lunes, 8 de septiembre de 2008

EL HIGHLANDER SILENCIOSO - CAPITULO 20

CAPITULO 20



Mairi se había preparado de la mejor forma posible contra cualquier amenaza que pudiese afectarla, pero eso no le había servido de nada para ese terrible encuentro que había tenido con Rob en el solar .
Al principio, ella había creído que él había venido a poner un punto final a la mentira que había entre ambos. Hacían una pareja muy peculiar , Rob insistiendo en su farsa y ella asumiendo el papel de una esposa despistada.
Le Gustaría haber abordado directamente el problema, días atrás, cuando había tenido las primeras sospechas. Pero ella había intentado cuidar el orgullo de su marido , y , haciendo eso , había contribuido enormemente a que su propia infelicidad se prolongara.
Rob había querido contarle todo, pero en vez de resolver la cuestión de la sordera , había planteado otro problema, todavía mas grande , que sólo aumentaba la confusión entre ellos . Jehannie de Brus. Ahora estaba claro para Mairi quien era esa mujer. Rob debía amarla mucho para permitirle que lo humillase públicamente , para permitirle que le robase su caballo y , para referirse a ella sin demostrar ningún resentimiento.

Mairi había preferido no confrontarlo respecto a esa condescendencia que él le mostraba a su antigua prometida. En verdad , no lo culpaba. Rob debía estar involucrado en todo aquello de buena fe, y , después , había sufrido una enorme decepción cuando el matrimonio con Jehannie le había sido negado. Cómo podría culparlo por eso? Todos los lords necesitaban de un heredero, para tener un heredero legítimo hay que tener una esposa, y allí era donde encajaba ella en esa historia..
Y había resultado ser ella, Mairi, la elegida por Thomas para ser la esposa de Rob. Thomas consideraba ahora que había cometido un error al elegirla . Thomas la detestaba, y Rob sólo intentaba honrar el contrato matrimonial con ella lo mejor que podía. En verdad , él parecía estar esforzándose al máximo para que las cosas salieran bien entre ellos dos.
Ella lo intentaría también. Su marido tenía consideración por ella y no quería verla infeliz. También la deseaba, Mairi no podía dudar de eso . Si ella fuese una buena esposa, tal vez algún día Rob llegase quererla. Y si Jehannie de Brus se mantenía lejos del castillo.


