viernes, 8 de agosto de 2008

MALICIOSA - CAPITULO 22

LIBRO DOS

Sofía cerró el diario de Eleanor y lo miró fijamente
por un largo tiempo , apoyando su mano sobre la cubierta pesada. Las entradas y sus recuerdos eran más vívidos y clarificantes de lo que ella había pensado que podrían ser, cuando tanto tiempo había pasado.
Y pensar que la gente decía que el tiempo hacía olvidar. Ella no olvidaba, aunque esa parte de su pasado ahora parecía como si perteneciera a otra vida. Se rió de sí misma . Quizás era así. Ahora, cuando tantos años habían pasado, ella ya no tenía no a Eleanor, la madre que ella había tenido pero que no había reconocido como tal nunca hasta que fue mucho más grande y mucho más sabia. Sofía extrañaba terriblemente a Eleanor. Ya habían pasado muchos años desde que la reina había muerto. El país había estado de luto por su muerte , pero nadie la había llorado más que Edward. Había tenido un entierro majestuoso. Las cruces regaladas por el pueblo todavía estaban allí y siempre que Sofía iba , la recordaba y la lloraba.
Sofía miró el reloj de agua otra vez. Había tiempo antes que tuviera que ir al piso inferior , antes de que todo se pusiese en movimiento y no tenía más de tiempo para permanecer sentada en su cuarto recordando el pasado como una vieja . Sofía dejó a un lado el diario de Eleanor y levantó el otro libro , el que tenía cubiertas de madera . Allí estaban escritas las palabras de la otra mujer que había influenciado su vida, una madre también , a su propia manera, pues ella le había enseñado las cosas que Eleanor no había hecho. Pero Judith no era una reina, aunque sin duda en la mente de Sofía , ella podría haberlo sido . Sofía abrió la cubierta y comenzó a leer.

“ Ella llegó a mí un día triste y lluvioso, la joven que iluminaría mi vida, y me traería alegría y energía a lo que yo había pensado equivocadamente que serían mis años de quietud y calma .Porque uno sólo puede pensar que encontraría nada mas que paz y tranquilidad dentro de los muros de piedra de un convento de monjas en Leicestershire, particularmente un convento como el de Grace Dieu.

Pero el cielo era negro y triste ese día, la lluvia caía despiadadamente sobre la tierra, creando charcos normes en el suelo y empapando a todos los que viajaban, como si el Señor Dios intentase lavar y limpiar este mundo , como lo había hecho una vez, en el tiempo cuando en que le dijo a Noé que construyera su arca. Dios trabaja de maneras misteriosas , sutiles y graciosas, aveces . Seguramente él debe un amplio sentido del humor, desarrollado por observar a la humanidad día tras día ¿ Cómo alguien podría observarnos y no reírse?
Qué otra explicación podría haber para comprender por qué lady Sofía Howard entró en su exilio en el convento de Grace Dieu en medio de la peor tormenta en dos décadas? Si , Dios tiene un gran sentido del humor, y afortunadamente es así…

