sábado, 13 de marzo de 2010

LA VIUDITA - CAPITULO 31 - GEORGINA GENTRY

CAPITULO 31


Todavía era muy temprano cuando Cash despertó y fue a la estación para ver si había alguna mensaje para él.
- Mierda , esta mujer me va a arruinar! - él abolló los telegramas venidos de Nuevo México y de Nevada y miró a al muchacho del telégrafo. - Wilbur, cómo demonios la señora Purdy supo que intentaba llevar la pelea allá?
El muchacho sacudió la cabeza y dio un paso atrás.
- Te juro, Cash, que esta vez no le dije nada. A decir verdad, en los últimos días ni siquiera conversé con ella. La señora Purdy sólo ha venido aquí para darle comida al gato.
- El gato es mío .
- Ella ya logró acariciarlo . .. - Wilbur dijo , pero pronto se arrepintió.
- Maldita mujer! - maldijo y partió furiosamente.
Montó a Dusty y volvió al hotel. Si Wilbur no le había dicho nada, como Bonnie lo había descubierto?
Llegando allá, fue directo al restaurante para el desayuno. miró a su alrededor y le preguntó al camarero :
- Joe, cómo es que nunca veo a la señora Purdy aquí abajo por la mañana?
- Ella siempre pide servicio de cuarto - el camarero respondió sirviéndole café.
Cash tomó el café y pensó en qué podría hacer ahora que Nevada y Nuevo México estaban fuera de la jugada. No podría cancelar la pelea; además del dinero investido, estaba la palabra dada . Untó manteca en una galleta y pensó en la celebridad que llegaría a la ciudad en el tren de la mañana. John L. Sullivan había sido campeón , y muchas personas estarían allá; inclusive Bonnie y su grupo, si es que ella sabía de la llegada del hombre.
Subió, se afeitó y , al consultar el reloj de bolsillo, se dio cuenta que era hora de volver a la estación para recibir al ex campeón . Saliendo del cuarto notó, por primera vez, la bandeja en el piso , al lado de su puerta. En las escaleras, vio que la viuda estaba un poco mas adelante. Bonnie se dio vuelta cuando oyó pasos. Aun estando furioso con ella, Cash se obligó a ser educado y la saludó :
- Buen día, señora Purdy. No sabía que estábamos en el mismo piso. - Notó los ojos hinchados y enrojecidos. Seguramente había llorado por el incidente de la noche anterior. Consideró mejor no mencionar el hecho, pues sería muy humillante para ella.
- Es así , creo que lo estamos... - Bonnie se apresuró .
- Vas de compras con alguna amiga? - Cash preguntó .
- Tal vez. - ahora ella casi corría.
El disminuyó el paso, preguntándose a dónde Bonnie iría con tanta prisa. Sería que... No, ella no debía saber nada respecto a Sullivan. A menos que hubiese un informante en el hotel .
Cash llegó al hall de entrada a tiempo para verla partir con el carruaje. Esa era una de las cosas que a diferenciaba de otras mujeres: Bonnie era bastante independiente y podía controlar un caballo sola.
A su pedido, Dusty había sido llevado a la caballeriza para ser alimentado y cepillado, pues Cash precisaría de una carruaje para llevar al recién llegado. En la estación, se encontró con la viuda. Qué diablos hacía allí?
Herbert fue corriendo al encuentro de ella.
- Bonnie querida, por qué no respondes mis mensajes? Fue todo un terrible y lamentable error. Yo estaba no taberna sólo para espiar a McCalley...
Cash, quien observaba la escena, gritó:
- No le crees, señora Purdy. El siempre va allá. Es cliente habitual y siempre se sienta cerca del escenario, babeándose como un perro hambriento.
Los dos se dieron vuelta en dirección a Cash.
- Bonnie, serías capaz de creerle a ese canalla?
- Yo , yo ... - ella parecía confundida.
- No le creas ! - Cash levantó la voz. - Yo no tengo motivos para engañarte.
- Por el contrario, señor McCalley - Bonnie declaró, levantándose. - Usted es un bandido profesional . Y en cuanto a vos, Herbert, todavía voy a pensar en tu caso.
Herbert casi estaba de rodillas, intentando besar la mano de Bonnie, quien lo golpeaba con la cartera de tela mientras amarraba el caballo.
- Ahora no tengo tiempo para melodramas , Herbert. Hablaremos más tarde.
- Si lo aceptas de vuelta, te vas a arrepentir - Cash le avisó.
- Quién te pidió que te metas? - Herbert preguntó .
- Cuidado, ya te golpeé antes - Cash lo amenazó, bajando del carruaje. - Y todavía tienes dientes en la boca para perder.
- Ustedes dos, basta con esto ! - Bonnie los reprendió. - No tengo tiempo para estas tonterías ahora.
Fue entonces que Cash vio una multitud aproximándose, cantando y portando carteles.
- Oh, no! No me digas que...
- Pensó que dejaría de recibir a ese sujeto sin un comité de bien venida ? - Bonnie sonrió triunfante y fue al encuentro del grupo.
Cash pensó que le encantaría tomarla y darle unas buenas palmadas, pero no había tiempo para nada más , pues los periodistas y los fanáticos también llegaban a la estación. Se oyó el pitido del tren a lo lejos.
En la plataforma, Cash se encontró con Bat Masterson, quien escribía en su libreta .
- Veo que tendremos opositores... - él comentó.
- Vos le contaste a alguien ? - Cash preguntó , observando la aproximación de la marcha .
- Sólo a algunos periodistas. La noticia precisaba ser divulgada. Después de todo , con qué frecuencia un hombre como John L. Sullivan viene a este lugar?
- Carajo ! Tenemos un espía entre nosotros !
- Será él? - Bat preguntó señalando a Herbert, quien acababa de unirse al reverendo y a Bonnie.
- No puede ser; nadie confía en ese sujeto - lo descartó Cash.
- Sería un acto de justicia divina que la señora Purdy se case con él . Deberías pensar así también .
- Por supuesto . - Sin embargo, Cash no se sentía nada feliz con esa idea. Creía que Bonnie era demasiado astuta para creer en el vendedor de alimentos de gallinas . Pero algunas mujeres se contentaban con tan poco...
- Debemos correr para ponernos al lado del alcalde , antes que los opositores ocupen toda la plataforma - Bat le avisó.
- Qué? Oh, Si. - Cash estaba distraído pensando en Bonnie.
Bat y Cash tuvieron que abrirse camino en la plataforma para aproximarse al tren, que acababa de llegar, emitiendo humo y el chillido de los frenos. Cuando el barullo se detuvo, un hombre grande, vestido elegantemente, bajó por los escalones del vagón.
El alcalde dio un paso adelante .


