jueves, 23 de julio de 2009

EL BARBARO - CAPITULO 21

CAPITULO 21



- Señor Johnson. - Levantándose de su escritorio, Fleurette lo saludó con un elegante asentimiento de cabeza.
Gordito y más bajo que ella, Johnson, a juzgar por los anteojos de marco dorado, también debía ser un tanto miope. Parecía que la Agencia Doderty escogía a sus hombres a dedo.
- Entonces , qué fue lo que descubrió? - ella preguntó. El hombre se sacó el sombrero.
- En relación al individuo de nombre Killian Hiltsglen, proveniente de Escocia... - Johnson abrió un cuaderno con tapa de cuero, después se acomodó los anteojos para examinar sus notas. - En el tercer día de julio del año de nuestro Señor de 1790, Killian, sir Hiltsglen, compró un garañón de linaje desconocida de lord Bayberry. Más tarde esa misma semana, adquirió un gran lote de tierra constituido por bosques silvestres y una pequeña pedrera, tierras que anteriormente pertenecían a lord Gardner. Sir Hiltsglen actualmente está residiendo en un casa que fue construida siglos atrás en la mencionada propiedad.
Al darse cuenta que Johnson había levantado los ojos hacia ella, Fleurette pestañeó antes de instarlo:
- Prosiga, por favor.
El investigador apretó los labios, sus mejillas ligeramente coloradas.
- Lamento informarle que esa toda la información que conseguí obtener hasta el presente momento, mi lady.
Ella no disimuló la sorpresa y la decepción .
- Señor Johnson, y yo lamento decir que, antes de contratarlo, yo sabía mucho más respecto a este hombre.
Como, por ejemplo, que él era un grosero insoportable, un grandullón que no sabía como comportarse con una dama, con brazos enormes como el tronco de un árbol y un tórax de granito, fuerte como un toro, capaz de levantarla en sus brazos sin el menor esfuerzo. Una mujer jamás podría sentirse segura cerca de ese hombre y, sin embargo , ella se había sentido como si...
- Le pido que me disculpe, mi lady. - Johnson enfatizó sus palabras curvando levemente la cabeza. - Pero, como yo ya le había anticipado, este tipo de investigación lleva tiempo.
- Sé eso, señor Johnson, pero sucede que tiempo es lo que más me está faltado últimamente. Ese individuo ya me ganó un caballo de raza y buena parte de las tierras que...
- Ganó ? - Aunque extrañado, el tono del investigador era contenido. - Si se trata de un caso de robo, entonces sería mejor que se comunicase con las autoridades
competentes lo más rápidamente posible. A decir verdad, no me siento muy cómodo lidiando con un criminal. En realidad. ..
-Usted me comprendió mal. O mejor dicho , quizás usé las palabras inadecuadas. - Fleurette tuvo que hacer un esfuerzo para no cachetear a ese hombre para llamarlo a la razón. - Por qué no... Por favor, intente descubrir todo, absolutamente todo lo que sea posible , si? Cualquier información sobre el pasado de él. .. donde nació , el tipo de vida que tuvo, sus intereses, sus negocios, qué estuvo haciendo en los últimos años.
Después de suspirar profundamente como dando a entender que no estaba siendo pagado para meditar todo aquello que ella pedía, el señor Johnson anunció :
- Voy a ver que es posible hacer, mi lady. - Y con eso y una leve reverencia, dejó la oficina.
El resto del día no fue nada alentador, y el resto de la semana tampoco trajo ninguna novedad interesante. Aún así , el sábado llegó sorprendentemente rápidamente.
Parada en medio de sus aposentos, Fleurette todavía buscaba una disculpa plausible para no ir a la reunión en la casa de Lucille. Estaba cansada y el clima no era de los más agradables. Después de tantos días de lluvia intermitente, los caminos se hallaban en pésimas condiciones, y...
Y Lucille seguramente iba a acusarla de cobardía si no apareciese para confrontar al gigante insoportable que su amiga, en un gesto de pura crueldad, había invitado. La condesa hasta se había tomado el trabajo de enviarle un mensaje para recordarle llegar a las seis en punto.
Un golpecito en la puerta entreabierta puso fin a las divagaciones de Fleurette. En seguida, Tessa surgió en el umbral para preguntar :
- Mi lady, quiere que la ayude a peinarse?
Y ya que no lograba encontrar un solo pretexto para quedarse en su casa escondida en sus aposentos, Fleur le hizo una seña para que la criada entrase.
- Oh, mi lady, está tan linda. - Tessa suspiró.
- Te parece? - ella se dio vuelta hacia el espejo.

