viernes, 26 de septiembre de 2008

LA TRAMPOSA - CAPITULO 10

Capítulo 10


Desirée siguió con una mirada cargada de odio mientras él se dirigía hacia el barril de cerveza. ¡Estaba furiosa con él - Absolutamente furiosa! Detestaba al asesino de Hubert. Despreciaba la forma en que él convertía en un espectáculo un azotamiento. Y odiaba cómo él fingía ser compasivo cuando era obvio que no tenía un gramo de compasión en su alma.
¡Pero Maldición! Del mismo modo en que ella lo había insultado todo el camino de vuelta a la casa, en el momento en que él cayó sentado el banco - con sus hombros encorvados por el cansancio , su cabeza inclinada abajo, su frente fruncida - ella sintió que esa ira comenzaba a desvanecerse , reticentemente dando paso a la piedad.
A pesar de sus palabras enojadas, Desirée siempre había tenido una aptitud extraña para comprender lo peor y lo mas vil de la humanidad. Quizá era porque ella había vivido entre ladrones y había aprendido a perdonar los costados débiles y las fallas humanas. Ciertamente, midiéndose de acuerdo a estrictos estándares de moralidad, ella misma era parte de la marginalidad y de lo peor de la sociedad.

Debía ser trabajo miserable, la ocupación de él que lo llevaba a beber y a mentir acerca de la severidad de los castigos que propinaba para aliviar su conciencia sucia. Ella supuso si pasase sus días torturando gente en la cárcel , buscaría algún modo de sacar ese peso de su consciencia, el alcohol, por ejemplo.
Lo estudió mientras él se inclinaba sobre su cerveza. ¿Cómo podría continuar enojada con él, cuando él se mostraba tan irresistiblemente miserable y triste ?
Aun con los ojos oscurecidos y con las arrugas surcando su frente , Nicholas era guapo, de un modo patético . Ciertamente era una pena que fuese un funcionario. Si no fuese por su detestable profesión, él probablemente tendría muchas mujeres persiguiéndolo como abejas buscando cariño.
Y Tal vez él no sería tan melancólico.
Pero mientras su corazón se apiadaba de él, Desirée no pudo detener su mente calculadora. Ella se daba cuenta que podría manipular su culpa y obtener algo que quisiese. Como había aprendido de Hubert, uno tenía que velar por sus propios intereses, porque nadie más lo haría por uno.
Sintiendo que tendría mejor éxito con miel que con vinagre , Desirée esperó hasta que él estuviese por su cuarta jarra de cerveza, y luego llenó el plato con guiso de tocino y lo colocó en la mesa delante de él.
Todavía con la mirada fija en su jarra, él murmuró, “ Soy un funcionario, Desirée. Hago lo que tengo que hacer. Si no puedes ...”
“Lo Sé.”
Ella alzó a Copo de Nieve mientras él se chupaba las patas - no era una tarea fácil, ya que parecía haber ganado varios kilos en un día. Acunó a la bestia ronroneante en a sus brazos . Seguramente Nicholas no le gritaría ahora, no mientras mantenía alzada a su amada mascota.
“Nicky, ” ella se aventuró suavemente, luego se corrigió a sí misma. “Nicholas. Lo. . . Lo siento. No fui a la plaza a espiarte. No tenía idea que había un azotamiento hoy. Fui a comprar una pieza de tocino. Eso es todo. Pero. . . hay algo que me gustaría discutir con vos .”
Él inhaló profundamente y se quedó con la mirada fija en su cerveza.
Desirée empezó a caminar de acá para allá delante de él, rascando las orejas de Copo de Nieve . “Para que sepas, no he vivido en una casa decente por años. No estoy acostumbrado a estar encerrada entre cuatro paredes . Siempre he ido y venido a mi voluntad.”
No era exactamente verdadero. Ella usualmente había ido y venido a la voluntad de Hubert .
“Quizá Tengas razón , ” ella continuó. “Quizá Hubert te pidió que te ocupes de mi bienestar porque él. . . Él se preocupó por mí.” Ella fingió secar una lágrima con el borde de su pulgar. “Pero estoy segura que él no quería que yo fuese encerrada como una esclava.”
“¿Una esclava?” Nicholas frunció el ceño .
Ella sacudió la cabeza tristemente. “ No puedo estar atada con cadenas a la chimenea.”
Sus ojos se cerraron. Evidentemente no había despertado la lástima de Nicholas con su discurso. Pero por lo menos la escuchaba. “¿Qué es lo que quieres?”

