jueves, 10 de julio de 2008

HECHO CONSUMADO - CAPITULO 7

Capítulo 7


- Ahí hay cardo bendito, mi lady.
Emma miró a donde Maude estaba señalando.
- ¡Ah, bien! El cardo bendito mejora el apetito. Anoche Noté en la cena que mi marido no comió mucho. Quizás esto lo ayudará.
Asintiendo con la cabeza, Maude se movió para tomar un poco de la planta.
- Si ves algo de bardana, recoge un poco también, Maude. Es un buen purificador de la sangre. Rusco y trébol rojo también necesitamos.
- Sí, mi lady.
Emma hizo una mueca ante el tono de voz de la mujer, más que consciente de que la criada pensaba que ella iba demasiado lejos en su deseo de asegurar la salud de su marido.
Emma había estado medicando a su marido con una combinación de medicamentos para aumentar su salud general y su fuerza, desde que él había despertado tras haber sido herido. Y no había absolutamente nada impropio en que ella hiciera esto, pensaba ella a la defensiva, pero sabía que no era tanto lo que le daba, sino el cómo le daba las medicinas lo que parecía perturbar a Maude. Amaury había mostrado una aversión marcada a la toma de medicamentos, entonces ella había pensado que era mejor simplemente mezclarlos en su bebida en las comidas. Lamentablemente las pociones habían llenado casi la mitad de su jarra y habían cambiado algo el gusto de la cerveza. Cuando él se había quejado de eso, Emma le había dicho que eso era uno de los efectos secundarios de su herida. Suministrar medicinas en secreto podía ser un considerado un pecado, pero Emma estaba segura que Dios la entendería. Su marido tenía que permanecer sano y darle un hijo. Ese era el único modo de protegerla de un casamiento con Bertrand.

Emma era bastante honesta como para reconocer que quizás llevaba sus precauciones un poco lejos, pero realmente, hasta que un heredero naciera, realmente le parecía mejor asegurarse que lamentarse. Su mirada se posó sobre su estómago plano y suspiró.
La noche de boda no había producido el esperado resultado. Eso significaba que ellos tendrían que consumar el hecho una vez más. Lamentablemente, su marido no había mostrado ninguna inclinación a hacerlo.
Emma no había estado demasiado preocupada al principio; después de todo, él todavía estaba reponiéndose de su herida. Pero Amaury se había levantado y había dejado la cama hacía varios días ya. Él había pasado los tres últimos días en el patio supervisando a sus hombres. Seguramente él se había recuperado lo suficiente como para atender a sus deberes conyugales o no ?
Ella incluso lo había mencionado - con mucho rubor y pudor - que su menstruación había venido y que había pasado, pero esa indirecta había tenido poco efecto. Comenzaba a temer que él no pudiese realmente volver a hacerlo.
Suspirando, Emma se inclinó para recoger una planta llamada damiana. Se decía en los libros que ella tenía de plantas medicinales que la damiana era un poderoso afrodisíaco. De ser así, entonces su marido debía tener una resistencia a la planta, ya que ella lo había estado usando con las otras hierbas que había estado añadiendo a su cerveza tan pronto como su menstruación había terminado, aunque él no había mostrado ninguna señal de que su ardor sexual hubiese aumentado.
También se decía que la damiana era capaz de curar la impotencia en los hombres. Emma no estaba segura si aquel problema afligía a su marido, pero estaba preocupada por el hecho que su primera experiencia conyugal no había producido un niño. ¿Se necesitaría más de una vez para concebir? Ella sabía que la mayor parte de mujeres se abstendrían y no tendrían tantos niños si ese acto necesitara más de uno o dos intentos. Por supuesto que ahora ella entendía por qué se decía que mujeres no disfrutaban del acto.
Las mujeres que habían tenido diez o más niños debían haber tenido algún conocimiento sobre hierbas y debían haber tomado algo para aliviar la incomodidad del acto , pensó mientras se inclinaba para recoger otra planta. Cuando lo dejó caer en la cesta, su mirada recayó brevemente a la corteza de sauce que había recogido ya. Amaury no lo había necesitado durante varios días. Esa era para ella. Ya que su marido no mostraba absolutamente ninguna inclinación a acercarse , ella tenía intención de acercarse a él por iniciativa propia . Para eso era la corteza. Esta vez, ella tenía intención de estar preparada para el dolor y la incomodidad causada por la unión de los cuerpos . Se prepararía una bebida de lúpulo y corteza de sauce blanca para aliviar el dolor que sabía tendría que soportar. Además planeaba beber cerveza sin rebajarla con agua que había separado expresamente. Entre los dos brebajes esperaba que el acto no fuera tan doloroso. Ella había sentido como si su marido la partiera en con la consumación durante su noche de bodas.
