viernes, 31 de julio de 2009

LA GEMELA GUERRERA - DONNA FLETCHER - RESUMEN



TITULO: LA GEMELA GUERRERA
TITULO ORIGINAL: The Daring twin
AUTORA: Donna Fletcher
TRADUCIDO POR: Grupo de Traducciones Constanzaenglish
GENERO: ROMANTICO , HISTORICO
CONTEXTO: ESCOCIA MEDIEVAL, 1558
PROTAGONISTAS: Fiona MacElder y Tarr de Hellewyk


ADIVINA SI PUEDES ....

Dos jovencitas y un secreto... Una trampa para evitar el matrimonio o para atraer el amor!
Fiona MacElder se niega a casarse con un hombre que no ama, un hombre que lo único que busca es incrementar su poder y la posesión de las tierras de su clan. Tiene la suerte de contar con el apoyo de Aliss, su hermana gemela . Y cuando Tarr de Hellewyk llega para reclamar a su prometida, Fiona y Aliss se unen, determinadas a no revelar quien es quien.

MAS VALE MAÑA QUE FUERZA ...

Guerrero temerario, Tarr se enfrenta a una batalla difícil de vencer, pues é incapaz de distinguir entre esas dos jóvenes, idénticas en belleza, en espíritu rebelde y en atrevimiento! Cuál de ellas debe llevar al lecho nupcial ?.

NUNCA DIGAS DE ESTA AGUA NO HE DE BEBER ....
Mientras Fiona se siente cada día mas atraída por el guerrero poderoso de quien juró no enamorarse, un enemigo feroz la acecha.
Una amenaza tan próxima convencerá a Fiona a seguir los dictados de su corazón?

A quién eligirá Tarr a la gemela guerrera que puede aportar sangre fuerte a sus descendientes o a la gemela hechicera, que puede hacer su vida tanto más tranquila?

Si te entuasiamó la trama de esta novela puedes seguir el progreso de la traducción día a día.
Allí a partir del 2 de AGOSTO de 2009 en el blog se irán publicando diariamente los capítulos de esta apasionante novela.
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EL BARBARO - LOIS GREIMAN - CAPITULO 34 - EPILOGO

CAPITULO 34 -EPILOGO



Un instante de silencio reinó en el aposento antes que Killian encarase al irlandés para preguntar :
- Qué le dijiste a ella ?
Con los ojos azules brillando como dos gemas, O'Banyon no perdió tiempo en responder:
- Creo que no me vas a creer si te contase que ella me imploró para que fuésemos a conversar a solas en el establo.
- No - admitió Killian, sacudiendo la cabeza. - Igualmente podría castrarte por inventar eso.
- Y ella me dijo que me retorcería el cuello con sus propias manos si te hiciese algún mal. - Sentándose de vuelta en la poltrona, O'Banyon sonrió con ganas. - Has encontrado a una muchacha no sólo bonita ,sino muy buena también, escocés. Tal vez un poco sanguinaria para mi gusto, pero quiénes somos nosotros para tomar a mal un detalle como ese, verdad ?
Killian sintió su pecho llenarse de tanta alegría que tuvo que hacer fuerza para contener la emoción.
- Y Kendrick? - él preguntó.
- Ya me ocupé de ese asunto - respondió O'Banyon sin ceremonia. - No necesitas preocuparte por eso.
- "Me ocupé de ese asunto"? Qué diablos quieres decir con eso? Ya no estamos más en la Edad Media, O'Banyon. No puedes simplemente matar a alguien hoy en dia, por más que él se merezca ...
- Quise decir que hablé con él - el irlandés se corrigió. - Por el amor de Dios, hombre, ella te dejó más sensible que una damisela de quince años . Solamente te falta ponerte a llorar.
Ignorando el comentario, Killian quiso saber:
- Y qué le dijiste?
- Poca cosa. - O'Banyon se encogió de hombros. - sólo que, si él quisiese continuar con la cabeza pegada al cuello, sería una estupidez inmensa volver a aparecer pro Inglaterra.
- Lo lastimaste? - Killian se esforzaba por no dejar translucir cuan estaba decepcionado. Pero Fleurette se merecía un hombre piadoso y obediente de la leyes, y él sería eso . - Ningún hueso quebrado? Una uña rota? Un pelo desacomodado?
- Nada de eso. Pero oí decir que un extraño lobo estuvo persiguiendo a un tal Kendrick hasta que él se embarcó en el puerto con rumbo desconocido.
- Entonces él ya embarcó? - Esa vez Killian no contuvo una sonrisa satisfecha.
- Puedes creer que pagó el doble del precio por el pasaje?. No sé por qué tenía tanto apuro ...
- Y en cuanto a vos? Cuáles son tus planes?
Una chispa de esperanza brilló en los ojos del irlandés, pero pronto se apagó.
- Parece que no tengo mucha elección - dijo él, los hombros repentinamente caídos. - Debo permanecer cerca del Celta.
- Tu maldición todavía puede ser quebrada. - Killian pensaba en la sensación de tener la mano de Fleurette sobre su muslo.
- Al contrario de vos, no tengo la muerte de mi lord para vengar. En verdad, parece que fui arrastrado a este mundo por alguna especie de equívoco.

Killian espió por la ventana. Desde la cama donde se encontraba, podía ver la estatua. Los recuerdos sombríos amenazaban con retornar, pero entonces vio a Fleurette, junto a la escultura, con su vestido de flores amarillas, sus cabellos luminosos como la luz del sol. Y, mientras la admiraba, algo remoto como el tiempo se inflamó en su pecho . Entonces eso era el amor... Y quien podría imaginar que el mayor de los sentimientos viniese a encontrarlo después de todo por lo que había pasado?
Sin sacar los ojos de Fleur, él comentó con O'Banyon:
- Entonces sabías que el marido de ella era descendiente de mi lord?
- Si - confirmó el irlandés. - El único que quedaba del linaje de él. Fue la muerte de lord Glendowne lo que finalmente te permitió la dejar la inmovilidad de la estatua .
Fleurette se agachó para acariciar el perro que había huido de O'Banyon como el diablo huye de la cruz pero que ahora saltaba a los pies de ella.
- Al principio fue eso lo que imaginé - dijo Killian, casi para si mismo.
- Era esa la maldición - concordó O'Banyon. -Vos tendrías que vivir en las tinieblas, aprisionado en piedra, hasta que encontrases una manera de reparar la traición cometida contra tu lord soberano. Seguramente tu misión era vengar la muerte del último heredero de él, sin importar cuanto tiempo llevase.
- Mi lord era un perverso, por eso lanzó una maldición tan terrible. Pero ahora me pregunto... - él esperó que Fleurette tomase una rosa y le aspirase el perfume para concluir: - ... si no sería el amor verdadero el motivo de mi liberación?
- Cómo es eso?
Por más que intentase calmar la agitación en su pecho, Killian era incapaz de dominar tantas y tan intensas emociones. La felicidad que le embargaba a alma era mucho más fuerte que los esfuerzos que él hacía para contenerla dentro de si.
- El poder de las manos de ella es más fuerte que cualquier magia a la que el lord pudiese usar contra mí o contra cualquier persona.
- Crees fue ella quien te sacó del encierro de piedra ? -El irlandés parecía sorprendido.
- Yo sentía la presencia de Fleurette cuando todavía estaba aprisionado en la oscuridad. Sentía la fuerza de ella como el sol sobre mi rostro.
- Por Dios! - O'Banyon sacudió la cabeza en señal de reprobación. - No pensé vivir tanto para llegar al día en que oiría al Celta recitar poesía como un adolescente virgen.
Sin sacar los ojos de la ventana, Killian retrucó :
- Veremos como te vas a comportar cuando seas tocado por la felicidad, irlandés macaco .
El irlandés hizo una mueca ,sin embargo, cuando habló, su voz venía cargada de melancolía:
- No creo que vaya a caminar por ese camino, viejo camarada.
- No tienes como saberlo. - Killian se forzó a mirarlo . - Además, son muy pocas las cosas que podemos prever.
- Tal vez . Bien. .. - El irlandés se levantó. - Voy a dejarte bajo los cuidados y los cariños de ella.
Al verlo encaminarse hacia la puerta, Killian lo llamó :
- O'Banyon? - Y cuando él se dio vuelta , le dijo : - Seguramente hay mucho más de bueno en el mundo de lo que podríamos suponer.
- Quién sabe? - Y con eso y una sonrisa en los labios, el irlandés dejó el aposento.


Fleurette apareció poco después. Killian, quien era capaz de presentir la presencia de ella mucho antes de oírla aproximarse, giró el rostro hacia la puerta ya listo para verla en el umbral, una expresión contenta en su bella cara, la silueta delineada por la luz que venía del corredor. Fleur era linda como la primavera y, cuando le sonreía, su corazón se sentía joven y lleno de esperanza.
- Todo está bien ? - Fleur le preguntó.
- Ahora, si.
Con una mirada traviesa, ella entró y cerró la puerta. Al verla aproximarse a la cama, Killian sintió una oleada de lujuria recorrerlo de la cabeza a los pies.
- Estás cansado?
- No.
- No te sientes débil ?
En verdad Killian poco sabía sobre esa época, pero aún así presumía que existían, como en otras épocas, ciertas barreras morales que no deberían ser traspasadas.
- No quiero que hablen mal de vos, muchacha.
Fleurette se sentó en la cama. La cadera de ella se apoyó en su muslo, y el tenue obstáculo constituido por las mantas no hizo a menor diferencia, pues el ardor que él sentía en la carne era el misma que habría experimentado si estuviesen tocándose piel contra piel.
- Killian - ella colocó a mano sobre su pecho desnudo -, no quiero que te preocupes por lo que la sociedad vaya a decir de mí o de nosotros.
El levantó una ceja.
- Querido vos usas las faldas típicas de los escoceses...
El levantó la otra ceja.
- ...a veces hablas con palabras que parecen venidas de siglos atrás...
El arrugó la nariz.
- ...y prácticamente cargas con dos muertos. Siendo así, creo que ya dimos motivos de sobra para todo tipo de comentarios y chismes. No vamos a decir que nos hemos comportado como carmelitas descalzas ... - Fleurette pasó la punta de un dedo por el pecho de él hasta le alcanzar el cuello y el mentón
Killian tragó en seco.
- Además - prosiguió ella -, o mucho me equivoco, o ya estamos comprometidos hasta el último pelo del cabello.
- Yo no puedo pensar con claridad cuando vos...
- Tal vez no puedas pensar con claridad en este instante - Fleur usaba un tono de falsa inocencia mientras le acariciaba el pecho con la palma de la mano. - Pero es entendible, son los nervios típicos del novio, porque estamos a punto de casarnos.
- Si, bien. .. - Killian apretó los dientes para contener la pasión que le dejaba el cuerpo en brasas. - En ese caso, tal vez fuese más apropiado que esperásemos hasta la boda.
- Te parece? - ella le acarició un pezón.
- Muchacha. ..
- Si, mi amor? - Inclinándose, Fleurette pegó los labios a los de él para susurrar: -Siéntete libre para hablar.
- Ya es inapropiado que me hayas acomodado en tu casa sin tener una chaperona que se quede con nosotros . No quiero que las personas se enteren que estuviste a solas conmigo en un dormitorio... en la misma cama.
- Te prometo que no se lo voy a contar a nadie . - Ella le besó el borde de la boca.
- Muchacha. .. - Killian se daba cuenta que apenas lograba respirar. - Soy un caballero del reino. Cuando tomo una decisión, tengo que ser fiel a ella hasta el final.
- Oh, si, y yo no me atrevería a no respetarla. A menos que hubiese un excelente motivo para hacerlo. - La mano de Fleurette se deslizó hasta desaparecer debajo de las mantas . - Y este me parece un excelente motivo.
Sus ojos se encontraron.
- No te merezco , muchacha. ..
Fleurette sonrió, y el sol, luminoso como una promesa, continuó derramándose por el jardín debajo de la ventana, calentando al Celta que todo observaba con su mirada insondable.
- Por lo contrario, escocés - le susurró Fleurette, rozando los labios con los de él. - No se te ocurrió pensar que e puedo ser exactamente lo que te mereces?


