CAPITULO 28
- Millie. - Fleurette se hallaba en la encantadora sala de visitas da Mansión Lessenton. - Cómo has estado?
- Muy bien , gracias, mi lady - respondió la criada mientras deslizaba una mano sobre su vientre prominente. - Pero mas gorda que nunca.
- Vos no estás gorda, no, estás radiante. Cuándo nacerá el infante?
- El infante?
Conteniendo la respiración, Fleur se negó a explicitar su aflicción. La simple idea de que pudiese estar comenzando a usar los términos antiguos que ese escocés insoportable la hacía estremecerse . Y era una prueba de que había tomado la decisión más acertada.
- Bebé - ella se corrigió antes de soltar una carcajada forzada. - Cuándo llegará el bebé?
- Dentro de cuatro meses. - La muchacha también se rió,- Acepta una galleta, mi lady? Eloise acaba de sacarlas del horno.
- Gracias, pero te voy a rechazar. - Fleurette llevó sus manos a su falda para hacerlas dejar de temblar. - Me gustaría ...
- Lady Glendowne. - Desde la puerta de la sala, Stanford corrió al encuentro de ella.
Dándose vuelta hacia su concuñado con una sonrisa casi teatral, Fleur sintió que tenía los pulmones absurdamente apretados y la cabeza un tanto mareada. Como si el aire que respiraba no le fuese suficiente.
- Hace tiempo que estás esperando? Espero que no. - después de saludar a la visita, el barón reprendió a la criada: - Millie, debes ir a avisarme que la baronesa está aquí cuando ella llegue.
- Por supuesto , mi lord. - Dejando la bandeja sobre la mesa, la muchacha se apresuró a salir de la sala.
- Fleurette. - Al verse a solas con ella, Stanford le tomó las manos. - Qué te trae aquí a esta hora ? Algún problema? Has estado tan preocupada...
Fleur se rió y, a sus oídos, la risa le pareció abrasiva y fingida. No parecía de ella. Lo que no la sorprendió, después de todo hacia tiempo que venía desconociéndose a sí misma. Le parecía que había se transformado en otra persona, alguien siempre asustada y vulnerable . Porque sólo eso podría explicar la irreprimible atracción que sentía por un hombre absolutamente insoportable, totalmente inadecuado para una mujer como ella. Por el amor de Dios, Killian Hiltsglen era un prepotente, un hombre arrogante que había entrado en su vida de la manera más enigmática posible y ahora vivía persiguiéndola como una sombra con la excusa de que quería resguardarla de una posible amenaza.
Eso, sin embargo, no significaba que podía darse el lujo de acostumbrarse a la caparazón protectora que la presencia de él invocaba. Tenerlo cerca era lo mismo que mantener un peligroso oso atado de una cuerda demasiado corta . No, no podía confiar en Hiltsglen... Pero, vulnerable como era, de antemano sabía con certeza absoluta de que acabaría por hacerlo. Si Killian la besase nuevamente, si corriese en su auxilio una vez más, ella se desmoronaría como un castillo de naipes. Y esa insensatez era una irresponsabilidad que no podía permitirse. Por eso esa visita intempestiva a la residencia de Stanford.
- Todo está bien , Stan - ella le aseguró. - Y, además, sos vos quien parece estar preocupado. Sucedió algo?
- Bien. .. - Las manos de él eran suaves y delicadas, muy diferentes a las manos del hombre que la ponía al borde de un ataque de nervios. - Desde que conversamos en el casamiento de Amelia, me quedé con la desagradable impresión de haberte molestado. Quizás fui demasiado impetuoso ...
- Molestarme ? A mí ? No. Por el contrario, yo ... - Fleurette hizo una pausa, pero, a pesar de sentir el estomago a punto de retorcerse, se obligó a concluir: - En verdad, estuve pensando mucho en todo lo que me dijiste esa noche.
-Si ? - Las manos de él ahora temblaban.
- Si, pensé bastante en tu propuesta tan sincera.
