martes, 23 de septiembre de 2008

LA TRAMPOSA - CAPITULO 7

Capítulo 7

El CORAZÓN DE DESIRÉE CAYÓ en la boca de su estómago. ¿Azotar? Él no podía estar hablando en serio.
“Mierda ! ” ella gruñó con incredulidad. “ Es un penique! No me robé las joyas de la corona del rey!”

Ignorándola, Nicholas le dijo al hombre, “ Llamaré al alguacil para que la detenga.”
“No ! ” ella gritó . La gente que pasaba por la calle giraron sus cabezas ante el chillido, entonces ella bajó la voz . “Es sólo una moneda , lo suficiente para pagar una cena. Y fue ganada en un juego de azar con participantes voluntarios .”
Nicholas no le prestó atención sino que empezó a escudriñar la plaza . “No debería llevar mucho tiempo. Vi al alguacil hace un momento.”
Desirée se dirigió al hombre, implorándole , “ Por favor . Dígale que ustedes querían participar del juego.”
El jefe de establos sólo clavó sus ojos en ella, confundido.
“Por supuesto, ” Nicholas continuó, “ ustedes dos tendrán que quedarse para darle al alguacil un informe completo y ...”
“¿Qué?” Los ojos de Bardolph se ensancharon .
“Oh, no, no, no, no, no, ” él dijo mientras se alejaba . “No podemos retrasar nuestro regreso a casa .” Él pateó a su compañero.
“¡Oh!” El jefe de establos repentinamente se dio cuenta del problema . Si Lady Philomena descubría que se habían demorado en la mesa de juego . . . “Y no queremos. . . molestar a nuestra ama con un asunto tan trivial.”
“¿Están seguros?” Nicholas preguntó.
Ambos inclinaron la cabeza asintiendo .
Nicholas la forzó a abrir la mano , y Desirée estaba demasiado estupefacta como para resistirse cuando él tomó las monedas y se las dio al jefe de establos .
Ella todavía temblaba cuando los hombres se fueron apresuradamente . Cuando pudo recobrar el aliento, ella observó al funcionario, incrédula. “Madre de Dios , me azotarías por un penique?”
“¡ Acabo de meter a un muchacho en la cárcel para robar una hogaza de pan, muchacha! ”

Nicholas le había contestado con más veneno de lo que había pretendido, sobresaltando a otro aldeano con sus palabras rudas. Pero todavía se estremecía ante la imagen de Desirée haciendo apuestas ilegales a la vista de los ciudadanos de Canterburry. Si alguien mas hubiera notado que ella cambiaba el dado cargado . . .

¡Jesús ! Nunca debería haberla dejado abandonar su casa . Debería haberse dado cuenta que ella terminaría recurriendo al delito. Probablemente el delito era todo lo que ella conocía .
Calmándose, él golpeó la parte superior del barril. “¿Eso es todo esto el dinero que tienes ?”
Ella frunció sus labios defensivamente. “Habría tenido más si vos no hubieses interferido.”
“Oh, sí. Y podrías haber usado ese dinero comprar un látigo nuevo para tu azotamiento público.”
Enojada ella juntó sus escasas pertenencias y las metió de vuelta en su bolsita . “He estado haciendo esto desde que era una niña. Nadie me molestó por hacer esto antes.”
“ Muy bien , la suerte cambia. ¿Dónde están tus cosas?”
“¿Qué cosas?”
“Tu ropa, tu manta de dormir , tu . . . Las cosas.”
“ Tienes a la vista todo lo que poseo, ” ella se burló. “Tuve que vender todo para que Hubert comiese en tu cárcel apestosa.”
Eso lo hizo tomar una decisión.

Nicholas había pensado mucho acerca de Desirée mientras había estado rastrillando las calles de Canterburry. Haber encarcelado a un pobre muchacho desesperado de hambre lo había convencido. No podía dejar que la muchacha tuviese un destino similar. Entonces había llegado a una decisión.
Si la muchacha no tenía una ocupación decente, si ella no había encontrado un empleo o un marido a esa altura, él tomaría el asunto en sus propias manos.
No sería una solución permanente, por supuesto. Pero, con suerte y esfuerzo , no le llevaría mucho tiempo poner a esa muchacha terca en un más camino de vida mas honesto y decente.
Él la tomó por el codo y la arrastró hacia adelante.
Ella instantáneamente trató de liberarse de su asimiento . “¿Qué piensas que estás haciendo ?”
“Te retiro de la vida del delito.” Él la empujó alejándola del barril.
Ella tiró con fuerza hacia atrás. “¡No puedes decirme qué hacer con mi vida !”
“Te guste o no te guste, soy responsable de vos. Hice una promesa.”

“¡A la mierda con tu promesa!”

