lunes, 8 de noviembre de 2010

DIVINO TESORO - CAPITULO 14 - BETINA KRAHN

CAPITULO 14


El carruaje seguía en disparada por el camino polvoriento. Treasure y Renville hablaban en voz alta, e Freddy, el conductor, prestaba atención a todo. Seguramente iba a temer mucho que contar cuando volviese a Culpepper.
Cuando llegaron a una pequeña posada en Baltimore, tarde por la noche, Treasure no tenía más fuerzas ni energía para discutir. Ni cuando Renville la hizo comer algo y después la encerró en un cuarto sin ventanas para pasar la noche.
Al día siguiente, ella estaba resentida y determinada a volver a su casa, pero Renville declaró que sólo volvería después de que el matrimonio fuese anulado. Pasados cinco días, que fue el tiempo que llevó el viaje a Filadelfia, Treasure estaba exhausta. Pero eso no le impidió que, maravillada, mirase por la ventanilla para apreciar la gran ciudad de la que había oído hablar durante toda su vida. Renville protestó y la hizo sentarse derecha para que no estuviese asomada a la ventanilla como una campesina que viajaba por primera vez,
Era el final de la tarde cuando llegaron a una bonita casa de ladrillos a la vista, en una bonita calle arborizada, en la parte mas elegante de la ciudad.
Renville descendió del carruaje, dando órdenes para retirar el equipaje. Ayudó a Treasure a salir del carruaje y la condujo a la puerta blanca con herrajes durados. Golpeó insistentemente, siempre agarrando a Treasure por el brazo.
— Señor Renville! — una empleada abrió la puerta y se apartó para que ellos entrasen, mirando admirada a Treasure.
— Dónde está Colbourne? — él preguntó.
— Está en la oficina, señor. Voy a avisar que...
— Yo mismo aviso. — Renville se apartó, sin soltar el brazo de Treasure, quien se sentía humillada por estar siendo arrastrada como si fuese una criatura desobediente.
Molesta, afirmó los pies descalzos en la gruesa alfombra y logró librarse de Renville.
— Mantén tus manos lejos de mí ! — ella advirtió. Pero él la tomó por la cintura, abrió la ancha puerta de nogal y la empujó adentro.
— Comportate, o te juro que te amarraré — él dijo, golpeando la puerta y apoyándose en ella.
— Santo Dios... Renville! — un hombre alto y delgado, sentado en un escritorio también de nogal , levantó la vista de una pila de papeles.
— Colbourne, preciso tu ayuda... Con urgencia — Renville le dijo a su amigo, sin sacar los ojos de Treasure. — Siéntate! — él ordenó, con el dedo erguido señalando un elegante sofá estilo reina Ana , cerca de una chimenea de mármol .
— No. Hace días que estoy sentada! — ella respondió, cruzando los brazos sobre el pecho.
— Siéntate! — él gritó, dando un paso en dirección a ella.
Treasure se puso roja de rabia, pero obedeció. El cuarto parecía una oficina o una biblioteca. Las paredes tenían estantes llenos de libros, lo que atrajo la mirada de Treasure inmediatamente. El ambiente estaba iluminado por grandes ventanas, el escritorio era imponente y tenía dos grandes poltronas en frente.
— Por el amor de Dios, qué está sucediendo, Renville? — Wyatt Colbourne miraba atónito a la muchacha malvestida, sucia y descalza. — Te esperaba unos días atrás, tus barriles ya llegaron. El barco parte dentro de cuatro días y estamos...
— Fui retrasado por... un casamiento. — Renville miró airado a Treasure. — Mi casamiento.
— Tu... Casamiento? — Wyatt estaba perplejo. — Dios ! Contra quién?
— Con ella — Renville señaló a Treasure, con aparente disgusto. — Ellos me forzaron... Con una trampa . Quiero una anulación, rápido. Antes que volvamos a Inglaterra.
— Esta es... tu esposa?
— Es la muchacha con la cual me forzaron a casarme.
