sábado, 20 de febrero de 2010

ARREBATADAS!! CAPITULO 55 - JILL BARNETT

Capítulo 55

Había una vez una joven doncella que preguntó,
" Por Qué no puedo mirar mi oreja con mi ojo?
Si te lo propones,
estoy seguro que puedes hacer
uno nunca puede decir que no puede
hasta no hacer el intento ".
Anónimo


Georgina encontró el viejo reloj lo la mañana siguiente. Estaba en un cuarto en la otro sector de la casa. Estaba parada observándolo cuando Calum entró.
" Es uno de los relojes de tu familia.
"Sí, lo sé".
" Tienes algunos de esos relojes ?"
Ella negó con la cabeza. " Todos fueron subastados con la casa".
Calum cruzó el cuarto, descolgó el reloj de la chimenea y se lo dio . " Es tuyo ".
"No".
" No lo necesitamos," él dijo. "Y Pienso que a vos te haría bien tenerlo ".
Georgina miró el reloj y tuvo el presentimiento que iba a hacer algo realmente idiota como llorar.
"Vamos," Calum dijo. "Tómalo".
"Gracias". Ella comenzó a salir del cuarto luego vaciló en la puerta.
Él la observaba como si esperase eso. Antes que ella pudiese hacer la pregunta, Calum le contestó, " Estoy seguro.
Georgina sonrió y luego salió, llevando el reloj a su pequeño dormitorio. Entró y cruzó directamente a un pequeño tocador de madera.
Allí estaba todo lo que poseía en el mundo. Colocó el reloj en la parte superior del tocador, le dio cuerda y abriendo una puertecilla puso el péndulo en funcionamiento . Estaba comenzando a cerrar la puertecilla cuando vio la firma Bayard adentro.
Pasó un dedo sobre el tallado , luego suspiró profundamente y cerró la puertecilla. Dio un paso atrás y contempló el reloj.
Se quedó parado allí por un largo tiempo, recordando los años, y en el tiempo en que se había sentido harta de ver tantos relojes Bayard. Recordó su vida, su infancia y cómo había vivido su familia.
Y se preguntó qué clase de vida habían tenido sus padre . ¿Habían tenido una hogar lleno de amor? Habían querido a sus hijos ? ¿ Habían amado a su hija tanto como habían amado a su hijo varón ?
Durante mucho tiempo , Georgina había pensado que era su culpa que sus padres no la hubiesen querido tanto como a su hermano . Pensaba que había algo mal en ella o algo que le faltaba , que la hacía ser menos querible.
Pero la noche de la tormenta , cuando había estado sentada en el armario con Kirsty , había descubierto algo muy importante respecto a ella misma .
No era que ella no fuese querible . Era que padres no eran capaces de amarla .
Esa noche le había entregado su corazón a una niña que no era parte de su familia . Kirsty no era de su propia sangre . Pero la falta de lazos de sangre no impedía que Georgina de sintiese algo fuerte por Kirsty. Lo sentía. Había sentido que Kirsty la necesitaba en ese mismo momento, tanto como necesitaba a su padre.
Saber eso le daba una cierta libertad . Era como si ella finalmente se sintiese libre para ser lo que quería ser. Georgina había entendido que sin importaba lo que ella hubiese hecho, sus padres nunca la habrían amado. Entonces ya no importaba si no fuese una Cabot o una Lowell . Podía ser o hacer cualquier cosa, porque eso no le ganaría el amor de unos padres que no podían amar.
Lo que Georgina eligiese ser - incluso la niñera de dos niños solitarios en una isla aislada - esa elección no cambiaría su valor como persona. No lo haría ser más o menos aceptada o querida .
No tenía la obligación de ser una Bayard. No tenía que ser una mujer rica con el apellido apropiado . No tenía que vivir en una mansión para ser alguien.
Georgina tuvo una sensación embriagante de libertad, como si hubiese descubierto el secreto de la felicidad, algo que había estado escondida de ella por un largo tiempo.

Sonrió y se dio vuelta , luego se detuvo.
Colgado en un gancho detrás de su puerta había un vestido verde de seda, el que había pertenecido a la madre de Kirsty.
Georgina fue hacia el vestido y lo tocó. No era costoso . No provenía de París y no era espectacular. Pero ese vestido significaba para ella mucho más que todas las ropas y posesiones que había perdido. Cerró los ojos y se quedó parado allí por un momento. Se mordió el labio y tomó varias respiraciones profundas. Pero eso no sirvió de nada. Las lágrimas vinieron de cualquier manera.

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