miércoles, 3 de septiembre de 2008

EL HIGHLANDER SILENCIO - CAPITULO 13

Capítulo 13

- Está cansada, hermana? - preguntó Alys, demostrando su simpatía.
Ciertamente estaba cansada de la excesiva atención con que la hermana de Rob la sofocaba, Mairi admitió en silencio. La joven la seguía a todas partes. Había insistido en que Mairi usase uno de sus nuevos vestidos para la fiesta a la que asistían ahora. Estaba menos arrugado, sin duda, que los de Mairi, pero le quedaba como una carpa. Y era amarillo pálido , lo que le daba su tez una palidez mortal. Aun así , la muchacha le aseguraba que le quedaba bien.
Alys no pasaba de los quince años, tal vez dieciséis años, aunque fuese mas grande y más alta que Mairi. Sus ojos grises parecían no perderse nada y chispeaban con energía, una energía completa e intensamente focalizada en Mairi en ese instante.
Por debajo de la aparente preocupación de Alys, Mairi creyó detectar un vestigio de humor bromista. Pero, cómo una mujer de las Highlands , simple y sin gracia, podría causarle diversión a una dama como lady Alys? Ciertamente la hija del rico conde francés podía encontrar maneras más exquisitas para divertirse que entretenerse con la esposa de su hermano a quien conocía hacia unas pocas horas.
Quizás alguien embobada de admiración divirtiese a Alys, pues era eso lo Mairi debía parecer desde que había llegado allí.
Y por qué no debería estar deslumbrada ? Sólo en el gran salón del castillo de Trouville podría entrar toda la fortaleza de su padre. Debía haber dos centenas de personas festejando su casamiento, cuando ella no veía motivo alguno para festejar en ese momento . Todo lo que quería era irse a dormir. Y silencio.
El ruido era demasiado molesto para mantener una conversación decente. No era que ella esperase poder conversar con su marido. Aún cuando habían quedado sentados, uno al lado del otro, habían compartido la comida en la misma bandeja , ella apenas había podido oír sus propias palabras. Gritar para superar el ruido del ambiente ciertamente había estado fuera de cuestión , su garganta todavía le dolía con el menor esfuerzo.

Los músicos parecían tocar de una forma absurdamente alta durante de la cena, lo que la había llevado a imaginar si toda la familia no sería sorda, como Rob. Desacostumbrada a semejante tumulto, Mairi sentía que su cabeza iba a estallar de dolor.
Finalmente, una horda de criados retiraron las mesas, para que el baile pudiese comenzar.
Ella y Alys estaban ahora paradas a un lado del salón y observaban. Lady Anne había reunido un grupo de músicos, allí. Vivirían en el castillo, para entretener las noches de sus amos?
Había seis músicos, con una arpa, una cítara, un laúd , tambor, flauta y campanas. Alys le había dicho los nombres de los instrumentos, que ella jamas había visto antes. En verdad , los únicos que había reconocido eran la flauta y el tambor. Y eso sólo enfatizaba como la vida de Mairi había sido tan distinta a todo eso , hasta entonces.
- Sabes bailar ? - preguntó Alys. - Rob es un bailarín maravilloso . Oh-oh! Mira allá, él se aproxima a mamá. Observa.
Ella se rió, llena de entusiasmo, y batió palmas cuando Rob levantó a su madre, la colocó en el piso y comenzó a ejecutar los pasos rápidos e intrincados de la danza.

El corazón de Mairi se aceleró. Su aliento quedó contenido en su garganta. Sintió que iba a desmayarse, aunque no lograba desviar los ojos de él. Por Dios! Rob bailaba! Y bailaba muy bien ! Y podía…
El podía oír, ella pensó, con una sensación de depresión que, sabía, no tenía sentido. En verdad , su marido y la música estaban en íntima sintonía. El y lady Anne parecían divertirse intensamente, nunca perdiendo un compás de la salvaje cadencia rítmica tocada por los músicos.