Si es que había un nuevo acto.... Suspirando, Emma tomó otra planta. Tenía poca idea de cómo abordar la cuestión. Eso la apenaba. ¿Cómo le pedían otras mujeres a sus maridos que realizaran el ... hecho ?
A lo mejor ellas no tenían que pedirlo. Eso era lo que mas temía.
- Mi lady, he encontrado algo de cardo bendito, de bardana, y de trébol rojo. Pero no he podido encontrar el rusco , sin embargo.
- Está bien,- murmuró Emma, enderezándose. Sus ojos miraron hacia el cielo.
- Se hace tarde - dijo Maude, siguiendo su mirada.
- Sí. Deberíamos regresar. Todos estarán sentados a la mesa para cenar cuando lleguemos.
Asintiendo con la cabeza, la criada levantó su cesta y comenzó a seguir a Emma hacia los caballos y las guardias que las esperaban.
Amaury ya estaba impaciente cuando su esposa llegó montando a caballo al patio del castillo. No había estado complacido con su anuncio de que iba a recolectar más raíces y cortezas. Si ella no hubiese argumentado había usado todas las reservadas de hierbas los dolores de él, se habría negado a que fuera. Había enviado a cuatro hombres con ella, sólo para decidir tan pronto como ella había partido que debería haber enviado seis. Esa preocupación lo había distraído toda la tarde mientras supervisaba a los hombres que se entrenan dentro de las murallas.
A pesar de que él no había podido darles instrucciones por un tiempo, Blake y el Pequeño George se habían ocupado de todo. Ellos habían ordenado a los hombres que practicaran diariamente, incluso a los hombres de Fulk, que habían resultado ser mejores luchadores de lo esperado. Ellos también habían enviado patrullas de hombres cada día para intentar solucionar el problema de los bandidos. Lamentablemente, los bandidos parecían haber desaparecido desde el ataque.
Saber eso hizo que se sintiese muy incómodo con el hecho de que su esposa se adentrara en los bosques. Era por eso también por lo qué él había pasado la mayor parte de la tarde preocupándose por ella. Estaba completamente malhumorado cuando anunciaron que ella estaba de vuelta.
- Ya era hora - protestó él, envainando la espada que había estado agitando con irritación contra sus hombres mientras les rugía críticas y órdenes. Comprendió que había descargado su mal humor con ellos. Se permitió un segundo para sentirse culpable sobre esto, para luego posar la vista sobre su esposa quien atravesaba el patio montada a caballo para dirigirse hacia los establos. Amaury inmediatamente se dirigió hacia allí.
- Marido .
Amaury refrenó un poco su furia ante su sonriente saludo y forzó lo que él pensaba era una sonrisa en su cara. A Emma le pareció una mueca afligida, y la ansiedad se mostró su cara inmediatamente.
- ¿Sientes algún dolor, mi lord? - ella preguntó, bajando rápidamente de su caballo.
- No.
- ¿ Te sientes… mareado o débil? -Alargando la mano, ella tocó su frente, aliviada al encontrar que estaba fría y seca.
- No, esposa. Estoy bien.
- ¿No estarás fatigado, verdad? Te has excedido hoy y…
- Ya Ha pasado más de una semana desde que fui herido- indicó él con exasperación. - Y no, no me he excedido. Simplemente estuve supervisando a mis hombres. Deja de preocuparte, esposa.
- Ah. Bueno. - Bajando su cabeza, ella escondió su alivio ante esas noticias. Él no sentía dolor, y no estaba cansado. Esta noche ella se acercaría a él para realiza una nueva consumación. Si él no tomaba la iniciativa . Quizás simplemente se necesitaban varios días para que la damiana surtiese efecto. Le daría una doble dosis en la cerveza de esa noche. No podía hacerle daño, pensó. Entonces Emma se dio cuenta que su marido le había estado hablando durante varios minutos y ella no había escuchado ni una palabra.
Llevando su atención lejos de sus propios pensamientos, escuchó el final de su parlamento , que era realmente una orden mal disfrazada, ella no debía alejarse castillo otra vez sin al menos seis hombres. Era peligroso. Los bandidos aún merodeaban por allí.
Emma asintió con la cabeza solemnemente cuando él terminó, luego giró y se dirigió hacia la entrada del castillo, sus preciosas hierbas contenidas en la cesta que ella sostenía. No era tan tarde como ella había temido. Tenía tiempo suficiente como para preparar la damiana antes de la comida.
***
-¿ Te sientes bien, esposa?- Amaury frunció el ceño cuando él agarró su brazo para impedirle caerse hacia atrás del banco. Ella era terriblemente inestable en su asiento.
- Sí. - La palabra se escapó con un hipo, y Emma rápidamente cubrió su boca como una risa tonta, luego se llevó la mano para abanicarse. - Ah, hace mucho calor aquí. ¿Verdad, esposo?