Llamaron la atención de los peatones , quienes indudablemente estaban intrigados por la imagen de alguien que se atrevía a desafiar al intocable Nicholas Grimshaw. Era justamente el tipo de espectáculo que él no necesitaba si quería mantener su reputación .
Nicholas habló en voz baja . “Tengo una proposición para vos .”
Ella arqueó una ceja escépticamente . “¿Qué tipo de proposición?”
Tal vez Desirée algún día lo reconocería como su salvador y estaría agradecida. Pero hoy no era ese día.
“ Vendrás y trabajarás para mí, y a cambio yo no te meteré en la cárcel por robo.”
“¿Qué?”
“ Voy a necesitar que prepares tres comidas al día, dos si es una jornada de trabajo completo . Tareas de Lavandería una vez a la semana. Barrer el piso diariamente. Los muebles encerados una vez cada ...”
“¡Qué!”
Ahora tenían la atención de todos los peatones . Incluso la del alguacil, quien vigilaba las tiendas en el lado opuesto de la plaza , hizo una pausa para ver por qué un gentío se reunía.
“ Tendrás un techo y comida , ” él murmuró, “ y te pagaré un chelín por semana.”
“Te lo dije antes, ” ella dijo, tirando bruscamente su brazo para zafarse de su asimiento , “ No viviré bajo el mismo techo que un funcionario de la ley .”
Él sacudió sus brazos haciendo gestos con las manos al hombre del otro lado de la plaza .
“¡Alguacil!”
Ella se quedó sin aliento. “No puedes hacerme esto ....”
“¡Aquí, alguacil!”
El alguacil cruzó la plaza yendo hacia Nicholas Grimshaw.
“ No te atreverías ... , ” Desirée jadeó.
Él le hizo señas al alguacil para que se acerque.
“No tengo la moneda ! ” ella protestó. “¡ no tienes prueba del delito !”
“ Entonces podrás irte en un día de la cárcel , ” él admitió.

“Maldito seas, Nicholas Grimshaw, ” ella dijo entre dientes, mas cautelosa ahora para no despertar las sospechas del alguacil.
“Sólo di que si y nos iremos de aquí.”
“Bastardo ! ” ella gruñó .
“Esa no es la palabra.”
El alguacil estaba a diez metros de distancia cuando ella finalmente hizo una concesión.
“Bien, maldito canalla , limpiaré tu inmunda casucha.”
“¿Y la comida?”
“ También .”
Él la soltó.

“Alguacil, ” él dijo a modo de saludo al hombre que se aproximaba . “Venga a conocer a mi nueva criada, Desirée. Desirée, este es mi alguacil.”
La última cosa que Nicholas esperaba era la sonrisa amplia de Desirée y su mano extendida.
“Alguacil, es un placer conocerlo , ” ella lo saludó .

Y el alguacil, tomado de sorpresa por ese saludo tan encantador, colocó un beso en la mano como si ella fuese una dama con titulo de nobleza en vez de una criada .
“ Muy bien , ” el alguacil dijo, parpadeando . “Usted es una. . . Una muchacha muy valiente. Ninguna muchacha se atrevería a compartir un techo con . . . Con . . . Con Nicholas Grimshaw.”
Para su asombro, Desirée se rió y le dio a la mejilla de Nicholas una palmadita condescendiente .
“Él es un gatito, realmente. No lastimaría ni a una mosca . ¿No es así, Nicky?”
¡ Mierda ! Definitivamente esa no era el tipo de comentario que él necesitaba . La muchacha estaba determinada a estropear su temible reputación.
Nicholas inclinó la cabeza brevemente hacia el alguacil asombrado. “Nos iremos ahora.” Él rápidamente la alejó, agregando en voz alta para que lo escuchasen los aldeanos, “ Tenga que acompañarla y darle las instrucciones para aceitar mis instrumentos de tortura.”
Desirée sonrió abiertamente su satisfacción. Podía no haber ganado la batalla, pero no iba a rendirse sin presentar pelea. No estaba dispuesta a dejar que ese patán creyese que él podía chasquear sus dedos y tenerla de rodillas como un perrito adiestrado.

Como él cruzó con pasos largos la plaza, empujándola por el codo , él masculló, “ No me llames así.”
“¿Llamarte cómo ?”
Ella podía oírlo gruñendo entre dientes. “Nicky.”
Ella sonrió otra vez. Por supuesto, de ahí en adelante lo llamaría a Nicky . Si ella resultaba ser lo suficientemente irritante, entonces quizás su estadía forzada en la casa del Nicholas Grimshaw podía ser acortada.
Mientras atravesaban las calles, ella preguntó dulcemente, “ Cómo está Snowflake?”
Su silencio molesto fue la respuesta.

Nicholas Grimshaw podía haberla forzado a cumplir servicios domésticos en su casa, pero a cambio , ella podía hacer que su vida doméstica fuese desgraciada... muy, muy desgraciada.

