domingo, 31 de agosto de 2008

EL HIGHLANDER SILENCIOSO - CAPITULO 10

CAPITULO 10

Al día siguiente, después del desayuno , Mairi se quedó observando mientras Andy amarraba a Gert Nort a la silla de montar de uno de los animales más fuertes. El prisionero continuaba mirándola con ojos suplicantes, pero no dijo nada. Andy tomó las riendas de las manos de Rob.
- Hasta más tarde - dijo Andy a modo de despedida, y partió para preparar los padres de Rob para su llegada, al final del día.
- Ten cuidado - le gritó Rob dándose vuelta hacia el fuego, evitando mirar a Mairi.
Culpa, ella se dio cuenta . El había enviado Andy no sólo para que fuesen bien recibidos, sino para avisarle a su familia que debía apoyarlo en su farsa.
Hasta un niño podría haber entendido las miradas que os dos hombres habían trocado. Habían hasta trocado algunos señales con las manos, cuando ellos creyeron que ella estaba mirando hacia otro lado.
Mairi se disgustó con ese truco , la entristecía saber que Rob consideraba que aquello era necesario. MacBain creería que ella renunciaría a él y se volvería a Craigmuir? Era un estúpido si pensaba eso.
Rob, como ella lo llamaba ahora en sus pensamientos, siempre necesitaría a alguien que cuidase de él.
Y ya que había ido hasta las Highlands para encontrar una esposa Mairi sólo podía deducir que ninguna otra mujer lo había querido o aceptado como marido. Pero ahora él le pertenecía a ella para siempre.
En algún lugar, en lo profundo de su mente, Mairi se preguntó si lograría ser una buena esposa para un hombre fuerte y invencible tal como Rob sería si contase con todos sus sentidos . A decir verdad, ella necesitaba ser necesaria. Esa era su naturaleza. Y también debía admitir que le gustaba poder predecir sus movimientos y ser la persona que sabía ejercer un poco de control sobre MacBain .
Mairi admitía que el orgullo figuraba entre sus mayores defectos. Eso , y ser demasiado impulsiva en sus juicios y acciones . Pero esa vez ella había evaluado cuidadosamente las evidencias y había actuado prudentemente . Quien sabe quizás algún día pudiese controlar su orgullo de la misma forma,.
Se advirtió a sí misma , con mucha severidad, nunca usar su ventaja sobre su marido. Ella debía ser una colaboradora para él, una guardiana de su dignidad y de su bienestar .
Rob la miró por encima del hombro y le sonrió de modo cautivante, con una expresión que la hizo se sentir la única mujer en el mundo que merecía su atención. Mairi suspiró, incapaz de contenerse. Lo que fuera que le faltase a ese hombre, ella pensó, con un estremecimiento de deseo, no era ciertamente atractivo físico. Además , él había revelado una dulce inocencia que Mairi sólo había visto en niños que todavía no habían aprendido cuan cruel el mundo podía ser. Sintió en ese momento que estaría dispuesta a morir para preservar esa inocencia.
- Ven y descansa - él sugirió, extendiéndole la mano . Ya había abierto una manta y había enrollado otra para que sirviese como almohada.
Estaba fantaseando , o su marido planeaba hacer amor con ella, ahora que estaban a solas? Mairi le tomó la mano, un tanto ansiosa. Rob, sin embargo ,sólo la ayudó a acomodarse sobre la cama improvisada y se apartó, ocupándose de borrar todos las señales de que habían acampado allí.
Al darse cuenta que Rob solamente deseaba dar un tiempo para que Andy llegase al castillo de Trouville, Mairi resolvió dormir un poco. Necesitaría de toda su perspicacia cuando conociese a la familia de su marido. No se preocupó en pensar si la aceptarían o no . Si Rob había considerado necesario viajar tan lejos para encontrar a una esposa que lo quisiese, ella no tenía dudas que sería recibida con satisfacción.



- Que él hizo qué? - indagó lady Anne, con los ojos muy abiertos y la mandíbula caída.
Andy se estremeció.
Ella cruzaba el patio cuando él había atravesado los portones, y Andy no había perdido tiempo en contarle la novedad . En verdad , no había tiempo que perder. No cuando algunas centenas de almas necesitaban jurar mantener un secreto.
- Rob... se casó, mi lady - repitió Andy, el rubio , sintiéndose súbitamente cohibido y cada vez más preocupado.
Lady Anne parecía a punto de desmayarse. Necesitaba explicarle todo a ella, y rápidamente .
- Sir Thomas arregló el casamiento. Buscó por toda a Escocia para encontrar una esposa adecuada. Fue hasta Craigmuir en las Highlands , personalmente, y firmó el contrato de compromiso.
- Entiendo - dijo lady Anne, aunque no pareciese aprobar las acciones de Thomas.
- Lord Robbie esperó dos meses después que el contrato fue firmado para ir a reclamar a su prometida - continuó Andy -, pero sir Thomas no pudo acompañarlo porque quebró una pierna. Poco después que llegamos, el castillo de Craigmuir fue atacado.
- Rob está herido? - ella gritó histéricamente , agarrándolo por el brazo.
- Ni un arañazo - le aseguró él. - Aunque hemos perdidos tres buenos hombres. Newton estaba entre ellos, siento decirlo.
Las lágrimas asomaron a los ojos de la dama, al enterarse de la noticia.
- Pobre Newton. Era un buen camarada. Rob lo va a extrañar .
Andy sabía que esa era una gran pérdida para ella , pues lady Anne había entrenado personalmente a Newt para servir a Rob y lo conocía desde que el muchacho había nacido .
- El lord fue asesinado, también - agregó Andy.
-El padre de su prometida? - preguntó lady Anne, abismada.
- Si - confirmó Andy. - Antes de morir, lord Maclnness pidió que el casamiento fuese realizado para que él pudiese ver a su hija segura. Lord Rob, su esposa y yo partimos inmediatamente . Los bandidos nos persiguieron, pero Rob los mandó a todos al infierno. Sobrevivió uno , que es este que traje vivo. - Giró la cabeza, en dirección al prisionero. Se calló , mientras le daba tiempo a la dama del colapso que parecía a punto de sufrir.
- Entonces, el casamiento es un hecho consumado.
- Un ... qué?
- Que se consumó - ella le explicó, con impaciencia. - Eso… eso es una enorme… infelicidad - murmuró para sí misma, y comenzó a caminar impacientemente, como si no consiguiese permanecer quieta. - Si Rob, por lo menos , hubiese esperado un poco…
Andy jamas había visto a lady Anne , siempre una mujer tan serena, perturbada de esa manera .
- MI lord no está en la casa? - Andy preguntó, deseando poder confiar el resto de las noticia a oídos más receptivos Presumiendo que lord Trouville pudiese reaccionar con mas tranquilidad a las novedades.
- No! - ella prácticamente le gritó la palabra . En seguida miró en todas direcciones como si buscase algo . - Debe estar por llegar en cualquier momento. - entonces, caminó hacia Andy y posó su mano en su brazo. - En cuánto tiempo crees que Rob y su esposa van a llegar?
- Dos o tres horas, creo. no antes de eso. Un poco más, si la muchacha estuviese cansada y precisara descansar . El prisionero intentó matarla la noche pasada. La pobre se quedó muda por que casi la estranguló y tiene muy hinchada la garganta.
Lady Anne jadeó y llevó su mano al cuello, estaba al borde del sincope. Lanzó una mirada rápida al prisionero, acostado y amarrado sobre la silla y luego hizo un señal a uno de los guardias que se había aproximado , movido por la curiosidad.
- Llévate a este canalla y monta guardia. Nos Vamos a ocupar de él más tarde. Andy, ven conmigo. - sin esperarlo , ella se dirigió rápidamente a la escalera que daba entrada al salón.
Cuando entraron , lady Trouville mandó que una de las criadas trajese comida y cerveza para Andy. Aun preocupada con las noticias, ella no dejaba de ser amable, como siempre.
Andy había crecido bajo la tutela de lady Anne, había aprendido a leer y escribir con ella, junto con lord Rob, sir Thomas, lady Jehan, así como otros habitantes del castillo, como Newt.
La había extrañado cuando lord Trouville había construido ese nuevo castillo y se había mudado con ella allí, a pocas horas de viaje de Baincroft.
Y, por conocerla bien, Andy no podía comprender qué la preocupaba tanto en relación al casamiento de Rob. Sabía, sin embargo, que ella estaba muy afligida.
- Mi lady? - Andy se atrevió a preguntar. - Por qué lord Robbie no le contó que iba a tomar una esposa?
Ella se encogió de hombros , frotándose los brazos con las manos.
En la última Navidad, cuando estuvo aquí , Thomas juró que iba a arreglar un casamiento para Rob. Yo pensé que no hablaba en serio .Después de todo , él se sentía mal desde que su propia hermana… - De repente, ella se calló y gimió .
- Jehan! Oh Dios ! tenemos que sacarla de aquí antes que lleguen, Andy!
- Ella está aquí? Dios Santo, ella va a estropear todo! Lady Mairi no sabe!
- Sobre Jehan? - preguntó lady Anne. - Por supuesto que no! Qué hombre con un poco de sentido común iba a hablar de su antigua prometida a nueva esposa?
- No, Mi lady, ella no sabe lo de Rob ! Lady Mairi piensa que él puede oír! él me pidió que les pida a ustedes que no revelasen …
Dios nos ayude! - ella gritó y llevó sus dedos a sus sienes .
- Pero.. qué piensa mi hijo ? No! No me digas que ... la esposa se consiguió es retardada mental ? - Lady levantó las manos al cielo . - Oh, Señor Santo , esto era lo único que me faltaba! Una nuera idiota!
- La muchacha no idiota, mi lady, pero... si se me permite una crítica ... ella habla demasiado. Al menos por el momento está obligada a permanecer callada. Ahora, ella y Robbie escriben en un pergamino para comunicarse y permitir que se sane su garganta. Parecen entenderse bastante bien .
- Entonces, por qué ...?
Andy se encogió de hombros .
- Bien, Rob quiere esperar hasta que ella pueda ver por ella misma que él no es un inútil. Usted Sabe como es Robbie, quiere que su esposa vea como Baincroft prospera bajo su administración, y cosas así. Después , él le confesará todo.
Una sonrisa cruzó la cara de lady Arme, cada vez más pálida.
- Oh ... Andy, es un plan absurdo para ser puesto en práctica, pero sabes que haría cualquier cosa por ayudar, no quiero poner obstáculos en el camino de mi hijo.
Ella se calló . Está organizando sus pensamientos, sospechó Andy.
Lady Anne era inteligente, siempre tenía una respuesta para todo, sabía exactamente qué hacer.
- Voy a avisarle a todos para que mantengan el secreto . Vos, ve y encuentra a Jehan - ella ordenó. - Dile que debe partir hacia Baincroft dentro de una hora. Piensa en algún pretexto, cualquier pretexto, para apartarla de aquí. Vos vas a llevarla. Dile que Thomas la necesita , y que están esperando a Rob que llegará cualquier momento allá. Dile cualquier cosa, pero sácala de aquí lo más pronto posible.
- Ella volvió acá , por qué ? - Andy se atrevió a preguntar, sin disimular su contrariedad . Jehan, que había sido su amiga de infancia , que había sido la prometida a Rob y que lo había traicionado , cuando había llegado el momento de casarse , no le merecía respeto, - Ella cambió de idea de repente?
- No - le respondió lady Anne con una sonrisa triste. - Parece que todo fue obra de su abuelo después de todo . Jehan nunca supo que él había anulado su compromiso con Rob, hasta que mi hijo quería establecer la fecha del casamiento. Sólo el mes pasado ella logró escapar de sir Simon. Una semana después , llegó a Baincroft, dispuesta a honrar su compromiso matrimonial con Rob.
- Demasiado tarde - comentó Andy. Lady Anne asintió.
- Y Thomas, obviamente, no le contó nada sobre los nuevos planes de Robbie. La Mandó directamente a mí y pidió que ella esperase a Robbie aquí. Voy a darle un tirón de orejas al canalla de Thomas cuando lo vea ! El debería haberle contado todo !
- No seré yo quien vaya a decírselo! - le anunció Andy, preso del pánico. - Conociendo su carácter, sé que Jehan es perfectamente capaz de matar al mensajero! No dudo de que Thomas haya pensado eso.
Lady Anne dejó escapar un suspiro.
- No me cabe a mí la responsabilidad de darle todas las explicaciones, porque no conozco todos los detalles de este nuevo matrimonio. Vos vas a llevarla com Thomas, Andy. El armó toda esta confusión, entonces que la resuelva . - Lady Ann hizo una pausa y levantó un dedo . - Por orden mí, él tiene que resolver antes que Rob llegue a Baincroft.
- Eso es muy justo! - respondió Andy, En verdad anticipando la confrontación inevitable. Thomas y Jehan se pelearían como en los viejos tiempos. Planeaba observar la pelea escondido detrás de algo sólido y firme.
Con una sonrisa maliciosa, dejó que lady Anne tomase las medidas para recibir a Rob y a lady Mairi, mientras iba a buscar la mujer que habría de llorar por falta de un prometido.
Quizás Jehan no hubiese rechazado a Rob, como alguna vez había pensado . Pero si ella hubiese permanecido en la casa y no se hubiese apartado por todos esos años para gozar de las comodidades y la elegancia de la corte, ella nunca tendría que pasar por esto. Ahora estaría casada y probablemente ya sería madre de un montón de hijos.
Sin embargo todo había sido diferente, y Jehan había partido y había roto el corazón sensible de Rob. Por esa acción, ni Andy ni ningún otro que hubiese visto la amargura del joven lord, iba a perdonar a esa gata salvaje.
Andy, personalmente , nunca la había querido mucho . Secretamente deseaba que ella descubriese que había sido reemplazada por otra mujer , pero no le contaría nada, ni aunque le pagasen todo el oro del reino.

