jueves, 31 de diciembre de 2009

JETTATTORE - CAPITULO 4 - BETINA KRAHN

CAPITULO 4


Douglas Austen se despertó y gimió cuando el dolor subió por su espalda y estalló en sus hombros y brazos. La cabeza le latía ferozmente y las costillas le dolían mucho al respirar. No había un centímetro de su cuerpo que no latiese. Intentó recordar lo que había sucedido . Estaba cerca de la villa de Mortehoe... Algo había asustado a sus caballos. El resto era un borrón . Tanteó su cabeza y descubrió dos enormes chichones, uno en la frente, y otro atrás.
- Esto es la única cosa concreta que me quedó de todo lo que sucedió - gruñó .
Pero Douglas "Bulldog" Austen no era conocido por dejar las cosas por la mitad: él iba a develar ese misterio.
Temprano en su vida, criado en el amargo exilio de su padre, Douglas Austen había aprendido duras lecciones de supervivencia. En consecuencia, al retornar a Inglaterra, siendo un vizconde de diecinueve años, y al enterarse que no tenía nada, se había determinado a ganar algo partiendo de cero o morir en el intento . Ya que un buen apellido y la buena voluntad no mataban el hambre ni proveían un techo , Douglas había concentrado todos sus esfuerzos en la adquisición de bienes y en la formación de un capital. El resto tendría que esperar.
Y con la característica ferocidad de los Austen, no siempre se había mostrado escrupuloso en como ganar el dinero.
Ahora, que casi ocho años habían pasado , había amasado una fortuna suficiente como para estar sólidamente establecido en el mundo del comercio. Se vestía con elegancia y tenía una casa imponente en el lado oeste de Londres. También se había ganado el apodo de "Bulldog " por la tenacidad con que perseguía y alcanzaba sus objetivos. La única cosa que no había logrado era ser aceptado por la sociedad de elite a la cual pertenecía por nacimiento y educación . Y, de manera creciente, tal aceptación se había convertido en la cosa que más ansiaba en su alma.
Y el mejor medio era entrar "literalmente" en el seno de una familia altamente conceptuada, desposar a una de las elegantes jóvenes "pura sangre", como las llamaba él .
Una esposa. Quería una dama por esposa. Y se había jurado que tendría una para el verano ... o moriría intentándolo.
Sus dedos largos y musculosos le informaban que la cabeza, las costillas y los hombros estaban seriamente doloridos, pero todavía en funcionamiento parcial. Se tambaleó por el camino y vio los destrozos del carruaje. Vio que solamente su baúl estaba intacto. Insultó al destino . El negocio que había venido a cerrar a Mortehoe apenas cubriría la pérdida económica que el accidente causado.
Entonces vio a Stephenson, el empleado que lo había precedido en el viaje para conseguir hospedaje, que llegaba a galope.
- Señor! - El sujeto fuerte tiró de las riendas con violencia y saltó, con los ojos muy abiertos ante el estado lastimoso de su patrón. - Está bien?
- Excelente. Moriré rebozando de salud.
- Los caballos llegaron a la villa sin usted. Cuando los vi, supe que algo había sucedido .
- Sos tan astuto ... - Austen vaciló. La cabeza le dolía y los ojos comenzaban a nublarse de nuevo.
Stephenson lo sostuvo y lo llevó hacia el caballo.
- Suba. Lo llevaré a la villa.
Pronto tomaban el camino de vuelta a la ciudad, con Austen rebotando en la montura mientras Stephenson tiraba del caballo.
- Señor?
- Y qué demonios pasa ahora?
- Ellos no conseguieron fruta fresca. Y nunca oyeron hablar de algo llamando bananas.
- Mierda!
Al aproximarse al hospedaje, caballo y criado asumieron un ritmo de trote y el patrón se hundía nuevamente en la inconsciencia.

Después de tres días enteros y de las visitas del médico local, Douglas Austen estaba de nuevo en pie, con la cabeza latiendo, el orgullo herido. El accidente le había costado tiempo y dinero. No tenía tiempo que perder en esa provincia atrasada. El final de la temporada en Londres estaba próximo y precisaba volver a la capital y montar otra estrategia de campaña para el matrimonio.
Stephenson, bajo su orientación, había logrado mandar un recado con serias amenazas al sujeto con quien Douglas tenía negocios que resolver, arreglando un encuentro para esa misma noche, en un establo abandonado cerca de una pequeña iglesia en el valle.
Poco después de las diez de la noche, Austen se deslizó por los fondos del hospedaje. Stephenson tenía los caballos alquilados y ensillados, y los dos se apartaron antes de montar y salir al galope por el campo. No fueron muy lejos; pronto el caballo de Austen comenzó a renguear.
- Qué carajo pasa ahora? - él protestó entre dientes , desmontó y levantó la pata del caballo para verificar le casco y la herradura. - La puta! No voy a perder más tiempo en esta aldea de mierda. Dame tu caballo y vuélvete a pie.
- Pero ... pero...
- A llorar a la iglesia ! Yo voy a terminar ese maldito negocio esta misma noche . Debo volver a Londres.
Stephenson conocía a su patrón demasiado bien como para ofenderse con su lenguaje soez o sus modales un poco brutos. Cuando Austen se irritaba, siempre se convertía en aquello que Stephenson llamaba el "Francés de Barbados".
- Señor , esto puede ser una trampa. - Stephenson vio la sonrisa irónica en la cara de su patrón y le entregó las riendas. Un poco de peligro jamás había sido un obstáculo para Douglas Austen.
Austen montó y miró a cara sombría de Stephenson con una sonrisa atrevida, medio distorsionada por el dolor.
- Si no vuelvo antes de mañana, puedes ganarte tus soñadas botas, buscándome.


