sábado, 7 de junio de 2008

CONVICTA - CAPITULO 12

Capítulo 12



- Todavía falta mucho para que lleguemos allá, madre ? - Sara se volvió para mirar a Duncan, sentado del otro lado del carruaje. Sebastián, que iba a su lado, ya se había dormido , Annie cabeceaba somnolientamente. David parecía ser el único con energía suficiente para mirar el camino que serpenteaba el margen del río.
- Bauon no queda muy lejos - dijo Sara. - Monsieur De Bourget no estará allá ... todavía está en Inglaterra. Pero tu padre, antes de morir, le prometió que iba a ir allá para ver cómo estaban las cosas. Por eso, creí que debía ir en vez de él.
Estaban a finales de Marzo de 1805; había pasado un año desde la muerte de Andrew. El Otoño se insinuaba suavemente en el paisaje. Sara quedó sorprendida con el cambio que notaba en esa región desde la última vez que había recorrido el camino hasta Bauon : existían muchos mas vestigios de población.
Sara consideraba la distancia a la que Bauon se encontraba como una bendición, un refugio. El problema de su posición social en Sydney había aumentado de tal forma que ya no podía ignorarlo . Pensar en Bauon le había traído una enorme sensación de tranquilidad.
Cuando el carruaje llegó finalmente a la casa, Madame Balvet apareció en el pórtico toda vestida de negro. Descendió los escalones y abrió la puerta del carruaje .
- Sea bienvenida a Bauon , madame - dijo ella calurosamente, avanzando para sacar a Sebastián de los brazos de Sara.

TRES NOCHES después de su llegada a Bauon , Sara se encontraba sentada en su cuarto, envuelta en una bata de seda, leyendo media docena de líneas que acababa de escribir. Tiene intención de escribirle a Louis y contarle todo lo que había visto y había oído al inspeccionar Bauon y al analizar los libros de cuentas con los dos capataces. Sara volvió a sumergir la pluma en el tintero, después la posó nuevamente. No era sobre Bauon que quería escribir.

Hacia ya una semana que no pensaba en otra cosa. En Sydney, no había sido invitada a la casa de nadie durante ese año solitario, y ahora admitía que no había sido por respeto a su luto. Todavía cargaba con el estigma de ser una condenada . Pero otro año sin el reconocimiento de la sociedad de Sydney significaría el fin de la posición que Andrew había conquistado para ella en la colonia.
David y Duncan, con once y nueve años, respectivamente, ya se daban cuenta vagamente de que había algo que diferenciaba a su madre de las otras mujeres. Un día, habían venido los dos del centro de la ciudad con los chaquetas rasgadas, y David intentaba limpiar la sangre seca de un corte en la frente . Ambos se habían rehusado a dar una explicación por la pelea en la que se habían visto involucrados.
Sara tocó, insegura, el papel grueso delante suyo . Si aceptase su situación actual en Sydney, sus hijos crecerían en una posición infeliz, a medio camino entre los ex convicto s y la contención de la alta sociedad . Con quién podrían casarse ello ? Con las hijas de ex convictos? Inconscientemente, iban a culparla a ella. Si al menos Louis regresase:
eso representaría su salvación. El volvía a ser soltero y con una hija pequeña para cuidar. Ningún hombre permanecía mucho tiempo en aquella situación.
Tenía que haber manera de que Louis se casara con ella. Siendo la esposa de un colono libre, ella y sus hijos estarían seguros. La idea apenas había tardado una semana en desarrollarse en su mente, pero ya se había convencido totalmente de ella. Por supuesto que era posible que Louis se hubiese vuelto a casar en Inglaterra. Miró el papel. La carta llevaría seis meses en llegar a sus manos y , a esa altura, tal vez él ya no estuviese interesado en noticias de Bauon .
Empujó abruptamente la silla hacia atrás y Se puso a caminar impacientemente . El casamiento con Louis de Bourget sería una propuesta de negocio que hasta el mismo Andrew habría aprobado, pues era una medida para salvaguardar los intereses de sus hijos hasta tuvieran edad suficiente para ocuparse de los negocios. Pensó en el francés: era un ser individualista, imprevisible, nunca estaría dispuesto a acatar las órdenes de una mujer. Pensó si alguna vez le sería posible amarlo profundamente y se él alguna vez a amaría.
Y cómo se comportaría Jeremy si ella se casase con Louis? Jeremy poseía cualidades que Louis nunca poseería y trabajaba con la determinación de tres hombres debido al afecto que le dedicaba a ella y a Andrew. Sara estaba convencida de que, de cierto modo, lo había amado desde aquella noche en que los condenados habían invadido Kintyre. Pero nunca podrían casarse. Ex convicto con ex convicta ... Si Ella se casase otra vez, tendría que ser para recuperar aquello que Andrew había conquistado para ella.
Sara había recomenzado a escribir, suspirando, cuando oyó un carruaje. Ya pasaba de las 10 de la noche ; Nadie viajaría a esa hora en el solitario camino de Nepean sin tener una buena razón para eso. Intrigada, se aproximó a la ventana y, acercó la luz de la lampara, reconoció a al hombre quien , con una criatura en brazos, hablaba con Madame Balvet.
Louis había regresado a Banou.