EL HIGHLANDER SILENCIOSO - CAPITULO 9

CAPITULO 9

Tarde esa noche, Mairi se despertó . Estaba sola. Se estremeció al recordar el ataque reciente, tenía la sensación de que acababa de acontecer. Sin conseguir moverse, apenas abrió los ojos mirando en dirección al árbol donde el prisionero había estado amarrado. Se dio cuenta que había un bulto allí. Entonces, el hombre no estaba muerto. Sin duda, no podría escapar nuevamente, ella pensó, recordando la lucha feroz que había oído.
Desviando la mirada , vio a su marido y a Andy juntos, en un lugar poco distante de la hoguera casi apagada. Andy gesticulaba vivamente, su boca se movía, pero no emitía ningún sonido .
Por un breve instante, Mairi pensó que había perdido la audición, así como el habla. No podía ser. Lograba escuchar el crepitar de las últimos brasas y los aullidos de los animales nocturnos a la distancia .
oyó un ruido cuando MacBain dibujó algo en el suelo con una vara. Ambos miraron hacia abajo , y Andy asintió , señalando un determinado punto en el suelo . Debía ser un mapa o algo así, ella decidió.
Había sido amable de su parte apartarse para conversar, para no despertarla, pensó Mairi. Intrigada se quedó observando el extraño diálogo que compartían los dos hombres.
Su marido estaba agachado con los codos sobre sus rodillas y hacía movimientos rápidos y exquisitos con sus manos y sus dedos. Eran gestos de mucha gracia y agilidad . Ella suspiró, recordando cómo esas manos la habían acariciado y calmado.
Andy se encogió de hombros , sacudiendo la cabeza de un lado al otro, pareciendo responder a alguna pregunta. Aquellos gestos podían ser una lenguaje que los cazadores usaban para comunicarse sin hacer ruido para no espantar a sus presas? O quizás, los guerreros lo utilizaban cuando deseaban contar con el elemento sorpresa en un ataque contra un enemigo?
Mairi sonrió para sí misma, pensando en las muchas cosas que debían pasar entre los hombres, que las mujeres jamas podrían imaginar.
Andy pasó el dedo índice por el cuello y apuntó al hombre amarrado al árbol. Bien, ese difícilmente era un gesto sutil, decidió Mairi. Iban a degollar al prisionero?
MacBain sacudió la cabeza , con una expresión aburrida. Hizo más gestos extraños. Fascinada, Mairi continuó observándolo , mientras los hombres mantenían esa conversación silenciosa.
Finalmente, MacBain se levantó y caminó algunos pasos, poniéndose de espaldas a su compañero. Andy gritó su nombre y luego bufó exasperado, levantándose también. Impacientemente , o así le pareció a Mairi, él se aproximó y le tocó el hombro a Rob.
Dándose vuelta , con un aire de indagación, MacBain miró las manos de Andy y , entonces, respondió . En el silencio de la noche, ella pudo oír claramente, desde donde estaba, el sonido de su voz. MacBain ahora parecía escrutar la oscuridad del bosque , tal vez preocupado por lo que Andy le había dicho .
Mairi sintió una vaga ansiedad en su pecho . Recuerdos de incidentes que habían ocurrido desde el instante en que MacBain se había presentado en Craigmuir, volvieron a su mente.
Recordó a su padre hablando en voz muy alta con su prometido y recordó cómo MacBain la había ignorado en su primer encuentro . Ella se había dirigido a él por la espalda, como había hecho Andy? Esa maldita forma de hablar en frases de tres palabras, también vino a su mente . Y el sonido extraño y casi monocorde de su voz, sin inflexiones, gutural ...
De repente, una explicación posible para todo eso la golpeó con toda la fuerza de un golpe por la espada. Mairi contuvo el aliento
.

Lágrimas calientes se asomaron en sus ojos, y ella se cubrió la boca para sofocar un sollozo. Oh, Dios Santo del cielo, él no podía oírla. MacBain no podía oír nada.
Mairi lloró silenciosamente por algún tiempo. Lloró de tristeza por él, lamentándose por la vulnerabilidad de su marido en un mundo tan peligroso. Lloró por decepción, pues ellos nunca serían capaces de conversar con desenvoltura. Sintió su corazón oprimido, por MacBain, por ella misma y por el futuro que los aguardaba .
Luego fue dominada por una oleada poderosa que era puro instinto de protección. Su marido necesitaba de ella. Se sentía feliz de que él la hubiese elegido como esposa y no a una mujer con aire en el cerebro que nunca podría entender la dependencia de una persona sorda.
Pronto se preguntó por qué nadie se había tomado el trabajo de contarle ese hecho a ella. Su padre… no le había dicho nada ? Si , él le había dicho algo sobre no escuchar , pero Mairi había pensado que él hablaba de sí mismo, que se estaba quedando sordo por la edad. Mairi cerró los ojos, apretándolos con fuerza, espantada por su falta de percepción, por sus demandas, por sus enojos, por su insensibilidad ....
A decir verdad, el mismo MacBain le había revelado eso . “No te entiendo nada”, él había dicho, y ella lo había acusado de no querer escucharla. Una crueldad imperdonable , ella pensó.
Mairi gimió disgustada consigo misma. Y el gemido le hizo doler la garganta. sintió que se merecía ese dolor opresivo en la garganta . Se sentía miserable. MacBain debía odiarla por haberle dicho esas cosas tan crueles. Sin embargo había un consuelo. Por lo menos , él no había podido escuchar todas esas palabras terribles que ella había proferido.
Dios Santo! En qué estaba pensando? Un consuelo ? De nuevo dejó escapar un gemido, y el dolor que le siguió no disipó su culpa.
Qué podría decirle a su marido para justificar su comportamiento desde el momento en que se habían conocido?
Nada. Andy le había dicho de forma bastante explícita que MacBain no conseguía entenderla. Había ocultado la razón. O le había mentido?
Pensándolo bien, ella sabía que Rob había comprendido algunas de las cosas que ella le había dicho . Entonces su manera de hablar podría ser el problema.
Se esforzaría por sacarse el acento, Mairi se prometió a sí misma. De allí hacia adelante , iba a hablar con el acento de las Lowlands. E iba a hablar más lentamente. E iba a hablar menos.
Rob debía haber aprendido a leer las palabras en los labios de las personas. No podía leer los de ella, porque ella lanzaba cataratas de palabras .
Mairi se dio cuenta que había pensado en su marido usando su nombre de pila . Rob, un nombre cariñoso, Robert mucho formal y Robbie, demasiado infantil para llamar a un hombre de semejante envergadura.
Ella nunca había pensado en él como Rob, antes, aún cuando Andy lo llamaba así. Era la simpatía lo que había provocado ese cambio? O la piedad? Oh, No, ella no debía entregarse a esos sentimientos, él no apreciaría eso , a ningún hombre le gustaría ser objeto de piedad . Tendría que disimular cualquier actitud piadosa o de sobre protección . Rob era un hombre orgulloso.
Y sentía un gran orgullo de su marido , descubrió Mairi, con sorpresa. Pues un muchacho que cargaba con semejante cruz había logrado transformarse en un caballero.
Cuando la mañana llegase, la primer cosa que haría sería asegurarle que ella estaba de su lado en esa difícil situación y que haría todo, dentro de sus posibilidades, como esposa, para… para ... Para qué?
Mairi llevó sus dedos a sus sienes, presionándolas con fuerza, intentando pensar con claridad.
En ese momento, ella lo admiraba profundamente por su valentía , y eso se mezclaba con el deseo que él le despertaba, esa mezcla podría haberle alterado el sentido común . Por otro lado se sentía extremamente agradecida, pues él le había salvado a vida. Era muy fácil perdonarle por cualquier desliz o rudeza , considerando todo eso.
Pero , sólo porque él no podía oír, eso no lo transformaba en un santo. La posibilidad de que Rob Macbain la hubiese querido engañar debía ser tomado en cuenta.
Honestamente , Mairi no creía que Rob realmente quisiese ocultarle el hecho que era sordo. Por qué otra razón él se habría tomado el trabajo de hacer tantos esfuerzos por responder a sus preguntas, como si las hubiese entendido, cuando no podía? Lo más intrigante de todo era por qué Andy no le había dicho la verdad cuando ella lo había interrogado sobre su marido?
Si, ellos dos estaban fingiendo algo para ella. Y la deshonestidad no era una buena manera de iniciar una vida conyugal . Sin embargo , Mairi admitió que si le hubiesen contado, sin conocer la gentileza, la lealtad y el coraje de Rob como los conocía ahora, ciertamente habría rechazado el casamiento.
También era cierto que no habían tenido tiempo para conocerse mejor antes del casamiento.
Qué dilema! Cómo iba a tratar a Macbain ahora que sabía su secreto y él todavía no se había dado cuenta de eso? Bajo esa circunstancia , difícilmente podrían discutir el asunto.

Desgraciadamente , Rob escogió ese instante, en particular, para retornar y acostarse a su lado . Subió las mantas para tapar los dos cuerpos y pasó su brazo por la cintura de ella, atrayéndola más cerca de él .
Mairi se quedó inmóvil, fingiendo dormir, incapaz de enfrentar directamente la situación antes de que pudiese pensarla profundamente . Ese requería mucha más atención que cualquier otro problema con el cual se hubiese enfrentado en su vida.
El rostro de él le rozó el cuello , y ella sintió una oleada de placer recorrerle el cuerpo. Aunque era una sensación deliciosa, no era aquello lo que deseaba que sucediese en ese momento. No podía permitirse nublar su mente ni perder el juicio.
Mairi suspiró y esperó una nueva caricia que podría conducir a otras más íntimas, pero nada más sucedió .
Ella se quedó despierta toda la noche hasta que la madrugada apareció en el horizonte y llegó la hora de levantarse. La garganta le dolía terriblemente y no había podido conciliar el sueño, aunque su mente se hubiese sosegado su cuerpo no se había relajado. Había pasado horas intentando determinar qué debía hacer si estuviese acertada respecto a la condición de su marido .
Después de mucho meditar, evaluando los momentos que habían pasado juntos y todo lo que había sido hecho y dicho, y en verdad no tenía más certeza que la noche anterior. Y si su imaginación hubiese elaborado esa idea como una excusa que explicase el modo en que él se comportaba con ella?
Pero si sus deducciones fuesen correctas, Mairi decidió que debía permitir que Rob continuase con su farsa por el tiempo que desease. Admitir que ella había sido capaz de detectar su sordera le daría a entender que ese hecho era evidente para todos.
Por otro lado, si ella estuviese completamente equivocada y Rob pudiese escuchar perfectamente bien, apenas se podía imaginar cual sería su reacción, si fuese falsamente acusado de ser sordo.
Era mejor no decir nada.
- Hora de levantarse - dijo Rob, acariciando el hombro de Mairi con delicadeza. El se levantó y se dirigió al bosque. Necesitaba poner sus ideas en orden antes de lidiar con ella. Su esposa seguramente querría explicaciones de por qué él había permitido que aquello sucediese y qué planeaba hacer a continuación.
Mairi tenía derecho a saber por qué ese hombre había intentado matarla. Pero ni aunque que él fuese el mejor orador del mundo, podría interrogar al criminal esa mañana, pues si estuviese cerca de ese bastardo, lo mataría.
Descubriría todo respecto al hombre cuando llegasen a Baincroft, cuando Thomas interrogase al prisionero por él. Cómo diablos podría explicarle todo eso a Mairi sin revelar la verdadera razón por la cual no podía hacer el interrogatorio en ese momento ?
Al retornar al campamento, Mairi todavía continuaba acostada.
- Te duele algo ? - él preguntó preocupado. Ella acostumbraba a
levantarse inmediatamente y prepararse para el viaje.
Vio que los dedos de ella tocaban garganta y que había lágrimas en sus ojos. Las ganas de matar al animal que le había hecho eso a ella lo invadió , de nuevo.
Agachándose a su lado , Rob le tomó el rostro, inclinando su cabeza hacia atrás. El cuello de Mairi estaba cubierto de hematomas resultantes. Rob dejó escapar un suspiro de pesar.
- Pon agua a calentar - le gritó a Andy. Tenía algunas hierbas entre las provisiones. Una cataplasma iba a ayudarla a aliviar los dolores y una tisana facilitaría le desinflamaría la garganta.
Mairi se sentó y señaló su boca, sacudiendo la cabeza. Luego extendió la palma de la mano e hizo un gesto como si escribiese, con una expresión interrogativa.
Rob comprendió. se levantó y se dirigió al lugar donde estaban las alforjas . Recogió una barra de grafito y un pedazo de pergamino , cosas que siempre cargaba consigo desde que había aprendido a escribir. En un emergencia, siempre usaba esas herramientas para aclarar aquellas palabras que no conseguía expresar con señas.
No habían sido pocas las veces que había necesitado esos instrumentos y agradecía a los cielos tenerlas a mano en ese momento . Haría cualquier cosa por ayudar a Mairi. Volvió a ella y le extendió los utensilios. Conocía muy bien la irritación que causaba querer decir algo y no poder.
Necesitamos partir hoy?, ella escribió, implorando con los ojos el poder descansar un poco más .
Rob tomó el pergamino y escribió rápidamente: Al mediodía. Tu primo nos persigue.
Mairi asintió con la cabeza , indicando que había comprendido. Rob se dio cuenta que había escrito la respuesta en vez de simplemente hablar con ella. Dónde estaba su cabeza? Entonces rápidamente , respondió .
- Necesitamos irnos.
De nuevo, Mairi hizo una señal de comprensión y , luego bajó la mirada . Rob dejó el material de escritura a su lado y se apartó, para preparar las hierbas.
Cuando llegó el mediodía, Mairi parecía haber mejorado. Rob sonrió satisfecho. Seguirían el viaje. Afortunadamente , el día era agradable y el terreno comenzaba a hacerse más fácil. Estaban dejando las Highlands atrás, e iban camino a las colinas y los valles mas suaves de las Lowlands. Alternando sus propias caballos con los de los atacantes, habían logrado viajar en un tiempo más corto que el que Rob había esperado.
Andy se acercó en su caballo, poniéndose a cabalgar al lado de MacBain.
- Podemos llegar a Trouville a más tardar mañana, al atardecer.
- No - respondió Rob. - Vamos a Baincroft. -
- Pero…
- Necesitamos llegar a casa. Rápidamente .
- Yo podría ir al frente - sugirió Andy, lanzando una mirada de reojo hacia atrás, en dirección a Mairi.
Contarles a ellos lo que sucedió y decirles cómo deben actuar.
Rob consideró la idea. Mairi debía sentirse mal. El ataque no sólo la había lastimado , sino que la había asustado profundamente. Y la imposibilidad de ingerir alimentos sólidos iba a debilitarla con los días.
Ela necesitaba una cama cómoda y cuidados. Las horas de más que les levarían hasta llegar a la casa, si pasasen directamente por el castillo de sus padres, serían ciertamente una incomodidad innecesaria. Sería egoísta da parte de él preocuparse por sus propios problemas, cuando podría, fácilmente, aliviar el sufrimiento que Mairi enfrentaba.
Y sus padres? Ellos quedarían sorprendidos al descubrir que, finalmente, él había conseguido una esposa? Sabía que ellos habían estado muy preocupados cuando Jehannie había rechazado el compromiso . Pero ahora, él podría presentarse ante ellos con una hija a la que, con certeza, iban a amar. Estaba ansioso por presentarles a Mairi . Cuanto más retardase ese momento, más afligiría a su madre habría.
Haremos una rápida visita, él decidió. Pero todos deberían estar informados de la situación y jurar guardar el secreto.
- Está bien - Rob aceptó. - Procura ser rápido y llegar mañana a la tarde. Y asegúrate que… - Rob lanzó una mirada significativa a Andy para completar su pensamiento.
- Voy a ocuparme de eso.
Andy tiró las riendas y volvió a cabalgar al lado de Mairi. Rob arriesgó una mirada hacia atrás y vio que su esposa sonreía. Andy debía estar contándole la novedad y ella estaba contenta por la comodidad que pronto iba a disfrutar.
Había sido una decisión acertada, Rob pensó. Sus padres no sabían que Thomas se había encargado de arreglarle un matrimonio. Rob había resuelto no contarles nada a ellos hasta que el hecho estuviese consumado. Su madre había soñado con tener a Jehannie como nuera y había quedado muy decepcionado con lo sucedido.
Rob estaba seguro que ellos recibirían muy bien a Mairi, después de todo , eran personas educadas, lo amaban y deseaban que él fuese feliz . Sin embargo , si ellos iban a apoyar su decisión de ocultar la verdad era una cuestión completamente diferente.
Su padre podría llegar a aceptar , aunque ciertamente pondría objeciones, pues él había sido objeto del mismo tipo de conspiración durante meses, después de haberse casado con su madre. Ella había tenido miedo que su marido no pudiese tolerar la deficiencia de su hijo y quisiese mandarlo lejos de su hogar . Ahora se podía reír de la forma errada en que habían juzgado a Trouville. No, a su padre no iba a gustar ser parte de esa farsa, pero haría cualquier cosa por ayudar a Rob en una situación difícil.
La única persona que lo preocupaba era Alys, su hermana. Rezó para que estuviese en cualquier lugar menos en el castillo.
Era una apuesta a cara cruz , debía prepararse para lo peor y esperar lo mejor. Mairi tenía que enterarse de la verdad, más tarde o más temprano. La única esperanza que le quedaba era que fuese más tarde, después que ella hubiese visto que él podía manejarse en la vida como los otros lords,
a pesar de su sordera.
Ese pensamiento le resultó chocante. Nunca antes él había maldecido su sordera. Siempre se había visto el aspecto positivo de ese hecho, las bendiciones de sus otros dones, por ejemplo. La humildad que había desarrollado desde muy temprana edad, y que lo había preparado muy bien para su título caballero. Su compasión natural por todos los seres humanos y sus sentidos muy desarrollados eran dones del cielo que debería apreciar.
Aún cuando Jehannie lo había rechazado , alegando que su abuelo paterno le había advertido que la sordera de Rob podía influenciar la línea hereditaria, él había sentido un inmenso alivio y sólo se había sentido un poco ofuscado por su orgullo herido. En verdad , nunca había admitido eso ni siquiera ante sí mismo hasta ese instante. Había usado la traición de Jehannie para evitar acercarse a cualquier mujer desde que eso le había sucedido. Se había dado cuenta que realmente era difícil mantener una relación de afecto en la que se compartiese el corazón.
Rob sacudió la cabeza , intrigado con los extraños caminos en los cuales su mente se había metido . Jehannie podía haber afectado su confianza en sí mismo, pero jamas lo había hecho maldecir su destino, como ahora lo estaba maldiciendo.
Y eso era debido a Mairi.
Podía sentir la indignación creciendo dentro de su pecho en ese instante. Deseó que Dios lo estuviese escuchando . Porque mas que nada en el mundo , deseaba poder oír el sonido de la voz de Mairi. Vibrar con ella cuando la llevase a su cama, despertar abrazado a ella todas las mañanas de su vida . Poder responderle con la misma facilidad con que la mayoría de los hombres hablaba con sus esposas.
Rob levantó la cabeza y miró el cielo , su rostro era una mascara de desafío y expresaba una acusación. A través de sus dientes cerrados, verbalizó la pregunta que siempre se había negado a hacer , la pregunta que le quemaba el alma desde que había alcanzado la edad de la razón:
Por qué a mí?

