CAPITULO 18
Mairi pronto se dio cuenta que si quisiese ganar una posición de respeto en Baincroft, tendría que actuar rápidamente . A esa altura , tanto sir Thomas como la reticente señora Morgan se habían librado de ella como si fuese persona de poca importancia .
Su recorrida por el castillo había incluido un breve paso por las cocinas y por un corredor que conducía al cuarto principal.
El aposento tenía una enorme cama, un baúl con las ropas de Rob, una pequeña mesa y dos sillas delante de la chimenea. Había algunas armas colgadas en ganchos en las paredes, y una pesada armazón de madera para colocar su cota de malla .
Era un cuarto masculino, sin cortinas o cualquier otro adorno frívolo, pero era un espacio grande, mucho mas grande de los cuartos de muchos caballeros . Ella le agregaría un toque personal y femenino , si a su marido no le importase. Mairi se preguntó si a Rob no le gustaban los tapices y los colores vividos en su habitación . Tenía mucho que aprender sobre él. Sería un hombre amarrete a la hora de gastar en la decoración del castillo ? No, no parecía un hombre poco generoso en otros aspectos.
Por lo menos, usaba velas de cera de abeja, y no esas malolientes velas de cebo, ella pensó, aspirando el aroma agradable del cuarto .
Debían gustarle las pieles, pues había muchas sobre la cama. Los cortinados de la cama eran simples, de lino teñidos de color azafrán, desprovistos de cualquier bordado o adorno . Mairi se puso a pensar en un diseño para decorarlas.
El baúl, debajo de la ventana, no tenía ningún tallado decorativo. Era de madera lisa, con herrajes sencillos , parecido al que su padre tenía.
La ventana tenía vidrios , un lujo bienvenido para conservar el calor y para prevenir que entrase el polvo . Para su satisfacción, había una enorme chimenea instalada junto a la pared , a diferencia de los braseros abiertos que había en Craigmuir.
No había un fuego encendido ahora, y la señora Morgan no se había ofrecido para encender la chimenea. Simplemente había dejado Mairi en el cuarto y prontamente se había marchado , como si tuviese cosas más importantes que hacer.
Mairi decidió que no se quedaría como una idiota donde había sido abandonada. Después de todo , ella era la nueva ama de Baincroft, y podía ir donde se le antojase .
Si nadie estaba dispuesto a mostrarle los alrededores y el castillo , ella lo recorrería sola . Este era su hogar, y no tenía que rendirle cuentas a nadie.
Con pasos firmes, volvió al salón. La agitación y las muchas personas ajetreadas que encontró en ese enorme ambiente la hicieron esconderse en un nicho en la pared , desde donde se quedó observándolos.
Los hombres arrastraban caballetes de madera y los abrían , mientras las mujeres los espantaban a los gritos, mientras las planchas eran colocadas y las mesas eran armadas. Metros de lino blanco fueron desenvueltos para cubrir las mesas.
Mairi temió que estuviesen preparando el lugar para una fiesta. Ya había sido suficiente con una. Si Rob estuviese por allí, le iba a pedir que suspendiese cualquier tipo de celebración.
En ese instante se dio cuenta que los hombres entraban, usando cotas de malla y colocaban armas sobre las mesas, parecían estar aprontándose para una guerra. El ruido y la excitación general crecieron con la llegada de más gente. Viendo todo ese preparativo militar, Mairi se dio cuenta de la causa y lamentó que nadie hubiese invitado al ama del castillo a sumarse al planeamiento de todo aquello. Quizás muchos de ellos todavía no fuesen conscientes de que tenían una nueva ama. Andy podía no haberles avisado por la presencia de la amante de Rob en el castillo.
Mairi salió de su escondrijo y caminó entre la gente . De vez en cuando , alguien le dirigía una mirada curiosa, pero nadie habló con ella ni le dio mucha atención.
