miércoles, 25 de junio de 2008

UN CABALLERO EN MI CAMA - CAPITULO 14

CAPÍTULO 14


Ella había perdido el rubor de rosas .
Isolde recorrió nuevamente su habitación, mirando detenidamente en cada grieta , en cada rincón, pero el pequeño pote de pintura no estaba en ninguna parte .
Hasta arrancó la ropa de cama de su gran cama imperial y levantó cada capa: sabanas, mantas, pieles, todo.
Una mirada debajo la cama resultó ser igualmente infructuosa.
El rubor de rosas había desaparecido.
Necesitaría otro método para atraer la atención de Donal, el atrevido hacia sus pechos.
Hacia sus pezones.
Hacia ella ... toda ella.
Una oleada de calor la invadió con ese pensamiento. Una sensación deliciosa que se anidó su bajo vientre, un calor agradable que pulsaba en su sexo .
E independientemente de lo que fuera, ella quería más ... y pronto.
Una serie imágenes salvajes y pecaminosas pasaron desenfrenadamente por su mente, cada una más seductora que la anterior.

¡Y no podía encontrar el pote del maldito rubor !
Lanzó un suspiro frustrado y habría seguido con su búsqueda frenética, pero un sonido sordo la detuvo.
Ellos por fin lo traían.
Rápidamente, antes que ellos pudieran abrir su puerta, ella se lanzó hacia las ventanas y adoptó una postura relajada, casi indiferente. El Bodo se lanzó hacia la puerta, meneando su cola, parecía tan impaciente como ella ... sólo ella no tenía ninguna intención de demostrar sus sentimientos tan abiertamente.
Pero cuando la puerta abrió de golpe, su resolución pareció volarse por las ventanas abiertas
Donal MacLean llevaba puesto su propia ropa.
Y estaba escandalosamente guapo en ellas, su imagen debilitó sus rodillas, encendió fuego en su sangre, y derritió cada gramo de acero que él afirmaba ella poseía.

Con su pulso acelerado , ella bajó su mirada hacia sus piernas. Túnica marrón clara y pantalones marrón oscuros . Pantalones ajustados que delineaban cada contorno de sus músculos.
Sólo sus pies estaban desnudos. Vio el grillete de hierro alrededor de su tobillo. Aunque Rory y Niels seguramente se lo habrían quitado el tiempo suficiente para él se vistiese.
Un calor subió a sus mejillas con la idea de él desnudándose , sus piernas entrando en los pantalones de lino . La imagen de él bajando sus pantalones por sus piernas, saliendo de ellos, hizo que el rubor en sus mejillas fuese una quemadura ardiente .
Un rubor que él percibió de acuerdo con su ceja levantada y la sonrisa lenta en su boca. Elevando su mentón, Isolde trató de fingir que sus mejillas ya no ardían, e intentó asumir un aire de gracia solemne.
Al menos hasta que Niels y Rory se marcharan.
Luego ,ella tenía intención de seducirle.
Bodo, sin embargo, no tenía ninguna intención de esperar a que los dos guardias se marchasen antes de demostrarle su afecto. Con un ladrido agudo de entusiasmo, él se lanzó hacia MacLean con tanta fuerza que cayó sobre su lomo. Durante un corto momento , el perro estuvo acostado boca arriba, su vientre blanco expuesto, sus piernas cortas pateando en el aire, antes de parase y saltar animadamente con cada paso que Donal daba .
MacLean sonrió abiertamente, su hermosa cara perdiendo todo rastro de vanidad . Incluso sus ceja permanentemente arqueadas bajaron a un nivel normal. Esa transformación causó un daño irreparable al corazón de Isolde, la diversión genuina de Donal ante las payasadas de Bodo calentó su alma.
La ironía trajo una sonrisa a sus propios labios.
La demostración de afecto de Bodo fácilmente había ganado en ella lo que las pociones de Devorgilla y los consejo de Evelina, todavía no habían logrado.
"Te dije que todos en Dunmuir se ha vuelto loco," criticó Rory, poniéndose sobre una rodilla para atar la cadena de Donal al poste de la cama.