Ella le dio a Copo de Nieve una la última caricia, luego lo bajó al piso. “Quiero salir. Quiero ir al pueblo. Puedo hacer las compras.” Ella se sentó en frente de él y continuó entusiásticamente. “Seguramente después de un día largo de. . .” ¿ flagelar ladrones ? ¿Torturar prisioneros? ¿ Extraer confesiones a la fuerza ? “ ... un día largo de trabajo, ” ella decidió, “ lo último que quieres es ir a hacer las compras.”
Ella podía ver la mueca pensativa de su boca que él consideraba su oferta.
“Puedo ir mientras estás fuera, ” ella dijo, “ mantener que las alacenas abastecidas, enterarme de los últimos chismes, respirar un poco de aire fresco ...”
“¿Jugar unos pocos juegos de azar?” Él revolvió el guiso en su plato .
Ella frunció el ceño. “¡ Claro que no!”
En verdad, la idea se le había ocurrido brevemente. Podía hacer el doble de su salario de criada en unas pocas horas de dados . Pero presenciar el azotamiento del ladrón bajo el látigo de Nicholas ese día la había convencido de retirarse y llevar una vida honesta por algún tiempo.
Él jugó con la cerveza en su jarra. “¿Cómo sé que no tomarás mi monedas y dejarás Canterbury?”
Ella se encogió de hombros. “ Tendrás que confiar en mí.”
Él se rió sin ganas. “Un montón de hombres han cometido ese error, lo apostaría .”
Él tenía razón . Pero , ella le frunció el ceño.
“Muy bien, entonces, ” ella declaró, “Haz que valga la pena que yo regrese a esta casa.”
Él se detuvo a mitad del trago , observándola sobre el borde de la jarra. “¿ Valer la pena ? ¿Qué tienes en mente?”

Lo que tenía en mente Desirée se voló de su cabeza cuándo la mirada masculina se deslizó hacia abajo, recorriendo sus labios, su garganta, su pecho con una especulación sutil.
Debería abofetearlo y arrancarle los ojos. Desirée nunca había sufrido la lascivia de los sátiros. A menos , claro , que hubiese ganancia por hacerlo .
Pero la atención intensa de Nicholas causó una respuesta completamente diferente en ella. Su respiración quedó contenida , su piel ardía donde su mirada se detenía, y repentinamente el aire se volvió inquietantemente caliente.
En silencio , él tomó el contenido su jarra, pasando su pulgar lentamente sobre labio. Ella se preguntó cómo sería ser rozada por su labio.

Luego ella sacudió la cabeza . ¡Dios Santo ! ¿Qué estaba mal en ella? ¿Estaba loca ? Ese era el hombre que había colgado a Hubert. Un hombre que azotaba personas para ganarse la vida y ostentado su poder delante de masas sedientas de sangre.
No tenía importancia que él tuviese un rostro atractivo.
Y los ojos tristes.
Y el cabello revuelto.
Y el cuerpo de un dios.
Azorada y enojada con ella misma , Desirée le arrebató la jarra de la mano y marchó hacia el barril para llenarla.
Cuando ella regresó con la jarra llena hasta arriba, ya había recobrado la mayor parte de su compostura. Era el momento para la verdadera negociación . Ella podía despreciar lo que Nicholas Grimshaw hacía para ganarse la vida, pero tenía sus ventajas.
“Hay algo que hará que valga la pena que yo regrese aquí.” Ella tomó una respiración profunda. “Me gustaría tener tu asistencia con mi investigación.”
Sus ojos se arrugaron . Era obvio que eso no era lo que él tenía en mente.