Cualquiera podría sospechar que él simplemente observaba a los demás bailarines y seguía el mismo ritmo . Sin embargo , para hacer una demostración como aquella, Rob tenía que oír la música. Y ella había estado tan segura que…
Mairi deseó desaparecer, simplemente desaparecer como si nunca hubiese estado allí. Continuar en el salón, forzando una sonrisa , era una tarea más ardua de lo que podía aguantar. Se sentía una perfecta idiota, y él debía también considerarla así, dado su comportamiento. Todas esas concesiones que había hecho para que él pudiese entenderla parecían ahora eran completamente estúpidas.
Cómo había cometido un error tan grave ? El había oído el silbido agudo del guardia de entrada esa tarde. Era ella la que no había querido admitir ese hecho. Y, ahora, obviamente, Roob oía cada nota que los músicos tocaban.
Nuevamente, se había precipitado un juicio en base a suposiciones, en vez de basarse en hechos. Cómo había podido estar tan equivocada? Cómo no se a había ocurrido que la sordera sería una desastrosa limitación para un caballero y para un lord?
Y por qué este sentimiento de decepción, al saber que estaba equivocada, cuando sería tan importante que su marido pudiese oír? Ella no era digna de él, si no se ponía feliz con ese hecho.
La vergüenza la dominó, por los planes que había hecho de convertirse en el brazo derecho de Rob en todas las cosas, - de ayudarlo en su vida , de ser la persona más importante de su vida.
Rob no la necesitaba . No iba a necesitar su ayuda y , aparentemente, tampoco necesitaba su cuerpo para obtener placer. Ella no era de ningún valor para él.
Se acababa su esperanza de tener algo de importancia que ofrecerle, más allá de los hijos que podría darle.
Ahora, eso le parecía imposible. sólo Dios sabía que su dote no contaba para nada.
Tenía que descubrir por qué él la había elegido . Rob debería haber considerado que una mujer de las Highlands estaría condiciones de darle hijos fuertes.
Por ahora , no conseguía pensar en alguna otra buena razón para que él hubiese ido tan lejos a encontrar una esposa. El salón del castillo del conde estaba colmado de bellas mujeres, allí mismo, esa misma noche. Un hombre tan guapo como Rob podría haber elegido a cualquier de ellas.
La música se detuvo , y el rugido estruendoso de los aplausos se elevó. Luego, los músicos iniciaron una melodía mas tranquila y los bailarines se dispersaron, en busca de nuevas parejas.
Una joven particularmente atractiva sujetó las manos de Rob, bajo la mirada atento de Mairi, y pronto otra, adorable también, le tomó o brazo. El les dijo algo a ellas, quien respondieron con un asentimiento de sus cabezas, mirándolo con un aire embobado. Debían ser palabras dulces, con certeza, para merecer tales sonrisas.
Entonces, él se encaminó hacia el lugar donde Mairi estaba, al lado de Alys.
- Es el preferido de las mujeres, verdad ? - comentó Mairi, sin reflexionar.
- Si, lo es ! Estás celosa ? - preguntó Alys, con una risita maliciosa.
- Claro que no! - Pero, lo estaba. - Sólo me imaginaba por qué, si había tantas mujeres ansiando tenerlo, él viajó tan lejos para conseguir una esposa y casarse .
Alys hizo una mueca cómica.
- Ohl Si él hubiese elegido a alguna de esas, tendríamos un gran problema en manos! La pobre novia sería importunada más allá de lo soportable por el resto de las mujeres, todas estarían verdes de envidia. Y ya sabes como es la envidia femenina ...
- La molestarían ? - preguntó Mairi, medio atontada y perturbada con la imagen de su atractivo marido caminando en su dirección , atravesando el salón abarrotado de gente.
Su cuñada se encogió de hombros .
- Quien había sido su prometida rompió el contrato matrimonial . Cuando la conozcas, puedes preguntarle a ella cuál fue a razón. - Alys se rió como si hubiese hecho una broma. - La tonta debe haber encontrado un buen motivo para poner fin al compromiso y , te aseguro, no fue por falta de amor a nuestro bello Robbie.
- Quién… - Mairi iba a preguntar, pero su marido llegó y la interrumpió, extendiendo la mano hacia ella.
- Bailas ?
Por más que desease respuestas sobre a antigua noiva, Mairi no logró pensar en ningún motivo delicado para rechazar la invitación de su marido . Y
tampoco deseaba dejarlo a la merced de esas mujeres peligrosas.
- Si - respondió, confirmando con su cabeza. - Me gustaría bailar .