Las velas fueron rápidamente encendidas, pero la puerta de la entrada continuaba abierta para permitir que el criado entrase con las cajas, y Sara tuvo un escalofrío al observar la escena. Louis y Madame Balvet estaban de pie hablando con mucho entusiasmo en francés; la niña casi había desaparecido en la profundidad de una silla. Su sombrero se había corrido hacia atrás, revelando su cabello negro, los ojos cerrados y una piel blanca .
Después, Louis se aproximó a Sara con las manos extendidas. Por instantes, ella no consiguió hablar, sintiendo las lágrimas llenarle los ojos . No esperaba que el regreso de él la afectase de aquella manera. Fue con un alivio que sobrepasaba lo normal que descubrió que entre ellos había una familiaridad incluso mayor a la que habían compartido en el pasado . Por un segundo, le pareció que avanzaba a saludar a su propio padre. allí estaba él con un rostro delgado y oscuro, su cuerpo delgado. Sebastián Dane podría haber sido de aquella manera.
- Louis! - gritó ella. - No estaba tu llegada .
- Llegamos hace dos días y me dijeron en Olenbarr que habían venido a Bauon . Entonces, me dijo a mí mismo : "Vamos allá a darles una sorpresa." - Le Besó la mano . - Quiero presentarte a mi hija. - la llevó hasta la silla de . La niña abrió los ojos y los levantó , admirada, hacia Sara.
“Elizabeth - continuó Louis -, te presento a la Señora Maclay. Te acuerdas de te he hablado de los tres hijos de la Señora Maclay?
La niña se quedó mirándolo por unos segundos, sin comprender. Después, se levantó y comenzó a hacer una reverencia ligera, que Sara detuvo con una de las manos.
- Es un gran placer conocerte, Elizabeth - dijo Ella suavemente. La criatura se limitó a acomodarse la capa, avergonzada.
- Está tan cansada, mi querida - dijo Louis en voz baja , haciéndole una seña a Madame Balvet para que llevara a la criatura. - Estoy convencido de que ella no era feliz en Gloucestershire y , sin embargo , no puedo decir que parezca mas feliz estando lejos de allá. Tal vez se sienta mejor aquí.
- Es parecida a su madre ?
- Lo es , va a ser una belleza - respondió él, sonriendo.
Sara se sentó en la mesa con Louis mientras este cenaba, hablando rápidamente.
- Inglaterra está a los pies del almirante Nelson. Bonaparte tenía su Gran Ejército acampado en los peñascos de Boulogne.
- Una invasión? - preguntó Sara.
El se encogió de hombros .
- Nelson está allá. - Bebió un poco de vino. - Conocí a Lady Litton, la tía de los Barwells, y vi varias veces a John Macarthur cuando él estuvo en Londres.
- Allá será mas importante para esta tierra que cualquier otra cosa - dijo Sara. - Macarthur siempre lo supo.
- Siempre la mujer de negocios, Sara. No cambiaste nada.
Ella levantó la cabeza y se ruborizó .
- Y por qué habría de cambiar?
Louis se volvió al oír el golpe en la puerta. Cuando Madame Balvet entró , seguida de un criado cargando una caja pequeña de hierro, él dijo:
- Gracias . Ponla allí junto a la chimenea.
Cuando los dos se retiraron, él prosiguió :
- Ahora podemos hablar tranquilos . Estoy feliz por estar de vuelta. Cómo transcurrió este último año?
- Este último año fue un infierno - dijo ella. - Soy una exitosa mujer de negocios, madre de tres hijos, pero aun así me siento sola. No es vida para una mujer, Louis... no vivo, sólo existo! Voy encerrándome. Lo siento pero no soy capaz de impedirlo .
Ele asintió con la cabeza .
- Pensé mucho desde que recibí tu carta. Vos y Andrew se llevaban muy bien, tuvieron mucha suerte. Mi Dios !, cómo los envidiaba! - Levantó expresivamente las manos. - Bien , pero no se debe llorar por lo que ya pasó, Sara. Si no logras sentirte agradecida por lo tuviste ...
