viernes, 3 de julio de 2009

EL ACUERDO - VERONICA SATTLER - CAPITULO 39

CAPITULO 39


En el vestuario, el lacayo le devolvió la capa, que ella arrojó sobre sus hombros con manos temblorosas. Cuando ya se disponía a pedir a carruaje, se detuvo súbitamente.
"Por qué estoy siendo tan precipitada?", se preguntó . No era así que debía proceder una mujer enamorada ante acusaciones hechas a la persona a quien amaba.
En su mente volvió a ver la mirada de Elizabeth, esa mirada cruel y triunfante, y se convenció que ella quería perturbar su felicidad . No había actuado así antes, atribuyendo a Brett injurias graves?
La joven ingenua que había sido en el pasado tal vez no pudiese soportar palabras tan crueles como las que acababa de oír, pero no ella. Ahora era una mujer adulta, segura de sí misma, de su amor, de su hombre. Y no era posible que no representase nada para Brett.
- Ah, mi querida! - Brett llegó en ese instante y,
abrazándola por detrás, le besó el cuello. - Discúlpame si te hice esperar. Me encontré con Pamela Marlowe. Ella estaba radiante, y ni te imaginas el por qué!
Ashleigh se dio vuelta y lo miró , conteniendo a respiración.
- Por qué?
- Está de novia con Ranleagh! Van se casar en breve...
El se interrumpió preocupado.
- Ashleigh... estás llorando! Sucedió algo ?
- No, querido. Lloro de felicidad .
En el carruaje que su marido conducía, Ashleigh se mantuvo en silencio . El parecía extrañamente apresurado. Atravesó rápidamente la ciudad y, al llegar, arrojó con impaciencia las riendas al muchacho del establo.
- Descansa un poco, mientras le doy de mamar a la niña. No voy a demorarme - dijo Ashleigh.
- Voy con vos.
El la siguió, subiendo la escalera hacia el cuarto de Marileigh. Una luz débil brillaba en un rincón , lanzando una leve claridad azulada detrás de la cuna. Caminaron en silencio y miraron a la niña . Estaba durmiendo, pero, cuando la tomó, comenzó a llorar inmediatamente.
- Tiene hambre - dijo Ashleigh en un susurro, yendo a sentarse.
Brett oyó el susurro suave del vestido de seda siendo bajado . De repente, el llanto cesó y la niña comenzó a mamar.
- Quiero verla - dijo él. - Fue algo con lo cual soñaba durante el encierro: verte amamantar a nuestra hija.

Ashleigh se dio vuelta lentamente en la silla cerca de la ventana, hasta que ella y la bebé fueron bañados por la suave claridad de la luz de la luna.
- Mi Dios! - exclamó él en voz baja. - Qué linda es!
- Y glotona!
Brett se rió.
- Es una Westmont. Sabe lo que es bueno.
Ella lo miró en silencio . Ah! Si pudiese tener a esperanza de que un día llegaría a amarla tanto como ella lo amaba!
- Está durmiendo de nuevo - dijo él, bajito.
Ashleigh se levantó y colocó el bebé en la cuna . Acomodó
cuidadosamente las mantas y se volvió con el vestido todavía bajado. Brett le extendió su mano.
- Ven conmigo.
- Si, querido.
Se besaron en silencio , varias veces, mientras avanzaban por el corredor en penumbra. En el cuarto iluminado por la luz de las velas, Brett se apoyó en la puerta cerrada y tomó el rostro de ella entre las manos.
- Ahora, dime por qué estabas llorando en Almack's.
Perturbada, Ashleigh intentó desviar los ojos, pero no lo consiguió.
- Me... me encontré Elizabeth en el toilette.
El rostro de Brett se puso serio.
- Y entonces...
- Ella me dijo que vos. .. que estabas arreglando un encuentro con Pamela. - Cobra venenosa!
- No te exaltes, querida. Esta vez ella no consiguió su intento.
Ashleigh prosiguió, su voz vacilante haciendose más débil a medida que hablaba:
- Te vi en el Grande Salón con Pamela. Y mi primer impulso fue huir de allá y nunca más volver. Cuando llegué al hall, mi sentido común prevaleció. Decidí quedarme y oír lo que tenías para me decir al respecto.
- Oh, Ashleigh! - exclamó Brett, aliviado. - Estoy tan orgulloso de vos!
- Orgulloso?
- Si, orgulloso! Encontraste las fuerzas para enfrentar el demonio de la duda. Confiaste en mí, a pesar de estar sufriendo!
Ella sintió las lágrimas inundando sus ojos. Pero eran lágrimas de felicidad . Brett podía comprenderla, leer su alma! Brett tomó le las manos y las besó -.
- Sabes... - dijo con voz casi grave - Qué te amo?
Ella lo miró atontada por un largo momento.
- Amar?
- Si, Ashleigh. Yo te amo.
El no pretendía confesar su amor de ese modo. Pero las palabras se le habían escapado de los labios. Y, ahora que las había dicho , sentía alivio y placer.
- Sé que sería pretender demasiado que vos correspondieses mis sentimientos...
Ashleigh lo interrumpió con una exclamación de alegría y se arrojó en brazos de él.
- Yo te amo tanto que podría morir por ese amor!
Brett la apartó con gentileza y examinó atentamente su rostro. No tenía ni la menor duda!
Los labios de ella estaban entreabiertos, sus pupilas dilatadas por el deseo. Le acarició el rostro con inmensa ternura. , - Ah, mi querida... quiero amarte por darme tanta felicidad!

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