sábado, 8 de agosto de 2009

LA GEMELA GUERRERA - DONNA FLETCHER - CAPITULO 11

CAPITULO 11


Un viento helado soplaba del norte, y muchos supersticiosos comentaban que era el aliento de los bárbaros, pero en verdad solamente se trataba del invierno anunciando su aproximación.
Por otro lado, los estragos causados por el ataque de la noche anterior hacían que el viento se convirtiese en un grande enemigo , pues penetraba por los tejados quemados por las antorchas, las puertas y ventanas rotas y los muros destruidos. El miedo debía ser exorcizado de los corazones de las mujeres del clan, y el odio de la mirada de los hombres, pensó Fiona.
Por lo tanto , la mejor cosa a hacer era mantener a todos ocupados, y era en eso que ella se empeñaba desde la noche anterior. No había dormido ni un segundo, tratando de alentar a las personas , dar ánimo y confianza, incitando a todos en el clan a confiar en la recuperación de Tarr.
Sus esfuerzos fueron bien recibidos y apreciados, pues por la mañana varios tejados ya habían sido reparados, y las cercas estaban de pie otra vez, así como los muros. Los heridos también ya habían sido tratados y se sentían mejor, gracias a los cuidados de Aliss. Tarr despertó , y pudo ver la febril actividad que se desplegaba en la aldea y todas las reparaciones ya hechas.
-Sólo te digo una cosa - comentó Kirk. - La gemela que ordenó la reconstrucción es una verdadera líder. Muchos todavía estaban en estado de shock y muy asustados, pero ella los incentivó con su coraje y su fuerza, y todos obedecieron de buena voluntad . No vi motivo para detenerla, pues sin duda sabe lo que hace.
Por la ventana, Tarr, ya de pie, vio una de las gemelas tomar un cachorro negro que había asomado la cabeza desde dentro de un barril, tomarlo en sus brazos y entregarlo a una niña pequeña que tenía los ojos hinchados de tanto llorar. Pronto la criatura se reía, con su nuevo compañero, y ambos salieron corriendo para jugar .Cuando la joven levantó los ojos y lo vio, lo saludó con la mano y corrió hacia adentro del castillo.
Debe ser Fiona, pensó Tarr. Tenía que ser ella . Había notado la sonrisa traviesa, que con certeza era una característica individual de una de las dos.


- Te sientes mejor?-preguntó ella, irrumpiendo en el cuarto.
-Un poco de dolor pero nada fuera de lo extraordinario. - Tarr notó que ella usaba la misma falda del día anterior. - Dormiste?
-No tuve tiempo. - Señaló para varios tejados reparados. - Había trabajo urgente para ser hecho. Por la ventana, la mirada de Tarr recorrió la aldea semi dilapidada, pero que ya presentaba un aire de profunda mejora.
- Necesitabas despertarte tan temprano? - preguntó la gemela , para responderse, ella misma, en seguida: - Si yo fuese el líder del clan, también me despertaría temprano.
Si, pensó Tarr, esa era la respuesta que le gustaría tener de una esposa. Una verdadera compañera.

- Actuaste bien en mi ausencia y te agradezco por eso -murmuró él.
- Fue un honor - dijo Fiona con una reverencia graciosa.
Tarr volvió su mirada a la ventana, dando un paso hacia adelante .
- Algo está mal...
- También pensé eso.
- Y qué pensaste?
- Parece que los bárbaros buscaban algo .
Tarr asintió con un gesto de cabeza.
- Si, algo muy específico.
- O, quizás, a alguien. Incendiaron las casas. Por qué ? Para forzar a la gente a salir?
Tarr frunció el ceño .
- Qué , o quién, puede ser tan importante?
- Para bárbaros... - agregó Fiona.
Tarr volvió la cabeza lentamente, mirando a las personas del clan allá afuera.
- No consigo imaginarlos buscando a alguien de mi clan en especial.
- Y a Raynor? Será que quieren algo de él? Parece conocer bien al líder de los Lobos.
- Es una hipótesis posible.
- Qué harás con Raynor?
- Estás preocupada por él ?
Tarr parecía molesto con los cuidados de Fiona hacia el jefe de los Blackshaw,
- Solamente curiosa - ella respondió con un encogimiento de hombros,
- Conversaremos más tarde y decidiré su destino.
- Ya enfrentaste muchas batallas contra Raynor?
- No. él nunca invadió mis tierras antes. Nuestra disputa es por la isla de Non, y sólo discutimos verbalmente.
- Crees que Raynor va a buscar la ayuda del Lobo?
- Es demasiado orgulloso, y a pesar de ser mi enemigo, Raynor es honrado. No consigo imaginarlo confraternizando con los bárbaros.
- Si ese tal Lobo no encontró lo que quería aquí, irá
a buscarlo a otro lugar o ... va a volver?
- Eso es lo que también yo me pregunto - dijo Tarr. - Parecía interesado en destruir las casas de la aldea, como si esperase que alguien en especial saliese corriendo de las casas incendiadas.
- Y entraron en el granero...Como si imaginasen que alguien se escondía allí ...
Tarr disimuló una mueca de dolor cuando el brazo comenzó a dolerle.
- No deberías estar de pie aquí - lo reprendió Fiona.- Deberías sentarte.
-Mientras mis hombres trabajan?
- Entonces no te quedes en la ventana torturándote - ella sugirió
-No recibo órdenes de vos. Tarr intentó parecer ofendido, pero su risa lo traicionó .
- No?
- Sabías que tus ojos brillan como esmeraldas cuando estás enojada?
- No me vas a ablandar con palabras bonitas. - Fiona , se aproximó a la ventana y gritó para que todos la escuchasen.
- Su jefe necesita hacer reposo para recuperarse y liderarlos nuevamente ! Yo le aseguro a él que por el momento podemos arreglarnos sin su ayuda. Ustedes qué creen ?
- La muchacha puede liderarnos, Tarr de Hellewyk! - gritó
un hombre desde abajo. - Ve a descansar! Te deseamos un pronto
restablecimiento!
- Si! - gritó una mujer. - Quédate tranquilo!
- Confiamos en la joven! - exclamó otro.
Un clamor de voces se levantó, y Tarr fue a sentarse a una silla, sonriendo.