- Fleurette... Puedo imaginar que vos. .. - Cómo buscando orientarse, Stanford sacudió la cabeza. - Por Dios estás pensando en aceptar mi humilde propuesta?
Sonriendo, Fleurette intentó ignorar el nudo que le cerraba la garganta para apretar los dedos de él entre los suyos.
- Estás seguro que eso es lo que quieres , Stanford querido?
- Si estoy seguro ... - él se rió y miró a su alrededor, como buscando a alguien con quien compartir su alegría. - Por supuesto que si. Absolutamente seguro . Mi lady... - hincándose en una de sus rodillas, el barón la miró con los ojos humedecidos. - Me vas a hacer el inmensa honor de convertirte en mi esposa?
Envuelta por una mezcla de pudor y aflicción, de esperanza y miedo, ella afirmó :
- Si. voy a aceptar tu propuesta.
Killian se mantenía inmóvil entre las sombras junto a la antiquísima escultura del Celta. Por más que las fragancias de las flores hubiesen apaciguado sus sentidos exhaustos por muchos y muchos años, ahora no lograban calmar la rabia y la frustración que revolvían sus entrañas. Ella vendría. No sólo estaba seguro de eso, sino que también había aprendido a ser paciente.
Las horas pasaron lentamente. Desde algún lugar en los bosques un lobo aulló . Otro respondió. Indiferente a la presencia de Killian, una ardilla se lanzó desde una rama. Luego se oyó un susurro.
Aunque no supiese cómo ni por qué , Killian estaba seguro ser Fleurette quien se aproximaba. Era como se ya oliese el perfume de violetas que la envolvía, como si ya la oyese suspirar bajito, como si ya sintiese el hálito dulce que se escapaba por entre los labios de ella. .. Y entonces la vio . Vistiendo solamente su ropa de dormir, ella caminaba sin prisa por el jardín y parecía resplandecer a la luz de la luna sitiada por nubes. La neblina que se levantaba desde el valle la bañaba en tonos de plata. Killian se quedó observándola hasta que ella finalmente llegó allí para, levantando los ojos hacia el Celta, depositar una de sus manos pequeñinas sobre el muslo de la escultura. La sensación era que Fleurette lo tocaba en lo más íntimo de su alma. Apretando los dientes ante la fragilidad que siempre lo invadía cuando estaba cerca de esa mujer, se acercó en silencio para después comentar sin amargura en su voz:
- No me equivoqué , viniste .
Al principio ella dio la impresión de que iba a escapar de allí, pero en seguida se recobró del susto y lo encaró.
- Dime, sir Hiltsglen... - Ajena al hecho de que las suaves curvas de su cuerpo eran casi visibles a través de la tela fina de su camisón , Fleurette no se apartó.
- Dime: es verdad ? - él se acercó otro paso.
- No sé de qué estás hablando. - Su bello rostro había perdido un poco de color.
- Lo sabes. - Killian se acercó todavía más, hasta hacer que ella se apoyase contra la estatua. - Todo lo que quiero es la verdad. Planeas casarse con ese marica ?
- Lord Lessenton no es ningún marica. El es un caballero de la mejor estirpe. Y en verdad...
- Por qué vas a llevara otro cobarde a tu cama?
- El no es...
- Es un cobarde, si, así como lo era tu marido, ambos incapaces de controlar a una mujer como vos.
- Controlar! Eso piensas que es un matrimonio? Control ?
- El no es un hombre para vos.
- Y quién sería el hombre ideal para mí? - ella se rió nerviosamente. - Dios sabe que una mujer no puede cuidar todo sola. Y , siendo así , con quién debería casarme, escocés? Vamos, dímelo . Quién crees que sería capaz de "controlarme"?
Respirando profundamente , Killian apretó sus manos para impedirse de tomarla entre sus brazos. Y solamente dijo:
- El no está a tu altura.
- Oh ... - Fleur volvió a reírse. -Pues no concuerdo con tu opinión.
- Tienes que tener un compañero que sea tan fuerte como vos.
