CAPITULO 12
Rob escoltó a Mairi escaleras abajo y la llevó hasta cerca de la inmensa chimenea, para esperar al conde y a Alys.
Había estado observando el camino de la torre este hasta que había visto a la comitiva aproximándose. Probablemente habían llegado al patio mientras él y Mairi se preparaban para la prueba que los esperaba. Y sería una prueba difícil , con certeza.
Ese encuentro sería el más crucial de todos. Todo su plan podría estropearse . Podría perder la confianza y la estima de Mairi antes de tener la oportunidad de conquistarlas.
Las puertas del salón se abrieron , y Alys las atravesó corriendo, las faldas agitándose , sin importarle las obligaciones impuestas por la etiqueta y el ceremonial . Rob sólo podía esperar que ella no cometiese ninguna grosería, en su excesivo ímpetu alegría por volver a la casa.
Aunque Rob sabía que su hermana jamas se había mostrado deliberadamente grosera, ella no dejaba escapar una oportunidad para desencadenar una calamidad siempre que veía señales de problemas.
Dejó escapar un suspiro de alivio cuando su madre la interceptó, murmurándole algo su oído, probablemente que no hablase con él usando el lenguaje de señales o que dejase escapar su secreto.
El conde entró a continuación y caminó hasta ellos. Le Habrían contado? Lady Anne le habría encargado a un criado fiel de avisarle durante el trayecto al castillo ? Por otro lado, la cuestión era otra : iba a acceder el conde al pedido de Rob cuando él mismo había sufrido con la ignorancia del mismo secreto, años atrás, y nunca había adivinado la verdad hasta que Rob le había confesado todo?
- Padre - dijo Rob, a modo de saludo, inclinándose para abrazarlo. En sus ojos había un silencioso pedido para que el conde lo comprendiese.
Trouville lo miró , arqueando ligeramente una de sus cejas. Sólo Dios sabía lo que aquello significaba. A Rob, le pareció una reprimenda.
Rob se preguntó si el conde de Trouville causaría en Mairi el mismo efecto que provocaba en la mayoría de las personas en un primer encuentro. Su presencia imponente dominaba los ambientes, aun el gran salón donde se hallaban.
Aunque alguna mechas color plata se entremezclasen con sus cabellos negros y algunas arrugas marcasen suavemente sus facciones, el semblante noble del conde se había tornado todavía más distinguido, con el paso de los años.
Desde el primer día en que el nuevo marido de lady Anne había llegado , Rob se había dado cuenta de la indudable generosidad de corazón de su padrastro, pero siempre se había quedado intrigado pensando si había percibido eso debido a sus dones de intuición . Mairi podría ver eso también, o Trouville iba a amedrentarla?
- Robert, es bueno volver a verte , hijo!
Sus ojos recayeron inmediatamente sobre Mairi, quien hacía una profunda reverencia. El extendió la mano, levantándola.
- Padre, esta es mi esposa, lady Mairi - le anunció Rob. - Mairi, el conde de Trouville. - Rob Contuvo el aliento. Apretó los dientes. Y Rezó interiormente.
Encantado , mademoiselle - dijo su padre, gentilmente. - Eres bienvenida. El conde dijo en francés.
Mairi miró a Rob, pidiendo ayuda. Su rostro se ruborizó, como brasas incandescentes. Rob se dio cuenta inmediatamente que ella no hablaba francés, ni siquiera lo suficiente como para entender ese simple saludo.
Oh, Dios, él sabía exactamente lo que ella estaba sintiendo en ese instante y quiso abrazarla, asegurarle que a nadie le importaba que ella no supiese el idioma. Cuantas veces él mismo se había encontrado en situación semejante sin tener como responder? Se aproximó a ella y la envolvió por la cintura.
- Una prueba, papá? - La rabia era clara en sus palabras. La expresión del conde no se alteró.
- Claro que no, hijo. Sólo una cortesía. Sabes que mucha gente prefiere hablar mi lengua, aun en este país. - Se volvió hacia Mairi. -- Mis disculpas, hija.
- Je ne… - Mairi ensayó responder en francés y desistió.
- Lo Siento mucho, Monseiur le Comte, mi conocimiento de su idioma es muy pobre.