Rob llegó a cenar uno minutos más temprano. Se había bañado y arreglado exclusivamente para ella, conjeturó Mairi, o sería su costumbre presentarse así a las comidas? Tenía los cabellos húmedos y peinados hacia atrás, con el rostro despejado . Olía a jabón de hierbas.
Mairi recordó , de repente, el día en que ella se había caído en el riacho y él la había rescatado. Al llegar a la orilla , ella lo había visto todo mojado, las gotas de agua brillando como piedras preciosas sobre su cuerpo magnífico.
Se estremeció con el recuerdo, pensando en lo que podría suceder más tarde en el cuarto. No habría más conversaciones sobre lady Jehannie, eso era un hecho. Mairi tenía intención de borrar los recuerdos de esa mujer de la mente de su marido , si eso fuese posible.
Antes, sin embargo, necesitaban pasar por esa comida, aunque ella hubiese preferido pasar hambre antes de compartir una comida con esas personas.
Apenas conocía a las personas presentes, incluso a aquellas con quienes se había cruzado durante la tarde. Las dos jóvenes criadas que había reclutado para ayudarla es tarde, se habían presentado espontáneamente. Después , estaba la hostil señora Morgan y el insoportable administrador, sir Thomas. Ningún de ellos con una actitud amistosa o dispuestos a aceptarla.
Mientras los comensales mas retrasados llegaban, ella espió para ver se veía a Andy, el rubio . Un rostro amigo sería bienvenido.
Finalmente, lo vio entrar y tomar un lugar en las mesas más distantes. Él la saludó con una sacudida de cabeza , pero no dio muestras de estar contento de volver a verla.
Rob se levantó y extendió la mano a Mairi, tan pronto como todos estaban reunidos. Ella se puso de pie , a su lado.
- Quiero que le den la bienvenida a mi esposa - él declaró, haciendo una pausa para observar cada una de las caras , a continuación, agregó: - Lady Mairi.
Nadie pareció especialmente complacido con ese matrimonio o con ganas de expresar votos de felicidad. Unos pocos tuvieron la audacia de intercambiar miradas entre sí , como si considerasen si deberían reconocer a la nueva ama de Baincroft.
Mairi se sentiría infinitamente feliz de ponerle un punto final a esa comida amarga y de poder dejar el salón, aunque eso significase subir las escaleras y pasar la noche con un hombre que amaba a otra mujer.
Jehannie. El nombre resonaba en su cabeza como un insulto. Lady Jehan. Jehannie, el sobrenombre cariñoso que Rob había usado . Había sido un desliz , o él deseaba dejar en claro la intimidad que lo unía con la hermana de sir Thomas?
Como en una reacción retardada al anuncio del matrimonio hecho por Rob, Mairi notó que los caballeros y los escuderos se doblaban en una reverencia con sus manos derechas cruzadas sobre sus pechos . Una reverencia forzada?
Las mujeres se inclinaron en un reconocimiento rápido.
Sólo siendo extremamente generosa y excesivamente optimista, Mairi podría tomar en consideración esas reverencias tardías y forzadas. La mayoría de los presentes simplemente se había limitado a curvar la cabeza, en una aceptación reticente.
Con una expresión cerrada, su marido murmuró su insatisfacción, esperó que Mairi se sentase y luego tomó su lugar, en la cabecera de la mesa , sin hacer ningún comentario. Inmediatamente, se volvió hacia sir Thomas, quien estaba a su izquierda.
- Tom?
Era una sugestión obvia, pues Rob se recostó en el respaldo de su silla para que sir Thomas pudiese dirigirse a Mairi. El caballero se sintió obligado a seguir la sugerencia de su lord.
- Que haya paz entre nosotros, Mi lady , como quiere nuestro lord.
- Si esa es su verdadera intención, sir Thomas, entonces, no tendremos ninguna disputa - respondió Mairi, lanzando una mirada de reojo a Rob, para ver cómo reaccionaba su marido.
El pareció dispuesto a dar el pacto por sellado , y Mairi se prometió a sí misma que intentaría tratarse civilizadamente con Thomas . Pero sólo si eso no incluía aceptar que su hermana volviese a Baincroft, para vivir allí. Eso era algo que ella no permitiría. Mairi temía actuar como su primo Ranald, quien fingía docilidad para luego clavar el puñal por la espalda.
Sir Thomas no le dirigió más la palabra, permaneciendo inmerso en una profunda conversación con otro hombre, a su lado.
Rob, por supuesto, no tenía nada que decir. Se limitó a servirle una porción de comida en la bandeja que compartían. En verdad , su marido casi la obligaba a comer demasiado rápidamente, como si Mairi se estuviese muriendo de hambre y él fuese su única fuente de alimento. Y aunque la comida probablemente estaba sabrosa, Mairi apenas lograba sentirle el gusto .
El joven paje que servía la mesa sobre la plataforma corría constantemente por detrás de su espalda, trayendo y llevando copas de vino, con una velocidad de alguien que trabajaba en una taberna. Debería llamarle la atención por eso , pero , quién sabe, quizás no fuese justo . El pobre muchacho era el único en el salón que mostraba algo de alegría.
Dios santo , como le gustaría estar en cualquier otro lugar esa noche, pensó Mairi, mientras Rob le ofrecía otra feta de carne. Ella masticó furiosamente, deseando que ese martirio acabase, pero el suplicio continuó hasta que todos los platos fueron servidos y la comida, finalmente, terminó.
Rob se levantó inmediatamente .
- Buenas noches ! - él exclamó, a nadie en particular.
Unas pocas personas le respondieron. Otras, se limitaron a saludar con un gesto de sus cabeza . Sir Thomas estampó una sonrisa sin gracia en su rostro , que podía significar nada, o todo. Es una sonrisa de satisfacción maligna, Mairi decidió, cuando el caballero exclamó:
- Quiero desearle buenas noches , mi lady - con voz melosa .
- No tema, sir Thomas . Yo haré que esta noche sea mucho más que buena - respondió Mairi, inclinando la cabeza como si agradeciese sus palabras - No hay nada que pueda impedírmelo . Verdad ?
El apartó su mirada rápidamente , dándole a Mairi una sensación momentánea de victoria.
Con la mano de Rob en su cintura, Mairi y el lord atravesaron en salón, en dirección a la escalera . Ganarse el respeto de la gente de Baincroft podía no estar a su alcance después de todo , pensó Mairi, con tristeza. Incluso hasta dudaba poder conquistar a su marido. Pero no admitiría una derrota, hasta después que lo hubiese intentado.
Lo que fuese que la hermana de Thomas hubiese hecho para ganarse el amor de Rob, Mairi se determinó a hacerlo mejor. Si por lo menos , supiese como esa mujer los había seducido … Podía apostar a que no había sido abofeteándolo.
Rob y Jehannie habrían hecho el amor? Muchos hombres y mujeres lo hacían, cuando eran prometidos. No era motivo de censura por parte de la sociedad y , a veces , hasta eso era alentado. Pero Rob no había salido corriendo detrás de esa mujer, cuando ella se había ido vomitando su odio. Era una buen señal.
Llegaron a la puerta del cuarto y Rob la abrió , apartándose para que Mairi entrase.
Alguien había desempacado el equipaje, había planchado sus vestidos y los había colgado . La armazón de madera donde se colocaba la cota de malla de Rob, ahora estaba lustrado , y su espada y su escudo adornaban la pared . Y también habían encendido la chimenea.
Mairi observó cuando Rob se agachó y encendió con las brasas una de las velas que estaban sobre la mesita al lado da cama.
Mairi frotó sus manos y sus brazos, temblando, aunque el cuarto estuviese cálido. No sabía qué tenía que hacer. Debía desvestirse o esperar que él lo hiciese?
- Ven , siéntate - él sugirió, colocando una silla cerca de la chimenea.
Intencionalmente, Mairi rozó su cuerpo contra el de él. Cuando se aproximó para sentarse su mano tocó la de su marido , cuyos dedos se cerraron sobre los de ella. El calor y la ansiedad que brillaban en los ojos de Rob la llenaron de esperanza.
Antes que el pudor la dominase, Mairi se puso en puntas de pie y le besó en el mentón. Rob era muy alto, y ella sólo lo alcanzaba hasta allí.
La sorpresa de él fue visible. Y eso era justamente lo que Mairi quería, él bajó la cabeza lentamente hasta que sus labios se apoyaron por un instante sobre la frente de Mairi, y luego se deslizaron suavemente hasta una ceja ,y mas abajo por su cara.