Capítulo 22


La hermana Judith buscó entre las anotaciones del registro del convento , donde la hermana Catalina de Shrewsbury había anotado meticulosamente no sólo cada nacimiento del ganado que poseían sino también sus edades.
La hermana Judith levantó su vista de las páginas de los registros exactos y se pellizcó el puente de la nariz, con la yema del dedo frotó la piel arrugada de una cicatriz vieja que se había reducido aun lado de su cara y de su cuello e incluso se había reducido notablemente sobre uno de sus hombros. Mis ojos se están poniendo viejos y débiles. Debía ser por demasiados años de exposición al sol caliente de ese clima desértico . Miró rápido hacia arriba , a la hermana Catalina, quien estaba parada delante del pequeño escritorio, sus manos enlazadas y con su mirada expectante. Judith cerró los libros. " Bien, hermana. Si el obispo necesitase comprobar los libros que usted tan fielmente registró , no tendrá ninguna duda de que es los cerdo son el principal alimento consumido en este convento ."
" Si, hermana, " Catalina dijo con orgullo y sin captar la ironía de Judith. La mente sana e inocente de Catalina nunca entendía los matices agudos de la inteligencia de Judith , en realidad la dulce y piadosa hermana Catalina de Shrewsbury nunca hubiese entendido la ironía de nadie . Catalina tenía una pureza de espíritu , una simplicidad dulce y una devoción al trabajo de Dios que no tenían ninguna de las otras quince monjas agustinas que vivían en el convento de Grace Dieu. La campana fuera de los muros de Grace Dieu sonó ruidosamente y frenéticamente. Judith puso sus manos en el borde de la mesa y se empujó hacia arriba apoyándose en su pierna sana . Se inclinó , tomó su muleta y la metió debajo de un brazo. " Vamos."
Ella rengueó hacia la puerta. " Debemos recibir a esa visita.
" " ¿Estamos esperando alguien? " La hermana Catalina corrió detrás de ella, porque Judith podía renguear con su muleta pero con su pierna sana corría más rápidamente que cualquiera de las otras monjas . “ Si . Voy a aventurar una conjetura, yo digo que se trata de una grupo del Rey, trayendo a su joven prima, lady Sofía Howard, que deberá residir aquí hasta que el rey o su prometido la envíen a buscar ."
" Pero, hermana, ya no admitimos hijas de nobles aquí. No desde que los hijos de sir Thomas Hunt prendieron fuego nuestro altar, y luego enterrado el relicario en el jardín de vegetales ."
De reojo , Judith vio a la hermana Catalina agitada por la carrera . " ¡Al lado de los nabos, lo enterraron! ¡Los Nabos! Todavía no puedo comprenderlo, " Catalina murmuró. " Si, eso fue un sacrilegio , pero lady Sofía no es un niño. No es un muchacho cruel. Ella tiene 17 años y está prometida al hijo mayor del conde de Gloucester, y el rey nos pagó con suficiente oro como para reconstruir siete altares, viajar a Jerusalén y comprar todas las reliquias que deseemos. Ella no viene a destruir el convento de Grace Dieu, ella es una señorita de diecisiete años , no uno de los malcriados y traviesos hijos de Hunt."
Judith abrió la puerta que llevaba al patio y se movió hacia los portones delanteros. Dos de las otras hermanas ya estaban allí. La hermana Alicia de Avon dijo, " Es un guardia real, hermana."
" Si, pensé que serían ellos." Judith se apoyó en su pierna sana y señaló con su muleta las barras de hierro que trababan los portones de madera. " Ábralas, ahora. Rápidamente, hermanas, antes que esas pobres almas se ahoguen allí afuera con lluvia del demonio ." La traba fue corrida y una tropa de hombres armados, montaron hacia el patio del convento
En unos minutos todos habían tomado refugio en el interior del edificio y Judith vio como los hombres se apartaban cuando una joven alta caminó hacia el centro del grupo , donde Judith estaba parada . La cara de la muchacha estaba parcialmente tapada por la capucha ancha de su capa azul, pero ella caminaba erguida y con el estilo de una reina, algo que Judith respetaba y que fue un poco sorprendente, ya que ella esperaba a una joven excesivamente callada y retraída . La muchacha que estaba parada delante de ella sacudió la cabeza. La capucha cayó hacia atrás.

Las monjas a su alrededor jadearon ante la vista de esa joven orgullosa parada dignamente delante de ellas. La observaron como si ella fuese la prueba viviente de la perfección de la creación divina . Era una muchacha de belleza impresionante .
Judith avanzó hacia ella . " Lady Sofía . Soy la hermana Judith de Kempston, abadesa del convento de Grace Dieu. Te recibimos con satisfacción, y le pedimos a Dios que te guarde mientras que estés dentro de las paredes de este convento ."
" Muchas gracias, hermana." La muchacha asintió , rápidamente evitando sus ojos, pero para el momento en que ella levantó su cabeza hacia arriba otra vez ella inmediatamente estaba devolviendo la mirada directa a Judith. No, pensó Judith, no es una muchacha retraída . Ella acomodó su muleta y levantado su mano libre , señaló el pasillo más allá.
“ Ven . Te mostraré tu cuarto."
" Te agradezco ."
Judith miró a los hombres del Rey " Por favor traigan las pertenencias de lady Sofía." " Eso no será necesario."
Judith se dio vuelta hacia la muchacha con una mirada interrogativa. " Esto es todo lo que he traído."
Ella señaló un pequeño baúl que uno de los guardias sostenía cómodamente en sus manos grandes. " Viajas con muy pocas cosas para una mujer de la nobleza, Sofía ."
" Tengo todos lo que necesito, " fue todo lo que ella dijo. " Entonces sígueme." Judith caminó por el largo y oscuro y pasillo que llevaba a las pequeñas celdas usadas por las monjas de Grace Dieu.