- No, no hace calor - murmuró Amaury. Aturdido por su extraño comportamiento, él extendió su mano para apoyarla sobre su frente como ella había hecho repetidamente con él durante la semana pasada. No la sintió febril. - Esposa…
- ¡Ah, maldición, hacen mas calor que en el infierno aquí!- Tambaleándose en su asiento ligeramente, ella tiró irritadamente la parte superior de su vestido, tratando de alejar la tela de su piel.
Amaury la miró boquiabierto, luego frunció el ceño al considerar sus palabras, y giró hacia Blake con los ojos muy abiertos con una expresión que parecía decir: “¿Qué hace un marido en esta situación, mi lord?”
- Ella casi parece borracha - dijo Blake inútilmente después de recobrar la calma suficiente como para responder a la mirada de su amigo.
- Mi lord, las damas no se emborrachan - dijo Emma rotundamente , inclinándose sobre su marido para agitar su dedo en la cara de su amigo cuando ella oyó su comentario.
- Quizás debas tomar un baño, mi lady - murmuró Maude, apareciendo al lado de su ama ahora.
- ¿Un baño? - Emma se balanceó hacia atrás para mirar detenidamente a su criada, casi perdiendo el equilibrio mientras lo hacía.- Ah, sí. Me gustaría. Algo para refrescarme de este maldito calor.
La mirada fija de Amaury se estrechó mientras observaba como Maude ayudaba con paciencia a su esposa a ponerse en pie y dirigirse hacia la escalera.
- ¿Piensas que ella tiene le hábito de beber?- preguntó Blake suavemente .
Amaury frunció el ceño pensativamente , pero permaneció en silencio . Su mirada fija volvió a la escalera por la que su esposa y la criada habían subido, y se había quedado allí hasta que Maude volvió a bajar la escalera de nuevo para dirigirse a la cocina. Cuando ella regresó un momento después, con una cesta sobre el brazo, Amaury se puso en pie y la llamó.
Maude vaciló brevemente, luego fue de mala gana hasta llegar a su lado.
- ¿Sí, mi lord?
- ¿Qué es esto?- él preguntó, señalando la cesta cubierta en su mano.
Maude retiró la pequeña cubierta de lino.
- Son hierbas para perfumar el baño de mi lady.
Amaury miró detenidamente el contenido, sus cejas se elevaron ligeramente observando la mezcla de flores secas. Entonces se fijó en un pequeño tazón lleno de una pasta amarilla verdosa.
-¿Qué es esto? - Él señaló el tazón.
- Una mezcla de manzanilla y limón… para el pelo de mi lady.
- Hmm… - Amaury tomó el tazón y lo olió. Era bastante agradable. Él observó ahora a la nerviosa mujer.
- ¿Mi lady ha estado dándole a la botella ?
- ¿ dándole a la botella? - La voz de Maude sonó como un pequeño chillido mientras sus ojos se ensancharon - No ...no, mi lord…
- Ella parece borracha.
- Sí - Maude estuvo de acuerdo.
- ¡¿Ella está borracha ?! - Él pareció a punto de explotar.
- ¡No ... no, mi lord!
- ¡¿Entonces qué demonios le pasa ?!
- Debe ... debe ser el lúpulo, mi lord- soltó Maude.
- ¿Lúpulo?



- Sí… y la corteza de sauce blanca.
Su desconcierto era evidente.
- ¿Lúpulo y corteza de sauce?
- Mi lady se medicó con ambos antes de sentarse a cenar,- admitió Maude. - Quizás ellos reaccionaron mal con la cerveza de la comida.
- ¿No era corteza de sauce blanca lo que ella daba a Lord Amaury para el dolor de cabeza?- preguntó Blake ahora, levantándose de su asiento para interrogar a la criada él también.
- Sí, mi lord - Maude asintió con la cabeza mirando al segundo hombre.
- ¿Para que es el lúpulo?
- Sirve para aliviar el dolor también… o aliviar problemas de vientre. Unos lo toman para calmar sus nervios.
-¿Está enferma mi esposa? - Amaury se puso furioso ante esa idea.
Maude inmediatamente comenzó a sacudir su cabeza, luego suspiró y confesó.
- No lo sé, mi lord. Ella no me lo ha dicho. Quizás solo tenga gases. - Ella se movió inquieta delante de él. - Con su permiso, mi lord. ¿Puedo llevarle esto a mi lady? Ella se disgustará si su baño se enfría antes de que le lleve esto.
Con expresión severa, Amaury asintió con la cabeza, luego observó a la mujer mientras atravesaba el gran salón antes de volver a sentarse.