Bodo estaba sobre él en un segundo . ¡"Por las barbas de Satanás !" Rory bramó, saltando antes de que el perro pudiera morderle el trasero . En el momento en que Niels y Rory cerraron la puerta detrás de ellos, Isolde dejó su lugar cerca de las ventanas. Con una calma que no sentía , le pidió a Bodo que se retirase a su cama.
“Tu pequeño campeón te defendería hasta la muerte, mi lady ," dijo MacLean.
" Bodo buscaba defenderte a vos ,”dijo ella, todavía asombrada por la relación del perro con MacLean.
Donal se encogió de hombros vestidos . " Tu pequeño compañero te ama apasionadamente," añadió él, con una de sus sonrisas lentas. "Podría ser MacLean."
¿ Bodo podría ser un MacLean?
¿Bodo la ama apasionadamente ... él podría ser un MacLean?
El corazón de Isolde latió lenta y poderosamente en su pecho. ¿ Donal estaba implicando que la amaba ? Imposible.
Pero si era imposible, por qué encontraba la idea tan emocionante? Ella , por cierto, no lo amaba. Simplemente lo encontraba atractivo.
Un poco atractivo.
Lo que era un medio para acelerar sus objetivos.
Cada fibra de su cuerpo se rió de esa mentira.
Isolde tragó en seco y por fin las palabras vinieron de su garganta.
¿"Qué quieres decir con eso que Bodo podría ser un MacLean'?"
¿"No lo puedes adivinar?"
Isolde sacudió su cabeza.
"Quise decir que el perro ama tan apasionadamente como un MacLean ama a su esposa," dijo él, su voz ronca, su respuesta ... decepcionante.
"Ah." Ella dirigió su mirada hacia abajo. “ Ya Veo."
¿"Qué ves ?" él preguntó con ese tono de voz que le aceleraba el corazón.
Isolde buscó seguridad en el lado opuesto de la habitación . Estando de pie delante de las cerrados , ella inhaló el aire de la noche , su mano por instinto fue hacia la pequeña bolsita que colgaba de su cinto , sus dedos se movieron ociosamente sobre el objeto pequeño escondido dentro de ella . “Gavin puede ver," vino la voz de Donal, su tono inquietante otra vez . Entonces, para su sorpresa, él se rió entre dientes.
O, al menos, ella pensó que eso hacía.
"Sí, él puede ver todo," siguió él, su diversión era inequívoca ahora. "El canalla puede ver por el don de su abuela, o eso él asegura."
Isolde se sobresaltó, y no debido a su declaración absurda, sino porque las palabras sonaron muy fuertes en sus oídos, él podría haber estado de pie justamente detrás de ella.
Ella se dio vuelta ... y jadeó.
Tenía razón , estaba detrás de ella.
O mejor dicho, delante de ella, ahora que ella había girado.
“Tus cómplices se olvidaron de encadenarme a la cama." Su ojos oscuros brillaban, él sostenía la cadena suelta en una mano.
Isolde tragó en seco.
Su sonrisa se ensanchó. "Creo que nuestro campeón de cuatro patas los espantó antes que pudiesen hacerlo ," dijo él, mirando al perro dormido.
Isolde lanzó una mirada a su mascota , su mente tan acelerada como su pulso. Bodo nunca dormía tan pacíficamente cuando ella estaba en peligro. Con Su decisión tomado, ella miró nuevamente a MacLean.
Él la miraba estrechamente, una sonrisa devastadora en su cara, ella sabía que debería prestar atención a los peligros que podría ocultar, pero en cambio decidió oír a sus instintos.
Los Suyos y los de Bodo.
Antes que pudiera cambiar de opinión, Isolde sumergió su mano en los pliegues de sus faldas y retiró el objeto de la bolsita escondida. Se lo ofreció con su palma extendida.

Donal contempló la llave de hierro, sus ojos oscuros se ensancharon con asombro. La cadena resbaló de sus dedos, cayéndose al piso con un ruido seco.
Despacio, él levantó su mirada a la suya. La luz suave de una lámpara de aceite cercana iluminó la expresión inescrutable que él tenía en el rostro, pero cuando ella lo contempló , sus labios se curvaron en una sonrisa amplia. "Yo sabía que eras una muchacha valiente ," él dijo, y aceptó la llave.
