martes, 9 de septiembre de 2008

EL HIGHLANDER SILENCIOSO - CAPITULO 21



CAPITULO 21



Ranald Mclnness sonrió con satisfacción cuando la trompeta distante sonó, dando la alerta en las murallas de Baincroft. Habían sido avistados, aunque estuviesen a casi media legua de distancia de los portones.
Admitía ahora que había temido que sus soldados no fuesen suficientes o que sus habilidades no se equiparasen a las de sus enemigos, para recobrar a su prima. Los hombres que habían escapado de la muerte en Craigmuir, juraban que no exageraban al describir la ferocidad de MacBain, cuando él había llegado para unirse a la batalla. A juzgar por todo lo que le habían contado, sólo le restaba imaginar que MacBain era tan eficiente con una espada como él.
A pesar de eso, ya no dudaba de que su búsqueda iba a terminar en éxito y sin grandes desastres para ambos partes. Miró de reojo a su rehén, mientras se aproximaban a la curva en el camino que los conduciría directamente al castillo.
- Te traje de vuelta a tu casa, querida Jehan. No podrías al menos mostrarme una ligero sonrisa de agradecimiento? - Ranald se rió, ante la mirada furiosa de la muchacha.
- Vos me mentiste ! - ella lo acusó, luchando para desprenderse del hombre con quien compartía la silla de montar .
- Y qué ? - se burló él, viendo como la muchacha se debatía.
Ranald había elegido a su soldado más fuerte para sujetarla. La muchacha era indomable y propensa a morder y patear . Tenía las marcas de los dientes de ellas en su mano, para probarlo .
- Llévala al final de la columna y mézclate con los otros - le ordenó a Red Ciem. - No quiero que la vean hasta que todo esté listo.
Qué golpe de suerte haber encontrado a esa muchacha . En un patrullaje Duncan, quien había luchado en Craigmuir, había reconocido el caballo de MacBain pastando cerca del riacho creyendo que habían encontrado a Rob MacBain en persona , Ranald se había aproximado para desafiarlo . Y allí se encontraron con esa muchacha rebelde , llorando y pareciendo al borde morir de tristeza. Qué otra cosa haría un hombre que no fuera mostrarle su simpatía, sobretodo si eso lo ayudaba a obtener información sobre su enemigo? La mujer tenía el caballo de MacBain, y Ranald se imaginó que ella debía conocerlo bien.
Jehan se había mostrado bastante accesible, y mucho mas después que Ranald le había contado que MacBain le había robado a su novia. Fue entonces que ella le contó su propia historia de amor trunco con MacBain . Rob MacBain me ama, ella le había asegurado . Pero la pareja había sido separada por el abuelo de ella , y era por eso , que el hombre con quien ella iba a casarse se había unido a otra mujer, una tal Mairi.
Ambos, ella y Ranald, habían sido traicionados en el amor , Jehan había declarado. Y Ranald había concordado con ella . Entonces surgió un plan y una alianza que consistía en un simple intercambio . Jehan por Mairi.
Ella le había confesado otro hecho importante : la sordera de MacBain. El caballero la necesitaba para que ella pudiera ayudarlo a desenvolverse como lord , ella había sido educada para cumplir ese papel que ninguna otra mujer podría desempeñar . Jehan se había mostrado muy feliz, cuando él había sugerido el pacto .
Pero más tarde, cuando habían acampado para pasar la noche, Jehan había escuchado su conversación con Red Ciem sobre el verdadero propósito del plan que era eliminar a Mairi . Jehan se había mostrado indignada. Ella quería que Mairi se volviese con él a las Highlands . Pero enojo de lady no Jehan tenía importancia , pues él seguiría adelante con su plan .
De acuerdo con a muchacha, MacBain y ella se conocían desde la infancia y él la amaba. Su hermano Thomas era el administrador de Baincroft, y la gente del castillo la adoraba . MacBain no se atrevería a negarse a rescatar la ady Jehan, entregando a Mairi como pago del rescate.
Teniendo a Mairi como esposa Ranald podría eliminar el último obstáculo entre él y la lealtad de la gente de Craigmuir y de todo el clan de los Maclnness. Había fantaseado con la idea de tomar a Mairi como esposa y usarla para ganar poder, pero ahora entendía que Mairi sólo podía complicar las cosas. La gente de su padre podía destituirlo de la posición de lord si ella retornase. Mairi tenía que morir.
Con todos aquellos mercenarios que había contratado en los últimos meses para servir bajo su comando, pronto podría retornar a las Highlands como el heredero legítimo del clan . Craigmuir sería el punto estratégico perfecto desde donde él conduciría un plan metódico de conquistar todos los feudos del norte.
Su reputación como guerrero , sus tierras, y la cantidad de hombres irían aumentando con cada victoria. Algún día podría regir toda Escocia, pensó Ranald, y sería por la fuerza, si no podía ser por derecho.
Había una antigua relación de sangre entre los Maclnness y la corona de Escocia , y él se consideraba como el perfecto reemplazo del rey actual. Ya podía sentir el placer del poder y la riqueza que lo aguardaban en el futuro . Y en el camino, sólo había un obstáculo, una persona, su prima, Mairi.
El chasqueó su lengua e incitó a caballo a galopar , ansioso por confrontar a su rival y hacer el intercambio de mujeres .


