viernes, 31 de julio de 2009

EL BARBARO - CAPITULO 33

CAPITULO 33


El camino parecía infinito, pero finalmente Briarburn apareció entre las árboles. El garañón tomó la última curva, y poco después el estrépito de sus cascos hacía eco sobre el sendero de piedra. Fleur comenzó a gritar por ayuda antes que el animal se detuviese.
El señor Smith fue el primero en dejar la casa.
- Mi lady...
- Rápido, ayúdame a desmontar! - los brazos de ella temblaban del esfuerzo de sujetar a Killian . Y su pecho se apretaba del miedo por el que todavía estaría por pasar.
- Puede soltarlo - dijo el criado, ya trayendo a Killian sobre el suelo . - A dónde debo llevarlo, mi lady?
En ese misma instante, ella sintió sus ojos, como guiados por una fuerza inexorable, ir a posarse sobre el Celta Melancólico. Y tuvo la sensación de que, encima de las rosas que parecían venerarlo, él la observaba.
- Al jardín - murmuró Fleurette.
- Al jardín, mi lady?
Los demás criados que se habían aproximado tomaron a Killian por los brazos.
- Mi lady... - Después de examinar el rostro sin color del herido, el señor Smith la miró con una expresión preocupada. - Me parece que él ya está...
- No! - Saltando del lomo del caballo al suelo, ella fue mirar al criado directamente a los ojos. - No quiero oírte decir eso. Entendiste?
El señor Smith se apresuró a asentir.
- Tessa, trae las mantas. Horace, ve a buscar el médico en Mayfair, y no vuelvas sin él. Los demás... - sólo entonces ella se permitió mirar el rostro al guerrero inconsciente. -Acuéstenlo a la sombra del Celta.
-
- Mi lady - Con los ojos derrotados y un aire de cansancio, el doctor Simpson bajó a cabeza en señal de respeto - Hice todo lo que podía por él.
Una persona no tenía derecho a ignorar la etiqueta, aunque su mundo se estuviese partiendo en miles de pedazos irreparables. Entonces, Fleurette se hallaba en el salón de visitas de Briarburn en compañía del más conceptuado médico de Londres, tomando el té que Tessa acababa de servirle.
- Y cuál es el pronóstico, doctor? - ella cruzó las manos que tenía sobre el regazo.
- Conseguí retirar a bala.
Eso Fleur ya sabía, ya había oído a los criados comentarlo. Lo que la llevaba a pensar que tal vez el médico estuviese evitando su pregunta. Sin notarlo, ella se puso a frotar una mano en la otra mientras indagaba :

