viernes, 27 de junio de 2008

UN CABALLERO EN MI CAMA - CAPITULO 16

CAPÍTULO 16


¿“Bajarme la luna y las estrellas?"
“Cada una de ellas," afirmó Donal, todavía apoyándose contra la mesa , todavía teniéndola en sus brazos . "Te lo juro."
¿"Cada una?" Ella lo miró.
“Eso he dicho." Donal frotó su pulgar en círculos lentos, sensibles alrededor de uno de sus pezones rojos . "Y cuando amanezca , tal vez te traeré el sol también."
Ella suspiró, acurrucándose más cerca, sus ojos límpidos. ¿"Y vos , mi lord ? ¿Qué te da placer?"

“Mi placer está en dar," dijo él, volviendo su atención a los pezones perfumados. Esperaba poder perderse en la pasión antes que su conciencia se lo impidiese para lo que estaba a punto de hacer: complacer la necesidad feroz de ella, y luego marcharse.

Y marcharse es lo que haría.
Tomaría la llave que ella había tan valientemente le había entregado , y escaparía en la primer oportunidad, cumpliendo no con su placer, ni con su corazón, sino con su deber.
Tenía una necesidad imperiosa de volver a Baldoon antes que el carácter de Ian crease un caos.
Los dedos de ella se deslizaron sobre su mano, acompañando las caricias que él le dispensaba tan de buena gana. Desterrando todos los pensamiento acerca de su hermano impetuoso.
"La llave es simplemente para permitirte a vos y a tu amigo un poco más de comodidad," dijo ella, como si hubiese leído su mente
Donal le lanzó una mirada asombrada a ella.
¡Dios, ella era vidente como Gavin!
Había algo escondido detrás del deseo que iluminaba sus ojos, pero antes de que él pudiera comprender esa mirada, ella habló otra vez. "Nada ha cambiado."
Él arqueó una ceja. ¿" Eso Piensas ?"
Ella encontró su mirada con coraje brillante. " Vos y Gavin MacFie pueden estar libre dentro su celda, pero la puerta debe permanecer trabada."
Una furia caliente lo invadió , la maldición de los MacLean, y él luchó por reprimirla . Calmar su furia y no perder de vista a Isolde.
Una serie de pasaron a través de su cara, mientras el tono amargo de su voz denunció el peso de sus preocupaciones.
Él cerró sus ojos durante un breve momento, silenciosamente maldiciéndose por ser un tonto. A pesar de su propio disgusto, verla tan preocupada lo molestó enormemente.
"Eres ciega, Isolde de Dunmuir," dijo él con su voz apretada, rígidamente controlado para no descargar su frustración en ella.
No debía recordarle el famoso mal carácter de los MacLean.
No despertar sospechas sobre Ian.
¿"Ciega?" Ella inclinó su cabeza y el movimiento hizo que su cabello se deslizase sobre su brazo.
Seda calentando su sangre, y haciéndolo consciente de su ineptitud para convencerla de la inocencia de su hermano.
"Sí, ciega." Él dijo . "Una muchacha valiente examinaría su corazón para buscar la verdad , y no miraría una tonta ventana." Él suavizó las palabras con un beso suave en el dorso de sus dedos.
Sus ojos se ensancharon, pero en vez de discutir lo que él había dicho, ella apretó sus labios y simplemente lo contempló.
Donal se encogió de hombros. “ Es en el corazón , y sólo allí, donde está la respuesta." Él soltó su mano. "No en las ventanas o dentro de los frascos con pociones apestosas."
Su cara se ruborizó en eso, y ella desvió la mirada , a pesar de sus palabras, ella miraba directamente hacia la fila de ventanas en la pared opuesta. Sus Ojos mientras contemplaba detenidamente la noche plateada.
Donal tomó su mentón y he hizo girar su cara de vuelta a la suya . "Mi lady , eres un maravilloso rompecabezas." Él tocó con la yema del dedo la peca solitaria en su mejilla. ¿“Cómo es posible que te untes esa pintura de prostitutas en tus pechos sin pestañear un ojo, y cuando menciono esa poción te sonrojas furiosamente?"
El rubor en sus mejillas se hizo tan rojo como la pintura de sus pezones . Donal la miró con curiosidad. ¿" Qué es esa poción?" él presionó. "Ten misericordia y alivia mis suposiciones, ya que no soy tan tonto como para creer lo que has asegurado."
Su mirada se fijó en la coronilla de su cabeza . Y luego en su piel cremosa e inmaculada.
"Tienes una sola peca ," dijo él, el carácter de MacLean vencido por el oleaje poderoso de su lujuria.
Él colocó un beso breve sobre de la peca. "Y es la peca más atractiva que he conocido ," dijo él con una sonrisa genuina que curvó sus labios.
"Una peca muy bonita , en efecto," bromeó él. Totalmente conmovido, él besó la peca otra vez. "Yo lamentaría profundamente su desaparición."
"Tenía otras," comenzó ella, agitándose con la mentira. " Se me fueron yendo... -" ella se desprendió cuando él sacudió su cabeza.
Claramente derrotado, el rubor desapareció de sus mejillas, rápidamente sustituido por una vulnerabilidad que él encontró difícil de resistir.
Una vulnerabilidad que amenazaba con derretir el corazón