“¿Tu investigación?” Él tomó la jarra de las manos de ella. “¿Qué investigación?”
“La del asesinato en la mansión Torteval . Hubert no lo hizo. Sé que él no hizo. Tengo intención de encontrar a quien lo hizo.”
“Ah... ” Su tono predeciblemente era contemporizador. “¿Y qué quieres de mí?”
“Quiero que me ayudes a interrogar a los testigos.”
“Por ayuda, quieres decir . . .”
Ella evitó sus ojos, pasando un dedo a lo largo del borde de la mesa. “Obligarlos a hablar. Persuadirlo a ...”
“¿ Quieres decir tortura los?”
Ella se encogió de hombros. “Si fuera necesario.”

Él inhaló profundamente , luego sopló una cucharada de guiso. Tomó un bocado, y luego inclinó la cabeza. “Esto está bueno.”
Ella se mordió los labios con impaciencia. Por supuesto que estaba bueno . Ella sabía cocinar. Había sido solamente la maldad lo que la Había hecho quemar la primera cena. “¿ Me ayudarás?”
Él colocó la cuchara en la plato. “Pierdes tu tiempo.”
“Es mío y lo desaprovecho si quiero.”
“Según la ley, un hombre ya ha sido ahorcado por ese delito. La justicia ha sido hecha.”
“Justicia ! ” ella exclamó más vehementemente de que lo que pretendía. No sería bueno para su causa entrar en una discusión con Nicholas. Ella obligó a su voz a calmarse. “Sólo deseo descubrir la verdad para que el alma de Hubert descanse en paz.”
Pero él no era engañado fácilmente . “¿Y quizás cobrarte una venganza personal?”
Ella no sabía qué contestarle. Sería muy difícil convencerlo que no buscaba venganza, especialmente porque ese primer día ella había venido a la casa de Nicholas con una daga en la mano.
Él se rió ahogadamente.
Fastidiada, ella le volvió la espalda y se marchó, tentada a echar el resto de su guiso sobre su cabeza.
Con su boca medio llena, él dijo, “ Haré un buen trato con vos .”
Fortaleciéndose , ella lo enfrentó otra vez.
Él señaló su plato . “ Si Haces cena así de deliciosa todas las noches, si te mantienes lejos de mi trabajo, y dejas de llamarme Nicky, yo cuestionaré a tus testigos.”
A Nicholas no estaba muy preocupado por mantener su parte del trato.
Desirée no tenía autoridad para citar testigos. Y era improbable que ella encontrase a alguien lo suficientemente temerario como para seguirla hasta la casa del funcionario . Si ella se apareciese en las puertas de La mansión Torteval , entonces Lady Philomena simplemente la echaría con una patada.
Pero él no estaba dispuesto e decirle eso a ella . No si eso significaba contar con su cooperación a cambio de una promesa inofensiva.
“ Es un trato, ” Ella aceptó .

Ante el modo en que sus ojos se iluminaron, Nicholas no pudo evitar darle a la muchacha una media sonrisa .
Era una cosa extraña, pero a pesar de la vajilla rota, la cena quemada, la ropa arruinada, el tocino desperdiciado, y el descalabro general que ella seguía causando, el regreso a la casa y ver a Desirée de alguna manera parecía ser el momento mas feliz en los días poco prometedores del funcionario .
Nunca antes se había dado cuenta cuan triste era su existencia . Quizá se debía a todos esos años con su corazón blindado y los años de ahogar su dolor en la bebida. Pero ahora que él compartía su casa con una mujer bella que le hacía frente como una igual , en vez de huir despavorida o despreciarlo abiertamente , algo dentro de él se suavizaba. Nicholas comenzó a pensar que podría extrañar a la muchacha cuando ella se fuera.
Respecto a la lujuria que lo había dominado cuando observó los labios invitantes de Desirée , sus pechos llenos y sus caderas cimbreantes, él trató de no prestarle mucha atención . Esa lujuria sólo serviría para frustrarlo. No podía recordar la última vez en que se había acostado con una mujer, y sería una tontería imaginar que eso podría ocurrir dentro de poco, o por lo menos no mientras el fuese un funcionario de Kent.
Nicholas terminó el guiso, luego dejó que Azrael se trepase a su regazo, acariciando al gato sobrealimentado mientras Desirée limpiaba la cocina.