- señor Sullivan, é un grande placer...
Mientras tanto, el cántico de los opositores cortó el discurso del hombre. Cash gimió e intentó aproximarse más,.
- Ven, Bat.
- No puedo... estoy siendo atascado por estos carteles! - el alcalde , consideró mejor desistir de dar las bien venida - Cash gritaba para hacerse oír.
- Y mi discurso?
- Vamos a salir John de aquí, antes que él acabe lastimado ! - Cash gritó. - Ven conmigo, puedo ayudarte a salir de aquí.
- Pero es seguro? - El hombre corpulento todavía estaba en los escalones del vagón, mirando, inseguro, a la multitud que cantaba y gritaba.
En la plataforma, ellos fueron arrastrados y golpeados por carteles y sombrillas.
- Mi Dios! - exclamó el ex boxeador. - Texas siempre es tan peligroso?
- Sólo cuando ofendemos a los virtuosos! - Cash respondió gritando. - Toma tu equipaje y vamos al carruaje. - Y se fueron abriendo camino.
- Espérenme ! - llamó Bat. - Y mi entrevista?
- Disculpa, Bat, pero ahora cada uno sale a de acá por si solo - le respondió a Cash, ayudando Sullivan a salir de ese infierno .
- Vamos a detenerlos! - Bonnie gritaba. - Esta pelea no se realizará!
El carruaje de ellos comenzó a moverse. John L. Sullivan miró hacia atrás.
- Creo que esta es la multitud más violenta que jamás haya visto , aunque la mayoría parece tener la edad de mi abuela. A excepción de esa morena bonita allí adelante.
- Esa es la líder, la señora Bonnie Purdy. No dejes que la apariencia de ella te engañe, pues esa mujer sería capaz de pisar a cualquiera - Cash le informó, siguiendo adelante.
- Yo diría que ella tiene alguna cuestión personal con vos, por el modo en que te mira .
- Más o menos...
- Ah, ya entendí . - Sullivan sonrió .
- No es nada de eso - Cash rebatió. - A pesar que tengo de admitir que lo intenté , pero la señora Purdy es incorruptible, inaccesible e impenetrable.
-Toda mujer es penetrable... - el ex boxeador se rió - ... con el hombre adecuado.
- Si pudiese, lo intentaría de nuevo. Creo que sólo así sus seguidores abandonarían y la protesta acabaría. - La multitud se quedó atrás, envuelta en una nube de polvo.
- Si fuese vos ... - Sullivan le guiñó un ojo - lo intentaría nuevamente. Hay muy en juego.
- No - Cash negó con la cabeza -, ella es una dama.
- Estamos yendo al campo de entrenamiento? - John L. Sullivan preguntó .
- Pensé que te gustaría ver como andan las cosas, aunque , con certeza sé que seremos seguidos.
- La mayoría de los texanos concuerda con los opositores? - John quiso saber.
- No. Los texanos adoran el boxeo , pero los opositores hacen tanto ruido que están amedrentando a los poderosos.
- Tu dama debe ser bastante influyente, entonces.
- Creo que no. Es sólo una simple bibliotecaria. pero es la presidente de un club de mujeres. Creo que es esa organización la que está bancando todo, pero ella no puede quedar en Dallas para siempre.
Ya se aproximaban al campamento de Fitzsimmons.
- Dónde será la pelea? - John preguntó .
- Todavía estoy buscando el lugar - Cash tuvo que admitir.
- Después de todo ese tiempo, eso todavía no fue resuelto? - John estaba sorprendido.
- Como puedes ver, estoy teniendo un poco de problemas . Pero se me ocurrió una idea hoy temprano y ya envié un telegrama a un amigo mío. - Cash bajó del carruaje y amarró el caballo.
Entraron al granero, donde algunos hombres entrenaban.