A pesar de sus mejores esfuerzos por permanecer impasible, un suspiro frustrado se instaló en el pecho de Donal, y esta vez él no trató de contenerlo.
"Por todos los profetas y apóstoles, muchacha, no puede ser algo tan esto malo ," afirmó él, su voz brusca, montando en cólera. ¿"Qué es esa poción inmunda?"
Ella giró su cabeza a un lado y durante un momento tenso , Donal temió que ella gritara, pero entonces un pensamiento peor se le cruzó. ¿" Estás enferma ?" El tonto corazón de MacLean se oprimió en previsión de su respuesta.
Para su asombro, ella sonrió. Un poco débilmente al principio, pero pronto se convirtió en una sonrisa radiante de tanto resplandor, que rivalizaba con la luz de todos los candelabros juntos de Baldoon .
Una sonrisa para iluminar la noche más oscura.
Para calentar el corazón mas vacío.
"Sí, estoy enferma," dijo ella. " Pero no hay ninguna cura. La poción me fue dada como una medida de preventiva, pero hasta ahora sólo ha servido para alejarme de todos los que captan su olor."
Algo se apretó en el pecho de Donal. No debido a sus palabras, sino debido a la mirada en su cara cuando ella habló. Si él hubiese sido Gavin MacFie, sabría lo que esa mirada significaba, pero no lo era, entonces preguntó.
¿"Y de qué te protege esa poción hedionda ?"
Ella vaciló, pero sólo por un momento. "De vos , mi lord ," dijo ella. "De vos ."
¿"De mí?"
Ella sacudió la cabeza.
¿"Una poción para protegerle de mí?" La hilaridad comenzaba a ser asombro.
"Santos del cielo , muchacha, no era yo quien tenía intención de seducirte ." Él pasó sus dedos a través de las curvas redondeadas de sus pechos.
Sus pechos desnudos y expuestos.
El deseo se disparó directamente a su ingle. ¿"Por qué procurarías protegerte de lo que vos tan abiertamente buscas ?"
Ella parpadeó.
"Buscabas y conseguiste ," añadió él, urgiéndola cuando ella no le contestó.
Donal pasó una uña sobre la pintura endurecida. " Ahora que has vencido mi resistencia, buscarás protegerte con poción maloliente ?"
"No, no es así," objetó ella. "Bebí la poción para protegerme de mí misma."
Sus cejas se arquearon , la pintura quedó olvidado. ¿"De vos misma ?"
"Devorgilla me dio la poción anti atracción para hacerme inmune a tus encantos," dijo ella, valiente como nunca. "Encantos como tu bello pecho y esa sonrisa lenta y perezosa que tienes."
Ella lo contempló, desafiándolo a reírse. "Mucho se sabe acerca de tu atrevimiento y éxito con las mujeres," declaró ella. " Yo Sólo quería una alianza. No caer víctima de tus encantos legendarios. Tomar esa poción me salvaría de ese destino."
Con el último rastro del código de caballerosidad desaparecido, Donal bajó su cabeza y cedió al impulso de pasar su lengua sobre uno de sus pezones pintados. Incapaz de contener su lujuria una vez que él la había tocado tan íntimamente, lamió la pintura con su boca, y arremolinó su lengua sobre el pezón sensible.
Ella arqueó su espalda, presionándose contra él, y por instinto buscó más. Esa era la reacción que él había buscado
¿"Y te has ... salvado ?" él preguntó, levantando su boca de su dulzor. ¿"Todavía sólo deseas un hijo ? ¿O querrías al hombre entero también?"
¿Cuerpo, corazón, y alma?
Él tocó con un dedo la su pintura ahora húmeda. ¿"Te has enamorado de mí, mi lady ?"
El silencio le contestó.
Silencio y la tensión más reveladora de su mandíbula .
El corazón de Donal se agrandó. Su feroz orgullo MacLean quería gritar el triunfo. Ella había dicho que sólo quería una alianza, nada más. Pero ahora lo que ella no decía, la mirada en su cara hermosa, lo gritaba.
Independientemente de la idea de concebir un niño para sellar un pacto absurdo, ella ahora lo quería .
Donal estaba seguro de eso.
Un torbellino de emociones feroces y alegres crecieron en él, Donal le dio una de sus sonrisas destinada a derretir a una muchacha. ¿"Y aseguras que la poción es completamente inútil?"
Ella lo sorprendió colocando su mano sobre su pecho y pasando sus dedos sobre los ángulos de sus músculos. Donal se derritió, su sonrisa se hizo mas ancha.
Colocando su mano sobre su corazón, ella detuvo sus dedos, tensándolos como si escuchase la palpitación lenta de un corazón conquistado y sitiado .
Una pequeña sonrisa apareció en su cara cuando sus dedos exploradores oyeron lo que estaban buscado.
"Para esto necesitaba la protección,” jadeó ella, sus palabras eran un bálsamo para su alma. "Exactamente de esto."
¿“Los latidos de mi corazón?" él apenas podía hablar, tan cerrada estaba su garganta.
"No, mi caballero , de lo estos latidos lentos y fuertes significan ." Mostrando la valentía de acero que él amaba, ella capturó su mano y la colocó sobre su propio corazón palpitante. "Lo que esto significa," ella dijo, y Donal se sintió perdido.
Totalmente e irrevocablemente perdido.

