miércoles, 20 de agosto de 2008

MALICIOSA - CAPITULO 36

Capítulo 36



Sofía oyó hablar de la locura que ella había cometido de la boca de cada persona del castillo . Del rey y de la reina, de Merrick y de Clio, incluso de los criados. Los soldados de Tobin no la miraban a los ojos. Ni Thud ni su hermano Thwack, los muchachos más dulce del mundo. Prácticamente ella se había convertido en una leprosa.

Tobin no había vuelto a su habitación . Por dos noches largas ella había dormido allí sola. Incluso no sabía a donde estaba él y nadie se lo decía. Había llorado por sí misma la primer noche. Había llorado por él la segunda noche.
En la mañana del tercer día, Eleanor entró en su cuarto .
" Sofía ."
" ¿ Si ? "
" Nos estamos yendo a Caernarvon hoy."
Sofía asintió . " Viajarás con nosotros en parte del trayecto ."
" ¿Yo? ¿Por qué? "
" Debes ir a Torwick. Es tu hogar."
" ¿Tobin y yo nos vamos de Camrose? Él no me dijo nada ."
Eleanor tomó una respiración profunda. " Vas a ir al castillo de Torwick con algunos criados y un contingente de los soldados de Tobin ." Sofía se quedó perpleja , las palabras fueron como una bofetada. " Tobin no va."
Eleanor sacudió la cabeza. " Él partirá en una misión para Edward."
Sofía se mordió su labio y miró fijamente sus manos. No había pensado en esto. No había pensado en las consecuencias de sus acciones, sólo en la necesidad de actuar
. " Es una cosa devastadora que un hombre pierda su honor, Sofía. En las mentes de ellos , eso es quizás la peor cosa que pueda sucederles. La mayoría de los hombres preferirían muerte a la pérdida de honor. Es aún más devastador para un joven con el orgullo de Tobin."
Sofía comenzó a llorar . " Lo amo, Eleanor. Solamente Quise salvarle la vida. Él habría haber sido matado. No podía quedarme sentada allí y no hacer nada. No podía ver como mi marido cabalgaba a su muerte. ¡No podía soportarlo ! "

Eleanor se sentó al lado de Sofía y puso sus brazos alrededor de sus hombros y calmó su llanto . " Lo sé, niña. Lo sé. Las nuestras no son vidas fáciles, nosotras las mujeres que amamos a nuestros hombres. Pero a veces cuando uno ama a alguien, tiene que entender su mente y su alma profundamente.."



Cabalgaban sobre la cresta de las colinas alrededor del castillo de Torwick una semana después. Sofía no había estado en casa por quince años. Era extraño cuan diferente le parecía. No tan enorme y tan fría como ella la recordaba.
Ella estaba sentada en caballo y observó el valle a su alrededor , y la cuesta siguiente, donde Torwickse se erguía . Una fortaleza de piedras grises que dominaba el Río Valley y el bosque mas abajo.

Ése era su casa. Su hogar. No sabía cómo se sentía respecto a eso, si alguna vez esa podría ser verdaderamente un hogar . Un escalofrío le recorrió los brazos y las piernas, y sintió un entumecimiento en el cuerpo que no tenía nada que ver con el número de horas que había pasado sobre la silla de montar.
No sabía lo que la aguardaba allí, en ese castillo a la distancia. ¿ Recuerdos e imágenes de la infancia ? ¿O nada mas que soledad?
En realidad no importaba porque ese castillo era todo lo que ella tenía ahora, un castillo sin Tobin. Tomó una respiración profunda y espoleó su caballo a un ritmo de medio galope, dirigiendose al hogar que no conocía.

El salón y las dos habitaciones principales , la que había sido suya y de sus padres , había sido hecho listo. Sofía pasó por los cuartos algunas horas después , parándose y mirando a su alrededor, buscando algo que le dijese que ese era su hogar. Intentó recordar algo de su pasado. Intentó ver las caras de su madre y de su padre.

