CAPITULO 24
Obligándose a mirar hacia arriba, Fleur se encontró con el rostro de su captor.
- Shhh - le dijo él.
Fleurette sintió sus ojos llenarse de lagrimas y su corazón saltar en su garganta. Era Killian quien la sujetaba y le tapaba la boca con la mano.
- No hagas ruido - él le susurró antes de soltarla.
- Qué?
En respuesta, Killian solamente llevó un dedo a sus propios labios y desapareció entre los arbustos. Fleur pasó su mano por su rostro. Tal vez debería ir tras él, o saltar sobre el lomo del garañón negro que veía parado no muy lejos de allí , pero sus piernas simplemente no parecían capaces ni siquiera de sustentar el peso de su propio cuerpo. Entonces, todo lo que logró hacer fue agarrase a una rama al alcance de su mano y sentarse sobre una gran piedra .
Varios minutos pasaron. Al sentir un mínimo asomo de coraje, Fleurette intentó convencerse de que estaba siendo ridícula. casi se había muerto de miedo por nada. Eses bosques eran tan seguros como su propia casa, y...
- Qué estás haciendo ahí?
Ella pegó un grito antes de s levantarse y girar hacia atrás con un salto. Killian ni se movió.
- Qué estás haciendo aquí? - volvió a preguntar Fleur cuando logró encontrar su voz.
- Yo? - él se adelantó algunos pasos. - Sos vos quien está en mis bosques, muchacha.
Aunque el sentido común comenzaba a retornar, Fleur quiso probar que tenía razón:
- Eso no te da el derecho de aproximarse subrepticiamente y sobresaltar....
- Un guerrero no es subrepticio, es cauteloso.
- Entonces deberías...
- Había alguien más por aquí.
- Qué?!! - con un gesto afligido, Fleurette llevó una mano a su pecho.
- No te diste cuenta que estabas siendo seguida?
Pasado el primer instante de sorpresa, ella cuidó de reprimir su aprensión. Pero no era fácil. Quién podría estar siguiendola ? Kendrick? Un rival en los negocios? O alguien que tuviese intereses personales en ella ?
A pesar de tener la garganta seca, Fleur logró soltar una carcajada nerviosa antes de afirmar:
- Eso es absurdo. Yo ... - Por Dios! Apenas podía articular las palabras. - Eso no tiene sentido.
- Si no te habías dado cuenta que había alguien persiguiéndote , por qué estabas corriendo como una loca?
Dios! Ella se había aterrorizado por una simple corbata y un suave aroma a humo de un cigarro . Todo aquello no era más que una tontería... O no?
- Siempre te aventuras a pasear por estos bosques? - Killian preguntó.
Fleurette se negaba a mirarlo, pues aún ahora y en esas circunstancias, los recuerdos amenazaban con invadirla . Recuerdos que hablaban de felicidad y miedo, de esperanza y desesperación..
- Antiguamente este era uno de los lugares que más me gustaba - ella confesó. - Antes que vos me lo robases, por supuesto.
El no mordió el anzuelo:
- En la oscuridad?
- Qué tiene la oscuridad?
- Siempre paseas en la oscuridad?
- Ah, bien. .. no. - Fleur se puso a alisar sus faldas como si se estuviese preparando para ir a un baile. - Generalmente no.
- Y por qué hoy si?
- Por qué hoy ? - Aclarando su garganta, Fleurette volvió a sentarse sobre la piedra. La mirada que ese hombre lanzaba sobre ella comenzaba a incomodarla.
- Por qué viniste acá sola en la oscuridad? - Killian se aproximó. -No tienes ni un gramo de sentido común?
- Estoy segura que no corro ningún riesgo en estos bosques. - No fue sin cierto esfuerzo que ella enderezó la espalda . - O no lo corría, hasta que vos te instalaste por aquí.
- Me consideras una amenaza? - Acercándose un poco más, Killian llevó su mano a un rama para apoyarse.
Fleurette tuvo que afirmarse para no resbalarse de la roca p.
- Sé franco, sir Hiltsglen: estabas intentando asustarme?
El se rió. En el silencio del bosque, la risa grave hizo eco en la noche como si formase parte de ella.