Una lluvia fría caía cuando Tarr se despertó de un sueño que no había deseado, pero que lo había forzado a cerrar los ojos ni bien había apoyado la cabeza en la almohada. Hizo una mueca al mover el brazo, pero pronto sonrió al ver a una de las gemelas sentada a su lado, con la cabeza caída sobre un hombro, mientras dormía.
Tarr estiró las piernas todavía doloridas por la batalla, aunque no admitiese eso ni para sí mismo, y se sentó en el borde del lecho, observándola.
Ella tenía los brazos cruzados sobre el pecho , como si desease abrigarse, y una tira de tela le sujetaba los cabellos . Había cambiado de ropa y usaba la falda verde con la blusa amarilla que cubría sus pechos firmes.
Tarr deseó inclinarse hacia adelante y tocarlos levemente, pero se acordó del aviso que había recibido . Sólo un marido podía hacer eso. Bien, pronto él sería el marido de una de ellas, y su cuerpo le pertenecería por derecho.
Pero... cuál de las gemelas le iba a tocar?
Acarició la mejilla de ella con ternura, haciéndola suspirar en el sueño. Sintiéndose alentado, delineó los labios suaves con la punta de sus dedos.
Fue premiado con un leve gemido de placer, aunque los ojos de ella continuasen cerrados. Entonces se inclinó todavía más para robarle un beso. Una mano pequeña pero firme presionó su pecho , apartándolo. Sorprendido, él se rió.
- Fiona estaría ansiosa por besarme.
- Si ? Entonces creo que tendré que besarte.
Tarr se apartó .
- No quieres que te bese ? - preguntó ella.
El aliento caliente y mentolado lo provocaba. Con un gesto rápido, la sujetó por la nuca, haciéndola sentar en la cama a su lado.
- Qué es esto? - gritó alguien desde puerta.
Los dos se separaron bruscamente, pero continuaron sentados juntos.

-Yo trabajo como una esclava mientras ustedes dos se divierten? Tarr miró a la gemela que acababa de entrar en el cuarto. continuaba con la ropas de la noche de la batalla y parecía exhausta con el esfuerzo de mantener a la gente de la aldea en movimiento. Se volvió con ímpetu y miró a a la que estaba sentada
a su lado en la cama. Había cometido un error y había besado a Aliss? Con la misma brusquedad, encaró a la recién llegada. Esa sería Fiona?
- Qué tienen para decirme? - insistió la que estaba de pie con las manos en sus caderas. Tarr se levantó lentamente y pasó su mirada de una a la otra.
- Digo que este juego debe acabarse.
- Entonces promete en este instante que si te casa con una de nosotras la otra permanecerá aquí y también formará parte de tu clan
Cuan fácil sería concordar, pensó Tarr, pero eso significaría debilidad y derrota, lo que era inaceptable. Había establecido sus
condiciones desde el principio y debía mantenerlas.
- Los términos continúan siendo los mismos - afirmó Tarr. - M casaré con una de ustedes y la otra volverá con los MacElder.
- Creo que entonces no deseas tanto una esposa fuerte y luchadora - comentó la misma que había hablado antes.
La otra se levantó de la cama y se apostó al lado de su hermana.
- Buena suerte en tu búsqueda.
- Todo se hará como yo quiero! - vociferó Tarr.
- Permaneceremos juntas - murmuraron las dos al mismo tiempo, tomandose de las manos.
Tarr no sabía a cual de las dos mirar, entonces le lanzó a ambas una mirada furiosa, que no pareció intimidarlas.
- El deber de una esposa es estar con su marido, no con su hermana! - Tarr declaró, sin saber a quien dirigirse en particular,
- Conocemos las obligaciones de una esposa. Pero es una pena que vos, Tarr de Hellewyk, desconozcas tus obligaciones para con tu futura mujer.
Diciendo eso , ambas le dieron la espalda y salieron del cuarto , dejando a Tarr más confundido y frustrado que nunca.

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