miércoles, 4 de junio de 2008

CONVICTA - CAPITULO 9

Capítulo 9

SARA suspiró de alivio cuando la aldea de Castle HilI apareció en el fondo del camino. Cerca de cinco kilómetros mas allá de la pequeña aldea, había una granja desocupada, llamada Priest, que los Maclays habían acabado de adquirir. Bastante feliz Sara reflexionó sobre las perspectivas. En dos años, si Andrew tuviese razón, ese pedazo de tierra tendría el mismo aspecto próspero que caracterizaba a sus granjas en Toongabbie y Hawkesbury. él y Jeremy ya estaban en Priest, pero después algunas semanas de trabajo duro, Andrew regresaría a Sydney mientras Jeremy permanecería allá.
Cuando Andrew había escrito para darle a noticia a Sara, ella se había puesto impulsivamente la capa y había mandado a preparar el carruaje. Dejó el almacén a cargo del jefe de criados, y Glenbarr en manos de Bennett, el mayordomo, y los niños al cuidado de Annie.
Se Prometió a si misma regresar a la antigua simplicidad de los primeros días en Hawkesbury – sólo ella, Andrew y Jeremy discutiendo los problemas del suelo , del ganado y la falta de mano de obra. Cocinaría para ellos, y durante dos semanas compartiría la amistad intacta de los dos hombres que habían construido su mundo.
El carruaje se encontraba ahora en medio de las desordenadas casas con tejados de paja que constituían la aldea de Castle Hill. Tres hombres de la aldea y dos soldados estaban parados ociosamente en la puerta de la casa de Nell Finnigan. Nell, una ex convicta grandota y bonita, manejaba la casa de su marido como una hospedaje.
De repente, el carruaje se detuvo en frente a la casilla del herrero . Sara sacó la cabeza por la ventanilla, y Edwards, el cochero canoso de Andrew, descendió .
- Goldie está coja, mi lady - dijo él. - Tal vez Carson, el herrero , nos pueda darnos otro caballo y dejáremos a Goldie aquí. - Desapareció en el interior oscuro de la casilla, después reapareció y se aproximó a Sara. - Carson tiene otro caballo para nosotros. Partiremos pronto.
Sara descendió del carruaje.
- Tengo sed. Voy hasta el otro lado de la calle, a la casa de Nell Finnigan, a beber agua fresca.
Cuando llegó a la casa de Nell, el pequeño grupo que estaba bebiendo cerveza en la puerta iban hacia el cuartel. Se habían reunido media docena de hombres al grupo.

Llena de curiosidad , Sara avanzó algunos pasos hacia el grupo y después se dio cuenta de la razón del amontonamiento de gente . Vio entonces el patio del cuartel. El hombre amarrado al poste estaba inconsciente, y el único sonido que se oía era el zumbido del azote en las manos del verdugo y después el latigazo sobre la carne . Un soldado de pie junto al poste iba contando los latigazos en tono cantado.
- Cuarenta y siete...
Ella ya había asistido a un azotamiento público - estaba grabado en su memoria desde los tiempos del Georgette. Era una cosa tan común en la colonia como eran en Inglaterra la horca y el cadáver colgando.
- Cincuenta y uno
Sara se tapó los oídos con las manos y corrió a la casa de Nell Finnigan. Recorriendo la galería del hospedaje , se sintió mal y se apoyó contra una puerta, que se abrió de par en par con un estruendo.
Un hombre que se encontraba sentado en un banco al lado de la ventana se levantó de un salto. Le agarró firmemente en los brazos y fijó sus ojos agudos en su rostro.
- Está enferma?
Sara temblaba y se sintió conducida a un banco. El desconocido aproximó delicadamente una copa a sus labios.
- Beba un poco de este vino. – hablaba en inglés con un ligero acento.

El hombre era delgado, muy moreno y muy alto. Los ojos inquisidores eran casi negros; y su cabello era negro brillante . La boca era ligeramente fina , concluyó Sara.
- Se siente mejor ahora? - preguntó él.
- Gracias . Me siento mucho mejor. Creo que tal vez el sol ...
- O el azotamiento ? - sugirió él. - No es espectáculo para una dama.
Mientras él hablaba, Sara intentaba adivinar su identidad .La colonia todavía era demasiado pequeña para permitir que un desconocido llegase sin causar un torrente de comentarios. Los ojos de ella repararon en el corte de su ropa , en sus botas puntiagudas, en la esmeralda en el dedo medio de la mano izquierda. Después, se acordó de los vagos chismes que había oído en la tienda sobre un francés que había llegado en un barco americano que estaba anclado en el puerto . Aparentemente, tenía intención de permanecer un tiempo en Nueva Gales del Sur .
Sara se dio cuenta que lo estaba mirando como una campesina. él esbozó una graciosa reverencia.
- Tal vez sea mejor presentarme, madame, me llamo Louis de Bourget. Voy camino a la casa de Señor William Cooper para disfrutar de su hospitalidad . Nos Conocimos durante las semanas en que nuestros barcos estuvieron anclados en Ciudad del Cabo .
Sara le extendió la mano .
- Sea muy bien venido a la colonia, Monsieur De Bourget. Yo me llamo Sara Maclay.
El sonrió calurosamente y le besó la mano .