- Tal vez debería hacerlo - Killian admitió -, pero creo que, al final de cuentas, no surtiría el menor efecto.
- De hecho. - ella trató de ignorar que todavía tenía e corazón sobresaltada por lo que había pasado. - No suelo sentir miedo. Qué se gana con eso ?
-El miedo puede ayudarte a mantenerte viva... Eso es, siempre y cuando tuvieses el sentido común para identificar el peligro cuando te encuentras con alguna amenaza.
Fleurette se apuró a levantarse, y sus rodillas casi chocaron con las de él.
- Me estás amenazando, Hiltsglen?
- Si lo estuviese, me imagino que no sería el primero. Entonces, responde , qué viniste a hacer aquí?
- Como ya te dije...
Curvándose, él murmuró entre dientes:
- No me gustan las mentiras, muchacha.
Por poco Fleur no salió corriendo. Pero un impulso la llevó a levantar el rostro en una actitud desafiante.
- Y a mí no me gusta que me intimiden, escocés. Sobre todo tipos como vos.
- No ? - casi tocándose, los dos se encaraban en medio de la penumbra. - Y quién prefieres que se ocupe de esa tarea?
- No seas imbécil . No tengo el menor interés en que alguien me intimide.
- Pero... estás muerta de miedo.
Fleurette no sabía qué decir.
- Qué pasó, muchacha ?
En un primero momento Fleurette pensó en esconder la verdad, ocultar los hechos y mentir . Pero la expresión que veía en el rostro severo era de tanta preocupación que ella no logró transformar sus pensamientos en realidad.
- No fue nada realmente... bien, fue apenas una corbata que encontré encima de mi cama.
- Una corbata?
- Si, una corbata. Esa tira de tela que los hombres usan alrededor del cuello, reir ? - ella intentó reírse y no lo logró . - Bien, como te decía...
- Y no sabes de quien es?
- Era de mi marido.
- Y eso te asustó ?
- Si... - juzgando que debería aparentar tener un poco de sentido común , ella se apresuró a decir: - En verdad, no fue nada. Actué como una tonta, nada más.
- Pero como no eres ninguna tonta, me pregunto por qué fue que huiste acá.
- Porque él no murió. - Las palabras se le habían le escapado. Cubriéndose la boca con la mano, Fleurette sacudió la cabeza . - Creo que me expresé mal. Lo que quería decir era que su cuerpo nunca fue encontrado.
- Y por eso crees que tu marido está vivo?
- No, no. Bien, por supuesto que querría que él estuviese vivo , pero... Thomas se ahogó, pero el cuerpo de él nunca fue encontrado t, por eso, no tengo una sepultura donde ir llorar mi pérdida. Y a veces las pesadillas... - De un instante al otro, Fleur se vio envuelta por brazos vigorosos y apretada contra un corazón que latía con contagiosa energía.
- No te pongas así - Killian le susurró al oído. - No debes temer nada. Estás segura conmigo.
Y era así como ella se sentía. A pesar del miedo, a pesar del pasado, de repente se sentía protegida y cuidada como un bebé. él le acariciaba los cabellos, y Fleur cerró los ojos ante los sentimientos que la invadían. Cuándo había sido la última vez en que alguien la había tratado con tanto cariño?
- Tienes algún motivo para creer que él haya sobrevivido? - La voz de Killian era un susurro.
- No. - ella sacudió la cabeza contra el tórax firme que la acogía. - Quiero decir, motivos lógicos no hay.
- Y crees en fantasmas?
- Yo... - Fleurette levantó la cara para mirarlo. - No. no, yo... no.
- Entonces tal vez alguien está intentando intimidarte . Sucedió alguna otra cosa que te lleve a sospechar eso?
Fleur ni siquiera llegó a pensar en mentir, pues nuevamente la verdad saltó a sus labios:
- Alguien rasgó un vestido mío que estaba en el guardarropa. Y, hace un rato, sentí el aroma del humo de un cigarro de él.
- Parece que alguien pretende hacerte creer que su marido todavía está vivo.
Fleurette tragó en seco y, cuando logró hablar, la voz le vino en un soplo:
- Será así?
