domingo, 31 de agosto de 2008

EL HIGHLANDER SILENCIOSO - CAPITULO 9

CAPITULO 9

Tarde esa noche, Mairi se despertó . Estaba sola. Se estremeció al recordar el ataque reciente, tenía la sensación de que acababa de acontecer. Sin conseguir moverse, apenas abrió los ojos mirando en dirección al árbol donde el prisionero había estado amarrado. Se dio cuenta que había un bulto allí. Entonces, el hombre no estaba muerto. Sin duda, no podría escapar nuevamente, ella pensó, recordando la lucha feroz que había oído.
Desviando la mirada , vio a su marido y a Andy juntos, en un lugar poco distante de la hoguera casi apagada. Andy gesticulaba vivamente, su boca se movía, pero no emitía ningún sonido .
Por un breve instante, Mairi pensó que había perdido la audición, así como el habla. No podía ser. Lograba escuchar el crepitar de las últimos brasas y los aullidos de los animales nocturnos a la distancia .
oyó un ruido cuando MacBain dibujó algo en el suelo con una vara. Ambos miraron hacia abajo , y Andy asintió , señalando un determinado punto en el suelo . Debía ser un mapa o algo así, ella decidió.
Había sido amable de su parte apartarse para conversar, para no despertarla, pensó Mairi. Intrigada se quedó observando el extraño diálogo que compartían los dos hombres.
Su marido estaba agachado con los codos sobre sus rodillas y hacía movimientos rápidos y exquisitos con sus manos y sus dedos. Eran gestos de mucha gracia y agilidad . Ella suspiró, recordando cómo esas manos la habían acariciado y calmado.
Andy se encogió de hombros , sacudiendo la cabeza de un lado al otro, pareciendo responder a alguna pregunta. Aquellos gestos podían ser una lenguaje que los cazadores usaban para comunicarse sin hacer ruido para no espantar a sus presas? O quizás, los guerreros lo utilizaban cuando deseaban contar con el elemento sorpresa en un ataque contra un enemigo?
Mairi sonrió para sí misma, pensando en las muchas cosas que debían pasar entre los hombres, que las mujeres jamas podrían imaginar.
Andy pasó el dedo índice por el cuello y apuntó al hombre amarrado al árbol. Bien, ese difícilmente era un gesto sutil, decidió Mairi. Iban a degollar al prisionero?
MacBain sacudió la cabeza , con una expresión aburrida. Hizo más gestos extraños. Fascinada, Mairi continuó observándolo , mientras los hombres mantenían esa conversación silenciosa.
Finalmente, MacBain se levantó y caminó algunos pasos, poniéndose de espaldas a su compañero. Andy gritó su nombre y luego bufó exasperado, levantándose también. Impacientemente , o así le pareció a Mairi, él se aproximó y le tocó el hombro a Rob.
Dándose vuelta , con un aire de indagación, MacBain miró las manos de Andy y , entonces, respondió . En el silencio de la noche, ella pudo oír claramente, desde donde estaba, el sonido de su voz. MacBain ahora parecía escrutar la oscuridad del bosque , tal vez preocupado por lo que Andy le había dicho .
Mairi sintió una vaga ansiedad en su pecho . Recuerdos de incidentes que habían ocurrido desde el instante en que MacBain se había presentado en Craigmuir, volvieron a su mente.
Recordó a su padre hablando en voz muy alta con su prometido y recordó cómo MacBain la había ignorado en su primer encuentro . Ella se había dirigido a él por la espalda, como había hecho Andy? Esa maldita forma de hablar en frases de tres palabras, también vino a su mente . Y el sonido extraño y casi monocorde de su voz, sin inflexiones, gutural ...
De repente, una explicación posible para todo eso la golpeó con toda la fuerza de un golpe por la espada. Mairi contuvo el aliento
.

Lágrimas calientes se asomaron en sus ojos, y ella se cubrió la boca para sofocar un sollozo. Oh, Dios Santo del cielo, él no podía oírla. MacBain no podía oír nada.
