CAPITULO 1
Hotel Cattlemen, Dallas, Texas, principio del verano de 1895
Aquella tarde, Bonnie O'Neal Schwartz Purdy estaba de excelente humor
al presentarse a la recepción del hotel. Desgraciadamente, eso
pronto cambiaría.
- Mi apartamento está listo? - preguntó apoyándose en el mostrador, incómoda con el calor que sentía con el vestido negro, lista para firmar o libro de registros.
- Señora Purdy, es raro verla en Dallas. Cómo está la ciudad de Shot Gun? - El pobre hombre sudaba y ella casi no lograba oírlo con el barullo en el hotel.
- Muy bien, gracias - ella asintió sonriendo, cansada después del largo viaje en tren . - Parece que tendremos un buen número de personas para nuestra conferencia.
- Y ese es el problema. - El recepcionista tomó un pañuelo para secar su frente. - Hay muchas damas y mucha confusión.
Bonnie parpadeó , la notando incomodidad del hombre.
- Hay algún problema? Reservé una suite.
- Yo ... bien... No logro encontrar su reserva y el hotel está repleto.
- Qué? Pero yo hice mi reserva hace semanas! Debe haber una suite para la presidente de la liga de Damas de la Estrella Solitaria por la Decencia y por el Decoro.
- Tal vez en algún otro hotel... - él se secó la frente una vez más .
- No , no traslade los problemas - ella lo interrumpió, cansada y un poco impaciente. - Yo hice la reserva acá .Ahora, resuelva este inconveniente.
- Comprendo, señora. - El hombre se secó de nuevo el rostro, bastante nervioso.
Bonnie podría hacer que ese sujeto fuese despedido, pero tal vez tuviese familia y precisase ese empleo. Suspiró y bajó el tono de voz:
- Con certeza debe haber algún otro cuarto reservado. No soy exigente y puedo conformarme sin la suite.
- No sé... - Sabía que podría ser despedido por ese error, pero , de repente, una idea se le ocurrió al verificar o libro. - Pensándolo bien, sería posible ofrecerle media suite.
- Media?
- Hay un caballero que ocupa una suite permanentemente, pero él está fuera de la ciudad y podríamos ofrecerle uno de sus dos cuartos .
Bonnie pensó por un instante. Parecía una buena salida y no le gustaría que el pobre empleado se metiese en apuros.
- Hay una puerta comunicante entre ellos? Existe la posibilidad que ese caballero retorne sin avisar?
- No, no - el recepcionista aseguró. - Además, usted tendrá la única llave de la puerta comunicante.
Bonnie vaciló. Podría armar un gran escándalo y conseguir otro cuarto, si quisiese, pero solía ser una mujer razonable.
- Realmente es todo lo que puede ofrecerme?
El comenzó a disculparse de nuevo, entregándole la llave.
Bonnie estaba un poco incómoda con la idea , pero parecía no haber otra alternativa. De hecho no le gustaría tener que recorrer toda la ciudad
en busca de otro cuarto.
- Muy bien , entonces, quedamos así.
- Lleva el equipaje de la señora Purdy al 203B. - Mientras ella firmaba el libro, el recepcionista llamó el mensajero.
- Si, pero el señor Cash, la suite... - el muchacho mexicano demostró sorpresa.
- Es de la señora Purdy ahora - el recepcionista lo interrumpió bruscamente.
Bonnie se dio notó el intercambio de miradas entre los dos, pero no era problema suyo.
- A propósito, me gustaría tener el servicio de cuarto todos los días. - Ese era uno de sus pocos lujos. Miró a su alrededor y decidió cenar antes de retirarse. Le entregó la llave y la propina al muchacho . - Estaré en el restaurante en caso alguien del club me busque. Puedes devolverme la llave allá.
El muchacho sonrió al ver el valor de la propina y se tocó la gorra, saludándola, antes de dirigirse a las escaleras.
Bonnie se dio vuelta , sujetando el borde de su falda, y fue hacia el restaurante repleto. Llegando allá, se decidió por una ensalada liviana y un té , pues ya había comido un bife en el tren.
Cash McCalley entró con pasos largos al hotel, fumando y sonriendo al aproximarse a la recepción. El lugar estaba lleno de mujeres, pero no del tipo que calientan la sangre ; estas parecían respetables y reprimidas puritanas, aunque pensándolo que podría llegar a corromper a alguna de ellas si quisiese. Pero Fifi pronto llegaría a la ciudad y ella, si que sabía calentar a un hombre.
- Hola, Earl. La suite de siempre, por favor - dijo con acento texano arrastrado.
El recepcionista, muy pálido, se pasó la mano por la boca.
- Cash... Pensamos que estabas fuera de la ciudad ...
- Estaba, pero ya volví . - Cash sonrió . - Acabo de volver de la Costa este, donde logré cerrar un excelente negocio.
- Qué bien. Tal vez ahora te sea posible... pagar los aranceles atrasados.
Cash exhibió su sonrisa más simpática.
- Rayos, Earl, sabes que voy a pagar. Cuando el negocio se concrete , saldaré todas las deudas.
- Creo que el gerente... - Earl se mordía el labio inferior.
- Qué te parecería una pelea de boxeo aquí en Dallas?
- Cómo?