No era de extrañar , ya que ni siquiera sabían de su existencia todavía, y al considerar la ropa simple que ella llevaba , podían estar pensando que ella era una pobre criada que el lord había traído de su viaje.
Esa idea la incomodó, y no ayudó en nada a mejorar su humor. Era obvio que Rob no los había avisado que se había casado. Nadie sabía del casamiento ,especialmente la mujer que lo había abofeteado.
- Lady Mairi, qué hace aquí ? - preguntó sir Thomas, detrás de ella.
Mairi se volvió , con las manos en su cintura. El caballero tenía el atrevimiento de mostrarse impaciente con la lady del castillo??!!.
- Se olvida , caballero , que esta es mi casa.? Acaso no puedo caminar por donde quiero ? Y de qué se trata todo esta actividad ? Qué están haciendo?
Había notados las cestas con hierbas medicinales que las criadas amontonaban y las sabanas de lino que estaban siendo rasgadas en tiras. Mairi sabía exactamente que estaban preparando vendajes y que estaban reuniendo los medicamentos. Ella había hecho lo mismo, muchas veces.
Sir Thomas avanzó , apoyándose en sus bastones . Parecía que se había quedado sin palabras .
- Rob… lord Robert quiere ... , simplemente quiere que dejemos … eh… todo en orden para… eh…
Se están esperando para un ataque de Ranald, verdad ?
Thomas dejó escapar un suspiro inquieto .
- Si, es verdad . - Con un gesto, señaló las mesas. - Vamos dejarlas preparadas, caso haya alguien herido para atender. Mi lady no debería preocuparse por eso.
Ella arqueó una de las cejas, tal como Rob hacía, a veces , esperando parecer imponente como una baronesa debía ser.
- No voy a ser tratada como una criatura , sir Thomas. Así como lord Robert dirige los preparativos de nuestras defensas para una posible batalla, mi deber es tomar las providencias para los resultados que esa batalla pueda traer.
- Como desee , Mi lady - él aceptó con reticencia . - Pero no es necesario.
Mairi miró de reojo hacia las cocinas, y, entonces, se dio cuenta de que su conversación tenía audiencia. Los ruidos habían disminuido , así como la actividad del trabajo, y las personas se habían detenido para escuchar. Esto es sencillamente perfecto , Mairi pensó. Es un buen momento para dejar clara su autoridad.
- Cómo estamos de provisiones, si hubiese un asedio al castillo ? - ella le preguntó al caballero. Pronunció las palabras cuidadosamente, queriendo intencionalmente expresarse con el acento de las Lowlands .
- Las despensas están prácticamente llenas - respondió orgullosamente un muchacho, como si él hubiese reunido las provisiones personalmente. - Carne en buena cantidad, seca y fresca. De cereales y granos hay menos , porque estamos lejos de la cosecha, pues el verano …
Si, puedo entender - ella respondió , ahorrándole las explicaciones. Había otros asuntos, más urgentes que el pan .
- Agua? Dónde están ubicados los pozos?
Un criado se enderezó .
- Hay dos, mi lady . Bien protegidos y accesibles.
- Saquen bastante agua y mantengan las ollas en el fuego, hay que tener agua hervida para limpiar las heridas. Quiero todas esas cestas con hierbas al alcance de la mano , así como las vendas. También Vamos a precisar agujas e hilo . - Mairi hizo una pausa por algunos instantes. - Ah, si , manden a algunas personas a recorrer las despensas y los cuartos menos usados para recoger todas las telas de araña que encuentren . - Ella Se calló , tamborileando un dedo sobre su boca mientras pensaba .
- Telas de araña , Mi lady ?
- Para detener las hemorragias - ella respondió , con aire ausente, todavía perdida en sus pensamientos.
- Quizás mi lady quiera determinar las maniobras de los hombres… -- sugirió Thomas con ironía.
