miércoles, 10 de noviembre de 2010

DIVINO TESORO - CAPITULO 16 - BETINA KRAHN

CAPITULO 16


Todos los días Sterling llevaba a Treasure a la cubierta para tomar un poco de aire para ayudarla a recuperarse mas rápidamente. Ellos eran saludados por toda la tripulación, por los oficiales y demás pasajeros. La curiosidad de Treasure respecto al barco era grande, y pronto ella ya sabía el nombre de cada parte del barco, la historia de la navegación y sus progresos. Y cuando vio la inmensidad de agua le preguntó al comandante como irían a encontrar Inglaterra, él sonrió, abrió sus mapas y le explicó como usar los aparejos de navegación.
— Dios ! — Wyatt exclamó, vendo Treasure observar el sol para saber la posición del barco. — Ella aprendió a usar los números como el comandante explicó ?
— El comandante es un hombre sensato, y ella no entiende nada de triangulación. ?l sólo está queriendo ser amable .
Los dos amigos estaban recostados en reposeras, y Renville levantó la cabeza para observar a Treasure. En poco tiempo el color iba volviendo a su su bello rostro. Renville continuaba durmiendo en el piso para dejarla más cómoda y pasaba la mayor parte del tiempo intentando convencerse de que lo que sentía por su joven y bonita esposa sólo era sentimiento de culpa y sentido de responsabilidad.
— Creo que... voy a descansar un poco — Treasure dijo, al acercarse a los dos amigos. — No deberías exponerte al sol por mucho tiempo sin un sombrero , Renville.
— No te preocupes. Estoy bien, gracias.
Ella se apartó y , después de unos segundos, Renville se levantó .
— Tal vez ella tenga razón. Voy a la cabina buscar un sombrero .
Wyatt se rió al verlo alejarse . Después de todo , era obvio que lo que lo llevaba a la cabina era mucho más que un simple sombrero . Sólo un imbécil como Renville no podía reconocer que estaba perdidamente enamorado.


El puerto de Bristol estaba repleto de barcos, y tuvieron que esperar un día para atracar. Encantada, Treasure observaba todo, contenta por estar en la tierra natal de Renville y también de su viejo y extrañado mentor, el fallecido barón. Al pensar en eso, extrañó mucho a su familia, al padre Vivant y la villa de Culpepper.
Wyatt la distraía con anécdotas de su tiempo en la escuela y con las evidentes diferencias entre la corte inglesa y las colonias americanas. Treasure escuchaba todo con atención, pero cuando Renville se aproximó ella pidió permiso y se alejó.
Sterling frunció el ceño, y Wyatt notó su irritación.
— Pensé que te ibas a quedar en Bristol por algún tiempo antes de partir a Devon.
— No. Partiré después de mañana, cuando contrate un cochero.
— Tonterías . Precisarás unos días para comprarle ropa a Treasure y para contratar una buena criada.
— Ropa ?! — Renville exclamó, genuinamente sorprendido. — No seas absurdo!
— Me cago en vos , Renville. Nunca hablé tan en serio. La negligencia con que la tratas es vergonzosa, sólo disculpable porque estábamos en alta mar. Pero ahora, en tierra firme, sería imperdonable no proveerle un buen guardarropa, inmediatamente. Examina tu consciencia, ella usa la ropa vieja de mis criadas, todavía usa trenzas, y apuesto a que pasa la mayor parte del tiempo descalza. — Los desgraciarás a ambos si la llevas en ese estado a tu casa. Ella no merece eso.
— Eso no es asunto tuyo, Colbourne!
— Ella es tu esposa, hombre de Dios!
— Un hecho que no debes olvidar, mi querido amigo. Treasure es mi esposa, mía y de más nadie. Ella es lo que es, y nada modificará eso.
Hubo una pausa incómoda , y Renville trató de controlarse.
— No te preocupes por visitarme en Bristol. No permaneceré el tiempo suficiente para recibirte — Renville dijo en voz baja. A continuación, se dio vuelta y se alejó. Sólo entonces se dio cuenta que Treasure había escuchado todo. Y la tristeza que vio en los ojos violetas lo dejó arrasado.


