miércoles, 17 de noviembre de 2010

DIVINO TESORO - CAPITULO 23 - BETINA KRAHN

CAPITULO 23

Una semana después, Treasure apoyaba la mano sobre el brazo de su marido en la puerta de lord y lady Duncan.
Treasure había elegido un traje especialmente elegante para la ocasión y había sujetado sus cabellos con mucha gracia. Larenda le prestó un collar de rubíes y no dejó que se olvidase el abanico . Cuando estuvo lista, ella miró a Renville y lo sorprendió observándola con un brillo de aprobación en sus ojos grises.
Cuando sus nombres fueron anunciados en voz alta y prístina, Treasure, soltó un largo suspiro y se preparó para entrar en el salón de baile de uno de los nobles más importantes de Londres.
Todos los presentes se volvieron para observarlos. Era su debut en la sociedad londinense, y ella estaba determinada a ser una perfecta dama esa noche. Un murmullo recorrió el salón cuando Renville entró escoltando a su esposa y a la muchacha que algunos llamaban "la prima viuda ". Los tres estaban muy elegantes, y lord Duncan fue a darles la bienvenida, sin esconder su indudable curiosidad.
El objetivo de Treasure en esa noche era debutar en las mesas de juego. En los últimos días había presenciado las idas y venidas de los acreedores y había tomado la decisión de ayudar Renville, quisiese él o no. De ese modo, casi no estaba con él durante el día, pero as noches eran de ella. Y qué noches! Las dificultades económicas no atentaban contra el apetito sexual de Renville. Pero Treasure tenía consciencia que, antes de resolver su situación económica, él no sería completamente suyo . Por supuesto que, orgulloso como era, su marido no tocaba el tema , y si no hubiese escuchado esa conversación entre él y Wyatt, podría jurar que no tenían ese tipo de problema. Por eso, se preparó para hacer su mejor esfuerzo para ayudar, pero sin llamar la atención de nadie.
— Oh, si , mi lord, gracias — Treasure le decía a lord Duncan ya en la segunda contradanza.
La primera danza había sido con su guapo marido, y ella estaba segura que él se había sorprendido con su habilidad. Además de se bella, Treasure era muy graciosa, y muchos caballeros la invitaron a bailar: el duque, Lord Thomas Bassingstoke, sir Willard Gunn, todos muy respetuosos, pero bajo la vigilancia cerrada de Sterling.
Con el paso de las horas, Sterling se relajó y , sin perder a Treasure de vista, circuló por el salón conversando con todos y bailando también con Larenda.
Al ver a Sterling conversando en privado con lord Serrelton, Treasure comprendió su oportunidad para dejar de bailar con el canoso lord Harry Eagleton.
— Tengo los pies doloridos, mi lord, y me encantaría descansar un poco disfrutando de las mesas de juego en su compañía. Usted sabe mucho a respecto a eso , mi lord?
Lord Harry se sintió contento de complacer su pedido. Como Treasure esperaba, el viejo noble le explicó los diferentes tipos de juego en marcha.
Treasure se detuvo en una mesa de veintiuno y los dos comenzaron a hacer cálculos matemáticos sobre las probabilidades de ganar o perder.
Cuando surgió una mesa vacía , ella y lord Eagleton se sentaron. Treasure lo observó y , finalmente, preguntó si podría hacer una apuesta. Pronto ganó dos fichas doradas, y todos fueron unánimes en decir que era suerte de principiante. Continuó ganando , y lord Harry estuvo encantado con la suerte y la gracia de su compañera de juego . Los comentarios corrieron y pronto muchos decidieron acercarse a la mesa de juego para disfrutar el nuevo fenómeno. De tan absorta que estaba , Treasure no se dio cuenta que atraía tanta atención
— Por Dios , hombre, pronto serás dueño de la mitad de Londres — dijo un joven, acercándose a Sterling, quien discutía de política con lord Gravely y el señor Edmond Halleran.
— Qué quieres decir ? — Sterling preguntó, frunciendo el ceño .
— Tu esposa, la baronesa. Renville — el muchacho sonrió insolentemente. — ella va a derrotar a todos en la mesa de juego.
