viernes, 5 de septiembre de 2008

EL HIGHLANDER SILENCIOSO - CAPITULO 16

CAPITULO 16


Mairi deslizó su dedos por sus cabellos dorados y saboreó el gusto de la boca de Rob y disfrutó la presión de su cuerpo rozando el suyo.
El murmullo del agua corriendo entre las piedras y o los gritos de un pájaro a la distancia , nunca serían oídos Rob, ella reflexionó con tristeza. Así como las palabras que ella pudiese pronunciar en el frenesí de la pasión. Pensar eso aumentó el fervor de su beso, poniendo en él todo lo que sentía.
Por un breve interludio, Mairi se abandonó a esa pasión , confiando en que Rob se entregaría al deseo también. No quería que él se detuviese.
El la soltó, sus bocas todavía estaban muy cerca , sus manos fuertes estaban sobre ella, como si quisiese calmar cualquier arrebato que hubiese despertado en Mairi.
- Será preciso mucho más que eso para detenerme - ella murmuró, más para sí misma que para su marido .
Rob levantó a cabeza, tal vez sintiendo la respiración de Mairi rozarle la oreja.
- Qué ? - él preguntó sonriendo. Mairi decidió ser directa.
- Te quiero - ella susurró, pronunciando claramente cada palabra, como si fuese una cuestión de vida o muerte.
- Yo sé - él respondió , los ojos grises llenos de un intenso deseo y plena comprensión . Rob apartó una mecha que caía sobre la frente de Mairi, con un gesto delicado, y se rió .
- Un beso no me basta - respondió Mairi insatisfecha. Se apartó y se sentó de espaldas a él. Sabía muy bien que él estaba excitado y que luchaba, con todas sus fuerzas, para no mirar ese punto de su cuerpo que lo denunciaba. Sería tan simple resolver toda esa incomodidad . La de él y la de ella.
Ahora no, Mairi se recordó a sí misma. Rob estaba impaciente por llegar a su casa. Y, con certeza, ansioso de acostarse con ella, no había nada de que preocuparse .
Si , por lo menos , pudiese deshacerse de la insatisfacción que sentía podría encontrarle alguna gracia a ese episodio, como Rob parecía encontrarle . Esa insatisfacción la enojaba. Tal vez fuese mejor reír que llorar como tenía ganas de hacer.
Después de todo , estaban allí, parados a la orilla de un riacho, a plena luz del día, bien visibles desde el puente y cualquiera que pasase podría verlos. No, no eran las circunstancias apropiadas.
Mairi maldijo sus manos temblorosas. Acomodó su trenza deshecha debajo de la redecilla de y forzó una sonrisa , antes de darse vuelta. Rob ya estaba de pie y le extendía la mano para ayudarla a levantarse.
- Eres una dulzura - dijo Rob, con una sonrisa juguetona .
- Y vos sos cruel - ella retrucó, frunciendo la frente. Raras veces ella le había oído esa risa plena , sonora y profunda como su voz , y espontanea como la de un niño . Y contagiosa, también.
Fue imposible no reírse con él y de sí misma, por sus pensamientos y sus actos tan atrevidos e impropios para una dama . Y de él, también, simplemente porque Rob estaba visiblemente excitado, y todavía lograba reírse de ese hecho.
Todavía riéndose, él la condujo hasta el caballo y la levantó , colocándola en la silla. Cuando la vio sentada, le dio un palmadita en el muslo, acariciándola suavemente.
- Oh, mi Rob, Dios te bendiga, eres una persona tan alegre.
El le entregó las riendas y cerró sus dedos sobre los de ella.
- Mi fogosa Mairi - Rob respondió , con una mirada sugestiva.
Ela no estuvo segura de si le había gustado ese comentario! Fogosa no era una palabra que ella usaría para describirse a sí misma en el pasado , pero , tenía que reconocer, que era bastante apropiada respecto a lo que sentía por Rob.
Varias veces, hasta ese momento, los dos se habían aproximado a una mayor intimidad y luego habían retrocedido . Pero ella le pondría un fin a ese juego. Si él la besase nuevamente , a menos que estuviesen delante de gente , ella tenía toda intención y determinación de seguir adelante hasta la consumación!