Sir Tobin de Clare cabalgaba hacia el norte , hacia la frontera escocesa, en una de las misiones más inútiles del rey Edward. Él debía llevar los papeles de un acuerdo entre Edward y el marido de su hermana, el rey Alexander de Escocia . El lugar de reunión era cerca de Carlisle.
Tobin todavía se quejaba de la tarea encomendada . Era una tarea para un mensajero ; no una misión para un caballero y la mitad de sus soldados.
Merrick , quien conocía a Edward mejor que Tobin, le había explicado . " Edward debe tener algún motivo, Tobin. Él no te enviaría en esta misión a menos que tenga otro plan ."
Tobin sabía cual era ese plan. Por alguna razón, Edward todavía no quería que se casara con Sofía. No había ninguna buena razón para que él llevase estos papeles al norte. Ninguna otra razón mas que Edward quería poner mucha distancia entre él y Sofía. La orden para esa misión había venido poco después que Tobin le pidiese permiso al rey para casarse inmediatamente.
Parcin cabalgaba al lado de Tobin'. " Está oscureciendo ." Él señaló un área que acababa de reconocer. " Allá adelante hay un buen terreno para pasar esta noche. Desde allí se ve todo el valle y los caminos que van al norte y al sur." " Muy bien. Dile a los hombres que pararemos allí esta noche."

Tobin enfrentó el camino por delante . Era una pérdida de tiempo. Todos sabían que había habido más problemas con los Galeses últimamente , con los escoceses casi no había escaramuzas en los Terrenos pantanosos. Él y sus hombres estaban tan seguros aquí como si estuviesen cabalgando en Londres.

Para el atardecer , poco después de las campanadas para las oraciones de las siete de la tarde , Sofía estaba en el largo y oscuro recinto sin ventanas que servía como refectorio, sentada con las monjas en una enorme la mesa mientras ellas comían con gran entusiasmo , y ella miraba fijamente y con gran horror su plato de comida . El pan era pan negro , no el pan de miel que había comido en Londres cuando estaba con Alan y Miranda. Un pan negro pastoso con granos entero que parecían nunca haber sido molidos y convertidos en harina. Ciertamente no se parecía en nada al pan de harina blanca que se servía en la mesa del Rey. No había diferentes platos, aves como entrada , carnes rojas como segundo plato. Solamente había pescado acompañado con una salsa de aspecto barroso , y en cuanto a los vegetales , solamente había algunos nabos pálidos y enfermizos, sin ningún condimento.

Sofía miró los nabos acuosos y las tiras de pescado salado. La comida parecía tan apetitosa como comerse un par de zapatos viejos . La hermana Catalina levantó la vista . " No estás comiendo." Sofía sacudió la cabeza y la tomó un gran trago de agua de su copa sin contestar. Copas con agua, nada vino, porque en un convento no había vino, ni siquiera aguamiel . No había nada mas que agua . Muy aburrido.
La hermana Catalina se dio vuelta hacia las otras. " Lady Sofía no está comiendo." Todas levantaron la vista , masticando, y la miraron fijamente. La hermana Judith, quien estaba sentada en el extremo opuesto de la mesa, miró a Sofía como si pudiera leer sus pensamientos. " Quizás lady Sofía no está acostumbrada a nuestros alimentos simple ." Sofía no era tan tonta como para mentir en un cuarto lleno de monjas . Aunque era temeraria , ella eligió no provocar a Dios, entonces no dijo nada. " Quizás el viaje la agotó, " la hermana Catalina sugirió , y le dio a Sofía una palmadita suave en la mano antes de volver a su comida. La hermana Judith dio le a Sofía una mirada seca. " Cuando tenga hambre, ella comerá." Diciendo eso , ella volvió a su comida también.
La comida había terminado poco después de que Sofía cometiese el error de levantarse para irse, solamente para encontrar sus brazos cargados con las copas y las fuente de nabos. Ella miró los objetos .
“ Ven ." Catalina la miró por sobre su hombro desde la puerta de salida. " Debemos limpiar la mesa y llevar los platos a la cocina."
" Pero para eso tienen criados, " Sofía dijo. Hubo un gemido claro en su voz que no podría haber disimulado aunque hubiese querido . Fue detrás de Catalina. " Pero yo los vi. Ellos hicieron y sirvieron la comida ."
" Si, " Catalina se dio vuelta y apiló otro tazón pesado en los brazos de Sofía . " Pero se vuelven a sus casas con sus propias familias al atardecer . Nosotras Limpiamos después de las comidas." Catalina iba y venía apresuradamente de la cocina al salón, ida y vuelta, ida y vuelta como un guardia en el muro del castillo. Desde la mesa en el salón hasta la cocina minúscula que , en verdad , no era nada mas que una choza de madera construida cerca del comedor. " Ya que comemos las comidas, debemos limpiar después de ellas ,
no te parece ? " Sofía no le respondió que ella no había comido. No pensaba que discutir fuese algo valedero allí.
" Pon éstos en la tina de madera y friégalos con la arena."
" ¿Arena? " “ Si . Está allí, en el tarro sobre el estante. Mientras que vos haces eso, yo traeré agua caliente ." Catalina se apresuró fuera de la pequeña cocina , hacia donde había un hoyo con un fuego encendido y un horno de piedra . Sofía frunció el ceño ante su trabajo, después miró hacia arriba, vio el tarro gordo, y sacó con una palita un puñado de arena. Frotó los tazones y las fuentes; la arena se mezcló con los nabos y se convirtió en una masa pegajosa. Ella miró sorprendida la sustancia pegajosa en sus manos.
" ¿Qué hiciste ? " Catalina estaba a su lado , también mirando la suciedad en las manos de Sofía . Ella miró por sobre un hombro. " Froté la arena como me dijiste ." Catalina frunció el ceño, después mirado hacia el cielo con ojos totalmente desconcertados . " Pero no sacaste la comida primero."
“¿Sacar la comida ? Vos no me dijiste nada de sacar la comida primero.
Antes de hablar, Catalina levantó un balde con agua y lo descargó sobre las manos de Sofía y las fuentes .
" ¡Ouch! " Sofía gritó y saltó alejándose , sacudió sus manos quemadas en el aire y después las sopló . " ¿El agua estaba demasiado caliente? " Catalina hundió su mano limpia en la tina hasta su codo.
" No la siento demasiado caliente. Es la temperatura perfecta."
Si perfecta para hervir a una gallina . La monja debía tener la piel gruesa como un cuero. Frunciendo el ceño , Sofía miró sus manos enrojecidas y ella las frotó . Todavía le palpitaban. " Dale tiempo a tus manos , mi querida , y se acostumbrarán ."
¿Qué ella iba a tener que hacer para que sus manos se acostumbrasen al agua hirviendo ? Pero no tuvo ocasión de preguntar, porque la cosa siguiente que supo , fue que la hermana Catalina le colocaba una fuente con nabos en las manos y le decía
" Friega."

