jueves, 28 de agosto de 2008

EL HIGHLANDER SILENCIOSO - CAPITULO 6

Capítulo 6


Una sensación de peligro inminente le erizó la piel . Se levantó , rápidamente , y corrió hacia los caballos.
- Qué pasa ? , Andy le preguntó con señas, cuando él se aproximó con una flecha ya colocada en le arco.
Peligro, gesticuló Rob. Espera aquí. Quédate atento.
Con la concordancia muda y obediente de Andy, Rob ensilló su caballo sin hacer ruido y lo condujo hacia los árboles. Cabalgó rápidamente y recorrió de vuelta el camino por el que habían llegado por más de una hora. A intervalos, paraba, aspirando el aire en todas direcciones, buscando sentir el olor a humo. Cuando lo detectó finalmente, dejó que el olor lo condujese.
El campamento enemigo estaba dormido. Rob contó cuatro cuerpos envueltos en mantas alrededor de las brasas. Otro estaba mas apartado, de guardia, pero se había quedado dormido.
Cinco también era el número de caballos. Sin el menor ruido, Rob los condujo lejos del campamento y los ató cerca de su caballo.
Uno de aquellos hombres podía ser el primo Ranald? Rob esperaba que si. Entonces, todo terminaría allí.
Seria inimaginable matar a hombres dormidos, él decidió. Y existía una leve oportunidad de que esa gente no hubiera sido enviada por el nuevo lord de Craigmuir.
- Mierda! Despiértense! - Rob gritó . - MacBain está aquí!
Lanzó una carcajada al ver la confusión que se había creado. Dos de los hombres se enredaron en sus mantas y no habían podido ponerse de pie .
El guardia, ahora despierto, corrió hacia él, con la espada levantada. Rob lo enfrentó y le clavó la hoja , y luego lo pateó lejos. La ventaja de la sorpresa funcionaba a su favor.
Un segundo hombre intentó un golpe mortal, pero Rob lo alcanzó con una puñalada de su daga . Con un movimiento rápido, tomó al siguiente con el dorso de su espada. El cuarto, boquiabierto y con una expresión de horror, salió corriendo por el lado opuesto y se perdió en el bosque.
Rob rindió al último del grupo, que todavía luchaba por desprenderse de las mantas. El desgraciado olía a whisky . Un golpe duro en su cabeza lo inmovilizó. Ranald Maclnness debería haber elegido a los peores de sus guerreros . Los más incapaces de mis arrendatarios, armados con varas, podrían enfrentar a esos estúpidos, Rob pensó. Qué lucha de porquería, pensó Rob, amarrando al cautivo. Se le Pasó por la mente perseguir al que había escapado, pero decidió no molestarse. El hombre estaba a pie y le llevaría por los menos dos días hasta llegar a Craigmuir. Además, el primo de Mairi necesitaba recibir el mensaje de su propio emisario. Ranald resistiría el
desafío de no poseer a Mairi? Rob creyó que no. El bastardo vendría en persona la próxima vez, pero ahora estaría tres o cuatro días atrasado.
Satisfecho por haber resuelto el problema durante el trayecto del viaje hasta Baincroft, Rob arrastró al hombre capturado hasta los caballos, lo arrojó en una silla y lo amarró.
Su intención era extraerle algunas respuestas. Pronto sabría el número y la clase de hombres que el primo de Mairi comandaba y si iba a perseguirla
durante el viaje hasta las Lowlands.
La información que consiguiese iba a ayudarlo a la larga a destituir al primo traicionero de su título de lord. Tenía esperanzas de que Mairi se sintiese parcialmente vengada con el trabajo de esa noche.

