martes, 23 de noviembre de 2010

DIVINO TESORO - CAPITULO 29 - BETINA KRAHN

CAPITULO 29


A las diez y media de la mañana siguiente un carruaje llegó con una escolta militar para llevar a Sterling Renville al gabinete del ministro de Relaciones Exteriores. Sterling miró al oficial y sintió un frío en el estomago. Algo estaba mal. Qué podría querer el ministro con él ? Había quedado sorprendido cuando un mensajero había venido a avisarle que estaba siendo esperado con urgencia. Era cierto que tenía amistad con muchos parlamentarios y que había intercedido en favor de Wyatt en la Bolsa de Cereales, pero eso no quería decir que circulase por medios oficiales.
Sin embargo, por más sorprendido que estuviese, Sterling nada le preguntó al oficial que lo escoltaba y nada le fue dicho. Durante trayecto, alisós sus manos enguantadas y jugueteó con su bastón, intentando no pensar mucho. Al llegar , fue llevado a un oficina espaciosa y confortable.
después de unos terribles quince minutos, la puerta se abrió. Sterling se quedó sorprendido al ver al primer ministro William Pitt en persona, acompañado por el subsecretario del Tesoro y sir Alfred Patten, de la Bolsa de Cereales. Pitt se sentó detrás del escritorio de nogal y los otros dos se acomodaron entre Pitt y Sterling. Cuando el ministro en jefe lo felicitó por el resultado del interrogatorio, Sterling agradeció, sólo sacudiendo la cabeza.
— Usted es un hombre interesante, barón Renville — dijo el primer ministro, levantando su mentón fino. — Es un hombre que sabe de dinero... a pesar de no tenerlo. Y su reputación es... digamos, controvertida. Usted es una paradoja . Un hombre ambicioso... sin una posición que le de oportunidad de progresar.
— Con todo respeto, señor. No entiendo como las paradojas de mi carácter puedan interesarle — Sterling dijo, aparentando calma.
— Es mi interés en su persona lo que me lleva a ofrecerle un puesto donde pueda progresar . Inglaterra necesita un hombre como usted . Lo que tengo para ofrecer le va a caer muy bien porque también es una paradoja.
— Temo no estar entendiendo, señor.
— Usted conoce nuestras colonias en América... sabe como ellos son de tercos en producir beneficios para la nación. Nuestros colonos esperan que administremos sus territorios sin molestarlos demasiado y sin cobrarles impuestos. Tuvimos que luchar mucho para hacerles pagar su parte en el costo de la guerra con Francia y para proveer alimentos para nuestros soldados. Necesito un hombre que entienda de economía y que no tenga miedo de arriesgarse cuando sea necesario. Necesito a alguien que entienda el modo de pensar de los habitantes de las colonias y que no sea convencido por ellos para defender sus intereses en detrimento de los de la corona. Necesito que represente los intereses económicos del Ministerio de Relaciones Exteriores, para que la guerra sea financiada y para que nuestras tropas estén bien equipadas y alimentadas. Y usted es el hombre que quiero.
Atónito, Sterling se movió en la silla, intentando entender lo que estaba sucediendo. Le estaban ofreciendo un lugar... un importante puesto en el gobierno, aunque fuese en las colonias?
Una hora más tarde, cuando Sterling salió del Ministerio , Pitt lo observó entrar en el carruaje a través de la ventana de vidrio de su elegante gabinete.
— Espero que no estemos cometiendo un error enviando a Renville a las colonias — Pitt dijo , recordando de que el señor Franklin había sido el gran incentivador de la idea de designar al barón para el cargo.


