lunes, 9 de junio de 2008

CONVICTA - CAPITULO 14

Capítulo 14


EN UNA MAÑANA de Septiembre de 1806, el carruaje de los De Bourget esperaba por Sara en frente al Palacio del Gobernador.
En las últimas seis semanas, la mayor parte de los ciudadanos de Nueva Gales del Sur no hablaba de otra cosa que no fuese un nuevo gobernador. Al recibir el pedido de King para ser reemplazado en sus funciones, el Departamento de las Colonias había nombrado al capitán William Bligh, quien era un oficial de la Marina valiente , recto y energético, pero al mismo tiempo serio y sin nada de imaginación , hecho que había provocado el motín de sus hombres a bordo del Bounty 16 años antes. Lo llamaban ahora el Bounty Bligh, y el nombre era símbolo de una hazaña de coraje inigualable en los anales de la Marina, pues, a continuación del motín, él había recorrido con 18 miembros fieles de la tripulación del Bounty casi cuatro mil millas en mares abiertos casi no cartografiados, entre Otaheite y Timor, en apenas cuarenta días. Era conocido en todo mundo no sólo por su habilidad como marinero, sino por el motín liderado por Fletcher Christiau.
Mas tarde, había combatido magníficamente bajo el comando de Duncan en Camperdowu y de Nelson en Cocerga. Pero la leyenda de la cruel disciplina a bordo del Bounty permanecía viva. Las personas todavía lo juzgaban debido a ese desastroso viaje.

Sentada en una silla en su escritorio, Sara había aguardado con aprensión su llegada. Era hombre severo con aquellos que ignoraban las órdenes del Palacio.
Reparó que Bounty Bligh la miraba con interés . Su cabello negro ya tenía hilos plateados, y él poseía una figura en muy buen estado por ser alguien de mediana edad . En la curvatura ligeramente arrogante de sus labios, Sara reconoció algunas de sus propias características.
En Cuanto a Bligh, él intentaba decidir si había sido sólo una enorme ambición implacable lo que había colocado a Sara en la posición que ocupaba actualmente en la colonia. Se decía que era una excelente madre , y Bligh - padre de seis hijas - sentía un gran respeto por cualquier mujer que cumpliese adecuadamente los deberes de la maternidad.
El habló finalmente:
- Puedo ayudarla en algo , mi lady ? Hay algún asunto que...?
- No vengo a pedir nada Su Excelencia, a no ser su discreción. Vengo a hablarle de los cereales que están almacenados en mis propiedades de Toongabbie y de Castle Hill desde la cosecha.
- Si ? - La su voz había asumido un tono sagaz, que él esperaba que fuese perceptible. Era de conocimiento en toda la colonia que había una falta enorme de cereales debido a las inundaciones de Hawkesbury. Por primera vez en muchos años, los días del racionamiento habían vuelto. a medida que las reservas de cereales iban bajando, los precios habían subido. Entonces era eso que ella quería... ahora que los colonos de Hawkesbury estaban sintiendo la verdadera pesadilla del hambre, ella se preparaba para ofrecer sus cereales a un precio mas elevado del que cualquier otro agricultor había logrado obtener hasta entonces . Bligh sentía una ira creciente. - Permítame que le recuerde, mi lady , que el ministro es la persona a quien la señora debe hacer esa propuesta de venta de sus cereales.
Sara se levantó rápidamente, con la cara colorada.
- Yo vine a ofrecer mis cereales, no a venderlos. Presencié la miseria y el hambre con mis propios ojos . Las niños ... - ella se detuvo .
- No es necesario que me cuente- dijo él en voz baja . - La situación grave de los niños conmovería hasta el corazón mas insensible. Pero por qué ha de ofrecer sus cereales cuando los otros están diariamente forzando la subida de los precios?
Sara frunció el ceño y pareció intentar recuperar el control de su voz.
- Me gustaría recordarle Su Excelencia que mi hijo mas chico murió ahogado con las inundaciones. No estoy actuando como comerciante en este momento. Es por eso que le pido discreción. Preferiría infinitamente ser conocida en la colonia sólo como una mujer de negocios.
- Con certeza, mi lady - dijo él con una ligera reverencia.
- Le Avisaré cuando los cereales estén listos para la entrega.
Bligh quedó sensibilizado. Había Esperado una enemiga, pues ella pertenecía a la asociación mercantil que controlaba el comercio de la colonia. Pero Había encontrado una amiga.
Sara hizo una reverencia y se dirigió rápidamente hacia la puerta. fue en ese momento que él se dio cuenta que ella no era diferente de las otras mujeres: cuando Sara le había hecho la reverencia , él había visto lágrimas en sus ojos.