Estás avisado, mi querido lord Robbie, ella pensó. Las imágenes que se formaron en su mente, de lo que podría suceder si él no obedeciese su silenciosa advertencia, la hizo sonreír durante todo el camino hasta Baincroft.
Cuanto más cerca llegaban, más Rob apresuraba el ritmo de la marcha de los caballos. Pronto, el castillo surgió delante de ellos.
- Es muy lindo! - ella exclamó. Pronto, se dio cuenta que los ojos de su marido no estaban en ella. Ella avanzó y se puso a cabalgar a su lado, repitiéndole lo que había dicho . Necesitaba tener eso en cuenta , Mairi se reprendió a sí misma . Rob necesitaba leer las palabras en sus labios.

- Si - respondió Rob, sus ojos grises brillaron con emoción , agradeciéndole. Rogaba para que Mairi sintiese lo mismo que él. - Un bello hogar.

Alys había alertado Mairi que no esperase que Baincroft fuese igual al castillo de Trouville. Y no lo era. Por lo menos , no en tamaño, este castillo parecía ser la mitad del de los padres de Rob, aunque era mayor que el de Craigmuir.
Muy diferente a la fortaleza en las Highlands y de sus murallas macizas, este castillo parecía mucho mas limpio y cuidado que las fortalezas de sus tierras.
Su padre nunca le había dado mucha importancia a la apariencia del castillo , sólo a las defensas. Pero Baincroft ciertamente era un lugar más pacífico que su hogar en las Highlands .
Un cambio justo , reconoció Mairi. La agreste magnificencia de la tierra de donde ella había sido arrancada a cambio de la paz y la belleza de este lugar resplandeciente.
Ella oyó la trompeta de bienvenida sonar, allá arriba , en la torre de vigilancia. Luego cuando se aproximaron a los portones, se oyó un silbido agudo, muy parecido a aquel que los había saludado cuando habían llegado a Trouville.
Rob inmediatamente miró hacia arriba y saludó con la mano , sonriéndole al hombre de pie en la muralla. Este, sin embargo, no sonrió en respuesta, pareciendo enojado de verlos allí.
Los portones ya se abrían, y Rob avanzó , abriendo camino. El patio hervía de actividad . Pero repentinamente esa plena actividad cesó, y toda la gente allí parecieron congelarse , ante la vista de su lord.
O quizás era a ella a quien le lanzaban esas miradas preocupadas. Algunos intercambiaron gestos y señas, otros murmuraban entre sí.
Mairi notó que Rob se congelaba también , lo vio en la postura tensa de sus hombros y por sus nudillos que se pusieron blancos de tanto apretar las riendas . Con un saludo breve a aquellos que aparecían en su camino a medida que avanzaban, él continuó cabalgando hasta llegar a los escalones de madera del castillo.
Un hombre delgado y atractivo, de cabellos negros, los esperaba en lo alto de la escalera. Mairi reconoció a sir Thomas apoyado en un bastón , el caballero que había ido a Craigmuir para arreglar su casamiento con Rob.
Entonces, él debía haberse lastimado, decidió Mairi. Eso explicaba por qué no había vuelto a Craigmuir para ayudar Rob, como debería haber hecho . Verlo allí era un grande alivio . Afortunadamente , era obvio que a pesar de su herida él podía realizar sus tareas como administrador de Rob.
Mairi le sonrió al caballero, quien se limitó a morderse el labio y mirar a su marido, con una expresión preocupada.
Los vasallos tenían miedo de Rob? Su llegada los asustaba ? Andy, el rubio había parecido querer mucho a Rob y temerlo tan poco que algunas veces comportaba de manera impertinente. Mairi se sintió afligida porque pudiese existir un lado oscuro en MacBain que ella todavía no conociese . Rob desmontó y fue a ayudarla a bajar. Con una de sus manos en su cintura, él la condujo hacia arriba , por los escalones, mientras los criados corrían y comenzaban a retirar el equipaje de los caballos. A medio camino, sir Thomas se puso a gesticular frenéticamente. Mairi decidió que Rob había hecho alguna pregunta con las manos, que ella no había podido ver, pues su marido soltó un insulto . En seguida dijo :
- Conoces a Thomas, verdad ? - él le preguntó a ella, cuando se aproximaron al caballero, dejando en evidencia su impaciencia para hacer las presentaciones.
- Si - respondió Mairi. - Es un placer volver a verlo .
