hacer que me sienta mejor — Treasure sonrió por entre las lágrimas —, pero lo soy , si . En verdad , eso no me importa . Todos tenemos que ser algo en esta vida. Pero lo que empeora la situación es que fui criada y educada para ser una intelectual . Renville no soporta el hecho que sepa latín , trigonometría y que me ocupe de los enfermos. Yo no lo puedo evitar. Cuando veo a alguien sufriendo, tengo que ayudarlo . Y él me odia. Qué más podría justificar su partida a Londres después de...
Larenda entendió el motivo del sufrimiento de Treasure, intercambió miradas con el duque y se acercó a ella, tomándole una de las manos con cariño.
— Lo amas mucho, no , mi querida? — preguntó a la muchacha de largos cabellos dorados.
Amarlo? Atónita, Treasure miró la cara delicada de Larenda, sintiendo un gran vacío en el pecho.
— Estás bien, Treasure? — el duque preguntó, con delicadeza. — Tal vez fuese mejor que te recostases un poco.
Exhibió una sonrisa triste. Si , era verdad, amaba a Sterling Renville, respondió internamente , aunque esa fuese la primera vez que pensaba seriamente sobre el asunto. Lo amaba hacia mucho tiempo, sólo que ahora ya no tenía como negarlo.
Amor... Era eso lo que poetas y filósofos intentaban definir, cuantificar y entender. Y lo más cerca que habían llegado había sido definirlo como "maravillosa locura". Ese era su caso; ahora entendía bien por qué desde que Sterling había llegado a Culpepper todo su mundo había quedado patas para arriba . El amor, realmente, hacía eso en la vida de las personas, les cambiaba las perspectivas, la personalidad, los sueños...
Sufocando un gemido, Treasure pidió permiso , y ya estaba cerca de la puerta cuando el duque la llamó.
— Treasure, "un caballo que deja su pesebre con la puerta abierta no se libera" — el duque filosofó y sonrió enigmáticamente.

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