Pronto, entre tantas cervezas que había consumido, el placer de un gato ronroneante en su regazo, su apetito saciado, el crepitar suave del fuego, y la comodidad extrañamente tranquilizadora de una mujer habitando la casa , una oleada de satisfacción descendió sobre Nicholas . Tanto se relajó que sus párpados se fueron cerrando , y gradualmente se quedó dormido.
La siguiente cosa que supo, era que Desirée estaba de pie a su lado, empujándolo para despertarlo.
El recuerdo de su primer encuentro pasó como un relámpago por su mente obnubilada , y instintivamente Nicholas agarró su muñeca.
“Nicholas ! ” ella lo regañó, tratando de soltarse.

Él parpadeó sus ojos. Esta vez, ella no esgrimía una daga. Pero se sintió asombrado por haber bajado su guardia tan inocentemente. Debía haber estado muy relajado ciertamente.
Él la soltó. “Lo siento.”
Ella chasqueó su lengua. “ Deberías meterte en la cama.”
Él inclinó la cabeza. Luego sonrió. Usualmente era Azrael quien lo fastidiaba para irse a la cama cuando él se quedaba dormido en el banco.
Con somnolencia, él murmuró, “ Quieres dormir al pie de mi colchón ?”
“Claro que no ¡ .” , ella respondió.
Su sonrisa abierta se amplió. “ Le hablaba al gato.”
“Oh! .” Ella sacó a Azrael de su regazo para que Nicholas pudiera ponerse de pie. “¿Piensas que es buena idea dormir con él? Él parece el tipo de mascota que se robar la manta.”
“¿Azrael? No, no se atrevería.”
Ella le dio una mirada astuta, acunando a la bestia contra su pecho. “ Le hablaba al gato.”, ella respondió


Cuando Nicholas se despertó al siguiente amanecer, y se quedó en la cama por largo tiempo, clavando los ojos en el cielo raso. Azrael dormía dichosamente a sus pies . Pero Nicholas estaba inquieto.
Hoy era sábado.
Nicholas nunca se había sentido muy cómodo en la iglesia. Sabía que la última cosa que las personas de Canterbury querrían ver era a un funcionario del condado de Kent apareciendo en el santuario. Pero era parte de su función observar que se cumpliese la asistencia obligatoria a la iglesia .
Lo que los fieles no sospechaban era que Nicholas no estaba interesado en sancionar ese tipo de pecado. Después de todo, si un hombre iba o no iba a la iglesia no le hacía daño para a nadie salvo a sí mismo. Nicholas prefería reservar sus poderes para delitos mucho mas serios.
Se preguntó qué pensarían las personas de Canterbury si el controlador de la asistencia obligatoria a la iglesia no asistiese a la misa ese sábado. Nicholas suspiró, arrojando hacia atrás la manta. era lo que se preguntaba cada sábado.

Desirée probablemente ya estaba levantada y preparándose para ir a misa, la cara, peinándose, alisando las arrugas de su capa . Nadie miraría a la joven y preciosa Desirée con miedo o desdén, incluso si esa muchacha malvada arrebataba monedas de sus bolsillos mientras decían sus plegarias.