Ella estaba preocupaba.
Estaba poderosamente Preocupada.
Como él.
Un oleada de la alegría creció dentro de él. Valiente, feroz, y brillante. ¿"Y me dirás lo que esto significa?" Él deslizó su mano para acariciar su mejilla. "Me gustaría oír las palabras."
Ella sacudió la cabeza, y la respuesta negativa lo golpeó con fuerza. Agudo y doloroso como una flecha con fuego que da en el blanco . Pero entonces ella enlazó sus brazos alrededor de su espalda, y el dolor disminuyó. "No puedo decir las palabras, Donal de Baldoon, pero te mostraré."
Levantando su mentón, ella le ofreció sus labios para un beso. Donal se la aplastó, inclinando su boca sobre la suya en una afirmación firme y posesiva. Una posesión profunda de sus labios, su lengua y su aliento.
Y Su alma.
Cuando él suavizó el beso sobre el final, ella lo miró con ojos luminosos. El pulso en su cuello palpitaba locamente. La sangre también, e iba directamente a su ingle, exigiéndole liberación.
Pero algo lo detuvo, algo que lo constreñía , acaba de descubrir un vínculo con ella, un vínculo sólido e indestructible como el acero
Y miró los ojos de ella , y no tuvo la menor duda que ella abrigaba ese mismo sentimiento .
Sin importar cuantos litros de la estúpida poción de anti atracción ella había hubiese bebido, no habían logrado borrar el sentimiento que Donal vio en sus ojos.
Una alegría vertiginosa e impulsiva lo invadió sobre . Salvaje y desenfrenada. Jubilosa. Tan potente que amenazaba con ponerlo de rodillas.
Donnal la levantó en sus brazos y la llevó hacia la cama. Con gran suavidad, la colocó de pie al lado del poste de la cama, su poste de la cama.
Isolde se quitó sus zapatos
“Tu impaciencia por desvestirte me complace enormemente," bromeó él, su mirada divertida fue brevemente hacia sus pies desnudos antes de abrir las cortinas de la cama. Él bajó la manta que servía de cubrecamas, con movimientos rápidos que revelaban su propia impaciencia.
Él la miró , con una sonrisa lenta que se curvó en sus labios. "Voy a acariciarte los pechos ahora," él le dijo, colocando sus manos sobre ellos mientras hablaba. "Y luego te quitaré el resto de la ropa, y te amaré hasta que des grito con de éxtasis y liberación."
¿"Me besarás ? “
“Te besaré en todo momento ," afirmó él, bajando su cabeza hacia su pecho. Donal lamió la pintura mientras masajeaba y frotaba el otro pezón con la mano.
Isolde jadeó su sorpresa. Se aferró a él, temiendo caerse si no lo hiciera, tan impetuosas eran las oleadas de placer que le provocó en su contacto.
Y Tan exquisitas.
Muy suavemente, él mordisqueó sus pezones endurecidos, luego los lamió y succionó, uno por uno, hasta que no quedó nada del rubor de rosas .
" Yo debería haber tomado una poción para salvarme de tus encantos," murmuró él, tan bajo que ella apenas lo oyó. Pero Isolde sentía su aliento, caliente y suave, contra su carne.
Enderezándose, él lanzó una mirada a la ropa todavía enredada sobre sus caderas. " Te besaría toda," dijo él. "Bájate el vestido y la camisa."
" No tienes que tenerme desnuda para ... para besarme ." La doncella virginal en ella dijo , sin entender cual era su intención. Pero la joven atrevida dentro de ella sabía de su intención , y reconoció exactamente el tipo de beso y en qué lugar del cuerpo él quería darle ese beso .
Isolde dio un paso atrás . "No puedes hacer esto."
¿"No puedo ... o no quieres ?" Su sonrisa se hizo maliciosa. "Bella Isolde, te prometo puedo y que lo haré."
Ella tragó en seco. Su corazón latió desenfrenadamente en su pecho, la pulsación entre sus piernas le confirmó lo que él pensaba hacerle.
"Quítate el resto de la ropa, Isolde, o yo lo haré por vos ."
Conducido por la necesidad lujuriosa , ella comenzó a luchar con la ropa y los últimos cordones de su vestido. Pero justo antes de que ella empujó de bajar su camisa a sus pies, ella recordó la cadenita con la esmeralda de Evelina.
Tuvo un ataque de mortificación.
Se había olvidado de la delgada cadena de oro y la piedra verde en forma de la lágrima . Un adorno típico de prostituta, descansaba descaradamente contra los abundantes rizos rojos sobre el triángulo entre sus muslos.
Era el último baluarte por si todos sus esfuerzos de seducción a MacLean fracasaban . Evelina había jurado que si todo lo demás fallaba, la imagen de la piedra verde apoyada contra su pubis excitaría a cualquier hombre.
Incluso a uno tan atrevido y valiente como Donal MacLean.
Sus dedos se hundieron en la tela todavía colgando de sus caderas. ""Yo ... no puedo hacer esto después de todo," ella declaró. ¿"Podemos ... sólo ... besarnos?"
Donal colocó sus manos sobre la suya, cerrando sus dedos Isolde agarraba desesperadamente la tela de su ropa . Un destello pícaro bailó en sus ojos oscuros. " Besarte forma parte de mi intención," dijo él.
Con su mirada fija en la de ella , Donal comenzó a bajar su vestido y la camisa con él. Las puntas de sus dedos rozaron sus caderas, la parte superior de sus muslos, mientras él trabajaba liberar la tela enredada .


