domingo, 6 de julio de 2008

HECHO CONSUMADO - CAPITLO 3

Capítulo 3

La población del mundo entero pareció estar de pie en esa puerta abierta, pensó Emma aturdida. Al menos la población de su pequeño mundo. Lord Bertrand, el obispo, su primo Rolfe, Lord Blake, los hombres de Lord Amaury, y cada uno de sus criados - incluyendo aquellos a quienes los guardias habían mantenidos hasta ahora alejados de su puerta -. Cada uno de ellos competía por ver a la pareja en la cama. Impacientes por asegurarse de que el acto había sido consumado y que ellos estaban a salvo del hombre que jadeaba ahora en la puerta; el agotamiento y el fracaso se reflejaban en su rostro mientras contemplaba a los cuerpos de la pareja entrelazada a través de las cortinas descorridas de la cama.
Durante un instante el tiempo pareció quedar congelado. Entonces Amaury de repente se movió. Saltando por encima de ella, salió de la cama, y con un rápido movimiento tiró de las mantas para cubrirla, tomó su espada de donde la había dejado apoyada contra la pared y giró para enfrentar a los intrusos, completa y gloriosamente desnudo.
- ¿Qué está ocurriendo aquí?
Emma lo miró sorprendida. A pesar de que Amaury era más que consciente de los acontecimientos, él hizo una representación más que creíble de un marido interrumpido inesperadamente en su noche de bodas. Ella se tomó un momento para maravillarse de su capacidad de actuación, y luego miró hacia Bertrand.
Su memoria le había fallado. Aunque ella sabía que Fulk y su primo habían sido de una altura y un tamaño similar y eran ambos más pequeños que Amaury, ella no había comprendido realmente cuanto mas pequeños eran .
¡Dios mío!, Bertrand apenas parecía un muchacho en comparación con su nuevo marido. No lo ayudaba que Blake y su primo Rolfe estuviesen en la entrada detrás de él, sacándole una buena cabeza de altura. Bertrand parecía un enano en un cuarto de gigantes. Un enano muy diminuto, muy rubio. No había nada prominente en su cuerpo y, aunque sus rasgos eran bellos, delicados y débiles al lado de los rasgos severos y angulosos de su nuevo marido. Para Emma No existía duda alguna de que si se producía una confrontación, Bertrand no quedaría bien parado frente a Amaury de Aneford. Siendo ese el caso, ella se sorprendió un poco cuando el hombre dio un paso hacia delante para hablar.
- Vengo en nombre del rey.
Cuando Amaury simplemente se limitó a levantar una ceja en respuesta, el obispo se abrió camino entre la muchedumbre.
- Nuestras disculpas, Lord Amaury - dijo el anciano suavemente, nada del pánico anterior era evidente ahora en su voz. - Como Lord Bertrand dice, él viene con una carta del rey que declara que si el matrimonio no ha sido consumado este deberá ser considerado nula. Sin embargo podemos ver que…
- No podemos ver tal cosa. - Había una nota de pánico en la voz de Bertrand ahora. - Todo lo que hemos visto es que ellos estaban abrazados. Ellos no han consumado el hecho . El matrimonio es nulo.
Amaury permitió que la punta de su espada bajara hasta el suelo, y adoptó una postura aparentemente relajada.
- No estoy de acuerdo con usted, mi lord. A diferencia de su primo, yo no he perdido el tiempo. Este matrimonio ya ha sido consumado.
La cara de Bertrand se frunció brevemente reflejando el fracaso mezclado con el cansancio mientras miraba hacia donde Emma seguía sentada en la cama con los ojos muy abiertos, las ropas de cama fuertemente apretadas contra su pecho. Entonces él sonrió de repente.
- Demuéstralo.
Emma parpadeó confundida cuanto todos los ojos se posaron sobre ella, preguntándose como iban ellos a demostrarlo. Realmente Se esperaba que ellos realizaran ese acto atrozmente doloroso otra vez? ¿Y delante de ellos? ¿Otra vez? Ellos los habían visto ya seguramente unidos cuando todos habían irrumpido en el cuarto. Al menos ella pensó que ellos lo habían visto.
Mirando hacia la cama, Amaury supo inmediatamente cuál era el problema. Las sabanas eran de color negro…, como lo era todo lo demás en ese maldito castillo. La sangre se vería sobre unas sábanas blancas, pero indudablemente no en unas de color negro...
- La verdad es que las sábanas no lo mostrarán, - dijo Rolfe con seguridad, colocándose junto al obispo ahora que había captado también el rumbo que seguían los pensamientos de Bertrand. - Sin embargo, Amaury lleva la prueba en sí mismo.
