martes, 9 de septiembre de 2008

EL HIGHLANDER SILENCIOSO - CAPITULO 22

CAPITULO 22


Mairi se quedó inmóvil, sus ojos clavados en el rostro de su marido. La determinación expresada allí no admitía ningún argumento . Y al final de cuentas , ella no podía negar que esa mujer necesitaba ser rescatada. Ranald iba a matarla si Rob dejase las cosas como estaban.
Mairi asintió , sabiendo que a Rob le gustaría recibir su aprobación, aunque no la necesitase .
- Ve y sálvala.
- Voy a vencer - Rob le juró, su mirada firme y llena de certeza.
Ni por un momento Mairi había imaginado que Rob pudiese perder una lucha justa y limpia con Ranald. Su primo era fuerte, quizás más robusto que Rob, pero ella había visto a su marido en acción en Craigrauir. Lo que ella temía era que Ranald pudiese cometer una traición.
Lo tocó en el brazo.
- Debes atento a sus trucos. Pero estoy segura que vas a derrotarlo - ella dijo lentamente, pronunciando las palabras con claridad y coronándolas con una sonrisa .
La sonrisa espléndida con la que él le respondió la impactó , y Mairi apartó sus ojos para poder pensar claramente.
Detrás de sí, Mairi escuchó a uno de los hombres, diciendo:
- El canalla se burla de mi lord. Lo llama sordo y lo acusa de tener… un pacto con el diablo.
Las palabras salían a los tropezones, casi murmuradas, como si el hombre hablase consigo mismo. Aunque no volvió su cabeza para ver, Mairi estaba segura de que eran acompañadas por señas.
- Cuando respondas , fanfarronea - le sugirió Rob a sir Galen. - Desafíalo - le ordenó, haciendo una pausa. - Desafíalo a enfrentar al … diablo.
- Si - respondió Galen. - Apuesto que él es vanidoso como un pavo real. Le hablaré de su reputación , mi lord…
La voz desapareció y Mairi decidió que habían vuelto a hablar con señas únicamente.
Sir Galen descendió los escalones , pasando al lado de ella y yendo hacia los portones. Iba a negociar el duelo. El plan podría funcionar. Ranald nunca había logrado resistir un desafío.
Rob la tomó por el brazo y la guió por el patio.
- Entra - él ordenó de forma brusca, señalando el castillo.
Mairi fingió obedecer y caminó hacia la entrada, parándose en el momento en que se dio cuenta que la atención de su marido se había desviado hacia otro punto. Necesitaba encontrar un modo de permanecer afuera , de saber qué sucedería a continuación. Si Rob dejase la seguridad de las murallas, tenía intención de seguirlo. Las barracas de los soldados debían estar desiertos, ella pensó, y salió corriendo hacia la edificación construida contra las murallas. Allí adentro, encontró los cuartos en desorden, como si todos se hubiesen vestido e y armado con prisa, lo que, sin duda, había sucedido . Mairi recogió unos pantalones abandonados en un rincón y una túnica del piso .
Escondiéndose detrás de la puerta, se arrancó el vestido y la camisa y se puso la ropa masculina. Después , en una rápida búsqueda , encontró una capucha de lana que ocultaría sus cabellos.
Desgraciadamente , no había armas allí. Recogió una tira de cuero que alguien había dejado en el piso y la usó para ceñir la túnica . Sujetó allí la faca que siempre traía amarrada a la cintura.
Con toda el coraje que pudo reunir, Mairi dejó las barracas y corrió a unirse a los hombres que se amontonaban cerca de los portones, Cautelosamente, mantuvo Rob en la línea de visión, pero permaneció oculta entre los hombres.
En ese momento, toda la atención estaba dirigida al portón de acceso a los portones de entrada, una abertura reforzada por donde apenas pasaba un hombre desmontado, tirando de su caballo.
Oyó voces. Mairi reconoció la voz de sir Galen como una de ellas . Las negociaciones habían comenzado.
No podían distinguir las palabras . Por lo menos , desde donde ella estaba. Mairi esperó impacientemente hasta que el caballero reapareció , retornando a las murallas.