El corazón de Isolde se volcó al oírlo llamarla " muchacha valiente " otra vez. "No me hagas lamentarlo," dijo ella, mirándolo arrodillarse para abrir el grillete de su tobillo .
Él le lanzó una mirada cuando metió la llave en la cerradura. "Nunca".
Y por alguna razón inexplicable, ella le creyó.
¡Dios Santo , pero ella quería que él la besara otra vez!
Sus sentidos tambaleaban con su proximidad, Isolde humedeció sus labios. "La llave liberará el grillete alrededor del tobillo de sir Gavin también," dijo ella. "Me ocuparé de que ninguno de ustedes sean encadenado otra vez."
Su ceja se levantó con esa frase . ¿"Ah ..." él dijo y se levantó , " espero que finalmente hayas aceptado la verdad"
Isolde se dio vuelta hacia a las ventanas y miró el d mar oscurecido por la noche. La Isla de MacKinnons se delineaba contra el horizonte oscuro.
"Sé la verdad," dijo ella con una nota pensativa en su voz. "Y realmente lamento que nuestras verdades no sean la misma."
¿"Y por qué deseas eso?" Las palabras vinieron justo encima de su oído.
Él había caminado más cerca. Tan cerca ella podía sentir su aliento y su presencia. Donal colocó sus manos sobre sus hombros y el contacto caliente envió un oleada de placer por el cuerpo de ella.
Con gran suavidad, él la giró para enfrentarlo, pero los últimos vestigios de su coraje y su resolución y todos sus valientes planes de seducción amenazando con perderse en la noche.
Isolde se escapó de su asimiento y cruzó el cuarto a una zona segura donde estaba su arcón . Luchó con su cerradura, y luego abrió con un golpe la tapa. Metió su mano dentro del arcón. ¡"Aquí!" ella exclamó, con broche en la mano. “Tu broche de oro."
Tal vez la devolución de su joya lo distrajera hasta que ella pudiera reunir nuevamente su coraje .
Su valor.
El coraje que necesitaría para pedirle que la besara otra vez.
La audacia ella necesitaría para dejar caer su vestido y mostrarle sus pechos.
Evelina había jurado que nada excitaba más rápidamente a un hombre que el pecho expuesto de una mujer.
Pero cuando ella le extendió el broche, él sacudió su cabeza. ”No, guardalo ," dijo él. "Es de gran valor y te recompensará por tu generosa ... por el placer de tu compañía."
Los ojos de Isolde se abrieron enormemente . Ella dejó caer el broche como si fuese una serpiente retorciéndose. Pero tan rápidamente como lo había tirado , ella lo agarró otra vez. Sosteniendo la joya entre su pulgar y su dedo medio, ella lo dejó caer sobre la mesa .
Estremeciéndose y, ella giró para enfrentar a MacLean.
E inmediatamente deseó no haberlo hecho.
Su hermosa cara ya no sonreía, pero algo insondable brillaba profundamente en sus ojos. Un calor que desmentía las palabras frías con las que él la había ofendido . ¿" No quieres el broche?" Su voz tenía un tono peculiar. ¿"Realmente no lo quieres ?"
Isolde sacudió su cabeza, negando. ""Ya te lo dije, esas chucherías no tienen ningún uso para mí ," ella tartamudeó..
Las esquinas de su boca se movieron nerviosamente en un principio de sonrisa. " Realmente crees eso , verdad?" él preguntó, e Isolde percibió su asombro.
Su incredulidad.
" Yo No miento."
Una ceja oscuro se arqueó hacia arriba.
Ella se sonrojó. "No sobre ese tipo de cosas."
La sonrisa ahora se hizo intensa, con un resplandor que la cegaba.
Una sonrisa que le cortaba el aliento.
"Me complaces más de lo que piensas, Isolde de Dunmuir," dijo él, la nota suave de su voz fue directamente a su corazón.
Isolde sólo quería ser empujada contra su cuerpo , sentir sus brazos alrededor de ella una vez más, y sentir la magia de su beso.
"Ven aquí." Sus ojos oscuros ardieron.