- Es lo que parece. Por otro lado, no puedo dejar de preguntarme por qué el retorno de tu marido, si eso fuese verdad, te asusta tanto .
- No es eso. Es que...
- Estás asustada con esa idea, si.
Por algunos instantes, se quedaron mirándose a los ojos.
- Sé sincera: qué hizo él para provocar tanto miedo en una mujer temeraria como vos?
- Nada.
- Te amenazaba?
- No.
- El. ..
- Ya te dije que no. - Fleurette se obligó a apartarse del refugio proporcionado por los brazos robustos.
-Pero si vos le temías, la culpa no era suya, sino de él.
Aunque el tono de Killian fuese conciliador, ella ya sacudía la cabeza para negar.
- Puedes admitir la verdad - él insistió.
- Te dije la verdad.
- Entonces quién o qué te está atormentando ?
- No lo sé.
Después algunos segundos de completo silencio, él volvió a insistir, ahora en ese tono firme y cadencioso, marcado por la sinceridad que le era tan peculiar:
- Sé sincera conmigo, muchacha.
Fleurette sintió sus rodillas a punto de doblarse, como si el suelo bajo sus pies comenzase a desintegrarse.
- No necesito que vos me ayudes, escocés.
- Pues yo creo que si lo precisas. -La expresión de él era muy seria.
- Entonces estás equivocado. - El miedo era como una espada apuntada directamente su corazón . Fleur ya había confiado en alguien antes, ya había creído en el amor, en la promesa de felicidad eterna. Y ahora allí estaba ella: sola, luchando contra todo y contra todos, avanzando a punta de cuchillo. - No necesito de nadie . O mejor dicho , no confío en nadie.
Fue cuando una ramita se quebró muy cerca de ella. Fleurette casi dio un salto al ver al lobo a poco más de un metro de allí. El pelaje del animal parecía brillar a la luz de la luna . él era grande, mucho mas grande que los animales de su misma especie, pero eran sus ojos lo que más llamaba la atención , pues brillaban como brasas vivas en medio de la oscuridad. Fijos y amarillos como los de un gato, miraban a la garganta de ella.
Fleur jadeó y fue ese jadeo, esa casi imperceptible señal de aprensión, lo que hizo Killian reaccionase con un impulso tan antiguo cuanto el tiempo: tomando una rama seca del suelo, él saltó delante de Fleurette y, con las piernas entreabiertas y los brazos extendidos, usó su propio cuerpo como escudo para protegerla. Entonces , al entrecerrar los ojos con la intención de agudizar la vista, él finalmente logró vislumbrar a su adversario.
El lobo gruñó . No muy fuerte, pero lo suficientemente alto para que el sonido gutural se esparciese por el bosque como una amenaza suspendida en el aire. Con todos los músculos del cuerpo rígidos, Killian no se movió y se preparó para el ataque. Nada ni nadie le haría mal a la baronesa, no mientras él estuviese vivo.
Los ojos dorados del animal continuaban a chispeando. Bajando la cabeza, el lobo se adelantó .
- Ven, fiera. Ven si tienes coraje - dijo Killian entre dientes .
No muy lejos de allí, Treun resopló. El lobo giró la cabeza en dirección al ruido y, cuando un rayo de luz de luna le alcanzó de lleno el pelaje y fue entonces que finalmente Killian lo reconoció. Casi en el mismo instante, el lobo volvió a mirarlo , mostró los dientes y, parpadeando esos ojos que parecían de otro mundo, desapareció como un espectro en medio de las sombras de la noche.
- Listo. Ya pasó. - Al darse vuelta hacia la baronesa, la encontró justo detrás de su espalda, tan cerca que los pechos de ella lo rozaron . En un gesto instintivo, él volvió a tomarla entre sus brazos.
- El lobo se fue?
Um poco vacilante, la voz de ella parecía acariciarle el pecho. El cuerpo delicado se estremecía contra el suyo. Killian pensó en contarle que, lejos de ser una amenaza, el animal ocasionalmente era su compañero, pero no tuvo tiempo de hacerlo, pues ella ya preguntaba :
- Era un lobo, verdad?