En la sala que servía de aula en Glenbarr, Sara estaba dándole una lección de bordado a Elizabeth. David estaba junto a la chimenea leyendo, y Duncan estaba sentado en la mesa construyendo un castillo con naipes. Repentinamente, la puerta se abrió y él gimió cuando el castillo se desmoronó con la corriente de aire.
Louis entró , simulando una expresión de tragedia.
- Vuelve a construirlo , Duncan. Sara, cuando venía entrando, llegó un mensajero trayendo este sobre con el sello del Palacio del Gobernador. Cuando nos llegan cartas escritas por un hombre tan impaciente como Bligh, es obvio que exigen una atención inmediata.
Sara rompió los sellos y comenzó a leer el mensaje:

Acuso recibo de los cereales que mandó. Las familias de los colonos que beneficiarán con su oferta, mi lady , nunca sabrán de su generosidad y nunca tendrán la oportunidad de agradecerle. La actual miseria y hambruna en que se encuentran me conmueve profundamente, y yo soy la única persona en toda la colonia que puede hacerlo por ellos. Por lo tanto, espero que acepte la concesión de unos terrenos que tengo en mente, cerca de la actual granja de su marido .
He oído hablar de su interés por criar ovejas merinos, proseguía Bligh; esa zona es especialmente adecuada para eso.
A través de aquellas frases tan formales, se adivinaba su espíritu humanitario, y Sara sintió un cierto afecto por ese hombre irascible.
Alisó las hojas y se las entregó a Louis.
- El gobernador Bligh fue mas que generoso - dijo ella.
El leyó , después sonrió al devolvérselas.
- La generosidad de él no es desmerecida, mi amor.
Sara fue al escritorio, donde leyó nuevamente la carta. Eran los terrenos con los que Andrew había soñado, pastos tiernos en un valle fértil para rebaños de ovejas merinos. Todo era una gran paradoja : Bligh, el austero defensor de los pequeños agricultores, aumentando la cantidad de tierras de un miembro de la clase de los grandes propietarios.

Se dirigió al escritorio para sacar un mapa de la región del río Nepean, después se detuvo , llevando la mano al fondo del cajón para sacar un objeto envuelto en una tela de algodón blanca. El caballo de madera de Sebastián todavía tenía las manchas de barro de la noche en que ella lo había encontrado en la costa. Lo Piso de pie . Las riendas de cordel estaban deshilachadas, pero el caballito todavía tenía su aire garboso. Sus labios comenzaron a articular palabras mudas: "Sebastián, el gobernador nunca te vio, mi amor, pero por tu causa me dio lo que tu padre quería. Suceda lo que suceda, nunca me voy a deshacer de estas tierras."
Agarró ansiosamente el mapa y delineó toscamente el área con un dedo, reparando en cuan cerca se encontraba de Bauon .
- La voy a llamar Granja Dane, en memoria de Sebastián y de mi padre.

El mandato de Bligh en Nueva Gales del Sur terminó abruptamente un día de Enero de 1808, en el vigésimo aniversario de la fundación de la colonia . Hacía un año y cinco meses que había tomado posesión del cargo.
Había Llegado determinado a cumplir sus deberes de gobernante, pero había sido incapaz de vencer las cosas que habían derrotado a sus antecesores: el poderoso Ejército. Las disputas entre Bligh y el Regimiento del Ron se habían agravado, pero fue Macarthur, ahora un ciudadano común , quien las hizo llegar al punto de ebullición. En protesta contra lo que llamaron una encarcelación injusta de Macarthur por un delito menor, los oficiales, liderados por el mayor Johnston, marcharon hasta el Palacio del Gobernador para prender a Bligh. Con ellos iban trescientos hombres del regimiento en formación militar. La mitad de la población de Sydney los siguió .
Cuando Bligh, con su habitual rigor, se preparaba para ir contra ellos, supo que el motín que iba a enfrentar no era menos grave que el del Bounty. EL quedó bajo prisión domiciliaria, y esa noche en Sydney hubo muchas personas que aclamaron a Macarthur y a Johnston.
- Esto es una traición, Sara! El regimiento entero decidió rebelarse. Por Dios, cómo es que esos locos piensan que van a escapar de las consecuencias? - EN la oscuridad de la galería de Glenbarr, Sara apenas conseguía distinguir el rostro de Louis. - Cuando llegue el momento de ser en juzgados - prosiguió él -, nadie podrá olvidarse que fue en contra de un representante del rey que ellos se rebelaron. Macarthur y Johnston van a intentar justificarse, mi querida. Van a hacer circular documentos para que firmemos, documentos expresando nuestra gratitud por haber liberado a la colonia de un tirano. No podemos estar acá para que nos obliguen a firmar. No se puede firmar una traición!
- Y a dónde vamos? - preguntó ella, aproximándose a su marido.
- Lo mas lejos posible del alcance de Macarthur. Pero tenemos que mostrarnos diplomáticos, y no hostiles con ese caballero. No es difícil adivinar quien va a mandar en la colonia hasta sea nombrado otro gobernador. Tenemos que ser cautelosos, mi querida, y lo mejor será hacerlo a la distancia e irnos a Bauon .
- Por cuánto tiempo?
El se encogió de hombros .
- Quién sabe? Pero, qué importa?
Sara miró las luces de la ciudad y después al puerto, donde la pálida luz de las estrellas confería al agua un aspecto frío y plateado. Bauon era encantadora, remota en su valle ribereño, pero ella quería desesperadamente quedar allí , en el medio de la actividad y de la intriga excitantes de Sydney.
- Estarías cerca cuando llegase el primero rebaño de merinos a la Granja Dane, mi amor. Siempre Estás diciendo que te gustaría estar allá para asistir a los primeros partos de los merinos.
Ella vaciló por un momento, después asintió moviendo la cabeza. Los labios de Louis encontraron los de Sara en la oscuridad y él la apretó contra su cuerpo.