FIN

EL BARBARO - CAPITULO 33

CAPITULO 33


El camino parecía infinito, pero finalmente Briarburn apareció entre las árboles. El garañón tomó la última curva, y poco después el estrépito de sus cascos hacía eco sobre el sendero de piedra. Fleur comenzó a gritar por ayuda antes que el animal se detuviese.
El señor Smith fue el primero en dejar la casa.
- Mi lady...
- Rápido, ayúdame a desmontar! - los brazos de ella temblaban del esfuerzo de sujetar a Killian . Y su pecho se apretaba del miedo por el que todavía estaría por pasar.
- Puede soltarlo - dijo el criado, ya trayendo a Killian sobre el suelo . - A dónde debo llevarlo, mi lady?
En ese misma instante, ella sintió sus ojos, como guiados por una fuerza inexorable, ir a posarse sobre el Celta Melancólico. Y tuvo la sensación de que, encima de las rosas que parecían venerarlo, él la observaba.
- Al jardín - murmuró Fleurette.
- Al jardín, mi lady?
Los demás criados que se habían aproximado tomaron a Killian por los brazos.
- Mi lady... - Después de examinar el rostro sin color del herido, el señor Smith la miró con una expresión preocupada. - Me parece que él ya está...
- No! - Saltando del lomo del caballo al suelo, ella fue mirar al criado directamente a los ojos. - No quiero oírte decir eso. Entendiste?
El señor Smith se apresuró a asentir.
- Tessa, trae las mantas. Horace, ve a buscar el médico en Mayfair, y no vuelvas sin él. Los demás... - sólo entonces ella se permitió mirar el rostro al guerrero inconsciente. -Acuéstenlo a la sombra del Celta.
-
- Mi lady - Con los ojos derrotados y un aire de cansancio, el doctor Simpson bajó a cabeza en señal de respeto - Hice todo lo que podía por él.
Una persona no tenía derecho a ignorar la etiqueta, aunque su mundo se estuviese partiendo en miles de pedazos irreparables. Entonces, Fleurette se hallaba en el salón de visitas de Briarburn en compañía del más conceptuado médico de Londres, tomando el té que Tessa acababa de servirle.
- Y cuál es el pronóstico, doctor? - ella cruzó las manos que tenía sobre el regazo.
- Conseguí retirar a bala.
Eso Fleur ya sabía, ya había oído a los criados comentarlo. Lo que la llevaba a pensar que tal vez el médico estuviese evitando su pregunta. Sin notarlo, ella se puso a frotar una mano en la otra mientras indagaba :

- Cree que él no va a conseguir sobrevivir?
- Mi lady, yo no me sorprendería si él ya...
- él no murió. - después de enderezar la espalda, Fleurette miró a su interlocutor. - Usted mismo dijo que...
- Si, pero ya hace horas que encontré un señal de pulso en el cuerpo de él. Eso fue al amanecer, cuando llegué aquí.
- Horace lo oyó gemir.
Incapaz de disimular cierta incomodidad, Simpson levantó la taza de té.
- Usted sabe, a veces el cuerpo todavía hace algunos sonidos aún después ...
- Gracias por todo. - Levantándose, ella caminó hasta la poltrona donde el médico se sentaba. - Muchas gracias , señor Simpson.
Atrapado, él dejó a taza sobre la mesa, después, levantándose, miró a la ventana detrás de la cual se extendían los jardines .
- Sería mejor traerlo aquí adentro.
- Ciertamente. - la mirada de Fleurette acompañó la do médico. Parecía que podía ver a Killian a la sombra del antiguo Celta. - Haré eso ahora misma.
El doctor Simpson todavía la miró como si fuese decir algo mas, pero entonces tomó el sombrero que había dejado al alcance de la mano y se fue sin más palabras.
En la entrada del salón, Tessa aclaró su garganta.
- Los aposentos del Lord serían un buen lugar para velar al...
- No! No quiero que vos ni nadie pronuncie esas palabras. - Aunque sintiese el corazón lento y pesado, Fleurette respiró profundamente e intentó mirar a a criada con naturalidad. Como si pudiese sobrevivir a todo aquello. Como si se atreviese a soñar en continuar viva si Killian se fuese. - El no está muerto.
- Claro que no - dijo Tessa después un instante de vacilación. - Pero tal vez fuese misma mejor traerlo acá. Para que no tome un resfriado.
Sólo entonces Fleurette se dio cuenta que su criada personal tenía los ojos nublados. A pesar de todo, eligió ignorar las lágrimas de la muchacha. No iba a llorar. No iba a lamentarse contra la injusticia. Pero... Oh, Dios! Killian todavía no había movido ni un solo músculo . Ni siquiera cuando el doctor Simpson le había retirado la bala, ni cuando el médico le había administrado los remedios.
- El va a continuar en el jardín.
Tessa levantó las cejas en señal de sorpresa, mas finalmente se curvó en una reverencia y desapareció por el corredor. Casi en el mismo instante, Fleurette fue una vez más hacia el jardín.
El día transcurría lentamente, triste, sombrío y amenazador como las antesala del infierno. La noche que vino a substituirlo trajo nubes cargadas y luces de relámpagos a lo lejos . A pesar del mal tiempo, Fleur permaneció en el jardín. Killian continuaba acostado de espaldas , los ojos cerrados, el rostro destituido de color y de cualquier expresión.
Poniéndose de pie , ella se colocó entre la estatua y el celta herido y, con las palmas de las manos unidas, miró el rostro que hacia tanto tiempo había sido esculpido en piedra gris para murmurar:
- No sé quién sos. Ni voy a fingir que entiendo por qué viniste. - Aproximándose a la estatua, Fleurette colocó la mano sobre el muslo de piedra. Y no se extrañó al darse cuenta cuan caliente el granito estaba debajo de sus dedos. - Jamás imaginé que precisaría tanto de ayuda. Yo pensaba que era tan feliz sola... O por lo menos me sentía satisfecha. Pensé que esa era una actitud inteligente. Independiente. Fuerte. Pero había tantas cosas que desconocía...
Pesada y húmeda, la noche se quedó absolutamente silenciosa por un momento, un silencio sólo perturbado por el inquieto repiquetear de los cascos del garañón que estaba cerca de allí .
- Como el amor. - ella tragó un nudo de lágrimas que le apretaba la garganta. - El querer bien de verdad. La gentileza desinteresada. pues a pesar de lo que la nobleza pueda imaginar, un auténtico caballero no nace hecho, un hombre se hace caballero. Y su valor no está determinado por el corte del saco que usa o por su talento para bailar.

- Yo lo amo - susurró Fleurette, limpiando una lágrima con el dorso de la otra mano antes de volver a levantar los ojos al guerrero de granito. - Por favor, permite que él se salve.
Un gemido... con la respiración contenida y el cuerpo rígido como las facciones del Celta, Fleur se dio vuelta y, aún en medio de la penumbra, logró ver que Killian se movía bajo las mantas.
En el instante en que Fleur cayó de rodillas junto de él, sus ojos se encontraron. Ella se apresuró a agarrarle la mano y sus cabellos humedecidos por la garúa .
- Killian... - después susurrar el nombre de él como una plegaria, Fleurette llevó la mano grande y pesada junto a su propio pecho. - Volviste a mí. El frunció la frente.
- No dijiste que tenías miedo de la oscuridad?
Conteniendo una carcajada, ella le apretó todavía más la mano contra su pecho.
- Si. Si, tengo mucho miedo a la oscuridad.
- Entonces ven y acuéstate aquí conmigo, muchacha, pues todavía falta mucho para el amanecer.

- Según oí decir, esta muchacha te trajo a Briarburn después que recibiste un tiro de pistola. Eso es verdad ? - preguntó O'Banyon.
No sin cierta irritación, Killian se forzó por sacar los ojos de Fleurette para mirarlo . El irlandés se hallaba en una poltrona cerca del lecho, los dedos largos tamborileando el costado de la taza de porcelana entre sus manos. Cómo era posible que un hombre tuviese manos tan bonitas?
- Dime: por casualidad ya fuiste herido por una de esas armas pequeñas que lanzan fuego ? - quiso saber Killian.
- No. - Los labios de O'Banyon se curvaron levemente, provocándole el infalible hoyuelo en la mejilla izquierda. - Todavía no tuve ese placer.
- Entonces deja que te asegure - Killian lo observaba por entre párpados semi cerrados - que se trata de una experiencia que todo hombre debería tener.
Calma y profunda, la carcajada de O'Banyon resonó en el aposento.
- Si no te viese ahí, tirado en esa cama sin nada mas que esta bella mujer para apartarte de las puertas de la muerte, imaginaría que me estás desafiando, viejo camarada.
En ese misma instante Killian quiso levantarse. Con la misma presteza, Fleur llevó su mano al brazo de él, diciendo:
- Ah! No, escocés! Vos te quedas quietito , o las heridas se pueden abrir.
Killian pensó en asegurarle que se sentía perfectamente bien, pero los ojos de Fleurette eran tan dulces y el tono que ella había usado, tan cariñoso, que él volvió a recostarse sobre el colchón suave.
- Por favor - insistió ella con una sonrisa .
La mirada que los dos intercambiaron prometía delicias para esa noche . Fleur pasó la mano por el brazo de él, después le acarició la cara. Killian suspiró y reprimió el deseo de tomarla entre los brazos y pasar el resto de la eternidad en la protección del amor de ella. Pero, como si le adivinase los pensamientos, Fleur en seguida le recordó:
- El médico dijo que, si quieres recuperar la fuerza y la energía, tienes que reposar.
El irlandés soltó una risita maliciosa. Después de sonreírle vagamente, Fleurette se sentó en su poltrona.
- También me contaron - O'Banyon se volvió a reír - que el médico del rey llegó a declarar tu muerte.
- Como está viendo con tus propios ojos, irlandés del demonio, el medico se equivocó . - Killian se acomodó mejor debajo las mantas . No quería que el irlandés viese su erección y tuviese mas motivos para irritarlo con sus comentarios.
- Bien, si, eso parece, continuas respirando. Las dos neuronas que tienes parecen seguir funcionando ... pero apuesto a que esa bala algo te tiene que haber dañado. - El irlandés encogió los hombros. - No hace demasiado frío aquí para vos, escocés? Me parece que estoy sintiendo una corriente de aire.
Killian frunció el ceño. O'Banyon le dio una sonrisa amplia antes de observar:
- Es extraño yo tengo frío y vos estás todo colorado.
Fleurette corrió a colocar su mano sobre la frente de él, indagando:
-Tienes fiebre ? Quieres otra manta ? O prefieres que ...
- Muchacha. .. - Killian le sujetó los dedos entre los suyos. - Todo está bien . No escuches a este irlandés parlanchín y pendenciero .
Ella se quedó mirándolo hasta verlo observar a O'Banyon.
- No quiero que te preocupes por tonterías , mi querido amigo irlandés - Killian reprendió al visitante. - No sé si fui claro?
Después de sonreír maliciosamente , el irlandés dejó la taza a un lado y se levantó con la gracia de un bailarín.
- Le pido que me disculpe, mi lady. - él se curvó reverentemente hacia Fleur. - No era mi intención alarmarla. La verdad es que este bastardo celta ...
Carraspeando alto, Killian frunció todavía más el ceño . O'Banyon miró a la cama fingiendo sorpresa, entonces , después de nueva reverencia, tomó la mano de Fleurette.
- Perdóneme una vez más . Pero así era como los amigos lo llamaban hace mucho tiempo. Ahora, lo que pretendía decir era que su valiente y amado caballero... - los ojos de él fueron hacia la elegante cama, como si la presencia de Killian allí fuese un buen motivo para contar anécdotas. - Bien, parece que simplemente es imposible quela muerte venga a vencerlo. Yo mismo, y en más de una ocasión, ya intenté. ..
- Cómo? - Fleur se apresuró a retirar la mano que él sujetaba. - Intentó matarlo?
- El sólo está alardeando . - Después de lanzarle una mirada negra al irlandés, Killian volvió a mirarla. - O'Banyon no mataría ni a un mosquito.
Antes que ella pudiese entender qué sucedía allí, Tessa vino a solicitar la atención de su ama para solucionar un contratiempo en la cocina. Después de pedir permiso a los dos, Fleurette se retiró en compañía de su criada.