Todos los ojos, incluso los de Emma, giraron hacia Amaury y se posaron sobre aquel apéndice raro que ella había contemplado anteriormente. Ante tanta atención inesperada, el apéndice, que había permanecido alto y orgulloso hasta ese momento, se marchitó bajo el peso de tantos ojos. Pero no fue eso lo que hizo que Emma diese un grito ahogado. Era la sangre que cubría su miembro. Amaury estaba herido. Ella levantó la mirada preocupada hacia su cara para encontrar que, a pesar de su herida, él sonreía de repente.
Levantando la punta de su espada del suelo de nuevo, Amaury dio un paso amenazante hacia adelante.
- Si todos han quedado ya completamente satisfechos de que yo he llevado a cabo lo que el Lord Fulk obviamente olvidó hacer, mi Lady y yo queremos disfrutar de nuestra intimidad ahora, - dijo él intencionadamente.
- Por supuesto, mi lord, - murmuró el obispo, y con la ayuda de Lord Rolfe, logró sacar al impresionado Lord Bertrand del cuarto. Girando la cabeza un instante hacia atrás en la puerta, Rolfe hizo una breve pausa para lanzarle a su prima un alegre guiño, luego empujó la puerta, cerrándola.
Amaury suspiró con alivio y volvió a dejar su espada apoyada contra la pared, luego giró de mala gana hacia la cama, sólo para ver que ésta ya estaba vacía .
Frunciendo las cejas, él miró bruscamente alrededor del cuarto para encontrar a su esposa, que estaba de pie desnuda junto a una fuente y una jarra. Por lo visto ella no había tardado ni un segundo en saltar de la cama una vez que la puerta se había cerrado. Le costaba culparla después del fiasco doloroso que ella acababa de soportar. Sin duda ella nunca desearía repetir el acto otra vez, Amaury pensó con desánimo, y se sentó a un lado de la cama. Apoyó su cabeza sobre sus manos abiertas, con los codos sobre sus rodillas y suspiró cansadamente.
- ¿Mi lord? - La fría mano de ella sobre la rodilla hizo que Amaury levantase bruscamente la cabeza- ¿Me permites?- preguntó ella suavemente, evitando con cuidado mirar su virilidad, mientras empujaba sus piernas para separarlas.
- ¿Qué…? - Amaury preguntó inciertamente, sus piernas se abrieron automáticamente, pero su siguiente movimiento explicó todo cuando ella comenzó a lavarle su miembro manchada .
- Estás herido - dijo ella suavemente . - Debe haber ocurrido durante el…
- El acoplamiento - terminó Amaury por ella, agarrando sus manos entre las suyas cuando él se sintió que se excitaba bajo su suave caricia . Mi lady…
- Emma.
- ¿Emma?
- Sí, Emma, - dijo ella simplemente. - Ese es mi nombre.
- Ah, sí. Emma. Aquí. - Él la incitó a levantarse del suelo para sentarla en la cama al lado de él, sonriendo irónicamente cuando ella de repente notó su desnudez, se sonrojó, y tomó la ropa de cama para ponerla alrededor de sus hombros para cubrirse.
- Deberíamos curar tu herida, - dijo ella incómodamente ya que él siguió allí simplemente mirándola sonriente, luego lamentó sus palabras cuando esa sonrisa vaciló.
- Pero yo no soy el que ha resultado herido.- Indiferente a su propia desnudez, él se puso de pie y levantó las piernas de Emma para subirlas sobre la cama, de modo que ella estuvo acostada otra vez. - Me temo que sos vos la que está herida., - le informó él.

- ¿Yo? - Ella pareció asustada al escuchar eso. - Pero sos vos el que está sangrando.
- No. - Él sacudió la cabeza y suavemente apartó de las sábanas para revelar su cuerpo otra vez. - La sangre es tuya.
Emma miró hacia abajo, donde él señalaba, y vio con sorpresa sangre dentro de sus piernas. Sentándose repentinamente, ella se contempló con horror. No era el tiempo de su menstruación. No debería sangrar, y aún así ella lo hacía… por dentro.
- ¿No sentiste dolorida con la unión?
- Sí, pero es porque… pensé… - Se llevó la mano a la cabeza cuando el cuarto comenzó a girar a su alrededor , y se volvió a recostar. - ¿Me estoy muriendo?
- No, mi lady - dijo él de modo tranquilizador, luego frunció el ceño al ver a su palidez. - Te has puesto completamente blanca.
- Me temo que no me cae muy bien la vista de la sangre. - admitió Emma débilmente.
Las cejas de Amaury se elevaron al oír esto.
- Pero no reaccionaste así al ver la sangre mía.
- Sí, no. Bien, pero entonces yo no sabía que era mía .