Mairi lloró silenciosamente por algún tiempo. Lloró de tristeza por él, lamentándose por la vulnerabilidad de su marido en un mundo tan peligroso. Lloró por decepción, pues ellos nunca serían capaces de conversar con desenvoltura. Sintió su corazón oprimido, por MacBain, por ella misma y por el futuro que los aguardaba .
Luego fue dominada por una oleada poderosa que era puro instinto de protección. Su marido necesitaba de ella. Se sentía feliz de que él la hubiese elegido como esposa y no a una mujer con aire en el cerebro que nunca podría entender la dependencia de una persona sorda.
Pronto se preguntó por qué nadie se había tomado el trabajo de contarle ese hecho a ella. Su padre… no le había dicho nada ? Si , él le había dicho algo sobre no escuchar , pero Mairi había pensado que él hablaba de sí mismo, que se estaba quedando sordo por la edad. Mairi cerró los ojos, apretándolos con fuerza, espantada por su falta de percepción, por sus demandas, por sus enojos, por su insensibilidad ....
A decir verdad, el mismo MacBain le había revelado eso . “No te entiendo nada”, él había dicho, y ella lo había acusado de no querer escucharla. Una crueldad imperdonable , ella pensó.
Mairi gimió disgustada consigo misma. Y el gemido le hizo doler la garganta. sintió que se merecía ese dolor opresivo en la garganta . Se sentía miserable. MacBain debía odiarla por haberle dicho esas cosas tan crueles. Sin embargo había un consuelo. Por lo menos , él no había podido escuchar todas esas palabras terribles que ella había proferido.
Dios Santo! En qué estaba pensando? Un consuelo ? De nuevo dejó escapar un gemido, y el dolor que le siguió no disipó su culpa.
Qué podría decirle a su marido para justificar su comportamiento desde el momento en que se habían conocido?
Nada. Andy le había dicho de forma bastante explícita que MacBain no conseguía entenderla. Había ocultado la razón. O le había mentido?
Pensándolo bien, ella sabía que Rob había comprendido algunas de las cosas que ella le había dicho . Entonces su manera de hablar podría ser el problema.
Se esforzaría por sacarse el acento, Mairi se prometió a sí misma. De allí hacia adelante , iba a hablar con el acento de las Lowlands. E iba a hablar más lentamente. E iba a hablar menos.
Rob debía haber aprendido a leer las palabras en los labios de las personas. No podía leer los de ella, porque ella lanzaba cataratas de palabras .
Mairi se dio cuenta que había pensado en su marido usando su nombre de pila . Rob, un nombre cariñoso, Robert mucho formal y Robbie, demasiado infantil para llamar a un hombre de semejante envergadura.
Ella nunca había pensado en él como Rob, antes, aún cuando Andy lo llamaba así. Era la simpatía lo que había provocado ese cambio? O la piedad? Oh, No, ella no debía entregarse a esos sentimientos, él no apreciaría eso , a ningún hombre le gustaría ser objeto de piedad . Tendría que disimular cualquier actitud piadosa o de sobre protección . Rob era un hombre orgulloso.
Y sentía un gran orgullo de su marido , descubrió Mairi, con sorpresa. Pues un muchacho que cargaba con semejante cruz había logrado transformarse en un caballero.
Cuando la mañana llegase, la primer cosa que haría sería asegurarle que ella estaba de su lado en esa difícil situación y que haría todo, dentro de sus posibilidades, como esposa, para… para ... Para qué?
Mairi llevó sus dedos a sus sienes, presionándolas con fuerza, intentando pensar con claridad.
En ese momento, ella lo admiraba profundamente por su valentía , y eso se mezclaba con el deseo que él le despertaba, esa mezcla podría haberle alterado el sentido común . Por otro lado se sentía extremamente agradecida, pues él le había salvado a vida. Era muy fácil perdonarle por cualquier desliz o rudeza , considerando todo eso.
Pero , sólo porque él no podía oír, eso no lo transformaba en un santo. La posibilidad de que Rob Macbain la hubiese querido engañar debía ser tomado en cuenta.