jueves, 30 de julio de 2009

EL BARBARO - LOIS GREIMAN - CAPITULO 32

CAPITULO 32



Un animal gruñó en los bosques junto al camino. Stanford se dio vuelta en dirección al ruido y, en ese ínfimo espacio de tiempo, Killian, espoleando a Treun, hizo que su caballo envistiese contra el caballo del barón. Fleurette gritó, pero los dos hombres ya caían al suelo en una maraña, con la pistola en la mano de Stanford entre ambos.
Después algunos instantes de lucha reñida, los rivales se pusieron de pie , uno encarando al otro. El arma se disparó, Killian se estremeció. Llegó a dar un paso adelante, pero en seguida cayó arrodillado sobre la tierra del camino. Sus ojos buscaron los de Fleur, intentaron mantenerse abiertos, y entonces él cayó de espaldas sin emitir una sólo palabra.
- No! - ella gritó, saliendo de tu transe de horror para, saltar del lomo de Filie, para correr al encuentro del cuerpo caído sobre la tierra dura.
- Maldito seas , vos. .. - Con un hilo de sangre corriendo por la frente, el barón también se aproximó. Y, recargando la pistola, volvió a apuntarla hacia el caballero.
- No! No! - Fleurette se colocó delante de Killian, usando su propio cuerpo para protegerlo. - Por favor, Stanford. Por favor, no. Déjalo vivir. Jamás revelaré a nadie lo que pasó con Thomas. Lo Juro.
El se rió, después ladeó la cabeza sobre el hombro. Detrás de Fleur, Killian jadeó en busca de aire.
- Me caso con vos, Stanford. Me casaré con vos y continuaré haciendo que mi fábrica sea un emprendimiento próspero. Déjalo vivir, y seré tu esposa.
Encogiéndose de hombros , su concuñado retrucó :
- Sabes que hasta me casaría con vos, pero no creo que ese escocés bárbaro sea capaz de aceptar nuestra unión sin darme mas de un dolor de cabeza. He notado el modo en que te mira , Fleur. Además, ya lo he visto hacer mucho más que mirarte , amor. - Stan volvió a levantar la pistola.
Preparándose para el impacto inevitable del proyectil, Fleurette cerró los ojos. Entonces escuchó Killian hacer un ruido a su espalda y, de un instante al otro, se vio arrebatada contra el lecho del camino.
El arma disparó nuevamente. Ella gritó y, cuando se dio vuelta , Stanford ya caía hacia adelante con los dedos alrededor de la empuñadura negra del puñal clavado en su pecho. La pistola cayó al suelo . Las rodillas del barón tocaron la tierra del camino, y un segundo después lo hacía su cara.
Girando sobre su propio cuerpo, Fleur gateó hasta Killian.
- No te mueras! Por favor, no... Oh, mi Dios, no deberías haber venido!
La sangre manchaba la camisa blanca. Desesperada, ella miró hacia el camino en busca de ayuda y, constatando que estaban absolutamente solos, rasgó un pedazo de su falda para presionarlo contra la herida.
Killian gimió mientras hacía fuerza para abrir los ojos. Acariciándole el rostro con la otra mano, Fleurette se lamentó en un susurro:
- Oh, por qué tuviste que venir aquí?
- Y qué más debería haber hecho, muchacha ? - La sonrisa de él estaba maculada por el dolor. - Dejar que te enfrentases a ese bastardo sola?
- Si, exactamente eso. - Una lágrima resbaló por la mejilla para ir a precipitarse sobre el pecho ancho. - Killian, la caballerosidad desapareció hace muchos siglos , no lo sabías?
- Bien, si no desapareció, seguramente está desapareciendo. - Los párpados de él se cerraron.
- Killian! Mírame!
El sacrificio que él hacía por volver a abrir los ojos era visible. Mientras intentaba contener las lágrimas, Fleurette apretó la tela empapada de sangre entre los dedos como si fuese la propia vida de ese hombre lo que tuviese en la palma de su mano.
- Sos un caballero, un hombre honrado, comprometido con la defensa y la protección de quien necesita ayuda.
- De hecho... - Killian jadeó . - Lástima que me esté sintiendo un poco... débil .
- Una lástima, porque te necesito. - Aún sintiéndose desesperada como jamás había estado en su vida, ella se forzó a sonreír.
Los puños de él cayeron contra el suelo .
- Sir Killian!
- Si?
- Te necesito. - Sus manos no paraban de temblar, aún así Fleur agarró la camisa ensangrentada con toda la fuerza de la que era capaz. - Y es tu deber, como caballero, ayudarme. Oíste, escocés ?
Killian no respondió.
- Te necesito vivo , me entiendes? Te lo imploro... Killian, por favor... El camino hasta Briarburn es largo, y en poco tiempo comenzará a oscurecer.
Killian logró fijar los ojos en los de ella.
- Me estás diciendo que... que tienes miedo a la oscuridad, muchacha ?
- Si. - Fleurette sacudió la cabeza para enfatizar lo que decía, y más lágrimas fueron a posarse sobre el tórax de él. -Tengo mucho miedo, Killian.
El dejó escapar un suspiro. sus ojos se cerraron, después se volvieron a abrir, vacilantes.
- Entonces está bien. .. Voy a acompañarte hasta el jardín... de tu casa.
- Hasta el jardín? - ella se extrañó.
- Si, muchacha. El lugar donde el Celta Melancólico debe descansar. - Frunciendo la frente por el espasmo de dolor , Killian cerró los ojos por un instante.
- Pero, cómo voy a hacer para llevarte hasta allá? - Pronto, Fleurette se enmendó :
- Voy a colocarte en el lomo de Treun, está bien? Puedes levantarte, querido ?
El no respondió. Tenía el cuerpo completamente laxo, el rostro destituido de color.
- Por favor, Killian. Por favor... Sólo haz esto por mí, si? Prometo que nunca más voy a pedirte nada.
El continuó callado.
Al borde de la locura, Fleur miró los caballos y vio a Filie mover las orejas frenéticamente al lobo que acababa de salir de los bosques. A pesar del miedo, la yegua permaneció donde estaba.
- Vete, carajo ! - ella gritó a la fiera. - Vete de aquí!
Deteniéndose al borde del camino, el lobo se puso a olisquear el aire.
- Killian! Killian! - Y, al verlo completamente inerte, le golpeó el pecho.
Con un gemido gutural, Killian despertó de la inconsciencia para sentarse sobre el piso de tierra . El susto la llevó a apartarse, y entonces ella lo vio hacer un esfuerzo tembloroso para ponerse de pie .

- Killian... - Fleur corrió a sostenerlo, sujetándolo por la cintura. - Debes montar tu caballo. Por favor.
El tambaleaba en dirección al garañón como un borracho y, mientras lo amparaba, Fleurette intentó ignorar sus lágrimas que iban derramándose sobre el brazo musculoso, que ahora estaba tan tembloroso. Cuando se hallaban junto al enorme caballo negro., Killian hizo un gesto afirmativo con a cabeza, después trató de alzarse al lomo del animal como le era posible. Después un momento de agonía que más parecía una eternidad, Fleur finalmente lo vio acomodado en silla.
- Sujetate! Sujetate firme en la parte alta de la silla! - después de meterle los pies en los estribos, ella llenó los pulmones de aire y saltó al lomo a espaldas de él. Pasando los brazos por el cuerpo flojo , tomó las riendas e incitó Treun a marchar. - Ven, Filie. Ven con nosotros .
La cabeza de Killian se balanceó con la partida del caballo, en seguida él pidió en un soplo de voz:
- Rápido.
Cerrando los ojos, Fleurette imploró protección a los cielos y espoleó con fuerza los flancos del animal. Treun disparó a pleno galope.

