miércoles, 29 de julio de 2009

EL BARBARO - CAPITULO 30

CAPITULO 30


En cuestión de minutos Fleur ya había partido en un galope desenfrenado rumbo a Briarburn. Pero ni los golpes de los cascos de la yegua contra el camino de tierra ni la distancia que ponía en relación a la Mansión Lessenton eran capaces de arrancar de su mente la expresión de abandono en el rostro de Stanford.
Después disminuir la velocidad del caballo para instigarla a un manso trote, Fleurette limpió las lágrimas de su cara. Qué le había pasado? Todos esos meses, todos esos años, venía diciéndose que no quería relacionarse con hombres prepotentes. Que respetaba y admiraba hombres gentiles y bondadosos que no se intimidasen ante una mujer independiente y de pulso firme. Y ahora la verdad salía a la superficie del modo más imprevisto posible: no era la gentileza lo que realmente contaba; por el contrario, se sentía atraída por un hombre de palabras y de gestos a veces bruscos, con las manos callosas, que parecía más que dispuesto a someterla a su voluntad .
Pero sería realmente así ? Si realmente pretendiese hacerle mal, si quisiese poseerla por la fuerza, Killian podría hacerlo sin la menor dificultad. Pero en vez de eso, el obstinado escocés parecía estar siempre a su lado cuando más lo precisaba , como si estuviese destinado a protegerla de todo mal. Del misma modo que el Celta Melancólico custodiaba la casa.
Fleur suspiró profundamente al recordar que glorioso había sido hacer el amor con él. Y los recuerdos de todo lo que había vivido en los brazos de Killian la noche anterior vino a sumarse a una sensación de pertenencia. Como si estuviese predestinada a ser de él. Como si ambos ya se hubiesen amado. Como si hubiese nacido para el amor de él, para...
Un ruido de cascos la hizo darse vuelta . El caballo que salía de la curva del camino se aproximaba a un galope ligero y no demoró a alcanzarla.
- Stanford - ella murmuró cuando el barón detuvo su caballo a pocos metros de Filie. - Qué haces aquí?
- No podía dejar que te fueses así. - Ahora él tenía una expresión de pesar y ojos asombrados. - No sin intentar una última vez hacerte cambiar de idea. No sin ...
- Por favor - Fleurette lo interrumpió, sintiéndose incapaz de tolerar esas palabras. - Lo lamento mucho, Stan. De verdad. Discúlpame, pero no puedo casarme con vos. No puedes entenderlo? No sería correcto. Vos te mereces a alguien mejor que yo.
- Tal vez . - él dio una sonrisa triste. -Pero a vos a quien quiero.
- Cuando hayas pensado todo esto con calma, verás que tengo razón. No es posible que algún día llegues a perdonarme o a olvidar lo que...
- Yo te amo , Fleurette. Cásate conmigo.
Por un momento ella casi flaqueó , casi llegó a ceder. Entonces se acordó que casar con el hombre equivocado era uno de los peores castigos que había en el mundo.
- No puedo, Stan. Me vas a culpar por lo que hice por el resto de nuestras vidas. Vas a sentir rencor. Vas a odiarme por...
- No, nada de eso es verdad. Yo jamás podría quererte mal.
- Cómo sería posible? Después de todo lo que...
- Después de todo lo que vi? - después de un profundo suspiro, él le dio una sonrisa contrita. - Créeme , querida, he visto cosas mucho peores.
- Me cuesta creer que... - Cuando finalmente se dio cuenta de lo que el barón había insinuado, ella indagó : - Qué quieres decir con eso?
- Que sé que vos mataste a Thomas, Fleur. Yo te vi cuando lo mataste.
Si el gentil y refinado barón la hubiese abofeteado, ella no estaría más perpleja. Aquello era demencial !
- Qué estás diciendo? Mi marido se ahogó. Tuvimos una discusión, si, pero yo no... Yo no sería capaz de... - Fleurette tenía la sensación de que su pecho le aplastaba el corazón , de que el mundo estaba patas para arriba . - Yo lo dejé solo en el bote y me volví a Briarburn a pie. Pensé que Thomas vendría poco después, sólo que... él nunca más volvió a casa.
- Le contaste a quien quisiese oírte que él había exagerado con el alcohol.
- Y no fue mentira. Thomas estaba completamente borracho .
- Las personas imaginaron que él se cayó al río y que acabó por ahogarse porque estaba embriagado - le recordó Stanford en un tono enigmático.
- Esa era la única explicación para lo que había sucedido .
-Pero no la verdadera explicación. Yo estaba allá, Fleurette. En los bosques, sin que ustedes lo supiesen.
- Eso no... Por qué ?
Con los ojos fijos en algún punto a lo lejos , Stanford evitó la pregunta de ella para decir:
- Diferente al cielo nublado que hay hoy, esa fue una tarde muy bonita. Ah, cómo detesto la lluvia! Cuando llueve, es imposible mantenerse de buen humor y los zapatos limpios. - Al volver su mirada a Fleur, él dio la impresión de llevar un susto al verla allí, pero pronto sonrió con cierta vivacidad. - Vos y tu querido marido hacían un picnic a orillas del río Nettle, recuerdas? Vos misma, con tus propias manitos, preparaste la cesta.
