sábado, 15 de mayo de 2010

ESCUELA DE ENCANTOS - CAPITULO 11 - SUSAN WIGGS

CAPITULO 11


Isadora soñó con una manada de lobos atacándola desde todos lados, le masticaban los tacones de los zapatos y reducían sus ropas a trizas . Se despertó abruptamente de su sueño por un silbido agudo, permaneció acostada en su cama estrecha ese amanecer y entendió que los lobos de su sueño eran , en verdad, sus preocupaciones.
Inhaló un aire tan húmedo que pareció empaparle los pulmones . La espalda le dolía después de haber dormido encogida en un espacio tan apretad. La comida y el vino de la noche anterior le habían caído muy pesados al estomago y , cuando se levantó para vaciar su contenido en el orinal debajo de la cama... vomitar era algo repulsivo que solamente podría soportar cerrando los ojos y negándose a pensar en lo que hacía.., entonces se golpeó a cabeza con el borde del camastro con tanta fuerza que vio las estrellas.
Sentándose en la cama estrecha, se masajeó la región dolorida y espió por la pequeña escotilla. No tuvo duda que habían dejado el amarradero del puerto y ahora solamente estaban detenidos por el ancla. Zarparían en cualquier momento.
La noche anterior, ella había logrado quitarse el corset y había dormido con la camisa . Miró con aversión la prenda , un corset que su madre había mandado a hacer especialmente para ella. La gran ironía del corset era que él no eliminaba el volumen del cuerpo, solamente lo empujaba a lugares mas incómodos. El capitán no había exagerado al llamarlo coraza.
Resignada, se levantó para ponérselo. Un dolor aguda le subió por la pierna, cortándole el aliento. Se hundió de vuelta en la cama, sujetando el tobillo izquierdo. Parecía una gran salchicha, hinchado y amoratado. Con cuidado, tocó el local lastimado, arrugando la cara con dolor. Debía haberse torcido el pie cuando se había caído de la escalera... directamente encima del capitán Calhoun.
Esto no es un crucero de placer.
Las palabras sarcásticas, dichas la noche anterior, todavía hacían eco en su mente.
Dios , cómo había llegado a pensar que su lugar estaba en ese barco?
Las personas siempre le habían dicho que era una tonta ilusa . Y ahora ,finalmente, los hechos probaban que tenían razón. Qué demonios estaba haciendo en un barco, viviendo entre hombres de reputación dudosa y a punto de zarpar a las aguas pobladas de piratas del Atlántico sur?
apretando los dientes , logró vencer la odisea de vestirse, su convicción iba aumentando con cada gesto. Era Isadora Dudley Peabody, de los Peabody, de Beacon Hill. Debería estar en su casa leyendo un libro, o haciendo un bordado. No ahogada en una estrecha y precaria cabina , intentando cerrar su propio corset , intentando domar sus rulos rebeldes que caían hasta la cintura.
Tal vez, Isadora pensó, sus manos luchando con los cordones del corset, todavía a estuviese tiempo de cambiar de idea, de retroceder . Si corriese, podría bajarse del barco tomar un bote . sin duda, debía haber varias embarcaciones pequeñas yendo y viniendo del puerto de Boston.
Si , esa la decisión correcta . Enrollando o cabello algunas veces, los sujetó con hebillas, se puso el sombrero y los anteojos y dejó la cabina rápidamente. A pesar del dolor en el tobillo, se obligó a caminar. Una corriente de aire fresco de mar la saludó en el pasillo . Ya casi en lo alto de la escalera, pudo ver hombres atareados en la cubierta, las voces elevadas en una alegre canción :

"Todos a bordo!
Adiós amigos!
Esta es la señal para zarpar.
Y el océano azul atravesar. -
Vamos a elevar el ancla.
Y pensaremos en esas muchachas cuando estemos lejos,
Y pensaremos en esas muchachas cuando estemos lejos, muy lejos."


