lunes, 22 de noviembre de 2010

DIVINO TESORO- CAPITULO 28 - BETINA KRAHN

CAPITULO 28

Los pasos de Sterling hacían eco en las calles oscuras, húmedas y vacías. Sin saco y sombrero él temblaba bajo el viento frío de primavera. Se detuvo en la intersección de dos calles transitadas, sin saber con seguridad que camino seguir.
Ya había tomado una decisión. Su vida había tomado un rumbo que él no había planeado . Sus valores ahora eran otros: consciencia, amor, cosas buenas y correctas que hacer. No había analizado los motivos, pero sabía que la responsable era Treasure Barrett y que eso había empezado en Culpepper.
El había puesto el bienestar y las necesidades de los otros antes que las suyas. Comenzó a caminar y pronto estaba corriendo. Tenía que llegar a su casa para compartir sus descubrimientos y conclusiones con la única persona que realmente le importaba: su esposa.
El cuarto de Sterling estaba oscuro y en silencio. Su visión se adaptó y vio a Treasure donde esperaba que estuviese: en la cama, esperándolo. Fue hacia la cama y la miró por un momento, admirando sus cabellos sedosos, la piel sedosa y la voluptuosidad de su cuerpo dormido. Se sentó en el borde de la cama y la tomó en sus brazos. Ella sintió su ropa helada y se despertó.
— Llegaste ! — ella susurró, pasando los brazos alrededor de su cuello . — Estaba tan preocupada por vos ! Qué sucedió? Sácate la ropa mojada y ven a la cama para que pueda calentarte.
— Tengo muchas cosas para contarte , Treasure — él dijo, antes de besarla. — Debo encontrar un modo de salir de esto sin herir nadie. Necesito que pienses conmigo. — Treasure lo abrazó sonriendo. — Ahora.
— Ahora? — ella preguntó sorprendida. — Tiene que ser ahora?
Treasure se acurrucó cerca de él, dispuesta a escuchar. Renville habló sobre ganancias y decisiones simplificadas, sobre ética y sobre la dificultad de actuar con egoísmo. Ella se sonrojó cuando Sterling dijo que sentía celos de como ella hacía caridad, de como respetaba los sentimientos de los demás y de su necesidad de ayudar a la gente . Luego tocó el tema del dilema de ese momento: Larenda y Wyatt. No quería que ellos sufriesen.
De vez en cuando, Treasure lo interrumpía para besarlo. Y los dos intercambiaron ideas, analizando posibilidades, uniendo sus pensamientos como unían sus cuerpos.
— Creo que deberíamos contarle a Wyatt y a Larenda lo que está sucediendo.
— Te parece? — Sterling frunció el ceño. — No me gustaría ver a Wyatt sacrificarse.
Bien... deja que se sacrifique un poco — Treasure lo provocó. — Dile que tendrá que aceptar casarse con Larenda, o por lo menos comprometerse con ella, para impedir los avances de Vance. De ese modo, el duque ya no tendría que designar a Vance su sucesor y eso ... solucionará el problema de Larenda, haciendo que Wyatt se acerque a ella nuevamente.
Hum? — Sterling abrió enormemente los ojos . — Solucionará qué? Qué pasa entre Larenda y Wyatt?
— Wyatt la besó y ahora la está evitando, por vergüenza por su conducta. Creo que los dos podrían enamorarse si fuesen incentivados.
— Wyatt besó Larenda? Y quieres forzarlo a... — Sterling soltó una buena carcajada. — Me está gustando. Él es un puritano y merece eso.
— Sterling! Debemos hacer esto por ellos... porque ellos podrían ser muy felices.
— Si, pero eso no quiere decir que yo no pueda divertirme un poquito.