- Quizás ella sólo tenga molestias intestinales.- dijo Blake de forma tranquilizadora, observando la expresión de Amaury mientras éste se volvía a sentar.- Seguramente ella se lo habría contado a su criada si realmente estuviese enferma.
- Sí, - dijo Amaury, pero él parecía seguir preocupado.
*****
- ¿Mi lady?
Emma abrió sus ojos al oír la voz de Maude. La criada la había ayudado con su baño, luego la había envuelto con una sábana y la había sentado delante del fuego para cepillar su pelo. Emma casi había sido invadida por el sueño debido al calor del fuego y el movimiento relajante del cepillo sobre su cabello.
Alzando una mano, ella tocó sus mechones, sorprendida al notar que estaban casi totalmente secos ya. Quizás ella se había quedado un poco dormida. Era probablemente debido a la cerveza. Ella había puesto ración doble de sus hierbas, y después había bebido hasta la última gota de la cerveza reservada para ella. Había vaciado y rellenado su jarra tres veces antes de acabar con el contenido del recipiente, pero eso había tenido un efecto asombroso. Realmente, ella nunca se había sentido tan… libre. Tan poco reprimida , tan liberada , tan relajada. Era un maravilloso estímulo para la noche que tenía por delante. Ese pensamiento la hizo suspirar cuando recordó su primera experiencia como esposa. Habría ido mucho más fácil para ella si se hubiese preparado, pensó Emma . Pero entonces, ella no había sabido todo lo que el acto implicaba.
-¿Mi lady? - repitió Maude.
- ¿Sí?
- No estará enferma, ¿verdad?
Emma giró su cabeza a la mujer en la sorpresa, luego se rió tontamente.
- No, Maude. ¿Por qué piensas eso?
La criada permaneció en silencio durante un momento, luego siguió cepillando su pelo mientras admitía:

- La vi tomar lúpulo y corteza de sauce blanco antes. Pensé que quizás se sentía mal.
- No. - Emma miró fijamente el fuego y se mordió el labio, luego suspiró y confesó, - Bebí algo de cerveza sin rebajar también. Pensé que quizás me ayudara “con el hecho ”.
- Ayudar con el … - el cepillo se detuvo sobre su pelo.
- Sí, - murmuró Emma, enrojeciendo violentamente.- Mi menstruación llegó. No concebimos, por lo que debemos consumar el hecho nuevamente.
Las cejas de Maude brevemente se unieron en señal de preocupación, entonces ella volvió a cepillar el pelo de Emma otra vez antes murmurar:
- Es verdad que la primera vez es algo dolorosa…
Emma resopló de forma poco elegante al oír esto y Maude detuvo el cepillo de nuevo.
- Bien, - Maude suspiró. - Mi lord tuvo que darse prisa durante su noche de boda. Había una gran necesidad de apresurarse. No tuvo oportunidad de prepararla para el acto.
- ¿Prepáreme? Bien, realmente él me advirtió y me pidió perdón antes de hacerlo - Girándose, ella observó como Maude ponía los ojos en blanco preocupada.
- Eso no es prepararla, mi lady.
- ¿No?
- No- ella dijo cautelosamente.- Mi lady, no le enseñó nadie lo que sucedería en su noche de bodas antes de casarse con Lord Fulk?
- No ..no.- Emma se rió cuando ella recordó sus pensamientos ingenuos. - Mi padre me dijo que mi marido compartiría mi cama.
-¿Y eso fue todo?
Emma afirmó con la cabeza.
- ¡Oh, mi lady! - Maude pareció preocupada. - Debería habérmelo dicho. Quizás yo podría haberla preparado para lo que iba a venir.
- Está bien - Emma le aseguró con una sonrisa irónica. - Estoy preparada ahora. Es por eso que tomé lúpulo y sauce. Todo estará bien esta noche. No sentiré dolor . En verdad , pienso que apenas notaré alguna incomodidad. Estoy casi bebida.
- ¡No, mi lady… - comenzó Maude urgentemente, sólo para cerrar la boca de golpe cuando la puerta de la habitación se abrió y Lord Amaury entró por ella. Viéndolas al lado del fuego, él frunció el ceño al ver que la criada todavía estaba allí. Deseaba hablar a solas con su esposa.
- Déjanos solos - dijo él.
Maude vaciló brevemente, luego se levantó y de mala gana dejó el cuarto.
Amaury la miró mientras salía, luego giró para contemplar a su esposa. Ella estaba encantadora junto a el fuego. Su pelo brillaba cayendo libre sobre sus hombros y su espalda. Era más que obvio para él que ella no llevaba nada puesto bajo la sábana negra que la cubría. Estaba húmeda y pegada a su cuerpo.