- Mañana por la mañana - le anunció a todos. Su expresión dura y cerrada mostró una sonrisa irónica al dirigir su pulgar en dirección al enemigo. Luego dobló la mano sobre su mentón y dirigió sus ojos al cielo. - Maclnness puede necesitar esta noche para rezar!
Carcajadas festejaron esas palabras. Mairi casi se rió con la imagen del canalla de su primo de rodillas rezando con fervor. Lo máximo que ese canalla podría esperar de los cielos era que un rayo lo fulminase.
- Pobre Jehannie… - se oyó un gemido de preocupación, detrás de ella.
Mairi se volvió y se encontró con a expresión dolida de sir Thomas. Se condolió a pesar de las diferencias con él.
- Ranald, con certeza, no le hará mal a su hermana - ella dijo, tocándolo suavemente en el brazo.
El se espantó al ver a Mairi en las ropas masculinas, pero no hizo ningún comentario.
- LO conoce bien ? - él preguntó . Ella se encogió de hombros y sonrió.
- No muy bien , creo . Pero yo lo veía cada vez que llegaba a Craigmuir. Mi padre me mantenía muy lejos de su alcance, porque temía que Ranald pudiese forzar alguna situación y , así, conseguir que nos viésemos forzados a casarnos.
Demasiado tarde, Mairi se dio cuenta de lo que acababa de decir. Ranald era capaz de violar, esa era la implicancia de sus palabras . Y lamentó haber expresado esa posibilidad. Sir Thomas ya estaba demasiado preocupado por su hermana.
El caballero asintió con la cabeza desolado,
- El va a tomar a Jehannie, lo sé . - Thomas Suspiró profundamente , pareciendo haber perdido todas las esperanzas. - Si ya no lo hizo …
Mairi le palmeó el brazo.
- Sir Galen dijo que ella parecía dispuesta a matar alguien , verdad ?
- Si - él admitió , mirándola a los ojos , espantado por la pregunta.
Ella forzó una sonrisa .
- Ve ? Ranald no le quebró el espíritu ! Si la hubiese violado y avergonzado, ella estaría cabizbaja, aterrorizada y quebrada, no le parece ?
Una pequeña luz de esperanza brilló en los ojos oscuros de Thomas, y Mairi la alimentó como pudo.
- Y Ranald no la violaría esta noche, no cree ? No, no mientras él esté concentrándose y preparándose para el desafío de mañana. Va a mantenerse mas célibe que un monje para conservar sus fuerzas. Sus soldados esperarán que un lord se comporte así , no lo cree?
- Verdaderamente piensa eso? - Thomas preguntó, desesperado por creer en lo que ella decía.
- Si, por supuesto ! - Mairi exclamó, aunque tuviese sus dudas. Ranald haría lo que se le antojase , pero sir Thomas necesitaba mantener las esperanzas. Ella prosiguió : - Ranald quiere hacer de esto algo épico, un historia que sea contada por los juglares. Y qué tipo de historia sería esa si él pasase la noche anterior a un duelo personal deshonrando a una virgen inocente? - Mairi se calló , pero no logró contenerse y preguntó: - Porque ella es virgen, verdad ?
- Por supuesto - él respondió con un aire ausente, meditando sobre todo lo que Mairi le había dicho . Luego se le ocurrió era extraño que fuese ella quien estuviese allí transmitiéndole confianza. - Por qué , entre todas las personas, es usted quien está aquí intentando tranquilizarme ?
Porque yo soy la lady de Baincroft, y la esposa de su lord y amigo, Thomas. Mi lealtad es con él y con Baincroft y se extiende a usted . Y,
Créame , no deseo que su hermana sufra ningún mal.
El pareció ofendido ante aquellas palabras, y no estaba seguro de qué responder. Mairi no se sorprendió cuando él le dirigió una mirada de incredulidad y se apartó. A pesar de eso, Mairi se sentía mejor. Había conseguido sacarlo de la desesperación . Rob podría necesitar del auxilio de Thomas, y él no sería una persona útil si estuviese sumergido en la desesperación .
Una mano pesada la sujetó por el hombro. No fue preguntar a quien pertenecía. Mairi respiró profundamente , asumiendo una expresión de total confianza, y se volvió , para encarar a su marido. Atacar primero era la mejor defensa para una situación como esa.