Un deseo como ella nunca había conocido la invadió. Con el broche olvidado, ella simplemente lo miró, demasiado atontada como para moverse. La luz plateada de las ventanas brillaba sobre su cabello oscuro, mientras la lámpara de aceite lanzaba sombras sobre los ángulos de su cara y sus amplios hombros.
Isolde respiró hondo. Pero ella no iba a ir hacia él. Se suponía que él vendría a ella . Así Había sido su plan.
Ella había pensado en seducirlo.
Su sonrisa cambió, se hizo más intensa.
Más irresistible.
¡Por qué no tenía el rubor de rosas !
Los pezones pintados de rojo seguramente le hubiesen dado la ventaja.
Exhalando impetuosamente su frustración , ella cerró sus ojos. Sólo brevemente. Sólo el tiempo suficiente para protegerse de la atracción salvaje que él representaba.
Donal no parecía tan afectado como ella . Mantenía su porte atrevido y orgulloso, sus piernas separadas, manos colocadas en sus caderas, sus ojos oscuros brillando . Y mirándola fijamente, directamente a ella.
Mirándole hasta el alma misma.
Su corazón.
"Ven aquí," repitió él. "Hay algo que quiero preguntarte."
Cuando ella no se movió, él levantó sus manos, mostrándole sus palmas vacías. "Isolde , si tuviese mis guantes a mano, te presentaría uno arrodillado delante tuyo Un tributo caballeresco a tu gracia y tu belleza." Sus palabras corteses la impresionaron, y sonaron bastantes sinceras como para ablandar su corazón.
"Pero me encuentro con mis manos vacías," continuó él, sus palabras melosas. "Así que deberé emplear otras armas caballerescas para ganarme tu favor."
Pero ya tienes mis corazón , ella habría contestado.
¿"Un beso, tal vez ?" la doncella de acero quiso saber .
"Sí, un beso." Él amplió su mano, invitándola . "Pero primero una simple pregunta."
¿"Una pregunta?" Isolde esperó que él no viese su desilusión.
Él bajó su mano. ¿"Deseas más?" Él fingió perplejidad. ¿"Más que un beso y unas simples palabras?"
Ella lo deseaba.
Deseaba ... todo.
¿"Puedo no contestar a eso ?" ella se arriesgó, tocando el extremo de una de sus trenzas en una tentativa débil para disfrazar el temblor en sus manos.
Y llamar la atención de él a su cabello. Otro truco infalible para las víctimas de seducción , Evelina le había asegurado.
"Como desees ." Él se encogió de hombros , pero el brillo en sus ojos era cualquier cosa menos indiferente. Doblando sus brazos , él la estudió con una mirada penetrante. ¿"Por qué evitaste mirarme cuando viniste a hablar con Gavin?"
Sus ojos se abrieron enormemente .
Ella no podía decirle por qué.
"Espero tu respuesta, mi lady.”
Isolde miró hacia abajo. "Yo... Yo..." Ella enlazó sus manos. “ Por tu pecho," dijo la muchacha de acero. “Tu pecho es bonito . "Pero me acobardé. "
Su risa llenó el cuarto . Ella le lanzó una mirada . Horrorizada por el descaro de su propia lengua.
¿"Acobardada? Vos?" Él la miró , y por una vez, ambas cejas se arquearon hacia arriba . ¿" Encuentras mi pecho desnudo atractivo y eso te acobarda?"
Ella sacudió la cabeza, incapaz de hablar .
Su sonrisa maliciosa volvió, más devastadora que nunca. "Entonces, tal vez deberías verlo otra vez?" Sin quitar su mirada de ella, él se despojó de su cinturón de cuero y lo tiró al piso . Alcanzó para el borde inferior de su túnica. "Sí, creo que tienes que ver mi pecho otra vez," él dijo, y se sacó la camisa por la cabeza.
Isolde observó su esplendor, agudamente consciente de las incitaciones maravillosas que la imagen provocaba en ella.
Por Dios , él era magnífico.
Y él lo sabía.
La vanidad brilló en sus ojos marrones .
"Y ahora, mi querida , creo que tendremos otra lección aclaratoria"
Él avanzó . Sus ojos se arrugaron con diversión. ¿"Un pecho bastante bonito , qué dices ?” Inclinando su cabeza a un lado.
