sábado, 9 de agosto de 2008

MALICIOSA - CAPITULO 23

Capítulo 23


Una poco tiempo después la hermana Catalina llevó a Sofía a un cuarto minúsculo que sería su nuevo hogar. Ella metió la llave en la cerradura y abrió la puerta. A Sofía le habían dicho que las mujeres en Grace Dieu eran encerradas en sus cuartos cada noche para que pudieran rezar en paz. Sofía calculó que probablemente las mujeres rezarían para poder marcharse y tener una nueva vida , pues ese lugar parecía una prisión. Incluso llamaban a esos cuartos “celdas”. Lo único que le faltaban eran las barras de hierro .
Sofía se desnudó y se lavó, después se echó en la cama estrecha, con un delgado colchón de paja y ninguna sabana para cubrirse . Se puso la única manta de lana áspera sobre sus hombros y sintió un escalofrío recorrerle sus piernas desnudas. Se incorporó sobre un brazo y observó . La cama le quedaba corta y sus pies colgaban en el extremo. Se acostó sobre su espalda y dobló sus manos detrás de su cabeza.
Estudió el pequeño cuarto oscuro y se sintió más sola de lo que se había sentido por un largo, largo tiempo . Cerró los ojos para quedarse dormida más rápidamente. Pues no tenía nada en que pensar. No tenía nada que sentir. Entonces sólo dormiría. Pero no podía dormir. Algo la carcomía por dentro . Tensión. Era lo misma cada noche. Su mente la llevaba de nuevo a los lugares a los que no quería volver: a veces a la imagen de sus amigos y a su destino trágico . Si se dormía después de eso, tenía pesadillas de persecución por caminos o pasillos oscuros , era atrapada por manos asesinas sucias y no tenía ninguna manera de protegerse. Entonces se despertaba bañada en un sudor frío, las sabanas empapadas y su cuerpo, temblando . Entonces se quedaba despierta, intentando pensar en cualquier cosa . Nunca fallaba. Alguna vez antes del amanecer, sus pensamientos giraban hacia Tobin. Volvía a los besos que anhelaba y a los momentos en que sus manos vagaban por su cuerpo y tocándola en lugares en donde nadie mas que ella la había tocado antes. Y se imaginaba que estaba en sus brazos otra vez; era la única manera en que podía dormirse: pensando en él. Era la única cosa que bloqueaba sus miedos. Yacía allí imaginándose sus besos. Su olor. Su contacto . Incluso cuando se decía a sí misma que debía olvidarlo. Incluso después que él la había lastimado aquella primera vez, y la segunda vez. Ella podía ordenarse olvidarlo, pero su corazón y su mente no obedecían . La verdad era una : ella le pertenecía a él . Y no debido al compromiso, aunque eso hiciera la relación mas oficial. Ella había sido la suya desde la primera vez que lo había visto , quizás incluso desde el juego del gallito ciego , cuando solamente tenía doce años . Tobin la había dejado irse de su vida otra vez. Ni siquiera le había dicho adiós. Él era su prometido . Él había parecido haber disfrutado de estar con ella tanto como ella lo había disfrutado. Habían dormido íntimamente junto en esa taberna y él la había sostenido en sus brazos toda la noche cuando ella no había podido dormir.
Pero Tobin ni se había molestado en decirle adiós. Se había ido otra vez, y nadie sabía por cuanto tiempo estaría lejos . Ella se llamó a sí misma tonta, idiota , estúpida y toda clase de epítetos cada vez que se descubría pensando que él sería diferente de los otros hombres que había conocido. Pero la verdad era una : los hombres abandonaban a las mujeres. Oh, ellos podían tocarte y besarte y desearte, podían decirte mentiras y hacerle promesas. Podían hablar de sus hijos y del futuro, pero los hombres eran volubles. Hacían lo que tenían ganas. Se marchaban a alguna parte en nombre del deber , del honor o de la guerra, y te abandonaban dejándote con la pregunta de si alguna vez habían estado verdaderamente con vos . O si quizás una se había imaginado sus caricias , sus palabras y sus besos. Incluso si una se había imaginado sus promesas.
Él estaba libre en alguna parte y ella estaba aquí, encerrada en un convento. Durante cuanto tiempo estaría en el convento , ella no lo sabía. Su primo le había dicho que ella debía rezar para recibir humildad y mansedumbre. Sofía cerró los ojos y suspiró. Ella había probado el gusto de la vida en el convento esa tarde y esa noche . Y su miedo más grande era que no sabía como iba a sobrevivir al aburrimiento .

Después de su primer semana en el convento, Sofía se derrumbaba agotada en esa pequeña cama cada noche, cerraba sus ojos cansados , y con el último aliento que le quedaba rogaba para que Dios le enviase aburrimiento.