Honestamente , Mairi no creía que Rob realmente quisiese ocultarle el hecho que era sordo. Por qué otra razón él se habría tomado el trabajo de hacer tantos esfuerzos por responder a sus preguntas, como si las hubiese entendido, cuando no podía? Lo más intrigante de todo era por qué Andy no le había dicho la verdad cuando ella lo había interrogado sobre su marido?
Si, ellos dos estaban fingiendo algo para ella. Y la deshonestidad no era una buena manera de iniciar una vida conyugal . Sin embargo , Mairi admitió que si le hubiesen contado, sin conocer la gentileza, la lealtad y el coraje de Rob como los conocía ahora, ciertamente habría rechazado el casamiento.
También era cierto que no habían tenido tiempo para conocerse mejor antes del casamiento.
Qué dilema! Cómo iba a tratar a Macbain ahora que sabía su secreto y él todavía no se había dado cuenta de eso? Bajo esa circunstancia , difícilmente podrían discutir el asunto.

Desgraciadamente , Rob escogió ese instante, en particular, para retornar y acostarse a su lado . Subió las mantas para tapar los dos cuerpos y pasó su brazo por la cintura de ella, atrayéndola más cerca de él .
Mairi se quedó inmóvil, fingiendo dormir, incapaz de enfrentar directamente la situación antes de que pudiese pensarla profundamente . Ese requería mucha más atención que cualquier otro problema con el cual se hubiese enfrentado en su vida.
El rostro de él le rozó el cuello , y ella sintió una oleada de placer recorrerle el cuerpo. Aunque era una sensación deliciosa, no era aquello lo que deseaba que sucediese en ese momento. No podía permitirse nublar su mente ni perder el juicio.
Mairi suspiró y esperó una nueva caricia que podría conducir a otras más íntimas, pero nada más sucedió .
Ella se quedó despierta toda la noche hasta que la madrugada apareció en el horizonte y llegó la hora de levantarse. La garganta le dolía terriblemente y no había podido conciliar el sueño, aunque su mente se hubiese sosegado su cuerpo no se había relajado. Había pasado horas intentando determinar qué debía hacer si estuviese acertada respecto a la condición de su marido .
Después de mucho meditar, evaluando los momentos que habían pasado juntos y todo lo que había sido hecho y dicho, y en verdad no tenía más certeza que la noche anterior. Y si su imaginación hubiese elaborado esa idea como una excusa que explicase el modo en que él se comportaba con ella?
Pero si sus deducciones fuesen correctas, Mairi decidió que debía permitir que Rob continuase con su farsa por el tiempo que desease. Admitir que ella había sido capaz de detectar su sordera le daría a entender que ese hecho era evidente para todos.
Por otro lado, si ella estuviese completamente equivocada y Rob pudiese escuchar perfectamente bien, apenas se podía imaginar cual sería su reacción, si fuese falsamente acusado de ser sordo.
Era mejor no decir nada.
- Hora de levantarse - dijo Rob, acariciando el hombro de Mairi con delicadeza. El se levantó y se dirigió al bosque. Necesitaba poner sus ideas en orden antes de lidiar con ella. Su esposa seguramente querría explicaciones de por qué él había permitido que aquello sucediese y qué planeaba hacer a continuación.
Mairi tenía derecho a saber por qué ese hombre había intentado matarla. Pero ni aunque que él fuese el mejor orador del mundo, podría interrogar al criminal esa mañana, pues si estuviese cerca de ese bastardo, lo mataría.
Descubriría todo respecto al hombre cuando llegasen a Baincroft, cuando Thomas interrogase al prisionero por él. Cómo diablos podría explicarle todo eso a Mairi sin revelar la verdadera razón por la cual no podía hacer el interrogatorio en ese momento ?
Al retornar al campamento, Mairi todavía continuaba acostada.
- Te duele algo ? - él preguntó preocupado. Ella acostumbraba a
levantarse inmediatamente y prepararse para el viaje.
Vio que los dedos de ella tocaban garganta y que había lágrimas en sus ojos. Las ganas de matar al animal que le había hecho eso a ella lo invadió , de nuevo.