- Cree que él no va a conseguir sobrevivir?
- Mi lady, yo no me sorprendería si él ya...
- él no murió. - después de enderezar la espalda, Fleurette miró a su interlocutor. - Usted mismo dijo que...
- Si, pero ya hace horas que encontré un señal de pulso en el cuerpo de él. Eso fue al amanecer, cuando llegué aquí.
- Horace lo oyó gemir.
Incapaz de disimular cierta incomodidad, Simpson levantó la taza de té.
- Usted sabe, a veces el cuerpo todavía hace algunos sonidos aún después ...
- Gracias por todo. - Levantándose, ella caminó hasta la poltrona donde el médico se sentaba. - Muchas gracias , señor Simpson.
Atrapado, él dejó a taza sobre la mesa, después, levantándose, miró a la ventana detrás de la cual se extendían los jardines .
- Sería mejor traerlo aquí adentro.
- Ciertamente. - la mirada de Fleurette acompañó la do médico. Parecía que podía ver a Killian a la sombra del antiguo Celta. - Haré eso ahora misma.
El doctor Simpson todavía la miró como si fuese decir algo mas, pero entonces tomó el sombrero que había dejado al alcance de la mano y se fue sin más palabras.
En la entrada del salón, Tessa aclaró su garganta.
- Los aposentos del Lord serían un buen lugar para velar al...
- No! No quiero que vos ni nadie pronuncie esas palabras. - Aunque sintiese el corazón lento y pesado, Fleurette respiró profundamente e intentó mirar a a criada con naturalidad. Como si pudiese sobrevivir a todo aquello. Como si se atreviese a soñar en continuar viva si Killian se fuese. - El no está muerto.
- Claro que no - dijo Tessa después un instante de vacilación. - Pero tal vez fuese misma mejor traerlo acá. Para que no tome un resfriado.
Sólo entonces Fleurette se dio cuenta que su criada personal tenía los ojos nublados. A pesar de todo, eligió ignorar las lágrimas de la muchacha. No iba a llorar. No iba a lamentarse contra la injusticia. Pero... Oh, Dios! Killian todavía no había movido ni un solo músculo . Ni siquiera cuando el doctor Simpson le había retirado la bala, ni cuando el médico le había administrado los remedios.
- El va a continuar en el jardín.
Tessa levantó las cejas en señal de sorpresa, mas finalmente se curvó en una reverencia y desapareció por el corredor. Casi en el mismo instante, Fleurette fue una vez más hacia el jardín.
El día transcurría lentamente, triste, sombrío y amenazador como las antesala del infierno. La noche que vino a substituirlo trajo nubes cargadas y luces de relámpagos a lo lejos . A pesar del mal tiempo, Fleur permaneció en el jardín. Killian continuaba acostado de espaldas , los ojos cerrados, el rostro destituido de color y de cualquier expresión.
Poniéndose de pie , ella se colocó entre la estatua y el celta herido y, con las palmas de las manos unidas, miró el rostro que hacia tanto tiempo había sido esculpido en piedra gris para murmurar:
- No sé quién sos. Ni voy a fingir que entiendo por qué viniste. - Aproximándose a la estatua, Fleurette colocó la mano sobre el muslo de piedra. Y no se extrañó al darse cuenta cuan caliente el granito estaba debajo de sus dedos. - Jamás imaginé que precisaría tanto de ayuda. Yo pensaba que era tan feliz sola... O por lo menos me sentía satisfecha. Pensé que esa era una actitud inteligente. Independiente. Fuerte. Pero había tantas cosas que desconocía...
Pesada y húmeda, la noche se quedó absolutamente silenciosa por un momento, un silencio sólo perturbado por el inquieto repiquetear de los cascos del garañón que estaba cerca de allí .
- Como el amor. - ella tragó un nudo de lágrimas que le apretaba la garganta. - El querer bien de verdad. La gentileza desinteresada. pues a pesar de lo que la nobleza pueda imaginar, un auténtico caballero no nace hecho, un hombre se hace caballero. Y su valor no está determinado por el corte del saco que usa o por su talento para bailar.

- Yo lo amo - susurró Fleurette, limpiando una lágrima con el dorso de la otra mano antes de volver a levantar los ojos al guerrero de granito. - Por favor, permite que él se salve.
Un gemido... con la respiración contenida y el cuerpo rígido como las facciones del Celta, Fleur se dio vuelta y, aún en medio de la penumbra, logró ver que Killian se movía bajo las mantas.
En el instante en que Fleur cayó de rodillas junto de él, sus ojos se encontraron. Ella se apresuró a agarrarle la mano y sus cabellos humedecidos por la garúa .
- Killian... - después susurrar el nombre de él como una plegaria, Fleurette llevó la mano grande y pesada junto a su propio pecho. - Volviste a mí. El frunció la frente.
- No dijiste que tenías miedo de la oscuridad?
Conteniendo una carcajada, ella le apretó todavía más la mano contra su pecho.
- Si. Si, tengo mucho miedo a la oscuridad.
- Entonces ven y acuéstate aquí conmigo, muchacha, pues todavía falta mucho para el amanecer.