- Si, es cierto . Yo puedo ser desobediente y no tengo nada que hacer aquí , pero yo velo por tus intereses , mi Lord , y haré lo que crea que deba hacer , sin importar lo que me hayas ordenado. Rob MacBain es hora que te enteres que no te casaste con una rubia tonta ! - exclamó Mairi, atropellando las palabras en un discurso rápido que quedaría totalmente perdida para su marido.
El hizo una mueca y le lanzó una mirada de reprobación.
- Haré lo que deba hacer - ella declaró, secamente y de forma clara, de manera que él no tuviese dudas esa vez.
La afirmación evitaría que él la castigase públicamente por esa muestra de rebeldía , que era exactamente lo que Mairi esperaba. Aunque hubiese permitido ser arrancada de su hogar, Rob necesitaba saber que ella tenía ideas propias, y que era una mujer con la cual se podía contar.
Varios de los hombres que se habían parado para escuchar, ahora empezaban a darse cuenta de quien era ella. Mairi levantó el mentón y se dirigió a ellos.
- No es hora de ir a desayunar ?
Sin esperar su respuesta, Mairi caminó hacia las barracas para recobrar su vestido.
El misterioso don de Rob de leer los pensamientos de una persona evidentemente no funcionaba con su esposa, a no ser que ella lo desease. Él se había dado cuenta de eso antes, y ahora estaba seguro . Mairi seguía sus propias leyes, era única en su género, y tan imprevisible en su manera de pensar que, probablemente, hasta un adivino tuviese problemas en leer su mente.
Ella iba a hacer lo que tenía que hacer? Qué había querido decir Mairi con eso ? Ella no había acatado las órdenes que le había dado, ninguna de ellas. Ella había salido del castillo y se había vestido con esa ropa espantosa , sin duda , con la idea de seguirlo afuera del castillo con sus hombres.
Gracias a Dios, el duelo no se había realizado ese día. Su Mairi se hubiese aventurado fuera de las murallas, su primo probablemente la habría matado, en el momento en que la hubiese visto .
O quizás Mairi habría resuelto escapar de Baincroft una vez que traspasase las murallas. Una posibilidad plausible. Mairi sabía todo ahora. Thomas no había sido precavido , había usado el lenguaje de señas abiertamente, cuando habían conversado en las almenas. Y ella debería haber oído los insultos de su primo.
Rob recordó que Ranald Maclnness lo había acusado de tener poderes que venían de un pacto con el demonio. Mairi había escuchado eso? Ese bastardo de Ranald había repetido una antigua creencia de que el diablo le cobraba un precio por dotarlo de habilidades sobrenaturales. Y el precio era privarlo de uno de los sentidos, la audición, por supuesto.
Rob ya había oído hablar de esa creencia , era una teoría repetida por los religiosos e incluso había formado parte de las acusaciones por parte del abuelo de Jehannie. Pacto con el diablo!!
Esa creencia complicaba todo . Ranald Maclnness debía creer que Dios lo iba a proteger en el desafío del día siguiente, contra un representante del demonio. Cuando Rob derrotase a ese canalla, aquellos que estuviesen presenciando la victoria iban a decir que el mal había triunfado sobre el bien ? Nadie , entre su gente, pensaría una cosa así , pues lo conocían bien. Mairi, sin embargo, podía sentirse tentada a creer eso .
Un estremecimiento de temor lo invadió. Qué mierda le habría dicho ella, antes de afirmar su intención de actuar como debía? Habría dicho algo del pacto con el diablo ?
Rob frustrado dio un puñetazo en la palma de su mano. Podía preguntarle a Thomas si ella había dicho algo sobre eso . Pero no confiaba en que Thomas relatase la conversación sin agregar su propia versión de los hechos. No era que iba a mentir deliberadamente, pero era obvio que Mairi le disgustaba y podría haber oído sólo lo que le interesaba oír.
Intentar salvar lo que pudiese de su relación con Mairi tendría que esperar, hasta que el problema con su primo hubiese sido resuelto. Durante la tarde y durante toda la noche , haría vigilia dentro de la capilla. Maclnness había expresado una intención idéntica.