Mairi se dio cuenta ese día había ganado mayor profundidad en la comprensión del comportamiento taciturno de su marido. Habían parado varias veces durante el viaje, y era obvio que Rob se preocupaba por ella. Temía que el ataque de la noche anterior le hubiese quitado fuerza. De hecho, eso había sucedido, pero Mairi había disfrutado doblemente las consideraciones de su marido . Finalmente, había tenido la oportunidad de conversar con él.
Cada vez que desmontaban, ella tomaba rápidamente un pergamino y el grafito y escribía todo lo que le venía a la mente. Luego , se los extendía a él y esperaba ansiosamente sus respuestas.
Al principio, él había puesto el pergamino de lado y le había respondido, con una o dos palabras. Pero cuando ella continuó insistiendo, él había pasado a escribir sus respuestas.
La frente fruncida y su expresión preocupada la alertaron. Rob debía estar ansioso, esperando que ella comentase cuanto más fácil le resultaba a él expresarse escribiendo que hablando. Claro que ella no iba a hacer eso. Ese era un juego para ser jugado por los dos.
Probablemente él la juzgase un poco tonta , ya que ella parecía no notar lo insólito de la situación. Pero no le importaba. De cualquier modo, muchos hombres consideraban que sus mujeres era criaturas medio tontas . Y si su marido pensaba eso , pronto sabría la verdad respecto al carácter y la inteligencia de su esposa. Pero primero, ella quería descubrir todo lo que pudiese respecto a él.
El se mostró bastante elocuente respecto a su familia. Con sus descripciones, ella casi había podido visualizar al respetado Lord Trouvílle, su amado padrastro, y a su sabia y bella madre, lady Anne. El hijo de Trouville, Henri, quien había vuelto a su tierra natal en Francia. Rob parecía extrañarlo mucho . Y luego su hermana, Alys, todavía soltera, Rob le había dado al impresión de que se estaba ocupando de ese asunto.
Rob era un hijo orgulloso y un hermano querido . Mairi batió palmas y le envió una sonrisa cuando Rob le contó que iban a visitar a sus padres al día siguiente. Ella ya lo sabía, por supuesto, pues Andy se lo había contado. Pero ella quería expresarle su satisfacción. Rob sonrió en respuesta, pareciendo contento , aunque ella pudo ver una ligera señal de preocupación en la profundidad de sus ojos.
Mairi sabía que él temía que su familia pudiese revelar su secreto, desmascarandolo delante de ella. En verdad , sería bastante difícil dejar de "descubrir", pero ella tenía intención de evitar esa situación, si fuese posible. Quería que su marido confiase en ella lo suficiente como para contarle toda su verdad.
Su pronta aceptación de escribir las respuestas parecía venir a confirmar sus sospechas. Ciertamente Rob escribía con más desenvoltura de lo que hablaba, y Mairi estaba convencida de que no se había equivocado . Rob era sordo.
Cuando finalmente se detuvieron para pasar la noche, Andy salió a recoger ramas secas para hacer un fuego y Rob se ocupó de amarrar los caballos a una buena distancia , para evitar el olor inevitable que la presencia de los animales traía al campamento.
Mairi desempacó algunas provisiones para la comida y esperó que los hombres volviesen. El prisionero llamó su atención. Estaba atado a un árbol , inmóvil y callado, a no ser por uno que otro gemido que lanzaba cada tanto . Nadie lo había interrogado todavía para saber los motivos por los cuales él había intentado matarla. Mairi ya había deducido que Rob iba a esperar hasta que llegasen a Baincroft, donde alguien se encargaría de eso. Pero ella quería saber. Y quería saber ... ya.
Con una rápida mirada en dirección al claro del bosque , Mairi se aseguró que Rob estaba de espaldas , ocupado sacando las piedras de los cascos de los caballos. Andy todavía no había vuelto del bosque . Ella se levantó y caminó con aire casual, hasta que se aproximó al hombre que había amenazado su vida. Se agachó para hablar con él, manteniendo una considerable distancia entre ambos.

El hombre tenía una apariencia terrible, con pocos dientes en su boca, los labios cortados y cubiertos con sangre seca, un ojo casi cerrado por la hinchazón . Andy lo había atado con las muñecas hacia atrás, los tobillos también estaban amarrados , y él yacía de costado, prácticamente incapaz de moverse .
- Cual es tu nombre? - ella preguntó, buscando la faca que siempre llevaba colgada en su cintura.
Aunque supiese poco de las otras armas que los hombres usaban, su padre le había enseñado muy bien como empuñar una daga afilada para su propia protección. Nunca había tenido ocasión de amenazar a alguien con eso , pero Mairi sentía que había llegado el momento.
- Quiero saber como te llamas, puedo lograr que hables por la buenas o por las malas - continuó Mairi, imprimiendo una intención amenazadora a su voz. Asustarlo le parecía justo, pues ese hombre había hecho algo mucho peor con ella.
El volvió su cabeza, la única parte do cuerpo que podía mover, y la miró , sus ojos estaban inyectados de sangre.
- Nort. Gert Nort - él balbuceó. - Piedad , mi lady , no fue mi idea matarla, se lo juro!
- Pero creo que la mía es matarte ! Lentamente y dolorosamente - ella agregó , pronunciando las palabras con un brillo ansioso en su mirada. Sacó la faca de la vaina y se puso a jugar con ella, probando su filo con el dedo. - Puedo ser persuadida a hacerlo rápidamente, si me dices la verdad. Voy a preguntártelo una sola vez , escucha bien - ella advirtió. - Quién o qué te convenció arriesgarte a volver a ser capturado? Podrías haber huido. - ella señaló a su marido con la faca . - Si te hubieses escapado , probablemente él no te habría atrapado .
El hombre tragó en seco y la miró con ojos suplicantes.
- Mi lady , prométame que no va a vengarse ? Que me va a dar una muerte rápida
Mairi miró de reojo a Rob. El continuaba lidiando con los caballos y no miraba en esa dirección . Volvió su atención para al bastardo que decía llamarse Nort.
- Si me cuentas todo , juro que no te haré sufrir. Quién quiere verme muerta? Y por qué ?
- Ranald Maclnness - él respondió rápidamente . - Ofreció cincuenta marcos al hombre que le trajese su mano. De un modo o de otro, él juró que la tendría, mi lady.
- Mi mano? - ella preguntó, incrédulamente . Ese idiota habría entendido mal las palabras de Ranald? Ciertamente su primo le habría dicho que se la llevasen viva de vuelta a Craigmuir, de modo que él pudiese forzar su mano en matrimonio. Era inimaginable que se hubiese referido a la mano separada del cuerpo !
- Viva o muerta, mi lady ! - exclamó Nort con énfasis. - Ese fue ese el trato. El dejó muy claro que pagaría por una cosa o otra, no importaba la condición. Cincuenta marcos de recompensa. - entonces, él prosiguió , implorándole que tuviese piedad , explicandole las razones por las cuales necesitaba el dinero y cuan grandes eran sus necesidades como para llevarlo a aceptar un asesinato por contrato .
Mairi ignoró sus súplicas y envainó el puñal, volvié;ndose hacia la hoguera.
- Espera! - él gritó . - Mi lady, y su promesa? Me Prometió darme una muerte rápida! No puede dejar que ellos…
- Si, puedo - ella respondió , por encima de su hombro . - Mantengo mi promesa. No seré yo quien te haga sufrir una muerte lenta y dolorosa . Espero que él lo haga - Mairi le aclaró, señalando a su marido, todavía ocupado con los animales .
Los gemidos del hombre no la conmovieron, él debería haber huido cuando había tenido la oportunidad. Que el miedo lo atormentase, por algún tiempo, hasta que llegase su hora.
Ella le iba a sugerir a Rob que le diese un fin rápido, pues odiaba la tortura aún cuando era merecida. Su marido podría aceptar o no su sugerencia , de modo que la manera en que Nort moriría no sería decisión suya.
El hecho de que Ranald la desease ver muerta no la sorprendía. Mientras ella estuviese viva , la gente de Craigmuir se rehusaría a aceptar su autoridad, sabiendo que había sido él quien había ordenado el asesinato de su padre. Todos tendrían esperanza de que ella volviese con refuerzos, para vengar la muerte de Lord Maclnness. Era así como las cosas eran hechas.
Pero si ella enviudase y después se casase con Ranald y estuviese bajo la autoridad de él, toda esa gente sería forzada a someterse a él. Y, si ella estuviese muerta, no tendrían mas esperanzas de que alguien volviese a liberarlos del yugo de Ranald . Mairi podía entender la lógica de los hechos.
Lamentó que Ranald no hubiese mostrado qué tipo de hombre era años atrás, antes que el clan lo hubiese elegido como el sucesor de su padre. En vez de eso, él había sido adoptado por la madre del lord hasta que fue entrenado como caballero. Luego , aparentemente, había viajado por algún tiempo. Pasados dos años, había retornado, exigiendo que lo colocasen en una posición de responsabilidad que habría de prepararlo para ser un lord. Entonces le fue dada la responsabilidad de cuidar de una de las fortalezas menores. Solamente más tarde, ellos se dieron cuenta de cuan ambicioso su primo era.
Mairi siempre lo había evitado , encerrándose en su cuarto cada vez que él venía a visitarlos a Craigmuir. Nunca se mostraba, a no ser que su padre estuviese cerca para protegerla. Ranald nunca había disimulado su intención de tenerla como esposa y nunca hubiese dudado en forzar el matrimonio si hubiese encontrado la oportunidad.
A pesar de eso, nadie se había atrevido a imaginar que él se atrevería a organizar un ataque para sacar al lord de su camino. Ahora, Mairi se sentía todavía más obligada que nunca a vengar la muerte de su padre y liberar a su gente del yugo impiadoso de su primo.
Debía persuadir a Rob, de alguna forma, de ayudarla a cumplir su juramento . Si fallase, todo su clan sufriría y ella nunca estaría a salvo, mientras Ranald viviese.