Apenas ella había dejado caer su bolsa sobre el piso de la casa cuando el nuevo amo empezó a recitar sus deberes para esa tarde. Mordiéndose el interior de su mejilla para ahogar su furia , Desirée guardó silencio mientras él dictaba los requisitos de la cena y señalaba diversos utensilios de cocina.
Pero no tardó mucho en cobrase venganza . Después que Nicholas se sirviese un poco de cerveza y se retirase a su dormitorio, Desirée empezó a idear una travesura para hacerle pagar a ese desgraciado por su extorsión.
Varios minutos más tarde, él emergió otra vez con su cara afeitada y su cabello húmedo peinado hacia atrás y arrugó la nariz. “¿Qué es ese olor?”
“¿Qué olor ?” Desirée levantó la vista inocentemente desde su lugar en la cocina, estaba cortando rodajas tocino para el guiso de la noche.
Nicholas miró irritado hacia la chimenea. Un humo se elevaba de la olla colocada en el fuego. “Eso huele mal .”
Ella miró la olla humeante, luego se encogió de hombros. “Es la cena.”

“Está quemándose.”
“¿Si ?”
Ella casi podía ver humo saliendo de sus orejas, mientras Nicholas observaba la olla con verduras quemándose . Unas pocas comidas como esa y seguramente el funcionario la liberaría de la servidumbre forzada con gusto .
Nicholas no dijo nada, y regresó a su dormitorio.
Ella sonrió con satisfacción mientras colocaba el tocino en la olla caliente . Tan pronto como la carne se pusiese negra , ella le añadiría agua, para hacer mas asqueroso el guiso.
Nicholas salió otra vez de su cuarto , esta vez se puso la capa. “Voy a salir .”
“Pero la cena ... .”
“ Esa cena es para vos , querida , ” él dijo, arqueando una ceja . “ Yo voy a encontrar algo mas comestible en el pueblo . Y no pienses en escaparte. Pues seguiré tu pista otra vez.”
La mandíbula de Desirée cayó. Antes que pudiese dar uina respuesta mordaz, él se se había ido .
En un ataque de furia , ella se sacó un zapato y lo lanzó a la puerta cerrada.
Suspirando, se quedó con la mirada fija en el guiso quemado. No estaba dispuesta a estropear su cena . Envolviendo su mano con un manojo de harapos, quitó la olla del fuego.
“Gatito ... gatito ... gatito. Ven aquí, Copo de Nieve.”
Pero el gato la miró con desprecio. Desirée terminó arrojando el guiso de la venganza en el patio trasero . Quizás algún animal menos quisquilloso que el gato se haría un banquete con él.

Desirée se limitó a compartir un poco de tocino, un pedazo de pan medio rancio, y una copa de cerveza con el gato mientras se imaginaba otras formas para provocar a su carcelero.

“Copo de nieve, mi precioso, ” ella dijo, buscando en su bolsa , “ Te gustaría usar esta bonita cinta ?” Ella sacó una cinta rosada de terciopelo con la que ella solía atar su cabello. Mientras el gato terminaba el plato con tocino cortado en trocitos, ella ató la cinta alrededor de su cuello, haciendo un moño un ángulo gracioso sobre su oreja izquierda.

Satisfecha con su trabajo , ella golpeó ligeramente sus dedos sobre la mesa, preguntándose qué otro descalabro sutil podría causar como venganza.

Ella había aprendido que la naturaleza de un hombre podía ser rápidamente conocida a través de sus pertenencias , y que una vez que uno conocía la naturaleza de un hombre, era una cosa muy sencilla reconocer sus debilidades. Con Nicholas fuera de la casa se sentía libre para explorar. Quizás podía encontrar alguna pista de la las debilidades de su amo .
Empezó por su dormitorio. El arcón que guardaba su ropa estaba al pie de la gran cama . La mayor parte de sus ropas eran oscuras y francamente, solemnes y apropiadas para su trabajo de oficina. Las pocas camisas de lino blancas tenían débiles manchas de lo que podría o no haber sido sangre. Esa imagen la congeló, entonces llevó su mirada a los instrumentos colgados en la pared. Velozmente acomodó las prendas en el arcón , y dejó caer la tapa .

Unas media docena de lanzas de diversos tamaños estaban acomodada contra la esquina de la pared, y Desirée vio una pequeña caja de madera colocada detrás de ellas. Cuidadosamente Moviendo a un lado las lanzas, abrió la caja. Para su asombro, estaba llena hasta el borde con monedas de plata. Era un auténtico tesoro , y ella se preguntó por qué si él tenía tanta riqueza, vivía tan modestamente. Seguramente él podría tener una casa mucho mas majestuosa con ese dinero . Desirée podría haber sobrevivido durante varios años con semejante suma.
La tentación de tomar las monedas fue fuerte. Pero Nicholas no había mostrado la intención de azotarla por robar dos chelines, qué le haría si le robase su fortuna?
Ella se mordió el labio. Podría sacar unas pocas monedas de la caja cada día, disminuyendo el tesoro un penique a la vez. Pero algo le dijo que él era el tipo de hombre que controlaba cuidadosamente sus pertenencias . No la asombraría descubrir que él contaba sus monedas todas las noches.