La noche estaba clara, mil estrellas estaban dispersadas en el cielo sobre . A la distancia, sobre las copas de los árboles, se elevaba una dentada de las colinas de Escocia. Tobin se puso en cuclillas delante de una de las hogueras del campamento , con un brazo apoyado sobre su rodilla mientras masticaba un pedazo de liebre asada. Cuando acabó, lanzó el hueso al fuego, donde las llama chisporrotearon .
Se puso de pie , dándole la buenas noches a los hombres allí y fue a otra hoguera donde los hombres compartían una odre con vino . Él levantó la odre en el aire y bebió, después se la pasó al hombre siguiente. Uno de ellos dijo una broma indecente que los hizo reír a todos y luego Tobin se tomó un tiempo para hablar con cada hombre, decirle algo personal o elogiarlos . Él había visto a Merrick de Beaucourt hacer eso durante los años en que él había sido su tutor, primero como paje , y luego como escudero . Había aprendido la importancia de conocer bien a sus hombres, porque eran ellos quienes cuidaban las espaldas de uno arriesgando sus propias vidas, y que le habían juraron lealtad de la misma forma que él lo había hecho con el conde Merrick , y luego con el rey.
Habló con los vigías , y después fue hacia donde había dejado su silla de montar, y se acostó . Yació bajo las estrellas con sus manos dobladas detrás de su cabeza. Una imagen de la cara de Sofía estaba allí delante de él, bloqueando las estrellas, el cielo nocturno, las colinas y los árboles . Ella lo acosaba. Su cara entraba en su mente en los momentos menos esperados . No sabía por qué y no le gustaba eso , pero con el tiempo se había acostumbrado , sobre todo porque eso le había estado sucediendo por muchos años. Era como si ella se hubiera metido debajo de su piel, porque había veces en que ella era casi lo único en lo que podía pensar ;al punto de enloquecerlo . Él se quería casar, la había llevado a Camrose con ese plan en mente. De hecho, quería tanto ese casamiento, que cuando Edward le había hablado de esa misión, Tobin se había marchado rápidamente, por miedo a golpear al rey . Respiró profundamente, después exhaló. Se oyó un grito. Tobin reaccionó en un solo, desenvainando su espada . Un segundo después , un grupo de escoceses caminaba por el bosque , casi como si hubieran salido de los troncos de los árboles. Él miró a la izquierda, y luego a la derecha. Estaba rodeados. Dos de ellos sujetaban a sus guardias , y tenían las puntas de sus daga presionadas contra sus cuellos. " Ríndanse , ingleses, o estos hombres mueren aquí y ahora. "
Tobin jadeó airadamente y después dejó caer su espada.

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