Capítulo 9
Roger abrió sus ojos. Los sintió pesados y borrosos, como si hubiese dormido durante un año. Le tomó un momento para que la vista se aclarase. Estaba oscuro, pero le pareció ver las vigas en un techo de paja encima de él.
¿Dónde estaba ?
Su mirada fue hacia la izquierda y la derecha, la habitación olía a granja y el suelo a una mezcla dulce de hierbas y flores frescas. Parecía ser una cabaña, con piso de tierra y paja y paredes de adobe .
Trató de levantar la cabeza.
Sintió un intenso dolor en la garganta, tanto por dentro como por fuera.
Gimió . Fue un sonido extraño, áspero y poco familiar para sus oídos , sentía la garganta hinchada, como si hubiera tragado un huevo y estuviese atascado en el lugar desde donde uno habla.
La horca.
Dios Santo…
Roger cerró los ojos una vez más . Todo lo que había pasado regresó a él en una avalancha de recuerdos horrendos .
Es casi el anochecer. Perseguía a esa mujer y al caballo árabe en el bosque enmarañado. Estaba oscuro, tan negro como el calabozo del Rey y era más confuso que los laberintos de Leeds . A su alrededor había miles de sendas que no conducían a ninguna parte. Había tomado una, luego otra. Llevaba la espada en alto . Pero todos eran callejones sin salida. Un infierno. El tipo de lugar donde uno podría perder el alma .
Alguien lo llamaba por su nombre. Una profunda voz que no parecía real, como si viene desde arriba , desde el cielo.
Lo llamó nuevamente , pero la voz había cambiado y parecía una voz que venía del infierno.
Algo lo sorprendió desde atrás.
¿Cuánto tiempo había pasado? No lo sabía. Ahora estaba despierto. Con los brazos y los pies atados . Una venda cubriendo sus ojos. Sólo veía negro. Pero se dio cuenta que estaba montando un caballo.
Dios Santo… Tiene una soga apretándole el cuello.
No puedo deslizarse de la montura.. De repente no hay nada a su alrededor, sólo unas risas malvadas e inolvidables. El sonido hace eco en su mente y sus oídos. ¿Está soñando? Eso no está ocurriendo. No puede estar ocurriendo.
No es un sueño. Se va a morir.
Alguien está parado a su lado . Puede oírlo respirar agitadamente . Puede sentir el mal rodeándolo . Es tan real que casi puede olerlo , del mismo modo en que uno puede oler la carne pudriéndose.
La sangre parece dejar de fluir en sus venas. La sangre se le congela. EL conoce esa sensación. Es el instinto que siempre le avisa antes cuando alguien va a atacarlo por la espalda en el campo de batalla.
"Yo soy Sir Roger FitzAlan. Cabalgo bajo la protección del Rey Edward ."
Nadie le responde . Sólo se oye la misma risa cruel .
Y luego lo oye , alguien da una palmada fuerte en el anca del caballo.
Voy cayendo lentamente como si ese fuese el sueño que quiero que sea y no algo real. Quiero despertarme.
Me despierto.
El nudo lo ahoga. Mi propio peso y el peso la cota de malla lo tiran hacia abajo. Abajo hay muerte e infierno.
Ya no puedo respirar . Forcejeo . Me retuerzo . El pecho se me hincha . No llega el aire allí . Me estoy muriendo. No hay nada que pueda hacer, por lo que dejo de moverme. Voy a estallar . Me muero.
Pero él no está muerto. Roger parpadeó y observa la paja en el techo . E corazón golpea fuerte en su pecho . Estoy vivo. Estoy vivo. Vivo.
Puede sentir el sudor sobre su piel . El recuerdo sigue tan fresco que le parece que ha pasado por ese horror nuevamente .
Había sido ahorcado. Ahorcado, y el dolor todavía estaba quemando allí en su cuello y su garganta. No podía estar muerto y sentir las cosas que sentía. Sólo vivo uno puede sentirse tan mal .
Se quedó allí , quieto y en silencio . Lentamente intentó levantar la mano. No podía. Intentó mover sus pies. No podía.
Estaba atado a unas estacas en el suelo . Sintió una repentina oleada de ira inundarlo , tiró de las cuerdas, forcejeó intentando liberarse.
Trató de hablar o llamar a alguien . Quiso gritar. Nada salió de su boca abierta, mas que un extraño gruñido. Sus palabras estaban bloqueadas por el huevo que tenía en la garganta. Le dolía por dentro y por fuera. La sentía muy hinchada. Podía sentir donde había estado la cuerda porque le había quemado la piel.
Roger tuvo que cerrar los ojos para aplacar el dolor, el miedo, y - lo peor - la humillación.