- Es lord Rob! - gritó Andy, el rubio , agitando los brazos y alejándose de hoguera donde Mairi se encontraba. - Vio ? Le dije que él volvería pronto!
Ella se sacó la manta que la resguardaba del frío de la noche,
- Quién es ese? - ella preguntó, señalando al cuerpo que colgaba de un caballo .
- Un hombre de tu primo - le respondió MacBain, deteniéndose cerca de la hoguera. Desmontó y se desperezó, obviamente cansado.
- él sólo mandó un hombre ? - ella indagó incrédula.
- Cinco - Rob retrucó con calma, y se apartó para sacar al prisionero de encima del caballo.
- Cinco? Dónde están los otros? Qué sucedió ? Y cómo supiste que ellos…
- Mi lady , por favor - la interrumpió Andy, el rubio , interponiendose entre ella y MacBain. - No hay motivos para preocuparse . Relájese un poco y vamos a ver qué tenemos aquí.
Mairi dejó escapar un suspiro de exasperación y desistió, aunque tuvo que hacer un esfuerzo inmenso para contenerse.
Con ojos ansiosos, ella examinó en la oscuridad la línea de árboles, imaginándose, que en cualquier momento, los otros cuatro irrumpirían para luchar y librar a su compañero.
- Dónde están ellos? - le preguntó a Andy. - Qué les sucedió ?
- Están muertos, eso espero - Rob respondió, alegremente, frotándose las manos. - O descubriendo un nuevo camino de vuelta al lugar de donde vinieron .
- Descansa ahora, Andy - le ordenó Rob, al volver del lugar donde había colocado el cuerpo inconsciente, apoyado contra un árbol . Se volvió hacia su esposa.
- Vuelve a dormir.
- A dormir? - ella preguntó, con voz chillona.
- Llegas con tu caballo, arrastrando a un hombre inconsciente , y dices que hay más por ahí , esperando para atacar y quieres que me vaya a dormir? - Mairi gesticuló las manos impacientemente.
- Ellos pueden atacarnos en cualquier momento! O están muertos? Cinco contra uno, y quieres hacerme creer que los mataste a todos? Por lo menos puede te pido sinceridad…
Rob colocó un dedo sobre su boca y sacudió la cabeza impacientemente.
- Estás a salvo.
Ella le apartó la mano con un gesto brusco.
- A salvo? Eso es todo lo que me dices ? Por qué nunca me respondes , MacBain? Por qué me tratas como si fuese una niña malcriada que no merece ninguna consideración? Ignorarme es como golpearme . Me da lo mismo ! YO sabía que esto iba a pasar ... ! Y por qué volviste con solo un …
- Vos no sabes nada! Y no te entiendo nada del o que está diciendo - él habló con los dientes apretados .
- Nada!
- Bien, yo sé una cosa! - ella le gritó, avanzando sobre él con el puño en alto. - Y no pongas cara de sorpresa! Vos nunca escuchas lo que yo digo ! Es como si no existiese para vos …
- Sal de aquí, mujer! - Rob vociferó, enderezándose , con los puños cerrados, y los músculos de sus brazos tensos. La luz parpadeante de la hoguera del campamento iluminaba su semblante, imprimiéndole un brillo amenazador.
Un miedo mayor que cualquier otro que ella hubiera sentido con las insinuaciones de Ranald la habría hecho estremecerse . Allí estaba delante de un peligro verdadero e inmediato. MacBain parecía dispuesto a derrumbarla de un golpe.
Silenciosamente, Mairi se apartó de él, retorciendo sus manos temblorosas, temiendo haberse excedido. Nunca antes él había exhibido una violencia tan palpable para con ella. Las esposas no tenían inmunidad contra la ira de sus maridos, y ella ciertamente había ofendido a MacBain con sus gritos y sus exigencias. Tenía derecho a saber qué sucedía, pero no debería haberle gritado a su marido.
Ni debería haberse rehusado a dormir a su lado, pero no estaba dispuesta a perdonarlo tan rápidamente , por haberla arrancado de Craigmuir como lo había hecho . Admitir el hecho que Rob la perturbaba profundamente ciertamente le daría a su marido una superioridad sobre ella.

Sin una palabras más, Mairi caminó hasta la manta, se acostó y le volvió la espalda a él. No podría dormir, pero iba a fingir. Por la mañana, tenía esperanzas, de que esa rudeza hubiese mejorado. Si los otros cuatro hombres que Ranald había mandado no los mataban a todos antes de eso.