- Ah… sí, - dijo Amaury irónicamente. Inclinándose, él recuperó el trapo que ella había usado para atenderlo, lo escurrió, y la atendió del mismo modo que ella lo había hecho con él.
Su cara pasó del color blanco al rojo profundo , y le tomó las manos.
- No, yo…- comenzó ella con vergüenza, callándose cuando su nuevo marido le lanzó una mirada severa.
- Soy tu marido, - fue todo lo que él dijo, y fue suficiente. Emma soltó sus manos y se volvió a recostar, padeciendo sus atenciones con silenciosa vergüenza - Además, esto no es más de lo que vos hiciste por mí - dijo él cuando terminó de limpiar los restos de sangre y volvió a poner el trapo en la fuente.- Descansa ahora.
- Sí, mi lord- murmuró Emma con lo que ella esperó fuese una voz que sonase apropiadamente obediente cuando él levantó sabanas para cubrirla. Su marido pareció satisfecho cuando se incorporó y se movió alrededor de la cama para subir del otro lado.
Emma quedó paralizada durante un momento. Con miedo de moverse y molestar al extraño en su cama, ella recorrió con su mirada todo el cuarto. Este había sido su dormitorio durante dos años. Siempre había estado como lucía ahora, y aún así, de repente, el cuarto le pareció completamente diferente. Realmente no podía entender por qué. Nada había cambiado… pero todo parecía diferente ahora.
Concentrándose en mantener su respiración pausada, ella escuchó ahora el sonido de la juerga que se estaba llevando a cabo en el piso inferior. Su gente celebraba el matrimonio y su consumación así como el haberse liberado de la mano dura de la madre del Lord Bertrand. Ese pensamiento la hizo preguntarse por qué la anciana no había aparecido en su puerta al lado de su hijo. Emma dedujo que en el esfuerzo por llegar aquí antes de que el matrimonio fuera consumado, Bertrand había tenido que dejarla y así venir más rápido. Independientemente de la razón , Emma estaba agradecida por su ausencia. Realmente la mujer era temible. Emma con seguridad se habría marchitado bajo el peso de sus ojos fríos y crueles.
Su mirada se posó ahora en la ventana que había junto a la cama y suspiró. Ese había sido un día extraño. Bastante cansador realmente, enterarse de su inminente matrimonio, la preocupación al ver que su nuevo marido no aparecía, esperarlo en la capilla, la ceremonia en sí misma, y luego el tema sumamente complicado del “acoplamiento", como Amaury lo había llamado. Se sintió un poco tonta ahora que ella comprendía lo que era la consumación del matrimonio, y se preguntó cómo habría sido con su primer marido. Tan desagradable como era esa tarea, ella podía entender bien por qué Lord Fulk nunca había hallado el momento adecuado para llevarla a cabo. Él había evitado siempre las cosas desagradables. De todos modos, ese era el único modo de concebir niños.
Ese pensamiento hizo que Emma colocase su mano suavemente sobre su estómago. Sabía muy bien que era allí donde crecería y llevaría a su hijo . Su niño. El suyo y de Lord Amaury. Porque ella a lo mejor ya llevaba un hijo dentro de su vientre . Entonces se preguntó si solo haría falta una de esas uniones dolorosas para hacer niños. Esperaba que si. De otro modo, las personas tendrías menos hijos.
Emma empezó a dormirse, una pequeña sonrisa jugueteaba en sus labios mientras fantaseaba con el niño que probablemente ya llevaba en su vientre .


- Él se ha ido a lamerse sus heridas.
Emma enrojeció y se enderezó de su posición ligeramente inclinada sobre la mesa del gran salón . Ella había estado contemplando al grupo de hombres tirados en el suelo, intentando saber si alguno de ellos era Lord Bertrand. Ahora ella dio giró para enfrentar a su primo cuando él se puso a su lado.
- ¿Quién?
- Lord Bertrand. Él se marchó tan pronto como salimos de tu cuarto. Era él a quién buscabas con tanta cautela, verdad?
Emma sonrió irónicamente.
- Me conoces demasiado bien, Rolfe.
Tomándola por los hombros, él se inclinó para besarle en la frente.
- ¿Dónde está su marido? ¿Todavía en la cama?
- Sí.
- Debe haber sido una noche agotadora.- Emma se sintió enrojecer ante su broma, y procuró rápidamente cambiar de tema.
- ¿Quieres desayunar?
Rolfe sonrió abiertamente ante su obvia táctica de distracción, pero decidió permitirle que dejase el tema. Girando, él levantó una ceja observando el gran salón y su contenido.
- Sí, lo de desayunar suena bien. Sin embargo, dudo que tengas mucha suerte en despertar a toda esta gente.