El caballero se inclinó como pudo , en una reverencia, equilibrándose en su bastón .
- Sea bienvenida, mi lady .
Rob apenas le dio tiempo para enderezarse, pasando al lado del hombre y entrando por la puerta. En el instante en que llegaron al gran salón, inmediatamente condujo a su esposa en dirección a la escalera . Y estaba tan apresurado que casi la arrastraba.
Una extraña sensación dominó a Mairi. Toda esa urgencia no era porque Rob estuviese impulsado por la necesidad imperiosa de estar a solas con ella. Su intuición femenina le decía que él quería esconderla, sacarla fuera del camino...cuanto antes .
Algo muy extraño estaba sucediendo allí. O a punto de suceder. Algo que todos sabían, menos ella.

- Ah, entonces, era verdad ! - se oyó un grito desaforado. Una voz aguda llamó la atención de Mairi en lo alto de la escalera .
Una joven de cabellos negros, con las manos en las caderas , estaba en pie, en lo alto de la escalera . Parecía tener la misma edad que Mairi. Era baja, de una belleza delicada y vestía un traje deslumbrante de lino bordado. Y estaba absolutamente furiosa.
Rob se paró en seco , bufando, y levantó sus ojos al cielo. Insultó tan bajo que sólo Mairi pudo oírlo.
De repente, las manos de la joven realizaron movimientos extraños, como si estuviese lanzándoles una virulenta maldición a los dos, y Mairi fascinada no logró desviar sus ojos,.
Entonces, repentinamente la joven descendió los escalones, se aproximó a Rob y lo abofeteó violentamente en la cara . El golpe hizo eco en las paredes del castillo , acompañado por los jadeos horrorizados de los criados que presenciaban la escena.
Rob soportó el golpe sin vacilar, y no dio respuesta, no hubo palabras, acciones o expresiones. Mairi consideró que él estaba en estado de shock.
Ella, con certeza, lo estaba. Cualquier persona, hombre o mujer, que alguna vez hubiese insultado a su padre de ese modo, con semejante furia, sin duda hubiera sido decapitado en cuestión de horas .
Entonces, la joven enfurecida pasó por al lado ellos, descendió la escalera , cruzó el salón y salió por la puerta abierta. Rob se enderezó y giró su cabeza, observándola. Fue el único movimiento que hizo.
- Qué diablos es esto ? - preguntó Mairi horrorizada.
Rob no respondió . Su boca, normalmente tan expresiva, se había transformado en una línea dura. Un músculo latía en su mandíbula. En su mejilla izquierda había una mancha rojiza donde los dedos de la muchacha habían quedado marcados .
Los criados, en el salón, todavía jadeaban, sus ojos fijos en la puerta por donde la mujer había salido y luego dirigidos a Rob. Todos, como Mairi, esperaban una reacción . Tenía que haber alguna reacción .
Rob continuó de pie , en silencio, por algún tiempo.
Luego , como si nada hubiese sucedido, se volvió y descendió la escalera , cruzando el salón para ir al encuentro de sir Thomas. El caballero se movía torpemente, pareciendo vencido por el dolor .
- Ella se fue - él anunció.
- A dónde? - preguntó Rob.
Sir Thomas sacudió la cabeza y se encogió de hombros .- Partió a caballo - dijo, vacilando apenas un instante antes de agregar: - En su caballo.
De nuevo, un músculo de la mandíbula latió cuando Rob apretó los dientes . Le siguió un momento de silencio tenso.
Esa mujer había insultado a su lord, causándole una situación de extrema humillación y vergüenza delante de sus vasallos y criados , y le había robado su un valioso garañón. Mairi sintió miedo. Temía oír cual sería el castigo a ser aplicado , aunque ese castigo obviamente fuese merecido por ese acto de indudable idiotez.
- Muéstrale Baincroft a Mairi - ordenó Rob, secamente, lanzándole a sir Thomas una mirada que prometía una retribución severa, la cual no podía ser llevada a cabo de inmediato.
Esa expresión la asustó , pues Mairi jamas había visto una expresión de tanta furia en su marido , a no ser durante la batalla en Craigmuir, y, más tarde, cuando ella había sido atacada.
Aun estando atemorizada, ella tenía que hacer la pregunta que la corroía internamente . Tirando su manga, para llamar su atención, ella lo miró a la cara .