- Si. - Bien, era verdad . De cierto modo, no dejaba de ser un lobo. - Pero él ya se fue , y estás fuera de peligro.
- Fuera de peligro? - Fleurette levantó su rostro hacia él.
Ella tenía los ojos atónitos de miedo y algo más... Algo que se asemejaba increíblemente a la confianza, al creer y confiar en alguien . Algo que Killian ansiaba, pero que sabía no tener derecho a pedir. Emociones indomables le electrizaron el cuerpo, haciendolo llevar la mano a la empuñadura de la espada en un gesto de desesperación. No quería esos sentimientos. No quería rendirse a esa debilidad y, aún así , se veía preso de esas sensaciones que le obnubilaban la mente y le envenenaban el alma.
- Ese lobo no le hará ningún daño - se oyó decir, sin que ni hubiese pensado en proferir tales palabras.
Ella dejó de mirarlo para observar los alrededores, que estaban bañados por la claridad plateada de la luz de luna y envueltos en una caricia de neblina.
- Estás seguro ... - Fleurette respiró profundamente , para reunir fuerzas. - Estás seguro que él no va a volver?
- Si. - Killian la sintió relajarse un poco. Sólo un poquito, pero ya era un buena señal.
Los ojos verdes se apresuraron a buscar los de él nuevamente. Por Dios, la sensación de tenerla en sus brazos era mágica. Era como si un ángel le fuese enviado para calentar su alma Era como si...
- Crees que ese lobo me estaba siguiendo? - indagó Fleurette, interrumpiendo los pensamiento de él.
Aunque tal vez le hiciese bien oír que si, que era el lobo quien la seguía, Killian se dio cuenta de que no sería capaz de mentir.
- No.
- Cómo puedes estar tan seguro?
- Es mi obligación saber todas esas cosas, muchacha.
- Ya habías visto a ese lobo por aquí?
Después un instante de vacilación, él confirmó :
- Si, creo que si.
- Tal vez tu caballo pueda mantenerlo a distancia.
- Tal vez .
Como si buscase recuperar el coraje, ella enderezó un poco la espalda .Aunque mínimo, el gesto no pasó desapercibido para Killian. Después de todo, él entendía que no debía ser fácil para una dama de la estirpe de la baronesa reconocer que tenía miedo. Y cuando Fleurette se apartó ligeramente, y aunque eso le dolió en el alma , no quiso impedírselo.
- Hablaste con él. - La voz de ella ahora era un poco más determinada.
- Cómo?
- Vos hablaste con el lobo.
- Apenas le di una especie de advertencia, nada más.
- Es extraño... Vos hablas con lobos y caballos.
- Si, yo...estoy poco.. . pasa que el garañón parece entenderme bastante bien. Y te digo, que es él quien empieza las conversaciones.
Ella casi llegó a sonreír.
- Entonces él debe haberte escuchado cuando le advertiste que se mantuviese lejos de Filie.
Frunciendo la frente, Killian tuvo ganas de agradecer a los cielos por la oscuridad que los circundaba.
- Bien, te dijo que Treun me entendía, no que me obedecía.
- él está mejor? - Fleurette se acordaba bien que su yegua había envestido contra el bello e imponente garañón.
- No fue nada. Creo que él está completamente recuperado.
Después de dejar que sus ojos vagasen por el pecho de Killian, Fleur fue a posarlos sobre los contornos negros de Treun.
- El es muy resistente y temerario. Eso es raro.
Por Dios, él la deseaba tanto que le llegaba a doler. Los ojos de la baronesa volvían a mirarlo. Killian no lograba seguir resistiendo. Era pedir demasiado de un hombre. Y él solamente era un hombre... Aproximó su rostro al de ella. Sus labios casi se tocaron, pero, al recordar su resolución, él se detuvo en el último instante.
- Dijiste que no confiabas en mí. - Entonces le dio algunos segundos para que ella se diese cuenta de que todavía se encontraba entre sus brazos, los pechos casi junto a su tórax. - Y, sin embargo , todavía estás aquí.