- Sí. - Suspirando, Emma contempló a los celebrantes de la noche anterior. El salón estaba inundado de gente. Todos ellos dormidos. Hombres y mujeres por igual esparcidos a través del suelo como despojos humanos. Sería difícil cruzar el cuarto, sin mencionar el hacer un lugar en la mesa para comer. Dándose vuelta de repente, ella fue con pasos largos y cautelosos hacia las puertas principales. - Ven conmigo.
Alzando las cejas, Rolfe la siguió inmediatamente, la promesa de alimento era un buen anzuelo.
- ¿A dónde vamos?
- Daremos la vuelta hasta la puerta trasera de la cocina para encontrar algo para comer - anunció Emma, abriendo la puerta y conduciéndolo a través del frío aire de la mañana.
Rolfe hizo una mueca al escucharla.
- No siento mucho placer con la idea de comer en las cocinas, Em. El cocinero oirá todo lo que hablemos.
- El cocinero está dormido sobre la mesa al lado de su esposa. Así que he pensado que podríamos hacer un picnic.
- ¿Un picnic?
- Sí. - Emma le lanzó una sonrisa sobre su hombro cuando ella lo condujo alrededor del edificio. - No hemos hecho ninguno desde hace años . Y he echado de menos nuestras pequeñas excursiones.

Emma sonrió suavemente cuando pensó en aquellas breves fugas del castillo cuando ellos eran niños. Ellos solían robar alimentos mientras el cocinero no los miraba, y luego se escapaban sigilosamente hacia los bosques que rodeaban el castillo de su padre para deleitarse con el botín robado antes de jugar a las escondidas entre los árboles. - Hay un lugar encantador a sólo diez minutos de distancia a caballo. Y tiene un pequeño arroyo.
- Suena muy bien. - Rolfe sonrió ligeramente, perdido en sus propios recuerdos. Emmalene no era una dama educada entonces. Ella había sido una niña traviesa con todas las letras. Una adolescente osada y no la doncella recatada que se esperaba que fuera. Ella había sido tan atrevida como cualquiera de los muchachos mientras corría a través de los bosques, trepando a los árboles y balanceándose en las ramas. Sus faldas nunca la habían hecho más lenta, ya que ella los había enganchado en su cintura para no tropezarse. O simplemente tomaba prestado un par de pantalones de Rolfe. Si su padre, su propio tío, los hubiera atrapado alguna vez haciendo eso, probablemente les hubiese dado una paliza.
Ah, no lo hubiese hecho en serio, pensó Rolfe irónicamente. El tío Cedric los había complacido en todas las cosas, sobre todo a Emma. Él con la mayor probabilidad habría hecho la vista gorda. De hecho, era más que probable que hubiese estado consciente de sus juegos y siempre hubiese hecho la vista gorda.
- Aquí estamos, - anunció Emma. Empujando la puerta de la cocina, ella tomó una cesta de la esquina y comenzó a llenarla.
Volviendo al presente, Rolfe miró como Emma cogía los alimentos.
- Prima, creo que no vamos a necesitar tanto. Solo somos dos.
- He pensado que quizás al obispo le guste unirse a nosotros. Lo vi cruzando la muralla mientras veníamos hacia aquí.
Rolfe sintió una breve punzada de celos al pensar en compartir su ritual de infancia con el obispo, luego se encogió de hombros y sacudió la cabeza. Ellos ya no eran niños. Y este no era el castillo de su tío. De hecho el castillo de su tío era ahora suyo.
- Cómo prefieras - dijo él con docilidad, tomando la cesta de ella y ofreciéndole el brazo.

Amaury no era un buen madrugador. Él nunca lo había sido, pero esta mañana de entre todas las mañanas él se sentía particularmente nulo. Había pasado la noche sobresaltado, su miembro excitado lo había mantenido despierto. Parecía que, mientras su mente era lo bastante considerada como para haber decidido no molestar más a su joven esposa durante su primera noche de casada, su virilidad no era tan comprensiva. No había ayudado mucho que él se hubiese sentado varias veces en la cama, hubiese encendiendo una vela, y hubiese contemplando su hermosa cara en reposo. Realmente, su esposa era una flor delicada de belleza. Incluso sus ronquidos habían sido delicados.
Amaury finalmente se quedó dormido cuando el sol ya había salido. Una hora más tarde se había despertado en su nueva casa, su nuevo castillo, su nueva cama, encontrado a su nueva esposa fuera de la cama. Ahora, después de una inspección minuciosa del castillo y del recinto amurallado, aún no había descubierto su paradero. El castillo estaba casi tan muerto como una tumba. Sólo había dos hombres que custodiaban la muralla. El resto de la población de castillo, junto con un buen número de habitantes de la aldea cercana , pareció estar en su salón, roncando lo bastante fuerte como para levantar el techo. Parecía que todos habían disfrutado plenamente la celebración de la boda. Excepto él, por supuesto. Esto sólo logró irritarlo más. Ellos habían bebido el equivalente a un lago de cerveza a juzgar por el estado de embriaguez en que se encontraban, desparramados y despatarrados en el salón . Su cerveza y Su salón.