Boquiabierto, Colbourne continuaba mirando a Treasure, quien , avergonzada, intentaba quitar el cabello de la cara con una de sus manos.
— No entiendo... — Colbourne sacudió la cabeza. — Quién te forzó a casarte con ella y ... Cómo?
— La familia de ella y un sacerdote católico. Dijeron que la llevé a la cama y que la deshonré . Dios... Puedes imaginar...
— Bien, realmente hiciste eso?
— Hice qué?
— La llevaste a la cama?
— Wyatt! La cuestión aquí es que fui forzado. Y eso es indiscutible. — Renville mostró los cortes en la cara y la mancha oscurecida alrededor de uno de los ojos. — Ellos no tenían derecho a forzarme a casar con nadie... Por ningún motivo. Y ... yo no la llevé a la cama!
— Mentiroso — Treasure dijo con calma, agregando en latín: — En dictum 6.
— Ella sabe latín ? — Colbourne preguntó, sorprendido. — Y leyes?
— Mi querido padre le enseñó. Yo no la llevé a la cama. al principio creí que lo había hecho. Antes de saber la verdad. Wyatt... Eso no interesa en este momento . Pero fui forzado!
— Me llevaste a la cama, si, señor . — Treasure se levantó , furiosa porque él estaba negando un hecho que era muy importante para ella.
— Pero no antes del casamiento, muchacha. Una mujer sólo puede ser desflorada una vez, y las señales fueron evidentes. No podría haberte llevado a la cama cuando nos encontraron juntos, porque estaba intacta en nuestra noche de bodas! No había razón legítima para la farsa del casamiento. Fue una trampa! Una vil trampa!
— Me llevaste a la cama en la noche de bodas... Pero no antes? — Colbourne continuaba alarmado.
— Yo no quería ... no fue un acto consciente. Puedes imaginarme haciendo eso? — él señaló a Treasure.
— Bien... Ella no es tu estilo, Sterling. Lo admito.
— Quiero salir de este lío, Wyatt, y cuanto antes, mejor.
— Y qué quiere ella ? — Wyatt señaló a Treasure con la cabeza y ella se vio observada por dos pares de ojos, uno de ellos resentido y el otro con indisimulable curiosidad.
Dios, nunca se había sentido tan inferior y tan despreciada. Los dos hablaban como si fuese un objeto, cuya simple presencia los podría contaminar.
— Quiero... Tomar un baño — ella declaró con voz embargada, temiendo llorar delante de los dos.
— Bien, por supuesto. Vinieron de Culpepper, por caminos polvorientos. — él fue hacia la puerta y llamó al criado. — Puedes seguir a Thomas, él te llevará al cuarto de huéspedes, y la señora Evans te proveerá de lo que precises.
Cuando Treasure pasó por al lado Renville, él le agarró el brazo y miró a Wyatt, furioso.
— No la conoces... Ella podría huir.
Wyatt abrió la boca y miró a la mujer indefensa, lindos ojos violetas y sensuales labios rosados.
— Aceptarás mi hospitalidad, verdad?
Treasure asintió, Renville soltó su brazo y ella siguió a Thomas. Cuando la puerta cerró, Wyatt fue hacia el armario de bebidas, llenó dos copas de coñac y le entregó una a Renville, quien se había arrojado en una de las poltronas delante da escritorio.
— Dios, Sterling, qué te pasó en esa villa? Tienes una apariencia espantosa. Y , si estás intentando librarte de ella, por qué la trajiste con vos?
— No pude dejarla. — Renville tomó un gran trago de la bebida. — Ella tiene una mente diabólica. Ella y su familia me forzaron. Tienes que conseguir esa anulación, rápido.
— Un casamiento forzado puede ser anulado, pero ... Si te acostaste después... El asunto es serio, Sterling.
— No me vengas con tus discursos moralistas, Wyatt. No estoy dispuesto a oírlos. Haz algo, quiero volver a Inglaterra y casarme con Larenda. Hay algo de malo en eso?
— No, Renville, pero por el momento estás casado con otra mujer . — Cuando Renville abrió la boca para protestar, Wyatt levantó la mano — Veremos que puedo hacer.