- Y? Crees que la fuerza es algo que se determina simplemente por el desarrollo de los músculos del brazo? - ella lo interpeló. - No es así. Un hombre puede ser fuerte como un toro y aún así ser débil . Hay cosas más importantes en un ser humano, sabías ? Cosas como el carácter. Como el...
Fue el turno de Killian de reírse.
-Y vos crees que el corte elegante de un saco es lo que determina el carácter de un hombre, muchacha ?
- Tal vez más que el modo en que él es capaz de hachar un ... - Cuando no encontró la palabra que buscaba, Fleurette hizo un gesto vago. - Sea lo que fuere que ustedes, los escoceses, tienen por costumbre hachar...
- No tienes la menor idea de como juzgar el carácter de un hombre.
- Oh? - ella estaba a punto de jadear de tanta irritación. - Entonces hazme el inmenso favor de decirme, vos que lo sabes todo, cómo se juzga el carácter de alguien .
-Por lo que hay en su corazón . Por la fuerza de sus convicciones.
- Lord Lessenton tiene un corazón bondadoso.
- Tiene corazón?
- Si - ella confirmó en un susurro. - Y él me ama.
Haciendo una mueca, Killian dejó que sus ojos se deslizasen por el cuerpo de ella.
- Cualquier idiota con un par de ojos y unas pocas neuronas te amaría , Fleurette. La cuestión es saber si Stanford es capaz de encender tu pasión.
Después vacilar un instante, ella balbuceó :
- Si.
- Creo que estás mintiendo. - él se aproximó otro paso.
Esa vez Fleur se encogió antes de resbalar por la lateral de la estatua del Celta.
- Estás equivocado.
- Pues muy bien , entonces hagamos de cuenta que vos realmente te sientes muy atraída por él. Pero el barón está dispuesto a cuidar de vos? Va a protegerte y estar a tu lado cuando precises de él ? Cuando precises a alguien que sea tu escudo contra el mundo?
Decenas de imágenes pasaron por la mente de Fleurette.
De cuando él la había salvado del incendio en el establo. De cuando había hecho escapar a Kendrick , intimidándolo con su simple presencia. De la ternura que había en sus caricias.
- Cuando precises a alguien para simplemente amarte de cuerpo y alma?
Fleur pestañeó, luchando por recuperar las fuerzas que había perdido desde que había visto ese hombre por primera vez.
- Si - respondió en un murmullo débil , aunque ya no supiese cual había sido a pregunta.
- Y dónde está Stanford en este momento? Lustrando sus botas? Jugando con su perrito faldero ?
- Cómo voy a saberlo ?
- Yo no perdería mi tiempo en pavadas. Ni permitiría que vos estuvieses aquí ahora, en compañía de otro hombre, mirándolo como si... - Killian apretó los dientes.
- Cómo si qué? Habla.
- Como si deseases que él te acariciase.
Fleur fingió una carcajada.
- Es eso lo que piensas , arrogante. .. presumido? Quién te crees que sos? Y encima supones que no puedo resistirme a vos? Sos un ...
Pero en ese instante el control que Killian se imponía se perdió y, trayéndola junto a su pecho, Killian la besó. En el mismo instante, Fleurette colocó sus manos abiertas contra su tórax para empujarlo y, aunque precisase de toda su fuerza voluntad para apartarse de esa mujer, Killian terminó por hacerlo. Con la respiración entrecortada, los labios medio abiertos y los ojos chispeando , ella fue hacia atrás .
Pero, de repente, Killian se adelantó otra vez y, en un segundo, ella estaba otra vez entre sus brazos.
- Maldito seas! - ella jadeó junto a la boca de él, y entonces lo besó.
Ligeros Y calientes, los dedos de ella se insinuaron por debajo de la túnica de Killian para acariciarle el abdomen musculoso. Cuando sintió su cinturón aflojarse, Killian le sujetó sus manos ávidas y, al oírla gemir algo incomprensible, la besó más intensamente.
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