La mirada intensa de Rob no abandonó el rostro de ella mientras él la conducía al círculo formado por las mujeres, alrededor de un único músico. El muchacho estaba allí para cantar, pues ella se notó que él se aclaraba la garganta y ensayaba unas pocas notas. Una de las damas, a su lado , le dijo a otra que sería una chaplet, una danza que Mairi nunca había oído mencionar.
Rob dio un paso atrás, colocándose enfrente de ella, en el círculo externo. Se inclinó en una reverencia cuando la flauta sonó, con las notas de apertura.
Mairi pudo pensar en pocas cosas, salvo en el brillo de los ojos grises y en la presión de los dedos de él en su mano, cuando los otros instrumentos se unieron a la música. él la condujo , deteniéndose en el compás correcto para inclinarse y girar, como hacían los demás. Cada tres pausas, los pasos los conducían más cerca , hasta que sus cuerpos casi se tocaban. El deseo de cerrar esa distancia casi dominó a Mairi y la irritó que ese mismo deseo no lo afectase él también. Rob parecía totalmente indiferente.
Sin embargo, en el último floreo de las notas, en vez de inclinarse en una reverencia, él la sujetó por el mentón y la besó ... en la boca. Por la duración do beso, todo a su alrededor cesó de existir para Mairi.
Cuando él la soltó, risas y aplausos irrumpieron en el salón. Rob sonrió, dándose cuenta de la confusión creada. Antes que pudiese recobrarse, el ya había colocado la mano de ella en el brazo del conde de Trouville y había encontrado una nueva pareja de baile .
Sería que todos los hombres habían besado a su pareja de baile, o Rob había hecho aquello porque había tenido ganas ? Los recién casados hacían eso , normalmente, cuando bailaban ? Tal vez nunca lo supiese, pues ciertamente no iba a preguntar . Sin embargo , iba a prestar atención para ver si él besaba a alguna otra mujer.
El resto de la noche transcurrió en un torbellino. Todas las veces que Rob la invitó a bailar , Mairi aceptó . Y se preocupó cuando él no lo hizo. Por su lado, ella no había podido parar de bailar , solicitada por Trouville y por otros hombres, cuyos nombres no conseguía recordar.
Sus pies le dolían y su rostro estaba tenso de tanto mantener la sonrisa. Si por lo menos la condesa no se hubiese sentido obligada a organizar semejante fiesta esa primer noche… Mairi estaba cansada. No se había recobrado todavía ni del ataque ni del viaje. Quería descansar. Y esconderse, ella se admitió amargamente a sí misma. Si, ese era su mas profundo deseo. Rob no parecía cansarse nunca . Sólo había parado de bailar de vez en cuando , para tomar una copa de vino, o para un rápido intercambio de palabras. Pero no con él . A Mairi sólo le había hecho siempre la misma pregunta:
- Bailas?
Mairi todavía no conseguía creer que estuviese tan equivocada en cuanto a su capacidad de escuchar. De qué otra manera podría justificar su comportamiento en Craigmuir y en el viaje hasta allí?
Aun ahora, cuando disfrutaban una danza más tranquila, durante la cual los dos podrían conversar, él no le dirigía a palabra. Sería que Rob lamentaba su elección de esposa ? Sería que deseaba haber elegido una novia local, en vez de una cuyo acento lo incomodaba ?
- Bien, vas a tener que conformarte con lo que elegiste ! - ella declaró, arrojando su cabeza hacia atrás, cuando él la empujó más cerca , a una distancia en la que podía oírla por encima del ruido.
La media sonrisa que Rob le dirigió la enfureció . Mairi casi lo abofeteó , no
lo hizo sólo porque toda la familia los observaba.
- Basta - Rob dijo, cuando as últimas notas sonaron.. - La música se acabó.
- Bien, gracias - ella murmuró, furiosa consigo misma.
- De nada - él contestó, alegremente, y la condujo al lugar donde sus padres y su hermana estaban sentados.
Mairi tuvo ganas de patearle la pierna , pero dejó que él la acompañase hasta el banco y se sentase a su lado.
Vinieron los brindis. Rob levantó su copa en alto, describiendo un círculo que abarcaba todo el salón.
- Por mi esposa - anunció en voz alta. - La bella lady Mairi.