Pero cuando ella estaba parada en esos cuartos, todo lo que veía era un lugar extraño en donde no se sentía pertenecer . Su estomago estaba apretado, como había estado por casi una semana, desde el día en que había oído que Tobin la enviaba a Torwickse.
Se había sentido constantemente descompuesta , la comida no pasaba por su garganta. El estar en Torwick no parecía ayudarla. Ni la bandeja con sopa y pan fresco que una criada le trajo la hizo sentir mejor.
Ella exploró el lugar por desesperación. Necesitaba encontrar algo familiar. Bajaba y subía por las escaleras y recorría los largos pasillos oscuros en su búsqueda. Las piedras de los pisos se sentían ásperas en sus pies descalzos.
Las puertas de la capilla eran pesadas. Las bisagras chirriaron como niños hambrientos cuando ella tiró de ellas para abrirlas.

Adentro olía a viejo . Como a suciedad y a telarañas húmedas. Los bancos de madera polvorientos estaban alineados de la manera que ella recordaba. Por fin , un recuerdo .
Había pequeñas ventanas arqueadas detrás del altar de piedra y los cristales estaban agrietados. Miró el altar, donde la antorcha que ella había llevado lanzaba sombras tenebrosas
Bajó por la nave central y sacó una telaraña que caía sobre las piedras que formaban la base del altar.
Allí había una losas enorme con nombres tallados . William . Matilda. Alicia. John. Henry. Anne. Nombres de los Howards. Fue hacia la derecha, a un lugar en donde la piedra estaba levantada que el resto. Y leyó

ROSALYNDE TERESA HOWARD y su hijo recién nacido.

Sofía se quedó de pie allí por un largo tiempo , sintiendo algo que no podía nombrar. Se arrodilló y tocó las palabras con las yemas de sus dedos , quitando el polvo y luego pudo ver un intrincado tallado : el perfil de su madre.
Con una sensación de revelación repentina , reconoció la nariz, el mentón y la frente. Podía vea el rostro de su madre . Podía ver su nariz recta, sus mejillas altas, sus labios llenos.

Casi podía ver el color pálido de su piel. Era el color de la piel de Sofía . Podía ver la trenza gruesa que ella siempre llevada atada en lo alto de su cabeza.
Sofía siguió las líneas con las puntas de sus dedos , casi como si recorriese la cara de su madre . Y en su mente pudo ver a su madre dándose vuelta y mirándola fijamente . Podía ver la sonrisa que ella hacía cuando la miraba , y casi podía oír su voz.
" Mi ángel. Ven aquí. Siéntate en el regazo de Mamá y yo te contaré cuentos maravilloso de caballeros valientes y bellas damas. Ven y huele mi perfume y dime que te hace acordar a las rosas."
Sofía cerró los ojos por un momento, porque se desvanecía su recuerdo . " No, " ella susurró . " No. No te vayas… No dejes por favor."

Entonces la imagen se fue .
Ella abrió los ojos y contempló el perfil en la piedra.
" ¿Por qué te fuiste? " ella susurró las palabras, las mismas que había llevado adentro de su corazón durante tanto tiempo. " ¿Por qué? "
Tragó en seco y levantó la vista la vieja cruz se erguía delante de la ventana y ella gritó , " ¿Por qué Dios? ¿Por qué me la sacaste ? Cuando mas la necesitaba . La necesitaba. Todavía la necesito ." Su voz hizo eco en la capilla vacía, como si las paredes la imitaran.
Golpeó su puño contra la piedra. " ¡Para! ¡Para! " Ella lo golpeó con más fuerza , repetidas veces. " ¡La necesito! ¡La necesito! No lo entiendes ! La necesito… "
Su voz se quebró.
Sus lágrimas cayeron sobre sus puños doloridos mientras inclinaba su cabeza e intentaba tomar una respiración. Pero no pudo. Los sollozos se escapaban pot su garganta y le cortaban la respiración .
" Madre, " ella susurró, con la cabeza inclinada. " Madre."
Su cabello caía sobre su cara, hilos oscuros que se pegaban a sus mejillas mojadas y a su boca. Quitó el cabello y probó el sabor salado de sus lágrimas . " Por favor. Ayúdame… por favor. Por favor… "

Sofía se acostó sobre la lápida y lloró. Lloró por todo lo que nunca había llorado. Lloró por todo lo que nunca tendría. Lloró por todo lo que había perdido. Lloró hasta que sus ojos quedaron secos y ya no le quedaban más lagrimas; y cuando enterró su cara caliente en sus brazos, las rosas salvajes que crecían en la paredes del castillo había perdido todos sus pétalos y los pájaros que anidaban en los se habían volado lejos, muy lejos.