Sterling se quedó mudo y pidió permiso para ver qué estaba sucediendo. Treasure debía estar tramando algo. Al acercarse a las mesas de juego, la vio rodeada por una pequeña multitud. Maldijo en voz baja por haberse dejado seducir por ella. Sonrojado y con los ojos brillantes, se abrió camino y vio a Treasure jugando animadamente, ladeada por el viejo lord Harry Eagleton y por lord Serrelton.
Todos se apartaron para que él pudiese acercarse a la mesa. Su corazón se aceleró cuando vio la pila de fichas delante de Treasure. Ella le dijo algo a lord Harry que lo hizo lanzar una sonora carcajada. Pero Treasure se congeló , al sentir la mirada de Renville. Tragó en seco y ni siquiera oyó el comentario de lord Harry. Sólo entonces se dio cuenta que había una grande falla en su plan : no había considerado la hipótesis de ser atrapada in flagrante.
— Treasure... — Renville dijo, muy serio. — Es hora de volver a casa.
— Dios , Renville, no puedes sacarla del juego ahora, casi está haciendo saltar la banca! — lord Harry se rió . — E hice apuestas que me harán rico.
Hubo risas y palabras de aliento, y a pesar de la expresión seria de Renville, la partida recomenzó.
Treasure recibió una carta, después dos, y Sterling se movió en dirección a ella en el momento en que la vio pedir una tercer carta. Se detuvo y puso las manos en sus hombros, viendo as cartas que ella tenía. La mesa contuvo la respiración y el salón todo se quedó en silencio, esperando lo que iba a suceder.
Treasure giró las cartas, una por una. Un rey, una dama y un as. Veintiuno!
El elegante salón estalló en risas y aplausos celebrando una victoria más de Treasure Renville. Lord Harry reía, deleitado como un chico que acababa de ganar un regalo , pero Treasure sólo sentía las manos de Sterling apretando sus hombros. Alguien preguntó a lord Harry cuánto había ganado Treasure y él informó que debería ser algo entre ocho y diez mil. En ese momento, Renville intervino.
— Damas y caballeros, ustedes ya se están divirtiendo , pero no es posible continuar. Pueden tomar su dinero de vuelta y les agradezco por haber entretenido a mi esposa. Ustedes han sido muy generosos.
— Imposible, Renville — Serrelton habló, ignorando la reacción de Sterling. Era impensable y una ofensa ofrecer de vuelta el dinero que había sido perdido en una mesa de juego. Implicaría decir que las personas en cuestión no tenían esa cantidad para perder. — A ningún hombre de esta fiesta le importa perder con una dama tan encantadora.
Era una especie de acuerdo tácito entre la sociedad londinense, y todos aprobaron al unísono. Ante eso, Renville no tenía argumento.
— Qué harás con el dinero que acaba de ganar, señora Renville? — preguntó una voz femenina.
Treasure miró a Renville, quien , obviamente, estaba furioso.
— Haré lo que cualquier mujer haría. Se lo daré a mi marido
La reacción de aprobación fue unánime. Pero Renville sólo quería marcharse de allí.
— Lord Eagleton — Sterling se dio vuelta hacia el viejo lord — puede hacerse responsable del dinero? El no estaría en mejores manos.
— Me sentiría honrado — el viejo caballero sonrió.
Sterling sacó a Treasure de la mesa de juego y caminaban hacia el hall de entrada cuando fueron interceptados por Edmond Halleran.
— Suertudo! — él dijo, riendo.
Pero Renville no se detuvo . Pidió los abrigos al mayordomo y continuó sujetando firmemente el brazo de Treasure
— No podemos irnos ahora — ella murmuró. — Qué van a pensar todos ?
— Es un poco tarde para pensar en las apariencias, señora Renville!
— No me voy ! — ella declaró, entre dientes .
— Vas a a casa ahora... Aunque tenga que cargarte — él casi gritó.
Las personas que iban saliendo de la sala de juegos presenciaban todo: un marido furioso poniendo a su esposa sobre el hombro y cargándola afuera. La falda de Treasure cubría su visión, pero incluso así él logró llegar al patio, donde los carruajes estaban parados, y pidió que le trajesen uno de ellos. Sterling la había cargado como una bolsa de papas. Y Treasure también estaba furiosa.
— Para ! — ella gritó. — Ponme en el piso !