- No tienes corazón ? - preguntó Ella con el ceño fruncido.
El le dio una ligera sonrisa .
- Tengo corazón , pero no está desbordado de dolor . Voy a extrañar inmensamente a Andrew, pero llega un momento en que es preciso poner un limite al sufrimiento. Libérate de esa autocompasión.
- Autocompasión? Nunca Nadie sugirió que yo ...
- Nadie te lo sugirió porque toda la gente te tiene mucho miedo . Pero yo no lo tengo, y tal vez Jeremy Hogan tampoco lo tenga. Yo Sabía exactamente como ibas a encarar tu viudez. Y me Temo que tenía razón.
- Dilo -- pidió ella en un tono mas humilde.
El comenzó lentamente:
- Sabía que te ibas a matar trabajando levada por la idea errada de que estabas asegurando el futuro de sus hijos. Fingirías que tu corazón había sido enterrado junto con Andrew, negándote a vos misma cualquier alegría en la vida .Podrías perder todo, Sara, y vos continuarías siendo la misma. Ahora, dime si tengo o no razón ?
- Es posible que tengas razón - respondió Ella sin mirarlo.
- Sara, vos llegaste aquí en un barco de condenados. La vida no te puede reservar cosas peores que esa que ya pasó. Para qué fingir que la muerte de Andrew fue un golpe del cual jamas te recompondrás? Te estás mintiendo a vos misma .
- Basta , Louis! - estalló ella. - ya dijiste suficiente.
- Pues bien, no digo mas nada. - los ojos de él se arrugaron con una sonrisa provocadora. - Estabas ahí sentada con un aire tan humilde que llegué a pensar que realmente habías cambiado en mi ausencia.
Afligida , Sara también sonrió , aunque todavía estuviese enojada y confundida con lo que él había dicho . Pero sus comentarios no estaban desprovistos de razón. Nadie se había atrevido en los últimos años a recordarle su pasado de condenada. Le dio una sonrisa . él se inclinó hacia adelante y declaró :
- Me siento alentado. Pensé que nunca llegaría el momento de ofrecerte mi regalo.
Le puso una llave en la mano , señalando la pequeña caja. Ella se arrodilló se en frente a la caja , los dedos temblando de excitación mientras intentaba abrir la cerradura.
Allí adentro había un vestido de baile azul oscuro resplandeciente, adornado con pequeñas perlas
- Un regalo intimo. Si lo aceptas, me mostrarás que eres la mujer que considero que eres - declaró Louis.
Ella sacó el vestido, colocándolo sobre su cuerpo. Su riqueza era como un desafío. Sería ese el momento de hacer que Louis fuese mas lejos , incitado por la atmósfera que reinaba entre ellos en aquel momento?
Todavía de rodillas, giró de modo de mirarlo de frente.
- Quieres casarte conmigo, Louis?
El se arrodilló a su lado, quitándole cuidadosamente el vestido de las manos y dejándolo encima de la caja. Después, extendió el brazo por detrás de ella para colocarla entre dos almohadones de la silla en frente de la chimenea , la colocó cuidadosamente, como a una criatura, posándole su cabeza los almohadones. Ella apenas tuvo tiempo de hacer un pequeño gesto para levantarse antes que sus labios se encontraren.
El beso de él le provocó una extraordinaria sensación de calor y vida después del vacío del último año.
El se apartó finalmente.
- Pensé - dijo él - que te iba a llevar varios meses hablar conmigo así. Pero estaba decidido a hacer que me desearas. Iba a echarte de Bauon mañana. Casémonos en un mes.
- En un mes?
- No es demasiado pronto, porque precisamos uno del otro. - Se inclinó en cima de ella, besándole levemente el cabello. - Estás tan bonita a la luz de a chimenea! - dijo él. Su voz no pasaba de ser un murmullo. Aproximó su cuerpo al de ella y la levantó , abrazándola con fuerza.

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