Agachándose a su lado , Rob le tomó el rostro, inclinando su cabeza hacia atrás. El cuello de Mairi estaba cubierto de hematomas resultantes. Rob dejó escapar un suspiro de pesar.
- Pon agua a calentar - le gritó a Andy. Tenía algunas hierbas entre las provisiones. Una cataplasma iba a ayudarla a aliviar los dolores y una tisana facilitaría le desinflamaría la garganta.
Mairi se sentó y señaló su boca, sacudiendo la cabeza. Luego extendió la palma de la mano e hizo un gesto como si escribiese, con una expresión interrogativa.
Rob comprendió. se levantó y se dirigió al lugar donde estaban las alforjas . Recogió una barra de grafito y un pedazo de pergamino , cosas que siempre cargaba consigo desde que había aprendido a escribir. En un emergencia, siempre usaba esas herramientas para aclarar aquellas palabras que no conseguía expresar con señas.
No habían sido pocas las veces que había necesitado esos instrumentos y agradecía a los cielos tenerlas a mano en ese momento . Haría cualquier cosa por ayudar a Mairi. Volvió a ella y le extendió los utensilios. Conocía muy bien la irritación que causaba querer decir algo y no poder.
Necesitamos partir hoy?, ella escribió, implorando con los ojos el poder descansar un poco más .
Rob tomó el pergamino y escribió rápidamente: Al mediodía. Tu primo nos persigue.
Mairi asintió con la cabeza , indicando que había comprendido. Rob se dio cuenta que había escrito la respuesta en vez de simplemente hablar con ella. Dónde estaba su cabeza? Entonces rápidamente , respondió .
- Necesitamos irnos.
De nuevo, Mairi hizo una señal de comprensión y , luego bajó la mirada . Rob dejó el material de escritura a su lado y se apartó, para preparar las hierbas.
Cuando llegó el mediodía, Mairi parecía haber mejorado. Rob sonrió satisfecho. Seguirían el viaje. Afortunadamente , el día era agradable y el terreno comenzaba a hacerse más fácil. Estaban dejando las Highlands atrás, e iban camino a las colinas y los valles mas suaves de las Lowlands. Alternando sus propias caballos con los de los atacantes, habían logrado viajar en un tiempo más corto que el que Rob había esperado.
Andy se acercó en su caballo, poniéndose a cabalgar al lado de MacBain.
- Podemos llegar a Trouville a más tardar mañana, al atardecer.
- No - respondió Rob. - Vamos a Baincroft. -
- Pero…
- Necesitamos llegar a casa. Rápidamente .
- Yo podría ir al frente - sugirió Andy, lanzando una mirada de reojo hacia atrás, en dirección a Mairi.
Contarles a ellos lo que sucedió y decirles cómo deben actuar.
Rob consideró la idea. Mairi debía sentirse mal. El ataque no sólo la había lastimado , sino que la había asustado profundamente. Y la imposibilidad de ingerir alimentos sólidos iba a debilitarla con los días.
Ela necesitaba una cama cómoda y cuidados. Las horas de más que les levarían hasta llegar a la casa, si pasasen directamente por el castillo de sus padres, serían ciertamente una incomodidad innecesaria. Sería egoísta da parte de él preocuparse por sus propios problemas, cuando podría, fácilmente, aliviar el sufrimiento que Mairi enfrentaba.
Y sus padres? Ellos quedarían sorprendidos al descubrir que, finalmente, él había conseguido una esposa? Sabía que ellos habían estado muy preocupados cuando Jehannie había rechazado el compromiso . Pero ahora, él podría presentarse ante ellos con una hija a la que, con certeza, iban a amar. Estaba ansioso por presentarles a Mairi . Cuanto más retardase ese momento, más afligiría a su madre habría.
Haremos una rápida visita, él decidió. Pero todos deberían estar informados de la situación y jurar guardar el secreto.
- Está bien - Rob aceptó. - Procura ser rápido y llegar mañana a la tarde. Y asegúrate que… - Rob lanzó una mirada significativa a Andy para completar su pensamiento.