— De ningún modo!
El carruaje llegó, Renville la puso en el asiento y se sentó al lado de ella, dando la orden al cochero de volver a casa. Llegando allá , puso nuevamente a Treasure sobre el hombro y la llevó directamente al cuarto, cerrando la puerta detrás de si. El cuarto estaba inmerso en oscuridad,y él encendió las velas de un candelabro.
— Tenías que dar un espectáculo, verdad? Delante de todo Londres! Bien... esta fue la última vez, escuchaste ? — vociferó y se acercó a ella.
Treasure trató de huir, pero no logró salir del lugar.
— Y qué vas a hacer? Golpearme ? — ella lo enfrentó.
Renville se dio cuenta que en realidad no sabía qué haría.
Sólo sabía que le daría una lección que Treasure difícilmente olvidaría. Necesitaba descargar su rabia o estallaría.
— No se puede para vivir con vos, y Dios sabe que lo intenté! Voy a llevarte de vuelta a Rothmere y a encerrarte ! — él gritó. — Pero no antes de tener la satisfacción de darte una zurra!
— Oh... No! — Treasure murmuró horrorizada.
— Oh, si — él se rió y la puso de bruces sobre sus rodillas.
Pronto se dio cuenta que la había colocado en el lado equivocado. Tendría que usar la mano izquierda, y él no hacía nada con la mano izquierda.
— No... Renville no... Por favor! Yo sólo... hice esto por vos ! Necesitabas dinero, y sé que juegas cuando precisas.
Renville la ayudó a levantarse y ella secó sus lágrimas. Nada de lo que hacía le agradaba a él. Nada de lo que pudiese hacer iba a hacerlo olvidar que ella era una pobre campesina de las colonias.
— Sé que me odias, pero tienes modos muy peculiares de demostrarlo, y siempre me dejas confundida. Por qué simplemente no puedes confesar lo que sientes, Renville? No puedes mantenerme encerrada para hacer que pague por haber intentado ayudarte . Ya me hiciste pagar mil veces por mis pecados. Pero nunca más me pondrás las manos encima. Nunca mas! Si salgo viva de este cuarto me iré directamente a Bristol y pediré prestado o robaré dinero para volver a casa. Podrás decirle a todos que me morí y podrás continuar con tu amada vida de caballero! Prefiero estar muerta a vivir con vos y no tener... — jadeante, ella estalló en lágrimas, que le turbaron la visión. Se sentía humillada y tremendamente desgraciada.
Sterling, por su parte , no sólo sentía rabia por Treasure, sentía rabia por su debilidad , por desearla tanto. Y cuando la vio correr en dirección a la puerta para intentar huir, la inmensa falda impidió sus movimientos y él saltó sobre ella como si fuese un gato. La agarró y la llevó a la cama.
— Vos no vas a ningún lugar !
Déjame ir, Renville, por favor — ella susurró, luchando por respirar. Cerró los ojos , y las lágrimas fluyeron libremente. Sus fuerzas comenzaron a flaquear, y ella murmuró:

— Sólo déjame ir, y te juro que...
— Crees que es tan simple ? — él la sujetó por los hombros. — Sólo te marchas y yo digo que te moriste? Acabaste con mi vida, arruinaste mi futuro, impediste que tomase posesión de mi herencia, me ridiculizaste delante todo Londres y ahora simplemente quiere huir? No vas a ningún lado , muchacha. Tienes muchas respuestas que darme . Todavía me debes...
— El dinero que gané con los naipes probablemente será suficiente para pagar lo que te debo y mi viaje de vuelta a Culpepper.
— Crees que unos míseros centavos comprarán su libertad? — Renville la sujetó por el hombro, desesperado con sólo pensar en la posibilidad de que podría perderla para siempre. — Me debes mucho más que sólo dinero, Treasure Barrett!
— Yo no tengo nada más, Renville — ella logró decir, a través de lágrimas. — Ya te di todo lo que tenía de valioso. Hice lo posible para convertirme en una dama, intenté parecer elegante y actuar con educación. Intenté agradarte y ayudarte con sus problemas. Vos no me quieres , Renville. Por qué me mantienes aquí? Por favor, déjame volver a casa... a Culpepper.