El esfuerzo para moverse era agotador , como si hubiese estado corriendo por millas y millas y ya no le quedase sangre para alimentar su cuerpo . Sintiéndose demasiado débil para hacer algo más, Roger dejó caer su cabeza sobre el colchón suave.
Tomó varias respiraciones cortas.
Cálmate. Tranquilízate.
¿Cómo mierda podía calmarse cuando estaba atado y cautivo en un lugar que parecía la cabaña de un granjero? ¿Alguien lo había colgado para torturarlo , y luego lo había bajado antes de que muriese? ¿ Ese era el Purgatorio del que tanto se hablaba en Roma? ¿Dónde carajo estaba ? Poco a poco giró su cabeza hacia la izquierda.
El interior estaba oscuro, pero su vista se estaba aclarando. No lejos de allí había una mesa de roble y sillas con respaldos hechos de ramitas de paja qure parecían las garras de una bruja de manos huesudas.
Había jaulas apiladas a lo largo de la pared, llenas con animales cautivos. Un zorro . Un tejón y una comadreja. Pequeñas liebres y otros animales.
Estar atado al suelo lo hacía sentir como un animal atrapado en una trampa. Intentó nuevamente levantar la cabeza, a pesar del dolor , a pesar de los pinchazos de dolor que atacaban su cabeza y su cuello.
Se detuvo con la cabeza a medio levantar , su respiración se celebró.
Había oído algo. Un sonido en la oscuridad. Podía sentir la presencia de alguien.
Había alguien en la habitación. No sólo animales. Un ser humano . Su verdugo?
Trató de encontrar la fuerza para girarse a un costado . Su espalda, sus hombros , sus brazos, y cada parte de su cuerpo estaban rígidos y doloridos. Roger hizo una mueca y cambió de posición el peso de su cuerpo .
Un gruñido como el de un cerdo venía de los alrededores. Su mirada siguió el sonido. Le tomó un momento para que sus ojos se adaptasen a al oscuridad.
La débil luz del sol del amanecer se filtraba a través de los postigos cerrados. Siguió la dirección de un pequeño rayo de luz dentro del cuarto.
Observó el rincón opuesto de la estancia.
Había un bulto humano sobre un colchón de paja. Un bulto que Roger reconoció por su abundante cabello rizado.
Era la ladrona de caballos. Y la muchacha roncaba como un cerdo.
Teleri despertó con el sonido de algo que se caía. Sus ojos se abrieron repentinamente y ella se quedó congelada.
El Inglés estaba despierto.
Se sentó y lo miró .
El estaba retorciéndose .
Entonces oyó los sonidos que provenían de su garganta. Ella se puso de pie rápidamente, bajándose el vestido a medida que se movía hacia él.
El tironeaba de las cuerdas que lo amarraba . Luego se detuvo repentinamente . Si hubiera sido un animal del bosque, sus orejas se habrían levantado en actitud de alerta y cautela . Pero él fue girando lentamente su rostro para mirarla .
Teleri no pudo ver su expresión, pues se estiró sobre él y abrió con un empujón los postigos . La luz temprano de la mañana entró y se derramó sobre su cara.
Esos ojos que tanta intriga le habían creado eran azul, como el color de nieve cuando hacía un frío del demonio . Pero nada podría haber sido tan frío como la mirada que vio en esos ojos.
En su opinión, la repentina necesidad de masajearse los brazos.
Su rostro estaba tenso , con ira o miedo , o ambas cosas. Ese hombre era dos veces el tamaño de su cuerpo , y era un caballero inglés entrenado para la guerra y para matar. A los caballeros ingleses no les gustaba ser atados y ser tomados cautivos. El parecía estar dispuesto a matar a alguien.
Teleri lo miró directamente los ojos que tanto miedo le daban e intentó ocultar lo que estaba sintiendo. "Alguien intentó colgarte ."
Su expresión se hizo mas helada , cosa que parecía imposible.
"De un árbol."
El emitió un sonido bajo que pareció salir de una cueva oscura.
"La rama se rompió", ella añadió. " Yo te encontré".
Teleri sintió sus rodillas debilitarse . Quería huir y esconderse en cualquier lugar antes que ver la cara de él. " Has estado mal . Muy mal."
"Ah…" El sonido escapó de su boca abierta. Él sacudió la cabeza y tiró de las cuerdas que ataban sus manos y sus pies. "¡Oh! Dios!" El estaba luchando.
Teleri no podía creer que el mismo hombre moribundo que ella había dejado ahora tenía la fuerza para forcejear de ese modo . Ella se sintió agradecida . Lo observó tirar de la cuerdas. "Escúchame !"
Él la miró , sus ojos se estrecharon salvajemente , tan salvaje como los ruidos que escapaban de su garganta.
"No ¡ ." Ella sacudió la cabeza. "Si sigues tirando de esas cuerdas, la piel de las muñecas se te va a quemar como la piel del cuello."