Cómo quedaría su imagen publica si su enemigo pasase la noche de rodillas, murmurando plegarias, mientras Rob pasaba las mismas horas disfrutando de placeres carnales con Mairi en su cuarto? No sería como demostrar que era un demonio?
Rob confiaba en su fuerza y en su habilidad cuando se trataba de torneos y competencias . Pero su gente , sin duda esperaba que él que se preparase para esa prueba con todo el ceremonial necesario para tal importante evento . Porque era una prueba, y a la prueba le seguiría un juicio, tenía que demostrar que un lord que no podía oír era capaz de defender a su esposa, su castillo y su pueblo .
Se iba a bañar, desayunar , y postrarse delante del altar, se confesaría y se entregaría a la misericordia de Dios . Así, nadie que lo viese siguiendo los rituales se le ocurrirían ideas relacionadas con el diablo cuando Rob le sacase la vida a Ranald Maclnness.
Un poco de concentración y un poco ayuda divina podría ayudarlo, por qué negarlo? . Y mientras se entregase a los preparativos para el inminente duelo , debía dejar de lado sus preocupaciones en relación a Mairi. Podría evitarla durante todo el día ? Qué otra cosa podía hacer ahora? Decirle que se había olvidado de contarle sobre la sordera?. No , Jamas podría justificarse por haberle escondido ese hecho.
Llevaría tiempo para compensarla por el ocultamiento y por todo aquello que había sucedido entre los dos la noche pasada, para recuperar su confianza y comenzar de nuevo. Siempre y cuando ella lo permitiese. Si , era mejor ir a rezar. Tenía que rezar mucho.

- Tom! Aquí - él llamó, cuando vio a su amigo caminando cabizbajo de vuelta al castillo.
Thomas inmediatamente cambió de dirección y se aproximó, intentando mantener la compostura . Rob le dio un palmadita en el hombro.
- Voy a ganar, Tom.
- Eso espero. - Thomas respondió , entonces, señaló con la cabeza en dirección al salón. - Ella está loca, lo sabes.
- Mairi? loca? Te parece ? - preguntó Rob, con una carcajada. - De rabia o … -
Thomas levantó uno de los bastones , y le dijo “demente” en el lenguaje de señas.
Rob arqueó las cejas. Qué acusación era esa?
Qué lo lleva a pensar que ella era una demente ?
Ella se vistió como un hombre, respondió Thomas con señas . En seguida, frunció la frente y golpeó con el puño cerrado sobre la palma de su mano, cruzando en seguida los dedos.’ Ella está con el enemigo’.
- Con Maclnness? - Rob preguntó en voz alta, incrédulo.
No, conmigo, Thomas dijo por señas, luego sacudió las cabeza desistiendo de cualquier tentativa de entender el comportamiento de Mairi.
- Qué mas ?, preguntó Rob, todavía con la esperanza de que Thomas pudiese mencionar lo que Mairi había dicho, sin tener que preguntarlo directamente .
‘Ella me confunde. Nunca hace lo esperado. Y provoca con sus palabras cuando sabe que vos no puedes oírla. La mujer está loca, demente’.
Bien, ese comentario no podía ser tomado en cuenta. Fuesen cuales fuesen las cosas extrañas que Mairi hacía o decía, todas esas reacciones eran por culpa de él, Rob pensó.
Se había casado con ella con un engaño de por medio , no había sido intencional pero así habían sucedido las cosas . Después , le había quitado la virginidad, siendo plenamente consciente de que nada podría disolver el matrimonio una vez consumado, a no ser a muerte. Pero Rob se sentía plenamente seguro que Mairi no lo acusaría de ninguna de esas faltas, si la salvase de las garras de su primo, Ranald, y al mismo tiempo, se vengase de la muerte de su padre.
Calumniar al hombre que haría eso por ella, no tenía sentido. Mairi podía actuar de forma imprevisible , pero ciertamente no estúpida , y mucho menos demente .
- Esta noche haré vigilia - Rob le dijo a Thomas. - Elige los hombres para la guardia.
- Ahora el demente sos vos ! - exclamó Thomas, casi tirando los bastones .
Rob le sonrió a su viejo amigo.
- Caprichos de un pagano , Tom. Dame tu indulgencia. Hasta el diablo necesita una ayudita de Dios.