- Voy a ocuparme de eso.
Andy tiró las riendas y volvió a cabalgar al lado de Mairi. Rob arriesgó una mirada hacia atrás y vio que su esposa sonreía. Andy debía estar contándole la novedad y ella estaba contenta por la comodidad que pronto iba a disfrutar.
Había sido una decisión acertada, Rob pensó. Sus padres no sabían que Thomas se había encargado de arreglarle un matrimonio. Rob había resuelto no contarles nada a ellos hasta que el hecho estuviese consumado. Su madre había soñado con tener a Jehannie como nuera y había quedado muy decepcionado con lo sucedido.
Rob estaba seguro que ellos recibirían muy bien a Mairi, después de todo , eran personas educadas, lo amaban y deseaban que él fuese feliz . Sin embargo , si ellos iban a apoyar su decisión de ocultar la verdad era una cuestión completamente diferente.
Su padre podría llegar a aceptar , aunque ciertamente pondría objeciones, pues él había sido objeto del mismo tipo de conspiración durante meses, después de haberse casado con su madre. Ella había tenido miedo que su marido no pudiese tolerar la deficiencia de su hijo y quisiese mandarlo lejos de su hogar . Ahora se podía reír de la forma errada en que habían juzgado a Trouville. No, a su padre no iba a gustar ser parte de esa farsa, pero haría cualquier cosa por ayudar a Rob en una situación difícil.
La única persona que lo preocupaba era Alys, su hermana. Rezó para que estuviese en cualquier lugar menos en el castillo.
Era una apuesta a cara cruz , debía prepararse para lo peor y esperar lo mejor. Mairi tenía que enterarse de la verdad, más tarde o más temprano. La única esperanza que le quedaba era que fuese más tarde, después que ella hubiese visto que él podía manejarse en la vida como los otros lords,
a pesar de su sordera.
Ese pensamiento le resultó chocante. Nunca antes él había maldecido su sordera. Siempre se había visto el aspecto positivo de ese hecho, las bendiciones de sus otros dones, por ejemplo. La humildad que había desarrollado desde muy temprana edad, y que lo había preparado muy bien para su título caballero. Su compasión natural por todos los seres humanos y sus sentidos muy desarrollados eran dones del cielo que debería apreciar.
Aún cuando Jehannie lo había rechazado , alegando que su abuelo paterno le había advertido que la sordera de Rob podía influenciar la línea hereditaria, él había sentido un inmenso alivio y sólo se había sentido un poco ofuscado por su orgullo herido. En verdad , nunca había admitido eso ni siquiera ante sí mismo hasta ese instante. Había usado la traición de Jehannie para evitar acercarse a cualquier mujer desde que eso le había sucedido. Se había dado cuenta que realmente era difícil mantener una relación de afecto en la que se compartiese el corazón.
Rob sacudió la cabeza , intrigado con los extraños caminos en los cuales su mente se había metido . Jehannie podía haber afectado su confianza en sí mismo, pero jamas lo había hecho maldecir su destino, como ahora lo estaba maldiciendo.
Y eso era debido a Mairi.
Podía sentir la indignación creciendo dentro de su pecho en ese instante. Deseó que Dios lo estuviese escuchando . Porque mas que nada en el mundo , deseaba poder oír el sonido de la voz de Mairi. Vibrar con ella cuando la llevase a su cama, despertar abrazado a ella todas las mañanas de su vida . Poder responderle con la misma facilidad con que la mayoría de los hombres hablaba con sus esposas.
Rob levantó la cabeza y miró el cielo , su rostro era una mascara de desafío y expresaba una acusación. A través de sus dientes cerrados, verbalizó la pregunta que siempre se había negado a hacer , la pregunta que le quemaba el alma desde que había alcanzado la edad de la razón:
Por qué a mí?

Mairi se dio cuenta ese día había ganado mayor profundidad en la comprensión del comportamiento taciturno de su marido. Habían parado varias veces durante el viaje, y era obvio que Rob se preocupaba por ella. Temía que el ataque de la noche anterior le hubiese quitado fuerza. De hecho, eso había sucedido, pero Mairi había disfrutado doblemente las consideraciones de su marido . Finalmente, había tenido la oportunidad de conversar con él.