La capilla brillaba con la luz tenue de la luna , y no fue difícil encontrar el establo en ruinas. Austen se detuvo cerca de un grupo de árboles y examinó las inmediaciones. Cerca de medianoche, dos bultos aparecieron subrepticiamente y aproximándose al establo.
Dos, y desmontados. Austen suspiró con alivio. Continuó observando el área en busca de otros hombres. Al darse cuenta que estaban solos, salió para unirse a ellos, las manos en la pistola dentro de su saco.
Austen nunca había visto al socio con quien hacía negocios hacia dos años, pero , por los pocas mensajes escritos que habían intercambiado, parecía ser un caballero. Examinó los dos hombres con desconfianza antes de desmontar. No eran como se había imaginado.
La puerta crujió al ser abierta y Austen avanzó de espalda contra la pared . Pasó la vista por las vigas bajas del techo.
- Hay una lampara allí ! - exclamó, autoritariamente . - Enciéndala.
Se oyó un ruido ahogado y un golpe en la madera. La luz brotó de una lampara de aceite y Austen examinó a sus socios. Uno era robusto, de cara cuadrada. El otro, delgado, con una arruga marcada en el entrecejo . Ninguno tenía aspecto de ser un astuto comerciante o un contrabandista. Y lo miraban como si estuviesen viendo a Satanás en persona .
- Mi carga. Dónde está?
El grandullón tragó en seco, metió los pulgares en su cinto .
- Hubo complicaciones. Un naufragio. Una mala noche de tormenta ... y el bote se hundió .
- Uno de los nuestros... murió - el otro agregó .
Austen vio las caras desoladas del dúo.
Era como si esperasen comprensión . Habían logrado sorprenderlo y a Douglas no le gustaban las sorpresas, no en ese tipo de negocios.
- Escúchenme , gusanos, les pagué por un cargamento de coñac y tengo compradores esperando la mercadería. Quiero el coñac, y no excusas!
Los dos intercambiaron miradas .
- Bien , pero nosotros no vamos a continuar en esste negocio . - Hizo una pausa y después explicó, con una expresión seria: - Es muy peligroso.
Austen casi se tragó la lengua.
- Yo pagué con dinero y exijo esa puta carga, o van a descubrir cuan peligroso puedo ser yo ! Si quieren salirse de este maldito negocio, sólo van a hacerlo después que traigan hasta el último cargamento a tierra, está claro?
- La guardia costera está allá... Hay una guerra con Francia, usted sabe.
- Mierda! Claro que hay una guerra. Por qué carajo creen que el coñac francés es casi más valioso que el oro ?
Frustrado, Austen sacó la pistola y apuntó a los dos hombres . Tenía que convencerlos de que era peligroso engañarlo, o nunca tendría el coñac.
- Les dije que quiero esa carga de bebida. Y la tendré antes de partir de Mortehoe, o me los llevaré a ustedes en mortajas !
- Pe ... pero... no la tenemos. Es verdad ! El patrón murió ! - El más delgado parecía a punto de desmayarse.
- No les creo.
- Vea , señor... - El más corpulento lo encaró con una mirada de súplica. - Ya gastamos la mayor parte del dinero. Le devolveremos el resto y vamos a trabajar para pagar lo que falta. Lo juramos.
- Trabajar para... Oh, van a trabajar, claro que si ! - Austen temblaba de furia. No sabía cómo proceder. Avanzó amenazadoramente .
- Van a mandar un recado a su contacto y van conseguir otra carga, o ... les juro que los mandaré colgarlos de las pelotas !
Vio los ojos exorbitado y , como el muchacho malo que era , continuó:
- Y después los mandaré a desollar , me voy a hacer una maleta y una billetera con la piel de ustedes . - Con un placer sádico, vio los mentones caer abierto con terror.
- No pue ... puede hacernos ningún mal , señor! - el grandullón balbuceó. - Te ...temos u-un pro-protector muy poderoso!
- Eso mismo! - gritó el flaco , agarrando el brazo de su compañero. - Que tiene el sobrenatural poder de causar mala suerte. Mucha mala suerte!
- Me cago en el diablo ! - Austen gritó. - Yo no creo en suerte, ni buena ni mala , eso no existe! Solamente existen los cojones y la determinación de hacer las cosas. Y es mejor que ustedes...
La luz de la lampara osciló y el gancho que la sostenía cayó. El establo quedó inmerso en la oscuridad. Austen se asustó y avanzó ; se goléó la cabeza en una viga baja .
- La puta que lo parió ! - Se encogió y dejó caer la pistola. Vio un pantallazo de luz cuando la puerta se abrió y después se cerró de nuevo con un golpe seco. Los canallas habían huido!
- Me cago en este pueblo ! - Douglas insultó , sujetando su cabeza. Ahora, tenía un nuevo chichón para agregar a la colección . Respiró profundamente varias veces antes de poder enderezarse.
Esos hombres no eran contrabandistas, podía jurarlo . Hacia negocios con esa clase de gente por toda Inglaterra y jamás había encontrado uno que lo llamase "señor". Y no podía imaginarse a ninguno de ellos ofreciéndose para trabajar para pagar una deuda, como si se tratase de un pobre y honesto labrador! Pero si no eran esos los hombres con quienes había estado negociado, entonces quiénes eran?