Amaury sintió que su garganta se secaba mientras su mirada recorría su cuerpo. Recordó vivamente cuando la había tenido debajo él. También Recordó claramente la agonía que había sufrido después cuando le había sido negada su liberación. Creía que era por esa razón era tan fácilmente excitable por su esposa ahora. Le parecía que había pasado casi cada minuto desde su matrimonio en un estado de excitación perpetua . Necesitaba ... liberarse . Y parecía que no obtendría esa satisfacción pronto. No si su esposa estaba realmente enferma.
- Estás enferma - dijo él.
Las cejas de Emma se elevaron ante esa acusación; entonces ella sacudió la cabeza.
- Sí. Lo estás y deseo saber qué te aflige, esposa.
- Nada, marido.
- Me dirás lo que le aflige. Ese es tu deber como esposa.
Emma lo miró frunciendo el ceño. No tenía ni idea por qué él pensaba que estaba enferma, a menos que él también hubiera sabido de alguna manera que había tomado corteza de sauce blanca y lúpulo. Si ese fuera el caso, definitivamente no deseaba explicarle sus motivos. Sería muy embarazoso contárselo. Decidiendo que una distracción era necesaria, ella logró ponerse en pie sin perder el equilibrio, luego dejó caer la sábana al suelo.
- ¿ Te Parezco enferma, esposo?
Amaury se quedó petrificado. No podía creer que ella hubiese hecho eso. Él había pasado todo tiempo tras su noche de bodas luchando consigo mismo para evitar molestarla imponiéndole sus atenciones. Su cuerpo casi le ordenaba que lo hiciera y su mente argumentaba que no debía apresurarla. Había sufrido una agonía de culpa por el dolor que lamentablemente le había causado durante su noche de boda. Y Ahora, aquí estaba ella, ofreciéndose a sí misma. Al menos él le rogó a Dios que ella estuviese ofreciéndose. Pensó que moriría si la estaba entendiendo mal y ella de repente avanzaba lentamente hacia la cama y se iba a dormir. Aterrorizado por que eso fuese exactamente lo que ella tuviese intención de hacer, él se quedó de pie donde estaba, viendo los segundos pasar por su cabeza. Contaría hasta veinte - no hasta diez - para que entrara en la cama, si no…
Dejar caer la sábana había sido una de las cosas más difíciles que Emma había hecho en su vida. Con todo , como distracción había sido poderosamente eficaz. Su marido la miraba como si no sólo hubiera perdido el hilo de su pensamiento, sino como si hubiese perdido el pensamiento completamente. Simplemente estaba de pie allí, boquiabierto mientras el tiempo pasaba, entonces de repente caminó con pasos largos a través del cuarto, la tomó en brazos y la llevó a la cama. Dejándola caer allí. Inmediatamente Amaury comenzó a quitarse la ropa.
Emma lo miró con algo parecido al asombro. No era completamente la reacción que ella había esperado. En realidad Había creído que tendría que pedírselo para que él se ablandara y estuviese de acuerdo con realizar el acto . Verlo quitarse la ropa con tanta impaciencia, en cambio, la hizo preguntarse si quizás ‘el hecho’ era mucho más agradable para el hombre, porque realmente parecía que Amaury estaba impaciente. Ya se había sacado la túnica y ahora saltaba por el cuarto en un pie, tirando de una bota. Se sacó la bota al fin y la lanzó sobre su hombro, luego dirigió su atención a la segunda bota. Un momento después ésta pasaba volando sobre su hombro también. Le llevó poco tiempo despojarse del resto de la ropa.
Los ojos de Emma se ensancharon cuando su ‘singularidad’ fue revelada. Pareció aún más grande que la última vez que ella la había visto. De repente estaba muy agradecida por la previsión que la había llevado a medicarse contra el dolor .
Viendo que él permanecía en pie en el mismo sitio, ella levantó sus ojos a su cara. El hambre estaba todavía allí, pero ahora su cara mostró una expresión que se parecía al dolor. Frunciendo el ceño, Emma lamió sus labios.
-¿Marido?
Amaury gimió y cerró sus ojos a la vista de su pequeña lengua recorriendo rápidamente sus labios. Maldición de los Infiernos , ella no comprendía que él trataba de contenerse? No sabía que esa contención era lo que impedía que se lanzara sobre ella? En eso había centrado toda su atención mientras se había quitado la ropa. Había logrado vencer por un momento sus más básicos instintos para recordar que ella era todavía nueva en el tema de los deberes conyugales . Y se había jurado que la próxima vez él se ocuparía de ella, se tomaría tiempo para hacerlo tan agradable para ella como fuese posible . O al menos tan indoloro como fuese posible, ya que era un hecho sabido y confirmado que las damas nunca disfrutaban del acto.
- ¿Marido?
Suspirando, Amaury abrió los ojos y forzó una sonrisa, luego se recostó en la cama al lado de ella.
