lunes, 21 de julio de 2008

MALICIOSA - CAPITULO 1

Capítulo 1


EL DIA DE LOS INOCENTES *,
Castillo Leeds en Kent, Inglaterra
( Informalmente día de fiesta conocida como All Fools’ Day que se celebra el 1 de abril , en otros países se conoce como el día del Inocente, en ese día la gente realiza bromas de todo tipo con la intención de “reírse de la inocencia de las personas”)


Era la época del año para las Representaciones del Milagro* ( * nota del traductor: Mistery Plays eran representaciones escénicas de pasajes de la Biblia ) , lo que era bueno, porque ella necesitaba de un milagro para salir del aburrimiento de su existencia . Ella se movió desganadamente a lo largo de las almenas . El sol estaba inusualmente caliente ese día de primavera, incluso mas caliente que el humor del rey .

Edward era su guardián y tutor , y guardarla y custodiarla era lo que él hacía, especialmente desde que él había descubierto su plan para montar en las carreras para escuderos que estaban programadas para después de las representaciones del milagro . Desde el día anterior , ella había tenido poca libertad. Le habían prohibido acercarse a los establos y la habían confinado a su cuarto durante
toda la tarde mientras que el rey recitaba en voz alta y furiosa la lista de los defectos de ella

Exhaló un suspiro enorme, después cruzó sus brazos con frustración y continuó caminando por el muro de piedra. En verdad podrían haberla tenido con sus tobillos encadenados y encerrada en el calabozo . O… tenerla alimentada con solo pan y agua como se tenía a los cautivos alemanes y Galeses que el rey tenía confinados mientras esperaba el pago de su rescate.

Ella alcanzó el extremo de las almenas y giró rápidamente. Sus trenzas giraron con ella y les dio una palmada impacientemente para quitarlas de su cara, después caminó en dirección opuesta.

Se suponía que las mujeres se contentaban con sólo sentarse en las gradas , mientras agitaban sus tontos pañuelos de seda . Se suponía que una mujer debía esperar hasta que algún caballero la eligiera para honrarla con su atención.

Sofía odiaba esperar por cualquier cosa. Ella verdaderamente creía que si uno se quedaba esperando para algo especial sucediese, eso nunca ocurría.

Después de la la muerte de su madre causada por el deseo desesperado de procrear un hijo y un heredero, Sofía había esperado que su padre volviese a su casa. Él era todo lo que le quedaba , ella era todo lo que él tenía . Todavía no tenía cuatro años para ese entonces, pero podía recordarlo claramente, casi como si doce años no hubieran pasado. Recordaba la manera en que espiaba por los agujeros de los muros , recordaba que los pies le dolían por estar tanto tiempo en puntas del pie espiando y esperando . Su cuello le dolía por la tensión de estirar su mentón para poder observar el horizonte, para buscar entre las colinas verdes la primer imagen del estandarte de su padre agitándose sobre la cresta de alguna de las colinas.

Ella había esperado todas esas horas largas para que él volviese a su casa.
Y Él nunca lo había hecho .
Finalmente llegó al castillo de Torwick la noticia de que él estaba demasiado perturbado como para volver a su casa , a hacerse cargo de una hija pequeña cuando la cruel muerte se había llevado a su hijo recién nacido. Su heredero. Y a su esposa.

Entonces mientras ella estaba asustada , sola y esperando en vano que él volviese , él cabalgaba hacia el norte , mas y mas lejos de ella.
Fue herido mortalmente quince días después en un asedio en Rochester. Él solamente vivió por algunos días, el tiempo suficiente para enviarle un mensaje a Edward, por entonces Príncipe heredero de la corona de Inglaterra.

Pero no tuvo tiempo suficiente para enviar alguna palabras , cualquier palabra, a su única hija . No hubo adiós. No hubo un deseo en su lecho de muerte. Nada. Sofía a veces se preguntaba si él habría recordado que ella existía.

Ella aprendió muy temprano, y del modo más cruel , el verdadero valor de una mujer en esa sociedad . También aprendió que sentarse y esperar eran mucho más doloroso y mucho más inútil , que salir a buscar lo que uno quería. Ella podía soportar fracasar . Pero no podía soportar observar el mundo y ver el tiempo pasar sin hacer algo .