- Co... cómo... Cómo sabes eso?
- Si, vos preparaste el almuerzo, pero te olvidaste el vino. O tal vez ... tal vez haya sido un acto inconsciente. Una tentativa de preservarte. Thomas era un hombre fino, y Dios sabe que yo lo amaba como a un hermano, pero podía ser un tanto... - Stanford sacudió la cabeza , como si estuviese profundamente desolado - ... muy desagradable cuando bebía. Y él ya había bebido bastante antes que ustedes fuesen al bote. Por no mencionar la botella que llevaba con él.
- Le imploré a Thomas que no bebiese - murmuró Fleur, asaltada por el recuerdo de las escenas terribles de ese día.
- Sé que es así , mi querida. Lo sé . - El barón se inclinó hacia ella. - Tu marido debería haberte escuchado. Debería haberse dado cuenta de que vos sólo querías el bien de él.
- Nos estabas espiando? - Fleurette intentó mover la cabeza, luego se dio cuenta que tenía el cuello rígido. - Nos estabas espiando?
- Puede decirse que si. Así como también se puede decir que eso no fue correcto. Pero la verdad es que... bien, en esa época ya te deseaba. O mejor dicho , ya hacía años que te deseaba. Mi Fleurette, mi adorable flor, siempre tan bella, tan elegante... Al principio intenté negar mis sentimientos, después de todo eras cuñada de mi Clarice y esposa de un amigo tan estimado... - Los ojos de él brillaban con la claridad del sol. - Pobre Clarice. La belleza de mi mujer no era ni sombra cerca de la tuya, aún así sentí mucho su muerte d. .. A no ser por el hecho de que, estando solo, tuve más oportunidad de acercarme a vos. Observarte de cerca. A Vos y a Thomas.
Fleurette sintió un escalofrío.
- Una pareja adorable. Todos decían eso, recuerdas? él tenía una bella estampa, verdad? - La sonrisa de Stanford era misteriosa. - Y vos. .. Siempre tan elegante, tan reservada... hasta esa tarde.
Luchando contra los recuerdos que parecían tener el poder de congelar la sangre en sus venas, Fleurette señaló :
- Si vos estabas allá, entonces lo vio golpearme .
- Lo vi, si, querida. Vi y quise ayudarte , sólo que... él era tu marido, ustedes estaban ligados por vínculos legales y morales. Cómo podría interferir? Pero eso no hizo mucha diferencia, verdad ? Además vos pronto te defendiste.
- Yo estaba tan asustada... Tuve tanto miedo... - ella se encogió . Era como si viese otra vez el rostro colérico de Thomas, los puños cerrados con que su marido la golpeaba. - Pensé que él iba a matarme.
- Y por eso envestiste contra él con el remo.
- Yo no quería lastimarlo. - Las palabras le venían entre jadeos. - Yo sólo quería... que Thomas parase, que recobrase el sentido común .
- Nadie puede culparte por intentar defenderte, Fleurette. Además, si hay que señalar un culpable, ese culpable soy yo.
- Vos?
- Yo sabía - Stanford dijo bajito. - Yo sabía que te golpeaba.
- No... - El dolor de la humillación la llevó a bajar la cabeza. - No era tan así.
- Yo veía las marcas, los hematomas. No hay por qué protegerlo.
Indiferente al temblor de sus manos, ella indagó con un hilo de voz:
- Por qué Thomas me odiaba tanto?
- Odiarte ? No. él no te odiaba v mi amor. Nadie podría odiarte. Thomas solamente... bien, él estaba perturbado. Y la bebida... - Stanford hizo una mueca. - Yo debería haberte ayudado . Debería haber tomado alguna medida.
Aunque escuchase la voz de su concuñado, Fleurette se veía nuevamente en el río. Joven, indefensa, rígida de tanto miedo. La muerte parecía a punto de devorarla, y ella no quería morir. Thomas se levantaba con gestos torpes, su rostro distorsionado por la ira. Y después hacía que el bote se balancease peligrosamente mientras avanzaba con sus puños erguidos.
Agarrada a la madera de la embarcación, ella sólo lograba pensar en como mantenerse viva.
- Intenté llamarlo a la razón. Intenté calmarlo. Pero no me escuchaba. Tomé el remo entre las manos solamente para intimidar a Thomas, para hacerlo parar con aquello. Estaba asustada... Y, cuando miré , ya lo había golpeado ... Oí el ruido seco del golpe, después vi el hilo de sangre que comenzaba a escurrirse de la nariz de Thomas... Pero él no parecía intimidado; parecía... sorprendido.
Tambaleandose, su marido había dado un paso atrás . en ese instante Fleurette había extendido su mano hacia él, como si pudiese rescatarlo, como si pudiese comenzar todo de nuevo, como si pudiese reparar todo lo que había de errado en el matrimonio con que siempre había soñado y que se había deshecho como un castillo de naipes. Y, una vez más , había visto que sus esperanzas se fundamentaban en una ingenuidad atroz.
- Pensé que Thomas iba a controlarse, pero él envistió contra mí nuevamente. - Fleur apenas podía respirar. - él era un hombre fuerte. Mucho más fuerte de lo que aparentaba ser.
- Por eso volviste a golpearlo.


