viernes, 12 de septiembre de 2008

EL HIGHLANDER SILENCIOSO - CAPITULO 25

Capitulo 25


Mairi casi aplaudió . Un acto de coraje , aunque extremamente arriesgado. Ni por un instante ella se creyó que Jehan de Brus realmente había desmayado.
Uno de los arqueros de Trouville tenía una flecha apuntada a la espalda del captor. Sin embargo no se había atrevido a dispararle. Era obvio que no podía ver la posición de la daga , desde el lugar donde estaba. Mairi rezó para que la trayectoria de la flecha diese en el blanco en el momento adecuado.
Los áspero ruidos de metal chocando contra metal llamó su atención de vuelta hacia los combatientes. Ambos tenían sus espadas empuñadas.
Rob e Ranald se enfrentaban , midiéndose, caminando en círculos. El único ruido que se oía , en el aire de la mañana, era el suave tañido de las cotas de mallas y el arrastre de la botas contra el suelo . Mairi contuvo el aliento, junto con los demás.
De repente, con un letal grito de guerra, Ranald atacó. Las espadas chocaron cuando Rob desvió fácilmente el golpe, posicionándose con calma para recibir el próximo.
- Gritas demasiado hasta yo te oigo ! - Rob lo provocó con una sonrisa .
Ranald avanzó . Rob le interceptó el segundo golpe con el escudo haciendolo tambalear.
- Y eres torpe ! - Rob agregó con una risita .
- Quieres desistir?
Ranald soltó un insulto y atacó de nuevo. Rob simplemente dio un paso a un lado, las cejas erguidas, como si desviase un estorbo.
- Oh ! - se burló. - Vas Mejorando!
Mairi descubría nuevas inflexiones en la voz de Rob. Él parecía estar divirtiéndose . Mierda! Debería estar tomando el combate en serio en vez de sólo quedarse en provocaciones. Ranald, obviamente, no era un espadachín de buen nivel, pero su espada era afilada y aquello no era un juego!
La lucha prosiguió . Muchas veces, Ranald saltó hacia adelante , buscando el blanco, gruñendo con cada esfuerzo, el sudor bañaba su rostro y goteaba por su mentón. Todas las veces, la espada de MacBain detuvo sus golpes, reduciendo la amenaza a nada. Aun así , Rob no contraatacaba. Ni una vez se lanzó, con rabia o determinación, dispuesto a herir a su enemigo. Continuaba sonriendo y haciendo comentarios graciosos , lo que ponía a Ranald todavía más furioso.
Los hombres de las Highlands observaban a lucha, cautelosos, con creciente incomodidad y clara preocupación. Ranald evidentemente se cansaba. Sus ofensivas disminuían, mientras él intentaba recuperarse.
- Perdiendo las fuerzas? - preguntó Rob, alegremente, examinando a su oponente con una mirada de lobo. - No quieres que te traigamos una silla para descansar?
Ranald soltó un grito de odio y se lanzó contra él, con espada hacia delante , y justamente eso se convirtió en su punto de desequilibrio cuando Rob desvió su cuerpo hacia un costado . Para Rob, fue un gesto sin esfuerzo. Para Ranald, una humillación.
Mairi quería que su marido acabase con las bromas.
Los dos se pusieron frente a frente de nuevo, Ranald jadeando, exhausto, absolutamente dominado por el odio.
Incluso MacBain parecía serio ahora, como si estuviese listo para poner un final combate . Mairi lo observó flexionar la mano sobre la empuñadura del arma, para reforzar el asimiento.
Inconscientemente, ella también empuñó la daga.
Con los dientes apretados, la voz alta y amenazadora, Ranald ordenó a su hombre.
- Mata a la puta , Davy. Ahora!
Mairi jadeó, su mirada voló hacia el bruto que sujetaba a lady Jehan. Él la sostenía sobre el brazo y tenía el puñal en la otra mano. Los ojos de Jehan se abrieron con terror, y ella comenzó a forcejear .
Sin pensarlo dos veces , y en su afán de impedir el asesinato, Mairi se agachó , tomó una piedra y la arrojó con toda sus fuerzas, alcanzando al hombre en la frente. Aquello apenas fue una distracción , pero Jehan le dio un codazo y logró desprenderse , cayendo al suelo de rodillas. Con una rapidez impresionante, ella salió corriendo por el campo abierto, en dirección al contingente de Baincroft.