Diez años antes, al desmalezar por primera vez sus tierras, Joseph Priest había tenido el sueño de un poeta para su granja, descubriendo belleza en su paisaje agreste. Pero él bebía mucho, y año tras año tanto él como la granja se habían deteriorado. Las mimosas que Priest había plantado estaban secas, cuando Sara recorrió por primera vez la alameda, y la casa era una ruina.
Cuando el carruaje se detuvo con un sacudón, Jeremy abrió violentamente la puerta.
- Sara! Qué te trae por acá? Qué maravilla! Andrew va a estar encantado! - gritó él.
Pero en ese momento se dio cuenta que ella ya no lo miraba sino a Andrew quien descendía corriendo los escalones de la galería derruida, y Jeremy la vio lanzar sus brazos alrededor del cuello de su marido.
Entraron en LA casa, pero Jeremy se quedó en la galería pensando en cuando habría comenzado a amar Sara. Tal vez aquella noche de bodas en el bosque, tal vez la noche en que los condenados habían invadido Kintyre. Tal vez la hubiese conocido y amado desde siempre - no era ella el mito de todos los sueños de amor que él había tenido ? Se recostó contra un pilar de la galería y posó sus ojos en las mimosas secas.

ANDREW estaba de pie cerca de la amplia escalera de Glenbarr.
- Sara - gritó él – ya estás lista?
Se oyó el roce del brocado en las escaleras, y la mirada de Andrew abarcó el vestido de Sara, celeste y plateado - una tela extravagante que él había traído de la India. Ella descendió con una Sonrisa en el rostro, mientras Annie, quien venía atrás con la capa de su ama en las manos, ostentaba una expresión de orgullo y satisfacción .


Bennett permaneció al lado de la puerta del carruaje hasta que Sara y Andrew se hubieran sentado, y en ese momento Edwards tomó las riendas. Enderezó los hombros y, por el puro placer de oírlo, anunció en voz alta:
- Palacio del Gobernador.

Los nombres de los Maclays hicieron eco en el salón, y las miradas se volvieron para ver a Andrew hacer una reverencia y a Sara una cortesía, notando que el gobernador se mostraba afable y que la Señora King tenía una sonrisa de bienvenida . Después, el zumbido de las voces aumentó todavía mas cuando los Maclays se unieron a los Ryders.
La posición de Sara en la minúscula sociedad de Sydney todavía era precaria. Aquella noche, el sello da aprobación oficial había sido verdaderamente estampado por primera vez . Se Oía repetir constantemente la misma pregunta en los pequeños grupos que se formaban : por qué Sara Maclay era recibida en el Palacio del Gobernador cuando ningún otro ex convicto jamas había tenido tal privilegio?
Un hombre en medio de la multitud tenía una explicación convincente, y la historia se esparció . La Señora King había tenido la idea de construir un orfanato para las centenas de niños ilegítimas que vagaban por las calles de Sydney. Para eso necesitaba dinero, y Andrew había donado mil libras.
Sara oyó anunciar al capitán y la Señora Barwell. Alison vestía un sencillo vestido blanco que hacía que todas las otras mujeres en la sala parecieran en demasiado ataviadas . Cuando comenzó a circular en medio de las personas, Richard se puso a mirar a su alrededor de un modo que ya era le familiar a Sara. Sabía que su mirada no tardaría a encontrarla.
- Monsieur Louis de Bourget!
El volumen de las conversaciones aumentó cuando De Bourget hizo una reverencia al gobernador y a su mujer. Sara notó que, rodeado de rostros ingleses, su aire francés era mas pronunciado que en la sala de Nell Finnigan. Su casaca roja oscura y los zapatos con una hebilla dorada eran demasiado imponentes para esa pequeña reunión social. Ella abrió el abanico y se volvió hacia Andrew.
- Ese es el francés de quien te conté , lo vi en casa de Nell Finnigan.
Julia Ryder levantó las cejas.
- Lo Conociste? Me Parece que eres la única persona que puede asegurar eso.
- No sé nada respecto a él , mas allá de su nombre .
James carraspeó .
- Corren rumores de que Monsieur De Bourget es primo del marqués de L. y que no tiene dinero, pero ejercía una considerable influencia sobre el marqués. La familia permaneció demasiado tiempo en el país después de la Revolución francesa y fueron víctimas de las masacres de Septiembre. El marqués se dio cuenta que no conseguiría escapar de París y le imploró a su primo, que no tenía una moneda, que se llevara a su única hija a Londres. De Bourget consiguió hacerlo y se llevó también las joyas de la familia. La niña era enferma y murió en Londres un año después. Y parece que De Bourget la trató con mucha devoción.
- Y crees todo eso ? - preguntó Andrew.
- Lo que se sabe por cierto es que De Bourget posee mucho dinero y que ha viajado mucho en estos últimos años. Sea como fuere, con la muerte de la niña se convirtió en un señor de fortuna.
- Es casado? - preguntó Julia.
James asintió positivamente .
- Se Casó con la hija de un noble rural de Gloucestershire, pero pasado un año ella fue a visitar a su familia y nunca mas volvió con De Bourget. Tienen una hija, creo.
- Una fortuna en joyas y aun así la mujer no consigue soportarlo por mas de un año. - Sara reflexionó sobre eso . - No tiene mucho sentido. Tal vez se mantenga apartado de Inglaterra por ella o por la eventualidad de que alguien aparezca para reclamar su parte de la fortuna.
Andrew le tocó el brazo.
- Se tienes coraje , puedes preguntarle vos misma
- Macarthur viene con el francés.
Sara se volvió con las cara colorada . Macarthur gesticulaba, sonriendo en dirección al francés.
- Monsieur De Bourget dice que ya la conoce.
- Madame - dijo Louis de Bourget -, estoy rodeado de extraños. Espero que a la señora y a su marido no les importe mi compañía.
Levantó la mano de ella para besarla , y Sara supo que todos los ojos de la sala estaban clavados en ellos.