"Sólo obsérvame , Isolde de Dunmuir, hasta que yo no te acobarde más."
Y ella lo hizo.
La muchacha valiente en ella se deleitó con la amplia musculatura de sus hombros, la extensión de su pecho. Isolde sintió una tensión deliciosa dentro de ella, una sensación tan inquietante como estimulante.
Él era maravillosamente guapo.
Ella ansiaba poder pasar sus dedos a lo largo de los contornos l de sus brazos poderosas. Su mirada recayó sobre su estómago tenso y plano.

Esa imagen viril de alguna manera demostró ser más potentes que todos los brebajes de amor de Devorgilla combinados.
Tomándose su tiempo para estudiar su físico deslumbrante , ella volvió su atención a su cara. Primero la línea firme de su mandíbula, luego la curva sensual de sus labios, la caída sedosa de su cabello negro , y finalmente sus ojos.
Los ojos de un caballero.
Nublados con un deseo oscuro y ardoroso.
Ardor por ella
Un suspiro suave se le escapó, y ella desvió la mirada. Necesitaba usar inteligencia si esperaba seducirlo.
Hasta ahora, había sido él quien la había seducido a ella .
Y Ella la que sucumbía.

"Debes mirar un poco más ," dijo él, la ligereza en su voz profunda amenazaba su equilibrio y su control.
Donal tomó su mano y la llevó a sus labios y besó las diez yemas de los dedos. Cada beso enviando en estremecimiento sensual a su cuerpo. "No pareces... acobardada."
""Ya he visto bastante," ella dijo, odiando el temblor de su voz.
Soltando su mano , él extendió sus brazos ampliamente . " No tienes ninguna razón para tener miedo," dijo él, deteniéndose delante de ella. "Te dije que los caballeros admiran a las muchachas con acero en su sangre."
Su broma delicada hizo que su corazón se acelerase locamente. Pero entonces la alegría se desvaneció, y la mirada depredadora volvió a la cara de Donal.
Oscura y determinada.
Esa sola mirada hubiese enviado a una muchacha menos valiente a esconderse debajo de su cama.
Pero su mirada hizo que Isolde quisiera zambullirse en la cama.
Con él.
Ahora. Ya.
¿"Y qué es lo que le gusta a esos caballeros que las muchachas hagan ?" ella preguntó, esforzándose por usar un tono bajo y seductor como Evelina.
Ella debía haber fallado rotundamente, pues en vez de oscurecerse con deseo, sus ojos se alegraron con una sonrisa renovada.
Él había descubierto su estratagema y se reía de ella.
Pero entonces él se rascó su mentón, y ella reconoció su estrategia . Donal pensaba hacerle el juego a ella.
¿"Qué les gusta a los caballeros que las muchachas le hagan ?"
¿Le hagan?
Ella recordó de golpe todo lo que Evelina le había enseñado... y lo recordó allí, en el vértice sus muslos donde un ardor palpitante había comenzado.
¿ Hacerle cosas a él o para él? Por Dios, ella quería las dos opciones.
Y con todas las variantes.
¿"Bien?" Él caminó tan cerca que el embriagador olor a macho oscureció sus sentidos.
Y paralizó su lengua tonta, que parecía haber crecido diez veces su tamaño. No podía hablar, sólo podía contemplarlo, esperando aliviar el ardor que él despertaba en ella.
Esperando los besos de su caballero.
"A este caballero le gustaría que hicieras algo por él," él dijo, y tocó con sus dedos la curva lisa de su mejilla.
Ella se inclinó ante su toque, una doncella descarada, silenciosamente impulsándolo a no retirar su mano.
No retirar su magia.
¿"Harías algo por mí?" Las palabras roncamente dichas se hundieron en su alma.
Ella sacudió la cabeza, sin considerar la posibilidad de negarse.
No le preocupaba lo que era él quisiese.
Un rubor subió por su cuello, pues la verdad era, que ella esperaba que lo que fuera que él pedía, sería lo suficientemente lasciva como para apagar el fuego que corría por su sangre.
Dios se acordase de salvar su alma disoluta.
