CAPITULO 32
Un animal gruñó en los bosques junto al camino. Stanford se dio vuelta en dirección al ruido y, en ese ínfimo espacio de tiempo, Killian, espoleando a Treun, hizo que su caballo envistiese contra el caballo del barón. Fleurette gritó, pero los dos hombres ya caían al suelo en una maraña, con la pistola en la mano de Stanford entre ambos.
Después algunos instantes de lucha reñida, los rivales se pusieron de pie , uno encarando al otro. El arma se disparó, Killian se estremeció. Llegó a dar un paso adelante, pero en seguida cayó arrodillado sobre la tierra del camino. Sus ojos buscaron los de Fleur, intentaron mantenerse abiertos, y entonces él cayó de espaldas sin emitir una sólo palabra.
- No! - ella gritó, saliendo de tu transe de horror para, saltar del lomo de Filie, para correr al encuentro del cuerpo caído sobre la tierra dura.
- Maldito seas , vos. .. - Con un hilo de sangre corriendo por la frente, el barón también se aproximó. Y, recargando la pistola, volvió a apuntarla hacia el caballero.
- No! No! - Fleurette se colocó delante de Killian, usando su propio cuerpo para protegerlo. - Por favor, Stanford. Por favor, no. Déjalo vivir. Jamás revelaré a nadie lo que pasó con Thomas. Lo Juro.
El se rió, después ladeó la cabeza sobre el hombro. Detrás de Fleur, Killian jadeó en busca de aire.
- Me caso con vos, Stanford. Me casaré con vos y continuaré haciendo que mi fábrica sea un emprendimiento próspero. Déjalo vivir, y seré tu esposa.
Encogiéndose de hombros , su concuñado retrucó :
- Sabes que hasta me casaría con vos, pero no creo que ese escocés bárbaro sea capaz de aceptar nuestra unión sin darme mas de un dolor de cabeza. He notado el modo en que te mira , Fleur. Además, ya lo he visto hacer mucho más que mirarte , amor. - Stan volvió a levantar la pistola.
Preparándose para el impacto inevitable del proyectil, Fleurette cerró los ojos. Entonces escuchó Killian hacer un ruido a su espalda y, de un instante al otro, se vio arrebatada contra el lecho del camino.
El arma disparó nuevamente. Ella gritó y, cuando se dio vuelta , Stanford ya caía hacia adelante con los dedos alrededor de la empuñadura negra del puñal clavado en su pecho. La pistola cayó al suelo . Las rodillas del barón tocaron la tierra del camino, y un segundo después lo hacía su cara.
Girando sobre su propio cuerpo, Fleur gateó hasta Killian.
- No te mueras! Por favor, no... Oh, mi Dios, no deberías haber venido!
La sangre manchaba la camisa blanca. Desesperada, ella miró hacia el camino en busca de ayuda y, constatando que estaban absolutamente solos, rasgó un pedazo de su falda para presionarlo contra la herida.
Killian gimió mientras hacía fuerza para abrir los ojos. Acariciándole el rostro con la otra mano, Fleurette se lamentó en un susurro:
- Oh, por qué tuviste que venir aquí?
- Y qué más debería haber hecho, muchacha ? - La sonrisa de él estaba maculada por el dolor. - Dejar que te enfrentases a ese bastardo sola?
- Si, exactamente eso. - Una lágrima resbaló por la mejilla para ir a precipitarse sobre el pecho ancho. - Killian, la caballerosidad desapareció hace muchos siglos , no lo sabías?
- Bien, si no desapareció, seguramente está desapareciendo. - Los párpados de él se cerraron.
- Killian! Mírame!
El sacrificio que él hacía por volver a abrir los ojos era visible. Mientras intentaba contener las lágrimas, Fleurette apretó la tela empapada de sangre entre los dedos como si fuese la propia vida de ese hombre lo que tuviese en la palma de su mano.
- Sos un caballero, un hombre honrado, comprometido con la defensa y la protección de quien necesita ayuda.
- De hecho... - Killian jadeó . - Lástima que me esté sintiendo un poco... débil .
- Una lástima, porque te necesito. - Aún sintiéndose desesperada como jamás había estado en su vida, ella se forzó a sonreír.
Los puños de él cayeron contra el suelo .
- Sir Killian!
- Si?
- Te necesito. - Sus manos no paraban de temblar, aún así Fleur agarró la camisa ensangrentada con toda la fuerza de la que era capaz. - Y es tu deber, como caballero, ayudarme. Oíste, escocés ?
Killian no respondió.
- Te necesito vivo , me entiendes? Te lo imploro... Killian, por favor... El camino hasta Briarburn es largo, y en poco tiempo comenzará a oscurecer.
Killian logró fijar los ojos en los de ella.
- Me estás diciendo que... que tienes miedo a la oscuridad, muchacha ?
- Si. - Fleurette sacudió la cabeza para enfatizar lo que decía, y más lágrimas fueron a posarse sobre el tórax de él. -Tengo mucho miedo, Killian.
El dejó escapar un suspiro. sus ojos se cerraron, después se volvieron a abrir, vacilantes.
- Entonces está bien. .. Voy a acompañarte hasta el jardín... de tu casa.
- Hasta el jardín? - ella se extrañó.
- Si, muchacha. El lugar donde el Celta Melancólico debe descansar. - Frunciendo la frente por el espasmo de dolor , Killian cerró los ojos por un instante.
- Pero, cómo voy a hacer para llevarte hasta allá? - Pronto, Fleurette se enmendó :
- Voy a colocarte en el lomo de Treun, está bien? Puedes levantarte, querido ?
El no respondió. Tenía el cuerpo completamente laxo, el rostro destituido de color.
- Por favor, Killian. Por favor... Sólo haz esto por mí, si? Prometo que nunca más voy a pedirte nada.
El continuó callado.
Al borde de la locura, Fleur miró los caballos y vio a Filie mover las orejas frenéticamente al lobo que acababa de salir de los bosques. A pesar del miedo, la yegua permaneció donde estaba.
- Vete, carajo ! - ella gritó a la fiera. - Vete de aquí!
Deteniéndose al borde del camino, el lobo se puso a olisquear el aire.
- Killian! Killian! - Y, al verlo completamente inerte, le golpeó el pecho.
Con un gemido gutural, Killian despertó de la inconsciencia para sentarse sobre el piso de tierra . El susto la llevó a apartarse, y entonces ella lo vio hacer un esfuerzo tembloroso para ponerse de pie .
- Killian... - Fleur corrió a sostenerlo, sujetándolo por la cintura. - Debes montar tu caballo. Por favor.
El tambaleaba en dirección al garañón como un borracho y, mientras lo amparaba, Fleurette intentó ignorar sus lágrimas que iban derramándose sobre el brazo musculoso, que ahora estaba tan tembloroso. Cuando se hallaban junto al enorme caballo negro., Killian hizo un gesto afirmativo con a cabeza, después trató de alzarse al lomo del animal como le era posible. Después un momento de agonía que más parecía una eternidad, Fleur finalmente lo vio acomodado en silla.
- Sujetate! Sujetate firme en la parte alta de la silla! - después de meterle los pies en los estribos, ella llenó los pulmones de aire y saltó al lomo a espaldas de él. Pasando los brazos por el cuerpo flojo , tomó las riendas e incitó Treun a marchar. - Ven, Filie. Ven con nosotros .
La cabeza de Killian se balanceó con la partida del caballo, en seguida él pidió en un soplo de voz:
- Rápido.
Cerrando los ojos, Fleurette imploró protección a los cielos y espoleó con fuerza los flancos del animal. Treun disparó a pleno galope.
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