Emma le dio una sonrisa ligeramente tensa a cambio, y rodó sobre su espalda. Era lo que él había ordenado que hiciera la noche de su boda. Ella esperaba que él se colocase sobre ella otra vez y que comenzara con el acto . En cambio, Amaury simplemente levantó sus cejas ligeramente, luego dejó que su mirada recorriera su cuerpo. Cuando sus ojos alcanzaron el triángulo entre sus piernas, Emma de repente recordó su otra instrucción de aquella noche y abrió sus piernas.
La mirada de Amaury inmediatamente se posó sobre la cara de ella, tratando de evitar los pensamientos que ese movimiento lascivo trajo a su mente. Su cara pareció un lugar seguro dónde mirar mientras él recobraba el control… hasta que vio su lengua salir como una flecha otra vez.
Gimiendo, él dejó caer su cara en la almohada.
- ¿Marido?
- Puedo hacer esto - murmuró él con los dientes apretados contra la almohada.
- ¿El qué, marido?
- Este no es un buen momento para hacer preguntas, esposa. Sólo quédate ahí quieta.
- Sí, marido, - contestó Emma preocupada, sus inseguridades volvieron de nuevo. Él la odiaba. No podía soportar mirarla. No podía aguantar la mera idea de acoplarse con ella. Incluso ahora él trataba de convencerse a sí mismo de que podía hacerlo. Diablos , lamentaba no ser hermosa. Aunque fuera Sólo por esta noche. Cuan vergonzoso era ser encontrado tan fea y que su marido no pudiera aguantar la idea de engendrar un niño con ella.
Amaury enterró su cara más profunda en la almohada y contuvo la respiración, contando hasta diez repetidamente mientras imaginaba las cosas más desagradables que podía para intentar controlar su deseo.

* Una vieja bruja con marcas de viruela .
* El trasero desnudo de Pequeño George
* Bañarse.
* El té que preparaba su esposa. No. Eso no era nada bueno. Lo hacía recordar a su esposa, que en este momento estaba acostada desnuda a su lado .
* Los dolores de cabeza terribles que él había sufrido después de su herida principal. No. Eso no era nada bueno tampoco. Eso simplemente traía las imágenes de ella inclinada sobre él, tocando su frente a ver si tenía fiebre.
* Conversar con su esposa. ¡Caramba ! Esa mujer no podía ella quedarse fuera de su mente?

Emma miró fija e inútilmente a su esposo, sufriendo una agonía de incertidumbre. Entonces su mal humor comenzó a despertarse cuando ella lo vio enterrar su cara más profundamente en la almohada. ¿ Estaba Tratando de ahogarse? ¿Acoplarse con ella realmente era un destino peor que la muerte? ¡Buen Dios , eso tremendamente insultante!
- ¡Marido! - dijo ella de pronto. - No te pedido que te mates, simplemente que cierres tus ojos, que finja que soy más atractiva para vos , y que hagas ‘el hecho’ … como lo hiciste la otra vez. Necesitamos un heredero, y parece que fallaste la otra vez en su intento de concebir uno.
Amaury se quedó quieto un momento, luego levantó la cabeza para mirar detenidamente en su esposa sin expresión.
- ¿Qué has dicho?
Emma suspiró con impaciencia.
- El hecho, el acto , mi lord.
- No. ¿Qué quieres decir con eso de que fallé en concebir un heredero la vez pasada?
Comprendiendo que su orgullo viril había sido herido, ella suspiró e intentado calmarlo.
- Estoy segura de que no fue por tu culpa, mi lord. Quizás fue la presión para consumar la unión la que hizo que no tuviéramos éxito en engendrar un niño. Quizás eso debilitó su fertilidad, pero…
- ¡Fue mi consideración y mi cuidado lo que previno el que pudieras concebir un niño!- explotó Amaury. Cuando Emma simplemente parpadeó en él, él explicó, - No derramé mi semilla.
Su expresión confusa no se despejó mucho con eso, y Amaury suspiró con impaciencia.
- Un hombre debe derramar su semilla, plantando un niño en el vientre de la mujer. Pero no había tiempo durante nuestra noche de boda. Fuimos interrumpidos y después del dolor que te causé, pensé en no volver a intentarlo esa noche.
- ¿Semilla? - Emma murmuró, echando un vistazo abajo a su estómago.
- Sí.
Ella le levantó ojos llenos de sospecha otra vez.
- ¿Dónde está esa semilla que supuestamente tienes que plantar?- preguntó ella escépticamente y con desconfianza.
Amaury abrió su boca, la cerró otra vez, luego su rostro se tornó completamente rojo, casi púrpura, de hecho. Durante un momento Emma temió que pudiera tener un ataque de apoplejía . Entonces él saltó de la cama y caminó con pasos largos hacia la puerta, abriéndola de par en par. Completamente Desnudo bajo el marco de la puerta, él gritó llamando a su escudero.
