martes, 16 de noviembre de 2010

DIVINO TESORO - CAPITULO 22 - BETINA KRAHN

CAPITULO 22

— Wyatt? Wyatt Colbourne? — Treasure descendió la escalera de la casa de Londres, excitada por la oportunidad de ver un rostro conocido en medio de tantas personas que venían diariamente visitar Sterling.
Los dos días que siguieron a la llegada de ellos a la corte inglesa fueron de mucho frío y lluvia, y ellos habían podido tener un poco de sosiego para poner la casa en orden y descansar. Pero después las visitas comenzaron a aparecer , interesadas por la noticia de que ahora los Renville, marido e mujer, estaban en Londres.
Treasure se quedó sorprendida con tanto movimiento.
— Ellos vienen a ver Sterling — Larenda le explicó sucintamente.
— Por qué? — Treasure preguntó, mientras Larenda llenaba la tercer tetera de té y el cuarto plato con dulces.
— No estoy muy segura. Negocios, pienso. Dios cómo le gusta comer y beber a esta gente . Tendré que pedirle a Huddleston que busque más licor de cereza.
De ese modo, los días transcurrieron rápidamente. Cuando Sterling no salía de casa, permaneciendo encerrado con alguien en la biblioteca, mientras las esposas y las hijas de los visitantes tomaban té con las dos damas Renville. Todavía, Treasure era el foco de la apenas disimulada curiosidad de los aristócratas londinenses, y pronto se sintió asqueada de tanto tomar té y de necesitar preocuparse tanto con tanta etiqueta. Siempre que podía escapaba a una sala íntima para leer un buen libro. En ese lugarcito por lo menos, se sentía verdaderamente realizada; su marido además de ser un amante maravilloso, era también un hombre culto, y la biblioteca de la casa incluso era mas grande y mejor provista que la del barón en Culpepper.