Ryan Calhoun se hallaba en la cubierta principal, y una vez más Isadora quedó impresionada con la deslumbrante belleza masculina que emanaba de él . El capitán bebía algo de un jarro y hablaba con un oficial . Se referían a una serie de papeles que estaban sobre la mesa del navegador. Aunque detestase tener que interrumpirlos, sabía que tendría que actuar rápidamente para volver al hogar donde pertenecía.
Hogar? La casa en Beacon Hil? Cuándo verdaderamente había pertenecido a ese lugar?
Dejó de lado esas preguntas . A pesar de sentirse casi una intrusa en su propia casa, estaba todavía más fuera de lugar en ese barco, donde hombres con cinturones hechos de cuerda atando sus pantalones trabajaban en la cubierta y usaban un lenguaje soez aun cuando
sabían que había una dama cerca.
_ Capitán Calhoun - ella dijo un tanto jadeante, mientras avanzaba por
la cubierta. Rengueaba un poco a causa de la torcedura del tobillo. _
Necesito hablarle sobre...
_Ah, señorita Peabody. _ Ryan giró la cabeza bruscamente en su dirección. Después, rudamente , se dio vuelta de vuelta hacia el oficial aduanero. _ Ya le mostré tres vías de manifiesto, Señor. En cuanto al formulario de...
Ella hizo una reverencia torpe.
_ Capitán, sólo necesito un minuto de su tiempo...
_ Déjame presentarte el Señor Dickie Warbass de Alfandega _ dijo él, sin ni siquiera mirarla.
_ Cómo le va ? _ ella hizo otra reverencia apresurada. _ Discúlpeme por interrumpirlo, capitán, pero debo ...
_ Aquí está . _ Ryan le pasó un documento . _ El Señor Warbass y yo estuvimos buscando hace media hora un formulario que está en portugués.
Ella bajó la mirada hacia el papel, frunciendo el ceño.
_ Pero , capitán, yo ...
_ Qué demonios dice el documento? Pido disculpas por la prisa, pero el Señor Warbass tiene otros asuntos que resolver esta mañana y no debemos demorarlo.
_Tiene un bote esperándolo ? _ preguntó ella al oficial.
_ Si , claro.-
Isadora soltó un suspiro de alivio. El Señor Warbass podría sacarla del barco para volver con su padre y madre y al afecto familiar de ellos. De vuelta con sus hermanos, tan perfectos y brillantes que el mundo se arrodillaba a sus pies. De vuelta a su adoración secreta por Chad Easterbrook, a los días de plegarias solitarias para que al menos él la notas. De vuelta al seno de una sociedad que no le daba la bienvenida.
Pensamientos perturbadores, sin duda, pero no tanto como la idea de hacer un largo viaje por mar en compañía de extraños , un viaje a una tierra extranjera. No podía creer que realmente hubiese llegado hasta allí.
Se sentía como si estuviese a la deriva en aguas desconocidas, sin control sobre sí misma.
Bajando los anteojos sobre su nariz, miró por encima de los lentes para leer el documento.
_ Esto es una copia del contrato de consignación con una firma llamada "Ferreira e hijo". Era lo que estaba buscando, capitán?
El señaló para un espacio al final del documento.
_ Mi firma va a aquí, presumo?
_ Si . Y la fecha también. Y un sello impresa.
_ Lo traeré ahora mismo. _ Warbass sacó un sello del bolsillo .
Mientras los dos hombres se ocupaban de los documentos, la atención de Isadora fue atraída por la actividad en el barco. Obedeciendo con la disciplina de soldados a las órdenes dadas por el primero inmediato, cada miembro de la tripulación cuidaba de su respectiva tarea. Todos mostraban fuerza y habilidad y parecían seguros de su lugar en el mundo.


