domingo, 5 de julio de 2009

EL ACUERDO - CAPITULO 40

CAPITULO 40


Ashleigh se recostó en el banco acolchado del carruaje que avanzaba a lo largo del camino real, rumbo a Kent, y se puso a observar el bello perfil do marido. Se acordó de otra época y sonrió . El pasado ya no existía más y el presente se mostraba como un período de infinita felicidad .
Realmente hacía un año que se conocían ? Había vivido tantas experiencias durante ese tiempo... A veces, todavía le parecía imposible que ese hombre, antes tan arrogante, estuviese ahora siempre dispuesto a reírse y a bromear, manifestando su genuina alegría de vivir. Nunca Brett se había mostrado más sencillo , más feliz, más encantador. "Sólo el amor puede hacer este milagro", Ashleigh pensó. Cerró los ojos, dejándose envolver por los recuerdos de las horas maravillosas que habían pasado juntos. En los labios todavía guardaba el sabor de los besos ardientes. Brett la había despertado al amanecer con caricias que la despertaron a la pasión. Más tarde, se ruborizaría de su propia voluptuosidad. Pero Brett había afirmando muchas veces que ella debería enorgullecerse de su naturaleza pasional. "Ashleigh, naciste para hacer el amor!"
El tenía razón . Después de hacer el amor se sentía apaciguada, amada y siendo.
Habían pasado la primera semana de ese mes maravilloso, que había comenzado la noche del baile en Almack's, prácticamente encerrados en sus aposentos particulares saciando la lujuria intensificada por la separación. Después , habían comenzado a asistir a bailes y fiestas, donde siempre eran homenajeados.
Había sido para él una sorpresa notar que el duque y la duquesa de Ravensford se habían convertido en favoritos de la alta sociedad . Su romántica y fantástica historia había intrigado y fascinado a esa sociedad frívola, siempre dispuesta a divertirse y a olvidar la borrasca que amenazaba a Europa.
Napoleón era de nuevo una amenaza para la paz. Para combatirlo, las fuerzas de Gran Bretaña, bajo el comando del duque de Wellington, se habían unido a los ejercitos de Austria, Prusia y Rusia, formando una fuerza de un millón de hombres. Pronto, en algún lugar de la frontera con Bélgica, habría una confrontación entre ese formidable ejército aliado y los hombres del Corso.
"Afortunadamente hay paz en América!", reflexionó Ashleigh, sus pensamientos volviéndose a Patrick y a Megan. Su hermano había acompañado a su esposa en un viaje a Irlanda, pero había prometido volver para el cumpleaños de ella, que sucedería el próximo mes. Pero su destino final era América, donde él y Megan planeaban vivir para siempre.
"Probablemente, María será la próxima en dejarnos", pensó con tristeza, mientras daba vuelta para mirar los tres carruajes que componían el cortejo que se dirigía a Ravensford Hall.
Pero eso iba a demorarse un poco. Su suegra sentía, y Brett compartía esa opinión , que no era el momento adecuado para volver a Italia. Aunque hubiese recibido noticias del padre Umberto, anunciando que la villa ya estaba completamente restaurada, María consideraba más prudente permanecer en Inglaterra con los niños hasta que la paz volviese a imperar en Europa.
- Un penique por tus pensamientos, amor.
Ashleigh se volvió . Su marido sonreía y la miraba con tanta intensidad que ella sintió su respiración alterarse.
- Brett! - ella protestó, al ver los ojos de él fijarse en sus pechos. - Sabes que basta con mirarme para ponerme ... confusa.
- Ven acá - dijo él con suavidad . Al ver que ella se rehusaba, él insistió : - Siéntate a mi lado, o prefiere que yo vaya hasta allí?
Cuando ella se levantó, él la tomó por la cintura y la sentó en sus rodillas. La besó y metió su mano dentro del escote del vestido.
- Brett... no!
- Estamos a solas , amor. Por qué no?
- Aquí en el carruaje? - se escandalizó Ashleigh. - Ni pienses en eso !
- Tengo ganas de amarte en todos los lugares donde vos me tientas. Y logras eso con mucha facilidad . Cuando me miras como una niña tímida, cuando estás enojada o cuando finges no quererme, cosa que tus ojos desmienten . Como ahora.
Ashleigh fingió estar indignada.
- Sos un mentiroso!
- No, no. Vos sos una hechicera!
Una dulce languidez la envolvió . El era su primer y único amor. No podría vivir sin Brett.
- Mi querido, si te deseo tanto es porque te amo! Es así también para vos?
Brett asintió.
- Pero hay hombres que no piensan así. Para ellos, amor y sexo no necesitan estar unidos. Mi amigo Byron piensa así. El suele decir que, para el hombre, e amor es solamente parte de su vida. Mientras que para la mujer representa toda su existencia.
Ashleigh reflexionó por un momento: comprendía la cuestión, respetaba al hombre que había formulado esa idea, pero no concordaba con él.
- El señor Byron tiene espíritu, fantasía y originalidad. Me gusta él. Pero esa afirmación no me parece lógica.
Brett se rió y le besó la punta de la nariz.
- Antes de conocerte yo le daba razón .
- Pero no ahora!
- Desde que te conocí, nunca saliste de mi cabeza, Ashleigh. Eso me intrigó durante mucho tiempo. Después me di cuenta que mi deseo es tenerte para siempre. - él hizo una pausa significativa. - Comencé a amarte mucho antes de tener consciencia de eso.
- Vos creías que me odiabas...
- Y por eso te hice sufrir! Puedes perdonarme, querida?
- Yo ya te perdoné hace mucho tiempo.
- Qué hice yo para conseguir el máximo bien de este mundo? - él le besó las manos, la cara y finalmente la boca.
Ashleigh se dejó abrazar sin reservas, olvidándose de todos sus escrúpulos. Los minutos transcurrían lentamente, hasta que el paso del tiempo no contó más. Sumergida en el éxtasis, ella deseaba que ese mar sensualidad no terminase jamás .
- Ashleigh, eres tan linda, tan linda... - él susurró en su oído.
En ese instante, el carruaje se paró bruscamente y alguien los llamó :
- Brett! Ashleigh!
- Es tu madre ! - dijo ella, enderezándose y acomodándose las ropas.