Ella se detuvo , frustrada y tensa, porque verdaderamente había muy poco que pudiera hacer. Se dio vuelta y apoyó sus codos en la pared que daba ahora al resto del mundo. Reclinó su mentón en sus palmas húmedas y miró el cielo como si hubiera respuestas mágicas esperándola allí.

Pero no había respuestas. Solamente el azul brillante del cielo que lastimaba sus ojos y algunas nubes hinchadas que se movían tan lentamente como las horas del día, casi tan lentamente como su existencia larga y aburrida.

Después de un momento ella soltó las cintas plateadas de su cabello y las metió dentro de la camisa de seda azul, después comenzó a desarmar sus trenzas porque eso le daba algo que hacer con sus manos . Pronto su cabello era suelto y caía pesadamente más allá de sus hombros y sobre su espalda . Estaba libre. Libre. Libre como ella no era.

Miró hacia abajo porque no tenía nada que hacer. Inmediatamente vio al rey y la reina que tomaban sus asientos en una tarima cubierta por un toldo cerca del escenario erigido para las representaciones del milagro .

Uno no podía dejar de ver al rey porque él era muy alto. Su cabello color oro brillaba con tanta fuerza que a veces la gente pensaba que él era una especie de dios. Pero Sofía sabía que él no un dios

La gente lo llamaba “Piernas Largas” ; pero ella lo llamaba impiadoso.

Su único propósito en esta vida parecía hacer su vida desgraciada y miserable .
Miró a la reina sentarse serenamente porque esa pobre mujer no tenía idea que estaba casada con un ogro de la peor clase.


Ella amó a la reina Eleanor, por que era buena y dulce y porque no le gritaba incluso cuando no estuvo satisfecha con algo que ella hubiese hecho. Ciertamente No era culpa de la pobre y querida Eleanor el estaba casada con un tirano con una voluntad tan fuerte como el muro del castillo y una cabeza probablemente tan dura como ese mismo muro . Ese matrimonio había sido arreglado por razones políticas. Su primo , el rey , era muy afortunado de que Eleanor fuese tan buena y gentil que no podía ver sus viles defectos de carácter.


Sofía miró fijamente al rey y deseó que su cuero cabelludo le quemara tanto como el suyo . Tenía el orgullo herido y su memoria repetía la palabras enojadas dichas la noche anterior , cuando Edward la había retado delante de sus huéspedes.

‘ Vos , Sofía, vas a volverme loco con tu insensatez. ¡ Lo que
necesitas es un marido que te enseñe humildad y obediencia!

Ella había oído ese discurso en esos últimos años demasiadas veces . ' Lo que el rey proponía sería como intentar contar los granos de sal en un salar o contar el número de ángeles que podían pararse en la punta de un alfiler .

Como si un marido pudiera hacer que ella obedeciera.... Ella no era esclavo. Ella era Sofía, y todos sabrían algún día que era digan de ser llamada más que una simple una mujer.

Más tarde, cuando tenía su oído pegado a la puerta del cuarto, ella lo había escuchado lamentándose con la reina:

“ Eleanor, la conducta de Sofía es una deshonra. Dime por qué en nombre de Dios ella no puede pasar sus días bordando tapices o en alguna otra tarea femenina?”.

Como si sentarse a escuchar la charla de la mujeres mientras clavan una aguja en un pedazo de tela fuese algo entretenido...

Cuando Edward había abierto repentinamente la puerta y ella se había caído dentro del cuarto de los reyes , Sofía le había planteado que si coser y bordar eran tan entretenido, por qué entonces ella nunca vio a los hombres hacer esa tarea.
Las venas del cuello Edward se habían hinchado antes que gritara que coser y bordar no eran tareas de hombres . Por apenas
un segundo , ella había pensado realmente que sus venas iban a estallar.

Pero la verdad era que a ella no le había importado que él estuviera enojado. La vida era terrible injusta y alguien tenía que cambiarla . Los hombres podían cabalgar por las colinas libremente. Mientras se suponía que las mujeres debían plantar sus traseros en mulas de paso lento o en sillas de montar que las hacían moverse precariamente sobre los lomos de los caballos.