Sin forzar el tobillo dolorido, inclinó la cabeza hacia atrás , sintiendo un mareo al observar los mástiles mas arriba. Entonces algo.... el taco de la bota, tal vez.., lo enganchó en el espacio entre dos tablones del piso . Isadora sacudió los brazos, queriendo agarrarse a algo y lo que encontró fue una cuerda . En el momento en que la tomó, una serie de nudos a lo largo de un trecho de soga se soltó como un tejido de lana que se deshace .
Luigi Conti gritó una obscenidad en italiano y avanzó para intentar reparar el estropicio . Mortificada, Isadora llevó las manos a su rostro ardiendo .
_ Señorita Peabody? _ la voz del capitán Calhoun sonó como un murmullo letal junto a su oído.
Um escalofrío la recorrió .
_ Lo ... siento mucho, yo ...
_ Te sientes capaz de provocar un nuevo desastre en menos de cinco minitos ? Son las siete y media y has provocado uno .
La amenaza de lágrimas sofocó a Isadora por un instante. Se obligó a contenerlas.
_ No creo que eso sea gracioso, capitán.
_ El Señor Conti tampoco cree que es gracioso . _ él señaló en dirección al italiano, quien todavía profería insultos . _ Dime, te importaría alimentar un gatito? _ la voz de Ryan sonó falsamente calma.
Ella frunció el ceño , perpleja.
_Alimentar un ...
_ Un gatito. Está en mi cabina. No se ha sentido bien desde que lo traje a bordo. Hay leche en una de las botellas. Dale un poco junto con algunas sardinas.
_ Tienes un gatito a bordo y quieres que yo lo alimente.
_ Exacto.
_ No creo que eso forme parte de mis obligaciones.
_Si no vas a alimentar a ese maldito gato ahora mismo _ dijo Ryan, la aterciopelada voz sureña se elevaba a cada palabra _, estarás pelando batatas para Doutor durante los próximos seis meses. _ El Pareció crecer en estatura mientras la amenaza escapaba de sus labios. Realmente era muy alto. Era raro que ella encontrarse a un hombre de mayor estatura que la suya, pero allí había uno .
_ Muy bien _ ella respondió, con un breve meneo de cabeza, negándose a dejarse intimidar por ese acceso de rabia. Con el tobillo latiendo , fue hacia la cabina del capitán, determinada a ejecutar pronto la tarea y volver a tiempo para escapar en el bote del Señor Warbass.
Con un suspiro exasperado, bajó por la escalerilla y entró en la cabina oscura. El hecho de encontrarse a solas en el alojamiento privado del capitán Calhoun la hizo sentirse como una intrusa. Acordándose de la primera vez en que había estado allí, lanzó una mirada a la cama encortinada y se estremeció. Ese era un seductor , un empedernido mujeriego . Debería sentirse contenta de estar a punto de dejar ese barco.
Comenzó a llamar al gatito con una voz suave. Pero mientras miraba a su alrededor, se dio cuenta de que no estaba buscando al animalito . Estaba atenta a las cosas que formaban parte del mundo de Ryan Calhoun. Una pila de libros... novelas y manuales de navegación. Libros de contabilidad en el escritorio. Un pequeño cuadro retratando a su madre.
Desde debajo del escritorio, surgió un maullido casi inaudible. Isadora se agachó , apoyándose en las manos y en las rodillas delante de la abertura en el frente del escritorio e hizo un gesto persuasivo con la mano.
_Ahí estás.
El gatito pasó rápidamente por al lado de ella, corriendo hasta un rincón oscuro de la cabina. Gateando , Isadora lo siguió .
_Ven aquí . Toma tu leche. No puedo creer que él se olvidó de alimentarte esta mañana.
Casi había alcanzado al gato cuando él intentó meterse en un vano en el revestimiento de madera de la pared . E Isadora descubrió que en verdad era un panel, y , frunciendo el ceño, hizo con que deslizase a un lado. Vio , con algo de sorpresa, que allí había un gran cofre de hierro. El descubrimiento le produjo una oleada de nerviosismo y lanzó una mirada por sobre el hombro. No debería estar allí. Pero ahora el gato estaba detrás del panel .
_Ven aquí, gatito _ dijo, chasqueando los dedos.
_Oh, por favor, sal .


El gatito asomó su hocico rosado y desconfiado, después su pequeña cabeza gris y ,finalmente, su cuerpo delgado. Isadora lo tomó con gentileza y lo sujetó junto a su pecho. Viendo al animalito asustado relajarse, soltó un suspiro de alivio y cerró o panel que ocultaba el cofre. Encontró la leche y las sardinas y, arrugando la nariz, creó una pasta con un olor nada apetitoso en una pequeña bandeja, para luego colocarla en el piso .
El gato comenzó a deleitarse con lo que ciertamente le parecía un banquete .
Una armónica sonó en el aire y algo golpeó pesadamente contra el casco. Isadora subió rápidamente a la cubierta.
Justo a tiempo de ver a Ryan Calhoun despidiendo con la mano al Señor Warbass, cuyo bote era conducido de vuelta al puerto por un remador.

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