Inexistente, pensó Rob, dejando escapar un suspiro. Trouville tomó las manos de ella en las suyas y sonrió, sacudiendo la cabeza.
- Mi querida, mis tentativas de hablar el galés han muerto sin ni siquiera nacer años atrás! - él se rió .
- Tiene que ver con mi garganta, aparentemente. Rob jura que el francés es hablado más con la nariz y se rehusa a expresarse en esa lengua.
Rob captó gran parte de lo que el conde decía y adivinó el resto. A veces , él todavía se confundía con el acento, especialmente cuando su padre conversaba con su madre en francés.
Mairi respondió a la sonrisa de Trouville, con una sin gracia.
- Estoy feliz de conocerlo, mi Lord - ella dijo, lenta y cuidadosamente.
Probablemente en deferencia al hecho de que el conde era francés, pensó Rob. Por qué ella no hablaba con él así ? Esa vez, él había conseguido entender cada una de las palabra que ella había dicho . Sin embargo , había podido notar que ella todavía sentía dolor al hablar.
- Su garganta está lastimada - Rob explicó, para disipar cualquier incomodidad que ella todavía sintiese.
Alys se aproximó y arrojó sus brazos alrededor del cuello de Rob, como siempre hacía cuando su hermano venía a visitarlos. Luego , se inclinó , examinándole o rostro como si verificase su estado anímico.
- Y yo , hermano? No voy a ser presentada a ella, o me vas a dejar de lado?
Rob sonrió sin gracia.
- Mairi, esta es mi hermana, Alys.
Alys abrazó a Mairi y la besó en el rostro . Rob no pudo ver lo que su hermana decía, pero la sonrisa de su esposa, en respuesta, le dio la confianza de que todo andaba bien.
Su madre obviamente le había avisado a Alys para que procediese con cautela, como Rob había esperado. Parecía que había logrado la cooperación de su hermana, después de todo . Pero una sombra da desaprobación continuaba nublando los ojos negros del conde. Sólo podía rogar para que fuese una reacción al secreto que había insistido que fuese mantenido y no por su elección de esposa. Nunca había sabido que Trouville juzgase a alguien en el instante de la presentación, pero siempre había una primera vez para todo.
- Puedo hablar una palabra, mi lord?
- Más que una, te prometo - respondió el conde. - En el solar ?
Rob lo siguió , sabiendo que esa no sería una conversación fácil.
En el instante en que la puerta se cerró, él fue alcanzado por una ráfaga de furia de Trouville.
- No se lo contaste a a ella! Estás loco ?
- No, padre, no estoy loco. Thomas se lo dijo al padre de ella. Y lord Maclnness me afirmó que se lo había contado a ella. - Rob levantó las manos en alto, exasperado. - Pensé que ella lo sabía! Pera, después del casamiento ,me di cuenta que no. El casamiento ya había sido firmado y bendecido.
- Eso es injusto, Robert! Es un error ! - el conde hizo un gesto vigoroso, dando énfasis a lo que decía. Y eso indicaba que estaba fuera de sí. Desde el principio, el conde se había negado a hablar por señales, insistiendo en que Rob iba a aumentar su capacidad de comprensión sin la necesidad de expresarse con las manos. En verdad , ese rechazo había ayudado mucho a Rob, comenzando por ampliar su vocabulario a lo largo de los años. - No puedes continuar escondiéndole ese hecho a ella. Cuéntale todo!
- No, padre. Primero, ella debe ver que la sordera no es un impedimento para llevar una vida normal .
- Impedimento ! Por qué le mientes?. Quizás por omisión, pero le mentiste, Rob. Ella puede odiarte por eso.
Rob apretó los labios y sacudió la cabeza , antes de responder.
- Tal vez ella llegue a odiarme pero quiero que ella pueda ver mas allá de la sordera. Deja que ella me conozca un poco más. Luego , se lo diré.
- Ella lo va a descubrir, Robert. A menos que sea idiota, pronto ella lo descubrirá .
- Vos no lo descubriste , recuerdas ? Trouville hizo un gesto de exasperación.
- Vos eras un niño, y yo acababa de casarme con tu mamá. Había otras cosas en juego. Mairi, sin embargo, es tu esposa!