Casi simultáneamente, su captor se dobló soltando un grito pavoroso. Al caer, boca abajo en el suelo , Mairi vio la flecha clavada en su espalda. Gracias a Dios!
Ella volvió los ojos, en ese mismo instante, hacia Rob, temiendo que aquello pudiese haberlo distraído y haberlo puesto en peligro. Entonces, sucedió . La mirada demencial de Ranald encontró la de ella. Invadido por una furia indomable e insana, él corrió en dirección a Mairi con la espada extendida para traspasarla.
No había tiempo para retroceder, ni tiempo para correr. Mairi sacó la daga del cinto y desvió el golpe, pero cayó bajo el peso del cuerpo de Ranald. Ya en el suelo , sintió la mordida del acero en el hombro. Con el resto de sus fuerzas, ella enterró la daga entre las costillas de Ranald. Su primo no se movía y ella yacía de espaldas casi aplastada por su cuerpo .
- Aaah! - ella gritó, tan sorprendida como Ranald debía estarlo. Pero Mairi ya no lograba respirar.
La voz de Rob gritó su nombre. Y el peso fue retirado de su pecho. Mairi luchó por no desmayarse . Sus pulmones no respondían. Sus piernas no se movían. No, ella había vencido Ranald! Eso tenía que ser verdad! Había vengado a su padre. Eso no podía estar sucediendo! Su vista se nubló , y la oscuridad amenazaba con envolverla. Pero Mairi intentó luchar.
Estaba muriendo, ella se dio cuenta . Y era cuestión de instantes. Pronto, sus ojos ya se abrirían más y su cuerpo se enfriaría. No mas sufrimiento. Ni miedo , ni furia . Sólo tristeza. Una tristeza inmensa que no podía soportar. Rob nunca sabría que ella lo amaba, nunca más la abrazaría .
Por lo menos, ella había ayudado a salvar Jehan. Para él. Mairi tuvo ganas de reírse , con muchas ganas, ante la ironía del destino , ante injusticia del resultado del combate. Había salvado a Rob, pero había perdido a Rob ... .
Había estruendos a su alrededor, gritos e insultos. Era el infierno. Y estaba oscuro.
Rob se acercó al a Mairi, ellas se convulsionaba con los estertores de la muerte.
Había poca sangre, solamente un corte superficial que apenas había roto la piel . Rob apretó el pecho de su esposa ayudándola a expulsar el aire de los pulmones
Jehannie se aproximó , intentando llamar su atención. Él la miró furioso.
- Fue Veneno - ella murmuró. - La espada estaba engrasada con veneno.
- Noooo! - Rob gritó, inclinándose para abrazar a Mairi, para sujetarla contra su pecho , para incitarla a vivir. La apretó con fuerza, y sintió su respiración débil rozarle su rostro. Suspiró alivio .
- Hay que llevarla dentro! - gritó Jehannie, señalando el castillo. Rápido ! Llévala, ella usó el lenguaje de señal, mientras corría.
Rob levantó el cuerpo de Mairi, se puso de pie y la cargó hacia las murallas, notando vagamente el infierno que dejaba atrás.
Rezaba, mientras atravesaba corriendo los portones. Jehannie sabría como actuar, su madre era curandera. "Por favor, mi Dios", imploró, " Haz que Jehannie sepa qué hacer".
Ni por un momento él dudó que ella haría todo lo que estuviese a su alcance para salvar a Mairi. Aunque le faltase el sentido común en muchas ocasiones, Jehan de Brus tenía honor. Mairi había ayudado a salvarla de la daga de su captor, arrojando la piedra, y Jehannie tenía un deuda de honor con ella.
- Ojo por ojo! - Rob Le recordó, cuando colocó el cuerpo inanimado de su esposa sobre la mesa en el salón. Aunque confiase en Jehannie, no le dejaría que ella se olvidase de la deuda .
Jehan lo ignoró y llamó a Gunda, la criada, quien estaba cerca, ordenándole algo. La muchacha se apartó corriendo. Con dedos ágiles, Jehannie rasgó la túnica ensangrentada. Para el horror de Rob, ella comenzó a apretar la herida, haciendo que manase mas sangre . De repente, él comprendió que ella estaba drenando el veneno. Y le obedeció cuando ella le ordenó que continuase apretando , aunque le doliese ver a Mairi sangrar.