La Familia De Bourget permaneció en Bauon durante casi dos años. en ese período, la administración rebelde de Johnston cambió de manos varias veces. Pasó primero por las manos del teniente - coronel Foveaux; Después, el coronel Paterson asumió reticentemente el control de la poca autoridad que restaba. Macarthur y Johnston partieron hacia Inglaterra en Marzo de 1809 para responder a las acusaciones que pendían sobre ellos.
En ese mismo mes, Bligh fue liberado y le fue permitido navegar en el Porpoise. Había prometido regresar inmediatamente a Inglaterra, pero como consideraba que cualquier promesa hecha a un Gobierno rebelde era inválida, se dirigió al río Derwent, en Van Diemen's Land, y esperó allí la ayuda que esperaba recibir del lento Departamento de las Colonias.
A pesar de algunas preocupaciones con la tienda y las granjas, Sara descubrió en Bauon el refugio que Louis pretendía de los problemas de la colonia . Los valles y los desfiladeros poseían una belleza asombrosa y ligeramente misteriosa. Había grandes tormentas provenientes de las montañas, pero había días de sol y de perfecta calma en los que Sara se sentía como haciendo parte del silencio que la rodeaba. Se Dejó invadir por la paz.
Louis exhibía un aire de felicidad ; a medida que el tiempo iba pasando, Sara sentía que el apegamiento de él a Bauon se iba tornando cada vez mas un hecho decisivo en su vida. Bajo los cuidados de él, el jardín fue ganando una enorme belleza, y fue agregada una biblioteca a la casa para los libros que continuaban llegando en todos los barcos.
Hicieron venir a una preceptora, Miss Parry, para que encargase de los estudios de Elizabeth, ahora con catorce años. Elizabeth asistía, reticente a las lecciones de música, bordado y pintura de Miss Parry. La mayor pasión de Elizabeth era su pony, aunque Henriette, su media hermana , recientemente hubiese comenzado a interesarse en el animal.
Para Sara todavía era algo sorprendente el modo en que Louis trataba Henriette, que ya poseía un indudable encanto él la adoraba y la malcriaba con mimos. Pensando en la muerte trágica de Sebastián, Louis contrató a una niñera para encargarse exclusivamente de ella, quien recibió instrucciones de nunca perder de vista a la criatura.
Con quince años, David era un adolescente tímido; Sara lo consideraba demasiado propenso a pasar su tiempo en la biblioteca de Louis o paseando solo a caballo. Parecía contentarse en dejarse conducir por Duncan, quien era mas chico pero poseía el sentido de oportunidad de Andrew y un gusto excesivo por las bromas. Pero ambos sabían lo mismo sobre agricultura y seguían con interés los progresos de la Granja Dane, allí cerca . Al verlos salir de la infancia, Sara pensó en mandarlos a una escuela en Inglaterra, pero siempre iba retrasando la decisión. "Para el año que viene", se prometía a si misma. "Para el año que viene."
A finales de Diciembre de 1809, llegó a Bauon la noticia que el teniente coronel Lachlan Macquarie, quien acababa de ser nombrado gobernador de la colonia , había llegado a Port Jackson a bordo del Hindostan. Junto con él venían miembros del septuagésimo tercer Regimiento, enviados para reemplazar al rebelde Regimiento del Ron . Al poner al comandante del regimiento en el cargo de gobernador, el Departamento de las Colonias dejaba bien claro que no toleraría mas las incesantes disputas entre el gobernador y los militares, frecuentes desde la época de Hunter.
Con el nuevo gobernador vino la esperanza de paz en la colonia, y, sin embargo , fue con reticencia que Sara embaló la ropa para el viaje a Sydney. Aquellos dos últimos años le habían conferido a su vida una tranquilidad que nunca antes había experimentado. Casi temía el regreso.