Mairi se dio cuenta que Rob se apartaba del lugar donde había dejado a los caballos y atravesaba el claro para unirse a ella. Traía una sonrisa ansiosa en sus labios.
Su comportamiento había cambiado por completo desde que habían comenzado a intercambiar palabras, por escrito. Ignorando la puntada de culpa que podía vislumbrar en él por la farsa que sostenía , Rob parecía bastante feliz en tenerla como esposa.
Ella apenas podía imaginarse cuál sería su reacción si lo enfrentase con un ultimatum . Conociéndolo como lo conocía ahora, Mairi decidió que había actuado correctamente . MacBain no iba a responder bien a ninguna exigencia, fuese de ella, o de cualquier otra persona.
Sin embargo, realmente creía que MacBain movería cielos y tierra para prestarle ayuda a un amigo necesitado . Y, siendo así, Mairi tenía intención de convertirse en la amiga más íntima que lord Robert MacBain jamas hubiese tenido .
Rob se aproximó y le tomó as manos en las suyas, con una sonrisa de una dulzura tan intensa que le cortó el aliento . El corazón de Mairi pareció querer saltar de su pecho cuando él se inclinó y rozó sus labios contra los de ella, en un beso tan leve como una pluma. Cerró los ojos y se dejó inundar por las nuevas y deliciosas sensaciones que su marido despertaba en ella.
A parte de sus deberes para con su padre y su clan, Mairi tenía una otra razón bastante fuerte para establecer un vínculo de amistad con su marido, él necesitaba más de ella de lo que ella necesitaba de él.
Al darse cuenta de ese pensamiento, ella bajó los ojos para que Rob no pudiese ver en elles compasión, lo que ciertamente no sería bienvenido, pero el sentimiento brotaba dentro de ella cada vez que pensaba en todo lo que él debía soportar, viviendo en el silencio absoluto .
Era preciso impedir que su instinto de protección interfiriese , al intentar definir como se sentía en relación a él, como hombre. Era deseo, amor o un impulso maternal? Lo que quiera que fuese, ella nunca había experimentado algo así antes, y no sabía que nombre darle.
Mairi no conseguía clasificar adecuadamente sus sentimientos para con el pobre hombre que había luchado tan valientemente contra esa terrible desventaja y para con el guerrero guapo que la había deslumbrado desde el primer instante en que lo había visto.

sábado, 30 de agosto de 2008

EL HIGHLANDER SILENCIOSO - CAPITULO 8

Capítulo 8

Los pulgares estaban comprimiendo su traquea. El peso del cuerpo del hombre inmovilizaba el de ella, sólo dejando libres sus brazos. No era MacBain!
Ella comenzó a empujarlo , luchando frenéticamente por respirar. Pero no podía emitir ningún sonido.
Llena de desesperación , llevó la mano a la cintura, luchando en vano por encontrar la vaina de su faca. El hombre la trababa, y ella no podía alcanzar el arma.
No podía morir! No allí ! No de ese modo!
Chispas blancas aparecían delante de sus ojos. Los pulmones le ardían . Mairi sabía que tenía pocos instantes para librarse. con un último esfuerzo, cerró los puños y golpeó con ellos, con todas sus fuerzas, en las sienes del atacante. El gruñó . Mairi continuó luchando, enterrando sus uñas en las muñecas del animal, intentando girar su cuerpo debajo de su peso.
En el instante en que se rindió a la evidencia de que era inútil seguir presentando pelea , inexplicablemente él pareció alejarse de ella. Las manos se soltaron de su cuello tan de repente, que la cantidad de aire que entró en sus pulmones la sorprendió . Pero no logró moverse .
Sonidos metálicos , de cuerpos y un gruñido horrible y amenazador, mezclado con gritos desesperados pidiendo piedad llenaron el aire nocturno . El terror la inmovilizó. Mairi simplemente no podía moverse .
Oía la voz de Andy gritando, los relinchos de los caballos asustados, palabras duras gruñidas, gemidos , lamentos, súplicas e insultos. Nada de eso la hizo moverse . Sólo se ocupaba de llenar sus pulmones hambrientos de aire.
Ella descubrió que le dolía respirar y sus ojos se llenaron de lágrimas . Quería gritar su agradecimiento, expresar su alegría de estar viva, pero ningún sonido escapaba de su garganta lastimada, ni siquiera un suspiro. Mairi se estremeció, cerrando los ojos.
Los abrió cuando unos brazos fuertes la rodearon. Presa de un terror renovado, ella se debatió hasta que una voz profunda y monocorde quebró su resistencia con palabras sin sentido.
MacBain la abrazó , protegiéndola con su cuerpo y pasando su mano suavemente por sus cabellos . Instantes después él la alzó en sus brazos y la cargó hasta cerca del fuego. Andy se apresuró a arrojar más leña para volver a encender las llamas, y se agachó allí, mirándolos con preocupación. MacBain se agachó y se sentó , sujetándola en su regazo.
- Date vuelta - él ordenó.
Mairi se dio cuenta que la orden era para Andy y no para ella, cuando el escudero se dio vuelta y quedó de espaldas.
Las caricias de MacBain inmediatamente se convirtieron en una exploración sensual de su cuerpo. Sus dedos largos y sensibles buscaron la articulación de los hombros de Mairi y rápidamente descendieron por uno de los brazos y, después , por el otro.
El presionó levemente sus caderas mientras examinaba su rostro. El contacto la calentó, pero al mismo tiempo, ella sintió un temblor recorrerle la espina dorsal . Intentó apartarlo cuando él le levantó las faldas, encima de las rodillas. De repente, se dio cuenta , con un terrible pudor , qué clase de abuso él quería constatar. Se quedó inmóvil. En ese momento , estaba imposibilitada de decirle que no había violada.
Delicadamente, él frotó la palma de su mano por la extensión de su vientre, en un contacto íntimo absolutamente delicado , cariñoso y no invasor . Con un suspiro de evidente alivio , él lentamente apartó la mano y la abrazó , envolviéndola en su regazo como una madre haría con un bebé asustado.
Vencida, Mairi comenzó a sollozar. Enterró su rostro en su túnica suave, los dedos aferrados a la tela, sin importarle el frío metálico de la cota de malla que protegía el pecho de MacBain.
Ali estaba segura. Allí estaba el protector que la había salvado de una muerte segura, nuevamente. Quería poder quedarse allí para siempre.
El la mantuvo abrazada por algún tiempo, pasando suavemente su mano por sus brazos, sus cabellos y su espalda, transmitiéndole su calor para que pudiese expulsar el horrible frío del miedo. Mairi no tenía recuerdos de que alguien la hubiese confortado y protegido de esa manera, con tanta ternura.
Las lágrimas se detuvieron finalmente, y ella movió la cabeza, buscando mirarlo.
- Estás herida? - Rob preguntó . La intensidad de su mirada la quemó. - A dónde?
Ella levantó la mano temblorosa hasta el cuello y se estremeció con el recuerdo de la presión que casi la había matado.

El se movió , aproximándose al fuego y apartándola para poder examinarla. Con la frente fruncida, tocó su piel y luego sacudió la cabeza , los ojos estaban llenos de pesar.
- Puedes hablar? - él preguntó con una misma entonación monocorde .
- No. Me duele mucho. No logro ... - ella murmuró lentamente, con inmensa dificultad.
Rob inclinó la cabeza hasta que su frente tocó la de ella. Su mano apoyada en su nuca, con una presión suave. Luego él acercó los labios y la besó suavemente, en la sien.
Ese gesto le trajo a Mairi el recuerdo del modo en que su padre la trataba cada vez que ella se lastimaba siendo una niña. Su padre le pellizcaba la nariz, la besaba en la frente y decía que fuese valiente, que iba a sobrevivir. De alguna forma, las palabras de su padre debían haber calado profundamente en ella , pues Mairi sintió un ansia de asegurarle a MacBain que ella no era una florcita frágil , que no importaba cuanto se asemejase a una en ese instante. Ella se forzó por sentarse y sonreír . - Estoy bien - ella rezongó, inmediatamente silenciando su dolor, olvidándose del enojo que había querido demostrarle a su marido .
Rob juntó las cejas y colocó un dedo sobre sus labios.
- Quédate quieta!
Mairi sacudió la cabeza , asintiendo, manteniendo su sonrisa con determinación. A MacBain le importaba el bienestar de ella, Mairi decidió. Realmente le importaba.
Ella miró de reojo a su alrededor , buscando el cuerpo del asesino que la había atacado . Sin duda su marido había acabado con él, quien quiere que fuese.
- Nuestro prisionero. - MacBain señaló el lugar donde habían amarrado al cautivo.
Entonces, el sujeto había conseguido liberarse. Pero , si así había sucedido , por qué no había huido cuando se había visto libre de sus ataduras? Por qué se había quedado y había intentado estrangularla mientras estaba dormida ? Ella ni siquiera lo conocía.
Incapaz de formular esas preguntas, Mairi hizo un gesto de desaliento y dejó caer sus hombros, exhausta.
Qué importaba eso ? MacBain no podría responder por el hombre y probablemente lo había matado. Era improbable que pudiesen descubrir por qué ese sujeto había cometido ese acto de tanta torpeza.
- Ven a acostarte - él sugirió, y la colocó delicadamente sobre el pasto, a su lado. Se estiró y la acomodó contra su pecho fuerte. - Duerme - Rob murmuró, - Yo estoy aquí.
Y realmente lo estaba, ella pensó, con un suspiro de satisfacción. Se sentía segura al cerrar los ojos y darle la bienvenida al sueño.
Sin embargo, una ligera puntada de rabia permanecía en ella , por el rechazo anterior de MacBain a acostarse con ella. Si él hubiese estado donde debería estar, ningún hombre se habría atrevido a acercarse . Mairi se preguntó si la sensación de culpa podía haber contribuido a toda esa ternura que MacBain le demostraba ahora.
Cualquiera fuesen sus razones o sus defectos, ella siempre estaría agradecida porque él hubiese vuelto a tiempo para salvarla. Guardarle rencor no tenía sentido. Necesitaba acabar con el resentimiento que su rechazo le había causado. MacBain obviamente había reconocido el error cometido y ahora se mostraba mucho más deseoso de acostarse a su lado .
Mairi se movió , apretándose contra él, invadida por una sensación de tranquilidad que su cuerpo fuerte y caliente le transmitía. Mairi no pudo dejar de sentir que su miembro se ponía duro . Entonces no era por falta de deseo que su marido la había rechazado anteriormente. Realmente estaba muy claro que él la encontraba deseable. Entonces, por qué no había construido un refugio más privado ? Rob podría haber arreglado un modo de estar a solas, si lo hubiese querido. Pero no lo había hecho y ese era el problema.
No era falta de ... virilidad , Mairi pensó, apretándose contra él para constatar su erección.
Oh, si, él definitivamente, estaba bien dotado .
Por ahora haría lo que él le había aconsejado y descansaría. No tenía derecho a exigir mucho más de su marido esa noche. Además , ella se sentía demasiado cansada y desgastada emocionalmente como para intentar seducirlo.
Conquistarlo para que él ejecutase su venganza podría esperar por algún tiempo más.

viernes, 29 de agosto de 2008

EL HUGHLANDER SILENCIOSO - CAPUTULO 7

CAPITULO 7

Rob rodó los cuerpos de los hombres de Ranald hacia una zanja próxima, y luego los cubrió con piedras. Después de una plegaria rápida por sus almas, volvió y se puso a revisar sus provisiones y pertenencias, buscando alguna prueba que pudiese ligarlos al primo de Mairi.
Cada bolsa contenía el mismo número ínfimo de monedas de plata, indicando que habían sido contratados para alguna tarea y habían recibido el dinero por adelantado por el servicio. No era una prueba conclusiva de que el nuevo lord de Craigmuir los había contratado, pero lo suficiente como para confirmar las sospechas de Rob.
La acuñación de las monedas le parecía familiar. Si había sido Ranald Maclnness quien había pagado aquellos hombres, él debía haber conseguido el dinero de la misma forma que Rob había ganado una buena porción de su fortuna, participando en torneos fuera de Escocia. Y, aparentemente, el hombre era un ganador . Le extrañó que nunca se hubiesen encontrado antes.
Rob recogió los bultos con provisiones y buscó los caballos que había dejado amarrados la noche anterior. Ahora, probablemente, él, Mairi y Andy harían el resto del viaje seguros.
Aunque Ranald saliese en su persecución, sólo se enteraría de que debía partir cuando el hombre que había huido retornase para contarle que el ataque encomendado había fallado. Y, como el sujeto estaba a pie, sería imposible que Ranald los alcanzase antes de que llegasen a Baincroft.
Rob sólo necesitaba preocuparse por hacer el viaje a casa tan agradable y cómodo como fuese posible para su nueva esposa.
En el camino de vuelta al campamento, él consideró sus otras preocupaciones respecto a Mairi. Cuanto más pensaba sobre los actos de su esposa en los últimos dos días, más se irritaba.
En todos los momentos en que habían estado juntos, ella jamas se había esforzado por hablar de una manera que él pudiese comprender . Y, cuando lo había hecho , había sido por pura casualidad . Tampoco había mencionado el hecho de que él no podía oír, ni para menospreciarlo por eso o para hablar del problema de manera trivial.
Cuanto más tiempo pasaba, cuantas más veces conversaban, más extraño todo aquello le parecía. Casi podría jurar que ella no sabía de nada.
La última vez que él le había explicado que no lograba entender lo que ella le decía . No había expuesto el problema de la forma más clara posible? Pero, si fuese completamente honesto consigo mismo, tenía que admitir que había tenido la sensación de que ella no había captado el verdadero significado de sus palabras. Y esa sensación creaba dudas en su mente.
El padre de Mairi no le habría contado ? El lord le habría mentido? Cual sería el propósito de omitir algo tan importante?
Era posible que Mairi temiese de tocar el tema y ofenderlo . Si fuese eso , quizás ella hubiese conservado con Andy al respecto.