Gunda pronto retornó, trayendo sanguijuelas en un pote, y Rob fue puesto a un lado, para permitir que los bichos hiciesen su trabajo. Ante sus ojos, los animales prendieron sus bocas a la herida, succionando. Pronto, habían engordado sus cuerpos con la sangre de su esposa . Luego comenzaron a caer muertos por la acción del veneno. Rob bendijo a esas horribles criaturas, pues ellas podrían salvar a su amada esposa de ese destino cruel.
Jehannie machacaba las hierbas que la criada le había traído en un mortero, agregándole un líquido.
- Levántala. Ella le ordenó a Rob.
Rob deslizó el brazo debajo de la espalda de Mairi y le levantó el tronco, anidándola contra su pecho. Forzando la cabeza de Mairi hacia atrás, Jehannie colocó un poco de la mezcla en su boca, frotándole el cuello para que tragase. Repitió el proceso hasta darle toda la infusión.
Rob tuvo miedo de que el liquido fuese directamente a los pulmones y que Mairi no pudiese toser por la acción paralizante del veneno. Miró a Jehannie que parecía tan preocupada como él.
- Ella va a morir? - Rob preguntó, implorando con los ojos por un rayo de esperanza.
Jehannie se encogió de hombros. Era obvio que había hecho todo lo que podía. Ella posó su mano en el brazo de él y lo apretó levemente , como para transmitirle consuelo .
- Sé cual es el plan de Maclnness - ella dijo, cuando Rob la miró . - Usar veneno , cicuta.
- Y eso qué es ? - preguntó Rob, señalando el mortero vacío.
- Una mezcla de cosas. Básicamente hierbas para sacarla del letargo - respondió Jehannie, pareciendo dudosa de haber hecho lo suficiente. O, quizás , disimulando . Las hierbas que había usado eran venenosas si eran tomadas en cantidad. Cualquiera sabía eso.
Ella frotó la palma de la mano sobre su pecho , encima de su corazón. Lo Siento mucho.
Rob no respondió . Si Mairi muriese, no sería por una actitud intencional de parte de Jehannie. Confiaba en ella.
El levantó a Mairi de la mesa ensangrentada y la cargó escaleras arriba , para colocarla en la cama .
Jehannie lo siguió ,luego tiró de su manga.
- Hay que hidratarla , Rob - ella ordenó. - Dale mucha agua. Nada de vino, ni cerveza.
Rob asintió con la cabeza, dejando a Jehannie atrás, para ocuparse de aquellos que pudiesen estar heridos en la batalla que había seguido . Él comprendía que el destino de Mairi ahora estaba en manos de Dios. Y el Todo Poderoso debía estar terriblemente ocupado con otros asuntos, en ese día, ya que había permitido que aquello sucediese.
Rob abrió a puerta con una patada y entró, colocando a Mairi sobre la cama. Apartó una mecha de cabellos de su cara. La palidez aumentaba, y su piel estaba húmeda y fría al contacto.
- Despierta , Mairi! - él exclamó, sacudiéndola suavemente, y, luego, con más fuerza. Ella estaba como una muñeca de trapo absolutamente laxa. - Debes luchar!
Gunda entró, trayendo agua y cerveza. Rob le agradeció y la despachó, sabiendo que la criada se quedaría cerca, por si él necesitase alguna cosa. Él quería quedarse a solas con Mairi, pues aquellos podrían ser sus últimos momentos de vida.
En las horas que siguieron, él luchó por hacerla despertar, goteando agua en su boca, y cargándola por el cuarto en sus brazos. Sus botas pequeñas se arrastraban por el piso y su cabeza colgaba a un costado , cuando él intentaba forzarla a caminar. Si por lo menos , ella vomitase el resto del veneno…
Se detenía de vez en cuanto, sólo para presionar los dedos en su cuello, para reafirmarse a sí mismo que el pulso débil todavía continuaba allí. Cuando no lo conseguía, mojaba sus propios labios y los aproximaba a los de ella, para sentir su respiración.
- No puedo perderla! - Rob gritó, finalmente, cuando sus propias fuerzas flaquearon y él cayó a su lado sobre la manta de piel, para descansar por un instante. La apretó enterrando su cara enterrada en sus senos. Y lloró. - No quiero perderla!
En la quietud absoluta que le siguió , él sintió que un ligero temblor agitaba el pecho de Mairi, como si ella estuviese dejando escapar un gemido. Él levantó a cabeza rápidamente , y la miró con una esperanza brillando en sus ojos.