- Dios Santo ! - John se quedó paralizado. - Es un león de verdad ?
- Es absolutamente manso - informó el desafiante, quien bajó del ring para saludarlos. - Bienvenido, John. ahora que estás aquí, vamos tener más publicidad.
- Es un placer, Bob. - el hombre más viejo sonrió y miró a su alrededor . - Acabo de encontrar a la oposición.
- Las Damas y los sacerdotes? La líder quiere el cuero de Cash.
- Vamos cambiar de tema ? - Cash pidió, pero en ese momento se oyó un cántico a lo lejos. - Son ellas. Y deben estar trayendo a los periodistas .
- Entonces, vamos a salir de aquí. Creo que ya recibí suficientes golpes de sombrillas por un día. - John parecía perturbado.
- Las mujeres no suelen quedarse mucho, porque el canto perturba el sueño de Nero y ellas se asustan con sus rugidos - explicó Bob. - Además, Cash, vos todavía no me dijiste a dónde será la pelea. Si no lo decides pronto, voy a volverme a la Costa este.
- Lo sabré en algunas horas, lo prometo. John, vamos . - Los dos volvieron al carruaje.
- Por lo menos, tienes una idea de cuándo será la pelea? - John preguntó .
- Todavía no, pero , como te dije, envié un telegrama. Es mi última carta.
- Vas a dejar que la bibliotecaria te gane ?
- Ni pensarlo ! - Cash fue enfático. - Aunque tenga de jugar sucio...
Después de que John L. Sullivan se registrase en el hotel , él quiso saber qué había para hacer en la ciudad.
- Puedes ir a la taberna y ver las muchachas bailando can can . Siento no poder acompañarte , pero debo resolver algunas cosas, antes que la señora Purdy me arruine. Diviértete con Fifi.
A la hora de la cena, hubo un golpe en la puerta de Cash. Era Wilbur con un telegrama.
- Qué tal? - él preguntó , curioso.
- Muy bien - el muchacho respondió. - Y tu promesa?
- Sigue en pie . - Cash tomó el telegrama y lo leyó. - Diablos , creo que esta vez va a resultar . Debo enviar una respuesta.
- Traje papel y lápiz. Puedes dictarme . - se ofreció Wilbur.
Para el juez Roy Bean, Langtry, Texas. Estimado Roy. Me alegra que concuerdes. Prepara el lugar. Organiza todo para el sábado. Te harás rico vendiendo cerveza y comida a los espectadores. Atentamente, Cash.
Wilbur dejó de escribir y lo miró curiosamente .
- Cash, si Langtry queda en Texas, cerca de la frontera, cómo vas a hacer?
- No estaba pensando en Texas, exactamente - él respondió evasivamente .
- En México? Pero el presidente de allá...
- Tengo una carta en la manga, Wilbur. Confía en mí . Ahora, recuerda que si quiere un "ingreso extra", debes prometerme no contarle nada a la señora Purdy.
- Puedes estar seguro - Wilbur dijo y salió.
Sería esa la ocasión en que Cash podría vencer a Bonnie Purdy? Por primera vez en semanas, las cosas estaban mejorando para él.
Cash tenía muchas cosas que hacer , entonces bajó al restaurante para comer rápidamente un sándwich . El lugar estaba invadido por las mujeres y por los religiosos de la marcha , abanicándose por el calor y bebiendo té helado. Bonnie estaba sentada en una mesa acompañada por el reverendo Tubbs y por Herbert. Parecía muy animada.
No sería tan estúpida como para perdonar a ese gusano lujurioso? . Tal vez Herbert se hubiese unido a ellos sin permiso.
Disgustado, Cash volvió al cuarto. Mierda, si Bonnie se quedase con ese pelado mocoso , bien ... se lo merecía. Y por qué debería importarle eso a él ? Su único interés en la viudita era que ella dejase de meterse donde no le correspondía .