Donal deslió su mano alrededor de su cuello, haciendo que sus dedos tomasen su nuca. ¿"Harías dos cosas por mí?"
Ella tragó en seco, y sacudió la cabeza otra vez. "Si lo deseas ," concordó ella.
Él la miró fijamente . ¿"Has bebido más de esa poción inmunda?"
Ella comenzó a sacudir su cabeza desmintiendo sus palabras , pero antes que pudiera hacerlo , él había bajó su boca sobre la suya. Su corazón se detuvo.

Pero en vez del beso de caballero que ella esperaba, él simplemente pasó la punta de su lengua sobre sus labios.
La estaba Probando
Una lamida suave, muy suave, nada más. Breve y ligera como las alas de una mariposa, un lamida simple para ver si podía detectar la poción de anti atracción en sus labios.
El mero toque de su lengua en sus labios había sido suficientemente poderoso como para enviar nueva una oleada de excitación por su cuerpo .
Isolde deslizó sus brazos alrededor de sus hombros y enterró sus dedos en su cabello. Lo presionó , sin preocuparse por si se comportaba tan desvergonzadamente como Evelina. Separando sus labios, ella usó su urgencia para pedir más, ansiaba que él la besara mas profundamente, como lo había hecho antes.
"Tan impaciente, mi amor." Él dijo.
Donal apoyó su frente sobre la suya, su aliento caliente era una caricia dulce sobre su piel. “Tu apetito me complace enormemente. Sí, mi lady, llevas al límite mi control," murmuró él. "Y te daré todos los besos de caballero que desees y más, mucho más, pero antes de que lo haga, debes hacerme dos promesas."
Él colocó sus manos sobre sus hombros. ¿"Lo harás?"
¿"Cuál es tu voluntad?" ella respiró temblorosamente .
Haría cualquier cosa por él.
Él levantó una de sus trenzas, frotó su pulgar sobre sus cabellos. "No has sido dotado con mucha capacidad de restricción, verdad?"
Ella sacudió la cabeza.
Él dejó caer la trenza “Hay muchas cosas yo te haría, y que me gustaría que me hagas , querida . " dijo él, sus ojos se oscurecieron ,y su voz se hizo baja y ... seductora. "Pero debo decirte que la anticipación es casi tan deliciosa como el final placentero y es algo que no debe perderse."
Él pasó su mano sobre su hombro, bajando hacia su brazo. “Quiero iniciarte en los placeres carnales ," afirmó él. "Una fruta tan sensible como vos debe ser saboreada completamente, pero lentamente . Muy, muy lentamente ."
¿“Y cómo deseas ... saborearme ?" ella quiso saber.
Él tomó sus trenzas.
Mirándola profundamente a los sus ojos, él dijo, "Quiero que te sueltes el cabello para mí, Isolde."
Desilusión y confusión crecieron dentro de ella. La necesidad palpitante que ella había esperado ver apagada, gritaba su rebelión afligida. ¿"Soltarme el cabello ? ¿Eso es todo?"
"Es el principio." Él levantó sus trenzas. "Quiero admirar tu cabello," él dijo, " quiero sentir la seda de tu cabello entre mis dedos."
La pulsación en su bajo vientre latió de nuevo, y con mayor fuerza que antes. Dios , él podía hacer magia con simples palabras.
¿"Ves, mi dulce Isolde, te excitas con simplemente mirar y acariciar tus trenzas?" él preguntó, y ella sabía que él decía la verdad.
Él la excitaba.
Sus labios se curvaron en una sonrisa lenta. ¿"Cómo piensas que me harás sentir cuando sueltes tus trenzas ?"
Un suspiro profundo, ronco se elevó en su garganta, y ella soltó su cabello .
"Quiero bañarme en tu cabello," él le dijo, finalmente abandonando sus trenzas. "Perderme en su olor y en su sedosidad."
Isolde tragó en seco . Ella quería eso, también.
Mucho.
Pero él tenía otro pedido mas.
Un deseo mas .
Su pulso se aceleró con anticipación. ¿"Y cuál es tu segundo deseo, mi lord ?"
"Quiero ver sus pechos," él dijo, y su corazón cerrado de golpe contra sus costillas.