-Qué tenemos aquí? - Andy, el rubio corrió a encontrándolo, cuando Rob llegó al campamento. - Cuatro animales más estropeados? Ven, come algo. Yo voy a amarrarlos .
Rob le arrojó las riendas y desmontó .
Mairi se aproximó , con una odre con vino.
- Ven - ella le dijo con una sonrisa , tomándole la mano. Dijo otras cosas también, una larga secuencia de palabras, pero Rob no logró entenderlas.
Casi le explicó el tema de sordera en ese instante , pero lo pensó mejor. Por qué no observarla y intentar descubrir qué estaba pasando? Después le preguntaría a Andy sobre qué habían conversado desde que habían dejado Craigmuir.
Si el viejo lord no la hubiese informado , entonces Rob tendría que encontrar una manera de contarle la noticia de la forma más suave posible.
Se puso a observarla. Rob adoraba el modo animado en que ella movía sus manos gesticulando mientras hablaba. Lo extrañaba que Mairi fuese tan ingenua respecto a su belleza y se preguntó por qué . Los hombres que la rodeaban nunca habían elogiado su rostro angelical ? O Mairi no los tomaba en serio? Ella no parecía vanidosa o inquieta respecto a su apariencia, como muchas mujeres se mostraban. Su comportamiento natural y espontáneo lo intrigaba, ahora y desde que la había visto por primera vez. Podría quedarse contemplándola por horas.
Cuando ella lo condujo cerca del fuego, él se dejó guiar , esperando poder responder las preguntas que ella le hiciese, hasta poder discernir cuanto sabía Mairi. Tenía esperanzas de estar equivocado respecto a la extensión de su ignorancia .
Era completamente posible que ella tuviese más problemas en descifrar las frases de él que él las de ella.
Eso, sin embargo, en nada contribuía a disminuir sus inquietudes. Qué clase de matrimonio tendrían , si ninguno de los dos tuviese la menor idea de lo que el otro estaba diciendo la mayor parte del tiempo?
Su madre le había enseñado que algunos acentos hacían que la boca se moviese de forma diferente, aún cuando el idioma era el mismo. Podía ser que sus palabras sonasen tan extrañas a los oídos de ella que Mairi no pudiese entender lo que él decía?
- Un momento, por favor - dijo él, lentamente, levantando un dedo y ofreciéndole una sonrisa para suavizar su actitud. Ella obviamente pretendía que él se dejase guiar, pero Rob necesitaba resolver una cuestión.
Andy, el rubio había conducido a los caballos capturados y su propio caballo a un lugar más distante para alimentarlos.


Rob se aproximó a él, sabiendo que los cuerpos de los caballos iban a esconder los gestos de su mano cuando usase el lenguaje de señas. El y su madre habían establecido una serie de señales cuando Rob era todavía muy pequeño, antes de que aprendiese a expresarse con palabras. Desde entonces, Rob, su familia, y las personas más cercanas, en Baincroft, se comunicaban por señales, haciendo las palabras innecesarias. sólo os abandonaba cuando en presencia de gente extraña. Todos los que lo aprendían encontraban que el lenguaje de señas era muy conveniente, especialmente en circunstancias en las que no estaban muy cerca o no querían ser oídos.
Tal como sucedía en ese momento.
Ella lo sabe? Crees que su padre le contó que no puedo oír?, preguntó Rob.
Andy sacudió la cabeza . Su boca se movió , mientras gesticulaba: ella no sabe nada. Estoy seguro . Ella preguntó por qué vos no le prestas atención a lo que ella dice. Si supiese… él se encogió de hombros , visiblemente consternado.
Rob asintió y apoyó un dedo sobre sus labios, pidiéndole silencio. Pensó en lo qué debería hacer a continuación.
Sería un shock para ella enterarse ahora que se había casado con una persona deficiente, sin tener conocimiento previo de ese hecho. Mairi podría creer que su padre la había engañado . O , peor todavía, que Rob los había engañado a ambos. Ella se sentiría estafada, después de que el matrimonio fuese un hecho consumado.
. Rob miró por encima del lomo del animal que estaba entre él y Mairi . Ella estaba en pie, con los brazos cruzados sobre su pecho , enfrentándolo y obviamente esperando su retorno.
El matrimonio era un hecho consumado? No, Rob decidió, no lo era. Todavía no. Y Mairi ciertamente merecía poder hacer una elección antes que la unión carnal se consumase , debía darle la oportunidad de decidir sobre su futuro.
Rob resolvió que su única esperanza era probarle a Mairi que él podía ser un marido adecuado, a pesar de su deficiencia que pronto quedaría revelada . Si se lo confesase ahora, podría perderla para siempre. Ella no tendría tiempo para conocerlo. Por supuesto , ella podría terminar abandonándolo , sin importar lo que él hiciese, pero por lo menos tendría una oportunidad de ganar su respeto. E iba a aprovechar esa oportunidad.
Por ahora , debía mantener el matrimonio en una condición en la cual pudiese ser anulado, si eso era lo que Mairi deseaba, cuando descubriese la verdad. No podría acostarse con ella, naturalmente. De cualquier forma, Rob no planeaba hacerlo hasta que hubiesen llegado a su casa y pudiese ofrecerle la comodidad y la privacidad adecuada que una muchacha virgen merecía.
Andy le tocó el brazo para llamar su atención. No le cuentes nada a ella por ahora, su escudero le aconsejó. Espera a que lleguemos a Baincroft. Ella verá cuanto las personas te admiran….
Andy había llegado a la misma conclusión. Rob se sintió asustado . No estaba completamente seguro de poder sostener esa situación. No sería fácil mantener el secreto, viajando y conviviendo con ella.
Deberás ayudarme , Rob le pidió a Andy. Quédate cerca. Responde sus preguntas o repítemelas. Puedes hacer eso ?
Si ! - exclamó el hombre, en voz alta, sacudiendo la cabeza con entusiasmo. - Como lo he hecho antes.
Andy no era tan eficiente como Thomas y algunos otros a quien él y su madre habían enseñado el lenguaje de señas,- pero Rob no podía permitirse críticas, en ese momento . Ciertamente los dos conseguirían manejar la situación por los pocos días que faltaban hasta llegar a Baincroft.
Rob también recordó que necesitaba cortejarla , algo que el padre de Mairi le había sugerido, si quisiese mantener la esperanza de conservar Mairi en su vida.
Juntos, él y Andy terminaron la tarea de atender a los caballos y volvieron al lugar donde Mairi había extendido una manta y había preparado una comida para él.
- Esto es perfecto - él comentó, al sentarse con las piernas cruzadas frente a ella, para comer. Cuando ella le ofreció una tajada de queso, Rob la aceptó, y , tomar el queso ; le sujetó la mano, besándole el dorso de los dedos. La miró a los ojos, mostrándole su interés por ella.
Mairi tenía una sonrisa encantadora, Rob pensó, sintiéndose triste repentinamente . Pero nada ganaría entregándose a la melancolía . Tenía que conquistarla.
- Ah, es una delicia - él le aseguró después de terminar la comida, limpiando las migas y los dedos y poniéndose de pie . Los labios de ella se movieron , en una frase totalmente incomprensible. Rob sabía que precisaba responder por la expresión de ella, las cejas arqueadas y la cabeza inclinada hacia un costado .
Lanzando una mirada de reojo a Andy, quien se había colocado detrás de Mairi, él leyó sus labios: "Vamos a partir pronto?. El muchacho tonto acompañó las palabras mudas con gestos con sus manos.
Rob aclaró su garganta y fingió pensar. Luego formó a frase con cuidado,
- Si . Prepárate .
Aquello pareció satisfacerla, pues ella comenzó a recoger las sobras de la comida y a doblar la manta . Andy ya había desmontado las tiendas improvisadas. En los minutos siguientes, se ocuparon de preparar la partida.
Como había hecho el día anterior, Rob asumió el liderazgo, atando los caballos extras detrás del suyo , evitando estar cerca de Mairi para que ella no intentase entablar una conversación .
De vez en cuando , lanzaba una mirada por encima de su hombro y le dirigía una sonrisa de aliento . Andy parecía ocupado en entretenerla, y varias veces Rob los había sorprendido conversando animadamente.
Qué maravilloso debía ser, Rob meditó, poder hablar de cualquier cosa con alguien sin tener que pensar mucho. El no sólo tenía que prestar una gran atención a los movimientos de los labios y de la lengua, sino que también tenía que armar las frases que debía responder con gran cuidado.

****
El plan de Rob funcionó bien hasta ese atardecer
Cuando se detuvieron para pasar la noche Mairi se aproximó para hablarle. Y por supuesto no habló breve y concisamente sino que se expresó con su habitual catarata de palabras que él no pudo llegar a leer de sus labios.
- Había pensado que tal vez - ella dijo con una encantadora sonrisa - podríamos hacer los arreglos para la noche de otra manera esta noche. Podríamos... eh... uh ... armar una tienda... bueno ... no exactamente una tienda... mas bien ... un refugio con ramas y hojas... pero creo que... es decir me gustaría que lo armásemos un poco mas lejos de la hoguera. Así podríamos tener mas intimidad ... quiero decir ... privacidad. Ya sabes, eso es lo que cualquier recién casado quiere. Entonces pensé que podríamos elegir un lugar... bueno ... ya entiendes, verdad?
No, no había entendido ni media palabra. Y eso lo enfureció. Desesperado, Rob buscó con la mirada a Andy. Para su disgusto encontró que su escudero estaba desternillándose de la risa detrás de su esposa. Al ver la mirada severa de su Lord, comenzó a mover los labios. Mientras Rob intentaba leerlos, Mairi se movió adelante de él tapándole la visión. Ella demandaba una respuesta.
- Qué piensas, marido ? Respóndeme.
Viendo su vacilación y su desesperación , Andy no tuvo mejor idea que hacer un gesto obsceno con sus manos resumiéndole groseramente la idea de ella de estar a solas para consumar el matrimonio.
Al ver su obvia vacilación, Mairi siguió la dirección de la mirada de su marido y se dio vuelta, justo a tiempo de ver el gesto obsceno de Andy.
Aparentemente, su esposa no era tan ignorante de los asuntos carnales pues interpretó correctamente lo que las manos de Andy decían.
Ella se enrojeció de furia.
- Bastardos de mierda!- ella les gritó.
Eso sí lo entendió porque fue dicho claramente y sucintamente.
Completamente frustrado y furioso , Rob la mandó a callar.
- Silencio, mujer . Controla tu lengua !- él logró decir severamente, mientras su mente buscaba una salida elegante a esa situación nada elegante
Mairi levantó su mentón, de un modo altanero . Los labios rosados se apretaron . Sin hacer ningún comentario, ella reunió su dignidad ultrajada como una capa protectora y se apartó, pasando al lado de Andy y dirigiendose lejos de la luz de la hoguera.
Andy se encogió de hombros y sonrió sin gracia, como pidiendo disculpas por lo ocurrido. Rob sintió ganas de sacudirlo a golpes . En vez de eso, hizo con sus manos la señal más grosera que había aprendido y lo despachó al bosque.
Había hecho el papel de idiota delante de su esposa. Había quedado como un marido malhumorado, indiferente e ingrato. Y como un imbécil , por Dios....
Si algún día en su vida él había necesitado estar a solas, era en ese momento. Rob se sentía mortificado e incapaz de hablar sobre lo ocurrido .



Mairi vio que su marido desaparecía en la oscuridad y , rápidamente, se aproximó a Andy .
- Por qué MacBain está tan enojado? - preguntó . - Poco antes, parecía bastante satisfecho… - Tanto que ella se había arriesgado a proponer construir un refugio y que lo compartiesen . Era ella quien debía sentirse ofendida. Y, de hecho, lo estaba.
- El no está enojado, mi lady ! Está exhausto, eso es todo. Y está preocupado también.
Mairi suspiró y frotó sus manos en sus brazos, para espantar el frío.
- Creo que tendré que aceptar que él es un hombre de pocas palabras… Y que la mayor parte de ellas no son otra cosa que groserías.
La risa de Andy la sorprendió. Ella lo encaró irritada.
- Esto te parece una broma? - ella preguntó . - Crees que hablo demasiado y que nunca podré adaptar a él ? Y que él habla demasiado poco como para adaptarse a mí? Eso te causa gracia ?
Si - admitió Andy. - Es exactamente eso . - Andy colocó su mano en su cadera y adoptó el mismo aire de arrogancia que ella había usado. Y fue todavía más lejos. La apuntó con un dedo.
- Verá, lord Robbie no está acostumbrado a tener una mujer cargoseándolo y reclamándole su atención por cualquier cosa. Con los hombres, él se maneja de otra manera . Simplemente le comunica lo que quiere decir y punto .
Mairi apretó la boca con rabia.
- No noté que él tratase a las mujeres de forma diferente. Por lo menos , no conmigo.
- Paciencia, mi lady - él contestó gentilmente, casi en un tono paternal. -El matrimonio es una cosa nueva para él. No es muy probable que él vaya a cambiar sus costumbres en unos pocos días y que se convierta en un charlatán de un minuto al otro . No le parece algo lógico? El nunca fue una persona de hablar mucho, En verdad , no ve la necesidad de hablar tanto . - Andy hizo una pausa y se rascó el mentón pensativamente . - Y por supuesto, están los modos de hablar. Y debo decirle que es difícil de entender .
Ella se puso rígida.
- Tonterías! él no puede pensar eso . Yo lo comprendo muy bien . Realmente, él tiene una forma ... bastante peculiar de decir as cosas, pero yo lo entiendo…
- Me refiero a su manera de hablar, mi lady - le explicó Andy, interrumpiéndola . - Yo hice unos pocos viajes al Norte de Escocia , donde tengo parientes, pero Rob nunca antes tuvo la oportunidad de conversar con personas de las Highlands .
Atónita, Mairi tragó en seco, incapaz de creer en esa afrenta.
- Intente hablar lentamente - él le sugirió - y con el acento de las Lowlands, si es posible.
Ela cruzó los brazos sobre su pecho y levantó el mentón orgullosamente.
- Esta discusión está acabada. No tengo nada más que decir.
Como quiera - le respondió Andy. - Yo sólo estaba intentando ayudar.


Mairi se apartó, disgustada, y comenzó a desempacar las provisiones para la comida de la noche.
Cómo ese criado insolente se atrevía a criticar su manera de hablar? Difícil de entender ! Colocó varios panes de centeno medio secos sobre la toalla y comenzó a buscar las fetas de carne seca.
MacBain ciertamente no había demostrado ninguna dificultad en entender que ella lo había invitado a compartir su cama esa noche. Y no había tenido ningún problema en rechazar su oferta.
Y ella se había comportado de forma bastante dulce. Todos esos elogios que le había hecho durante el viaje por la forma en que él la había protegido? Saliva desperdiciada .
Haber afirmado que lo había perdonado por amarrarle sus muñecas y por haberla arrebatado lejos de su hogar ? Tiempo perdido.

Mairi bufó de rabia y sacudió la cabeza con vehemencia. Nunca más.
De ahora en adelante , si él la quisiese como esposa, en todos los sentidos de la palabra esposa , tendría que implorarle de rodillas.
Ella podía hablar sin acento escocés cuando quería. Podía hablar como una inglesa . Y era eso lo que iba a hacer . Y sólo Dios sabía cuantas cosas tenía para decirle a su marido.