Ella rápidamente se cubrió con las sábanas y las mantas antes de que muchacho llegara desde el gran salón al oír su voz.
- ¡Tráeme algo de cerveza !- gritó Amaury cuando su escudero se detuvo a una distancia segura de él. Asintiendo con la cabeza, Alden giró con impaciencia para huir, luego se congeló y giró de nuevo cuando Amaury lo llamó otra vez. - ¡Y trae vino! ¡Mucho vino !
Cerrando la puerta tras la salida del muchacho, él giró para contemplar a su esposa. Ella parecía una estatua de alabastro entre el lino color ébano de la cama. Volviéndose otra vez hacia la puerta, él lo abrió una vez más. Era más seguro esperar allí el retorno de Alden que enfrentar a su esposa y arriesgarse a que le hiciera más preguntas. Maldición! Esta vez si que iba a explicarle los hechos de vida. De una vez y para siempre.
Emma contempló a su marido en una agonía de desesperación. Las cosas habían parecido tan esperanzadoras sólo hacía unos instantes cuando él se había desvestido tan rápidamente, pero ella comenzaba a pensar que su velocidad había tenido más con el hecho de su determinación de hacer el acto rápidamente. Ahora parecía que él necesitaba la ayuda del alcohol para ayudarse a encontrar el coraje para cumplir con su deber.
Sus pensamientos fueron distraídos por el gruñido de Amaury cuando Alden regresó. Pareció que el muchacho había llevado a cabo su tarea a la velocidad del rayo.
- ¿ Y mi jarro?
- ¿Su ... su jarro, mi lord? - Alden tartamudeó bajo la mirada ceñuda de su señor.
- No importa, - interrumpió Amaury con impaciencia, y cerró de golpe la puerta en la cara de su escudero. Echando un vistazo a su esposa, él murmuró algo en voz baja, entonces llevó la botella a sus labios y vació casi la mitad de su contenido de un trago largo.
- ¡No abuses de eso, mi lord! - exclamó Emma, dejando la cama y apresurándose a su lado en una tentativa de arrebatar la botella. -He oído que el exceso de alcohol puede afectar la potencia de un hombre.
-¡No hay nada incorrecto con mi potencia, esposa!- gritó Amaury, separando la botella de sus labios y sosteniéndola lejos de su alcance, luego se quedó congelado.
Ella no había tomado nada de la ropa de cama cuando salió de ella apresuradamente. Ahora Estaba ante él esplendorosamente desnuda. Su cuerpo se estiraba como el de un gato cuando ella intentó agarrar la botella que él sostenía sobre sus cabezas. Durante un momento, sus ojos simplemente no podían apartarse de sus pechos que se balanceaban ; entonces él maldijo y se obligó a desviar la mirada. Mientras se recordaba a sí mismo que estaba enojado con la muchacha y con su suposición de que él había fallado en algo y por eso ella no había engendrado un niño. En su forcejeo, Emma perdió el equilibrio y tropezó contra él. Quizás era sólo debido al vino que acababa de consumir, pero sus pechos le parecieron tan calientes como brasas cuando ellos rozaron su pecho.
Conteniendo el aliento, Amaury olvidó la botella en su mano, y sin darse cuenta la bajó , poniéndola al alcance de ella , pero su pequeña esposa , de repente, había perdido completamente el interés en la botella. En cambio, su mirada había bajado ahora hasta su propio pecho, su cara denotaba asombro cuando miró sus propios pezones erguidos y el modo en que ellos apuntaban coquetamente hacia él como brotes buscando el sol.
Tragando en seco , Emma levantó sus manos inseguramente para cubrirse, luego hizo una pausa y miró a su marido confundida. Sus pezones estaban duros como piedras, de un color rosa oscuro. Era una situación que por lo general sólo ocurría cuando ella tenía frío o estaba mojada, o ambas cosas, pero la sensación que había sentido cuando había rozado el pecho de su marido no había sido de frío, sino de calor. Había experimentado un cálido hormigueo, que pareció recorrer sus pechos y descender a algún sitio de su bajo vientre.
Ella todavía pensaba en esa sensación, cuando su marido de repente alzó su mano libre y con el pulgar acarició uno de sus pezones alertas . Emma no lo habría creído posible que sus pezones se endurecieran aún más, pero lo hicieron… y el estremecimiento se repitió también, recorriéndola como una pequeña ráfaga de calor . No pudo reprimir un pequeño gemido mezcla de placer y de temor que escapó de sus labios.