Mairi se apresuró a vestirse , tomando las enaguas que habían caído al piso la noche anterior, y el vestido azul que alguien había sacado de su equipaje y había colgado en un gancho en la pared . Rápidamente, cerró el cinto , mientras metía los pies en los zapatos de cuero, un calado cómodo para usar dentro de la casa. Sus botas mas resistentes parecían haber desaparecido y no había tiempo para buscarlas.
Detrás de sí, oyó un ruido metálico , Rob se movía con la cota de malla puesta y retiraba las partes de su armadura .
Dios . Tenía miedo. Baincroft podía sufrir el mismo destino trágico que Craigmuir, si los hombres de Ranald encontrasen una manera de ese traspasar los portones.
Esa vez, ella no se escondería en la armería y esperaría que la batalla finalizase. Rob iba a necesitar su ayuda, alguien tenía que cubrirle las espaldas . Mairi se estremeció al recordar que no había habido nadie para protegerlo en el ataque a Craigmuir . Era un milagro que hubiese sobrevivido. Cualquiera podría haberse aproximado por detrás y golpearlo en la cabeza, clavarle un puñal en la espalda ....
Desesperada por esas imágenes que se cruzaban por su mente ella agarró su pequeña faca y la sujetó a un cordón en su cintura. Deseaba poder tener un arma de verdad, pero sabía que nadie le daría una, ya que no se esperaba que las mujeres participasen en las batallas, ni siquiera en las Highlands , y mucho menos, allí, en Baincroft.
- Quédate aquí - le ordenó Rob, dirigiendose a la puerta.
- Como uno de tus perros? Oh! Ni que Cristo en persona me lo pidiese me quedaría aquí! - Mairi exclamó, sabiendo muy bien que él no podía escuchar sus palabras . En su prisa , Rob no se había vuelto para ver si ella le había obedecido o no. Tres pasos mas atrás, ella lo siguió escaleras abajo, hacia el salón, prácticamente corriendo para no perderlo de vista .
- Camina más lentamente, MacBain ! - ella le reclamó.
Ella siguió a su marido hasta el patio . La gente allí reunida seguramente debía estar deseando que él saliese cabalgando a enfrentar al canalla de su primo, pero Mairi no iba a permitirle que se expusiese a ese peligro . Si fuese preciso, ella se arrojaría frente a su caballo para impedirle el paso .
Para su alivio , pronto se dio cuenta que esa no era esa la intención de Rob. En vez de eso, él marchó hacia los escalones de madera de las empalizadas y lo subió de dos a la vez. Mairi recogió las faldas y salió corriendo detrás de él.
- Qué está haciendo aquí? - exclamó sir Thomas, cuando la vio aproximarse a las murallas.
- Yo podría preguntarle lo mismo - ella retrucó, arrojando hacia atrás sus cabellos sueltos. Su aire de desafío disminuyó un poco, cuando Rob miró hacia atrás y , finalmente, la vio . Su marido parecía más exasperado que enojado.
Thomas la ignoró y tiró de una de las mangas de Rob. Y, cuando él se volvió , el caballero comenzó a hablarle con las manos. Ya no ocultaban el lenguaje de señas . Mairi casi podría apostar que no estaba hablando bien de ella . Pero luego Thomas se dirigió a varios de los otros hombres estaban cerca.
- Maclnness tiene dos veces el número de nuestros hombres en la retaguardia . Es un contingente de hombres rudos, probablemente mercenarios . Él exige que le entregues la mujer que le pertenece - dijo Thomas, señalando a Mairi.
- No - respondió Rob.
- El dice que tiene derechos sobre ella, que le pertenece por ley, y que debes devolverla. Era su prometida y por ese pacto previo ella no puede ser legalmente tu esposa.