miércoles, 29 de julio de 2009

EL BARBARO - LOIS GREIMAN - CAPITULO 31

CAPITULO 31


Fleur sintió la sangre huir de su rostro.
- Killian?
- Lo siento mucho , de verdad. - Stanford aclaró su garganta. - Lamento, pero... bien, estoy casi seguro que el señor Kendrick lo contrató para intentar descubrir la verdad en relación a la muerte de Thomas.
- No... No es posible.
- Vos nunca te preguntaste de dónde salió ese escocés ? O cómo fue que de repente apareció por aquí?
- Killian me dijo que le gustaría de se establecer en la región. Encontrar un lugar apacible donde vivir. él. ..
- Establecerse en una propiedad adyacente a Briarburn, justamente cuando Kendrick aparece para amenazarte? - Stanford hizo otra mueca. - Sos una mujer inteligente, Fleur. No hallas todo eso muy extraño? Es mera coincidencia? Hace años que nadie demuestra el menor interés por esa pedrera abandonada, y de repente él no mide esfuerzos para comprarla. Por un precio exorbitante.
Una nueva aflicción vino a apoderarse de ella. Entonces había sido traicionada... Traicionada. Otra vez. Pero por más que se sintiese amargada, no lograba mantenerse indiferente al recuerdo de la voz grave de Killian, la idea de que él parecía siempre listo para protegerla de los problemas do mundo.
- Le gustó este lugar.
- Tal vez tengas razón, querida. Quién sabe? - El barón no parecía capaz de disimular la amargura que su semblante insinuaba. - Pero si se él descubre la verdad y sale a esparcirla por ahí? Thomas siempre fue muy querido por todos.
- Entonces Killian... - Por más que le doliese, Fleurette sabía que tenía que enterarse de la verdad. - El fue pagado para venir a investigar mis secretos?
- Si - Stanford fue categórico. - Lo siento mucho , y me atrevo a decir que él planea acusarte por la muerte de tu marido.
- Yo no quería matarlo. Nunca fue mi intención quitarle la vida a nadie, mucho menos a Thomas. Yo sólo quería ser amada, ser respetada, ser... - La voz le faltó.
- Lo sé . Lo sé , querida, pero las personas pueden ver la situación desde otro ángulo.
- Oh, Dios... - Sintiéndose otra vez una niña asustada y carente, ella preguntó : - Pero vos crees en mí, verdad ?
- Claro que si. Porque te amo . Porque quiero mantenerte lejos de las garras de Kendrick y de cualquier otro miserable que piense en hacerte mal. Porque nunca conseguí sacar mis ojos de vos. Ni aún cuando vos estabas casada con otro hombre. - Trayendo su caballo más cerca de Filie, Stanford tomó la mano de ella. - Cásate conmigo, Fleurette. Déjame ayudarte. Déjame cuidar de vos.
- Pero... - Los pensamientos de ella se confundían. - Cuando Kendrick haga saber que yo ...
- Vamos a casarnos esta noche. Poco me importa que haya algún tipo de escándalo, ahora o después. Mi título todavía detenta cierta influencia en la Casa de los Lords. Haré un pronunciamiento diciendo que vi a Thomas vivo después que lo dejaste solo en el río . Diré que él estaba borracho, lo que no es mentira. Y todos sabían de esa debilidad de tu marido. Que Kendrick descubra lo que quiera; yo daré mi palabra de que vos no tuviste ninguna responsabilidad en la muerte de Thomas.
- Stanford... -Después cerrar los ojos por un momento, Fleur lo encaró para decir: - No puedo casarme con vos. No después de lo que hice anoche.
- Ese maldito escocés... - murmuró el barón entre dientes . - Sería una hipocresía decir que será fácil, que no me sentí traicionado. Por el contrario, fue como si un puñal partiese mi corazón al medio. Pero a pesar de todo, sé que soy capaz de perdonarte. Si eso significa tenerte junto de mí, lo haré.
Seguridad . Una unión con un hombre de bien. Fleurette entreabrió los labios para decir que aceptaba, pero entonces un ruido resonó entre los arbustos al costado del camino. Ella y el barón miraron hacia allá en el instante en que un garañón negro dejaba los bosques trayendo sobre su lomo, firme y rígido como una lanza, al caballero melancólico.
- Killian. - Al sustentar la mirada que él le dirigía, Fleurette se dio cuenta que, aún después de todo lo que acababa de descubrir, no lograba dejar de desearlo.
- Qué diablos estás haciendo aquí? - gruñó el barón.
- Y por qué no debería estar aquí? - devolvió Killian en el misma tono, fijando en él una mirada airada.
- Vamos , vos. .. - Stanford se enderezó sobre la silla. -Has deshonrado mi lady, sir.
Inalterable, el caballero escocés volvió los ojos a Fleur como si de nada se arrepintiese, como si nada tuviese para ocultar. Parecía haber decidido que, fuesen cuales fuesen las consecuencias de lo que habían hecho, él las asumiría solo.
- Pienso que la baronesa tiene derecho a saber la verdad. - Killian había vuelto a enfrentar la mirada indignada de Stanford.
- Ya le revelé toda la verdad a mi prometida. Ella ya sabe que no eres mas que un mercenario, un mentiroso, un...
- Entonces le contaste que fuiste quien contrató a Kendrick?
- Eso no es verdad - retrucó Stanford en un silbido colérico.
- Qué!? - Fleurette jadeó. - No. él. ..
- Estuve con ese bastardo esta mañana - dijo Killian.
- Claro que estuviste. - La voz de barón subía de tono. - Vos trabajas para él.
- No, no trabajo. Pero aún así , Kendrick tuvo la amabilidad de pasar por mi casa. Tuvimos una conversación, y él no demoró en admitir que un cierto lord Lessenton lo había mandado buscarme. fue muy gentil de tu parte mandarlo hasta allá, muchacho, pero habría sido todavía más gentil si le hubieses dicho que apareciese con la luz del día. Y desarmado. - Los ojos de Killian brillaron con una emoción inefable y, cerrando la mano, él flexionó el brazo como si hubiese realizado alguna actividad que había requerido su fuerza.
Sólo entonces fue que Fleurette reparó que la manga de la camisa blanca de él estaba manchada con sangre.
- Te heriste - dijo ella en un susurro.
- Fue sólo un arañazo, muchacha. - Aunque hablase con Fleur, él tenía los ojos fijos en Stanford. - De cualquier modo, debo admitir que esas pistolas son un dispositivo bastante inteligente. O mejor dicho , siempre y cuando estén en manos capaces. Por azar, el mercenario a tu servicio, muchacho, no estaba capacitado para la tarea que le habías encomendado.
- No sé de que estás hablando - rezongó el barón. - no mandé a nadie a ningún lugar .
- No fue eso lo que Kendrick dijo. Además, también aseguró que no era la primera vez que te hacía un trabajito ya que, semanas atrás, lo contrataste para intimidar a la baronesa aquí presente.
- Eso es un absurdo
-Por supuesto, no es lo que se espera del comportamiento de un verdadero caballero - comentó Killian con ironía -, pero me parece que vos te aprovechaste de una bajeza para convencer a una dama a desposarte.
Dándose vuelta sobre la montura, Stanford intentó capturar la mirada de Fleurette.
- No escuches a este hombre, querida. Es un insano.
- Tal vez . - Killian aproximó el garañón al caballo del barón. - Lo que no soy es un asesino cobarde que vos probaste ser al quitarle la vida a un hombre que no tenía como defenderse.
- Qué? - exclamó Fleur un instante antes de ver a Stanford sacar una pistola de dentro de su saco.
Ella se encogió . Killian no movió ni un músculo .
- Para ser un bárbaro, sos bastante astuto - observó el barón.
Todavía impasible y sujetando las riendas de su caballo de batalla en una de sus manos, Killian no llegó a mirar a Fleurette mientras le sugería:
- Por qué no le preguntas cómo fue que tu marido murió?
- Qué quieres decir con eso? - ella se extrañó. - De qué estás...
- Idiota ... - gruñó Stanford, él también con los ojos fijos en su rival. - Fui yo quien mató a Thomas, si. Y vos deberías estarme agradecida por eso.
- Vos? - Fleurette estaba sin aire. - No. él se ahogó.
- Y cómo mierda podría haberse ahogado, si vos lo dejaste inconsciente con el golpe que le diste, tarada? Thomas se hallaba caído en el bote, el río estaba calmo... Cómo carajo esa embarcación iba a darse vuelta? Hasta vos, una mujer de poco cerebro , debería haber pensado en eso.
-Pero yo pensé. .. Presumí que... - ella sacudió la cabeza , como si no creyese en lo que oía. - Vos lo mataste? Por qué ?
- Por qué ? - Stanford se rió. - Y por qué no? Era eso lo que él se merecía, o no ? El fabuloso lord de Glendowne, tan guapo, tan agradable, con su elegante y malcriada esposa, igualmente bella y encantadora... La pareja ideal. Era eso lo que todos pensaban, cierto ? Pero ellos no lo veían matarte a golpes cuando se le daba las ganas, verdad?
- Vos. .. sabías ?
- Claro que lo sabía. - Stanford volvió a reírse. - Y a veces llegaba a divertirme un poco.
- Pero cómo...
- Cómo? Simple, una vez que ya no le interesaba llevarte a la cama, Thomas se dedicaba a cubrirte de puñetazos y puntapiés. Y vos vivías evitándolo. O mejor dicho, intentando evitarlo, lo que, la verdad sea dicha, no era muy fácil. Hasta esa tarde en el río ... Ah, fue una escena inolvidable. La dócil y asustada baronesa se despertó de su sueño . Me gustó. Me gustó tanto que, cuando lo vi caer, llegué a pensar que vos , Fleur, eras la respuesta a mis plegarias.
- Plegarias? - Fleurette hacía fuerza por entender no sólo lo que estaba sucediendo sino también lo que realmente había sucedido esa tarde. Sin embargo , todo parecía un absurdo de proporciones y consecuencias inimaginables. - Pero ...
- Hacía tiempo que él planeaba librarse de tu marido - dijo Killian. - Y apoderarse de vos y de Briarburn.
- No puede ser!
- Sé que es difícil de creer que un caballero del reino tuviese tales, por así decir, ambiciones. - Stanford suspiró. - Pero, como debes recordar, los recursos de mi familia estaban menguando, de modo que el hecho de vos te revelases contra la violencia de tu marido me vino como una bendición. A decir verdad, llegué a pensar que vos habías hecho el trabajo sucio por mí y, cuando te vi volver a la casa tambaleante y sollozando hecha un perrito mojado, por poco no fui hasta allá para agradecerte. Pero entonces oí a Thomas gemir. Qué más podía hacer mas que terminar el trabajo ?
- Vos lo mataste?
- Tienes cierta dificultad para entender lo que las personas dicen, verdad? - El barón chasqueó la lengua. - Por supuesto que lo maté, su estúpida. Y con eso te cambié la vida para bien.
-Pero querías hacerme creer que yo había sido la responsable de la muerte de él. ..
- Oh, pobrecita la baronesa! Ya no tienes de que preocuparte , verdad ? Deberías agradecerme, ya que me ocupé de librarme del cuerpo de él para que nadie pudiese a pensar que habías sido vos quien le había reventado la cabeza a golpes ... yo fui bueno con vos, Fleur - Stanford encogió los hombros. - No, no podía dejar que vos cargases con la culpa. No después de haber pasado tanto tiempo esforzándome para ganarme tu confianza, hasta tuve que librarme de Clarice, para asegurarme un lugar a tu lado...
- Mi Dios!
- Eras una viudita adorable, recuerdas? Y precisabas tanto de un amigo. Quién mejor que el fiel Stanford? - él disimuló una risotada satisfecha. - Poco después compraste la fábrica de carruajes e hiciste de un negocio en bancarrota una compañía bastante lucrativa. Y yo estaba a tu lado, consolándote, apoyándote, incentivándote. - El rostro de él se transformó en una máscara colérica. - Hace siete años que estoy esperando, Fleurette. Siete años.
Aunque la insanidad en la mirada del barón la aterrorizase, Fleur intentaba mantener un mínimo de coherencia:
- Entonces no era Thomas... En mis aposentos. En mi jardín.
Mientras Stanford se reía , Killian trató de esclarecer:
- No, muchacha, tu marido está muerto y enterrado en los bosques, cerca de la pedrera. - La voz de él, baja y contenida, era un contrapunto con las risas histéricas del barón. - Encontré la sepultura de él hace pocos días.
Volviendo a asumir un aire de seriedad, Stanford señaló :
-- Era el modo más simples de ocultar un cadáver, no? Y yo fui algunas veces allá a visitarlo. hasta llegué a amarrar el pañuelo de que a él gustaba en una árbol cerca de allí . fue muy triste tener que hacer eso para un amigo tan querido... sea como fuere, me ocupé de la viuda de él y fui muy paciente.
Fleur quiso decir algo. Stanford, sin embargo, ya proseguía:
- Vos harías un segundo matrimonio, Fleur, y ya te tenía en la palma de la mano. Pero entonces apareció este bárbaro ... - él volvió a mirar a Killian. - Vos destruiste todos los planes que ideé por años y años . Vas a arrepentirte amargamente de haberlo hecho.
A pesar de la aflicción y de la decepción, Fleurette se obligó a llamar a la razón al hombre que un día había considerado su amigo:
- No hagas eso, Stanford. Voy a ayudarte. Los dos vamos a ir a conversar con el juez, le explicaremos todo lo que sucedió. puedo decir que tu intención era defenderme, ya que sufría agresiones y violencias que...
La carcajada que él la hizo callarse.
- Ah, mi Fleurette! Siempre solícita, siempre bondadosa, siempre tan idiota. - Los labios del barón se curvaron en una imitación de una sonrisa . - Te agradezco mucho, pero, perdóname, no estoy interesado en acabar colgado en la horca por haber acabado con la vida de un impresentable. No. Prefiero arriesgar la suerte. Seguramente que voy a plantear que vos habrías sido asesinada por este bárbaro escocés . Entonces tuve que actuar. Pero seré fuerte. Y no terminaré solo, hay otras mujeres en el mundo , no te parece una idea mejor?
- Vas a matarme?
- No - fue Killian quien respondió.
- El no va a hacerte ningún mal.
- Tan noble, tan dramático... hasta pareces el protagonista de un romance medieval : el caballero galante y gentil rescatando a la hermosa dama. Ustedes dos me hacen reír - Arrojando la cabeza hacia atrás , Stanford lanzó otra carcajada, pero a continuación , con una expresión amenazadora, volvió a enderezarse.
- Lamento informarte que estás completamente equivocado, caballero escocés. Voy a matar a Fleurette, si. Sólo que antes, siento decirlo, voy a matarte vos. En este caso es primero los caballeros, luego las damas - Y entonces levantó a pistola.