Las monjas tenían un jardín encantador en Grace Dieu, del cual sentían mucho orgullo, ya que lo habían hecho para asemejarse al de Gethsemane. Al día siguiente después de su llegada, se había convertido en el deber de Sofía remover la tierra de ese jardín. Cuando las hierbas malas fueron arrancadas , Sofía tuvo que volver a plantar , y luego tuvo que regar las nuevas plantas , trayendo los baldes de agua de la fuente que quedaba el extremo opuesto del convento. Había aprendido a mezclar ceniza, basura, y abono de pollos con la tierra . Debía rastrillar el jardín y limpiarlo cada día, y cambiar el agua de la gran jaula de los pájaros que estaba detrás del convento, quedaba sobre lo alto de una colina tan escarpada que ella tenía que detenerse siete veces y recobrar su respiración antes de poder alcanzar la jaula . Cuando no estaba en el jardín, ayudaba a cada una de las monjas con su deberes. Alimentaba el ganado. Contaba los cerdos. Limpiaba los establos y cargaba en una carretilla el estiércol para el nuevo de jardín vegetales que estaba cerca de las cocinas. Recolectaba los huevos de las gallinas que no querían hacerse amiga de ella , y había sido picoteada varias veces hasta que las amenazó con cortarles sus picos y dárselos a los cerdos. Lavaba sabanas y toallas hasta que pronto sus manos se fueron agrietando y secando, y luego le salieron ampollas en las palmas. Se ocupaba de su propia ropa. Fabricaba jabón. Cargaba leña desde el bosque de Charnwood donde las monjas mismas hachaban los árboles . Antes del fin de esa primera semana, Sofía había comido el pescado salado y los nabos acuosos. Incluso había comido el pan negro lleno de granos enteros . Y luego la semana de Pascua llegó. Bendita Pascua! Un día en el que ella no tenía ningún deber . Sofía entró en el refectorio y se sentó en el banco duro de madera. Inclinó su cabeza con las otras monjas mientras la hermana Judith daba las gracias a Dios por esa humilde comida . Después abrió los ojos y lo que vio fueron sus manos agrietadas y ampolladas. Fue entonces que ella olió el cielo. Debía ser el cielo porque nada en la Tierra podía oler tan exquisitamente . Las monjas esperaron con tensión , hasta que la puerta entre la cocina y el pasillo se abrió. Hubo un lapso de repentino silencio y las mujeres giraron sus caras expectantes y felices.

Entonces Sofía vio de qué se trataba . Los criados y el cocinero entraron , trayendo bandeja tras bandeja con una comida que parecía y que olía increíble bien. Un criado colocó una bandeja a su derecha. " ¿Qué crees que es? " ella le preguntó a hombre. " Es carne de cerdo asada rellenada con grosellas y almendras." Él hizo un breve reverencia y se fue. Ella tomó la cuchara de la bandeja y colocó algo de la comida en su plato , entonces otra el bandeja fue colocada al lado de su codo derecho. Observó las pila de tartas de carne y decidió que se había muerto y había ido al cielo. Era la mejor comida que jamas hubiese probado y Sofía comió hasta que no se pudo mover , en realidad pudo mover su brazo para servirse otra porción de la tarta de fresas con crema condimentada con almendras molidas. Sofía se inclinó hacia la hermana Catalina y le susurró, " Por favor Dime que comen este tipo de banquete en cada día santo ." Catalina la miró , después frunció el ceño. “ Si ."
Sofía suspiró feliz y sonrió. "Yo puedo comer pescado salado y nabos todos los día si sé que comeré este tipo de comida una vez al mes o dos."
" ¿Una vez al mes o dos? "
“ Si . En los días de banquete, cuando no tenemos que comer pescado salado y nabos." La hermana Catalina la miró pensando en lo que Sofía decía, y luego comenzó a reírse con ganas . Las otras se dieron vuelta y las miraron. " Cuéntanos qué es tan gracioso , hermana, " Judith dijo. " ¡Lady Sofía pensaba que sólo comíamos pescado y nabos todos los días del año ! " Todas las monjas rieron como si esa fuera el más graciosos de los chistes . La hermana Judith se rió entre dientes y dijo, " Parece que nuestra lady Sofía necesita revisar un calendario cristiano ." Sofía frunció el ceño. La hermana Catalina se dio vuelta y le acarició su mano agrietada. “ Era por Cuaresma , querida . El pescado salado , los nabos, y el pan negro es la única comida que tenemos durante la Cuaresma ."
" ¿Quieres decir que no tendremos que comer pescado salado otra vez? "
" No hasta el próximo año.”. Sofía dio un chillido de alegría y todas se rieron .