En un gesto natural, ella ladeó ligeramente el rostro para que su boca encontrase la de él. El beso fue cálido e invitante, y tenía sabor a vino y especias, un narcótico para los sentidos. Las manos de Rob se deslizaron por sus cabellos , acariciándola, con una sensualidad que la hizo sentir un vértigo de placer.
Mairi se sintió exultante al notar la excitación del cuerpo de su marido apretado contra el suyo, revelando su deseo innegable . Ella recordó su promesa, Rob saldría de esa situación con sólo un beso …
El gemido que él dejó escapar la incitó a mostrarse mas osada. Mairi se apretó contra la ingle de Rob, meneando sus caderas , intentando guiar la erección de él al lugar del cuerpo de ella donde debería estar.
Rob apartó sus labios de los de ella y le sujetó el rostro con las manos. La miró con intensidad hambrienta y murmuró su nombre, su voz salió en un
Tono profundo y dulce. Una música para los oídos de Mairi, que ahora sabía que él no fingía. Era a ella a quien él deseaba y no a otra mujer.
Ella no dijo nada, sólo abrió los labios, esperando que los labios de él volviesen. Como única respuesta, se arqueó contra él, invitándolo a retomar el beso .
Cuanto la besó, el gemido ronco de Rob resonó en su cuerpo como un trueno suave . Mairi sintió que sus dedos fuertes le subían las faldas hasta la tela se amontonaba a la altura de la cintura. Sólo por un instante, él suspendió sus caricias, para sacarle la prenda por la cabeza . Luego volvió a besarla con intensidad.
Como si viniese de muy lejos , ella oyó un sonido metálico de algo cayendo al piso , y supo que era el cinto de la espada. Su cabeza giró cuando él la levantó en sus brazos, llevándola hacia la cama. Allí, él la colocó sobre las mantas, manteniéndola apresada primero con su cuerpo, y luego con un beso profundo y prolongado . A continuación Rob se libró de sus ropas en cuestión de segundos .