Sterling vaciló. Estaba nuevamente sucumbiendo a los encantos de Treasure. Se sentía perdido y conmocionado con la sinceridad de ella. Ella tenía razón. Se había esforzado bastante. Pero por qué? Un pensamiento lo dejó pasmado y tembloroso. Amor! Sería posible que Treasure lo amase?
— Realmente me dejarías, Treasure?
— Aprendí a caminar con un libro sobre la cabeza — ella continuaba llorando —, a usar corset, a bailar y usar todos esas porquerías. Pero vos sólo te fijaste en los gastos de la ropa , no viste nada mas allá de lo obvio. No puedo transformarme completamente. Intenté ser una dama por vos — Ella abajó las largas pestañas y se mordió el labio.
Sterling se estremeció. Había amargado el corazón sensible de Treasure con su inflexible negativa a darse cuenta cuanto ella había intentado agradarlo . Si , por más que hubiese sido ciego, ahora tenía que reconocer que Treasure había hecho todo aquello, había aprendido todo, no por vanidad, sino por él. Para ser notada, para que la viese como mujer. Dios, como podía ser tan ciego?
El la amaba, la quería, y la necesitaba . Pero temía quedar muy vulnerable. Nunca se le había ocurrido que Treasure pudiese estar sintiendo lo mismo por él. Amar a alguien podría ser incierto y doloroso, pero tener ese amor correspondido, compartido, era muy diferente. Dos personas enamoradas podían cambiar el curso de los acontecimientos, lo podían todo.
— No dejaré que te vaya — él dijo , cuando la vio abrir sus encantadores ojos violetas.
— Oh, por favor, Renville — ella sollozó. — Por favor...
— No dejaré que te vayas, Treasure Barrett, porque... te amo .
Renville sentía los ojos arder y el corazón hecho añicos. Pero se sentía libre y liviana ahora que su secreto podría ser compartido. Abrazó a Treasure e intentó besarla.
— No... — ella giró la cara.
El le sujetó el mentón e hizo que lo mirase.
— Te amo, Treasure Barrett... mi bella y dulce Treasure — Esa vez la confesión salió con más facilidad.
— No digas eso, por favor. No me amas... sólo dices esas cosas cuando quieres... provocarme . Y yo ya no quiero que me toques... No puedo soportar más esta situación.
Sterling estaba pasmado. Treasure no creía en él. Se apartó de ella, observando sus ojos hinchados de llorar. ?l había sido un pésimo ejemplo. La amaba , pero sólo le demostraba cariño en la cama. Palabras de amor eran para el acto sexual, y ahora... ella ya no creía en él.
Renville se sintió confundido. Cómo iba a convencerla de que decía la verdad ? Se sentó en la cama y pasó su mano por sus cabellos.
— Yo tampoco creería si fuese vos — él murmuró. — Por algún tiempo tampoco lo creí . Enamorarme de una joven que nunca usaba zapatos y que citaba proverbios en latín y fábulas como si fuese el mismo Esopo. Vos me enloquecías de rabia cada vez que te veía, pero mi día no estaba completo sin tus confrontaciones. Después vi tu cuerpo y me juré que lo tendría en pago por todo lo que me habías causado , por mi enojo y por la humillación que me infligías. Pero cuando te veía, me trastornaba. Honestamente, intenté dejarte en Culpepper...
Treasure lo miró y vio la verdad en esa mirada sombría y en la tensión de su bello rostro.
— Pero cuando te vi, sentada rodeada de esa pila de libros... la mirada tan triste... No, no pude partir sin vos y cuando huiste , en Filadelfia... A bordo del barco, cuando te enfermaste ...casi enloquecí ante la posibilidad de perderte .Yo no quería amarte , Treasure Barrett , vos no eras mujer para mí. Eras demasiado determinada , demasiado fuerte , demasiado inteligente. Y crees que no sos suficientemente buena para mí ? Lo siento mucho, Treasure, me equivoqué . Dios me ayude. Todavía te quiero. Realmente te amo y no sé qué hacer a partir de este momento.
Hubo un profundo silencio antes que Treasure dijese con mucha calma:
— Soy una campesina de las colonias, Renville.
— Una adorable campesina, habría que decir.
— También soy una intelectual .
— Una intelectual diabólica e inspirada.
— Y soy irritantemente filantrópica.