¡La cólera crecía con cada pensamiento que se le cruzaba por la mente! Amaury caminó con pasos largos hacia el caótico salón , puso sus manos en sus caderas, separó las piernas y gritó :
- ¿Dónde está mi esposa?
La única respuesta que consiguió a su pregunta fue el leve movimiento de uno o dos de los borrachos tirados a sus pies. Furioso ahora, Amaury marchó fuera del castillo otra vez.


Tomando un cubo, caminó con pasos largos hacia el establo y lo llenó del agua del bebedero de los caballos, y luego volvió al gran salón .
Mientras que su primer grito no había captado mucha atención, su segundo grito , acompañado por el agua que tiró sobre la gente , consiguió mucha más atención.
Las mujeres se despertaron emitiendo chillidos de protesta y de sorpresa, los hombres con insultos mientras manoteaban sus espadas. Amaury esperó hasta que el salón quedó en silencio y hasta que cada uno se diera cuenta de quien había sido la persona que los había despertado tan groseramente. Entonces habló con una voz mortalmente tranquila.
- Ahora, si todos están listos para escuchar, me gustaría saber dónde diablos ha ido mi mujer.
El silencio que encontró sus palabras estuvo acompañado por parpadeos de sorpresa, que le indicó lo que él ya debería haber sabido . Nadie sabía adonde había ido su esposa.
Suspirando, Amaury frunció el ceño ligeramente.
- Bien, sabe alguien qué es lo que hace o a qué lugar ella va por la mañana?
- A Misa.
Fue Maude la que dijo la palabra, y Amaury giró para agradecérselo mientras recordaba que ella era la criada de su esposa. Él había abierto la boca para responder cuando un hombre a su lado habló.
- Sí, pero el Padre Gumpter está lejos ahora mismo. No habrá misa.
Maude se encogió de hombros.
- El Obispo podría oficiarla.
- No - Amaury sacudió su cabeza antes que ellos pudieran continuar la conversación - Ya revisé la capilla. Ella no está allí. Ni el obispo - añadió él con el ceño fruncido, su mirada se deslizó ahora sobre el mar de caras en busca del rostro de aquel buen hombre. Él no estaba allí, por supuesto. No encontrar a nadie que buscara parecía ser la tendencia de esa mañana. Por ejemplo, Blake tampoco estaba. Amaury lo había notado mientras buscaba a esposa, pero sabía que Blake tenía mucho éxito entre las mujeres.
Y no estaba tan errado en sus sospechas , ya que Blake de repente salió lentamente de debajo de la larga mesa en la que habían estado todos sentados la noche anterior, con una rubia pisándole los talones.
Poniéndose de pie, su amigo se arregló la ropa con aire de gran dignidad, y luego ayudó a su compañera a levantarse antes de girarse para enfrentar a Amaury.
- Ah, ya veo que te despertaste, amigo - dijo él alegremente, cruzando el cuarto como si nada en absoluto estuviese mal y Lord Amaury no hubiera llegado allí gritando y empapando a todos .
- Mi mujer ha desaparecido.
Blake abrió los ojos ante la noticia, y miró alrededor del cuarto como si esperase encontrar allí una respuesta antes de empezar a decir una sugerencia.
- Quizás ella está en…
- Ella no está en la capilla. Ya miré allí.
- Ah, bien… - Él pensó rápidamente.- ¿Dónde está su primo?
Los ojos de Amaury se ensancharon, ya que no había pensado en buscar a su primo. Ahora él miró hacia la muchedumbre rápidamente.
- ¿Dónde está Rolfe?
Él miró a la gente congregada con tanta fiereza, que a una joven muchacha le llevó un momento reunir el coraje suficiente para avanzar y murmurar su respuesta.
- ¡No puedo oírte!- rugió Amaury con irritación, haciendo sobresaltar a la pobre muchacha.
Tragando en seco , ella dio otro paso adelante y se aclaró la voz antes de volver a hablar un poco más alto ahora.
- Él durmió cerca de mí anoche, mi lord , pero él no está aquí ahora.
Su rubor le indicó que el primo de su esposa había hecho mucho más que simplemente dormir al lado de la mujer. Probablemente mucho más de lo que él había logrado hacer él con su propia esposa debido al escándalo de la noche anterior. Esto sólo logró enojarlo más, y él miró ceñudo y enigmáticamente a la muchacha antes de que Blake desviara su atención de la desdichada joven.