- El miente! - exclamó Rob y se aproximó a mirar por encima de la muralla.
- Retrocede ! - le gritó Mairi, intentando apartarlo de la abertura. - El tiene arqueros!
Nadie le prestó atención. Rob se subió a un bloque de piedra, obviamente colocado allí para dar acceso a las almenas..
- Maclnness! - berreó. - quieres hablar?
- No! - le imploró Mairi. - No lo dejes entrar!
Ella se volvió hacia sir Thomas y le suplicó, una de las manos agarrándole su manopla. - Se le imploro, impídalo !
Thomas hizo un gesto para silenciarla, y Mairi oyó la voz de Ranald.
- Quien quiere que seas, dile a MacBain que tengo a esta mujer aquí , y quiero intercambiarla por la mía! - Ranald anunció.
Rob dio un paso hacia atrás, sin responder, y se recostó contra la muralla, su rostro estaba muy pálido. Tenía una expresión de rabia mezclada con temor. No era temor por sí mismo, Mairi podía verlo.
Ella podía imaginarse quien era la mujer que Ranald tenía como rehén. No podía ser otra que la estúpida muchacha que había huido de Baincroft el día anterior.
- Lady Jehan - ella balbuceó.
- No! - gritó Thomas, intentando alcanzar el bloque para asomarse . Pero no logró subir con su pierna quebrada. Rob se lo impidió, agarrándolo por el brazo.
- Tranquilízate , Tom! - le ordenó Rob. - Mantén la cabeza fría!
El caballero se aquietó, respiró profundamente , y se soltó de las manos de Rob.
- Vas a hacer ese intercambio - él exigió. - Tienes que hacer el intercambio!
- Voy a reflexionar - contemporizó Rob. -
- Ellos la han traído a la primera línea de hombres , Tom. Puedo verla - dijo uno de los caballeros más viejos, quien se había inclinado lo suficiente como para poder divisarla allá abajo. - Uno de los hombres la mantiene sujeta en la silla de su caballo . Lady Jehan está roja de rabia y forcejea como si quisiese matar al bastardo. Pero el sujeto tiene un puñal sobre el cuello de ella.
- Dios la proteja - jadeó Thomas, enterrando su rostro en sus manos y apoyándose contra la muralla.
- Galen, ven. Vas a ocupar el lugar de Thomas - ordenó Rob. Era obvio que sir Thomas estaba demasiado alterado. Mairi sintió una puntada de pena por él . Aunque no le gustase d Thomas, respetaba el amor que demostraba por su hermana.
Galen, el otro caballero, subió un escalón y ocupó el espacio que Rob había dejado vacío.
- Mi Lord quiere conversar con vos sobre eso , Maclnness! - Galen gritó.
- No hay nada que conversar ! Vamos hacer el intercambio ! - exclamó Ranald, a los gritos. - Esta mujer me contó que lord Macbain tiene un pacto con el diablo, además sé que él no me puede oír. Dile que la mataré aquí y ahora , si se niega a negociar.
Sir Galen se volvió y le dijo a Rob.
- Va a matar a lady Jehan, a menos que acuerde negociar.
- Voy a salir y enfrentarlo . El y yo. Uno contra uno - determinó Rob. - Y lucharemos Por ambas las mujeres.
Imbécil ! No puedes ir allá afuera ! - exclamó Mairi, lanzando sus manos al cielo en desesperación . - Sus hombres te matarán antes que puedas sacar la espada! Quédate aquí dentro. Podemos aguantar un asedio . -
Demasiado tarde, ella se dio cuenta de lo que esa decisión podría significar, para la rehén de Ranald.
Rob la observaba pensativamente, estudiándola. Mairi se preguntó si él podría estar considerando la posibilidad de un intercambio.
Pero entonces, él habló:
Voy a luchar. - su rostro se suavizó como si le pidiese disculpas por esa decisión . - Jehannie es mi amiga y voy a rescatarla.

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