Ella había esperado eso todo el tiempo, preocupándose por no tener el coraje después de haber perdido el rubor de Evelina .
¿" Quieres mirarlos? ¿Simplemente míralos?" la muchacha valiente preguntó.
"No, querida ." Él pasó sus manos por las curvas de sus pechos. "Quiero hacer mucho más que míralos." Él hizo una pausa. ¿"Puedo ?"
Ella sacudió la cabeza afirmativamente . "Pero me gustaría oír las palabras," dijo ella, encontrando ese ... ese tipo de charla bastante estimulante.
Como Evelina le había prometido.
"Sí, me gustaría oír en mayor detalle lo que piensas hacerle a mis pechos," dijo ella. "Dime y me soltaré el cabello, luego te mostraré mis pechos a tu voluntad."
"Me complaces, Isolde de Dunmuir, y entonces cumpliré tu pedido ," dijo él, tocando con un dedo su mentón. "Primero, simplemente te miraré , pero desde todos los ángulos. Desde lejos, y de cerca. Muy cerca."
" Quiero oír más," incitó ella, disfrutando del juego, toda su precaución y preocupaciones quedaron olvidadas.
Él sonrió. "Te tocaré con mis manos." Él dejó que su mirada vagara sobre sus pechos mientras hablaba. "Pasaré las yemas de mis dedos causándote estremecimientos de placer hasta que , finalmente ... tus pezones se pongan rígidos."
Él la miró , esperando un asentimiento , una palabra, algo para seguir hablando . Ella deliberadamente se detuvo por un momento corto, luego inclinó su cabeza. “Tus palabras me conmueven," confesó ella. " Te pido que continúes. ¿Qué más me harás?"
"Ohhhh... Levantaré y pesaré tus pechos. Los Acariciaré y masajearé para aumentar tu placer."
¿"Hay más?" ella preguntó.
"Sí, mucho más," prometió él . "Te tocaré con mis labios y mi lengua. Lameré, chuparé , y... " Él se interrumpió, saltando sobre un pie descalzo.
"Qué mierda ...? " Él se agachó para tomar algo del piso cubierto de paja . Él examinó lo qué era, luego lo sostuvo su mano, un pequeño pote .
Isolde se enrojeció intensamente.
Era el rubor de rosas de Evelina.
¿"Esto es tuyo, mi lady ?" Él arrebató su mano hacia atrás cuando ella intentó agarra el pote. "Veo que es tuyo por tus mejillas enrojecidas."
Él abrió el tarro y miró adentro. Una mirada de asombro, y luego el reconocimiento brilló en su cara.
Él sabía lo que era.
Él la miró , había diversión en sus ojos . "Este es la pintura roja," dijo él, contemplándola. Desconcertado. "Una pintura de putas."
Isolde desvió la mirada , demasiado avergonzada para confesar que ella conocía el uso de esa pintura.
"Pensabas usar esto para seducirme," dijo él.
"Sí ," admitió ella. "Pero lo había perdido.”
Sus ojos oscuros centellearon. "Pero aquí lo tienes."
¿" Y ?" Su corazón comenzó a palpitar.
Por Dios , él quería que ella usara la pintura.
"Quiero que te pongas esto ," dijo él, confirmando lo que ella ya sabía. Le dio el pequeño pote.
"Si eso te complace," dijo ella, sintiéndose algo decepcionada. El efecto de sorpresa que ella había esperado conseguir con la pintura se había perdido. "Esto no será lo mismo si ya sabes que está allí."
Él sacudió su cabeza. " Querida , sorprenderme ya no es el objetivo de la pintura ."
Ahora él la había dejado aturdida. ¿"No?"
Él estrechó sus ojos en ella. ¿"Cuan valiente puedes ser, Isolde ?”

"Tan valiente como te complazca," la disoluta dentro de ella contestó.
"Entonces me complacerás si te aplicas la pintura en tus pezones."
Isolde jadeó, la idea que primero le causaba rechazo, ahora la excitaba.
Mucho.
Ella cerró sus dedos alrededor del pequeño pote con sus mejillas ardiendo.
El rubor de rosas .
Un nombre muy apropiado en efecto.
Y ella apenas podía esperar para probar su poder.