Rememorando la escena escabrosa, Fleurette sacudió la cabeza . Había gritado, le había implorado que pensase en lo que hacía y que fuese piadoso, pero Thomas había continuado avanzando, tambaleante, borracho, herido, furioso... Ella había vuelto a golpearlo con el remo, sin pensar, casi sin querer. Hasta el día de hoy tenía la impresión de que había sido otra persona quien había hecho aquello. Alguien más fuerte que ella, la jovencita asustada de ojos atónitos y demasiado delgada. Thomas había caído dentro del bote, con su rostro cerca de la quilla, los dedos agarrados a los bordes de la embarcación.
- Pensé que él iba a levantarse. Pensé que solamente tenía algunos instantes para escapar antes que él se recuperase. No imaginé que un hombre tan invencible pudiese ahogarse.
Fijando su vista un punto perdido en el camino, Fleurette recordó el esfuerzo que había hecho para lanzarse al agua helada y de allí en dirección a la orilla del río. Sus faldas se habían enroscado en una piedra y, por un momento, ella había llegado a pensar que Thomas la había agarrado. Pero el pavor la había ayudado a soltarse y a alcanzar tierra firme. Llorando convulsivamente y con los zapatos empapados de barro, ella había corrido a buscar refugio en los bosques.
- Yo me escondí - Fleur susurró. - Y continué escondida mientras intentaba pensar, intentaba ver si... Pero él no vino detrás mío. La noche llegó. Yo estaba segura que él me estaba esperando. Seguramente se reiría a carcajadas, al ver a la altiva baronesa de Briarburn cubierta de lodo, temblando de miedo... Thomas siempre decía que yo era demasiado orgullosa, pero hasta el orgullo y la dignidad me había abandonado. Me oriné encima ...
- Y el tiempo fue pasando... Los minutos, las horas... Comencé a sentir mucho frío, entonces ... entonces volví a aproximarme furtivamente al río. Tenía que verlo, tenía que saber que estaba tramando. Si le pidiese disculpas, tal vez ... pero el bote estaba vacío.
La embarcación se balanceaba a unos pocos metros de la orilla del río. Fleurette había precisado todas las fuerzas que todavía le restaban para aproximarse y espiar allí adentro. Y cuando finalmente había logrado hacerlo, había constatado que su marido no estaba más allí. Nuevamente dominada por el pánico, se había dado vuelta con la certeza de encontrarlo a su espalda, listo para recomenzar con los golpes. Pero no había nadie por allí.
- El bote estaba vacío - repitió ella. - Fue todo lo que quedó. El bote y un zapato. Thomas había desaparecido. Pero yo no lo maté. Seguramente él se cayó al río y fue llevado por la corriente... No es verdad ?
Stanford continuó absolutamente callado.
- No es verdad ? - Fleurette comenzaba a tener la sensación de que ese misma pánico que había sentido tanto tiempo atrás volvía a rondarla. - él está muerto. Verdad ?
- Estoy seguro que Thomas murió - afirmó el barón.
Pero ni la convicción expresa en la voz de él fue suficiente para tranquilizarla.
- Vos lo viste por ahí , Stanford? Thomas volvió para vengarse de mí.
- No. No debes preocuparte con eso, mi amor. Thomas está muerto. Tanto que...
- Cómo ? - De la fuerza con que apretaban las riendas, sus manos llegaban a doler. - Tanto que o qué?

- Tanto que hay quien te considera responsable de la muerte de él.
- Kendrick... - Fleurette jadeó.
- Estuve investigando a ese sujeto.
- Y ?
- No quiero asustarte todavía más, mi querida. Créeme . Pero no puedo dejar de decir que es muy probable que el escocés esté involucrado en esta historia.

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