Si no tuviese esa maldita esmeralda colgando en su pubis , ella se libraría de la ropa en un segundo , y separaría sus muslos en un abandono salvaje .
Para él.
Para sus caricias.
Para los besos prometidos.
Esos besos.
Una aguda necesidad lujuriosa la invadió con un calor líquido que derramándose en todo su cuerpo , dejándola sin aliento, dejándola ..sin ....
Ella comenzó a balancearse, podría haber perdido su equilibrio hizo él no la agarra de sus caderas. "No luches contra lo que sientes, Isolde," la calmó él, sus dedos acariciando la curva de sus nalgas, esa nueva caricia aumentó su calor.
“Deja caer la ropa," murmuró él, sus caricias haciendo magia con su voluntad.
Donal se apoyó sobre una rodilla. "Déjame mostrarte .”
Sus dedos agarraron la tela de la ropa que ella apretaba en sus manos. "No quiero ser besada allí.. ," mintió ella.
"Va a suceder," él dijo y tiró de la tela.
Sus dedos cedieron y el vestido cayó al piso, amontonándose a sus pies.
Ella no llevaba nada puesto.
Salvo su deseo y la joya de Evelina.
¡"Jesús !" Las palabras se escaparon de la garganta de Donal. Un grito oscuro y salvaje que nacía de la profundidad de su deseo.