Louis DE BOURGET satisfacía la necesidad sentida por Andrew de un confidente que estuviese apartado de la lucha y la competencia incesante por ganar dinero , y durante los dos meses que siguieron a partir de la recepción en el Palacio do Gobernador él comenzó a disfrutar el compartir los mas recientes rumores con Louis y el escuchar los secos y sarcásticos comentarios de él sobre el escenario colonial.
Louis fue festejar esa Navidad a Kintyre, donde los Maclays estaban pasando algunas semanas. Una noche, él y Sara se habían quedado sentados en la galería conversando. Una luz roja sobre la montaña era el único resquicio del día, , Louis apartaba con la mano los mosquitos que zumbaban alrededor de su cabeza. él estaba con un aire pensativo.
- Dentro de mas o menos una semana, Sara - dijo él - planeo viajar a lo largo del río Nepean, hasta donde haya una población al sudoeste. Pensé si te gustaría venir, tal vez me proponga para una concesión de tierras. Ya hablé de eso con Andrew.
- Pero, qué puedes encontrar p aquí que te atraiga? - preguntó Sara. - Este no es tu país, ni tiene tus costumbres. Casi nadie sabe hablar tu lengua.
- Tienes razón, pero estoy cansado de viajar. Por qué no quedarme por aquí un tiempo ? Si este me desagrada mas que otros sitios, me voy.
- No puedes obtener tierras sólo para divertirte, Louis - dijo Sara severamente. - tiene que cultivarlas, y no eres un agricultor.
- No lo soy , pero tampoco lo es tu amigo Barwell.
- No es lo mismo - respondió Sara, perturbada, sabiendo que se traicionaba a sí misma con la brusquedad de su tono de voz. – Por qué no vuelves a Francia y haces las paces con el nueva gobierno?
El lanzó una carcajada burlona.
- estuviste oyendo las historias sobre el pasado oscuro de Louis de Bourget. - hizo una seña para que Sara se callara cuando ella quiso protestar. - Oh, sé lo que dicen. Es verdad que yo era un pariente pobre de un marqués. Quien mejor que yo , que supe por experiencia propia como vivían los pobres, para asesorar a mi noble primo perseguido en aquellos días de caos y miedo? Podría algunos de sus hermanos o sobrinos de él haberse llevado a su hija fuera de Francia sin revelar su origen noble en el primer kilómetro de viaje ? Nos llevó doce días para llegar a la costa y mas de dos semanas para descubrir un barco que nos cruzase a Inglaterra . Cuando llegamos a Inglaterra, supe que el marqués había muerto.
- Y la niña? - preguntó Sara.
- Jeanne sólo vivió un año mas - dijo él. - Los tres hermanos de ella y su hermana ya habían muerto de tuberculosis.
Sara se quedó callada, no consiguiendo descubrir ninguna falla en su historia, y él prosiguió :
- Mi casamiento es otro motivo de especulaciones. Mi mujer era tan bonita que anuló toda mi intuición de que no estabamos hechos el uno para el otro. Hasta que fue a vivir a Londres, ella sólo conocía la vida en una casa de campo enorme e incómoda. El único tema de conversación era la caza. Me Faltó perspicacia para ver que ella no deseaba otro mundo mas allá de ese. Después que nuestra hija nació, ella fue visitar a su familia y nunca mas regresó . Y para decir a verdad , Sara, cuando perdi de vista su rostro adorable, me di cuenta que la ausencia de ella no me afectaba mucho. Por lo tanto, ella vive con sus padres u nos escribimos de vez en cuando.
- Y tu hija? - indagó Sara.
- No sé casi nada respecto a ella.
- Es triste - murmuró Sara. - Una verdadera lástima
- Exactamente! Nuestras vidas fueron una verdadera lástima. Mi mujer era fría como el hielo. Yo no podía vivir con una mujer para quien un marido era apenas algo que soportar.
Sara nunca había imaginado que llegase a sentir pena por Louis, un hombre siempre seguro de si mismo y cínico; desde ese momento en adelante , sus sentimientos hacia él cambiaron, y Sara le extendió su mano .
- Gracias por haberme contado.
El le tomó la mano , apretándola al estilo masculino .
- Sara, me importa aquello que vos y Andrew piensan de mí. En cuanto a los otros... - Se encogió de hombros . - Déjalos inventar chismes, si eso los hace felices. Pero si me voy a quedar en este país, quiero tenerlos a ambos como amigos.
Se veía en sus ojos una rara expresión de afabilidad y satisfacción .