Renville y Treasure se hospedaron en un hotel en la región elegante de Bristol. Y , después hacer un largo discurso sobre los peligros de aventurarse en una ciudad grande y desconocida, dejó a Treasure en la suite y fue a contratar un carruaje para llevarlos a Devonshire.
Treasure se sentó en el sofá y observó el lujo de todo lo que la rodeaba, incluyendo la alfombra gruesa bajo sus pies calzados con los zapatos viejos de la señora Evans.
Una camarera entró trayendo una gran bandeja de plata y arregló una mesa con un mantel de lino y finos platos. Sterling hacia salido había poco, e Treasure llegó a la conclusión que a comida era para ella.
Sintió el aroma a comida, pero sólo tomó un crustáceo, a pesar de tener / mucha hambre. Se sentó nuevamente en el sofá y no tocó nada, sólo miró todo con gran atención. La suite estaba tan ricamente decorada como la mansión Renville en Culpepper, pero era mucho más intimidante. Era el tipo de lugar al cual su marido estaba acostumbrado, ella pensó, desolada.
Si , un aristócrata elegante como Renville sabía usar platos de porcelana, cubiertos de plata y copas de cristal. Era el mundo de él. Y además, un mundo que ella desconocía.
Si Sterling le hubiese comprado un vestido decente, sería sólo una aldeana bien vestida, pero aún así una simple aldeana. Había sido eso lo que él había dicho esa mañana, poco antes de desembarcar . Con otras palabras, por supuesto, pero el sentido era el mismo. Ella era lo que era y nada podría cambiarla.
Cuando la camarera volvió, Treasure ya había puesto su mente fértil a trabajar. La muchacha usaba un vestido gris de muselina, delantal almidonado y una toca también almidonada Treasure había decidido hacer todo lo posible para parecer lo mas respetable puando llegase a Devon.
— Tu vestido es bonito — Treasure dijo, sonriendo. — Debes tener otro que quieras vender.
— Puede ser que si — respondió la camarera, mirando la ropa de Treasure. — Si el precio fuese interesante .
Era lo que Treasure esperaba. La muchacha tenía varias verrugas en la cara, y Treasure prometió sacárselas a cambio de la ropa. Había sacado verrugas toda la vida y le dio su palabra a la joven camarera de que ellas desaparecerían en una semana.


A la mañana siguiente, Renville salió y , cuando volvió, a la tarde, la encontró parada en el centro de la sala vestida con la ropa que había comprado , el mentón erguido, esperando la reacción de él.
— Qué... hiciste? — él preguntó, atónito.
— Me pareció que estaría más presentable vestida así.
— Dios! — él exclamó, sin saber si reír o llorar . En las colonias todas las mujeres se vestían de la misma manera, pero en Inglaterra, especialmente en la clase alta , era diferente. Las empleadas vestían ropas especiales, que las distinguían de las damas de sociedad. Exactamente la ropa que Treasure usaba ahora.
— Dónde... Dónde conseguiste eso? — él se quitó el saco. — No importa, no quiero saber.
Fue la expresión decepcionada que vio en la cara bonita lo que lo hizo darse cuenta que ella había escuchado la conversación con Wyatt.
— Devuelve esa ropa mañana a primera hora — él ordenó.
— Pero no puedes ... me... — los ojos violeta estaban nublados de lágrimas. Era demasiada humillación. — Negocié de un modo honesto.
Entonces, sorprendentemente, lo que Wyatt no había logrado con sus palabras de indignación, Treasure lo logró con la belleza de sus ojos nublados de lágrimas.

No lo necesitarás — él afirmó con delicadeza, yendo a su propio cuarto para evitar tomarla en brazos. — Mañana te llevaré a una modista para que compres ropa adecuada .

Y así lo hizo. Cuando, a la tarde siguiente, habían salido del elegante atelier de una famosa modista, Treasure estaba apropiadamente vestida.
No se sentía muy cómoda , pero eso fue superado cuando Renville le sonrió y le dio a mano para que subiese al carruaje.
En el camino de vuelta, Treasure se preguntaba si realmente parecía una dama y si Renville un día se enorgullecería de haberla como esposa.
El carruaje alquilado pasó por campos y granjas. Treasure no podía comparar lo que veía con el valle fértil de Culpepper, pero aún así debía admitir que Devon era una región muy bonita.
Se atrevió a hacer algunas preguntas a Renville, quien le respondió de mala gana . Entonces, prefirió recostarse en el asiento al lado de él, suspiró y no dijo nada más. Era obvio que Renville estaba ansioso por llegar y encontrar a su tío, el hermano mayor de Darcy Renville. Una de las muchas sorpresas que ella había tenido desde el día de su casamiento. El viejo barón nunca había mencionado que tenía un hermano, pero , incluso ante el asombro con que había recibido esa noticia , Treasure no tuvo el coraje de preguntar nada a su marido, y habían hecho el largo trayecto en un silencio casi ensordecedor .

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