Amaury quedó algo asustado por ese gemido, ya que había parecido ser de placer. Se suponía que damas no disfrutaban del acto del matrimonio. De todos modos, el sonido en sí mismo fue como una llamarada que recorrió su cuerpo hasta los dedos de sus pies, y decidió de repente que quería escuchar más de aquellos sonidos. Muchos más. Dejando caer la botella recubierta de cuero descuidadamente al suelo, él agarró a su esposa bajo sus hombros y la alzó del suelo hasta que sus pechos quedaron al nivel de su cara. Él entonces adelantó la cabeza y cerró sus labios alrededor del pezón que él acababa de tocar.
- ¡Oh!- Los ojos de Emma ensanchados brevemente, luego se cerraron parcialmente . Su marido chupaba su pecho como un bebé hambriento, mientras succionaba , pellizcaba, y tiraba, primero de un pezón, y luego del otro. Era la cosa más rara que Emma había experimentado… y le gustaba mucho. Lo que había sido un hormigueo breve como la luz de una luciérnaga antes, ahora se había convertido en una onda llameante y tórrida que recorrió su interior, quemándola en todas partes y haciendo que los dedos de sus pies se contrajesen.
Ella echó la cabeza hacia atrás, gritó y se agarró a sus hombros mientras experimentaba oleada tras oleada de placer que la inundó. Emma apenas notó cuando él la llevó hasta la cama y la puso en ella sobre sus rodillas de modo que él ya no tuviera que sostenerla. Su mente estaba llena de nuevas demandas y deseos que no entendía. Emma abandonó toda tentativa de desentrañar esos pensamientos, sin embargo, cuando sus manos recién liberadas comenzaron a viajar a través de su cuerpo.
Se estremeció cuando sus palmas calientes elevaron sus pechos, sosteniéndolos y ahuecándolos, para después lamer primero uno, después el otro. Ella gimió cuando él apartó una mano para llevarla a través de su vientre tembloroso hacia la curva de su espalda y empujarla contra él para que sintiese su miembro. Un nuevo fuego ardiente comenzó entonces, y Emma jadeó en respuesta. Sus manos se movieron por instinto para enterrarse en su cabello. Apretando su cabeza más cerca de su pecho, ella tembló cuando su otra mano de repente bajó, acariciando su cadera antes de acariciar la curva externa de su pierna. Ella se sacudió en sus brazos ligeramente, un grito ahogado de protesta asustada escapó de sus labios, cuando aquella mano tocó el interior de su muslo.
Ahogando su objeción con sus propios labios, Amaury la asustó otra vez al deslizar su lengua en su boca abierta. Durante un momento, Emma no estaba segura de lo que ocurría. Nunca la habían besado de esa forma antes. De repente se encontraba de un hambre que no sabía cómo saciar. Apretando sus dedos en su cabello, ella gimió enloquecidamente contra su boca, su lengua rápidamente se hizo más exigente cuando ella presionó su cuerpo más cerca. Alguna parte de ella parecía determinada a meterse dentro de él.
Ella se apretaba y retorcía contra él, y quería más. Sentía un vacío que no entendía ni podría explicar. Fue casi un alivio cuando su mano terminó de moverse ascendentemente y se ahuecó contra ella… casi. Emma jadeó y retiró su boca con un gemido mezcla de confusión, desesperación, alegría, y súplica cuando él deslizó sus dedos entre los rizos para tocar el centro de su sexo , mientras deslizaba sus labios a través de su cuello para lamer y atormentar su sensible piel detrás de su oreja .
Emma gimió sintiendo una fiebre incontrolable. Su cuerpo temblaba como su arco cuando se tensaba al punto máximo. Sentía como si estuviese a punto de explotar, como si fuese a morir si no lo lograba. Clavó sus uñas en su marido con frustración cuando el estallido se acercaba pero no logró alcanzarlo, y Amaury mordió su oreja ligeramente en venganza, justo mientras aumentaba la velocidad de las caricias intimas de su mano .
Justo cuando Emma estaba segura que estallaría en pedazos en sus brazos, el control que Amaury había estado ejerciendo tan desesperadamente se rompió y él retiró sus manos de entre sus muslos para empujarla y acostarla de espaldas.. Entonces su marido se colocó sobre ella como lo había hecho en la noche de bodas, su boca tomó la suya salvajemente una vez más mientras él se sumergió en ella.

Los ojos de Emma se abrieron con sorpresa al sentir la intrusión. Ella lo reconoció inmediatamente como la misma unión que había ocurrido durante su noche de bodas. Sólo que esta vez no había ningún dolor, sólo un placer insoportable mientras él se movía contra ella. Su cuerpo encerrado el suyo y rodeándola, él la condujo de nuevo al punto al que había llevado con las caricias intimas de sus dedos. Entonces, con un grito de victoria y con su propia liberación, Amaury la empujó hacia las estrellas y ella estalló en mil chispas de la luz.