Pero como todo en la vida, también había un lado negativo en Londres, veía poco Renville y tenía la sensación de que él siempre estaba ocupado, incluso para hacer el amor. Claro que cuando eso sucedía era maravilloso, pero Renville solía pasar las noches inclinado sobre los libros de contabilidad. Tal vez hubiese sido mejor haber vuelto a Rothmere. La única compensación eran las visitas que él le hacía de noche, cuando ella ya se había retirado a su cuarto.
Entonces , esa tarde, cuando supo que la visita era Wyatt Colbourne, se había olvidado de toda etiqueta y había corrido para verlo y darle un abrazo.
— Tre... Treasure! — él exclamó contento . — Dios... Sos vos ? — Wyatt se sintió un poco avergonzado y Treasure notó que el mayordomo miraba sorprendido el efusivo encuentro de los dos.
Wyatt le tomó la mano entre las suyas y se apartó para estudiarla.
— Dios! Sos vos ? No te habría reconocido.
— Oh, Wyatt, qué bueno es verte — ella lo tomó por el brazo para conducirlo a la sala de visitas donde Larenda los aguardaba pacientemente para servir el famoso té inglés.
— Estás encantadora, lady Renville — Wyatt no cesaba de admirar a Treasure. — Veo que, finalmente, Sterling fue persuadido de hacer las cosas adecuadamente en relación a vos.
— Si ahora tuviese que ser la señora Renville para vos, volveré a vestirme como antes, inmediatamente.
— No, por favor, Treasure — él se rió . — estoy aliviado, tu espíritu no sufrió la drástica transformación de tu apariencia.
— Tal vez — ella suspiró — hubiese sido mejor si hubiese cambiado también. Es muy cansador ser una dama.
— Bien, no logro imaginarte como una persona formal — Wyatt sonrió. — Apenas pude creer cuando me enteré que Sterling había llegado a Londres en compañía de su esposa que había traído de las colonias. La ciudad no tiene muchas novedades, y la noticia de tu llegada se esparció rápidamente.
Wyatt no mencionó, por supuesto, los rumores que acompañaban la noticia : que Sterling estaba tan enamorado de su esposa que no permitía que ella se fuese dormir sola ni dejaba que la gente se aproximase a ella. Los nuevos criados tenían la costumbre de distribuir rumores, y , mientras los antiguos criados no llegasen, las noticias continuarían corriendo .
— Quieres decir que no has visto a Renville antes de ese viaje?
— No sabía que él estaba aquí — Wyatt frunció el ceño. — Y no estaba seguro que a él le gustaría verme cuando partimos de Bristol... — la caballerosidad le impedía de hablar con franqueza, pero era obvio que Treasure sabía lo que había ocurrido entre los dos amigos. — Bien, sabes...
Treasure suspiró y lo condujo a la sala de visitas. Larenda se dio vuelta ante la llegada de ellos, con la tetera en las manos. Acabó tropezando con Wyatt, y la tetera cayó en la alfombra y Larenda habría caído también si Wyatt no la hubiese sujetado con firmeza. En el instante siguiente, Renville apareció en la puerta de la biblioteca junto de lord Serrelton. Presentaron a Larenda y a Wyatt rápidamente, y Larenda subió al cuarto para cambiarse de ropa, salpicada de té . Treasure iba a acompañarla, pero Larenda le dijo que no ser necesario. Cuando ella volvió a la biblioteca, lord Serrelton ya se había retirado.
— Treasure no es asunto tuyo — Sterling dijo.
— Yo sólo la estaba saludando, Sterling. Te olvidas de los buenos modales ? — Wyatt preguntó.
Le siguió un breve silencio.
— Aparentemente me olvidé — Renville murmuró.
Treasure lo imaginó pasando la mano por su cabello como frecuentemente hacía cuando contrariado.
— Siéntate, Wyatt. Ambos necesitamos un coñac.
— Ese era lord Serrelton... — dijo Wyatt.
— Si, él mismo. Tienes idea de lo que es ver a un hombre enriquecerse con tus consejos mientras yo cuento centavos? El dinero atrae al dinero, Wyatt. Y en este momento, todo lo que consigo juntar es para pagar los gastos diarios . Cuando volví a Devon, el tío Philamon había hipotecado Rothmere para financiar el cultivo de sus frutas exóticas! Te das cuenta ? Hipotecar Rothmere por esas frutas! Y Larenda gastó casi su mesada anual para redecorar su maldito cuarto!
— Larenda?!
— Ninguno de ellos tiene la mas mínima noción del valor de las cosas ni cuan cerca están de perder el techo que les da abrigo. Pasé la mayor parte de estos últimos dos meses lidiando con los acreedores para obtener más plazo. Entonces, fui a la casa de Eiderly y descubrí que gastaron una pequeña fortuna en la compra de ropas para Treasure.
— Ellos gastaron ? Quieres decir que no fuiste vos ? — Wyatt preguntó, sorprendido.
— Por qué esa obsesión con la ropa de mi esposa, Wyatt? Desiste de tu celibato y consigue una esposa para vos.
Wyatt se levantó de la silla bruscamente, y Renville se dio cuenta que había exagerado.
— Oh, por favor, Wyatt, termine de tomar el coñac. disculpame, fui grosero con vos. Estos últimos días han sido difíciles, un problema detrás de otro. Serrelton quiere que evalúe unos candidatos para marido de sus hijas. Está analizando las mejores ofertas! Es muy bueno poder conversar con alguien que no tenga segundas intenciones.
— Entonces debo retirarme — Wyatt dijo, lentamente. — pues también vengo a pedir tu ayuda.
El concepto de Renville respecto a ganancias y ventajas afloró en la mente de Treasure. Según él, todas las conductas en la vida tenía que ser dirigidas a un objetivo provechoso entonces, pensó, por qué daba consejos para que otros se hiciesen ricos? Y por qué no abandonaba al tío Philamon y Larenda a su propia suerte ? Renville ya no tenía ninguna esperanza de recibir la herencia y de conseguir un título de nobleza, y continuaba involucrándose con ella cada vez más.