Mairi sintió que su rostro ardía cuando los gritos hicieron eco , y todos bebieron a su salud. “Esta gente harían lo mismo para festejar el nacimiento de un nuevo potro ", ella pensó, apretando los dientes. Dibujó una gran sonrisa en su cara , y asintió con la cabeza agradeciendo el brindis.
Qué otra opción le quedaba ? Estaba casada y debía hacer lo que era necesario y esperable . No había vivido soñando con aventuras, con conocer nuevos lugares y nueva gente ? Bien , por lo menos , ese deseo se estaba realizado.
- Robert me dijo que ustedes deben partir a Baincroft por la mañana - comentó Trouville, cuando hicieron una pausa entre los brindis.
- Debemos? Parece que Robert se olvidó de mencionarme ese hecho - respondió ella, incapaz de esconder la amargura en su voz.
- La madre de Robert y yo fuimos muy felices allá, en los primeros años de nuestro matrimonio - continuó el conde con una sonrisa encantadora. - Los esfuerzos de tu marido mejoraron mucho la condición del castillo, desde esa época. El es un excelente lord y la gente lo adora.
Lady Anne, quien había escuchado todo , se inclinó hacia adelante .
- Es verdad ,jamas encontrarás súbditos tan leales como los que Robert gobierna. Todos lo conocen muy bien . Ningún lord en todo Escocia, se ocupa más que mi hijo de la gente bajo su protección.
- Les agradezco por compartan eso conmigo - Mairi dijo.- En verdad , Robert y yo somos poco menos que extraños el uno para el otro.
- Un problema fácil de resolver - dijo Trouville sonriendo .
- Cómo? - indagó Mairi, la frustración le nublaba el sentido común .
El dio una risa significativa obviamente sorprendido con su ingenuidad . Lady Anne se mordió el labio y se recostó en su silla. Mairi no supo si la madre de Rob se había ofendido con la pregunta o con su falta de respuesta.
Trouville sujetó la mano de Mairi y se inclinó , hablándole cerca de su oído.
- Robert te va a robar el corazón, mi querida , y él te dará el suyo si vos se lo permites. Como alguien que tiene un matrimonio con amor, te recomiendo eso fervorosamente .
Mairi se sintió agradecida por esas buenas intenciones. El conde, estaba claro, consideraba a Rob como un verdadero hijo y deseaba que fuese feliz. Ella se notó en él una bondad innata revestida de una capa de formalidad que la posición social de Trouville requería.
- Usted es una persona muy afortunada, mi Lord - ella murmuró.
- Y vos también lo serás - respondió él, soltándole la mano. - Confía en Robert. - se levantó de la silla y se puso de pie . Después de ayudar a lady Anne a hacer lo mismo, levantó la voz, para que todos pudiesen oírlo.
- Les Deseamos a todos una buenas noches .
Aquello debía indicar que, finalmente, la fiesta había acabado, pensó Mairi, con un suspiro de alivio . Rob la tomó por el brazo, sujetándola firmemente mientras ella luchaba por acomodar las faldas del vestido prestado. Qué iba a suceder ahora?
Iba a compartir el cuarto con Alys, donde se había bañado y vestido esa tarde ? O ella y Rob se acomodarían en mantas en el gran salón como muchos viajantes hacían, al pasar de visita por grandes castillos ?
Mairi miró de reojo a su alrededor, furtivamente, notando la prisa de los criados en limpiar y correr las mesas, cargar los bancos, colocándolos contra las paredes.
Rob la condujo hacia la escalera , sin prisa, dejando que sus padres y Alys subiesen primero .
Le Pareció natural aceptar su orientación, ella pronto descubriría dónde debía pasar al noche.
Probablemente él no iba a querer dormir con ella y, por primera vez, a Mairi eso no le importó .
Extrañaba a su padre, la simplicidad de su vida en Craigmuir y el modo en que las cosas se hacían allá. Todo lo que deseaba en ese momento, era llorar sobre una almohada y dormirse de cansancio . La gran aventura se había convertido en un suplicio, y le dolía corazón de decepción.
Por más que se viese rodeada por centenas de personas en ese lugar y sin vislumbrar un instante de privacidad en el futuro inmediato , Mairi se sentía irremediablemente sola.