Cada vez que desmontaban, ella tomaba rápidamente un pergamino y el grafito y escribía todo lo que le venía a la mente. Luego , se los extendía a él y esperaba ansiosamente sus respuestas.
Al principio, él había puesto el pergamino de lado y le había respondido, con una o dos palabras. Pero cuando ella continuó insistiendo, él había pasado a escribir sus respuestas.
La frente fruncida y su expresión preocupada la alertaron. Rob debía estar ansioso, esperando que ella comentase cuanto más fácil le resultaba a él expresarse escribiendo que hablando. Claro que ella no iba a hacer eso. Ese era un juego para ser jugado por los dos.
Probablemente él la juzgase un poco tonta , ya que ella parecía no notar lo insólito de la situación. Pero no le importaba. De cualquier modo, muchos hombres consideraban que sus mujeres era criaturas medio tontas . Y si su marido pensaba eso , pronto sabría la verdad respecto al carácter y la inteligencia de su esposa. Pero primero, ella quería descubrir todo lo que pudiese respecto a él.
El se mostró bastante elocuente respecto a su familia. Con sus descripciones, ella casi había podido visualizar al respetado Lord Trouvílle, su amado padrastro, y a su sabia y bella madre, lady Anne. El hijo de Trouville, Henri, quien había vuelto a su tierra natal en Francia. Rob parecía extrañarlo mucho . Y luego su hermana, Alys, todavía soltera, Rob le había dado al impresión de que se estaba ocupando de ese asunto.
Rob era un hijo orgulloso y un hermano querido . Mairi batió palmas y le envió una sonrisa cuando Rob le contó que iban a visitar a sus padres al día siguiente. Ella ya lo sabía, por supuesto, pues Andy se lo había contado. Pero ella quería expresarle su satisfacción. Rob sonrió en respuesta, pareciendo contento , aunque ella pudo ver una ligera señal de preocupación en la profundidad de sus ojos.
Mairi sabía que él temía que su familia pudiese revelar su secreto, desmascarandolo delante de ella. En verdad , sería bastante difícil dejar de "descubrir", pero ella tenía intención de evitar esa situación, si fuese posible. Quería que su marido confiase en ella lo suficiente como para contarle toda su verdad.
Su pronta aceptación de escribir las respuestas parecía venir a confirmar sus sospechas. Ciertamente Rob escribía con más desenvoltura de lo que hablaba, y Mairi estaba convencida de que no se había equivocado . Rob era sordo.
Cuando finalmente se detuvieron para pasar la noche, Andy salió a recoger ramas secas para hacer un fuego y Rob se ocupó de amarrar los caballos a una buena distancia , para evitar el olor inevitable que la presencia de los animales traía al campamento.
Mairi desempacó algunas provisiones para la comida y esperó que los hombres volviesen. El prisionero llamó su atención. Estaba atado a un árbol , inmóvil y callado, a no ser por uno que otro gemido que lanzaba cada tanto . Nadie lo había interrogado todavía para saber los motivos por los cuales él había intentado matarla. Mairi ya había deducido que Rob iba a esperar hasta que llegasen a Baincroft, donde alguien se encargaría de eso. Pero ella quería saber. Y quería saber ... ya.
Con una rápida mirada en dirección al claro del bosque , Mairi se aseguró que Rob estaba de espaldas , ocupado sacando las piedras de los cascos de los caballos. Andy todavía no había vuelto del bosque . Ella se levantó y caminó con aire casual, hasta que se aproximó al hombre que había amenazado su vida. Se agachó para hablar con él, manteniendo una considerable distancia entre ambos.

El hombre tenía una apariencia terrible, con pocos dientes en su boca, los labios cortados y cubiertos con sangre seca, un ojo casi cerrado por la hinchazón . Andy lo había atado con las muñecas hacia atrás, los tobillos también estaban amarrados , y él yacía de costado, prácticamente incapaz de moverse .