- Si. Y ella podría querer librarse de esa condición cuando se entere. Yo me ocupé de manejar las cosas para que ella pudiese escoger. Nosotros todavía no… - Rob no logró pensar en una palabra adecuada para explicar que no la había llevado a la cama y no logró terminar a frase.
Trouville lo miró atónito. Entonces pasó su mano por el rostro y sacudió la cabeza .
- Entonces, probablemente ella esté más preocupada por eso por eso no ha notado que... . Ustedes están casados hace… cuatro días?
- Déjame , padre, por favor. Sé lo que estoy haciendo. - Rob vaciló, por un instante, antes de preguntar: - Te gusta ella ?
- Oui - confirmó el conde, con un gesto impaciente. - Ella es bonita, bastante agradable, aunque no muy bien educada. La cuestión es: si ella te gusta a vos ?
Rob sonrió.
- Me gusta. Mairi es una muchacha de mucho coraje .
- Coraje ? Y eso es todo lo que notaste ? - preguntó el conde, levantando una de sus cejas.
- No - admitió Rob, con una sonrisa pícara. - La deseo , creo que puedo amarla.
- Entonces, ese es el mejor comienzo. Confiésale todo y no dejes que sea demasiado tarde.
- Todavía es muy pronto . Por favor, puedes ayudarme ? - le pidió Rob, ya sabiendo, por la expresión de su padre, quien había vencido. Si Trouville desease decirle la verdad a Mairi, probablemente ya lo habría hecho .
- Si insistes… ella es tu esposa después de todo . - El conde Miró profundamente los ojos de Rob. - Hijo, hay otro problema que necesitamos discutir.
- Más noticias? - adivinó Rob.
El conde se encogió de hombros , sin saber como su hijo iba a tomar la noticia.
- Jehan volvió .
El shock lo tomó desprevenido. Rob no pudo contener un insulto . Su padre continuó :
- Sir Williams me encontró en el portón. Me dijo que tu mamá la mandó a Baincroft, con Thomas. Tu hermano tiene órdenes de devolverla a la corte de Inglaterra mañana mismo.
- Gracias a Dios! - murmuró Rob. Thomas no se atrevería a contrariar las órdenes de lady Anne. Jehannie habría sido despachada para cuando él volviese a su casa.
Todo lo que conseguía pensar era en e desastre que sucedería, si ella no se marchase. La gata salvaje podía no haberlo querido como marido, pero no quería imaginarse la rabia que ella sentiría si se enterase que alguien la había reemplazado en su afecto .
Nuevamente, Rob sintió el mismo alivio que recientemente lo había sorprendido en relación a su casamiento cancelado, a pesar del golpe que eso había representado para su orgullo.
- Por qué volvió Jehannie? - Rob preguntó, temiendo haber adivinado la razón. Ciertamente no sería para visitar a su hermano.
- Ella no sabía que su abuelo había cancelado su compromiso con vos . Jehan no tuvo la culpa.
- Mierda! Qué confusión! - exclamó Rob, mirando a su padre con una mirada preocupado. - Ella debe estar hirviendo de odio.
Trouville le dio una sonrisa .
- Ese es problema de Thomas, no tuyo. No te metas en esto. Jehan va a sobrevivir. Ahora, vamos, necesitamos reunirnos con los otros.
- Gracias, padre - dijo Rob, con una reverencia formal. - Por todo.
Inesperadamente, el conde lo abrazó . Le dio una palmada en la espalda y los hombros y, luego le despeinó los cabellos, como siempre hacía cuando discutían y , en seguida, llegaban a un acuerdo. Rob se sintió como el hijo que había cometido un error y había sido perdonado, como en muchas otras ocasiones en el pasado .
El sabía que era amado por ese hombre a quien respetaba por encima de todo. Cuando muchacho, había podido contar con ese amor y todavía podía.
Odiaría decepcionar a Trouville de alguna forma, pero Rob creía tener la razón en esta situación . Y estaba infinitamente agradecido a su padre por tranquilizarlo en relación a Jehannie. Como él había dicho , ella iba a superar esta situación.
Después de todo , él y Jehannie no se habían amado como un hombre y una mujer. No de la manera que podría amar a Mairi, si ella decidiese quedarse con él. Y si no quedase, él no tendría otra esposa. Jehannie era parte de su pasado y se quedaría allí para siempre. Mairi era su futuro, por lo menos era lo que él esperaba.
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