El mensajero de Tobin de Clare, Thwack , su escudero cabalgó ferozmente hasta el castillo de Windsor y allí detuvo su caballo.
" ¿Quién viene? "
" ¡Thwack de Camrose, el escudero de sir Tobin de Clare! Tengo un asunto urgente que tratar con el rey! "
El puente levadizo descendió y los portones de reja fueron levantados. El escudero cabalgó más rápidamente . Un poco tiempo atravesaba las puertas abiertas del recinto en que el Rey Edward estudiaba mapas con sus consejeros. El escudero cruzó las puertas abiertas , y después le entregó un pergamino sellado a uno del
hombres del rey , quien se lo llevó a Edward.
Él estaba sentado en una enorme silla delante de una inmensa mesa con mapas. " ¿Cuál es el que tiene su respiración escapándole así pues, muchacho ? " Él miró abajo y examinó el sello. Él miró hacia arriba. " ¿Esto es de tu amo? " " Si, su majestad. "

Edward rompió el sello y desenrolló el pergamino . Miró hacia arriba algunos momentos después, sus ojos se estrecharon y sus facciones tiesas y controladas, temblaron cuando dejó el mensaje a un lado.
" Parece que algunos de los clanes se oponen a las negociaciones entre mi cuñado y yo. Confiscaron los documentos y tienen a de Clare y a sus hombres. Exigen un rescate, de parte de Alexander y de mi parte ." El cuarto estalló en protestas y Edward levantó su mano. " Basta." Él miró al ministro de Hacienda. " ¿Cómo están las arcas? "
" Todo el presupuesto de este año ya está asignado , su majestad . No podemos ..."
" ¡Muy bien! " Edward lo cortó. " Envíe palabra a Gloucester. Vea si el conde puede rescata a su hijo. Nosotros no podemos. " Él miró al escudero de Clare. " Cabalga hasta allá y diles que nosotros nos desentendemos del asunto . Pueden quedarse con de Clare."
" ¿Su majestad? " Thwack miró perplejo al rey. " Negociaré directamente con mi cuñado , " Edward el dijo a los otros, después se dio vuelta al escudero . " ¿ Todavía estás aquí? " “ No , su majestad. " Thwack giró y salió del cuarto y del castillo, pero no fue hacia Escocia, sino hacia Camrose, para notificar al conde Merrick.

Fue con la fuerza renovada después de una comida excelente que se levantó Sofía el día siguiente y se dispuso a cumplir con sus deberes. Había acabado de lavar ropa y tenía prisa por llevar una pila enorme de toallas . Le había prometido a la hermana Catalina la ayudaría con los libros de contabilidad del convento , lo que era un buen trabajo ya que llovía torrencialmente afuera. Sofía dio la vuelta en la curva de las escaleras sinuosas y golpeó a alguien. Con fuerza . Las toallas volaron por todas partes. Ella chilló y se cayó de espaldas , se golpeó la cabeza con el borde de un escalón de piedra y vio las estrellas por un momento. Hizo una mueca de dolor mientras se empujó para levantarse y parpadeó . Miró a su alrededor y vio a la Hermana Judith en la parte inferior de las escaleras, su muleta a unos metros de distancia y su cara con una máscara del dolor. " ¡Hermana Judith! " Sofía se puso de pie y corrió escaleras abajo . " Lo siento tanto. Oh!. Por favor. ¿Estás herida? "
Judith se movió un poco e hizo una mueca de dolor. " Pienso que estaré bien . Ayúdame a levantarme , niña ." Sofía deslizó sus brazos debajo de sus hombros y la ayudó a pararse . " Tráeme mi muleta." Sofía recogió la muleta, y después la apoyó contra la pared. " Déjame ayudarte. Por favor, hermana. Me Siento mal . Te jure que no te vi." Ella agarró a la mujer debajo de los brazos e intentó levantarla pero ella no tenía la fuerza necesaria , porque Judith era una mujer alta y robusta, a pesar de su pierna herida. ‘Sólo dame la muleta, muchacha, y yo lo haré sola." la voz de Judith sonaba aguda y enojada. Sofía se sentó en el suelo , sintiendo muy desgraciada. Le dio a Judith la muleta y comenzó a recoger las toallas. La hermana luchó con la muleta, después logró ponerla en ángulo que podía ayudarla a pararse . Ella luchó y se movió , jadeó varias veces sonado como si estuviera con un gran dolor Sofía quería ir a ayudarla , pero no lo hizo. Temía que la hermana Judith la retase otra vez. Sofía se sentía inútil , incómoda y culpable , y sólo se mordió el labio . Luego dijo en voz baja , " En verdad , lo siento mucho ."
" Lo Sé … " Judith murmuró impacientemente, agitando una mano mientras se alejaba rengueando por el pasillo hacia las celdas.