No. Ella, Sofía Howard, no montaba en mulas lentas ni usaba sillas de montar . Ella había aprendido cabalgar a pelo a los seis años, cuando su guardián y tutor estaba de viaje en Londres , ocupándose del parlamento nuevamente establecido, un cuerpo de hombres que harían las leyes para Inglaterra y que probablemente decretarían que las mujeres debían tener los más aburridos y horribles deberes, tales como bordar , planear las comidas del día y lavar la ropa .


Para el momento en que Edward había vuelto de su viaje a Londres , ella ya podía cabalgar mejor que sus escuderos. Afortunadamente, la reina Eleanor había salido en su defensa y a Sofía se le permitió cabalgar siempre y cuando un soldado la escoltase.

Siempre un hombre.

¿Por qué no había las cosas tales como “soldadas” ? Todos pensaban que los hombres eran fuertes , valientes y honorables. La iglesia y la mayoría de los hombres declaraban que las mujeres eran criaturas débiles.

No le parecía justo que todas las mujeres debiesen sufrir porque una vez, hacia mucho tiempo , Eva le dio a Adán una pequeña manzana...

Lo que Sofía quería saber era, si las mujeres eran tan débiles, por qué el fuerte, inteligente y honorable Adán, un hombre, había comido esa manzana?

En su opinión , Eva solamente había alimentado a su hombre. Ese no era uno de los deberes de una mujer ?

Cuando Sofía le dijo eso al arzobispo de Canterburry, la acusaron de decir una blasfemia y había tenido que pasar dos semanas en un convento de monjas fuera de Avon, donde tuvo que rezar para que Dios le diese un corazón piadoso, una mente serena , y una lengua controlada.

En vez de hacer eso ella entretuvo a las novicias haciendo una vela con la forma del cuerpo del arzobispo y la madre superiora la pescó en flagrante delito.

Pero este no era un convento de monjas. Ella todavía caminaba a lo largo de el muro superior de Leeds. Se paró cerca del borde de las escaleras del oeste y espió a través de una abertura cuadrada y el horizonte lejano , donde ella estaba segura todos sus sueños estaban esperándola.

Si, ella pensó. Afuera, en alguna parte había la vida que ella se suponía debía vivir, mientras que ella languidecía en el castillo de Leeds bajo el dominio tiránico de su primo, el cruel rey de Inglaterra, , que la obligaba a comportase como una dama sólo para torturarla.

Lo que ella no entendía era por qué ella se sentía tan diferente interiormente. Diferente de todos los demás. El resto del mundo no se daba cuenta de esas cosas que le producían a ella esos cambios de humor?
Una vez, no mucho tiempo atrás, , cuando ella tenía trece años , ella había encendido veinte velas y arrodillada sobre el piso de piedra de la capilla, le había preguntado a Dios por Qué

¿Por qué , Dios? ¿Por qué mi corazón parece que va a salir volando de mi pecho? Por qué hace mi la sangre se pone caliente cuando me enoja y se enfría cuando estoy triste? A veces, cuando quiero algo con mucha intensidad siento que las cosas se mueven más lentamente, y siento como que tengo una colmena de abejas zumbando dentro de mi cuerpo , intentando desesperadamente salir de él.

Dios no le había contestado. Ella sabía que Dios no hablaba con la gente. No había esperado que una voz fuerte desde el cielo resonara por encima de su cabeza y le dijera qué estaba mal en ella, pero secretamente había esperado una prueba, o un cambio.

Nada de eso habían sucedido.

Sofía consideró la escena que se desarrollaba mas abajo, sus ojos fijos en su primo Edward.

Ella levantó el mentón y cerró los ojos y tomó una respiración profunda. Quería cabalgar a través de las colinas tan rápidamente como un ejército en pleno ataque. Quería practicar tiro al arco, para golpear el centro del blanco. Quería aprender esgrima. Quería caminar fuera del castillo libremente y sin escoltas . Quería usar pantalones y calzas de modo que sus piernas tuviesen la libertad de movimiento que un hombre tenía.

¡OH, su majestad, eso si que sería verdadero entretenimiento!

Desde abajo llegó una aclamación estentórea como si todos estuvieran de acuerdo con sus pensamientos. Miró hacia abajo, sobre el borde del parapeto, explorado los grandes grupos de gente, casi parecían ganado . Se dirigían como en una manada hacia el escenario donde los juglares y los acróbatas usaban su ropa al revés a modo de festejo en el Día de todos los Inocentes , había actos de magia mientras que los músicos tocaban melodías vivaces, y después recogían las monedas de cobre que lanzaba el público a sus sombreros de alas anchas.