Ansiosa, Mairi esperó que MacBain volviese , planeando una confrontación para poner un punto final a todo aquello . Sin embargo , no lo vio retornar al campamento.
Obviamente, él había vuelto, pues, en algún momento, mientras ella y Andy compartían la comida, se dio cuenta que el caballo de MacBain había desaparecido del lugar donde había estado amarrado, junto con los otros.

Cansada de esperar , Mairi extendió las mantas sobre el pasto, para pasar la noche. Sin conseguir calmarse , dio vueltas y se movió inquietamente , intentando acomodarse para dormir. Empujó la manta, respirando profundamente para calmarse.
Andy, se había acostado de lado y ya estaba dormido, recostado contra una silla de montar y los bultos de las provisiones, a poca distancia de la hoguera.

La leña se había reducido a carbón, ella pido ver eso a través de sus ojos semi cerrados. Se quedó inmóvil, dándose cuenta que una sombra que se aproximaba en dirección a sus pies. Si MacBain había cambiado de idea y había resuelto compartir su cama , definitivamente había llegado demasiado tarde .
Determinada a fingir que dormía, Mairi cerró los ojos.
De repente, sintió que unas manos se cerraban alrededor de su cuello.

jueves, 28 de agosto de 2008

EL HIGHLANDER SILENCIOSO - CAPITULO 6

Capítulo 6


Una sensación de peligro inminente le erizó la piel . Se levantó , rápidamente , y corrió hacia los caballos.
- Qué pasa ? , Andy le preguntó con señas, cuando él se aproximó con una flecha ya colocada en le arco.
Peligro, gesticuló Rob. Espera aquí. Quédate atento.
Con la concordancia muda y obediente de Andy, Rob ensilló su caballo sin hacer ruido y lo condujo hacia los árboles. Cabalgó rápidamente y recorrió de vuelta el camino por el que habían llegado por más de una hora. A intervalos, paraba, aspirando el aire en todas direcciones, buscando sentir el olor a humo. Cuando lo detectó finalmente, dejó que el olor lo condujese.
El campamento enemigo estaba dormido. Rob contó cuatro cuerpos envueltos en mantas alrededor de las brasas. Otro estaba mas apartado, de guardia, pero se había quedado dormido.
Cinco también era el número de caballos. Sin el menor ruido, Rob los condujo lejos del campamento y los ató cerca de su caballo.
Uno de aquellos hombres podía ser el primo Ranald? Rob esperaba que si. Entonces, todo terminaría allí.
Seria inimaginable matar a hombres dormidos, él decidió. Y existía una leve oportunidad de que esa gente no hubiera sido enviada por el nuevo lord de Craigmuir.
- Mierda! Despiértense! - Rob gritó . - MacBain está aquí!
Lanzó una carcajada al ver la confusión que se había creado. Dos de los hombres se enredaron en sus mantas y no habían podido ponerse de pie .
El guardia, ahora despierto, corrió hacia él, con la espada levantada. Rob lo enfrentó y le clavó la hoja , y luego lo pateó lejos. La ventaja de la sorpresa funcionaba a su favor.
Un segundo hombre intentó un golpe mortal, pero Rob lo alcanzó con una puñalada de su daga . Con un movimiento rápido, tomó al siguiente con el dorso de su espada. El cuarto, boquiabierto y con una expresión de horror, salió corriendo por el lado opuesto y se perdió en el bosque.
Rob rindió al último del grupo, que todavía luchaba por desprenderse de las mantas. El desgraciado olía a whisky . Un golpe duro en su cabeza lo inmovilizó. Ranald Maclnness debería haber elegido a los peores de sus guerreros . Los más incapaces de mis arrendatarios, armados con varas, podrían enfrentar a esos estúpidos, Rob pensó. Qué lucha de porquería, pensó Rob, amarrando al cautivo. Se le Pasó por la mente perseguir al que había escapado, pero decidió no molestarse. El hombre estaba a pie y le llevaría por los menos dos días hasta llegar a Craigmuir. Además, el primo de Mairi necesitaba recibir el mensaje de su propio emisario. Ranald resistiría el
desafío de no poseer a Mairi? Rob creyó que no. El bastardo vendría en persona la próxima vez, pero ahora estaría tres o cuatro días atrasado.
Satisfecho por haber resuelto el problema durante el trayecto del viaje hasta Baincroft, Rob arrastró al hombre capturado hasta los caballos, lo arrojó en una silla y lo amarró.
Su intención era extraerle algunas respuestas. Pronto sabría el número y la clase de hombres que el primo de Mairi comandaba y si iba a perseguirla
durante el viaje hasta las Lowlands.
La información que consiguiese iba a ayudarlo a la larga a destituir al primo traicionero de su título de lord. Tenía esperanzas de que Mairi se sintiese parcialmente vengada con el trabajo de esa noche.

- Es lord Rob! - gritó Andy, el rubio , agitando los brazos y alejándose de hoguera donde Mairi se encontraba. - Vio ? Le dije que él volvería pronto!
Ella se sacó la manta que la resguardaba del frío de la noche,
- Quién es ese? - ella preguntó, señalando al cuerpo que colgaba de un caballo .
- Un hombre de tu primo - le respondió MacBain, deteniéndose cerca de la hoguera. Desmontó y se desperezó, obviamente cansado.
- él sólo mandó un hombre ? - ella indagó incrédula.
- Cinco - Rob retrucó con calma, y se apartó para sacar al prisionero de encima del caballo.
- Cinco? Dónde están los otros? Qué sucedió ? Y cómo supiste que ellos…
- Mi lady , por favor - la interrumpió Andy, el rubio , interponiendose entre ella y MacBain. - No hay motivos para preocuparse . Relájese un poco y vamos a ver qué tenemos aquí.
Mairi dejó escapar un suspiro de exasperación y desistió, aunque tuvo que hacer un esfuerzo inmenso para contenerse.
Con ojos ansiosos, ella examinó en la oscuridad la línea de árboles, imaginándose, que en cualquier momento, los otros cuatro irrumpirían para luchar y librar a su compañero.
- Dónde están ellos? - le preguntó a Andy. - Qué les sucedió ?
- Están muertos, eso espero - Rob respondió, alegremente, frotándose las manos. - O descubriendo un nuevo camino de vuelta al lugar de donde vinieron .
- Descansa ahora, Andy - le ordenó Rob, al volver del lugar donde había colocado el cuerpo inconsciente, apoyado contra un árbol . Se volvió hacia su esposa.
- Vuelve a dormir.
- A dormir? - ella preguntó, con voz chillona.
- Llegas con tu caballo, arrastrando a un hombre inconsciente , y dices que hay más por ahí , esperando para atacar y quieres que me vaya a dormir? - Mairi gesticuló las manos impacientemente.
- Ellos pueden atacarnos en cualquier momento! O están muertos? Cinco contra uno, y quieres hacerme creer que los mataste a todos? Por lo menos puede te pido sinceridad…
Rob colocó un dedo sobre su boca y sacudió la cabeza impacientemente.
- Estás a salvo.
Ella le apartó la mano con un gesto brusco.
- A salvo? Eso es todo lo que me dices ? Por qué nunca me respondes , MacBain? Por qué me tratas como si fuese una niña malcriada que no merece ninguna consideración? Ignorarme es como golpearme . Me da lo mismo ! YO sabía que esto iba a pasar ... ! Y por qué volviste con solo un …
- Vos no sabes nada! Y no te entiendo nada del o que está diciendo - él habló con los dientes apretados .
- Nada!
- Bien, yo sé una cosa! - ella le gritó, avanzando sobre él con el puño en alto. - Y no pongas cara de sorpresa! Vos nunca escuchas lo que yo digo ! Es como si no existiese para vos …
- Sal de aquí, mujer! - Rob vociferó, enderezándose , con los puños cerrados, y los músculos de sus brazos tensos. La luz parpadeante de la hoguera del campamento iluminaba su semblante, imprimiéndole un brillo amenazador.
Un miedo mayor que cualquier otro que ella hubiera sentido con las insinuaciones de Ranald la habría hecho estremecerse . Allí estaba delante de un peligro verdadero e inmediato. MacBain parecía dispuesto a derrumbarla de un golpe.
Silenciosamente, Mairi se apartó de él, retorciendo sus manos temblorosas, temiendo haberse excedido. Nunca antes él había exhibido una violencia tan palpable para con ella. Las esposas no tenían inmunidad contra la ira de sus maridos, y ella ciertamente había ofendido a MacBain con sus gritos y sus exigencias. Tenía derecho a saber qué sucedía, pero no debería haberle gritado a su marido.
Ni debería haberse rehusado a dormir a su lado, pero no estaba dispuesta a perdonarlo tan rápidamente , por haberla arrancado de Craigmuir como lo había hecho . Admitir el hecho que Rob la perturbaba profundamente ciertamente le daría a su marido una superioridad sobre ella.

Sin una palabras más, Mairi caminó hasta la manta, se acostó y le volvió la espalda a él. No podría dormir, pero iba a fingir. Por la mañana, tenía esperanzas, de que esa rudeza hubiese mejorado. Si los otros cuatro hombres que Ranald había mandado no los mataban a todos antes de eso.

El silencio reinó en el claro del bosque , lo que le pareció extraño. Por qué MacBain no le contaba a Andy lo que había acontecido? O hacía planes en caso que hubiese un ataque esa misma noche ? Seguramente MacBain no iba a simplemente acostarse a dormir después de tanta acción y agitación ! Pero no se atrevía a darse vuelta y ver qué estaba sucediendo.
Mairi cerró los ojos tan fuertemente cuanto pudo y rezó para estar viva cuando la mañana llegase.


Una llovizna fina la despertó poco después del alba . Aunque el suelo, debajo su cuerpo, estuviese relativamente seco, la manta sobre ella, estaba húmeda pero no mojada . Abrió los ojos y vio una estructura de ramas y hojas que servían de techo
Cómo él había conseguido construir aquello encima de ella, sin despertarla?
Del otro lado del claro del bosque , Andy, el rubio yacía acostado debajo una estructura parecida. En ese momento , Mairi vio el flanco gris del caballo de MacBain desapareciendo entre los árboles.
- Espera! - ella gritó, arrojando a un lado la manta y corriendo detrás de él. - No te vayas ! A dónde vas ?
Antes que ella pudiese alcanzar la línea de los árboles, él había desaparecido.
- Está volviendo para enterrar a los que mató - le explicó Andy, el rubio . Y para ver qué puede encontrar entre sus pertenencias.
Mairi soltó un suspiro de alivio . Por un instante, había temido que él hubiese partido sin ellos, abandonándolos. Sólo entonces se dio cuenta que MacBain había tomado en dirección opuesta.
Además, él no abandonaría a su escudero . Ella, su esposa , era un asunto completamente diferente. Después de la manera en que lo había enfrentado la noche anterior, tenía que admitir que... no podría culparlo si la abandonase.

La lluvia estaba cediendo, pero Mairi estaba mojada. Afortunadamente , el sol había salido poco para secar sus ropas y su cabello. Con el cuerpo agotado y dolorido por noche pasada durmiendo en el suelo Mairi caminó hasta los bultos que estaban protegidos entre las rocas.
Andy, el rubio fue a unirse a ella, aceptando la porción de pan que ella partió y le extendió .
- El va a estar de vuelta antes del mediodía. Me dijo que me quedase de guardia, vigilando al prisionero. - Con el pedazo de pan, Andy señaló al hombre que todavía estaba amarrado al árbol , y empapado hasta los huesos. Tenía un aspecto miserable.
- Supongo que vamos llevarlo con nosotros ? - preguntó Mairi, cortando una porción de queso con la faca que siempre traía sujeta a la cintura y ofreciéndosela al escudero.
Andy le agradeció con una sonrisa .
- Si . Rob, quiero decir, lord Rob, quiere interrogarlo. Descubrir más sobre su primo.
- Con qué finalidad ?
- No le pregunté. El rara vez explica sus razones, que invariablemente, son correctas.
Mairi vaciló en hablar sobre su marido con un hombre que lo servía, pero necesitaba descubrir algo sobre él, de alguna forma.
- Realmente me gustaría que él respondiese mis preguntas. El rara vez habla conmigo y nunca parece oír nada de lo que le digo.
Andy, el rubio le dirigió una mirada preocupada. Mairi se dio cuenta que nunca debería haber criticado el comportamiento de su marido con uno de sus subordinados.
- No estoy hablando mal de él - ella le aclaró. - En Verdad . Pero me pregunto por qué él parece tan rígido. El siempre es así ?
- Rígido? - Andy repitió con una sonrisa. - Si, creo que él puede serlo cuando es necesario . - Sus ojos chispearon. - Pero Rob adora una buena travesura. Ninguno de nosotros estaba a salvo de él cuando éramos niños, y él no cambió mucho desde entonces.
- Travesuras? - preguntó Mairi, incapaz de imaginar al estoico MacBain haciendo una broma para divertirse.
- Oh, si - le aseguró Andy mas animado. - No pasaba un mes sin que él humillase con su una broma pesada a uno de sus caballeros, sir Belden… él tiene un carácter ... difícil . Siempre se mete en peleas sin razón.
- Continua - ella o alentó. - Por qué MacBain le hacía eso ?
- Provocaba al hombre más allá de lo soportable, haciéndole muecas, importunándolo y burlándolo . LO provocaba hasta que sir Belden exigía que Rob luchase con él. - Andy se rió y sacudió la cabeza . - Ese hombre lo va a pensar dos veces antes de meterse en otra pelea sólo por unas palabras de provocación.
- MacBain lo derrotó vergonzosamente ? - ella preguntó .
Podría decirse que si . Ellos estaban frente a frente , entiende? - Andy
se puso de pie , estirando los brazos como si fuese avanzar con la espada en un ataque.
- Vamos, termina! - Mairi exclamó, ansiosa por oír la anécdota.
- Robbie sacó su enorme espada fuera de la vaina y la levantó, la espada brilló con el sol, había una sonrisa demoníaca en su rostro , parecía dispuesto a luchar hasta la muerte. - Andy apretó los ojos, los labios temblorosos con una alegría apenas contenida, observando el efecto de sus palabras en Mairi.
- Y entonces? - ella preguntó, inclinándose ansiosa. - Qué sucedió ?
Andy fingió agarrar una espada imaginaria, extrayéndola de una vaina invisible y , entonces, bajó los ojos, pareciendo estupefacto.
- Dónde está la hoja de la espada?
Andy soltó una carcajada, doblándose en dos y cayendo de rodillas al suelo .
- Rob secretamente, había reemplazado el arma de la vaina de sir Belden. El pobre idiota no tenía en sus manos nada más que el cabo de su espada ! - De nuevo, él se rió, levantando la mano, separó el pulgar y el índice unos pocos centímetros. - La hoja que el hombre blandía tenía este tamaño!
Mairi se rió con él, imaginando la rabia del caballero.
- Sir Belden debe haber estado furioso!
- Furioso es poco ! Y nosotros, estabamos parados alrededor de ellos, doblados en dos de la risa . Ese imbécil pretensioso va a pensarlo dos veces antes de hacer desafíos por tonterías.
- Te parece prudente hacer que ese hombre quedase como un tonto ? El no buscará vengarse algún día?
Andy, el rubio contuvo la carcajada, reducida ahora a una medio sonrisa.
- Creo que si, y Rob pensó en eso. Cuando la broma acabó, él elogió a sir Belden por su valentía y le regaló una espada aún más refinada y de mejor calidad que la que tenía. Con esa espada Rob lo hizo jurar que nunca la usaría en un ataque de rabia. "Una cabeza caliente", dijo Rob, como el acero en brasa, no puede se mantener en sus moldes y cumplir la misión para la cual fue destinada. Quedó entendido para todos que sir Belden sería castigado si no lograse mantener bajo control su carácter volatil .
Pensativa, Mairi comenzó a guardar la comida para el viaje. Entonces, su marido era astuto e inteligente en el trato con los hombres, ellas reflexionó. Una verdadera lástima que MacBain no estuviese interesado en tratar con las mujeres...
Entonces Mairi recordó la forma dulce y tierna en que la había tratado ese día del picnic, y como la había abrazado cuando ella había llorado por su padre.
Si, él podía ser brusco e irritante, proferir sus órdenes en palabras escasas e ignorarla cuando ella quería que la escuchase . Pero existía la posibilidad de que MacBain nunca hubiese pasado mucho tiempo conviviendo con mujeres,. Quizás ella tuviese la misión de educarlo en su trato con las mujeres.