EL BARBARO - CAPITULO 30

CAPITULO 30


En cuestión de minutos Fleur ya había partido en un galope desenfrenado rumbo a Briarburn. Pero ni los golpes de los cascos de la yegua contra el camino de tierra ni la distancia que ponía en relación a la Mansión Lessenton eran capaces de arrancar de su mente la expresión de abandono en el rostro de Stanford.
Después disminuir la velocidad del caballo para instigarla a un manso trote, Fleurette limpió las lágrimas de su cara. Qué le había pasado? Todos esos meses, todos esos años, venía diciéndose que no quería relacionarse con hombres prepotentes. Que respetaba y admiraba hombres gentiles y bondadosos que no se intimidasen ante una mujer independiente y de pulso firme. Y ahora la verdad salía a la superficie del modo más imprevisto posible: no era la gentileza lo que realmente contaba; por el contrario, se sentía atraída por un hombre de palabras y de gestos a veces bruscos, con las manos callosas, que parecía más que dispuesto a someterla a su voluntad .
Pero sería realmente así ? Si realmente pretendiese hacerle mal, si quisiese poseerla por la fuerza, Killian podría hacerlo sin la menor dificultad. Pero en vez de eso, el obstinado escocés parecía estar siempre a su lado cuando más lo precisaba , como si estuviese destinado a protegerla de todo mal. Del misma modo que el Celta Melancólico custodiaba la casa.
Fleur suspiró profundamente al recordar que glorioso había sido hacer el amor con él. Y los recuerdos de todo lo que había vivido en los brazos de Killian la noche anterior vino a sumarse a una sensación de pertenencia. Como si estuviese predestinada a ser de él. Como si ambos ya se hubiesen amado. Como si hubiese nacido para el amor de él, para...
Un ruido de cascos la hizo darse vuelta . El caballo que salía de la curva del camino se aproximaba a un galope ligero y no demoró a alcanzarla.
- Stanford - ella murmuró cuando el barón detuvo su caballo a pocos metros de Filie. - Qué haces aquí?
- No podía dejar que te fueses así. - Ahora él tenía una expresión de pesar y ojos asombrados. - No sin intentar una última vez hacerte cambiar de idea. No sin ...
- Por favor - Fleurette lo interrumpió, sintiéndose incapaz de tolerar esas palabras. - Lo lamento mucho, Stan. De verdad. Discúlpame, pero no puedo casarme con vos. No puedes entenderlo? No sería correcto. Vos te mereces a alguien mejor que yo.
- Tal vez . - él dio una sonrisa triste. -Pero a vos a quien quiero.
- Cuando hayas pensado todo esto con calma, verás que tengo razón. No es posible que algún día llegues a perdonarme o a olvidar lo que...
- Yo te amo , Fleurette. Cásate conmigo.
Por un momento ella casi flaqueó , casi llegó a ceder. Entonces se acordó que casar con el hombre equivocado era uno de los peores castigos que había en el mundo.
- No puedo, Stan. Me vas a culpar por lo que hice por el resto de nuestras vidas. Vas a sentir rencor. Vas a odiarme por...
- No, nada de eso es verdad. Yo jamás podría quererte mal.
- Cómo sería posible? Después de todo lo que...
- Después de todo lo que vi? - después de un profundo suspiro, él le dio una sonrisa contrita. - Créeme , querida, he visto cosas mucho peores.
- Me cuesta creer que... - Cuando finalmente se dio cuenta de lo que el barón había insinuado, ella indagó : - Qué quieres decir con eso?
- Que sé que vos mataste a Thomas, Fleur. Yo te vi cuando lo mataste.
Si el gentil y refinado barón la hubiese abofeteado, ella no estaría más perpleja. Aquello era demencial !
- Qué estás diciendo? Mi marido se ahogó. Tuvimos una discusión, si, pero yo no... Yo no sería capaz de... - Fleurette tenía la sensación de que su pecho le aplastaba el corazón , de que el mundo estaba patas para arriba . - Yo lo dejé solo en el bote y me volví a Briarburn a pie. Pensé que Thomas vendría poco después, sólo que... él nunca más volvió a casa.
- Le contaste a quien quisiese oírte que él había exagerado con el alcohol.
- Y no fue mentira. Thomas estaba completamente borracho .
- Las personas imaginaron que él se cayó al río y que acabó por ahogarse porque estaba embriagado - le recordó Stanford en un tono enigmático.
- Esa era la única explicación para lo que había sucedido .
-Pero no la verdadera explicación. Yo estaba allá, Fleurette. En los bosques, sin que ustedes lo supiesen.
- Eso no... Por qué ?
Con los ojos fijos en algún punto a lo lejos , Stanford evitó la pregunta de ella para decir:
- Diferente al cielo nublado que hay hoy, esa fue una tarde muy bonita. Ah, cómo detesto la lluvia! Cuando llueve, es imposible mantenerse de buen humor y los zapatos limpios. - Al volver su mirada a Fleur, él dio la impresión de llevar un susto al verla allí, pero pronto sonrió con cierta vivacidad. - Vos y tu querido marido hacían un picnic a orillas del río Nettle, recuerdas? Vos misma, con tus propias manitos, preparaste la cesta.
- Co... cómo... Cómo sabes eso?
- Si, vos preparaste el almuerzo, pero te olvidaste el vino. O tal vez ... tal vez haya sido un acto inconsciente. Una tentativa de preservarte. Thomas era un hombre fino, y Dios sabe que yo lo amaba como a un hermano, pero podía ser un tanto... - Stanford sacudió la cabeza , como si estuviese profundamente desolado - ... muy desagradable cuando bebía. Y él ya había bebido bastante antes que ustedes fuesen al bote. Por no mencionar la botella que llevaba con él.
- Le imploré a Thomas que no bebiese - murmuró Fleur, asaltada por el recuerdo de las escenas terribles de ese día.
- Sé que es así , mi querida. Lo sé . - El barón se inclinó hacia ella. - Tu marido debería haberte escuchado. Debería haberse dado cuenta de que vos sólo querías el bien de él.
- Nos estabas espiando? - Fleurette intentó mover la cabeza, luego se dio cuenta que tenía el cuello rígido. - Nos estabas espiando?
- Puede decirse que si. Así como también se puede decir que eso no fue correcto. Pero la verdad es que... bien, en esa época ya te deseaba. O mejor dicho , ya hacía años que te deseaba. Mi Fleurette, mi adorable flor, siempre tan bella, tan elegante... Al principio intenté negar mis sentimientos, después de todo eras cuñada de mi Clarice y esposa de un amigo tan estimado... - Los ojos de él brillaban con la claridad del sol. - Pobre Clarice. La belleza de mi mujer no era ni sombra cerca de la tuya, aún así sentí mucho su muerte d. .. A no ser por el hecho de que, estando solo, tuve más oportunidad de acercarme a vos. Observarte de cerca. A Vos y a Thomas.
Fleurette sintió un escalofrío.
- Una pareja adorable. Todos decían eso, recuerdas? él tenía una bella estampa, verdad? - La sonrisa de Stanford era misteriosa. - Y vos. .. Siempre tan elegante, tan reservada... hasta esa tarde.
Luchando contra los recuerdos que parecían tener el poder de congelar la sangre en sus venas, Fleurette señaló :
- Si vos estabas allá, entonces lo vio golpearme .
- Lo vi, si, querida. Vi y quise ayudarte , sólo que... él era tu marido, ustedes estaban ligados por vínculos legales y morales. Cómo podría interferir? Pero eso no hizo mucha diferencia, verdad ? Además vos pronto te defendiste.
- Yo estaba tan asustada... Tuve tanto miedo... - ella se encogió . Era como si viese otra vez el rostro colérico de Thomas, los puños cerrados con que su marido la golpeaba. - Pensé que él iba a matarme.
- Y por eso envestiste contra él con el remo.
- Yo no quería lastimarlo. - Las palabras le venían entre jadeos. - Yo sólo quería... que Thomas parase, que recobrase el sentido común .
- Nadie puede culparte por intentar defenderte, Fleurette. Además, si hay que señalar un culpable, ese culpable soy yo.
- Vos?
- Yo sabía - Stanford dijo bajito. - Yo sabía que te golpeaba.
- No... - El dolor de la humillación la llevó a bajar la cabeza. - No era tan así.
- Yo veía las marcas, los hematomas. No hay por qué protegerlo.
Indiferente al temblor de sus manos, ella indagó con un hilo de voz:
- Por qué Thomas me odiaba tanto?
- Odiarte ? No. él no te odiaba v mi amor. Nadie podría odiarte. Thomas solamente... bien, él estaba perturbado. Y la bebida... - Stanford hizo una mueca. - Yo debería haberte ayudado . Debería haber tomado alguna medida.
Aunque escuchase la voz de su concuñado, Fleurette se veía nuevamente en el río. Joven, indefensa, rígida de tanto miedo. La muerte parecía a punto de devorarla, y ella no quería morir. Thomas se levantaba con gestos torpes, su rostro distorsionado por la ira. Y después hacía que el bote se balancease peligrosamente mientras avanzaba con sus puños erguidos.
Agarrada a la madera de la embarcación, ella sólo lograba pensar en como mantenerse viva.
- Intenté llamarlo a la razón. Intenté calmarlo. Pero no me escuchaba. Tomé el remo entre las manos solamente para intimidar a Thomas, para hacerlo parar con aquello. Estaba asustada... Y, cuando miré , ya lo había golpeado ... Oí el ruido seco del golpe, después vi el hilo de sangre que comenzaba a escurrirse de la nariz de Thomas... Pero él no parecía intimidado; parecía... sorprendido.
Tambaleandose, su marido había dado un paso atrás . en ese instante Fleurette había extendido su mano hacia él, como si pudiese rescatarlo, como si pudiese comenzar todo de nuevo, como si pudiese reparar todo lo que había de errado en el matrimonio con que siempre había soñado y que se había deshecho como un castillo de naipes. Y, una vez más , había visto que sus esperanzas se fundamentaban en una ingenuidad atroz.
- Pensé que Thomas iba a controlarse, pero él envistió contra mí nuevamente. - Fleur apenas podía respirar. - él era un hombre fuerte. Mucho más fuerte de lo que aparentaba ser.
- Por eso volviste a golpearlo.


Rememorando la escena escabrosa, Fleurette sacudió la cabeza . Había gritado, le había implorado que pensase en lo que hacía y que fuese piadoso, pero Thomas había continuado avanzando, tambaleante, borracho, herido, furioso... Ella había vuelto a golpearlo con el remo, sin pensar, casi sin querer. Hasta el día de hoy tenía la impresión de que había sido otra persona quien había hecho aquello. Alguien más fuerte que ella, la jovencita asustada de ojos atónitos y demasiado delgada. Thomas había caído dentro del bote, con su rostro cerca de la quilla, los dedos agarrados a los bordes de la embarcación.
- Pensé que él iba a levantarse. Pensé que solamente tenía algunos instantes para escapar antes que él se recuperase. No imaginé que un hombre tan invencible pudiese ahogarse.
Fijando su vista un punto perdido en el camino, Fleurette recordó el esfuerzo que había hecho para lanzarse al agua helada y de allí en dirección a la orilla del río. Sus faldas se habían enroscado en una piedra y, por un momento, ella había llegado a pensar que Thomas la había agarrado. Pero el pavor la había ayudado a soltarse y a alcanzar tierra firme. Llorando convulsivamente y con los zapatos empapados de barro, ella había corrido a buscar refugio en los bosques.
- Yo me escondí - Fleur susurró. - Y continué escondida mientras intentaba pensar, intentaba ver si... Pero él no vino detrás mío. La noche llegó. Yo estaba segura que él me estaba esperando. Seguramente se reiría a carcajadas, al ver a la altiva baronesa de Briarburn cubierta de lodo, temblando de miedo... Thomas siempre decía que yo era demasiado orgullosa, pero hasta el orgullo y la dignidad me había abandonado. Me oriné encima ...
- Y el tiempo fue pasando... Los minutos, las horas... Comencé a sentir mucho frío, entonces ... entonces volví a aproximarme furtivamente al río. Tenía que verlo, tenía que saber que estaba tramando. Si le pidiese disculpas, tal vez ... pero el bote estaba vacío.
La embarcación se balanceaba a unos pocos metros de la orilla del río. Fleurette había precisado todas las fuerzas que todavía le restaban para aproximarse y espiar allí adentro. Y cuando finalmente había logrado hacerlo, había constatado que su marido no estaba más allí. Nuevamente dominada por el pánico, se había dado vuelta con la certeza de encontrarlo a su espalda, listo para recomenzar con los golpes. Pero no había nadie por allí.
- El bote estaba vacío - repitió ella. - Fue todo lo que quedó. El bote y un zapato. Thomas había desaparecido. Pero yo no lo maté. Seguramente él se cayó al río y fue llevado por la corriente... No es verdad ?
Stanford continuó absolutamente callado.
- No es verdad ? - Fleurette comenzaba a tener la sensación de que ese misma pánico que había sentido tanto tiempo atrás volvía a rondarla. - él está muerto. Verdad ?
- Estoy seguro que Thomas murió - afirmó el barón.
Pero ni la convicción expresa en la voz de él fue suficiente para tranquilizarla.
- Vos lo viste por ahí , Stanford? Thomas volvió para vengarse de mí.
- No. No debes preocuparte con eso, mi amor. Thomas está muerto. Tanto que...
- Cómo ? - De la fuerza con que apretaban las riendas, sus manos llegaban a doler. - Tanto que o qué?

- Tanto que hay quien te considera responsable de la muerte de él.
- Kendrick... - Fleurette jadeó.
- Estuve investigando a ese sujeto.
- Y ?
- No quiero asustarte todavía más, mi querida. Créeme . Pero no puedo dejar de decir que es muy probable que el escocés esté involucrado en esta historia.

martes, 28 de julio de 2009

EL BARBARO - LOIS GREIMAN - CAPITULO 29

CAPITULO 29


Instantes después Killian soltaba las manos de Fleur para levantarla en sus brazos y, con la sensación de que cargaba un ser divino junto a su pecho, caminó hasta un lecho de musgo sobre la tierra, donde un tenue perfume a cardo acariciaba la noche. Apoyándose en sus rodillas, la recostó allí, no sin cierta reverencia. Fleurette sacudió la cabeza antes de murmurar:
- Perdóname, pero no creo que debo...
Killian volvió a besarla. Y la sintió estremecerse junto a él mientras deslizaba una de sus manos a lo largo de su cuello y por el hombro delicado .
- Killian... - ella murmuró en un murmullo . - Cielos, perdí la cabeza. Discúlpame. No soy una libertina. Juro que no. Yo nunca...
Levantando la túnica , él se la quitó junto con el cinturón . Entonces oyó a Fleurette jadear y, en el instante siguiente, ella tocaba su pecho. Killian jadeó. Una oleada de emociones le provocaba la sensación de tener todo el cuerpo en carne viva.