Otro grito emocionado de la muchedumbre llenó el aire. La música sonó más fuerte y la multitud reía y cantaba. Ella estiró su cabeza levemente para poder ver mejor.

Ahora la gente bailaba sobre el pasto cerca de la plataforma del escenario .

Ella amaba bailar, incluso si eso significaba que tenía que tocar las manos húmedas de algún cortesano joven . Pero adoraba girar y girar infinitas veces y tan rápidamente como podía, hasta que su cabeza volara y ella se sintiese como un pájaro en vuelo.

Sofía vio a Edith, su amiga, así como a la princesa Eleanor, su prima menor . Eleanor tenía 14 años y era la mayor de las cinco hijas de Edward, pronto estaría casada con un príncipe extranjero. Todos estaban teniendo un día diversión - todos menos los
guardias de las almenas .

Todos menos ella.

Una mirada más hacia abajo y ella perdió la necesidad de enseñarle al mundo una lección por ignorarla completamente.

Sofía agarró la falda de su vestido de seda y bajó las escaleras con pasos apresurados, después se movió fuera portón del castillo , caminó sobre el puente del foso y mas allá. Su largo cabello negro flotando hacia en el aire detrás de ella.

Las tiendas de colores brillantes estaban salpicadas por el campo detrás del escenario donde los actores realizarían una obra basada en los milagros de Cristo , o la vida de los santos y los profetas.

Ella avanzó , comiendo una manzana que había robado de una cesta . Le dio una mordida y su corazón repentinamente se aceleró y su piel comenzó a estremecerse como si hubiese sido tocada por un viento helado. Se dio vuelta rápidamente , la manzana se detuvo cerca de sus labios.

Su mirada vio a un caballero alto y ricamente vestido con una estructura corporal fuerte y una cara ilegible. Ella ladeó su cabeza y frunció el ceño. Era extraño ... cómo ella había sentido su presencia si nunca antes lo había visto?

Ella lo miró nuevamente.

Su cabeza sobresalía sobre la muchedumbre , sus facciones estaban parcialmente ocultas por las sombras echada por un estandarte real que colgaba encima de el . Sus brazos estaban cruzados entonces ella no pudo ver el escudo en su túnica azul.

Sofía se subió sobre un balde de madera que alguien había caído c, presionando sus tobillos juntos se puso en puntas de pie para poder ver mejor su cara.

¡Y verlo fue lo que ella hizo!

La manzana se le cayó de la mano repentinamente y cayó sobre la tierra.

La brisa quedó suspendida repentinamente, como si el sol del mediodía la hubiera derretido.
Debajo de sus cejas gruesas, su mirada demoraba sobre la multitud. Él parecía aburrido, como si él ya hubiera visto todo ese espectáculo antes y lo encontrase de poco gusto . Él lucía su arrogancia de pa misma manera que los guerreros usaban sus colores distintivos , con orgullo y desafiantemente para que todos lo vieran.

Sofía encontró eso fascinante , pues ella había crecido rodeada de hombres que se arrojaban a sus pies y elogiando sus bellas facciones como si no tuvieran un gramo de orgullo .

En Verdad ella pensaba que la mayoría de los hombres eran un grupo lamentable . Hasta que posó su mirada sobre ese hombre. Él no era lamentable en ningún sentido . De hecho, ella hubiese apostado su dote a que las palabras “ perdón" o “disculpe” jamas habían salido de sus labios.

No. Él seguramente no se arrojaría a sus pies. O a los pies de cualquier persona .

Su mirada recorrió la muchedumbre, pasó por ella y luego fue más allá de ella, después se detuvo , y él volvió con su mirada a ella.

Por primera vez en su vida Sofía se sintió agradecida por sus bellas facciones que los hombres tanto admiraban . Podría sentir los ojos de ese caballero en ella, mirándola atentamente, por un tiempo más largo. El día se puso mas caluroso mientras ella estaba parada allí. El sol parecía brillar con más intensidad. Su sangre se apresuró debajo de su piel como si tuviera estuviese muy apurada.