Cuando él vuelva, Mairi decidió , emplearía un método diferente en el trato con su marido. Estaba segura que lograría promover una mejor comprensión entre ellos dos. Y ta vez hasta lograría persuadirlo de ejecutar su promesa de venganza.
El plan era sencillo : un día rodeado de atención y cariño… y si eso no era suficiente ... una noche de persuasión más osada.
Mairi miró de reojo la tienda que MacBain había construido para resguardarla de la lluvia. Serviría para darles algo de privacidad, si la trasladase lejos de la hoguera ... . A pesar de su negativa infantil a los derechos maritales que su marido tenía sobre ella, Mairi sabía que la consumación del matrimonio era sólo una cuestión de tiempo.
Sonrió de un modo misterioso, confiada en que podría hechizarlo, seducirlo, engatusarlo...
Y luego veremos si MacBain seguirá ignorando mi existencia !

miércoles, 27 de agosto de 2008

EL HIGHLANDER SILENCIOSO - CAPITULO 5

Capítulo 5


Con un grito, Rob entró en el riacho. La corriente helada le golpeó las piernas mientras luchaba para agarrar una punta del vestido. Sin éxito.
Lanzándose completamente dentro agua, él se acordó demasiado tarde del peso brutal de su cota de mallas. Se hundió como una piedra y , luego , volvió a la superficie, luchando con todas sus fuerzas en dirección a las faldas y las piernas que se agitaban.
Finalmente, cerró el puño en la tela y arrastró a Mairi hacia el borde del riacho. Sin saber se maldecía o rezaba a los cielos en agradecimiento. En realidad hizo las dos cosas.
Salir del agua no fue fácil, pero Rob hizo un esfuerzo y logró llevar a Mairi hasta el margen. La levantó por la cintura y la dobló en dos , esperando que expulsase el agua que ella podría haber tragado.
Gracias a Dios, inmediatamente la sintió agitarse con tos . Rob la colocó a un lado , dejó caer su cabeza sobre un brazo, casi al borde de desfallecer. Cerca de él , ella temblaba de frío . Aunque el sol de verano brillase calentando la temperatura , el agua estaba terriblemente fría.
Con un suspiro profundo de alivio por saber que ella todavía vivía, él empujó a Mairi dentro de sus brazos, conteniendo el aliento, para poder sentir si el tórax de ella se inflaba , demostrándole que la respiración se había normalizado . Ella dijo algo, pues él pudo sentir el movimiento rápido de sus labios contra su rostro. Lo que quiera que fuese, Rob se imaginó que sería mejor no escucharlo . Posiblemente fuese un agradecimiento por haberla salvado de la muerte , pero probablemente, debían ser mas insultos , culpándolo por haberla traído a ese riacho, en primer lugar.

En respuesta, Rob simplemente la abrazó con más fuerza y posó sus labios contra su sien. Ella no lo rechazó ni forcejeó, y él se sintió mejor. Giró la cabeza lo suficiente para ver a que distancia la corriente los había arrastrado .. Desde allí, podía ver a Andy acercándose cautelosamente para unirse a ellos. Traía los caballos empujándolos por las riendas.
Mairi se apartó de él y se sentó , quitando los cabellos pegados a su rostro. Ahora ignorándolo, ella luchó por ponerse de pie y comenzó a retorcer los pliegues de su ropa empapada. Sus labios se movían rápidamente , los dientes expuestos, como si rezongase para sí misma. Rob escondió su sonrisa.
- Andy está llegando - dijo él. - Puedes cambiarte la ropa.
- Oh! Milagro ! - Mairi exclamó, levantando sus manos al cielo y agitándolas. - Por fin el caballero se dignó a hablarme ! Respóndeme, MacBain, siempre decís tres palabras por frase?
- No con frecuencia - él respondió , en tres palabras, sólo para irritarla.
Tal vez Rob debiese haber sido más condescendiente. Finalmente ella había dicho algo que él había comprendido completamente. Era difícil entenderla ya que Mairi lanzaba cada palabra, una a una, como piedras sobre él.
Rob se sintió satisfecho. El sarcasmo era fácil de reconocer, él mismo lo usaba muchas veces. Sonrió para sí mismo, contento porque ella había superado el susto. Para ser honesto, él mismo todavía estaba un tanto asustado . Sin embargo , transformar el accidente en una excusa para acariciarla por un tiempo sólo iba a irritarla más.
De- nuevo, ella se refugiaba en su rabia, y a él no le importaba soportar sus ataques verbales . Comenzaba a percibir un patrón de conducta en Mairi. Ella nunca iba a admitir un miedo, sino que lo enmascaraba inmediatamente .
Por el momento , él agradecería a Dios por el enojo de ella . Era mejor eso que una mujer entregada a un sufrimiento sin esperanza. Eso era algo él no soportaría presenciar y que no sería capaz de suavizar con palabras.
Rob siempre intentaba no hundirse en los dolores y los lamentos de ninguna clase , sin embargo, en ese instante, deseó tener algo más para ofrecer a su esposa. Cuando estuviese más acostumbrado a su manera de hablar, él podría aventurarse a sostener una conversación más prolongada. Por el momento , no había tiempo para prestarle toda su atención total a ella . Pero se sentía tentado a hacerlo .
No podía culpar a Mairi por su falta de compasión. Podía ser muy perturbador para ella, si nunca antes hubiese conocido a alguien sordo.
Como lady de Craigmuir, debía estar acostumbrada a estar rodeada de gente siempre lista para atenderla . Bien, él procuraría compensarla por los
inconvenientes tan pronto como llegasen a Baincroft. Por el momento debía concentrarse en seguir viaje y no permitirse distracciones.
Andy trotaba en dirección a ellos, más pálido que nunca. Rob esperó pacientemente y lo ayudó a desmontar.
- Descansa - le ordenó, y comenzó a buscar entre los bultos ropas secas para Mairi.
Dejó a un lado un vestido rojo y metió la mano más profundamente en el paquete , buscando algo de un color más discreto que se mimetizarse mejor con el ambiente que los rodeaba .
Todavía protestando, Mairi se quedó a un lado, esperando, hasta que él le extendió un vestido color verde musgo.
- Ve allá - él sugirió, señalando un arbusto compacto que la resguardaría de ser vista, mientras se cambiaba.
Rob se quitó las botas empapadas. Luego, sin ninguna preocupación o recato, se sacó la cota de malla y la indumentaria mojada . Después , se sacó los pantalones y la ropa interior . Desnudo y todavía temblando, Rob dejó que el sol calentase y secase su piel, mientras amarraba los caballos.

El encuentro de Mairi con la muerte había aplacado su furia y, de alguna forma, la había hecho ver las cosas más claramente . MacBain había salvado su vida pero en más de una forma, ella admitió .
Si se hubiesen quedado, Ranald pronto se habría presentado como el sucesor del lord. La gente de Craigmuir no habría tenido otra opción que honrar a ese traidor como su nuevo Lord y obedecer sus órdenes . Y él habría mandado a matar a MacBain. Después , hubiese intentado convertirla en su esposa. Y ella estaba dispuesta a morir, resistiendo, y aunque su muerte podría haber sublevado al clan en contra de Ranald, ella estaría muerta en ese momento .
MacBain le había dicho que había prometido partir, pero no sabía por qué y a quién él le había empeñado su palabra. En todos los sentidos, había sido para bien que él la hubiese alejado de Craigmuir. Pero , eso no la absolvía de su propio juramento de venganza y tendría que persuadir a MacBain de ayudarla a cumplir esa promesa.

Mairi espió por entre el follaje que ahora la rodeaba para ver cómo él había recibido las palabras duras que ella le había lanzado después del rescate.
Por amor de Dios! - ella murmuró cuando lo vio . El estaba desnudo como el día en que había nacido ! Con los ojos muy abiertos y fascinada, Mairi observó a MacBain, quien examinaba los caballos y retiraba los paquetes de las sillas de montar . El hombre no tenía vergüenza de ningún tipo
Claro, él debía pensar que no había nadie a observándolo, a no ser el siervo que parecía haberse dormido, Mairi se recordó a sí misma. Pero , no se había dado cuenta que ella podría salir del bosque en cualquier momento? O era que él quería que ella lo viese así, tan... musculoso ... tan deslumbrante ... tan expuesto?
Mairi se estremeció en su ropa mojada, dejando caer el vestido seco de sus manos. Ni por un momento ella se desnudaría y daría la posibilidad de ser vista, como su marido lo había hecho .
Pero no pudo evitar imaginar qué pensaría MacBain si la observase en el estado en que ella lo miraba ahora. Ella era menuda y no tenía grandes curvas de las cuales ufanarse , Pero … él la encontraría atractiva ?
Mairi estaba bastante segura de eso , muy segura !
Ella se ruborizó ante la imagen , pero no conseguía desviar la mirada . Qué músculos, qué piel ... , ella pensó, al verlo flexionar los brazos, los hombros,
la espalda. Ah, ese cuerpo era algo digno de ser visto!
Ella retorció las manos, imaginándose la sensación suave de toda esa piel quemada de sol. El deseo lujurioso de tocar todo ese cuerpo masculino la dominó…
MacBain le permitiría hacer eso esa noche?
No seas ingenua , Mairi se retó a sí misma . Tu marido probablemente te insistirá para que lo hagas ! Su ansiedad se multiplicó por mil.
- Mierda ! - ella exclamó, sorprendida, cuando él se dio vuelta . Cerró los ojos para abrirlos inmediatamente , una miradita más.. qué mal podía hacer?
Muy bien formado y dotado , ella murmuró, antes de obligarse a mirar en dirección opuesta. Perfectamente formado y dotado . Mairi se abanicó el rostro con una mano, agarrándose a una rama con la otra, para contener la reacción perturbadora que MacBain le provocaba.
Determinada a no volver al borde del riacho hasta que él se hubiese cubierto decentemente, Mairi usó ese tiempo para quitarse las ropas mojadas y quitarse las botas. El agua helada se escurría por sus brazos pero no sirvió para calmar la fiebre que la imagen de su marido le había provocado .
De vez en cuando , ella se arriesgaba a espiarlo nuevamente. Finalmente, Rob se había puesto la ropa interior , pero ella se quedó observando, intrigada por la extrañeza de esa prenda íntima.
Los hombres de las Highlands no usaban nada debajo de sus faldas escocesas . Y ella había visto muchas veces unas nalgas expuesta y, con menos frecuencia, un miembro masculino . Pero ninguno de los que ella hubiese visto tenía las dimensiones de la virilidad de MacBain.
Un pequeño suspiro de decepción se le escapó antes que pudiese contenerlo, cuando él se puso los pantalones.
Mairi salió del bosque unos pocos momentos después , haciendo ruido para anunciar su retorno. El acababa de vestirse cuando ella lo alcanzó .
- Tu hombre está durmiendo - ella murmuró, señalando al escudero que los acompañaba.
MacBain asintió y tocó a su ayudante con el pie, hasta que él se despertó.
- Hora de partir - le dijo a Mairi. - Ellos nos siguen.
- Los hombres de Ranald? - ella indagó, lanzando una mirada ansiosa hacia el claro del bosque. - Cómo lo sabes?
El se encogió de hombros y le sacó las ropas mojadas de la mano, colocándolas en la parte de atrás de la silla.
- El te desea - Rob respondió .
MacBain se puso la cota de mallas y envainó su espada. Se aproximó a Mairi y la colocó sobre el lomo de la yegua, entregándole las riendas .
Ella se quedó observándolo mientras él ayudaba a al escudero a levantarse y notó, por primera vez, que el hombre parecía estar lastimado.
El escudero era corpulento , de cabellos rubios , y con cara redonda como una manzana, aunque estaba muy pálido . Le gustó ver su sonrisa, especialmente porque sabía que él no tenía motivos para sonreír en ese momento .
- Qué te sucedió ? - ella preguntó . - Fuiste herido en el ataque?
- Si. Un golpe fuerte en las costillas, mi lady- él contestó, reprimiendo un gemido. - Lord Rob me las fajó. Pero todavía me duelen . Pero voy a aguantar.
- Muy valiente de tu parte - Mairi comentó, aliviada de que él no fuese un hombre quejoso . Se volvió hacia Rob. - No es así , mi Lord ?
MacBain no respondió ni miró en su dirección . Se alejó cabalgando, y se dirigió hacia el bosque . Mairi lo siguió , pero a cierta distancia .
- El está muy ocupado pensando, Mi lady . Lord Rob piensa mucho - le explicó el escudero, colocándose a su lado . - Piensa casi tanto como lucha.
- Seguramente debes tener un nombre y un apellido - ella le preguntó, sintiendo que podía haber encontrado un aliado o , por lo menos , alguien con quien conversar. - Nadie se tomó la molestia de decirme el apellido.
- Soy Andy, el rubio - le explicó a Mairi , sonriendo cuando ella lo examinó, por encima de su hombro. El prosiguió : - Es para distinguirme de Andy el grandote , el hijo del molinero. Ese sí que es un hombre gigante . Espere a conocerlo. Rob gasta mucho dinero para alimentarlo.
- Tratas a tu lord por su primer nombre? - ella preguntó, espantada. - él te permite eso?
- No. Lo digo sólo cuando él no escucha, pero me imagino que eso no le importaría. No es una falta de respeto. Algunas veces me olvido que no debo hacerlo . Pero sucede que nosotros nos conocemos desde que mamábamos del mismo el pecho .
- Ah, entonces él es un buen lord, verdad ? - ella insistió , ansiosa por saber más sobre el hombre enigmático con quien se había casado . - Es un buen hombre?
Andy, el rubio suspiró.
- Si, los . Es muy justo en sus juicios, es justo al dirimir las disputas, y … es muy bueno para mirarlo, al menos eso dicen las mujeres. No le parece, , mi lady?- Andy soltó una risita pícara y luego soltó una exclamación ahogada.
Un lengua de fuego se esparció sobre el rostro y el cuello de Mairi.
- Es verdad , si - ella admitió , conteniendo el aliento, mientras incitaba a su yegua a un trote y dejaba al escudero mas atrás.
MacBain efectivamente era guapo en sus facciones y su cuerpo, pero a ella todavía no constaban los otros atributos que Andy, el rubio había mencionado . Cualquier marido de las Highlands hubiese dejado todas las promesas de lado, y habría insistido en permanecer en Craigmuir y hacer que Ranald Maclnness pagase por su traición .
Debía creer que la decisión de MacBain de partir había sido una decisión sabia. MacBain era tan diferente a los otros hombres que había conocido que Mairi decidió no juzgarlo precipitadamente.
Si alguna justicia existía en este mundo , Ranald iba a perseguirlos y le daría a ella una oportunidad de vengarse como había jurado. Rezó para que así fuese, y para que tuviese el poder de ejecutar la venganza por sí misma, si su marido no se mostraba dispuesto a ayudarlo cuando llegase el momento.
Podría ser una buena esposa para MacBain, si él se rehusase a ayudarla? Ese hombre le despertaba sentimientos que ella apenas podía clasificar, por más que lo que intentase.
El le había salvado a vida. Eso debía contar mucho , ella suponía. Por otro lado, él la había arrancado del lecho de muerte de su padre a la fuerza. Mairi detestaba ser forzada a hacer algo. Prefería que las persona usasen la razón, para convencerla. Si él hubiese hecho eso , ella habría aceptado partir, sin protestar.
No, no podía entender qué lo llevaba a ser tan gentil y tierno en algunos momentos y a actuar de manera tan insensible en otros. Pero había una cosa de la que podía estar absolutamente segura sobre su marido : él no era un hombre que daba explicaciones.
Rob sabía con certeza que estaban siendo seguidos. Lo Sabía . Podía sentirlo. Si Ranald Maclnness no se presentase en persona, él mandaría a otros hombres , tal como lo había hecho para librarse de su padre .