- La señorita Simms manda a avisar que Marileigh se despertó - dijo Condesa, aproximándose al carruaje.
- Ya voy, María - Ashleigh respondió. Después , volviéndose hacia su marido, agregó : - Marileigh debe tener hambre.
El suspiró.
- Está bien. Ve. Pero no demores más de diez minutos!
Ashleigh se rió.
- Perfectamente! Su Gracia será obedecido.
En Ravensford Hall , los viajantes fueron cálidamente recibidos por los criados, que ya amaban a la pequeña duquesa y que, durante la separación de la pareja, habían apoyado la reconciliación.
Los más viejos, como los Busby y algunos otros, habían quedado atónitos al enterarse que María, la antigua vizcondesa, estaba de vuelta en el solar con la evidente anuencia de su hijo. Y se regocijaban , porque ellos siempre habían creído en su inocencia.
La pequeña Marileigh, con su angelical belleza, les despertó inmediatamente una gran ternura.
Pero había algo que los intrigaba: era mas que evidente la transformación por la cual su amo había pasado. El parecía otro hombre! Sin embargo, al ver las miradas llenas de amor que él lanzaba a su esposa, descubrieron la causa de ese cambio.
- Yo sabía que esa dulce criatura era un ser especial - dijo Hettie Busby a su marido.- Pero nunca pensé que ella sería capaz de conquistar el amor de un hombre tan difícil como su Gracia.
- Su Gracia está completamente cautivado - concordó Henry. - Nunca, en treinta años, lo vi tan feliz como ahora!
Pero había una persona en Ravensford Hall que estaba lejos de regocijarse con esa felicidad general. En el mismo día de la llegada de los viajantes, lady Margaret embaló sus pertenencias y, acompañada de media docena de criados, dejó e; Hall y fue a instalarse a la villa del lago. A su sobrino, solamente le dejó una nota, informándole secamente que su criada de cuarto estaba encargada de resolver con el señor Jameson los problemas que se presentasen en la casa.
Ashleigh expresó perplejidad ante esa actitud de franca hostilidad . Pero Brett se encogió de hombros , afirmando que esperaba algo así.
Pero María observó la retirada de una vieja enemiga en pensativo silencio . La asustaba darse cuenta del odio que animaba a esa mujer extraña.

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