Atándose el cordón de su ropa interior y poniéndose una camisa de lino limpia, Nicholas caminó lentamente hacia el cuarto contiguo para encontrar a una Desirée todavía somnoliento cerca del fuego . El aire estaba frío, y él se sintió tentado de alimentar el fuego, pero no tenía el corazón para despertar a la muchacha.
Sin querer hacer ningún ruido que pudiese perturbarla , él trató de ir furtivamente de vuelta a su dormitorio. Pero Azrael pasó como un relámpago delante él, y aunque Nicholas casi lo agarró , la bestia se escabulló entre sus dedos y se dirigió directamente a la bella durmiente.
Mientras Nicholas maldecía al gato entre dientes , Azrael se rozó contra la muchacha pacíficamente dormida, despertándola cuando rozó su cara.
Nicholas se sobresaltó mientras ella despertaba a la conciencia.
Desirée inmediatamente pareció perdonarle al gato su transgresión , acariciándolo cariñosamente. “Buen día , Copo de Nieve .” Su voz sonó con una ronquera cautivante , y ella miró al gato con un ojo abierto.
Nicholas se aclaró su garganta para anunciar su presencia.
Ella parpadeó, abriendo su segundo ojo, luego se levantó sobre un codo. ““¿Qué está mal ?”
“¿Mal ? Nada está mal.” Él caminó hacia la chimenea para remover las cenizas y alimentar el fuego.
Desirée se enderezó con un bostezo, friccionándose los ojos para sacarse el sueño. “ Te levantas temprano.”
“Es Sábado.”

* * *
Sábado. Mierda. Desirée sintió un nudo temor formarse en su estomago .
No había asistido a un servicio en la iglesia desde que sus padres la habían vendido a Hubert. La última cosa que un par de ladrones pecadores quería hacer era poner un pie en un santuario , donde Dios se sentiría muy tentado de golpearlos con un rayo.

No lamentaba haberse perdido las Misas de todos esos años. Desirée sabía lo que era. Sabía que no había lugar para ella entre los penitentes. Después de todo, ella no lamentaba nada de lo que hacía. Era su vida. Creía que era culpa de un hombre si él permitía que le robasen dinero.
Y no era que ella fuese atea. Desirée creía en cielo y el infierno, y esperaba reunirse con Hubert en este último. Pero no necesitaba de un sacerdote para recordarle eso una vez por semana , ya sabía que no tenía ningún lugar entre los ángeles.

La única concesión que ella y Hubert siempre habían hecho era nunca robar en un día de precepto. Era un sacrificio admirable de su parte. Considerando las multitudes y los bolsillos llenos de monedas que se reunían en las iglesias cada sábado. Hubiera sido una ganancia fácil. Pero ella había resistido el deseo, y ese pequeño gesto había sido la suma total de su sacrificio para El Señor.
Mierda .
No quería ir a misa, especialmente no en esa catedral imponente que dominaba la ciudad de Canterbury. Además, había pasado tanto tiempo , que dudaba poder recordar el latín.
“ San Mildred es la iglesia más cercana, ” Nicholas dijo, añadiendo un leño nuevo al fuego , “ aunque si nunca has visto la catedral, es algo que vale la pena.”
Ella se mordió los labios. “Realmente. . . No me siento bien.”
Él le lanzó una mirada sorprendida. “¿ Si ?”
Ella inclinó la cabeza débilmente, presionando dedos contra sus sienes, reforzando su actuación con un gemido suave. Ella se tiró hacia atrás sobre sus codos. “Pienso que es mejor que permanezca en cama.”
Su frente se frunció ligeramente, como si él dudase. “’¿ Es tan serio?” Podía ser su imaginación, pero ella casi juraría que había un dejo de diversión en los ojos de Nicholas.

“Hummm. ” Ella trató de parecer lo mas miserable posible. “Quizás, ” ella sugirió, mirándolo por bajo de sus párpados semi cerrados , “ Me harías el favor de rezar por mí en la iglesia? .”
“Si, estás tan mal. . .”
Ella tosió levemente.
“ Tal vez debería quedarme en la casa para ver que recuperes la salud.”
“Oh. ” Desirée no había contado con eso. “Oh, no, no podría pedirte eso . Es sólo una. . . Una dolencia pasajera, estoy segura. Ve a misa sin mí. Yo estaré bien.”
“Tonterías. Le prometí a Hubert que cuidaría de vos. Y es lo que tengo intención de hacer.”
Ella abrió la boca para protestar pero podía pensar en nada para rebatir su punto de vista. Él la había atrapado en su propia trampa. Ahora, en lugar de jugar a ser una penitente con el sacerdote, tendría que jugar a ser una inválida para Nicholas.
Ella se acostó y tosió.