Piel contra piel, él la mantuvo apresada, mientras se deleitaba friccionado su ingle contra la de ella . Mairi disfrutó esa increíble sensación de sus cuerpos rozándose, diferente A cualquier otra que hubiese experimentado.
La mano de Rob acariciaba su sexo, estimulando el centro de placer . Mairi pensó que moriría si él no la tomase completamente . La respiración jadeante y los sonidos indescifrables que Rob dejaba escapar da garganta le decían mucho más que cualquier palabra ardiente.

Mairi tomó la cara de su marido con fuerza y la retiró de su sexo. Le pidió que
la tomase completamente . Rob , en un trance de placer, obedeció la orden de su esposa y levantó su cadera. La jaló hacia arriba, mientras Mairi se incorporaba lentamente, permitiendo que sus senos quedaran a la altura de la cabeza de Rob para que mordisquease sus pezones mientras la penetraba. Sentada a horcajadas frente a él y con el miembro erecto en la entrada de su sexo , se meció lentamente hacia arriba, y luego hacia
, y hacia los costados , mientras escuchaba los jadeos masculinos . Su corazón parecía a punto de salírsele del pecho...
En la tercer envestida Rob atravesó la membrana de su virginidad y se detuvo para permitirle que se recuperase de ese dolor inevitable. Pero Mairi no aceptaría mas dilaciones y comenzó a moverse .
Extasiada al máximo, Mairi gritaba, susurraba y se recordaba de Dios y todos lo santos . Rob al ver el placer que Mairi expresaba , mordió con más fuerza sus pechos y enterraba su cara en el hueco entre su cuello y su rostro. Mairi se aferraba más a él y presionaba su vagina para abarcarlo completamente . Rob usó sus dedos para estimularla en el punto donde se unían los sexos de ambos. Sintió que su esposa contraía sus músculo alrededor de su miembro y supo que ella había gozado en esa primera relación . Con un gemido profundo Rob vertió su semen en el vientre de su esposa, mientras ella continuaba jadeando y respirando agitadamente.
Minutos después Mairi bajaba del cielo que había tocado con las manos , le besó la mejilla y le dijo ...
Ahora soy verdaderamente tu esposa .


Un súbito rayo de sentido común alcanzó la mente Rob .
Dios ... qué estaba haciendo ? Su honor no valía nada ante la lujuria? Jamas , en todos sus años de vida, él le había dado la espalda a los principios de la honradez, especialmente por algunos minutos de placer carnal.
Otra parte de su mente le aseguraba que era mucho más que lujuria . Mucho más que unos minutos de placer. No había palabras para describir lo que sentía. Por lo menos , ninguna palabra que él supiese.
Esa mujer lo había hecho sentir hombre en todo el sentido de la palabra . Y él la estaba traicionado .
Mairi ya no podría decidir si continuarían viviendo como marido y mujer, y ya no era una virgen para poder desposar a otro hombre. Incluso podrían haber concebido un hijo, Rob pensó horrorizado ante esa posibilidad. Y si Mairi pasase a odiarlo cuando le contase la verdad ? Y si ella tomase la decisión de dejarlo, a pesar de lo que había sucedido?