- ¡Ves, ahí tienes! Ella probablemente esté a salvo con su primo. Quizás ellos fueron a dar un paseo. ¿ Te fijaste en los establos?
- Lo hice, pero no había nadie allí y no puedo saber si falta algún caballo. El encargado de los establos no estaba allí.
- Ah… - un hombre mayor se aclaró la garganta y comenzó a moverse sigilosamente alrededor de él, teniendo cuidado al andar de mantener la distancia entre él y su nuevo lord. - Soy yo, mi lord. Voy a… er… voy ahora mismo a ver.
Amaury abrió la boca para retar al hombre por haber descuidado sus deberes, pero cuando lo hacía, el sonido de una alegre risa entró en el cuarto detrás de él. Girando sobre sus talones, miró la puerta principal mientras que ésta terminaba de abrirse, dando paso a su esposa, seguida del obispo y su primo. Los tres se reían con alguna broma privada, totalmente ignorantes de la tormenta que se había desatado en su pecho desde el momento que había descubierto su ausencia esa mañana.
- ¿Dónde han estado ustedes? - rugió.
Los tres quedaron sorprendidos por la cólera de su voz y su gesto brusco cuando los encaró, pero fue Emma quien habló primero.
- ¿Ocurre algo malo, mi lord? - Ella miró ansiosamente en torno al cuarto lleno de gente que parecía descontentas y ceñudas .
-¿Dónde han estado ustedes? - repitió Amaury en tono grave.
- Por qué? … En un picnic.
- ¿Un picnic? - Él pareció confundido al escuchar esto. Entonces su ceño volvió a fruncirse - ¿Más allá de las murallas? - Su estómago se contrajo ante este pensamiento.
- Sí.- Ella pareció sorprendida con su tono, luego continuó,- Bien, mi lord, no había lugar aquí para poder desayunar.
Amaury estuvo a punto de rebatir ese punto cuando comprendió que ella estaba, por supuesto, en lo cierto. Frunciendo el ceño de nuevo, él simplemente le dijo:
- No dejarás el castillo otra vez sin protección. ¿Lo has entendido, esposa?
Emma estrechó los ojos observando al hombre que tenía delante.
Reconocimiento el mal humor que empezaba a llamear en los ojos de su prima y decidiendo que esa no era una buena señal, Rolfe avanzó un poco para intentar pacificar la situación.
- Tienes toda la razón, Aneford. No es sensato abandonar el castillo sin la adecuada protección. Sin embargo, yo mismo y el señor obispo estábamos con ella para protegerla.
- Él tiene razón, Amaury. Lord Rolfe podía defenderla bien. De todas formas ella ya ha sido encontrada - Blake caminó hasta llegar a su lado, luego se dirigió a Lady Emma con una sonrisa encantadora. - No hagas caso de su mal carácter esta mañana, mi lady. Sin duda a él le cuesta creer en su suerte al haberse ganado una esposa tan encantadora - así como este hogar- y esta simplemente nervioso ante la idea de perderte.
Amaury abrió su boca para refutar las palabras de Blake, luego volvió a cerrarla otra vez, su expresión reveló una sorpresa repentina. ¡Dios Santo!, Blake tenía razón, Amaury se dio cuenta con preocupación. Mientras la falta de sueño lo había puesto malhumorado, su furia ante la imposibilidad de encontrar a su esposa se había debido al temor a perderla.
Sintiéndose culpable por haber arruinado la noche de boda, había temido que ella pudiera decido que él era un hombre bruto y torpe y que hubiese huido al encuentro del rey para presentar una solicitud de anulación. Para alguien que había trabajado y se había esforzado toda su vida por ganar hasta lo más básico, conseguir tenerlo todo tan fácilmente era aterrador. Si Lady Emmalene hubiese sido una bruja fea , eso habría sido una cosa, ya que según la experiencia de Amaury, nada era ganado sin dolor o cumpliendo una tarea desagradable, pero su esposa no era ninguna bruja fea . Seguramente, tanta buena suerte debía tener un precio?
- Mi marido tiene suerte de tener a un amigo tan fiel y encantador, Lord Blake, - murmuró Emma, avanzando para tomar el brazo de Blake y conducirlo hacia la mesa de la que él había salido arrastrándose poco antes.- Espero que él sepa apreciarlo.
Amaury no oyó la respuesta . sin duda encantadora, de su amigo; su esposa condujo a Blake hasta la mesa a través del cuarto, lejos de sus oídos. Mientras él miraba con asombro, unas palabras suaves de ella hicieron que todo el mundo se pusiese en movimiento y emprendieran sus quehaceres. Aquellos que deberían haber estado de guardia volvieron a sus puestos. Aquellos que trabajaban en las cocinas se dirigieron hacia allá. El resto se sentó en la mesa silenciosamente para empezar a tomar el desayuno. Todos ellos se mantuvieron a distancia de Amaury. Al poco tiempo los criados trajeron comida y cerveza de la cocina.