Fleurette le acarició un pezón, después delineó con la punta del dedo la trayectoria de una cicatriz que le cruzaba el pecho. Pero cuando sintió que la mano de ella recorría la superficie de su abdomen, Killian le agarró los dedos antes que perdiese el control y estallase su pasión. En el momento en que sus miradas finalmente se encontraron en la penumbra que los envolvía, ella susurró :
- Eres muy bonito.
- Muchacha, no me parece que...
- Shhh... - Fleurette enroscó os dedos con los de él. - sé que eres tan temerario como el Celta, pero... No quieres contarme por qué estás tan cauteloso?
- Tengo miedo de que cambies de idea y me dejes aquí solo. - Killian soltó la mano de Fleur para que ella se desvistiese. - ... que me dejes loco de deseo y desesperado por sentirme adentro tuyo.
Los ojos de ella lo eludieron, pera la mano pequeña y delicada fue posarse sobre la erección de Killian.
- Por favor... - él jadeó.
- Qué hay de malo en esto?
- Nada. - él apenas lograba respirar, y mucho más para razonar con claridad. - No hay nada de malo. Es sólo que... hace mucho tiempo que no...
- Yo también.
Ella intentó acariciarlo nuevamente, pero Killian le tomó ambas manos, diciendo:
- No tienes idea de cuanto de tiempo, es mucho ... mucho tiempo... - Y con eso volvió a besarla.
Fleurette gimió con la caricia. Y se puso a susurrar palabras incoherentes mientras él le besaba el mentón , el cuello, la curva del hombro y, abriendo el escote del camisón , y la parte superior de sus pechos. Sus labios volvieron a encontrarse. Killian extendió los brazos para alcanzar el ruedo del camisón , y Fleur lo ayudó a quitarlo.
En segundos , ella estaba desnuda. Killian le acarició los pechos y los pezones erguidos, suspirando de placer al oírla gemir en respuesta a su contacto. Entonces tomó uno de los pezones en su boca para lamerlo con su lengua.
Fleurette arqueó la espalda con un gemido. Incapaz de continuar dominándose, Killian se colocó sobre el cuerpo de ella, sujetando con fuerza las nalgas femeninas. Entonces se hundió dentro de ella con el ansia que la pasión le imponía.
Los dos jadearon al misma tiempo. Pero los recuerdos tan antiguos como dolorosos lo asaltaron como un castigo inexpugnable. Paralizado por esos recuerdos, Killian intentaba librarse de la oscuridad causada por la traición cuando oyó un gemido apremiante escaparse de los labios de Fleurette. Ella le susurró :
- Killian.
Y fue escuchar su nombre en esa boca que tanto amaba que lo trajo de vuelta al presente. Acomodándose dentro del cuerpo que lo recibía con ardor e inconfesable deseo, él empezó a moverse cadenciosamente, entrando y saliendo de su sexo tibio y húmedo .En un movimiento que Killian nunca hubiese esperado , Fleurette enlazó sus piernas por su cadera, y usó todas sus fuerzas para hacerlos girar sobre el lecho de musgo hasta que ella quedó colocada encima de él. Entre sorprendido y enardecido , perdido entre el amor y la pasión, la sujetó por la cintura y se dejó cabalgar por ella .
Fleur le agarró los brazos, y él se aferró a sus muslos. Uno de los pezones de ella se escapaba por entre los cabellos castaños que cubrían sus pechos como una cortina de seda. No, ninguna otra mujer podría ser tan bella, tan graciosa, tan excitante...
Entre gemidos y suspiros, alcanzaron el climax juntos. Instantes después, Fleur se dejaba caer sobre su pecho bañado en sudor. Cerrando as párpados, Killian sintió todos los músculos de su cuerpo latir de saciedad y cansancio. Entonces , mientras acariciaba los cabellos de ella, la sintió resbalarse hasta acostarse a su lado, una de sus piernas enlazada con la suya, uno de los brazos cruzándole el pecho.
Y fue así, a la sombra del Celta Melancólico, que Fleur se adormeció.
Se despertó con un suspiro profundo. Por primera vez en años, ningún pesadilla había acechado su sueño. más que eso: se sentía descansada y con una extraña sensación de contentamiento. Fue entonces que recordó que...
- Mi Dios. - Se sentó abruptamente. - Dios Santo.
Sin embargo , le bastó una rápida mirada a su alrededor para constatar que se hallaba en sus aposentos, en su cama. Con los lazos del camisón atados en su cuello . Como siempre. Como no podía dejar de ser. Había sido sólo un sueño. Pero... no, la realidad no podía ser ignorada. No había como olvidar la pasión desenfrenada, el orgasmo dulce, la piel morena rozando la suya.
Volvió a cerrar los ojos. No solamente había hecho amor con Killian, sino que también había traicionado a su prometido. Había faltado a la promesa de compromiso hecha a Stanford antes incluso de pronunciarla en un altar. Cielos, cómo había podido ... Muerta de vergüenza, Fleur hundió su rostro entre sus manos. No tenía idea de cómo había llegado a su cuarto. Además, se estremecía de sólo pensar que... Killian la habría llevado hasta allí ? Cargadora escaleras arriba? Desnuda? Alguien lo había visto ?
Imaginarse desnuda en los brazos de él le provocó un delicioso estremecimiento, y muy rápidamente, Fleurette saltó de la cama para empezar a caminar inquietamente. Había perdido el juicio. Sólo podía ser eso. Después de todo , estaba comprometida para casarse. Comprometida! Llevando su mano temblorosa a su boca, se quedó mirando el vacío.
No le restaba otra opción, no había nada más que hacer: tenía que ir a hablar con Stanford. Contarle lo que había pasado. Explicarle. Después de todo, no era posible que él se hubiese mantenido casto desde la muerte da esposa. Seguramente Stan iba a entenderla. Probablemente iba a perdonarla. Y si él lo hiciese, entonces quedaría probado que era un hombre generoso y comprensivo, el hombre adecuado para ser su segundo marido.
Si, era eso lo que debía hacer. Lo más rápidamente posible.

- Mi lady. - Stanford entró en su sala de visitas con su acostumbrada elegancia.
- - Querida, yo quería verte. Tanto que me hice una corrida hasta tu oficina, pero no te encontré allá.

- Espero que no estés molesto por eso. - Fleur se sentía pálida y sin fuerzas.
- No digas tonterías. Claro que no. Volví acá y me puse a jugar con mi perro.
En ese mismo instante ella se acordó de las observaciones mordaces de Killian, y un impulso la hizo preguntar :
- Pasas mucho tiempo con tu perro ?
- Ah, muchisimo, lo adoro... - él sacudió la cabeza en un gesto desalentado. - Después tuve que ir a lo del sastre para hacerle una reforma a último saco que me hizo. Una cosa complicadísima queme llevó mucho tiempo.
Maldito escocés. Por poco Fleurette no hizo una mueca.
-Pero no viniste hasta aquí para conversar sobre mi perro o mi guardarropa, por más fascinante que esos temas sean, verdad? - Stanford le dio una media sonrisa para pronto ponerse muy serio. - Algún problema, mi querida?
-No. Yo... no. - Las dudas la azotaban sin piedad, y el sentimiento de culpa era igualmente torturante, aún así Fleur decidió que no volvería atrás. Después de todo , solamente la verdad tal vez pudiese redimirla. - Te molestaría si caminásemos un poco por el jardín?
El barón miró de reojo por la ventana. A pesar de las densas nubes grises que anunciaban lluvia, él aceptó :
-Claro que no, mi amor. Déjame ir a buscar un saco.

Los jardines florecían con rosas y violetas. Caminaron lado a lado en silencio, por algunos instantes, hasta que Stanford, con las manos cruzadas en la espalda , finalmente tomó la iniciativa de preguntar :
- Viniste a conversar respecto a nuestro compromiso?
- No. O mejor dicho , si. - Fleurette sintió su estomago tensarse . - De cierto modo.
-Si has cambiado de idea, no necesitas preocuparte . Basta con decirlo, Fleur.
- No, no es eso. .. es que... - Deteniéndose, ella se obligó a mirarlo a los ojos. - Eres un hombre muy bueno, Stanford. Es más, me temo que seas demasiado bueno para mí.
- No estoy entendiendo ...
- Yo no te merezco .
- Mi querida - el barón le tomó las manos- todavía no te diste cuenta de la profundidad de los sentimientos que tengo por vos?
- Estoy segura que ...
- No, me parece que no lo estás. Pues nada de lo que vos puedas decirme podría hacerme cambiar de idea respecto a nuestra futura unión.
- Tal vez estés equivocado - ella murmuró después tragar en seco.
- Cuánto tiempo hace que nos conocemos?
- Casi ocho años, supongo. Nos conocimos antes que yo me casase.
- Y aún así crees que no aprendí a reconocer los mas mínimos detalles de tu comportamiento?
- Stanford, yo...
-Estoy consciente de tu falta de consideración para conmigo.
- Qué?
- Como ya te dije, quería verte. - él tenía el semblante austero y los ojos francos. -Entonces fui a Briarburn anoche.
- No...
- Ya era tarde, pero no conseguí resistir la necesidad de estar con vos nuevamente. Pero antes de llegar a tu casa...
Fleurette tuvo que hacer un esfuerzo inmenso para vencer a vergüenza que sentía.
- Stanford, Lo siento mucho . De verdad. Yo no quería...
- Lo sé . Lo sé . - él le tocó su mejilla. - Y es por eso que te perdono . Sé que él no es el tipo de hombre con quien vos elegirías casarte. Por Dios, Fleur, sos una dama de estirpe, y él es.. .. - Callándose, Stanford pasó la mano por los cabellos de ella.
- Estuviste allá y sabes todo... - Fleurette jadeó. - Y aún así me perdonas?
- Cuáles son mis opciones, querida? - Los ojos de él expresaban bondad ; su rostro estaba destituido de emociones. -Te quedarías más contenta si tuviese un ataque de cólera y celos?
- No, claro que no. Pero... - Killian seguramente no se quedaría allí, mirándola y fingiendo que nada malo había acontecido, pero la actitud de Stanford tal vez fuese producto de un amor verdadero, maduro, generoso y conciliador. Pero, a pesar de todas esas virtudes, eso no era lo que ella deseaba para su vida. Acababa de descubrir que lo que verdaderamente quería eran la pasión, los sentimientos desbocados, las emociones a flor de piel. - No te importa que yo ...
- Si me importa? Verte con ese... - él cerró los ojos por una fracción de segundo y, cuando volvió a abrirlos, los tenía humedecidos. - Es justamente porque me importas que tengo que perdonarte. Pues es eso o perderte para siempre.
- Oh, Stanford. - ella le acarició el rostro. - Lo lamento tanto, tanto....
- Entonces dilo... - Pasando la mano por el brazo de Fleurette, el barón terminó por entrelazar sus dedos con los de ella. - Entonces júrame que no volverás a hacerlo.
Fleur intentó complacerlo, intentó jurar fidelidad, intentó prometer una lealtad eterna e incondicional. Pero las imágenes de lo que había pasado la noche anterior volvieron a su mente envueltas en una bruma perfumada: los músculos rígidos debajo sus dedos, la explosión de emociones, la inexplicable sensación de que su lugar era al lado de Killian de Hiltsglen.
- Bésame - ella pidió.
- Cómo?
En vez de responder, Fleurette cerró los ojos. Después de un instante de vacilación, Stanford le dio un beso repleto de ternura y afecto, de promesas de seguridad y bienestar. Ella no logró sentir nada. Y, abriendo los ojos lentamente, murmuró :
- Discúlpame. - Por más que sus pensamientos fuesen un torbellino , de una cosa Fleur tenía certeza absoluta: no tenía derecho a unirse a ese hombre deseando a otro. - No puedo casarme con vos, Stanford. Lo siento mucho .
- Por favor. - él le apretó las manos mientras la miraba con sus ojos límpidos. - No hagas nada de lo que puedas arrepentirte.
- Perdón. - Dándole la espalda , Fleur corrió en dirección al lugar donde había dejado a Filie.

lunes, 27 de julio de 2009

EL BARBARO - LOIS GREIMAN - CAPITULO 28

CAPITULO 28



- Millie. - Fleurette se hallaba en la encantadora sala de visitas da Mansión Lessenton. - Cómo has estado?
- Muy bien , gracias, mi lady - respondió la criada mientras deslizaba una mano sobre su vientre prominente. - Pero mas gorda que nunca.
- Vos no estás gorda, no, estás radiante. Cuándo nacerá el infante?
- El infante?
Conteniendo la respiración, Fleur se negó a explicitar su aflicción. La simple idea de que pudiese estar comenzando a usar los términos antiguos que ese escocés insoportable la hacía estremecerse . Y era una prueba de que había tomado la decisión más acertada.
- Bebé - ella se corrigió antes de soltar una carcajada forzada. - Cuándo llegará el bebé?
- Dentro de cuatro meses. - La muchacha también se rió,- Acepta una galleta, mi lady? Eloise acaba de sacarlas del horno.
- Gracias, pero te voy a rechazar. - Fleurette llevó sus manos a su falda para hacerlas dejar de temblar. - Me gustaría ...
- Lady Glendowne. - Desde la puerta de la sala, Stanford corrió al encuentro de ella.
Dándose vuelta hacia su concuñado con una sonrisa casi teatral, Fleur sintió que tenía los pulmones absurdamente apretados y la cabeza un tanto mareada. Como si el aire que respiraba no le fuese suficiente.
- Hace tiempo que estás esperando? Espero que no. - después de saludar a la visita, el barón reprendió a la criada: - Millie, debes ir a avisarme que la baronesa está aquí cuando ella llegue.
- Por supuesto , mi lord. - Dejando la bandeja sobre la mesa, la muchacha se apresuró a salir de la sala.
- Fleurette. - Al verse a solas con ella, Stanford le tomó las manos. - Qué te trae aquí a esta hora ? Algún problema? Has estado tan preocupada...