Cash frotó las manos excitadamente y parpadeó .
- Sólo debo contárselo a una persona. La novedad estará en los periódicos mañana. Escucha. Arreglé una pelea entre el campeón Jim Corbett y el promisorio Bob Fitzsimmons.
- El campeón no era John L. Sullivan? - preguntó Earl.
- Lo era, pero fue derrotado por Corbett algún tiempo atrás. Vendrán un montón de hombres a Dallas para asistir a esa pelea, y yo, como empresario organizador , voy a ganar una montaña de dinero.
- Y entonces vas a pagar las cuentas?
- Por supuesto . Ahora , las llaves. - Cash, de repente, se sintió un tanto molesto. Había perdido todo el dinero que había ahorrado durante su vida en la crisis de recesión de 1893, pero ahora parecía que las cosas iban a mejorar. Comenzó a canturrear mientras firmaba el libro, tomó la llave y ya iba a subir cuando se detuvo y se dio vuelta . - Sólo me diste la llave del 203A.
Earl tomó el pañuelo y secó su rostro pálido.
- Bien , hay una gran conferencia de Damas en la ciudad...
- Crees que no lo sé ? El tren estaba lleno de ellas.
- Bien, tuve que darle tu otro cuarto a una de ellas.
- Qué? - Cash giró, intentando controlar su carácter escocés. - Pero es mi suite permanente!
- Ella fue muy ... persistente, y tu cuenta está atrasada y vos te
encontrabas fuera de la ciudad...
- Voy a pagar cuando este negocio se concrete, Earl, y, como ves,
ya estoy de vuelta!
- Yo ... yo... pensé que no ibas a precisar el otro cuarto.
- Siempre tengo una o dos muchachas conmigo, o no? El recepcionista se secó la cara una vez más .
- Cash, sabes que si fuese por mí, te habría guardado el cuarto, pero con tu cuenta vencida y ella siendo una dama tan influyente...
- Me estás ofendiendo! Cash McCalley siempre paga sus cuentas. Sólo estoy un poco desorganizado. La señorita Fifi LaFemme debe llegar mañana a la ciudad.
- La bailarina de can can ? - Earl, muy interesado, preguntó .
Cash asintió sonriendo. Mentalmente, ya veía a Fifi levantando la pierna y mostrando las medias caladas y...
- Exacto. Pensé si no sería conveniente tener los cuartos intercomunicados.
- Lo siento mucho , Cash.
- Está bien . Esas mojigatas partirán en pocos días. - Entregando una moneda al muchacho mexicano, le pidió que llevase el equipaje arriba y le avisó que, si lo buscasen, estaría en el bar y , luego, en el restaurante.
Estaba de tan buen humor con el éxito del negocio que nada lo aborrecería. Después de dos medidas de whisky, se sintió mejor todavía y fue hacia el restaurante. Pero parado en la puerta, su humor comenzó a cambiar.
- Joe, quiénes son todas esas mujeres? - le preguntó al camarero . - Parecen cacarear como gallinas.
- Que bueno tenerte de vuelta, Cash. - El camarero sonrió . - Está muy lleno hoy , parece que vas a tener que esperar o compartir una mesa.
- Qué? No quiero compartir una mesa - Cash gruñó . - A menos que se trate de una bella señorita, pero , por el que veo, estas son las mujeres más púdicas y mojigatas que vé en mi vida.
-Son las Damas de la Estrella Solitaria por la Decencia y el Decoro - Joe susurró. - Es una conferencia anual. Si quieres compartir la mesa,
l creo que puedo acomodarte inmediatamente.
- Estoy intentando decidir si tengo tanta hambre . Diablos, si tengo mucha hambre .
- Hay una señora sentada sola, cerca de esa ventana. Puedo preguntarle si le molestaría compartir la mesa. - El camarero señaló a una de las mesas.
Cash siguió el gesto con la mirada y no le gustó lo que vio. La pequeña dama debía estar cerca de los treinta años y usaba vestido y sombrero negros un tanto desaliñados. Se trataba de una viuda, y , ciertamente, muy modesta.
A pesar de que esa imagen lo había desanimado , Cash decidió que sentía suficiente hambre como para soportar la compañía por poco tiempo.
- Ve.
El camarero fue hasta la señora y se inclinó para hablar. Ella
frunció el ceño al oír la pregunta, observando Cash con desagrado.
Cash se sacó el sombrero de vaquero y le ofreció su sonrisa más cautivante. ella pareció vacilar. Tenía grandes ojos, pero los labios apretados mostraban desaprobación, y el cabello, debajo del sombrero negro, estaba sujeto en un rodete severo. Una vez más , él sonrió e intentó ser encantador . La mujer le dijo algo al camarero y frunció las cejas de nuevo. Seguramente no lo hallaba tan atractivo . Y eso hirió su orgullo, pues nunca se había encontrado con una mujer que no cediese a sus encantos.
El camarero volvió.
- La señora Purdy está un poco dudosa, pero yo le aseguré que sos un perfecto caballero.
- Tiene miedo que sea un conquistador oportunista? - su voz se elevó con indignación.
- Cash, baja la voz, ella puede escucharte y cambiar de idea
- Bueno vamos de una vez . - Cash respiró profundamente y siguió al camarero .
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