— ...nadie me verá. He caminado por los corredores de la Bolsa de Cereales intentando hablar con la secretaria de la secretaria del director. — Las palabras de Wyatt habían traído Treasure de vuelta a la realidad. — Qué manga de imperialistas son ! Estoy en la cuerda floja, Sterling. Hace dos meses que no consigo ninguna respuesta a las peticiones que hice en favor de los clientes que represento.
— Es ese maldito embargo — Wyatt continuó: — Está estrangulando a nuestros plantadores. La Bolsa de Cereales teme que la producción de granos caiga en manos de los franceses. Prefieren mantener la cosecha en los puertos con el peligro que se pudran y arruinar a nuestros granjeros a arriesgarse a que esas cargas sean enviadas a Francia.
— Estamos en guerra con Francia... Primeramente por causa de las colonias que pidieron protección, y ahora están reclamando por los inconvenientes que eso le acarrea.
— Escucha, Sterling, los hombres están perdiendo sus tierras, su sustento, sus vidas, por ese embargo demencial . Para qué protección si no tienen nada más que defender? Siempre habrá crápulas que negocian por unos centavos, pero la mayoría es honesta y quiere vender sus productos por el precio justo. Vos sos uno de los plantadores, Sterling. Por qué crees que tu mercadería no tiene precio en el mercado?
Hubo un profundo silencio al final del cual Sterling se levantó de la silla, enfurecido.
— Yo no soy un plantador, ni un granjero, ni pertenezco a las colonias. Eso no tiene nada que ver conmigo!
— Tiene todo que ver con vos. Tienes tierra fértil en ese valle. Es tu herencia! Es todo lo que tienes y no vale nada, a no ser que le paguen el valor justo. No hallarás comprador en la actual coyuntura.
Renville se acercó a la ventana todavía con la copa de coñac en la mano. Tembloroso, se acordó de Culpepper, de todo lo que había vivido allá, del olor a heno y del delicioso coñac de anís. Las colonias todavía formaban parte de su vida, y las impresiones eran demasiado fuertes . Allá, Treasure había conquistado su corazón.
Wyatt sabía que había ido demasiado lejos. Notaba la rabia de Sterling en cada centímetro de su cuerpo robusto . No había nada que enfureciese mas a Sterling que el recuerdo de su conexión con las colonias. ?l se levantó , miró la copa vacía y se preparó para marcharse.
— Sabe qué es lo peor, Sterling? — Wyatt puso la copa vacía sobre la mesa. — Algún lord gordo y viejo de la Bolsa de Cereales está, indudablemente, interesado en mantener la producción de granos de las colonias fuera del mercado inglés. El embargo está acabando con nuestra economía, chupando nuestra sangre y probablemente engordando los bolsillos de una minoría. Por eso no quieren oír nada, codiciosos de mierda . Si Inglaterra no se despierta y no se da cuenta del daño que está causando a las colonias, va a arrepentirse un día. — Wyatt se dio vuelta para salir, contrariado. — Disculpame por haberte incomodado, Sterling. Por favor, enviale mis consideraciones a tu encantadora esposa.
— Mierda, Colbourne! — Sterling se interpuso entre la puerta y su amigo para bloquearle la salida. — Cómo te atreves a venir aquí decir todas esas cosas y marcharte sin darme la oportunidad de una respuesta? Qué carajo quieres de mí ?
— Tienes influencia, Sterling... Tienes contactos. Puedes conseguirme una audiencia... Tal vez hasta con alguien simpatizante de la causa, en la Bolsa de Cereales.
— Alguien simpatizante? — Sterling abrió enormemente los ojos . — Sos demasiado ingenuo , Wyatt. Realmente crees que alguien se va a interesar en defender a una minoría?
— Presentaré números, precios, cuentas y hechos.
— Y volverás a Filadelfia con todo eso. Puedo conseguirte una audiencia, Wyatt, pero s todo lo que haré .
— Te lo agradezco, Sterling. Será suficiente.
Sterling miró a su amigo, consumido por la lealtad y el espíritu de justicia en relación a las colonias que amaba. Los dos eran completamente diferentes, pero la amistad que los unía era sincera y fuerte. Y a Renville le gustaría mucho poder ayudar a Wyatt y a sus colonias, y , de esa forma, a Treasure y su gente .
— Será necesario más que sólo una conversación. Necesito ayuda. Deberá haber algo que haga que esas personas reformulen el problema y que decidan cambiar sus posiciones. Algo que haga que ellos comprendan las desventajas de este embargo.
— Si acepto ayudarte , Wyatt, no tendré nada de tus ideas moralistas — Sterling apuntó un dedo a su amigo — Y quiero eso bien claro. No existe ninguna nostalgia respecto a la propiedad que posee en tus amadas colonias. Será estrictamente para obtener alguna ganancia , y cuanto más rápido, mejor. Entiendes lo que quiero decir? Tus necesidades políticas y mis necesidades económicas coinciden . Si no te ayudo , tal vez tenga que quedarme con a propiedad de Culpepper por el resto de mi vida.
Treasure no oyó la respuesta de Wyatt. volvió a la escalera sin notar que había dejado sus zapatos cerca de la puerta de la biblioteca. Estaba confundida con todo lo que había escuchado . El duque estaba sin dinero, y los acreedores estaban golpeando la puerta. Sterling era escuchado por personas importantes, pero no obtenía ningún provecho para él. Todavía poseía Culpepper, odiaba las colonias, pero ayudaría a Wyatt. Eran muchas cosas para pensar .
Treasure sentía que había algo más profundo en Renville además de sus dotes físicas. Y ahora sabía qué era. Las personas venían a él para pedirle consejos, para discutir problemas y , a su manera, su amado marido ayudaba a todos. Le gustase o no, Sterling Renville también era un pensador y consejero , y eso la enorgullecía , no se había enamorado de un idiota sino de un hombre de gran valor.

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