Una enorme piedra verde descansaba en el triángulo de rizos femeninos.
Su corazón golpeó contra sus costillas y su respiración se hizo rápida..
"Por Dios," se ahogó él contra los rizos suaves del montículo femenino . ¿"Qué broma es esta?"
Él movió a un lado la joyas, acarició con la nariz el vello pubico . Su olor encendió aun mas su lujuria. Él pasó sus manos por sus muslos, y luego la acercó más a su cara.
Lo bastante cerca para perderse en su olor cuando rozaba sus labios sobre los exuberantes de rizos íntimos.
Él no tocó la gran piedra verde , deliberadamente conteniéndose para no tocar la carne tierna escondida debajo de los rizos cobrizos... no queriendo lamerla para no derramarse dentro de su pantalón .
¿"Entonces mi lady realmente te gustan las chucherías?" Él frotó su piel contra la piedra.

Ella miró hacia abajo . Sus labios estaban tan cerca de su ...
Tócame así.
La palpitación en su corazón gritaba las palabras, pero él debió haberlas oído, ya que soltó la joya y resbaló un dedo entre sus muslos.
¿" Y esa piedra, Isolde?" Él retiró el dedo y lanzó una mirada hacia ella, la lujuria en sus ojos le cortó el aliento. ¿"Por qué la llevas puesta ?"
Ella abrió la boca para explicar, pero un gemido suave bloqueó las palabras. Donal la tocó otra vez, usando más dedos esta vez. Él jugaba con ella, acariciando y explorando la carne sensible hasta que ella se retorció de placer .
¿"Por qué, Isolde?" él preguntó otra vez.
"Es el préstamo de un amiga," jadeó ella, apoyándose contra el poste de la cama, necesitando un apoyo. "Era para ayudar a al seducción ... si fallaban mis ... otros avances."
Sus ojos se ensancharon. ¿"Qué mente idiota te sugirió que necesitabas estos trucos ?" Donal aumentó la presión en su centro femenino.
" Te Juro por mi vida, mujer, los trucos de putas no influiría en mi lujuria tanto como un mirada de tus ojos hermosos," dijo él,.
Tomándola en sus brazos , él la colocó sobre las sábanas de lino de la cama. "Haremos el amor ahora, Isolde," dijo él, sus manos fueron a la cintura de su pantalón , sus dedos rápidamente desataron el cordón , luego bajó la prenda, dándole una patada para apartarla y quedó de pie delante de ella.
De pie al lado del poste de la cama al que él había sido encadenado tantas noches, su cautivo, pero ahora ella quien yacía expuesta delante de él , expuesta y dispuesta sobre las sábanas.
Suya, para ser poseída.
"Eres hermosa," dijo él, sus ojos nublados por la pasión, su virilidad erecta contra la oscuridad de su ingle.
Él tocó con mano su falo rígido, cerrando sus dedos alrededor de su grosor. Lo acarició , mientras su mirada oscura buscaba la de ella. "Ves lo que me haces," dijo él, su voz ronca de necesidad. " Ves lo que me haces."
A mi corazón MacLean.
Donal dio un paso hacia el borde de la cama " No puedo hacer nada mas sin antes decirte francamente que me marcharé de aquí, te abandonaré, ante la primera oportunidad que se me presente."
Te abandonaré hasta que resuelva mis asuntos y me reúna con mis hombres. Entonces te buscaré en esta isla y no cejaré hasta haberme ganado su corazón y tu pasión.
Hasta que te haya hecho mía.
Isolde oyó sus palabras, reconoció la amenaza detrás de las palabras y la promesa en lo no dicho.
Ella oyó con su corazón.
¿"Este todavía es tu deseo, mi lady ?" Sus dedos pasaron rozando los rizos de vello femenino . "Dilo ahora si no lo es, ya que sólo puedo contenerme por pocos momentos más.”
Ella lo miró, demasiado intimidada para hablar. Miró la longitud y el grosor de su carne viril. Asombrada por cuan bien formada y hermosa era esa parte de él
Y cuan excitado estaba .
Nunca ella había imaginado que un hombre podía ponerse tan ... grande. Ella apretó sus muslos para calamar la palpitación demandante de su sexo.
"Veo tu deseo, Isolde de Dunmuir," dijo él, las palabras orgullosas y triunfante. Él tocó con su mano su miembro erecto . "Como vos puedes ver el mío. Dime que todavía quieres esto, y lo tendrás."
Me perderé totalmente dentro de tuyo .
Te daré mi corazón ... y mi semilla.