Le llevó a Fleurette algunos instantes para asimilar el sentido de ese comentario. Cuando lo hizo, arrojó los hombros hacia atrás en un gesto altivo. El movimiento ,sin embargo, sólo hizo levantar sus senos todavía más contra el pecho de él. Belleza y orgullo en una sola mujer. Qué guerrero sería capaz de resistir semejante tentación? Pero aunque sintiese la lujuria a punto de brotarle por los poros, él continuó se esforzando por ignorarlo.
- En tu lugar, yo no sería tan presuntuoso, escocés. - con eso, Fleur intentó dar un paso atrás .
Killian no lo permitió : tenía sus brazos alrededor del cuerpo de ella, y así permaneció. Fleurette entonces levantó una ceja en señal de sorpresa, después observó con cierta impavidez:
-No tenía mucha elección, eras vos o el lobo.
- Tal vez corrieses menos riesgos si elegías enfrentar al lobo. - Incapaz de contenerse, él sintió su miembro erecto demandar.
Aunque sus palabras tuviesen la intención de alertarla, ella no se apartó. En vez de eso, Fleur indagó en un susurro:
- Quién sos?
Tuvo ganas de decirle que eso poco importaba. Que tenerla entre sus brazos era como disfrutar un pedazo del Paraíso. Que ella era un rayo de luz en la oscuridad, una canción en una región desolada. Que estar así tan cerca de ella hacía que su sangre hirviese en sus venas. Pero Killian no era un hombre de bellas palabras. No. Era un guerrero, un caballero que se guiaba por las verdades más elementales.
- Sólo soy un hombre.
- Y no se puede confiar en los hombres. - Fleurette susurró junto a los labios de él.
- Deberías ser más cuidadosa con tu seguridad , muchacha. No deberías venir aquí.
- No me gusta que me digan a donde debo o no debo ir, escocés.
A pesar del esfuerzo que hacía por dominarse, Killian apretó sus brazos alrededor del cuerpo femenino, trayéndola para más cerca antes de preguntar :
-Todavía no te diste cuenta de lo que quiero por hacer con vos, verdad ? - Entonces la vio entrecerrar los ojos y esperó que ella se distanciase.
En vez de eso, Fleur colocó su mano abierta sobre su pecho, admitiendo:
- En verdad, creo que no estoy muy segura.
- No es posible que una viuda no lo sepa.
- Perdóname, pero vos sos un hombre muy difícil de entender.
- No, yo...
- Ahora mismo, continuas con tu arma al alcance de la mano, hablando conmigo como si yo fuese una criatura del demonio. Eso es lo que piensas de mí ?
Killian apretó los dientes. Maldición. Era un hombre de acción, nada entendía de sonrisas bonitas y palabras azucaradas.
- Yo... no, no creo que vos seas una criatura demoníaca.
- Entonces dime, escocés: qué crees que soy?
- Sos la belleza en forma de mujer.
Después de vacilar por un instante, Fleurette pasó su mano por el rostro de él. Cerrando los ojos, Killian se sintió estremecerse con esa suave caricia.
- Qué quieres hacer conmigo, escocés?
No era la primera vez que él luchaba contra esa debilidad. Había sido vencido antes, volvía a ser vencido ahora. Agarrándola por la cintura , la trajo a todavía más cerca .
- Se pudiese, te acostaría sobre el musgo y besaría los pétalos de miel que son tus labios. Te desnudaría poco a poco. - Respirando profundamente , se deleitó con el perfume a lilas que la envolvía. Ese aroma, que le hacía recordar a un jardín donde los amantes reían y se besaban, inundó su mente, le debilitaba el cuerpo. Y comenzaba a dejarlo embriagado. - Acariciaría tu piel hasta que el sol de la mañana llegase para teñirte de dorado. Y cuando finalmente te sintiese estremecerte de pasión debajo mío, me entregaría en cuerpo y alma a vos.
Sin darse cuenta que estaba boquiabierta, Fleurette pestañeó y tragó en seco antes de preguntar :
- Se pudiese?
- No puedo confiar en vos. - Temiendo que un mero gesto lo hiciese arder en llamas, Killian intentaba no mover ni un músculo. Y mucho menos pensar que el corazón de ella se había acelerado contra su pecho. - Así como vos no logras confiar en mí.
- Vos no confías en mí ?
- No, muchacha, no confío.
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