Rob sabía que si alguien intentase arrebatarle a su mujer, él iba a ir hasta los confines de la tierra para rescatarla y no le confiaría esa tarea a sus subordinados. Deseaba que Ranald se arriesgase a venir en persona. Eso le ahorraría un viaje de vuelta a las Highlands para librarse de él.
Para pasar el tiempo mientras viajaban, Rob se forzó a pensar en palabras, en vez de en imágenes. Aunque eso no fuese algo natural, él había adoptado ese ejercicio como un hábito desde que había aprendido a leer. Pronto había descubierto que lo ayudaba a formar frases mas largas , colocar las palabras en el orden correctas, y sabía que las frases mejor armadas no lo hacían parecer un ignorante. Eso hacía eso ahora, formando listas de maneras posibles en que podía ocurrir un ataque, si fuesen alcanzados, planeando, en seguida, la respuesta probable a cada uno de ellos. Por experiencia, tales preparativos siempre marcaban la diferencia al enfrentar cualquier problema. En lo que se refería a Mairi, había tenido que hacer un esfuerzo muy grande para evitar que la imagen de ella entorpeciese sus sentidos y su razón. El la definió en palabras : una delicada fragancia de rosas la envolvía , la forma y la textura de sus trenzas dorada , como seda y color miel Y luego silenciosamente describió en palabras su alegría ante el simple acto de mirarla. Compuso una poesía para destacar su belleza y su coraje , viendo las letras de las palabras escritas en un rollo de pergamino imaginario.
Se dio cuenta que enumerar los encantos de esa mujer había ocupado gran parte del tiempo. Tanto tiempo que se preguntó si ese ejercicio lo ayudaba o le impedía de reducir el efecto embriagador que Mairi ejercía sobre él.
Dado el modo en que Mairi había reaccionado al primer beso que habían compartido, Rob no podía evitar soñar con aquello que era difícil poner en palabras.

Durante todo el día, atravesaron las Highlands , moviéndose a un paso firme, parando para descansar siempre que los caballos parecían agotados. Aunque estuviesen bastante lejos de Craigmuir, Rob no alteró el ritmo.
Lanzó una mirada de reojo hacia atrás y notó la forma orgullosa en que Mairi cabalgaba. Ella mantenía el mentón erguido y la espalda erecta, como si no hubiese viajado todo el día por un terreno ciertamente difícil hasta para el más experto de los caballeros.
Habían subido y descendido las colinas , atravesado gargantas tan estrechas que sus hombros casi tocaban las paredes de piedra por donde pasaban. Y, aún así, Mairi continuaba resistiendo sin protestar .
El pequeño claro por el cual pasaban ahora sería un buen lugar para acampar, él supuso. Ningún lugar sería verdaderamente seguro hasta que hubiesen atravesado los portones de Baincroft, pero no había modo de poder cabalgar durante cuatro días sin descansar .
Ya casi estaba oscuro, y Rob admitió que debían dormir algunas pocas horas, después de haber pasado la noche anterior velando al lord en agonía . Su esposa debía estar a punto de caerse de la silla, a pesar de su determinación de no demostrar debilidad.
Decisión tomada, Rob tiró las riendas y se detuvo .
- Vamos dormir aquí - anunció, aproximándose al caballo de Mairi.
Le sacó las riendas de las manos, la levantó de la silla y puso de pie en el suelo . Las piernas de ella flaquearon , y Rob la alzó antes que se cayese . Con una pequeña risa, él la cargó hasta el árbol más próximo .
- Prepara una hoguera - él le ordenó a Andy, y comenzó a retirar los bultos de los caballos. Desenrolló una manta de lana y la colocó sobre la tierra blanda . Del otro lado de las ramas que Andy amontonaba, Rob extendió otra manta.
Cuando indicó con un gesto que Mairi podía acortarse allí , ella frunció
la frente, sacudió la cabeza y dijo algo. El sólo logró captar las palabras ‘dormir’ y ‘a su lado’.
No podía discutir. Ella no planeaba dormir con él. Lo que no era sorpresa, Rob pensó, encogiéndose de hombros. No había esperado que ella tuviese voluntad de acostarse con él esa noche.
A pesar de eso, él asumió un aire de irritación y soltó un suspiro de fingida resignación. No le gustaría que Mairi pensase que no la deseaba. Ciertamente la deseaba . Pero ése no era el lugar ni el momento de revelarle eso. Se sacó la capa y la arrojó a varios pasos de distancia del lugar que había designado para ella.
Se Ocupó de reunir ramas, observando disimuladamente cuando ella se levantó y ejercitó sus piernas y luego desapareció entre los árboles por
algunos minutos. Al volver, ella recogió la manta e la colocó en un lugar todavía más distante de donde estaba la capa.
Rob le dio una sonrisa sin gracia. él jamas iba a imponerse a su esposa en un lugar como ese, pero si la dejaba tranquila con esa sensación de control de poner distancia entre ellos , él permitiría que así fuese. ... hasta que ella se durmiese .
Se volvió , vio que Andy fruncía la frente al observándolo . Andy parecía estar desarrollando un sentido de protección para con la nueva esposa del lord . Probablemente había pensado que las palabras ásperas de ella podrían enojar a su marido, pero Rob no las había tomado como una ofensa.
La ira de Mairi por haber sido forzada a partir de su hogar obviamente todavía no se había aplacado . Rob quería creer que era sólo eso lo que la llevaba a rechazarlo, no el hecho de odiase su sordera. Había pensado que la deficiencia podría enojarla. Pero ella lo había besado bastante ardientemente el día anterior. Y luego se había casado con él. O no?
Pero Rob se preguntó si no hubiera sido mejor aclarar el tema de la sordera desde el principio, antes del casamiento. De esa manera él sabría exactamente qué le deparaba el destino. Y ella también.
Le desagradaba imaginar lo que Mairi estaría pensando. En ningún momento ella había dado muestras de interesarse en el tema de la sordera . Sería que había decidido ignorar su sordera y fingir que no existía? Esa solución , con certeza, no podía durar para siempre.
Algunas personas honestamente detestaban esa deficiencia y la consideraban una maldición. Por eso, Rob se había acostumbrado a disimular su condición . Después que había aprendido a hablar algunas personas ni sospechaban de su sordera.
Era una condición rara, habían le dicho. Muchas personas sordas eran mudas también .
Rob se imaginaba que su sordera había sido tema de conversación durante el arreglo del contrato matrimonial . Nunca había planeado esconder ese hecho a su novia o al padre de ella.
Le había ordenado a Thomas que le contase todo al lord antes de que el contrato de compromiso fuese firmado, presumiendo que si él le contase a su hija los problemas con los cuales ella tendría que lidiar , ella aceptaría el casamiento de libre voluntad.
Rob sabía que su sordera iba a afectar su vida conyugal, pero Mairi no parecía entender eso y prefería ignorar el tema.
Rob pensó en cómo reaccionaría ella si algún idiota lo acusase de hacer un pacto con el diablo , de haber cedido su capacidad de oír a cambio de recibir de poderes demoníacos. Eso ya había sucedido antes, ,una vez con el tío de su madre y , después , más tarde, con el abuelo de Thomas y Jehannie, sir Simon. Incluso algunos de los sacerdotes creían eso.
Rob realmente tenía poderes, por supuesto. El sonrió para sí mismo, recordando las miradas de reverencia y de miedo, y algunas veces de terror, cuando lidiaba con animales. Salvajes o domésticos, los animales lo adoraban. Ellos sentían que Rob los respetaba, y eso calmaba sus temores , convirtiendo una bestia salvaje en un animal tan dócil como un gatito.
Mientras rumiaba esos pensamientos, Rob retiró las sillas de los caballos y examinó las patas y los cascos para ver si no tenía piedras clavadas. Los tres caballos se frotaron contra él, agradeciendo su atención.
Sus parientes se asustaban de la magia que ejercía sobre los animales.
Para Rob era sencillo explicar lo sentía en relación a los animales. A veces le gustaban más los animales que las personas , a pesar que los animales tenía dificultad en comunicar lo que realmente necesitaban. El hacía un esfuerzo por entenderlos, y los animales le devolvían esa cortesía. Era así de simple
Pero su habilidad de ver en la oscuridad dejaba atónitos a muchos que lo conocían. Para Rob, parecía tan natural como ver con la luz del día. Dios le había dado esa capacidad, estaba seguro . Esa extraña habilidad había resultado realmente valioso en alguna ocasiones , y realmente sería de gran ayuda esa noche, cuando solamente tendrían la tenue luz de la luna para guiarse . Un don de Dios.
Algunas veces, conseguía adivinar exactamente lo que los otros estaban pensando. Eso , sin embargo, no era un don. Simplemente observaba a las personas con más atención que lo que los demás hacían . O tal vez los sonidos los distraían y , por eso no lograban concentrarse.
Expresiones faciales , brazos cruzados sobre el pecho, puños cerrados, un temblor de miedo o de rabia, disimulado bajo una máscara de calma. Observar con ojos atentos. Ese era todo el secreto.
Podía identificar a un mentiroso antes que abriese la boca para hablar, y una mente llena de ideas conspirativas no tenía posibilidad de ocultarse de él. Había un aire de intensidad, de cálculo deliberado que parecía escrito en la frente de los mentirosos.
Rob detuvo su tarea y miró a Mairi. Ella estaba sentada sobre la manta, los codos apoyados sobre las rodillas encogidas, un dedo enrollando distraídamente una mecha de cabellos que había escapado de sus trenzas. Tenía un aire pensativo y distante.
Sería divertido estar dentro de su mente, pensó Rob, con una sonrisa traviesa. Mairi estaba trazando algún tipo de plan . También pensaba en escapar de él y en retornar a Craigmuir para vengar a su padre, otra posibilidad era convencer a su nuevo marido de prometer que haría esa proeza por ella.
Impotente por el momento , ella obviamente todavía no había decidido qué hacer. El, sin embargo, debía observarla y resguardarla de tomar la primer opción, se escogiese esa.
Tal vez debiese decirle pronto que había decidido volver a Craigmuir para ajustar las cuentas , en caso que Ranald no estuviese viniendo por ellos . Rob sonrió. Sería interesante permitir que ella usase sus encantos para convencerlo a acceder a sus deseos. Debería haber algo demoníaco dentro de si, después de todo , para considerar esa idea.
Andy los llamó para comer el queso y la carnes frías que había empacado antes de partir de Craigmuir. Se sentaron cerca del fuego y compartieron la odre con vino . Comieron en silencio.
- Duérmete , ahora - Rob le dijo a ella, al terminar de comer.
Obedientemente, Mairi dio las buenas noches y se refugió en su manta. Rob se envolvió en su capa y se sentó con la espalda apoyada contra el tronco de un árbol cercano . Andy se apartó de la hoguera y se perdió en las sombras, para cumplir su primer turno de vigilancia , como era su deber.
Rob no planeaba dormir hasta que pudiese acomodarse en un lugar bastante cercano a Mairi, de manera de poder despertarse si ella intentase huir durante la noche . Sin embargo , se despertó con un sobresalto, horas más tarde, cuando la luz pálida de la luna ya estaba alta en el cielo.