Donal esperó, su corazón MacLean latiendo pesadamente . Y mientras esperaba, él trató de cerrar sus oídos a las tonterías que decía su corazón.
La maldición de todos los varones MacLean son dos : un corazón generoso y una debilidad por las muchachas atrevidas y valientes.
¿“Bien?" él presionó.
Trátala suavemente, muchacho, pues ella te ama.
Donal se dio vuelta repentinamente .
No había anciana se escondía las sombras, buscando un escondrijo después de haberle advertido de ser suave con su ama.
¿Su ama?
Y entonces le pareció oír una risa extraña, casi como un cacareo.
Se le erizó la piel . Él miró en cada rincón oscura del cuarto pero nada se movió.
Sólo el viento.

No se trataba de la bruja que había visto brevemente en Dunmuir un par de veces.
Sólo el viento.
Como para demostrar eso, uno de los postigos se cerró de golpe. Empujado por la brisa de mar que él había confundido con la risa de una anciana.
Él se dio vuelta para enfrentar a Isolde. ¿" Todavía quieres esto? “
“Sí, lo quiero," ella susurró y separó sus muslos.
Pero yo te quiero a vos , no simplemente ... esto.
Donal la miró con temor , pero sus labios dulces se curvaron en una sonrisa suave, sus ojos luminosos inmovibles. El viento lo había molestado otra vez.
El viento y el sonido de su propia sangre agolpándose en sus oídos.
Se se unió a ella en la cama, colocando sus rodillas entre sus muslos separados.
Él la recorrió con la mirada , estudiando cada curva. Las líneas elegantes de sus miembros, las curvas redondas de sus pechos, sus pezones dulces y su cabello bronce. Su cintura delgada, su vientre plano, , y el vello exuberante de sus rizos rojizos en la unión de sus muslos.
La sangre se precipitó hacia su miembro, aumentándolo aun más. Deslizando sus manos debajo sus rodillas, él suavemente dobló sus piernas, haciéndolas abrirse mas.
Hasta quedar totalmente expuesta.
.
Él acarició su cara contra el vello púbico, presionó su boca contra su dulzor, lamió y la probó. Bebió su esencia, hasta que el olor de su excitación femenina untó su lengua.
Su gusto, su olor, sus jadeos, lo llevaron al borde de su control.
Ella movió sus caderas, meciéndose suavemente al principio, con movimientos más frenéticos y osados después . Tentativas inocentes de llevar su necesidad al climax del placer .
Y cada vez sus miembros se tensaban mas y mas, y él supo que su liberación se acercaba, entonces aumentó el tormento de sus lengüetazos .
Sólo cuando ella se pegó con fuerza contra su boca, y sus caderas se levantaron de la cama, él lamió el pequeño brote de su sexo y lo succionó.
Y cuando su pasión estaba en el límite del éxtasis , usó su dedo medio repetidas veces contra el centro de su deseo. Sin detener esa caricia , se colocó encima de ella, y la penetró con un movimiento rápido, sumergiéndose en su inocencia en el mismo momento en que su grito agudo de climax se escapó de sus labios.
Él se detuvo por un momento, luego se deslizó en su calor invitante una y otra vez. Las envestidas lentas, lánguidas, prolongadas hasta que no pudo contenerse más.
Su propio grito mezclándose con el suyo, su semilla se derramó en su vientre.
Como desde una gran distancia, él oyó sus gemidos suaves, y supo que eran de alegría, ya que sonaban mas placentero que de dolor. Pero luego esos sonidos se desvanecieron , también, y su propio climax lo reclamó, lanzándolo a la paz exquisita del final.

Y mientras ellos dormían, con sus cuerpos y sus corazones entrelazados, una niebla más oscura, más densa bajaba sobre la Isla de los MacKinnons.
La bruma pesada borró sus dunas y sus bahías, hasta sus acantilados profundos. Una sombra oscura cubría los restos esparcidos de lo que alguna vez fue una flota temida.
En efecto, todo lo que podía ser distinguido en el mar era un barco navegando que portaba las banderas de los MacLean, y se movía constantemente a través de la cortina de niebla, haciendo su viaje triste y lento a su casa de Baldoon...