Entonces la cosa más extraña sucedió. Sofía repentinamente quiso desaparecer en la multitud. Eso era muy atípico en ella, porque ella se enorgullecía fel hecho que podía hacerle frente a la mirada de cualquiera , con serenidad, con frialdad , sin ningún miedo, incluso cuando se trataba del furioso con ella.

Pero ahora, cuando ese hombre la miraba, la piel en sus brazos se erizó y sus labios se pusieron secos. Algo dentro de su vientre daba vueltas y vueltas y se sintió mareada como si hubiera estado bailando en círculos por horas.

Él era diferente; su mirada era diferente. Por un lado , él era muy joven para ser un caballero, quizás tendría 18 años , pero lo mejor de él era su expresión. No había admiración o asombro por su belleza en esa mirada fija , porque ese tipo de mirada ella la conocía muy bien.

No, esa mirada era como si él intentara ver algo dentro de su mente, justo en ese lugar al que ella no dejaba acceder a nadie , ese lugar donde moraban sus esperanzas , sus secretos, sus sueños sus miedos, esos pensamientos que nadie conocía salvo ella.

Una parte de ella quería darse vuelta y alejarse para él no pudiera ver demasiado, pero Sofía sabía que si no escapara él ganaría esa competencia de miradas frías. Ella aparecería débil si desviaba la mirada primero , y también, por otro lado, ella quería seguir mirándolo a pesar de lo que él le hacía sentir. Era un demonio hermoso con su mirada fría y superior.

También era el primer hombre que podía hacerle sentir algo distinto a la repugnancia en muchos meses . Él no se arrojaba a sus pies como otros hombres lo hacían.

Los hombres raramente miraban su cara por mucho tiempo ; su rostro parecía tener el extraño poder de hacer rendir al más confiado y al más fuerte de los hombres . Los convertía en idiotas babosos, y ellos comenzaban a decir tonterías o quedaban completamente mudos .

Los Caballeros , lords y guerreros que miraban su rostro , en segundos se echaban a sus pies, besando el borde de su falda o haciendo alguna otra idiotez como esa.
Su marcada terquedad estaba jugando un papel importante , porque ella se negaba a desviar la mirada de ese hombre guapo que la hacía arder por dentro. Entonces Sofía optó por un juego tímido y le dio una pequeña sonrisa, una que ella conocía muy bien y que a veces usaba con los hombres que se babeaban detrás de ella. Una sonrisa que ella definía como “ tonto ,esta sonrisa es para vos” , pero antes que pudiese calibrar la reacción de ese caballero , alguien la llamó por su nombre y la hizo parpadear . Pero ella no desvió su mirada.

No sería la primera. No sería la primera en romper ese hechizo. Era un desafío entre ellos, uno que ella ganaría. Ella mantuvo su mirada en él, dándole la mas breve de sus sonrisas.

Él ladeó su cabeza levemente. Curiosidad, o quizás desafiándola.

Los actores en el escenario comenzaron a cantar una canción indecente, típica de las representaciones del milagro , y la muchedumbre a su alrededor se animó, y luego repentinamente, la gente se movió hacia adelante tratando de atajar las monedas que los actores les lanzaban desde el escenario .
La empujaron y la hicieron perder el equilibrio. Pero cuando sus pies golpearon contra la tierra sólida, ella todavía estiraba su cuello para continuar con el juego de las miradas fijas con el caballero maravillosamente intrigante.

Usó sus codos con la multitud para intentar volver al lugar desde donde podría verlo , pero a pesar de los codazos el agolpamiento de cuerpos la tragaban. Intentó saltar dentro de la multitud pero no veía nada mas que una masa de cabezas .

La canción terminó y los actores hicieron numerosas reverencias al público . La muchedumbre les gritó y los aplaudió y le pidieron que hicieran más números.

Dios del cielo … no más números , ella rogó, todavía abriéndose paso a los codazos a través de la multitud.

Era la primer plegaria que Dios le había contestado en meses. Los actores se retiraron del escenario . La muchedumbre se calmó , entonces finalmente empezaron a dispersarse , dirigiendo hacia los puestos de los juglares y los ilusionistas . Finalmente, ella pudo ver a través del terreno . Pero para entonces, el caballero se había ido.