Intentaba pensar en negocios , pero su mente volvía una y otra vez a Bonnie al lado del enano . pocos minutos más tarde, oyó pasos en el corredor. Una pareja se detuvo en la puerta al lado de su cuarto. El hombre, insistente, quería entrar, pero la mujer no lo dejaba y quería despacharlo . Cash fue a la puerta. Tendría que salvar a alguna dama en apuros? Agudizando los oídos, notó que las voces le eran familiares.
oyó el ruido de una bofetada y del hombre marchándose .
- Muy bien , hermana - él la aprobó. - La dama debe tener pelotas para saber defenderse sola.
Acordándose de que las voces le habían sonado conocidas, un pensamiento cruzó su cabeza. No... No sería posible. Notando que la mujer entraba en el cuarto, una irresistible curiosidad lo llevó hacia la puerta comunicante. Sabía que sería "un poquito indecente" mirar por el agujero de la cerradura, pero ya nadie lo consideraba un caballero decente ... sintió la irrefrenable necesidad de conocer la identidad de la mujer que le había impedido que se instalase Fifi en el cuarto al lado. La tentación era demasiado grande, entonces se agachó para espiar. Algo estaba obstruía el agujero de la cerradura. Que decepción!
Cash volvió a la poltrona. Había muchas cosas que hacer, incluso con la ayuda de su amigo, el juez Roy Bean. Debía ir a contarle a los boxeadores , a los periodistas y a los fanáticos donde deberían encontrarse sin despertar las sospechas de Bonnie. Pero tenía que enfrentar el hecho de que sería imposible arreglar todo sin que las decenas de las seguidoras de la viuda organizasen una nueva marcha .
Tendría que desacreditarla para que las mujeres dejasen de apoyarla. Acordándose de los besos ardientes que habían intercambiado con la viudita , pensó que si la relación de ellos fuese vista en público, las Damas de la Estrella Solitaria se decepcionarían con la señora Purdy y le quitarían su apoyo.
Las mujeres siempre lo habían hallado irresistible, pero Bonnie había herido su orgullo masculino al repeler sus avances. Aquello se convertía en un desafío todavía mayor. Pero, por qué no intentarlo?

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