Debía despertarla, decirle todo y acabar con ese suplicio. No, no podía, lo que había hecho había sido demasiado cruel. Ella debía dormir primero, recobrar sus fuerzas. También él necesitaba recuperarse.
Aún ahora, su mente traicionera no sentía remordimientos . Por más que intentase negarlo, Rob estaba exultante por haber atado inexorablemente su vida a la de Mairi, por haber consumado el matrimonio . Era una locura peligrosa pero estaba feliz.
La miró de nuevo, incapaz de resistir una nueva oleada de pasión. Maldito fuese, su lujuria lo llevaba a querer tomarla nuevamente .
Se sintió arrasado emocionalmente y buscó dormir. Sueños desordenados e inconexos con las consecuencias nefastas de sus acciones lo persiguieron y lo despertaron varias veces, hasta que, finalmente, logró descansar mas profundamente.
Su consciencia registró vagamente un perdón imaginario , la caricia suave de una mano delicada, la mano de Mairi.
Los dedos femeninos recorrieron su pecho, desciendo por su vientre y se cerraron vacilantes en torno a su miembro . Rob se movió entre sueños , buscando un contacto más íntimo , un asimiento más firme de su pene , una promesa más clara de satisfacción.
En sus sueños, él podía tomarla libremente y sin reservas, como lo había hecho muchas veces desde que la había conocido por primera vez. Entonces, por qué no aprovechar esa situación?
… Mairi se mostraba más audaz que nunca, provocándolo, estimulándolo, llevándolo al borde del orgasmo con sus caricias . Extrañamente, esa vez, el sueño parecía demasiado real, y Rob no quería abandonarlo . No ahora, cuando casi estaba ....
El cuerpo de ella se acomodó a lo largo del suyo, liviano como una pluma, suave como a seda . Rob suspiró, lamiendo los senos que le rozaban los labios y probó el sabor de la miel de sus pezones rosados.
Gimió , al recordar el triángulo de vello dorados, donde había encontrado el éxtasis horas atrás . Buscó la abertura de su sexo , deslizando un dedo entre los labios húmedos. Minutos después ella se sentaba sobre su falo . Y Rob sintió que se fundía con ella, y que aquello lo redimía de su traición.
Mairi comenzó a moverse , provocándolo con la lenta cadencia de sus caderas , mientras le pedía que no aumentase el ritmo de sus embestidas . Y Rob obedeció para prolongar el placer de su esposa.
Que esto dure para siempre, él le imploró al destino, que nunca nos separemos .
El ímpetu del orgasmo lo tomó por sorpresa. Rob luchó, intentando retener ese sueño tan vívido. Y su esfuerzo fue tal que se despertó .
Pero el peso ligero sobre su cuerpo seguía allí. Mairi estaba acostada sobre él, abrazándolo, sus labios rozando sus pezones y sus piernas abiertas y montadas sobre su ingle .
No era un sueño!
Rob soltó un largo suspiro de resignación. No había nada que pudiese pensar o decirle a Mairi que justificase lo que había hecho .
Entonces Tomó una decisión. Una decisión práctica. Amparado en los hechos de que todavía permanecía dentro de ella, que había perdido la oportunidad de jugar limpio en su matrimonio , y que Mairi ya no tenía poder de decisión respecto a su futuro , él intentaría compensarla de alguna forma. Iba a darle tan placer que Mairi jamas pensaría en abandonarlo .
La abrazó y le hizo subir la cabeza para besar profundamente su boca . Todavía dentro del nido húmedo de ella , se entregó a la pasión, amándola con todas las fuerzas. Qué tenía que perder?
No necesitaba poder oír para juzgar la respuesta apasionada de su mujer a sus caricias.
Aunque Rob no los oyera hubo gemidos y gritos de placer durante el resto de la noche y en el momento en que noche se convertía en día.


Rob se despertó con alguien tocándole el hombro con brusquedad.
Mairi. Sus ojos se abrieron cuando ella se inclinaba sobre él. Estaba preocupada. Sus labios se movieron rápidamente.
- Qué pasa ? - él preguntó, pasándose una mano por los cabellos y sacudiendo su cabeza para aclarar sus pensamientos, sin perder de vista esos labios agitados. Dios Santo , por qué ella no podía hablar más lentamente!!??
Mairi dio una mirada afligida a la ventana donde el sol brillaba, mientras intentaba transmitirle el mensajes. Sus labios se movían demasiado rápidamente pero Rob tenía otros medios para entenderla.
Dormir hasta más tarde que lo normal no podía preocuparla tanto , por lo tanto, ella no lo estaba recriminando por eso. Había algo mas que provocaba esa aflicción en Mairi . La única otra cosa que él podía imaginar era que ella había oído la trompeta, anunciando la llegada de alguien .
De repente, ella saltó fuera de la cama y recogió una de las pieles para cubrirse . Antes que Rob pudiese hacer algún movimiento , ella llegó a la puerta, sacó la tranca y la abrió.
Delante de una Mairi semi desnuda y despeinada, apareció el tímido sir Olin McKinnon, estaba demasiado azorado como para poder hablar. Moviendo sus pies y agachando su cabeza, él intentó, sin éxito, no mirar al ama.
Ella era una visión gloriosa, con su cabellera dorados cayendo por su espalda, su cuerpo delicado envuelto en una piel , sus piernas torneadas expuestas, y uno de los pies pequeños cubriendo el otro para calentarlo. Rob deseó no tener nada más que hacer mas que contemplar y disfrutar a su esposa esa mañana. Pero , aparentemente, no sería así.
Mairi debía haber oído la trompeta, y Rob ya sospechaba cual era la noticia que traía sir Olin . Un caso de muerte en la familia , un incendio en el castillo … No, ninguna de esas posibilidades era probable. Sólo había una razón para semejante intrusión.
El enemigo había llegado.