El silencio reinó en el claro del bosque , lo que le pareció extraño. Por qué MacBain no le contaba a Andy lo que había acontecido? O hacía planes en caso que hubiese un ataque esa misma noche ? Seguramente MacBain no iba a simplemente acostarse a dormir después de tanta acción y agitación ! Pero no se atrevía a darse vuelta y ver qué estaba sucediendo.
Mairi cerró los ojos tan fuertemente cuanto pudo y rezó para estar viva cuando la mañana llegase.


Una llovizna fina la despertó poco después del alba . Aunque el suelo, debajo su cuerpo, estuviese relativamente seco, la manta sobre ella, estaba húmeda pero no mojada . Abrió los ojos y vio una estructura de ramas y hojas que servían de techo
Cómo él había conseguido construir aquello encima de ella, sin despertarla?
Del otro lado del claro del bosque , Andy, el rubio yacía acostado debajo una estructura parecida. En ese momento , Mairi vio el flanco gris del caballo de MacBain desapareciendo entre los árboles.
- Espera! - ella gritó, arrojando a un lado la manta y corriendo detrás de él. - No te vayas ! A dónde vas ?
Antes que ella pudiese alcanzar la línea de los árboles, él había desaparecido.
- Está volviendo para enterrar a los que mató - le explicó Andy, el rubio . Y para ver qué puede encontrar entre sus pertenencias.
Mairi soltó un suspiro de alivio . Por un instante, había temido que él hubiese partido sin ellos, abandonándolos. Sólo entonces se dio cuenta que MacBain había tomado en dirección opuesta.
Además, él no abandonaría a su escudero . Ella, su esposa , era un asunto completamente diferente. Después de la manera en que lo había enfrentado la noche anterior, tenía que admitir que... no podría culparlo si la abandonase.