Fleur se rió y, a sus oídos, la risa le pareció abrasiva y fingida. No parecía de ella. Lo que no la sorprendió, después de todo hacia tiempo que venía desconociéndose a sí misma. Le parecía que había se transformado en otra persona, alguien siempre asustada y vulnerable . Porque sólo eso podría explicar la irreprimible atracción que sentía por un hombre absolutamente insoportable, totalmente inadecuado para una mujer como ella. Por el amor de Dios, Killian Hiltsglen era un prepotente, un hombre arrogante que había entrado en su vida de la manera más enigmática posible y ahora vivía persiguiéndola como una sombra con la excusa de que quería resguardarla de una posible amenaza.
Eso, sin embargo, no significaba que podía darse el lujo de acostumbrarse a la caparazón protectora que la presencia de él invocaba. Tenerlo cerca era lo mismo que mantener un peligroso oso atado de una cuerda demasiado corta . No, no podía confiar en Hiltsglen... Pero, vulnerable como era, de antemano sabía con certeza absoluta de que acabaría por hacerlo. Si Killian la besase nuevamente, si corriese en su auxilio una vez más, ella se desmoronaría como un castillo de naipes. Y esa insensatez era una irresponsabilidad que no podía permitirse. Por eso esa visita intempestiva a la residencia de Stanford.
- Todo está bien , Stan - ella le aseguró. - Y, además, sos vos quien parece estar preocupado. Sucedió algo?
- Bien. .. - Las manos de él eran suaves y delicadas, muy diferentes a las manos del hombre que la ponía al borde de un ataque de nervios. - Desde que conversamos en el casamiento de Amelia, me quedé con la desagradable impresión de haberte molestado. Quizás fui demasiado impetuoso ...
- Molestarme ? A mí ? No. Por el contrario, yo ... - Fleurette hizo una pausa, pero, a pesar de sentir el estomago a punto de retorcerse, se obligó a concluir: - En verdad, estuve pensando mucho en todo lo que me dijiste esa noche.
-Si ? - Las manos de él ahora temblaban.
- Si, pensé bastante en tu propuesta tan sincera.
- Fleurette... Puedo imaginar que vos. .. - Cómo buscando orientarse, Stanford sacudió la cabeza. - Por Dios estás pensando en aceptar mi humilde propuesta?
Sonriendo, Fleurette intentó ignorar el nudo que le cerraba la garganta para apretar los dedos de él entre los suyos.
- Estás seguro que eso es lo que quieres , Stanford querido?
- Si estoy seguro ... - él se rió y miró a su alrededor, como buscando a alguien con quien compartir su alegría. - Por supuesto que si. Absolutamente seguro . Mi lady... - hincándose en una de sus rodillas, el barón la miró con los ojos humedecidos. - Me vas a hacer el inmensa honor de convertirte en mi esposa?
Envuelta por una mezcla de pudor y aflicción, de esperanza y miedo, ella afirmó :
- Si. voy a aceptar tu propuesta.

Killian se mantenía inmóvil entre las sombras junto a la antiquísima escultura del Celta. Por más que las fragancias de las flores hubiesen apaciguado sus sentidos exhaustos por muchos y muchos años, ahora no lograban calmar la rabia y la frustración que revolvían sus entrañas. Ella vendría. No sólo estaba seguro de eso, sino que también había aprendido a ser paciente.
Las horas pasaron lentamente. Desde algún lugar en los bosques un lobo aulló . Otro respondió. Indiferente a la presencia de Killian, una ardilla se lanzó desde una rama. Luego se oyó un susurro.

Aunque no supiese cómo ni por qué , Killian estaba seguro ser Fleurette quien se aproximaba. Era como se ya oliese el perfume de violetas que la envolvía, como si ya la oyese suspirar bajito, como si ya sintiese el hálito dulce que se escapaba por entre los labios de ella. .. Y entonces la vio . Vistiendo solamente su ropa de dormir, ella caminaba sin prisa por el jardín y parecía resplandecer a la luz de la luna sitiada por nubes. La neblina que se levantaba desde el valle la bañaba en tonos de plata. Killian se quedó observándola hasta que ella finalmente llegó allí para, levantando los ojos hacia el Celta, depositar una de sus manos pequeñinas sobre el muslo de la escultura. La sensación era que Fleurette lo tocaba en lo más íntimo de su alma. Apretando los dientes ante la fragilidad que siempre lo invadía cuando estaba cerca de esa mujer, se acercó en silencio para después comentar sin amargura en su voz:
- No me equivoqué , viniste .
Al principio ella dio la impresión de que iba a escapar de allí, pero en seguida se recobró del susto y lo encaró.
- Dime, sir Hiltsglen... - Ajena al hecho de que las suaves curvas de su cuerpo eran casi visibles a través de la tela fina de su camisón , Fleurette no se apartó.

- Dime: es verdad ? - él se acercó otro paso.
- No sé de qué estás hablando. - Su bello rostro había perdido un poco de color.
- Lo sabes. - Killian se acercó todavía más, hasta hacer que ella se apoyase contra la estatua. - Todo lo que quiero es la verdad. Planeas casarse con ese marica ?
- Lord Lessenton no es ningún marica. El es un caballero de la mejor estirpe. Y en verdad...
- Por qué vas a llevara otro cobarde a tu cama?
- El no es...
- Es un cobarde, si, así como lo era tu marido, ambos incapaces de controlar a una mujer como vos.
- Controlar! Eso piensas que es un matrimonio? Control ?
- El no es un hombre para vos.
- Y quién sería el hombre ideal para mí? - ella se rió nerviosamente. - Dios sabe que una mujer no puede cuidar todo sola. Y , siendo así , con quién debería casarme, escocés? Vamos, dímelo . Quién crees que sería capaz de "controlarme"?
Respirando profundamente , Killian apretó sus manos para impedirse de tomarla entre sus brazos. Y solamente dijo:
- El no está a tu altura.
- Oh ... - Fleur volvió a reírse. -Pues no concuerdo con tu opinión.
- Tienes que tener un compañero que sea tan fuerte como vos.
- Y? Crees que la fuerza es algo que se determina simplemente por el desarrollo de los músculos del brazo? - ella lo interpeló. - No es así. Un hombre puede ser fuerte como un toro y aún así ser débil . Hay cosas más importantes en un ser humano, sabías ? Cosas como el carácter. Como el...
Fue el turno de Killian de reírse.
-Y vos crees que el corte elegante de un saco es lo que determina el carácter de un hombre, muchacha ?
- Tal vez más que el modo en que él es capaz de hachar un ... - Cuando no encontró la palabra que buscaba, Fleurette hizo un gesto vago. - Sea lo que fuere que ustedes, los escoceses, tienen por costumbre hachar...
- No tienes la menor idea de como juzgar el carácter de un hombre.
- Oh? - ella estaba a punto de jadear de tanta irritación. - Entonces hazme el inmenso favor de decirme, vos que lo sabes todo, cómo se juzga el carácter de alguien .
-Por lo que hay en su corazón . Por la fuerza de sus convicciones.
- Lord Lessenton tiene un corazón bondadoso.
- Tiene corazón?
- Si - ella confirmó en un susurro. - Y él me ama.
Haciendo una mueca, Killian dejó que sus ojos se deslizasen por el cuerpo de ella.
- Cualquier idiota con un par de ojos y unas pocas neuronas te amaría , Fleurette. La cuestión es saber si Stanford es capaz de encender tu pasión.
Después vacilar un instante, ella balbuceó :
- Si.
- Creo que estás mintiendo. - él se aproximó otro paso.
Esa vez Fleur se encogió antes de resbalar por la lateral de la estatua del Celta.
- Estás equivocado.
- Pues muy bien , entonces hagamos de cuenta que vos realmente te sientes muy atraída por él. Pero el barón está dispuesto a cuidar de vos? Va a protegerte y estar a tu lado cuando precises de él ? Cuando precises a alguien que sea tu escudo contra el mundo?
Decenas de imágenes pasaron por la mente de Fleurette.
De cuando él la había salvado del incendio en el establo. De cuando había hecho escapar a Kendrick , intimidándolo con su simple presencia. De la ternura que había en sus caricias.
- Cuando precises a alguien para simplemente amarte de cuerpo y alma?
Fleur pestañeó, luchando por recuperar las fuerzas que había perdido desde que había visto ese hombre por primera vez.
- Si - respondió en un murmullo débil , aunque ya no supiese cual había sido a pregunta.
- Y dónde está Stanford en este momento? Lustrando sus botas? Jugando con su perrito faldero ?
- Cómo voy a saberlo ?
- Yo no perdería mi tiempo en pavadas. Ni permitiría que vos estuvieses aquí ahora, en compañía de otro hombre, mirándolo como si... - Killian apretó los dientes.
- Cómo si qué? Habla.
- Como si deseases que él te acariciase.
Fleur fingió una carcajada.
- Es eso lo que piensas , arrogante. .. presumido? Quién te crees que sos? Y encima supones que no puedo resistirme a vos? Sos un ...
Pero en ese instante el control que Killian se imponía se perdió y, trayéndola junto a su pecho, Killian la besó. En el mismo instante, Fleurette colocó sus manos abiertas contra su tórax para empujarlo y, aunque precisase de toda su fuerza voluntad para apartarse de esa mujer, Killian terminó por hacerlo. Con la respiración entrecortada, los labios medio abiertos y los ojos chispeando , ella fue hacia atrás .
Pero, de repente, Killian se adelantó otra vez y, en un segundo, ella estaba otra vez entre sus brazos.
- Maldito seas! - ella jadeó junto a la boca de él, y entonces lo besó.
Ligeros Y calientes, los dedos de ella se insinuaron por debajo de la túnica de Killian para acariciarle el abdomen musculoso. Cuando sintió su cinturón aflojarse, Killian le sujetó sus manos ávidas y, al oírla gemir algo incomprensible, la besó más intensamente.

domingo, 26 de julio de 2009

EL BARBARO - LOIS GREIMAN - CAPITULO 27

CAPITULO 27




- No grites, por favor. - Pero al darse cuenta que Fleur ya tenía los labios entreabiertos, o de asombro o porque realmente planeaba llamar la atención del cochero, Killian la colocó sobre su regazo y le tapó la boca.
Fleurette se dio vuelta hacia él, el asombro en los aturdidos ojos verdes resaltado por la súbita palidez de su piel. La pequeña lampara de aceite colgada del techo del carruaje derramaba luces y sombras sobre la expresión perpleja de la baronesa. Killian se quedó callado por algunos momentos, esperando que ella se recobrase del susto. Entonces , retirando la mano con que le cubría la boca, indagó :
- Está más calmada?
Los ojos de ella chispeaban más que estrellas. A pesar de las incómodas emociones que resonaban en su interior, él casi llegó a sonreír ante la ira que veía crecer en los bellos ojos verdes.