Amaury simplemente se quedó de pie, sintiéndose ligeramente abandonado mientras veía a su esposa poner su castillo en orden. Apenas notó cuando Rolfe y el obispo pasaron a su lado, lanzándole miradas extrañas, antes de dirigirse hacia la mesa para tomar una jarra con cerveza. Sus pensamientos estaban totalmente enfocados en sus sentimientos, en la sensación de ser un extraño una vez más. Ese era un sentimiento que él había experimentado a menudo siendo niño. Siendo el bastardo de un gran noble, había sido excluido de la familia de su padre, y también había sido apartado de los otros niños de la aldea donde había nacido.
Cuando la esposa de su padre se había cansado de verlo en la aldea - pues él era un recordatorio vivo de la infidelidad de su marido - y había insistido en que fuese alejado, su padre le había mandado lejos junto a otro noble. Todo un gesto de bondad. Su padre podría haberlo desterrado simplemente. Y él también había sido un extraño en su nuevo hogar . Era un escudero bastardo mas entre tantos hijos legítimos. Se había hecho un luchador fuerte, experto por necesidad, defendiéndose de los ataques de otros escuderos que gozaban burlándose de él. Blake había sido uno de aquellos escuderos al principio, pero sólo habían luchado una vez. Ellos eran rivales parecidos, y habían luchado hasta que ambos sufrieron un colapso de cansancio. Al recobrarse , ellos habían despertado uno junto a otro y se habían hecho amigos rápidamente. Aquella amistad había sido el principio de un camino largo hacia su aceptación por parte de los otros escuderos, de modo que las riñas cesaron allí. Pero había siempre alguien listo para llamarlo bastardo y para pelear con él; escuderos de los otros lords que encontraban en torneos, o simplemente en sus viajes. Incluso más tarde, una vez que ellos fueron nombrados caballeros, siempre había habido algún infeliz que le recordase que él no era de los suyos.
Amaury siempre había pensado que si tuviese una propiedad propia, esa sensación de ser un extraño se marcharía. Él pertenecería finalmente a algún sitio. Sin embargo, allí estaba él , de pie en el centro de su propio gran salón experimentando esos mismos sentimientos otra vez, ahora que su esposa - muy deliberadamente, sospechó - lo ignoraba como castigo por su arranque de malhumor y arrogancia y trataba de a hacer sentir a Blake más en su casa de lo que Amaury jamas se había sentido alguna vez en algún sitio.
Durante un momento su rabia creció, y casi comenzó a gritar otra vez, pero entonces logró controlarla . Quizás eso era lo que merecía. Él era un bastardo. El hijo de un duque y una muchacha del pueblo. Y la noche anterior él había tratado a su esposa de manera deplorable. La verdad es que había sido por necesidad y debido a la falta de tiempo. De todos modos, sabiendo que Bertrand se aproximaba, él debería haber insistido en retirarse justo después de que la ceremonia terminara, de modo que hubiese podido prestar a su nueva esposa la atención y la ternura que merecía. Además, si no hubiese perdido tanto tiempo en llegar hasta allí, ellos se habrían casado y acostado un día antes, y habría habido tiempo para que él la tratase con el cuidado que ella merecía, Amaury pensó amargamente .
Suspirando, Amaury giró para alejarse de la agradable escena de su esposa conversando y riendo con Blake , y salió con paso decidido fuera del castillo. No haciendo caso a su estomago hambriento, él caminó con paso majestuoso hacia los establos para tomar su caballo. Cabalgaría por los bosques que rodeaban el castillo. Esperaba que eso mejorase su humor … y permitiría que la irritación de su esposa hacia él se aliviara un poco. Quizás entonces podrían comenzar de nuevo. Él pensaba que las cosas debía ser retomadas en ese mismo momento, pero esta mañana no estaba de ánimo para volver a intentarlo.
La sonrisa de Emma se apagó tan pronto como su nuevo marido hubo dejado el castillo, una tristeza repentina la inundó, aunque brevemente. Ella no estaba acostumbrada que le diesen órdenes, y había quedado atónita por la actitud de su marido al volver al castillo. También se había enojado enormemente por su comportamiento posesivo. Haber sido criada por la mano suave de su padre y su matrimonio con el ausente Lord Fulk no la habían preparado para un marido que ladrase órdenes y exigiese sometimiento . Su carácter, ante su tentativa de darle órdenes, la había conducido a ignorarlo deliberadamente y a adular a su amigo, pero la expresión en la cara de Amaury cuando se había marchado el castillo había sido tan desolada…
- Él es un buen hombre.