Wyatt se sentó en la sala de visitas adelante de Larenda al final de la mañana siguiente, mirando a Sterling y a Treasure y a continuación a Sterling nuevamente. Evitaba mirar a Larenda.
— Novio? — él preguntó, con la voz ronca.
— Novios? El señor Colbourne y yo ? — Larenda se ruborizó y miró a Treasure, quien sonreía, satisfecha.
— Oh, sólo en papeles , por supuesto — Sterling agregó. — bien... ustedes tendrán que aparecer juntos en público de vez en cuando. Vance se pondrá furioso... Pero tendrá otras cosas para mantenerse ocupado. Sólo tendremos que mantener a Larenda lejos de sus intenciones matrimoniales. Y , amigo, no puedo pensar en nadie mas con quien ella estaría más segura que con vos.
— Lo que Sterling estás queriendo decir es que hemos pensado mucho respecto a esto . Parece una medida extrema, pero las alternativas son peores: la esclavitud de un matrimonio, la ruina económica y social para nosotros y un embargo todavía más duro para las colonias — Treasure miró a Sterling. — Creo que ellos deben saber el resto, también.
Cuando Sterling terminó de explicar la situación, Wyatt y Larenda habían recobrado su color normal.
Wyatt habló. — Será un escándalo cuando deshagamos el casamiento, y es intolerable pensar en la reputación de lady Larenda, en buen nombre y honor ...
— Las malas lenguas y a comentan el hecho que continúe viviendo en la misma casa que Sterling — Larenda balbuceó. — Qué podría significar un chisme mas? Especialmente si es para salvarme de un casamiento con Vance Montreaux — Ella miró a Wyatt y él se sonrojó, una vez más . — Entenderé si el señor Colbourne encuentra el plan ... desagradable. Pero debe haber alguien, en algún lugar, a quien le gustaría ... ayudarme.
Larenda había entendido el mensaje y estaba actuando de manera acertada.
— Tal vez debiésemos dejarlos discutir a solas — Treasure sugirió.
Larenda vio a la pareja salir y cerrar la puerta, y su corazón se aceleró. Era todo o nada. O forzaba a Wyatt o renunciaría a él.
— Señor Colbourne — Larenda se levantó temblorosamente — Sé que un hombre con su sensibilidad debe sentirse chocado y espantado con esta propuesta. No lo culparé si ...
— Mi reticencia está causada por la preocupación por vos, lady Larenda. Unirla a un hombre de las colonias, a un abogado...
— Sos de las colonias, pero sos un caballero — ella protestó, dando un paso adelante . — Un hombre atractivo y galante, de sentimientos nobles e ideales elevados — Larenda lo miró .
— Larenda! — Wyatt estaba sorprendido por la manera en que ella lo había descripto . — No me detestas?
— Podría condenar a un hombre por haberme salvado? Podría detestar a un hombre cuya gentileza borró la sensación desagradable que tuve en los brazos de ese crápula? Estoy en deuda con vos , por lo que debes considerarme una abusadora por pedir más...
— No! De ningún modo! — Wyatt se aproximó con las manos en los bolsillos del saco para resistir el deseo de abrazarla. — Te ofrezco mi protección y mi apellido por el tiempo que lo necesites. — Él capituló y tomó las manos de Larenda, mirándola directamente a los ojos azules.
Fue un momento largo, y finalmente ella murmuró:
— Estaré en deuda con vos para siempre . No sé cómo podré recompensarte.
Pero Larenda estaba mintiendo, ella no sólo sabía como recompensarlo sino que tenía un plan para hacer que la llevarse al altar y , con a ayuda de su gran amiga y prima, sabían que todo saldría bien.


Los Renville asistieron a varios eventos sociales en las semanas que
siguieron . Treasure y Larenda tenían motivos diferentes. Mientras Treasure buscaba hacer contactos que pudiesen ayudar a su marido, Larenda estaba cerca de Wyatt pensando en su propio futuro. Los tobillos de Larenda parecían repentinamente haberse vuelto débiles, lo que exigía que Wyatt la tuviese que estar sosteniendo siempre contra su cuerpo . Conversaban sobre muchos temas, y Wyatt le contaba como era Filadelfia y su casa, pero no intentaba besarla ni hacer ningún contacto físico con ella.
Cierta noche conversaban animadamente cuando Wyatt hizo un gesto amplio con el brazo y golpeó la copa de vino de Larenda, que se derramó sobre su pecho, en la parte frontal del vestido.
— Ohhhh! — ella gimió, intentando escapar de las personas que intentaban ayudarla, para quedarse a solas con Wyatt, quien la condujo a una sala adyacente.
— Oh, Larenda, disculpame — Wyatt pidió, sacando un pañuelo del bolsillo y entregándoselo a ella para que intentase secarse.
Pero ella no tomó el pañuelo, sólo miraba a Wyatt con ojos brillantes . Él extendió el brazo, pero se detuvo a mitad camino.
— Creo que... Es mejor que vos hagas eso — dijo, desviando la mirada.
— Mi vestido está arruinado — Larenda susurró —, no puedo quedarme así . Tendrás que llevarme a casa.
El sacudió la cabeza, diciendo algo sobre Treasure y Sterling, pero ella le impidió continuar diciendo que la noche no sería arruinada por su culpa . Wyatt aceptó y pronto los dos entraron en le carruaje y fueron a la casa de Renville.
Entraron en el hall, e Wyatt se preparaba para partir cuando Larenda lo tomó por la manga del saco y llevó la otra mano a su sien .
— Debe ser la emoción — ella murmuró.
Wyatt entregó el sombrero a Huddleston y la condujo a la sala de visitas, amparando-a con un brazo alrededor da cintura.
A sala estaba na penumbra, e Larenda se allegó más a él.
— ya estoy me sintiendo mejor... — ella susurró, entreabriendo os labios.
Wyatt no logró ignorar la provocación, bajó la cabeza y le besó los labios con delicadeza. Entonces, un intenso calor lo invadió cuando Larenda retribuyó el beso con pasión. Wyatt la enlazó por la cintura y pronto ella enlazaba los brazos alrededor de su cuello.
— Larenda... No tengo derecho...
— Sos mi prometido, mi futuro marido. — Larenda pasó nuevamente los brazos alrededor del cuello de Wyatt e hizo que la abrazase más apretado.
— No... — él luchaba para no ceder. — Sos una inglesa y yo alguien de las colo...
— Entonces cásate conmigo de verdad, Wyatt — Larenda impidió que él protestase, cubriendo los labios con los dedos. — Hazme una mujer de las colonias, también.
Wyatt no resistió y la abrazó con fervor, empujándola contra los almohadones del sofá. Sus besos se hicieron mas apasionados, y pronto los dos perdían completamente la noción de realidad.
— Quiero que me ames, Wyatt — ella pidió.
— Pero ya te amo , Larenda — él gimió, apoyándose sobre uno de sus codos. — Aceptas casarte conmigo? Sacrificarías toda tu vida por ir a vivir a las colonias?
— Sos un tonto — ella susurró, besándole los labios. — Por supuesto que si . Quiero que me ames por el resto de mi vida.

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