Él gruñó salvajemente, pero no dejó de intentar liberarse .
"¿Quién podría haberte hecho eso ?"
La única respuesta que obtuvo fue un gruñido de ira.. Ella
se agachó al lado de él y suavemente su colocó su mano sobre su hombro. "Por favor. Para."
Era como si él no pudiese verla, o no quisiese escucharla. Él gruñó como un animal salvaje .
"Escucharme, Inglés. Cuando estés lo suficientemente bien, yo te llevaré fuera del bosque, y serás libre nuevamente."
El se dio vuelta y la miró ferozmente con sus ojos llenos de rabia. Luego continuó tirando de las cuerdas e hizo un sonido con su garganta. No sonaba como un pedido . Sonaba como si él estuviera ordenándole desatarlo .
"No voy a desatarte ", ella dijo obstinadamente.
Su rostro se puso tenso . Sus ojos eran tan feroces que podrían haber perforado su piel.
Ella se puso de pie y se alejó de él porque el terco idiota comenzó a forcejear nuevamente . Ella se movió hacia la mesa de roble, que siempre se balanceaba cuando ella apoyaba los codos allí . Siempre le había gustado esa mesa porque con su movimiento la hacía sentir que se trataba de un objeto vivo. Pero Teleri no le sonrió ni le habló a la mesa como solía hacer.
En vez de eso, ella tomó una fuente de madera y una cuchara, se dio vuelta y volvió a pararse a lado él. Se arrodilló y le extendió la fuente para que él pudiera ver el líquido adentro. "Esto hará que te sientas mejor. Te quitará el dolor y te ayudará a curarte."
Sus ojos se estrecharon peligrosamente como ella intentó acercar la cuchara con la poción a su boca. Mientras mantenía la cuchara cerca su boca, él desvió la cabeza.
El movimiento debió haberle dolido. Sus ojos se cerraron con dolor.
"Esto hará que te sientas mejor."
El no quería mirarla , no quería cooperar.
"¿ Piensas que me tomaría la molestia de salvarte la vida sólo para envenenarte después ?"
Entonces él volvió a mirarla.
Ella sostenía la cuchara de madera. "Aquí. Tómalo de un trago . Sólo un poco ". Su expresión no cambió. Su mirada era oscura, como si él tuviese el poder. Como si no estuviese atado.
Una vez más intentó darle la poción, pero ese hombre obstinado no quería abrir la boca. Sólo le clavaba su mirada fría y feroz y mantenía su boca cerrada . Su mandíbula estaba tan tensas que Teleri estaba segura que le dolía .
"Yo no te haré daño " ella le dijo con toda calma que pudo reunir .
"Te lo juro ."
Era como si no hubiese hablado. Él no se relajó. No cambió su mirada.
Teleri suspiró buscando mas paciencia, que se encuentra poco, luego se arrodilló mas cómodamente , y le agarró el mentón . Cuando Roger abrió la boca para protestar, ella le metió la cuchara .
" Ahí está ", ella dijo y no pudo evitar sentir que acababa de ganar una guerra. Se sentó hacia atrás y lo miró nuevamente . "Las hierbas te harán sentir mejor."
Él escupió la poción.
Ella sacudió la cabeza . Los hombres son como los niños, pero peores.
Los dos intercambiaron miradas penetrantes , una especie de batalla entre ojos que ella sabía que ninguno de los dos iba a ganar. Era un juego tonto y Teleri se negaba a continuarlo.
Ella se movió de lugar y se colocó detrás de él, aún de rodillas, y puso sus manos sobre sus orejas. Lo obligó a bajar cabeza hacia atrás , para apoyarse sobre sus muslos, casi sobre su regazo.
. Ella lo sostuvo en esa posición agarrándolo por una oreja . " Fue bueno para vos que te haya afeitado la barba, inglés", ella dijo con calma. "Te hubiese dolido mas si te hubiese agarrado por la barba y así te hubiese obligado a abrir la boca ."
Por la expresión en el rostro del inglés Teleri se dio cuenta que él aun no había notado que ya no tenía barba .Pero se dio cuenta en ese instante.
Ella se había equivocado anteriormente.
Él no había estado furioso antes.
Ahora estaba furioso.
"Ese pelito rojo seguramente te va a volver a crecer," ella le dijo . "Créeme cuando te digo, inglés, que ese es el menor de tus problemas."
La mirada que él le lanzó fue una que prometía un serio castigo .
Teleri sólo le sonrió dulcemente, tirando de su oreja lo hizo abrir la boca, entonces inclinó la fuente , y vertió toda la poción de hierba dentro de su boca.
Él tosió, se ahogó y escupió.
Pero por lo menos había bebido algo del remedio.
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