Georgina intentó hacer un moñ en la cinta azul de seda de su único camisón , luego se dio vuelta rígidamente. Su trasero y las caras interna de sus muslos parecían haber sido golpeados. Sólo había estado montada sobre esa bestia blanca por un rato corto y ya sentía un ardor . Mañana el dolor sería insoportable.
" Te llevaré a la casa," ella imitó la voz de Eachann mientras cojeaba a través del cuarto. " Me gustaría darte algo," ella murmuró y golpeó puño contra la palma de su mano.
Pero muy profundamente dentro suyo sabía lo que quería darle a Eachann. Y no era un buen puñetazo.
Sus hombros cayeron y se quedó parada , sintiendo pena por sí misma. Había intentado ignorarlo , había intentado decirse a sí misma que Eachann un imbécil , pero no podía ignorar una cosa : él la fascinaba. Lo hacía de un modo que nadie jamás había hecho .
Desde aquella primera noche en el jardin él la había hecho revivir todos los sueños romanticos de su adolescencia . Ella no quería recordarlos, pero lo hacía.
Eachann era un buen adversario; no le ofrecía ninguna concesión. Le gustaba eso de él.
Georgina casi deseó tener un poco menos de moral, entonces quizás se atrevería a ir directamente a su cuarto, seducirlo y usarlo hasta que cansarse de él, y luego podría seguir con su vida. Con lo que fuese que esa vida iba a ser.
Miró a su alrededor. Si ese cuarto era alguna indicación de lo que su futuro sería , debería entregarse en ese mismo instante . El cuarto era una miniatura y todavía olió a humedad a pesar de que mantenía la ventana abierta .
Caminó arrastrando los pies para cerrar la ventana, pero se detuvo y miró afuera. Tomó una respiración profunda y luego la soltó con un suspiro. Se suponía que el aire fresco era bueno para las cosas que afligían a una persona .
Se apoyó contra el marco de la ventana y miró afuera. La luna todavía estaba alta y ninguna nubes tapaba las estrellas. Todo estaba en su lugar esa noche.
Comenzó a cerrar la ventana pero cambió de idea. Contempló el cielo nuevamente. Mordiéndose el labio , rápidamente escogió una estrella y formuló un deseo.
Georgina cerró bruscamente la ventana y sintió sus mejillas sonrojarse porque se sentía avergonzada, era una tontería formular un deseo. Pero nadie podría enterarse . Estaba a solas.
Caminó de regreso a la cama y corrió las mantas . Se metió debajo en la cama y giró para un lado y para el otro ,
tratando de acomodarse en esa cama pequeña.
Le dio unos buenos puñetazos a la almohada , luego apoyó la cabeza y subió la sabana y las mantas hasta su mentón .
Luego, cuando cerró los ojos, se le apareció un hombre guapo que le sonreía abiertamente . Georgina suspiró y lentamente giró sus labios hacia la almohada, presionando su boca sobre la tela tiernamente.
Unos segundos más tarde gritó tan fuerte que despertó a los cisnes del estanque.
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