- Según oí decir, esta muchacha te trajo a Briarburn después que recibiste un tiro de pistola. Eso es verdad ? - preguntó O'Banyon.
No sin cierta irritación, Killian se forzó por sacar los ojos de Fleurette para mirarlo . El irlandés se hallaba en una poltrona cerca del lecho, los dedos largos tamborileando el costado de la taza de porcelana entre sus manos. Cómo era posible que un hombre tuviese manos tan bonitas?
- Dime: por casualidad ya fuiste herido por una de esas armas pequeñas que lanzan fuego ? - quiso saber Killian.
- No. - Los labios de O'Banyon se curvaron levemente, provocándole el infalible hoyuelo en la mejilla izquierda. - Todavía no tuve ese placer.
- Entonces deja que te asegure - Killian lo observaba por entre párpados semi cerrados - que se trata de una experiencia que todo hombre debería tener.
Calma y profunda, la carcajada de O'Banyon resonó en el aposento.
- Si no te viese ahí, tirado en esa cama sin nada mas que esta bella mujer para apartarte de las puertas de la muerte, imaginaría que me estás desafiando, viejo camarada.
En ese misma instante Killian quiso levantarse. Con la misma presteza, Fleur llevó su mano al brazo de él, diciendo:
- Ah! No, escocés! Vos te quedas quietito , o las heridas se pueden abrir.
Killian pensó en asegurarle que se sentía perfectamente bien, pero los ojos de Fleurette eran tan dulces y el tono que ella había usado, tan cariñoso, que él volvió a recostarse sobre el colchón suave.
- Por favor - insistió ella con una sonrisa .
La mirada que los dos intercambiaron prometía delicias para esa noche . Fleur pasó la mano por el brazo de él, después le acarició la cara. Killian suspiró y reprimió el deseo de tomarla entre los brazos y pasar el resto de la eternidad en la protección del amor de ella. Pero, como si le adivinase los pensamientos, Fleur en seguida le recordó:
- El médico dijo que, si quieres recuperar la fuerza y la energía, tienes que reposar.
El irlandés soltó una risita maliciosa. Después de sonreírle vagamente, Fleurette se sentó en su poltrona.
- También me contaron - O'Banyon se volvió a reír - que el médico del rey llegó a declarar tu muerte.
- Como está viendo con tus propios ojos, irlandés del demonio, el medico se equivocó . - Killian se acomodó mejor debajo las mantas . No quería que el irlandés viese su erección y tuviese mas motivos para irritarlo con sus comentarios.
- Bien, si, eso parece, continuas respirando. Las dos neuronas que tienes parecen seguir funcionando ... pero apuesto a que esa bala algo te tiene que haber dañado. - El irlandés encogió los hombros. - No hace demasiado frío aquí para vos, escocés? Me parece que estoy sintiendo una corriente de aire.
Killian frunció el ceño. O'Banyon le dio una sonrisa amplia antes de observar:
- Es extraño yo tengo frío y vos estás todo colorado.
Fleurette corrió a colocar su mano sobre la frente de él, indagando:
-Tienes fiebre ? Quieres otra manta ? O prefieres que ...
- Muchacha. .. - Killian le sujetó los dedos entre los suyos. - Todo está bien . No escuches a este irlandés parlanchín y pendenciero .
Ella se quedó mirándolo hasta verlo observar a O'Banyon.
- No quiero que te preocupes por tonterías , mi querido amigo irlandés - Killian reprendió al visitante. - No sé si fui claro?
Después de sonreír maliciosamente , el irlandés dejó la taza a un lado y se levantó con la gracia de un bailarín.
- Le pido que me disculpe, mi lady. - él se curvó reverentemente hacia Fleur. - No era mi intención alarmarla. La verdad es que este bastardo celta ...
Carraspeando alto, Killian frunció todavía más el ceño . O'Banyon miró a la cama fingiendo sorpresa, entonces , después de nueva reverencia, tomó la mano de Fleurette.
- Perdóneme una vez más . Pero así era como los amigos lo llamaban hace mucho tiempo. Ahora, lo que pretendía decir era que su valiente y amado caballero... - los ojos de él fueron hacia la elegante cama, como si la presencia de Killian allí fuese un buen motivo para contar anécdotas. - Bien, parece que simplemente es imposible quela muerte venga a vencerlo. Yo mismo, y en más de una ocasión, ya intenté. ..
- Cómo? - Fleur se apresuró a retirar la mano que él sujetaba. - Intentó matarlo?
- El sólo está alardeando . - Después de lanzarle una mirada negra al irlandés, Killian volvió a mirarla. - O'Banyon no mataría ni a un mosquito.
Antes que ella pudiese entender qué sucedía allí, Tessa vino a solicitar la atención de su ama para solucionar un contratiempo en la cocina. Después de pedir permiso a los dos, Fleurette se retiró en compañía de su criada.

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