Treasure se vio en un cuarto espacioso, amueblado con lujo, y fue atendida por una mujer de cuerpo rollizo, quien sacudió la cabeza disgustada al ver el estado en que ella se encontraba. La desvistió y la hizo entrar en una bañera de agua templada y perfumada. Le dio a Treasure una esponja suave y se puso a desenredar y a lavar sus cabellos. Después la envolvió en una toalla mullida y la hizo sentarse en un banquito.
Después de tener su cabello cepillado, Treasure recibió una camisa , y la criada la hizo acostarse para descansar.
Ya casi había oscurecido cuando la señora Evans reapareció con el vestido de Treasure lavado y seco y un par de zapatos pertenecientes a una de las criadas. Le cepilló nuevamente los cabellos, comentando como eran muy bonitos y negándose a trenzarlo nuevamente. Treasure le agradeció, pero evitó mirar a la mujer.
A continuación, fue dejada sola, siendo avisada que la cena sería servida en el comedor. Treasure se sentó y se quedó mirando a su alrededor, sintiéndose extraña y completamente descolocada.
Sos una filósofa, Treasure Barrett, ella murmuró, y los filósofos no se andan lamentando por estar lejos de su casa. Ellos aprovechan las oportunidades para aprender con una nueva experiencia. John Locke no sentiría pena de si mismo, ni Isaac Newton.
Enderezó los hombros y salió del cuarto. Caminó por la casa, admirando los finos muebles, los cuadros y los detalles arquitectónicos.
Siguiendo las instrucciones del ama de llaves , se dirigió al comedor, pero se detuvo en la puerta al oír la voz de Renville.
— Mierda, Wyatt, habla en serio.
— Te estoy hablando en serio, Sterling, Créeme. Pasé las dos últimas horas examinando mis libros y me parece que tendrás que permanecer casado, quieras o no. Pronunciaste los votos nupciales, no?
— Si, pero bajo protesta — él señaló las heridas de su rostro.
— Pero te acostaste con la muchacha aparentemente por propia voluntad . El matrimonio fue consumado y eso impide la anulación.
— Podemos jurar que nada sucedió. — Renville apoyó las manos sobre la mesa, mirando a su amigo ansiosamente . — Me olvidé de todo.Yo nunca toqué a esa muchacha.
— Creo que ella piensa diferente. Y no participaré de esta mentira.
— Mierda, Colbourne, es mi futuro lo que estamos discutiendo. Mi vida. Voy a casarme con Larenda! Mi futuro depende de eso.
Treasure no oyó nada más. Pálida, se apoyó contra la pared , intentando calmarse. ノl había afirmado que ya no se acordaba de lo que había pasado entre los dos. Lo que había sido un dulce despertar para ella, no representaba nada para él.
Y, lo peor, Renville quería volver a Inglaterra para casarse con otra mujer.
Desesperada, corrió hacia la puerta. Una vez en la calle desierta, continuó corriendo hasta que las lágrimas la cegaron. Se detuvo y se secó la cara. Miró a su alrededor y vio que estaba en un cruce transitado . A dónde podría ir? Cómo haría para volver a su casa?
Freddy había llevado el carruaje para reparar y recién volvería al día siguiente. Le pediría que la llevase de vuelta a Culpepper con él. Miró el cielo para orientarse por las estrellas y las constelaciones, pero en la ciudad eso era imposible. Intentó acordarse del camino que habían hecho, pero no pudo . Apretó el paso y vagó sin rumbo por las calles largas y apiñadas de gente. Encontró dos establos, pero Freddy no estaba en ninguno de ellos.
Aquella ciudad era muy grande, y Treasure se sentía desorientada. Caminó mucho, y pronto las calles se fueron llenando de gente. Pasó por tabernas, pensó en pedir orientación, pero tuvo miedo de hablar con extraños.
Agotada, Treasure se vio cerca del puerto , y se escondió en un pequeño barco cubierto por una lona para descansar un poco. Cuando amaneciese podría intentar encontrar Freddy.
Las calles estaban repletas de soldados con sacos rojos que desembarcaban de los barcos. Eran ingleses. Tal vez ellos la ayudasen...

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