La lluvia estaba cediendo, pero Mairi estaba mojada. Afortunadamente , el sol había salido poco para secar sus ropas y su cabello. Con el cuerpo agotado y dolorido por noche pasada durmiendo en el suelo Mairi caminó hasta los bultos que estaban protegidos entre las rocas.
Andy, el rubio fue a unirse a ella, aceptando la porción de pan que ella partió y le extendió .
- El va a estar de vuelta antes del mediodía. Me dijo que me quedase de guardia, vigilando al prisionero. - Con el pedazo de pan, Andy señaló al hombre que todavía estaba amarrado al árbol , y empapado hasta los huesos. Tenía un aspecto miserable.
- Supongo que vamos llevarlo con nosotros ? - preguntó Mairi, cortando una porción de queso con la faca que siempre traía sujeta a la cintura y ofreciéndosela al escudero.
Andy le agradeció con una sonrisa .
- Si . Rob, quiero decir, lord Rob, quiere interrogarlo. Descubrir más sobre su primo.
- Con qué finalidad ?
- No le pregunté. El rara vez explica sus razones, que invariablemente, son correctas.
Mairi vaciló en hablar sobre su marido con un hombre que lo servía, pero necesitaba descubrir algo sobre él, de alguna forma.
- Realmente me gustaría que él respondiese mis preguntas. El rara vez habla conmigo y nunca parece oír nada de lo que le digo.
Andy, el rubio le dirigió una mirada preocupada. Mairi se dio cuenta que nunca debería haber criticado el comportamiento de su marido con uno de sus subordinados.
- No estoy hablando mal de él - ella le aclaró. - En Verdad . Pero me pregunto por qué él parece tan rígido. El siempre es así ?
- Rígido? - Andy repitió con una sonrisa. - Si, creo que él puede serlo cuando es necesario . - Sus ojos chispearon. - Pero Rob adora una buena travesura. Ninguno de nosotros estaba a salvo de él cuando éramos niños, y él no cambió mucho desde entonces.
- Travesuras? - preguntó Mairi, incapaz de imaginar al estoico MacBain haciendo una broma para divertirse.
- Oh, si - le aseguró Andy mas animado. - No pasaba un mes sin que él humillase con su una broma pesada a uno de sus caballeros, sir Belden… él tiene un carácter ... difícil . Siempre se mete en peleas sin razón.
- Continua - ella o alentó. - Por qué MacBain le hacía eso ?
- Provocaba al hombre más allá de lo soportable, haciéndole muecas, importunándolo y burlándolo . LO provocaba hasta que sir Belden exigía que Rob luchase con él. - Andy se rió y sacudió la cabeza . - Ese hombre lo va a pensar dos veces antes de meterse en otra pelea sólo por unas palabras de provocación.
- MacBain lo derrotó vergonzosamente ? - ella preguntó .
Podría decirse que si . Ellos estaban frente a frente , entiende? - Andy
se puso de pie , estirando los brazos como si fuese avanzar con la espada en un ataque.
- Vamos, termina! - Mairi exclamó, ansiosa por oír la anécdota.
- Robbie sacó su enorme espada fuera de la vaina y la levantó, la espada brilló con el sol, había una sonrisa demoníaca en su rostro , parecía dispuesto a luchar hasta la muerte. - Andy apretó los ojos, los labios temblorosos con una alegría apenas contenida, observando el efecto de sus palabras en Mairi.
- Y entonces? - ella preguntó, inclinándose ansiosa. - Qué sucedió ?
Andy fingió agarrar una espada imaginaria, extrayéndola de una vaina invisible y , entonces, bajó los ojos, pareciendo estupefacto.
- Dónde está la hoja de la espada?
Andy soltó una carcajada, doblándose en dos y cayendo de rodillas al suelo .
- Rob secretamente, había reemplazado el arma de la vaina de sir Belden. El pobre idiota no tenía en sus manos nada más que el cabo de su espada ! - De nuevo, él se rió, levantando la mano, separó el pulgar y el índice unos pocos centímetros. - La hoja que el hombre blandía tenía este tamaño!
Mairi se rió con él, imaginando la rabia del caballero.
- Sir Belden debe haber estado furioso!
- Furioso es poco ! Y nosotros, estabamos parados alrededor de ellos, doblados en dos de la risa . Ese imbécil pretensioso va a pensarlo dos veces antes de hacer desafíos por tonterías.
- Te parece prudente hacer que ese hombre quedase como un tonto ? El no buscará vengarse algún día?
Andy, el rubio contuvo la carcajada, reducida ahora a una medio sonrisa.
- Creo que si, y Rob pensó en eso. Cuando la broma acabó, él elogió a sir Belden por su valentía y le regaló una espada aún más refinada y de mejor calidad que la que tenía. Con esa espada Rob lo hizo jurar que nunca la usaría en un ataque de rabia. "Una cabeza caliente", dijo Rob, como el acero en brasa, no puede se mantener en sus moldes y cumplir la misión para la cual fue destinada. Quedó entendido para todos que sir Belden sería castigado si no lograse mantener bajo control su carácter volatil .
Pensativa, Mairi comenzó a guardar la comida para el viaje. Entonces, su marido era astuto e inteligente en el trato con los hombres, ellas reflexionó. Una verdadera lástima que MacBain no estuviese interesado en tratar con las mujeres...
Entonces Mairi recordó la forma dulce y tierna en que la había tratado ese día del picnic, y como la había abrazado cuando ella había llorado por su padre.
Si, él podía ser brusco e irritante, proferir sus órdenes en palabras escasas e ignorarla cuando ella quería que la escuchase . Pero existía la posibilidad de que MacBain nunca hubiese pasado mucho tiempo conviviendo con mujeres,. Quizás ella tuviese la misión de educarlo en su trato con las mujeres.

Cuando él vuelva, Mairi decidió , emplearía un método diferente en el trato con su marido. Estaba segura que lograría promover una mejor comprensión entre ellos dos. Y ta vez hasta lograría persuadirlo de ejecutar su promesa de venganza.
El plan era sencillo : un día rodeado de atención y cariño… y si eso no era suficiente ... una noche de persuasión más osada.
Mairi miró de reojo la tienda que MacBain había construido para resguardarla de la lluvia. Serviría para darles algo de privacidad, si la trasladase lejos de la hoguera ... . A pesar de su negativa infantil a los derechos maritales que su marido tenía sobre ella, Mairi sabía que la consumación del matrimonio era sólo una cuestión de tiempo.
Sonrió de un modo misterioso, confiada en que podría hechizarlo, seducirlo, engatusarlo...
Y luego veremos si MacBain seguirá ignorando mi existencia !

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