- Vas a ir detrás de ella?
- No. - él la sujetó por el hombro y , luego , deslizó su mano por su brazo, en un contacto suave que descendió hasta tocarle los dedos.
- Ve con Thomas, querida . - Rob intentó sonreír , pero fue sólo mal intento . - Por favor,
Mairi asintió, sin ganas de apartarse de él en ese momento, dadas las circunstancias. Rob tenía buenos motivos para estar enojado, ella admitió , aunque le preocupaba verlo así. Pero no había nada que ella pudiese hacer para ayudarlo a resolver ese problema.
Si Mairi conocía un poco o marido, su buen humor pronto retornaría, él no parecía ser una persona de alimentar odio o guardar rencor . Para el propio bien de esa mujer, Mairi esperó que estuviese acertada .
Sir Thomas le ofreció el brazo, y Mairi lo aceptó . Esa formalidad parecía ridícula, ya que él necesitaba esa mano para apoyarse en un segundo bastón que le habían acercado .
El pobre hombre parecía al borde de un colapso nervioso , debido a los actos de esa mujer demente o debido al dolor en su pierna lastimada. Rob ya los había dejado.
- Qué le sucedió en la pierna ? - ella preguntó .
- Me Caí y me quebré a pierna, ya hace quince días - él murmuró, intentando poner una sonrisa en su rostro desencajado .
- Entonces debería estar en la cama . O sentado, con la pierna debidamente levantada.
Mairi esperaba, con eso , ganarse la confianza del caballero y enterarse de la verdadera historia de lo que estaba sucediendo .
- No se preocupe, Mi lady - él murmuró, mientras caminaban en dirección al fondo del salón.
- Permítame presentarle a la señora Morgan. Ella la va a acompañarla en una recorrida por los aposentos de la torre y a acomodarla en el cuarto del lord. Es difícil para mí subir la escalera .
- Estoy segura de que lord MacBain no tuvo intención de ordenarle que subiese la escalera para acompañarme .
- No se equivoque, Mi lady . Rob puede querer quebrarme la otra pierna y arrancarme la cabeza en cualquier momento !
Creo que trata a su lord de una manera excesivamente íntima e impertinente , caballero- ella lo reprendió.
Todos los vasallos trataban a Rob con semejante falta de respeto? Incluso Andy se había referido a él con excesiva intimidad. Llamar a un lord por su nombre, sin el título, era cosa que nunca había oído e incluso ella se rehusaba a tratarlo así. Salvo en la intimidad, por supuesto . Pero el trato de los vasallos y criados no le parecía apropiado.
Los problemas allí debían ser peores de lo que había sospechado. Si , Rob necesitaría de su ayuda para poner las cosas en orden en ese castillo .
- Mis sinceras disculpas - murmuró Thomas, claramente ofendido con el comentario. - Rob y yo crecimos juntos y, a veces , olvido cual es mi posición. No soy mas que un humilde administrador, después de todo , y probablemente ni eso seré después del día de hoy.
- Me gustaría que … me contase qué está pasando, sir Thomas. El personal estaba temblando de miedo, como si nuestra llegada fuese una pesadilla. Esa mujer demente que atacó mi marido tiene algo que ver con todo eso ?
- Obviamente - él admitió , con un suspiro de resignación. - Sin embargo, no estoy autorizado a hablar de eso.
Mairi consideró su respuesta y llegó a la conclusión que la muchacha debía ser la amante de Rob.
- Bien, ella no es una pariente, puedo deducir eso . Tampoco es una simple criada, a juzgar por su atrevimiento .
La expresión agónica del caballero se hizo todavía más patética . Él abrió la boca para hablar, pero la cerró en seguida. Luego , pareció reunir coraje y murmuró:
- No debo hablar sobre ella, Mi lady . Ella no es problema suyo.
- No importa. Creo que ya me dijo lo suficiente. Qué otra razón podría haber para que su marido le ordenase al personal que no hablase sobre esa mujer. A menos que ella fuese ... su concubina?
Rob no había sido el único en sufrir la mirada de odio de esa mujer. Como esposa, de alguna forma , Mairi era , en parte, destinataria de ese ataque. La llegada de la legítima lady a Baincroft difícilmente provocaría ese tipo de retirada a alguien que no fuese la amante del lord.