- No, eso no me corresponde - ella retrucó, prefiriendo ignorar su sarcasmo. - Sin embargo, infórmele a los guardias de los portones principales y a los de los puestos de avanzada que ninguna persona desconocida debe acceder a nuestras murallas. Estén alertas a la presencia de cualquier extraño que tenga intención de entrar al castillo puede ser un espía que le abra los portones a los hombres de mi primo en un segundo.
Thomas casi dejó escapar un suspiro de enfado.
- Supongo que mi lady tiene mucha experiencia en temas de guerra…
Ella lo miró directamente a los ojos.
- A cuántos ataques asistió en Baincroft, sir Thomas?
La cara de Thomas se ruborizó violentamente . Él se apoyó en sus bastones y desvió la mirada .
- Apenas uno, que yo recuerde - él admitió , con una voz prácticamente inaudible. - Pero realmente…
- Cuántos ataques ? - ella insistió . - No pude oírlo .
- Uno ! - él gritó. - Y no fue de un enemigo. Fue un mal entendido con unos vecinos . Este es un lugar pacífico. No hacemos la guerra con nuestros vecinos .
Ella inclinó la cabeza, como si agradeciese su cooperación.
- Muy bien, caballero , sufrimos ataques regularmente en el lugar de donde yo vengo . Y son ataques de enemigos peligrosos, como este que mi Lord espera.
Un murmullo rompió el silencio tenso . Mairi no tenía intención de subestimar o contradecir ninguna de las órdenes del caballero . Pero Él parecía dispuesto a matar a alguien .
- Lord Robert lo tiene en alta estima, sir Thomas. Me Siento obligada a pedir su ayuda para aquello que considero debe ser hecho . Si me extralimité en mis atribuciones como ama de este castillo , le pido que me perdone. La gente de lord MacBain es mi gente ahora, y quiero velar por su seguridad y su bienestar de la mejor forma posible . Me va a ayudar?
- Si, lo haré -- él aceptó, su orgullo todavía estaba herido, ella se dio cuenta . Aun así , se mostraba condescendiente, ahora que ella había establecido las posiciones de cada uno en el castillo .
- Entonces, se lo agradezco de corazón. - Mairi miró a su alrededor, a aquellos que los observaban, preocupados y tensos. - Ustedes , vuelvan a las tareas que sir Thornas les encargó. No hay tiempo que perder. Muévanse!
La gente que se había reunido alrededor de ellos se dispersó inmediatamente, y pronto el salón hervía de actividad.
Sólo entonces Mairi vio a su marido recostado contra la puerta, sus brazos cruzados sobre su pecho , observándola con la intensidad de un halcón .
Sin saber qué hacer, Mairi sonrió, de un modo inocente.
El no le sonrió en respuesta.
A su lado, ella oyó sir Thomas carraspear. Cuando habló, su voz tenía un cierto tono de diversión.
- Me pregunto si Rob aceptará compartir el comando con usted .
- Se ha equivocada y ha vuelto a usar un tratamiento excesivamente íntimo con su lord, sir Thomas.
Su risita la enervó.
- No me equivoqué . Yo lo trato así porque somos amigos íntimos, lady Mairi. Somos hermanos, en todos el sentido de la palabra . Crees que él va a abandonar nuestra amistad de todo una vida por así se lo exige una extraña venida de las Highlands ?
- No - ella retrucó, con voz ronca. - Pero en el caso en que él tenga que escoger, entre usted y yo , cosa que no pretendo exigirle a mi marido , le pido que recuerde mejor que cosa tiene usted para ofrecerle al lord y que “recursos” tiene una esposa .
- Sus “recursos” , como usted llama a las armas femeninas , no valen nada comparados con los míos , mi lady. La mujer que Rob siempre amó y con quien realmente se quería casar es mi hermana. Lord Robert, como usted quiere que lo llamen , todavía ama a mi hermana y siempre la amará. Qué piensa de eso, mi lady ?