El vestido confeccionado en lino amarillo claro tenía una cintura alta, un escote insinuante y volados en la falda adornados con festones de un amarillo mas oscuro. Fleurette lo había comprado pensando en el verano. Pero ahora...
- Tessa, estás segura que este vestido no es un poco... - ella ladeó la cabeza sobre un hombro. - No se me habrá pasado la edad de...
- Vamos , no sea tonta! - La muchacha se apuró a llevar la mano a la boca. - Perdón, no quise ser maleducada, pero es que ese vestido le queda muy bien , es muy elegante.
Fleur se estudió en el espejo.
- Tessa, tráeme el vestido de tafetán verde del armario, si ?




- Fleurette. - Lucille había ido al encuentro de ella tan pronto la vio entrar en el gran salón de baile de Anglehill. - No sé cómo expresar mi gratitud por haber comparecido a mi pequeña reunión después de un día de mucho trabajo.
Después tomar una copa de la bandeja que un criado extendía hacia ella, Fleur saludó a Antoinette. Recién llegada de París, la condesa, a pesar del cansancio del viaje, se hallaba impecablemente vestida y peinada. Toda de blanco, como siempre, en ese momento la francesa se encontraba rodeada de admiradores.
Volviendo la mirada hacia la anfitriona, Fleurette se disculpó :
- Lamento haber llegado un poco después del horario combinado.
En verdad, y por culp[a de sus dudas tontas, ella había llegado con más de una hora de retraso. El vestido verde tampoco le había caído en gracia.
-Ni me había dado cuenta... - Lucille le guiñó un ojo. - Sólo sé que todavía falta mucho para medianoche.
Fleurette tomó un trago de ponche. Picante y reconfortante, la bebida combinaba a la perfección con la personalidad de la dueña da casa.
- Simplemente podrías castigarme por el atraso y pronto - ella comentó.
-Castigarte ? - Lucille fingió espanto y, tomando el codo de Fleur, la condujo por entre os invitados. - Por qué habría de hacer una cosa así ? Sos mi mejor y más querida amiga. Estoy segura que , si hubieses podido llegar a mi casa a las seis en punto para calmar mis nervios destrozados, vos ciertamente habrías hallado un modo de hacerlo.
Fleurette la miró extrañada. Lady Anglehill no tenía nervios.
- A propósito, estás encantadora - continuó Lucille, admirando los diminutos botones rosas que adornaban la pechera del vestido lila de Fleurette.
El corte del busto del vestido producía el efecto deseado al disimular el poco volumen de sus pechos, aunque era apretado al punto de incomodarla. Fleur había estado dos horas y quince minutos para escoger ese vestido, una verdadera afrenta a su estilo de vida, principalmente tomando en cuenta que tenía por hábito perder mucho menos tiempo cuando hacía compras para su fábrica
- Es nuevo? - quiso saber Lucille. - Es lindo. Tan delicado... Oh, qué belleza los frunces de la falda ! Tu vestido es un amor. Deberías...
- Lucille - Fleur la interrumpió -, Siento mucho el atraso.
- Es bueno que lo sientas, querida . Después de todo , soy tu mejor amiga. Además, es posible que yo sea la única persona en todo Londres que no se haya imaginado que estás durmiendo con tu contador.
- El responsable de la contabilidad de mis negocios es una mujer.
- Lo que sólo hace que los chismes sean todavía más picantes. - Lucille le daba un tono dramático a su voz. - Incluso hay quien murmura que vos le pediste casamiento a tu supervisor de negocios.
- Benson tiene setenta años y está casado con la mujer más malhumorada de toda Inglaterra. Tendría que ser una idiota o tener tendencias suicidas para...
- Eso para no hablar de los chismes que involucran a lord Gardner, por supuesto. .. Pero en ese caso la relación sería aceptable, puesto que se trata de un hombre de la nobleza. - Con eso, Lucille se puso a empujar a su invitada en dirección a la mesa con bocadillos.
Ya del otro lado del salón, delante de la imponente mesa cubierto por un refinado mantel de lino, Fleurette se encontró con una profusión de las más variadas delicias conocidas por el mundo civilizado. Sirviéndose un dulce cubierto de caramelo, ella le dio una delicada mordida a la golosina. El sabor era perfecto: dulce y penetrante.
-Pero quiero que sepas que el chisme que asegura que te estás acostando con su joven muchacho de cabellos rojos fue el que realmente dejó a la alta sociedad con el mentón caído.
Fleurette posó sus bellos ojos verdes sobre su amiga antes de declarar:
- Gannon O'Malley todavía no cumplió quince años. Nadie en sus cabales se imaginaría que me estoy acostando con él.
- A no ser yo, pero que quede bien claro que yo no soy el generador de ese chisme.

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