No. Era un riesgo demasiado grande. Más adelante , tal vez , cuando ella hubiese terminado sus negocios en Canterburry y tuviese el plan de escapar, consideraría robarse el tesoro como un gesto de despedida.
Desirée cerró la tapa y guardó la caja detrás de las lanzas.

Sobre la mesa, al lado del peine , la navaja de afeitar y el tazón con jabón, había una botella con tinta, papel de pergamino, y una pluma. ¿Qué tendría que registrar un funcionario?
¿Las compras de metros de cuerda para colgar a los condenados ? ¿El pago de la lavandera para sacar la sangre de sus camisas ? ¿ Llevar la cuenta de gente matada ?

Desirée sabía leer y escribir, una habilidad no frecuente entre las mujeres.
La única razón por la que ella había aprendido era que Hubert había sido convencido que eso sería un beneficio. Él había logrado que un sacerdote le diese lecciones pues él no podía pagarle sus deudas de juego . Una vez que ella había aprendido a leer y escribir perfectamente , escribiría las falsas cartas de presentación que servirían para ganar acceso a mansiones ricas. Ella trabajaría como criada y días después la casa sería robada.
Sintiendo curiosidad, ella abrió otro arcón colocado al lado de la mesa y encontró docenas de rollos de pergamino atados con cintas de cuero. Ella desenrolló uno de los pergaminos.

Sus ojos se ensancharon mientras leía las palabras. Era una autorización para ejecutar una muerte, la muerte de un tal Walter Atte Redehulle. La firma de Nicholas estaba al pie , al lado de la del alguacil municipal y la del ejecutor. Con un estremecimiento , ella enrolló el pergamino y lo guardó de y miró el resto de los rollos en el baúl. Sin duda uno de ellos tenía el nombre de Hubert Kabayn .
Desirée cerró con un golpe la tapa del arcón.
Estudió atentamente la habitación , buscar otro punto que revelase las debilidades de Nicholas.
Había esperado encontrar algo más interesante, algo más incriminador entre sus posesiones. Quizás un libro favorito con imágenes erótica. O una colección de cartas de amor dirigidas a un amada perdida.
Pero salvo por las monedas de plata , él llevaba una vida bastante espartana. Nicholas Grimshaw aparentemente era un hombre frugal y ahorrativo.

Y eso, Desirée decidió con una sonrisa maliciosa, sería la clave para provocarlo. Nicholas no poseía ni la mitad de las cosas que Desirée necesitaría si iba a ser su cocinera y su criada.

Con la mente funcionando aceleradamente , ella se sentó en la mesa, tomó un pergamino, sumergió la pluma en la botella de tinta, y empezó a hacer una lista cosas necesarias, cosas bastante caras.
Velas de cera de abeja. Azafrán. Canela. Dientes de ajo. Azúcar. Buen vino español. Un delantal de tela lino. Un taburete bajo. Una mantequera . Lavanda para la perfumar la ropa.
Ella golpeó ligeramente la pluma en contra su labio. Por ahora era suficiente, ella supuso.
Tendría que gastar una buena parte de las moneda que él ahorraba en esa caja para comprar esos artículos.
Con un poco suerte, él decidiría que tener una criada era un lujo demasiado caro para su vida frugal .

Por largo tiempo, Desirée esperó que él regresase, deseaba ver la expresión de desagrado en su cara cuando leyese su lista. Pero después de varias horas, ella decidió que él debía haber ido a alguna una taberna a tomar cerveza. Una taberna o un burdel. A pesar de su cara guapa y su cuerpo atractivo , un hombre de su temible reputación probablemente tuviese que pagar para tener compañía femenina.

Pronto su entusiasmo se redujo progresivamente, y Snowflake empezó a hacer sus rondas de caza. En poco tiempo, mientras estaba sentada delante de las llamas cada veces más pequeñas, los párpados de Desirée comenzaron a caer pesadamente .

No estaba dispuesta a dormir en el banco duro de madera o en el piso de piedra. Había sido la decisión de Nicholas el estar de juerga hasta esas altas horas de la noche , entonces él tendría que buscarse un lugar para dormir. Quizás él ya estaba durmiendo entre las piernas de alguna prostituta . Desirée decidió que iba a hacer uso del catre . Eso también serviría para convencerlo del error de haberla convertido en su esclava.

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