- Cual es tu nombre? - ella preguntó, buscando la faca que siempre llevaba colgada en su cintura.
Aunque supiese poco de las otras armas que los hombres usaban, su padre le había enseñado muy bien como empuñar una daga afilada para su propia protección. Nunca había tenido ocasión de amenazar a alguien con eso , pero Mairi sentía que había llegado el momento.
- Quiero saber como te llamas, puedo lograr que hables por la buenas o por las malas - continuó Mairi, imprimiendo una intención amenazadora a su voz. Asustarlo le parecía justo, pues ese hombre había hecho algo mucho peor con ella.
El volvió su cabeza, la única parte do cuerpo que podía mover, y la miró , sus ojos estaban inyectados de sangre.
- Nort. Gert Nort - él balbuceó. - Piedad , mi lady , no fue mi idea matarla, se lo juro!
- Pero creo que la mía es matarte ! Lentamente y dolorosamente - ella agregó , pronunciando las palabras con un brillo ansioso en su mirada. Sacó la faca de la vaina y se puso a jugar con ella, probando su filo con el dedo. - Puedo ser persuadida a hacerlo rápidamente, si me dices la verdad. Voy a preguntártelo una sola vez , escucha bien - ella advirtió. - Quién o qué te convenció arriesgarte a volver a ser capturado? Podrías haber huido. - ella señaló a su marido con la faca . - Si te hubieses escapado , probablemente él no te habría atrapado .
El hombre tragó en seco y la miró con ojos suplicantes.
- Mi lady , prométame que no va a vengarse ? Que me va a dar una muerte rápida
Mairi miró de reojo a Rob. El continuaba lidiando con los caballos y no miraba en esa dirección . Volvió su atención para al bastardo que decía llamarse Nort.
- Si me cuentas todo , juro que no te haré sufrir. Quién quiere verme muerta? Y por qué ?
- Ranald Maclnness - él respondió rápidamente . - Ofreció cincuenta marcos al hombre que le trajese su mano. De un modo o de otro, él juró que la tendría, mi lady.
- Mi mano? - ella preguntó, incrédulamente . Ese idiota habría entendido mal las palabras de Ranald? Ciertamente su primo le habría dicho que se la llevasen viva de vuelta a Craigmuir, de modo que él pudiese forzar su mano en matrimonio. Era inimaginable que se hubiese referido a la mano separada del cuerpo !
- Viva o muerta, mi lady ! - exclamó Nort con énfasis. - Ese fue ese el trato. El dejó muy claro que pagaría por una cosa o otra, no importaba la condición. Cincuenta marcos de recompensa. - entonces, él prosiguió , implorándole que tuviese piedad , explicandole las razones por las cuales necesitaba el dinero y cuan grandes eran sus necesidades como para llevarlo a aceptar un asesinato por contrato .
Mairi ignoró sus súplicas y envainó el puñal, volvié;ndose hacia la hoguera.
- Espera! - él gritó . - Mi lady, y su promesa? Me Prometió darme una muerte rápida! No puede dejar que ellos…
- Si, puedo - ella respondió , por encima de su hombro . - Mantengo mi promesa. No seré yo quien te haga sufrir una muerte lenta y dolorosa . Espero que él lo haga - Mairi le aclaró, señalando a su marido, todavía ocupado con los animales .
Los gemidos del hombre no la conmovieron, él debería haber huido cuando había tenido la oportunidad. Que el miedo lo atormentase, por algún tiempo, hasta que llegase su hora.
Ella le iba a sugerir a Rob que le diese un fin rápido, pues odiaba la tortura aún cuando era merecida. Su marido podría aceptar o no su sugerencia , de modo que la manera en que Nort moriría no sería decisión suya.
El hecho de que Ranald la desease ver muerta no la sorprendía. Mientras ella estuviese viva , la gente de Craigmuir se rehusaría a aceptar su autoridad, sabiendo que había sido él quien había ordenado el asesinato de su padre. Todos tendrían esperanza de que ella volviese con refuerzos, para vengar la muerte de Lord Maclnness. Era así como las cosas eran hechas.