A la mañana siguiente, cuando Sara fue a dar su habitual paseo diario a caballo por el camino en dirección a Parramatta, detectó en el aire el olor a lluvia. . A tres kilómetros de Kintyre, Sara se detuvo al ver dos caballeros.
- Richard! Jeremy! - gritó ella. Porque estarían juntos? No había ninguna amistad entre ellos dos. Debían haberse encontrado en el camino.
Richard fue el primero a llegar junto de ella.
- Sara, cómo estás?
- Bien, gracias. - Su respuesta fue serena y fría.
Richard se quedó con una expresión sombría al verla apretar la mano de Jeremy.
- Qué te hizo abandonar Priest, Jeremy? - preguntó ella mientras cabalgaban juntos.
- Al parecer, Andrew le hizo un favor a John Macarthur aquí hace un tiempo , y ahora él va a vendernos algunos de sus valiosos carneros merinos.
Richard interrumpió .

- Oí decir que el francés vino pasar unos días con ustedes a Kintyre. No encuentro la historia de él nada creíble. Por qué vendría a un sitio como este... sin conocer a nadie y sin tener un objetivo determinado?
- Andrew y yo lo queremos . Y te va a gustar cuando lo conozcas mejor. Cuando vayas a Kintyre, hablarás personalmente con Louis y sacarás tus propias conclusiones.
Richard hizo una mueca.
- Si tu marido quiere hablar de negocios conmigo - dijo él - estoy en la Granja Hyde. Ustedes dos tengan cuidado con un francés que muy probablemente era jacobino antes de tener dinero y luego pasó a ser monárquico. Puedes tener tus amigos de pasado dudosos, Sara, pero no esperes que sean mis amigos también .
- Has ido demasiado lejos, Barwell! - La voz de Jeremy estaba ronca de rabia. Se inclinó hacia adelante y agarró las riendas del otro hombre. – La Señora Maclay está esperando un pedido de disculpa.
Richard se volvió hacia él, furioso.
- Pues es exactamente eso lo que Señora Maclay no va a oír! Nada condenado tiene derecho a darme órdenes ! - Richard golpeó el rostro de Jeremy con el mango de su látigo corto, después espoleó su caballo y partió al galope, dirigiendose a la bifurcación que llevaba a la Granja Hyde.
Jeremy estaba pálido de furia y tenía sangre escurriéndose de su boca. Cuando él, a su vez, clavó las espuelas para ir detrás de Richard, Sara acercó fuertemente su caballo y chocaron el uno con el otro.
- Por amor de Dios, Jeremy - gritó ella -, si le tocas un cabellos serás ahorcado.
- Si yo fuese un hombre libre, lo desafiaría a duelo y lo mataría - dijo él con una voz tensa.
- Pero no eres un hombre libre - le recordó ella ásperamente. - Y vas a ser una bella figura colgando de la horca. Basta de heroísmo..
- Eres una mujer sin corazón , Sara... - La voz de Jeremy fue perdiendo fuerza a medida que la miraba , espantado. - Pero... estás llorando!
Ella llevó furiosamente la mano a sus ojos .
- Si ! Estoy llorando porque Richard se comportó como un loco y porque vos me asustaste inmensamente al arriesgarte de esa manera.
- Richard Barwell no es loco , pero está loco , loco de amor, de furia y de frustración. No sólo porque Andrew te posee, sino también debido a la posición que él ocupa en la colonia.
Sara levantó la mano golpear la boca de Jeremy.
- Nunca voy a perdonarte esto - declaró ella.