Sterling descendió del carruaje antes que éste se detuviese completamente. Entró corriendo, entregó el sombrero a Huddleston, preguntando por Treasure.
— Ella está en la salita privada, señor.
— Treasure! — él gritó, excitado, antes de notar que había otras personas con ella.
Wyatt estaba sentado al lado de ella en el sofá, y delante de de ellos nadie menos que el Doctor Benjamin Franklin.
— Qué sucedió no Ministerio ? — ella insistió, apretando el brazo de su marido.
— Me ofrecieron ... un puesto ... en las colonias. Como administrador financiero, en el Ministerio de Guerra.
Wyatt pegó un grito y Treasure se arrojó en brazos de su marido.
— Aceptaste ? — Treasure preguntó, sujetando las manos de su marido entre las suyas.
— Si, acepté .
— Y eso significa... — Treasure l o abrazó, con los ojos brillando de alegría.
— Significa que te llevaré de vuelta a Culpepper, como prometí cuando te enfermaste en el barco. — Sterling miró a su esposa y a Larenda, quien acababa de entrar en el aposento y las vio intercambiar una mirada de complicidad. — Ey , por qué tengo la impresión de que algo raro está pasando aquí?
— Ah, querido, tal vez sea porque Larenda y yo estamos muy felices porque no tendremos que separarnos — Treasure dijo , mirando ala que se había convertido en una gran amiga en el último año.
Sterling continuó mirándolas sin entender exactamente qué estaba sucediendo.
— Es muy simple , Sterling — Treasure habló animadamente. — Wyatt le pidió la mano de Larenda y al duque y él aceptó. Por lo tanto , los dos van a ir a vivir en Filadelfia, lo que significa que estaremos muy cerca.
— En este caso, creo que todo está bien cuando acaba bien — Sterling dijo, sonriéndole a la joven que consideraba como a una hermana, antes de tomar la mano de su adorada esposa y correr con ella al cuarto, donde podrían celebrar la gran noticia . Estaba tan excitado que ni siquiera se acordó que tenían visitas en la sala.
— Te amo , Treasure— el le besaba la nariz, las mejillas y el cuello.
— Dijiste que me llevarías de vuelta a Culpepper como habías prometido. Cuándo hiciste esa promesa?
— Cuando te enfermaste a bordo del Indulgence. Me prometí que si te sanabas te llevaría de vuelta a Culpepper. Ahora ha llegado el momento de cumplir mi promesa.
— Eso quiere decir que ya no odias a Culpepper ? Podría ser feliz viviendo conmigo y trabajando en las colonias?
— Por el momento . Pero te aviso que planeo hacerme rico y que vos no interferirás en mi trabajo.
— Oh, prometo que no haré nada de eso. Crees que en Filadelfia hay mesas de naipes?
— Treasure, estoy hablando en serio.
— Oh, Sterling. Sé que serás maravilloso ayudando a las colonias.
— No comiences con esa fiebre por las colonias nuevamente... No planeo quedar allá para siempre. Un día me será ofrecido algún cargo mejor y volveremos para Londres.
— Sé que actuarás correctamente, Sterling, con las colonias y con nosotros.
— Nunca fingí ser un santo, Treasure — él murmuró.
No, pero sos un hombre bueno y fuerte, que quiere ayudar a las personas y puede ser gentil cuando se lo propone. Eso es suficiente. — ella pasó los dedos por los cabellos rubios de su marido. — No dolió tanto cuando pensabas, no ?
— Qué?
— Que diga que sos gentil. Sos más parecido al barón Darcy de lo que piensas. Por eso no nos echaste de Culpepper. En realidad estabas preocupado por nosotros.
Ante la mención del nombre de su padre, Sterling se tensó .
— Sé que no amaste a tu padre, Sterling... Pero te entiendo y confieso que yo lo amé por nosotros dos.
Sterling se sentó en la cama y trató de alejarse de ella, pero Treasure se lo impidió y se arrodilló detrás de él.
— El barón me enseñó todo lo que podría haberte enseñado a vos. ?l me dio el amor que yo te doy a vos. EY algún día le voy a enseñar eso a nuestros hijos ... — ella se detuvo , mordiéndose el labio, y rezó para que no hubiese ido demasiado lejos .
El rostro de Sterling estaba impasible, sus ojos , cerrados, incapaz de lidiar con una nuevo sentimiento . Durante años, había vivido bajo el peso de resentimientos, odio y preconceptos. Cuando había viajado a las colonias era un hombre absolutamente encapsulado . Y desde esa primera noche en la biblioteca de su padre, Treasure le había mostrado que había un mundo nuevo por descubrir.
Ella lo había desafiado y lo había atraído , había provocado su orgullo y le había enseñado a amar. La dulzura y la decencia de ese inmenso corazón había sido suficiente para acabar con su codicia y vanidad. Con su inocencia y sabiduría, Treasure le había dado otro significado a los acontecimientos de su vida, y le había dado nuevas experiencias y nuevos descubrimientos respecto del mundo. Si , ella lo había completado como hombre en un mundo dominado por hombres. Y sólo ahora él se daba cuenta que esos valores habían sido inculcados en Treasure por su padre.
Sterling la miró con ternura. Había sido por intermedio de esa mujer extraordinaria que había conocido un poco a su propio padre.
— Te amo más que a mi propia vida, Treasure — Sterling susurró, emocionado. — Y creo que vos también me amas.
— Oh, si , querido, te amo mucho! — Treasure confesó, cubriendo la cara con besos.
Sterling la puso sobre su regazo y la abrazó, sonriendo.
Esa noche hicieron el amor apasionadamente, y , después, cuando reposaban satisfechos Treasure se atrevió preguntar:
— Sterling?
— Si ?
— Cuándo partiremos?

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