Pero si ella enviudase y después se casase con Ranald y estuviese bajo la autoridad de él, toda esa gente sería forzada a someterse a él. Y, si ella estuviese muerta, no tendrían mas esperanzas de que alguien volviese a liberarlos del yugo de Ranald . Mairi podía entender la lógica de los hechos.
Lamentó que Ranald no hubiese mostrado qué tipo de hombre era años atrás, antes que el clan lo hubiese elegido como el sucesor de su padre. En vez de eso, él había sido adoptado por la madre del lord hasta que fue entrenado como caballero. Luego , aparentemente, había viajado por algún tiempo. Pasados dos años, había retornado, exigiendo que lo colocasen en una posición de responsabilidad que habría de prepararlo para ser un lord. Entonces le fue dada la responsabilidad de cuidar de una de las fortalezas menores. Solamente más tarde, ellos se dieron cuenta de cuan ambicioso su primo era.
Mairi siempre lo había evitado , encerrándose en su cuarto cada vez que él venía a visitarlos a Craigmuir. Nunca se mostraba, a no ser que su padre estuviese cerca para protegerla. Ranald nunca había disimulado su intención de tenerla como esposa y nunca hubiese dudado en forzar el matrimonio si hubiese encontrado la oportunidad.
A pesar de eso, nadie se había atrevido a imaginar que él se atrevería a organizar un ataque para sacar al lord de su camino. Ahora, Mairi se sentía todavía más obligada que nunca a vengar la muerte de su padre y liberar a su gente del yugo impiadoso de su primo.
Debía persuadir a Rob, de alguna forma, de ayudarla a cumplir su juramento . Si fallase, todo su clan sufriría y ella nunca estaría a salvo, mientras Ranald viviese.

Mairi se dio cuenta que Rob se apartaba del lugar donde había dejado a los caballos y atravesaba el claro para unirse a ella. Traía una sonrisa ansiosa en sus labios.
Su comportamiento había cambiado por completo desde que habían comenzado a intercambiar palabras, por escrito. Ignorando la puntada de culpa que podía vislumbrar en él por la farsa que sostenía , Rob parecía bastante feliz en tenerla como esposa.
Ella apenas podía imaginarse cuál sería su reacción si lo enfrentase con un ultimatum . Conociéndolo como lo conocía ahora, Mairi decidió que había actuado correctamente . MacBain no iba a responder bien a ninguna exigencia, fuese de ella, o de cualquier otra persona.
Sin embargo, realmente creía que MacBain movería cielos y tierra para prestarle ayuda a un amigo necesitado . Y, siendo así, Mairi tenía intención de convertirse en la amiga más íntima que lord Robert MacBain jamas hubiese tenido .
Rob se aproximó y le tomó as manos en las suyas, con una sonrisa de una dulzura tan intensa que le cortó el aliento . El corazón de Mairi pareció querer saltar de su pecho cuando él se inclinó y rozó sus labios contra los de ella, en un beso tan leve como una pluma. Cerró los ojos y se dejó inundar por las nuevas y deliciosas sensaciones que su marido despertaba en ella.
A parte de sus deberes para con su padre y su clan, Mairi tenía una otra razón bastante fuerte para establecer un vínculo de amistad con su marido, él necesitaba más de ella de lo que ella necesitaba de él.
Al darse cuenta de ese pensamiento, ella bajó los ojos para que Rob no pudiese ver en elles compasión, lo que ciertamente no sería bienvenido, pero el sentimiento brotaba dentro de ella cada vez que pensaba en todo lo que él debía soportar, viviendo en el silencio absoluto .
Era preciso impedir que su instinto de protección interfiriese , al intentar definir como se sentía en relación a él, como hombre. Era deseo, amor o un impulso maternal? Lo que quiera que fuese, ella nunca había experimentado algo así antes, y no sabía que nombre darle.
Mairi no conseguía clasificar adecuadamente sus sentimientos para con el pobre hombre que había luchado tan valientemente contra esa terrible desventaja y para con el guerrero guapo que la había deslumbrado desde el primer instante en que lo había visto.