- Qué diablos estás haciendo aquí? - La voz de ella era áspera, y sus mejillas tenían un rubor difuso.
- Vine a hacerte algunas preguntas.
Fleurette frunció las cejas en una expresión airada.
- En ese caso deberías haber pedido una entrevista en mi oficina, sir Killian, o ...
- El asunto que me hace buscarte requiere cierta privacidad.
- Privacidad, haceme el favor. - Recordando las palabras del barón, Fleur se enmendó : - Si le contase a Stanford que vos. ..
- Stanford! - A pesar de las circunstancias, Killian no contuvo una carcajada. Y poco le importó que su risa sonase ruda, casi provocadora. - Qué crees que tu elegante Stanford haría por vos, muchacha ?
- No creo, estoy segura que él vendría en mi socorro si yo se lo pidiese.
- Ah. - Era mucho más fácil reprimir una carcajada irónica que controlar el deseo que tenerla en su regazo le provocaba. Era evidente que se había precipitado al acomodarla sobre la parte alta de sus muslos, pues ahora apenas lograba pensar con claridad. -Yo no creo que el barón corriese a defenderte de cualquier amenaza.
- Tu comentario sólo prueba que estás muy mal informado. Stanford ha venido en mi socorro en más de una ocasión.
- Y últimamente, qué él ha hecho para ayudarte? Además, qué clase de problema te está perturbando, muchacha ? Tu perrito se escapó de tu casa? O es un foeniculum vulgare que no floreció en tu jardín ?
- Foeniculum... - De tanta rabia, ella sacudió la cabeza. - no tengo la menor idea de lo que...
- Ese es el término en latín para llamar a la hierba dulce. Si no te matases trabajando, tal vez tendrías tiempo para aprender un poco más acerca de las plantas que crecen en tu. ..
- Plantas! - Fleurette lo miró con desdén Y qué diablos sabe un caballero de la realeza sobre plantas?
- Pasé algún tiempo en el jardín junto a... - Antes que acabase diciendo lo que no quería, él eligió cambiar de tema. - Lo que importa es que el indolente del barón no es suficiente hombre como para...
- Lord Lessenton es extremamente amable y bondadoso, y eso no es un indolente.
- No, quizás es indolente por falta de fuerza física .
- No es la fuerza física lo que hace que un hombre sea hombre - señaló Fleur antes de darse vuelta un poco más hacia él. La cólera que la invadía apenas la dejaba darse cuenta que presionaba el miembro ya entumecido debajo de su cadera.
- A decir verdad, muchacha, creo que un hombre es el reflejo de su contextura física. - Killian se esforzaba para no pensar en la erección que casi lo llevaba a tropezar con las palabras. - Por casualidad crees que tu simpático Stanford tenga un poco, un gramo aunque sea, de hombría?
- Apuesto a que él es el tipo hombre que a vos te gustaría de ser.
- Porque tiene cabellos rubio dorado y porque baila con modales refinados? - devolvió Killian con la misma aspereza.
A punto de gruñir con irritación, Fleurette dejó el regazo de él para irse a acomodar en el asiento de enfrente y desde allí lo interpeló :
- Sé franco, sir Hiltsglen, vos sólo viniste a buscarme para vanagloriarte de tu extraordinaria fuerza física?
Aún acalorado por el calor abrasador que ella había dejado en sus muslos, y especialmente en el bulto de su entrepierna, Killian sólo logró sacudir la cabeza para decir que no.
- Porque si ese es el caso - Fleur ya volvía a la carga -quiero aclararte que ya estoy harta de los hombres que hacen uso de sus puños para controlar a los otros.
El estaba a punto de hablar, ya listo para defenderse, cuando la dimensión de esas palabras lo alcanzó como el impacto de una bofetada. A pesar de eso, permaneció cal-lado, estudiando el rostro de ella a media luz . Era evidente que Fleurette se había arrepentido de lo que había dicho: estaba escrito en sus bellos ojos que, si pudiese, ella se tragaría todas las palabras y nunca más volvería a tocar ese tema.
Killian examinó su rostro por algunos instantes, luego preguntó :
- Qué estabas diciendo, muchacha ?
Respirando profundamente , ella levantó el mentón como si se preparase para una confrontación.
- Decía que no sos mas que un arrogante. Quién te dio el derecho de decidir con quien debo bailar o ...
- él te golpeaba ? - Aunque Killian intentase usar un tono moderado, su voz sonaba demasiado áspera.
- Qué?!! - sin notar que se encogía, Fleur se agarró al asiento con ambas manos como si temiese caer. Sus dedos estaban blancos. - De qué estás hablando?
- De tu marido. él te lastimó de alguna manera ?
- No. Claro que no. - Antes lívido, el rostro de ella estaba ahora cubierto de rubor. - De dónde sacas esas preguntas tan sin sentido?
En vez de responder, él continuó estudiándola en un silencio reflexivo. Al sentir que el corazón amenazaba con saltarse por su boca, Fleurette se forzó a reír.
- Sinceramente, sir Hiltsglen, parezco el tipo de mujer que toleraría malos tratos?
- No, no me parece. Al contrario, aparentas ser una persona muy fuerte y decidida. Aún así no puedo dejar de preguntarme por qué te pusiste tan mal de un instante para el otro.
- Mal , yo? - ella se encogió de hombros, y hasta ese leve movimiento era rígido. - Soy lo que soy y como soy, escocés. Si eso te incomoda o te intimida, no ...
- Vos no me intimidas. - Killian inclinó el torso hacia adelante . - Vos me deja haces calentar con tu. .. - Obligándose a callarse, volvió a recostarse en el asiento a su espalda. - Dónde él está sepultado?
- Como ya te dije, Thomas se ahogó. - Fleur ahora estaba inmóvil. Incluso su mirada había dejado de moverse de un lado al otro, para ir a fijarse en las manos que en ese momento descansaban sobre su falda. - El cuerpo de él nunca fue encontrado, y eso es algo que también ya te había contado.
- Nunca?
- Cuántas veces voy a tener que repetir la misma cosa? - Percibiendo el modo exaltado con que hablaba, Fleurette bajó la voz para agregar: - Este no es un tema que me haga bien, sir Killian. Además, me parece cruel de tu parte insistir en un recuerdo que me causa tanto sufrimiento.
- Cruel como él fue con vos?
Los ojos da baronesa saltaron a los de él, pero en seguida ella volvió a bajarlos a sus propias manos.
- No tengo idea de lo que quieres decir con eso.
A pesar de no llamarla de mentirosa, Killian estaba seguro que ella no decía la verdad.
- Por qué no dormías en el cuarto que compartías con él?
- Cómo ? - La voz de Fleur era poco más que un susurro.
- Por qué en vez de continuar en los aposentos del lord de la propiedad eligiste instalarte en el dormitorio que queda al final del corredor?
- No es asunto tuyo donde duermo o dejo de dormir. Y me parece mejor que tebajes ya mismo de este carruaje.
La baronesa tenía algunas mechas de sus cabellos caídas en pequeños bucles sobre sus hombros blancos. Y sus pechos!... La erección que lo atormentaba se hizo.
-Ni los hombres afeminados que hay Londres podrían ser tan tontos como parano enamorarse de una mujer como vos.
- Yo... -Fleurette sacudió la cabeza en un gesto de asombro - No sé si es mi impresión mi, o ... Por casualidad me estás elogiando, Hiltsglen?
- No soy un hombre de palabras elaboradas. Siempre que diga algo , puedes estar segura que no se trata de una adulación vacía, sino de una opinión dicha sin vueltas y sin ningún refinamiento.
- Bien. .. Es bueno saberlo . - Aún reprimiendo una risita nerviosa, ella parecía un poco más calmada, más segura de sí misma. - Dime, Hillian, qué viniste a buscar?
- Quería saber la verdad.
- En relación a qué, exactamente?
- Vos duermes sola y estás sola porque los recuerdos de tu marido son demasiados buenos o insoportablemente dolorosos?
- Mi marido era un auténtico caballero.
- Conocí varios hombres a quienes la gente se referían como "caballeros". Y, por lo que pude saber, casi todos eran responsables de grandes sufrimientos.
Ella pestañeó como si estuviese confundida, pero a continuación pareció recomponerse. Entonces se puso a alisar su falda.
- O me equivoco enormemente, o vos estás absolutamente loco, sir Hiltsglen.
- Es posible. A decir verdad, yo mismo evaluaba esa posibilidad unos días atrás. Pero una cosa puedo declarar con toda convicción: jamás golpeé a una mujer.
- Por qué estás suponiendo que...
- Cuando vos hablas de él , tus ojos se llenan de miedo.
Ella se rió.
- Lamento no poder coincidir, pero vos no estás capacitado para ver lo que de hecho hay en mis ojos, sir... - Fleurette se asustó al verlo golpear con la mano abierta el asiento .
- Por qué diablos no puedes llamar a un bastardo , bastardo?
- Porque cada uno es como es!
Killian no dijo nada. Cubriendo su boca con la mano protegida por el guante, la baronesa se quedó mirándolo con una mirada atónita, sus dedos temblaban contra sus labios igualmente trémulos. Por un instante, ella permaneció absolutamente inmóvil, pero finalmente bajó la mano y se recostó contra el respaldo .
El continuó callado.
- Y si Thomas no fuese un marido perfecto... - volvió a empezar Fleurette al sentir que el silencio amenazaba con asfixiarla. - Eso dice más sobre mí que sobre él, no?
Una tristeza infinita, remota como el tiempo, oprimía el corazón de Killian. En ese momento, sólo lo que quería era tomarla en sus brazos y... No, para qué martirizarse con pensamientos absurdos? Tratando de recurrir a su frialdad, Killian comentó sin entusiasmo:
- Eso dice que te casaste con un perfecto idiota.
Refrenando una sonrisa , ella comentó :
- Vos sos un hombre muy difícil de descifrar.
- Soy lo que estás viendo. Ni más ni menos.
- Qué viniste a hacer aquí?
Por poco Killian no se rió. Por Dios, si al menos supiese...
- Háblame de tu marido, muchacha.
- Kendrick te contrató ?
- Kendrick? - Pensativo, Killian entrecerró los ojos. - El hombre que te atacó la noche que nos conocimos?
Fleur asintió .
- Si fuese así, por qué te ayudé a librarte de él?
- Killian eres más astuto de lo que pretendes aparentar.
- Tu idea no es absurda, pero no se corresponde con la verdad.
Ahora ella sonreía abiertamente.
- Soy lo que estás viendo - repitió Killian.
- Y qué es lo que estoy viendo?
Cerrando los puños como forma de contener el impulso de tocarla, él afirmó :
- Estás viendo a un guerrero empeñado en descubrir la verdad. Quieras o no quieras.
- La verdad ? - Fleurette suspiró profundamente y cerró os ojos por un instante, dando la impresión de estar muy cansada. - La verdad casi siempre es algo que se nos escapa con increíble facilidad, escocés. La verdad es resbaladiza y peligrosa.
- No te preocupes . De un modo o de otro, la descubriré.
Ella volvió a reír, luego preguntó :
- Te imaginas que hay algún secreto sombrío para ser descubierto?
- Tal vez .
- Entiendo . - Súbitamente, la baronesa se puso bastante seria. - Qué es preciso?
El agudizó la mirada mientras intentaba entender el significado de esa pregunta.
- Para convencerte de que te vayas de aquí y nunca más vuelvas - explicó Fleur, levantando el mentón. - Qué quieres?
En el pasado, Killian había conocido otra mujer así. Igualmente arrogante, igualmente peligrosa. Sólo eso, y ningún otro motivo mas, sería suficiente para llevarlo a odiar a la baronesa, pero el sentimiento que ella le despertaba en nada se parecía al odio. Absolutamente en nada. Era una emoción nueva, sin nombre, un deseo vivo y vehemente que lo consumía desde las entrañas. Pero por más que ansiase protegerla, abrazarla, o tocarla hasta el alma, no sería tan estúpido como para admitir semejante fragilidad. Porque la debilidad mataba.
- Creo que ya dejé bien claro lo que deseo, muchacha.
La mirada de la baronesa era sombría.
- Por casualidad te estás imaginando que estoy detrás de tu dinero? - él preguntó.
- Y qué más podría ser?
Killian no evitó una risita sarcástica. pues aún ahora, convencido de que jamás podría poseerla, no lograba pensar en otra cosa que no fuese tenerla entre sus brazos, en su cama, en su vida.
-Es posible que los hombres hayan cambiado tanto a través de los siglos? - Killian habló consigo mismo.
- Cómo?
- Realmente crees que puedo preferir tu dinero a tu. .. - Abriendo las manos lentamente, las dejó caer sobre sus muslos.. - Cómo bien debes saber, eres irresistible.
Como interrogándolo, Fleurette ladeó la cabeza a un lado.
- Siento contrariarte, pero estás completamente equivocado. En verdad, los hombres no tienen la menor dificultad para resistirse a mis... encantos, digamos así. Ahora, en relación a mi cuenta bancaria...
- Fleur eres la encarnación de la belleza.
Probablemente ella planeaba decir algo, ya que entreabría los labios, pero parecía que la voz no le salía.
- Ninguna mujer puede llegarte a los talones.
- Yo solamente... - Fleur se rió. Pero su rostro estaba todo ruborizado. - No sé qué es todo esto. ..
- Vos como una Diosa de la antigüedad. Sólo de verte apenas puedo respirar.
Los ojos de ella estaban sorprendidos y brillantes.
- Y no hay que desee más que tenerte en mis brazos, aún sabiendo que para mí vos tal vez signifiques la muerte.
- Muerte?
- El no se ahogó.
- Cómo?
- Tu marido, el barón de Briarburn. No se ahogó. - Killian extendió el brazo para acariciar el rostro de ella.
- Por qué estás diciendo eso?
- Porque es la verdad. Ahora debo descubrir como fue que él murió.
- No sé de lo que estás hablando - retrucó Fleurette en un susurro nervioso. - Nosotros estábamos en el río. Yo me descompuse y tuve que dejar a Thomas solo en el bote.
- Muchacha, yo ya sé que él no era lo que aseguras.
- Vos no sabes nada. Nada de nada. Thomas se ahogó. Mientras yo me encontraba en la orilla del río. El. ..
- Muchacha. .. - Killian intentó tocarle el rostro nuevamente, per ella se movió hacia el otro lado del asiento.
- Aléjate de mí - Fleur le advirtió -, o voy a gritar para que Horace venga a ayudarme.
- No hagas eso. No quiero lastimar a tu cochero.
- Entonces , bájate de aquí. Sal de este carruaje. - De un instante para el otro los ojos de ella estaban asustados. - Desaparece de mi vida y no vuelvas a presentarte nunca más. Te lo pido por favor .
- No puedo hacer eso.
Killian intentó agarrarle el brazo, pero Fleurette se apuró a abrir la puerta en el instante en que sintió el carruaje detenerse. Y entonces salió corriendo de allí.