Emma giró sus ojos bruscamente hacia la cara de Blake cuando él dijo esas palabras. Su expresión ahora también era seria.
- ¿Por qué actuó de esa forma?
Blake se quedó en silencio durante un momento, su mirada era pensativa mientras observaba detenidamente la jarra en su mano. Emma sabía por instinto que él consideraba lo que debería decirle, o lo que él podría decirle sin traicionar la confianza de su amigo.
- ¿Qué sabes de tu marido? - preguntó por fin.
Los ojos de Emma se ensancharon ligeramente cuando trató de recordar lo que su primo le había dicho el día antes. Era muy poco realmente.
- Él es un héroe. Salvó a nuestro rey de sus asesinos en la guerra con Irlanda.
Las cejas de Blake se elevaron en esto.
- ¿Eso es todo?
- Sí.
Blake suspiró y sacudió su cabeza.
- No sé si yo debería decírtelo, pero pronto lo oirás de todas formas - murmuró él. Entonces tomó un trago de cerveza y anunció : - Tu marido, mi lady, es un bastardo.
Emma jadeó al oír sus palabras; entonces la cólera inundó sus ojos otra vez y ella se puso en pie repentinamente.
-¡No deberías hablar de mi marido de esa forma, mi lord! Su comportamiento puede haber sido hosco esta mañana, pero esto no te da derecho a llamarlo…
- No, mi lady - los ojos de Blake se llenaron de risa cuando comprendió que la pequeña esposa de su amigo pensaba que él estaba insultando a su marido. Tomando su mano, él la instó a volver a tomar su asiento. - No, mi lady, no quiero decir que es un bastardo por su temperamento. Aunque sinceramente, cuando se enoja, él pueda ser llamado así - añadió él con diversión..
Emma le miró con el ceño fruncido, y él suspiró.
- Su padre era el Duque de Stamford y su madre la hija del herrero del pueblo, - explicó él con sequedad.
Los ojos de Emma se ensancharon, su boca dibujó una “0” perfecta.
Blake asintió con la cabeza ligeramente cuando él vio que ella entendía.
- La esposa de su padre era una noble que nunca tuvo hijos y se ofendió por el hecho que alguien pudiera darle un hijo a su marido. Ella hizo la vida de la madre de Amaury miserable hasta que dio a luz al niño y murió, luego su tarea se centró en hacer la vida de Amaury aún más miserable. Cuando él tenía aproximadamente seis años, ella se cansó de torturarlo y exigió que fuese alejado. Su padre lo envió lejos para que fuese educado y entrenado por otro Lord.
Emma se quedó en silencio , su mirada se fijó en sus manos apretadas en su regazo. Había oído hablar de la bastardía, por supuesto. Podría haber sido muy ingenua respecto a lo que un marido y su esposa hacían en la cama matrimonial, pero sabía cosas del mundo. Muchos hombres tenían hijos bastardos. En su opinión, esto no era culpa del niño, y un niño no debería ser castigado por ello.
- Durante su infancia, él nunca fue completamente aceptado en ningún sitio, - prosiguió Blake ahora. - Él era mitad noble, mitad siervo, pero no perteneció a ningún mundo completamente, no sé si entiendes lo que quiero decir.
Emma asintió con la cabeza silenciosamente, todavía evitando su mirada, y Blake suspiró.
- Por lo menos, él nunca ha tenido un hogar realmente, y me temo que Amaury simplemente no puede creer que la suerte le haya hecho ganar todo esto. Sospecho que ese temor es lo que lo ha hecho comportarse así esta mañana. Teme perderte a vos y a todo esto antes de realmente poder disfrutarlo.
Emma se puso pie repentinamente y cruzó el gran salón . Blake se apresuró a seguirla, agarrando su brazo para pararla cuando ella alcanzó la puerta.
- Él es un buen hombre. La familia que tiene no es su culpa, - dijo él urgentemente, y Emma giró para enfrentarlo con sorpresa.
- No, por supuesto no.
Blake parpadeó, luego soltó su brazo y dio un paso atrás.
- ¿No estás ofendida al saber lo de la familia de su marido? - preguntó él inciertamente.
- Mi Lord, hieres mis sentimientos.
- Ah. - Él pareció incómodo. - Mis disculpas, mi lady . - Se aclaró la garganta. - Pensé … tu silencio … Entonces te levantaste y …
Emma sonrió ligeramente y acarició su hombro como si tranquilizase a un niño.
- Sólo Pensé en ir a buscar a mi marido y ver si quiere desayunar.
-Ah.- Él se enderezó un poco y asintió con la cabeza con una sonrisa leve.
- Por supuesto. Bien, entonces, volveré para continuar con mi desayuno.