— Una verdadera fuente de soluciones.
— Y sólo tengo dieciocho años.
— Lo sé . Sé muchas cosas sobre vos, Treasure Barrett.
— Si ? Qué, por ejemplo? — ella ya no lloraba , y se sentó en la cama al lado de él.
— Amas las naranjas y a Santo Tomás de Aquino; odias la falsedad, pero espías por el agujero de la cerradura y robas chocolate de la cocina. Sos fuerte como un bulldog y frágil como una mariposa. Sos sabia y una excelente profesora y ... te libraste del corset hace por lo menos media hora.
Treasure miró hacia abajo y vio sus pechos desnudos por sobre el corset. Avergonzada, intentó cubrirse, pero Sterling se rió y la sujetó por las muñecas.
— Para qué molestarte con eso si voy a desnudarte en cuestión de segundos?
— Renville!
— Otra cosa. Mi nombre es Sterling. Para una persona que habla latín , francés y portugués eso no debe ser tan difícil — él la atrajo y le besó los labios. — Dime qué sientes — él la estrechó en sus brazos. — Nunca más voy a afirmar algo sobre vos. Es muy peligroso.
— Te amo , Ren... Sterling. Te amo más que a Santo Tomás, más que a las naranjas, más que a Culpepper y más que mi querido barón. Vos me hiciste mujer de una manera que nunca me había imaginado. Vos me hiciste aprender cosas que ni siquiera imaginaba que existían , me hiciste más completa. Algunas cosas fueron difíciles, pero el placer y el amor... son maravillosos. Si no hubieses ido a Culpepper, no te habría conocido. Pero, a veces , sos un hombre muy duro, Sterling Renville. No hablas conmigo, no me cuentas sobre tus preocupaciones. Tengo que descubrir todo sola y escuchar detrás de las puertas para saber qué está sucediendo. Otras veces sos tan tierno y tan gentil. Me enseñaste conocer nuestros cuerpos y a amarnos sin reglas.
— Sólo as reglas del amor nos orientará , de ahora en adelante — él acarició su cara. — Sólo vamos a amarnos y a cuidarnos mutuamente.
— Y a conversar — ella agregó. — Hablarás conmigo, Renville?
— Sterling — él la corrigió, sonriendo. — Conversaré con vos, mi Treasure. Prometes escuchar?
— Lo prometo.
Sterling la besó, sellando el compromiso como si fuesen votos nupciales.
— Te gustó mi vestido dorado con volados en las mangas? — ella preguntó.
— Qué? — él se rió, mirándola desconfiado.
— Es sólo curiosidad. No dijiste nada respecto a mi apariencia. Parecía una dama ante tus ojos? Y el vestido rojo, y el de brocado?
Ele se rió nuevamente, deleitado.
— Sos mucho más dama de lo que piensas. El vestido dorado... — él miró sus pechos desnudos. — Antes o después que te bajases el corset ?
— Sterling! — ella dio una palmada en el hombro , él se rió todavía más, empujándola contra si y llevándola a la cama. La besó hasta que ella casi perdió la respiración y entonces respondió:
— Estaba increíble, eras la mujer más bonita de la fiesta. Y temía que algún hombre inconveniente intentase sacar provecho de tu inocencia. Tendría que pelearme — La solemne expresión de la cara de él hizo que Treasure comprendiese que estaba diciendo la verdad. — Y , respondiendo a su pregunta anterior, realmente me gusta ese vestido, Treasure — él dijo, bajando a cabeza para besarle los pechos .
Treasure cerró los ojos y arqueó el cuerpo, ansiando a Renville. Esa vez iban a amarse de otra manera, de una manera mucho más completa: con amor.
Se desvistieron y se acariciaron con los ojos y con las manos. Renville cubrió su desnudez con su cuerpo. Sus besos eran calientes y seductores, y ella se preparó para recibirlo como una novia en la noche de bodas, pues sólo ahora su unión estaba siendo efectivamente consumada.
— Todavía estás enojado porque gané todo ese dinero? — ella preguntó, antes de abandonarse completamente a la pasión.
El abrió los ojos , como se estuviese saliendo de un sueño.
— No hables más de eso, mi divino tesoro. No soportaría ser mantenido por una mujer.

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