- Perc... - Gar Davis gimió, agarrando a su compañero al llegar al abrigo de los árboles. Percy Hall disminuyó el paso y se detuvo. Los dos miraron al establo y al caballo todavía parado al lado da puerta bajo la luz de la luna . - Perc, qué vamos a hacer? No conseguiremos más coñac! Ni siquiera sabemos de donde bien ! Perc... El nos va a matar ! - Percy no respondió , luego Gar murmuró: - Claro, yo me voy a morir lo mismo... de cualquier modo...
- Vos no te vas a morir - Percy retrucó irritado.
- Oh, si. Me caí en esa sepultura, y un hombre que cae en la tumba es el próximo en morir. - Gar llevó su mano al vientre.- Si antes no nos cuelgan de las pelotas
Percy lo agarró por los hombros y lo enfrentó .
- Nadie nos va a colgar ni matar . No si puedo impedirlo.
- Qué vamos a hacer, Perc? El tiene ... armas. - Estremeció, poniendo la mano de nuevo en su vientre . - Y seguramente puñales...
- Bien , vamos a darle un susto . - Miró el establo y vio, para su satisfacción , que el caballo continuaba allá. - Vamos volver a la villa por el bosque de Rowder. Mi cabaña no queda muy lejos. - Empujó su amigo. - Vamos!
Quince minutos más tarde, Percy y Gar llegaban a un claro cerca del camino. Percy se desplomó a los pies de un árbol . Ahora tenía un viejo rifle en la mano. Gar se aproximó, cargando una bolsa de cuero conteniendo un pedernal y pólvora, tan pesada que apenas lograba arrastrarla.
- Ahí. .. este debe ser... Un buen lugar... - Percy murmuró, señalando un montículo desde el cual tendrían una buena visión del camino. Se arrastraron hasta allá.
- Y si él ya pasó ? - Gar murmuró, tragando en seco. - Puede ser, no ?
- No, él va a aparecer! - exclamó Percy, llenando el caño con pólvora .
- Perc... yo nunca le disparé a nadie antes. Vos ya disparaste ?
- No vamos a disparar a matar. Es sólo para asustarlo , tomar el resto del dinero y desaparecer. - Percy posó el arma en su hombro y apuntó el caño hacia el camino.
- él va a aparecer al galope - Gar comentó . - Vos nunca le acertaste a un conejo con esa cosa.
- La idea no es acertar, recuerdas ? - Percy retrucó, irritado. Luego , de repente, se retorció y se agarró el vientre, gimiendo de dolor. - Uuuuy ! Oh, mi Jesús!
- Qué pasa, Perc?
- Mi estomago... la maldita úlcera! Vos vas a tener que hacer esto. Yo no puedo!
Arrojó el arma en las manos de Gar con un gemido y , antes que este pudiese protestar, oyeron el primero ruido de cascos.
- Será él ?
- Si , si ! Debes hacer esto, Gar! - Perc colocó el arma en el hombro de su compañero. - Ahora!
Gar temblaba al levantar el viejo rifle y apuntar a la figura que surgía en el camino bajo la luz de la luna .
- Ahora, Gar, ahora!
El miedo cerró la garganta de Gar. Su corazón latía enloquecidamente
en el pecho , haciendo difícil mantener el arma en posición de tiro . Y , en la punta del caño, un espectro negro se materializó en una imagen sobrenatural.
- Ahora, Gar!
Gar se asustó . Y cuando su amigo gritó "ahora!" en su oído, cerró el dedo sobre el gatillo. El arma disparó.

No hay comentarios: